2020-12-22

UN HEROE ENGAÑADO

 GRACIUN FERIXIT FELIZ NAVIDAD A LOS RUMANOS 

 

Se consuma el adviento 

El humo de mi cachimba habla 

Mañana es Navidad día de luz y de perdón 

Graciun ferixit 

No hundió Pfriend en sus carnes la partesana 

Cuando descubrió en los senos y nalgas  

De su mujer renegrones 

Una vez que se desnudó 

Moratones de la traición 

Señales del adulterio 

Ella juró y perjuró 

Pfriend Culcan lloró y clamó 

Por su virilidad herida 

La aborreció 

Al poco ella tuvo un aborto 

El dolor de aquel verano 

Lo ahogó 

Pfriend en vino 

Que n palió la punzada  

En el corazón 

Anduvo perdido dos días con dos noches vagando por la urbe 

Se arrodilló ante un confesor 

Y el buen pope de largas barbas moradas se mofaba 

Acarició el hierro  

El marido burlado 

Tenía que ajustar cuenta 

Con el amante de Társila 

Desplegó su navaja 

Pero se dio cuenta de que él no era un asesino 

Mitte gladium in vaginam 

Guarda el sable en su vagina, hijo no te pierdas, 

Envaina 

Escuchó una voz aquella noche del peor estío 

Comprendió entonces por qué las matan 

Los esposos vengativos 

Pero él no 

Dios comprenso su misericordia con la tranquilidad 

Pero desde aquel instante del vergonzoso eritema 

Sobre la piel blanca 

La repudió 

Llamándose a parte 

El sexo no es más que un acto fisiológico 

Pensó algo sin importancia 

La espada del arcángel san Miguel 

Se interpuso en su camino 

Dese entonces vive Pfriend Culcan 

El emigrante pobre de Timisoara en tranquilidad 

Y deshonra 

Sus días transcurren entre schnaps y aguardiente 

Se dio al vino 

Pero nadie pudo culparle de uxoricidio 

Vive con ella 

Duermen en camas separadas 

Graciun ferixit feliz Noel 

Culcan, my friend, creo que eres un héroe 

Es de cristianos perdonar 

 

 

В Москве прошла церемония закладки капсулы в основание строящегося Храма

 ORWELL QUISO HACER UN ARTE DEL PERIODISMO POLÍTICO

 

Todos aquellos que piensen que la novela ha de ser un espejo que se tiende a lo largo del camino como reflejo inerte e impávido de lo que se ve y lo que se halla, lo que se trama, lo que acontece, cuando entren en la apasionada prosa de Orwell se han de dar con un canto en los dientes pues él es un anti Balzac que cuando se pone a escribir es porque una rabia le conmueve o le abruma, una rabia de denunciar una injusticia o descubrir una mentira.

Un libro para él ha de contener un mensaje, una tesis, una quemazón interior que hace arder en el alma solitaria y a lo mejor vanidosa de todo escritor un fuego misterioso. Así que ni espejos a lo largo del camino ni hojas de ruta ni omnisciencia ni otras paridas, que son artilugios para los poco agraciados en este oficio donde abundan los romos y los novelistas malos.

Esos carriles decimonónicos, con estar ya muy gastados y ser harto aburridos siguen, no obstante, una herramienta de trabajo para los escritores malos y acomodaticios Vg.: Vargas Llosa y tantos y tantos escritores ingleses o norteamericanos del momento que llenan páginas y más páginas de los suplementos dominicales.

Sin embargo, del advenimiento de estas ranas literarias que croan al borde de la charca George Orwell ya nos previno.

Son los eternos compañeros de viaje, los comparsas de la orquesta y su llegada ha ido en detrimento y desdoro del arte de las buenas letras. keep the Aspidrista flying… Put a spool ib Baodicea´s chariot son frases que se me quedaron grabados de alguno de sus libros.

 Consciente de la era que le había tocado donde la política es ancilaria de los mercados, de los bancos y el gran capitalismo, Orwell se revela como un animal político y también se rebela. Por eso lo pasó muy mal y fue un incomprendido.

Murió tuberculoso a los 47 años, fue un vagabundo por las calles de Londres y de Paris y de tan fatal experiencia va a nacer su mejor libro Down and out London and Paris.

Fue funcionario del Servicio Imperial de Su Majestad, soldado mercenario en la guerra de España, periodista de la BBC de donde le expulsaron bajo la sospecha de ser un agente comunista siendo así que no podía ver ni al fascismo y el comunismo.

 Fue quizás para él un drama remar contra corriente y tratar de mantener su independencia en una era de auges del totalitarismo en que había que definirse; o se está con unos o con otros, o eres blimp o antiblimp. Al menos no había sonado la hora del “pensamiento único” y consigue publicar a pesar de ser odiado por la “inteligencia” británica que le llamaban el “vagabundo”.

Eric Blair había nacido en la India en 1903 hijo de un civil servant de origen escocés. No tuvo formación universitaria, no consiguió una beca para Oxford. Fue  autodidacta llegando a escribir quizás el mejor inglés en prosa, la más sólida de los años treinta y cuarenta.

