ALDOUS HUXLEY
Anunció un tiempo terrible
sin demasiadas ternezas y pasó a los neoinquisidores la mano por el lomo.
Aldous Huxley habló para toda una época anunciando la posibilidad de un mundo
irredento de listas negras y de nuevos propaladores de consignas y palabras al
oído con planchas masónicas sin tolerar el sarcasmo y convirtiendo en un delito
la alegría de vivir. Un tiempo en el cual la ironía estaría penalizada por
multas por los grandes sacerdotes del Pensamiento unilateral y los encomenderos
de la persecución y la tortura utilizando fórmulas de escritores de confianza,
sus rapsodas, sus pregoneros, sus políticos. ¿No estará pasando eso en lo que
antes era la vieja Yugoslavia – esto se publicó en el diario de burgos el 5 de
noviembre de 1994? Aldous Huxley cien años cumple y no sabemos si era apocalíptico.
Mucha verdad en sus escritos. Dan que pensar.
Puede ser que sus efemérides harto incomoda y
picajosa para los que andan pregonando el fin de la utopía resulte irreverente
y piensen suprimirla porque asistimos a una especie de misa negra en la cual se
quiere ofrendar en holocausto a la inteligencia; esta ceremonia no es sino un
vestigio de las viejas hordalías medievales y de la quema de libros en la plaza
pública.
Se trata de borrar la memoria de rescribir la
historia. Inane ejercicio porque de los palimpsestos vuelve a surgir la letra
erradicada, el nombre incomodo, el Nombre de la Rosa. El nombre de Aldous
Huxley Londres 1894–California 1963 es tan incomodo como el de Orwell del que
1984 pues provocó muchas vestiduras desgarradas entre los panegiristas de Reagan
y de la Thatcher. Con su ironía arde
Huxley al igual que Eric Blair el nombre real de Orwell, en resonancia profética,
denunciaron los abusos de una sociedad superdeficiente bajo la vigilancia del
Supercofrade con grandes autopistas de
la información yendo y viniendo donde la opinión es tabú y casi no se
puede pensar por cuenta propia, en que surgirían los grandes trusts
periodísticos como meollos de la cuestión, una especie de juzgados de la verdad
y oficinas de la noticia donde se gestiona lo que ha de conocerse. Este sí.
Este no. Quid libet et illibet. La sutil manipulación de
la cosa. Estos reinos de taifas se encuentran regidos por autenticos midas de
la comunicación muy arrogantes que supervisan las ideas y las conciencias y
cobran el barato del miedo. En Francia empezó a surgir un nuevo individuo le
penseur en congé, el periodista sin periódico. Vino uno y nos echó a todos.
Empezó la gran desbandada, la operación de dispersión y de manipulación. El
gentleman británico una voz valiente que denunciara el caos, frágil de salud y
medio cegato, tuvo una visión de lince de lo que avendría en el futuro. Como
padre de la novela utópica científica. Un mundo feliz no era más que un sarcasmo,
pero hubo bastantes críticos que se tomaron la obra en serio. Empezar a ser
como si el pasado no existiese y por supuesto el futuro tampoco existiría.
Aldabonazo a la memoria. Cien años después de su nacimiento la obra de este
gran autor inglés apocalíptico es un toque de advertencia a todos aquellos que
tratan de suprimir la memoria. La generación espontanea no se da en la
naturaleza. Tampoco hay el borrón y cuenta nueva a la totalidad. Huxley intuyó
la que se avecinaba con más de un siglo de adelanto. Las libertades
cibernéticas podrían sumir al genero humano en la mayor de las tiranías. Los poderosos
utilizan “su libertad” para conculcar la Libertad y esa Libertad pertenece a
los otros, aunque ellos no las respetan. Tendríamos, en consecuencia, bloqueos
económicos, chantajes, invasiones. Guerras locales.
La comunicación instantánea por defecto traería
la incomunicabilidad pavorosa del ser humano. Y entre los individuos, las
familias las naciones. Tiempo de tinieblas. El regreso al buen salvaje y al
emilio roussoniano supondría la aniquilación de dos milenios de cristianismo y
todavía estaba por llegar don cesar Vidal el pseudo que oculta su fe y acude a las
manifestaciones con un sombrero de rabino. El hombre un lobo para el hombre.
