BERLIN ES UNA ENORME CASA DE PUTAS

ICH BIN EIN BERLINER CLAMÁBA una vez el presidente Kenedy al llegar a Berlín. Hoy cambiaría la metáfora y habría que decir arm aber sexy, un enorme tugurio albañal de las mafias venidas del Este de una forma indeterminada porque nadie dice qué Este. El Este puede ser Turquía, el Bajo vientre cel Caucaso, Rumania o Siria. Lo que sí se sabe es que son mafias controlados por judíos los que han convertido os alredededores de Alexander Platz y la vieja Wilhelm Strasse en el lupanar de Europa. Cerca de veinte mil galanas trotan por las aceras de la antigua capital del Reich. Todo un regalo de sus viejos amugos a Frau Merkel. Esto es una vergüenza se quejaba hoy el diario conservador Die Welt en un extenso reportaje ilustrado con fotografías que recuerdan a cuadros del Bosco. Berlin la nueva Babilonia Sodoma y Gomorra. Es la sede donde radica el gran negocio de la carne y sus perversiones, emporio del vicio. Allí estan las sedes que inundan de mierda barata los hogares de las estaciones porno que transmiten en canal programas de contactos las 24 horas del día. Berlin esto es una venganza de los angeles de la muerte qué gran burdel donde acuden al merodea izas rabizas y colipoterras y hombres tristes a folgar entre los setos de los parques de la gran cosmipolis. No es de extrañar que los ingleses, que conservan aun cierta decencia y mantienen frente al sexo una actitud practica pero no tan permisiva como la de los alemanes quieran dar cantonada a esa Europa del puterío que gobierna con esa cara de monja una señora que es la hija de un rabino.