 Empedernido lector de largas horas, consiguió un trabajo como dependiente en una librería londinense y en esta pasión por la lectura cuajó un estilo, límpido, directo sin los floreos y arrequives usuales entre los literatos de su generación.

 Cinco años estuvo enrolado con la policía montada de Burma y esta experiencia le puso en contacto con la brutalidad y la corrupción de sus camaradas con los nativos. De regreso a la metrópoli la depresión del 29 le hace perder el trabajo, cayó en la pobreza y se convierte en un “tramp” en un “homeless” de esos que hemos visto dormir en las calles de Londres entre cartones.

 Conoció el sufrimiento cara a cara y vio la muerte de cerca en el frente del Ebro donde le pegaron un tiro una mañana cuando contaba en la trinchera un chiste a sus camaradas acerca de los consejos que daba la policía imperial cuando una súbdita de su majestad graciosa iba a ser violada por un local: aceptar lo irremediable:

-Just close your eyes, keep your mouth shut and think of England

Fue evacuado al primer hospital de sangre en Barcelona y regresó a Londres. Su enrolamiento en las Brigadas Internacionales obedeció no sólo a motivos de ideas sino a razones económicas como a tantos y tantos mozos ingleses de su reemplazo en la cola del paro.

 Ir a la guerra de España, aparte de toda una aventura, supondría algún dinero aunque muchos no volvieron para contarlo. De esta experiencia nace uno de los mejores libros que haya escrito un inglés sobre la guerra civil española: Homage to Cataluña.

Narra lo que vio: el gran desbarajuste, las luchas internecinas del bando republicano y plasma su odio como miembro del POUM anarquista hacia los comunistas. Eric Blair es un autor genial pero lleno de contradicciones. Sus simpatías hacia los catalanes a los que siempre consideró españoles, habida cuenta del surgimiento de personajes como Arturo Mas, Pujol, Rovira y toda la patulea de grandes separatistas chocarían con lo expuesto en sus libros.

 Ve en los nacionalismos una expresión de los demonios del siglo XX. Caracteriza tales movimientos como inestables, irracionales, xenófobos, pretenden que su lengua y que su raza son las mejores. Son inestables y se hallan llenos de complejos racistas. Se declara pro-judío y ridiculiza a los graciosos que en el music hall devanaban chistes antisemitas. Sin embargo, advierte de los peligros del Sionismo que podría tomar el testigo del catolicismo como movimiento nacionalista universal de cariz religioso.

 Uno de los escritores que más le desplace de su tiempo es Chesterton, ese escritor cockney que cree que la religión romana frisa por encima del protestantismo y el paganismo aunque no niega que el autor del “Candor del Padre Brown” sea un novelista original con garra y con genio. Como muchos británicos Orwell veía a la Iglesia Católica como un instrumento de colonización espiritual. El Vaticano fue para ellos una potencia extranjera.

Dijo en su tiempo verdades de a puño y la verdad con frecuencia duele. Sin embargo, gozó de la oportunidad de denunciar el estalinismo cuando corrían los más crudos vientos siberianos de la guerra fría.

Él no lo sabía pero contra lo que en realidad estaba arremetiendo este lobo solitario era contra lo que vendría al final de la guerra fría y tras la caída del muro de Berlín: el doble lenguaje y la dualidad de pensamiento y el control del individuo merced a la introducción de la electrónica en el mundo de la comunicación. Su gran libro 1984 no ha sido reeditado con la frecuencia que debiera porque es un manual de usuario para saber lo que está pasando en un planeta globalizado y unipolar.

No convendría mantener a este gran novelista inglés en el ostracismo. Es un maestro del arte moderno de la literatura aunque muy poco convencional. Cada vez que algo le ponía de los nervios escribía una novela yendo así contra toda la preceptiva del arte narrativo. Fue un elegante periodista y escritor de escritores denso de ideas que dio a la estampa esas grandes utopías que fueron 1984 y Animals Farm

Peaceful Holiday Christmas Gregorian Chant - Catholic Music from Midnigh...

2020-12-21

Acafista San Nicolás milagroso (Oración con texto e iconos)

 Cotilleo prensa del corazón el Hola a toda pastilla

 

Los ingleses lo llaman gossip, para los alemanes estas comidillas intrascendentes de tías buenas y de muculosos garzones es “klatschen” y para nosotros es el cotilleo y “cortar trajes”.

¿De dónde habrán salido esos efebos y estas damas de rostro perfecto y feliz sonrisa? Esto es el “Hola” a toda pastilla que a mí me recuerda los tiempos del franquismo. Esta democracia volis nolis es la resultante de aquellos tiempos de la oprobiosa. No maldigo los tiempos. Es el tono y la medida del Zeitgeit del periodismo de cejas bajas.

Para esa tarea se las pinta solo el “Daily Mail” londinense. Fotos de mujeres carísmaticas, el hedoismo de los cuerpos gloriosos que yo no sé si resucitarán al tercer día: una ruptura matrimonial, un accidente en la nieve, un uxoricidio.