Prevalecería la fuerza bruta. Aquí nada de ideas. Regresamos a la selva urbana
haciendo tabla rasa de todas las conquistas sociales en aras de un supuesto liberalismo
económico fomentando la fraternidad universal. Los negros llegarían a Berlín
con un cartel en la solapa en cuyo letrero ponía Europa el paraíso. Y estaba
por anunciarse la gran invasión de almadías pateras y cayucos sobre nuestros
linderos. Uno me dijo en las Siete Chimeneas; vendrán a morirse a nuestra
puerta y aquel colega del gabinete de prensa tuvo una inflamación profética de
la categoría de Huxley. La ley de la pirámide invertida el mundo patas arriba y
la verdad boca abajo. Este peligroso juego de borrar la memoria dio pábulo al
origen del superhombre nieztschianiniano. Critican a los nazis pero estos
zionistas mucho se parecen a ellos. Son hijos de la gran Z. Se está creando un
nuevo lumpen que es joven y urbanita. Es bueno que haya muchos analfabetos. En
la otra vertiente están los escogidos people elected los lacayos del sistema
que rinden tributos y obediencia al Supercofrade. Todos empezamos por entonces
a hacer zapping y a ser peleles del mando a distancia. La esclavitud a la
carta. El nuevo gulag de la aldea global que es aldeanísimo resentido lleno de
resquemores mal pensado y cuajado de vulgaridad que vive entre las ráfagas de
las luces de neón y el pretil de las frases hechas. Sus vidas cuelgan del vacío pero ellos se sienten a resguardo.
Sería por lo tanto un alto privilegio la probabilidad de pensar uno por sí
mismo. Ilotas informaticos sin posibilidad de remisión. Huxley no era un
profeta del viejo Testamento. Por eso no utiliza el furor de los antiguos
iluminados sino el understatement de los británicos para enfundar su
mensaje en un envoltorio como para no darlo demasiada importancia y para reírse
tal vez de sí mismo. Por más que Cela se mofe dél con frecuencia y con esa socarronería
suya tan de afilador garbancero. De los profetas que según él cayeron en desuso
en Huxley verdaderamente profeta tenemos.
La más grande tarea de un escritor es la de hablar en nombre del futuro.
Escribir ya los hemos dicho muchas veces tiene que ver en gran medida con la
corazonada o la genial intuición, el rasgo de humor y eso forma parte de ese
quid divinum que ha de tener la profesión. Los escritores importantes continúan
la labor callada y cada uno en su medida y en su parcela de la Revelación.
Huxley pertenecía a una escuela de
grandes novelistas ingleses quienes capitaneado por Wells encararon el futuro y
ensalzaron la utopía en sus servidumbres y grandezas con un poco de sorna. La
literatura inglesa aportó a la universal el periodismo, los libelos, lautopía
relacionada en el Protestantismo con el concepto católico de los Novísimos.
Tomás Moro y Robinsón en su isla. Swift y los viajes de Gulliver. Belloc. Chesterton. Orwell.
El robinsón en su isla del tesoro. Todos estos nombres reflejan esa
preocupación británica por el advenimiento de un tiempo nuevo y de un mundo
diferente. Fuentes que manan leche y miel. Ínsulas baratarias. El Dorado, Jauja
todos a bordo del transbordador de Staten Island. Aldous Huxley de formación
científica plasma en sus escritos el gran pesimismo de su generación esquilmada
en las trincheras de la primera guerra mundial: On the Margin, Themes
&Variations, Poiint Conterpoint, Those barren Leaves son producciones
de su primera época. Sobre todo, instaura la novela política que se ha de
trastocar en sátira de la vida contemporánea. Novelas que constituían el aviso
de un turbulento avenir según el crítico G. Sampson.
Aparte de Counterpoint fueron relevantes la famosillas
de A Brave New World porque lo de un mundo feliz es ya una frase hecha.
Tampoco hay que olvidar La Máquina del Tiempo y el Postmaster
General. En estas obras se hace una critica social pero se insiste en
el aspecto de la injusticia y la dominación de unos pocos que tienen bajo la
bota de la esclavitud el chantaje y la amenaza a unos muchísimos y la conclusión
es la misma que la de la Rebelión En la Granja de Orwell: todos los
animales son iguales pero algunos son más iguales que otros. Se mantuvo en los
precintos de las minorías y la verdad es que sus novelas nunca alcanzaron los
grandes tirajes. Se le consideró una mosca cojonera que cantaba las verdades
del barquero y tuvo que exilarse a América. En realidad, era un emigrante que
buscó en Hollywood un lugar al sol. La Metro Coldín Mayer lo tuvo en su nomina
como un lujo. Rara vez sus guiones fueron aprovechables, pero de otros se rodó
alguna que otra película. Este disgusto con su patria inglesa es algo que
comparten gente de su generación en mayor o menor escala: Maughan, Wells, Shaw,
Bertrán Russell, Graham Green, a los que les estomagaba la mediocridad y consistencia
de la monarquía inglesa que parece made to last for ever. En especial
con Isabel II en el trono. Murió en California casi ciego a consecuencia de un cáncer
en la lengua. Toda su vida fumó en pipa.
Publicado en diario de burgos, sábado 5
de noviembre de 1994 a cinco columnas y con un dibujo muy interesante. Sin duda
un buen articulo mío del que me siento orgulloso y redito en esta bitagora
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