 Isabel de Inglaterra y el principe de Edimburgo (Keith y Brenda), los postumos episodios de la pobre Lady Di, Carlos que quisiera ser un paño higienico para meterse en las nobles partes autonómas de Camila o los escarceos amorosos del principe Andrés en el palacio que tenía el ricachón en la Quinta Avenida Epstein el que le arrimaba las nenas puberes caneforas virgenes de Manhattan. Randy Andy, el principe nos salió un pinta.

Y aquí tenemos a la reina del pueblo Belén Esteban, o la hija trasandina de la Pantoja, los vestidos de Doña Leticia que es un carro huesos, junto a la Campos llorando las ausencias de su novio el Bigotes relatando sus enfermedades y dolamas, o acusando a ese maromo de Tele Basta, un tal Vaquez, que la defenestró de la tertulia de Sábado de Lux. ¡Qué gran noticia!

Todos a charlar como cotorras y contar paridas que a mí poco me interesan aunque se alegren mis pajarillas de setentón.

No me indigna ni me exaspera. Me divierte esta conjura de lo light que habita entre nosotros y es una forma mágica de hacer periodismo entre mis colegas sin quebraderos de cabeza.

Y es que la gente no quiere problemas, pasa de política, a riego de comulgar con ruedas de molino bajo el imperio de lo “light”.

Todo hay que decirlo. Huye de la crisis y la pandemia.

Particularmente, Hola contó con un  plantel de buenos periodistas como el asturiano ex cura Olivares o Paco Barolomé o Javier Montini. Buenos profesionales.

Cada uno estornuda como Dios le ayuda pero es franquismo puro y legitimo.

Hasta la ministra Montero la señora del Iglesias quiso aparecer en esta publicación que es el emporio del papel cuché. Aquí los revolucionarios torean sólo de salón. Todos quieren ser influencers.

De lo que se trata es trepar por la cucaña hasta pisar moqueta.

Hoy 22 de diciembre de este año nefasto con dos veintes deseo a mis lectores que les toque la lotería. Si no el Gordo, la pedrea.

Y salutem plurimam


A L ESCRITORA ROJA ALMUDENA GRANDES LAS EDADES DE LULÚ LA HA SALIDO LA HIJA FALANGISTA. CLARO QUE SU ABUELO DON AGUSTÍN MUÑOZ GRANDE EL HEROE CARABANCHELERO Y HEROE DE LA DIVISIÓN AZUL TAMBIÉN FUE DE LA FAMILIA

  

 
Elisa García Grandes en la sede de la Falange.© ESdiario Elisa García Grandes en la sede de la Falange.

Un "asunto familiar". Así define el poeta Luis García Montero que la hija que tiene en común con la escritora Almudena Grandes les haya salido falangista.

Elisa García Grandes apareció hace unos días en un vídeo glosando las bondades del nacional sindicalismo en la sede de la Hermandad Nacional de la Vieja Guardia de la Falange. Unas imágenes que han corrido como la pólvora por las redes sociales, dada la marcada ideología de izquierdas de sus padres. 

Almudena Grandes y Luis García Montero, en un evento con su hija Elisa.© ESdiario Almudena Grandes y Luis García Montero, en un evento con su hija Elisa.

El disgusto que les ha dado su hija a Almudena Grandes y Luis García Montero

 

Ahora el también director del Instituto Cervantes defiende a su hija en un artículo en Infolibre en el que, además, cuenta el consejo que le dio cuando ésta, apurada por la polémica, fue a verle: Le digo que no se preocupe, que aunque los ataques van contra su padre y su madre, sólo a ella le pueden hacer daño, y si ella está bien podemos hasta reírnos y cantar cualquier himno", escribe.

Y continúa: "Mi hija pregunta por qué hay gente así. Le aconsejo la lectura de un libro de Jordi AmatEl hijo del chófer (Tusquets, 2020). Me levanto, lo busco en la biblioteca y leo: 'Cada artículo oculta un parricidio'. Cuento la historia del periodista Alfons Quintà y vuelvo a leer: 'Dañar. Intoxicar todo lo que pueda. Convertir la realidad en el cenegal donde habita su conciencia'. Un libro estupendo.

García Montero se queja de que "hay gente que confunde la libertad con la ley del más fuerte y la dignidad con el derecho a imponerle al otro sus creencias. A mi hija Elisa le comento que podemos pedir que se respeten nuestras ideas siempre que no nos empeñemos en imponer nuestras ideas a los demás".

Y acaba relatando un episodio de su niñez, de cómo durante años era tradición de Navidad en casa de sus abuelos cantar El Himno de los españoles patriotas, compuesta por su abuelo Adolfo, músico, durante la Guerra Civil en Granada. Y añade: "No resisto el grito de viva la muerte, ni me gusta ninguno de sus novios". Que es su forma de decir que la familia tiene estas cosas. 

viva AYUSO

 si de tu cara morena

un grito se escapa

yo te diré hasta la muerte

guapa, guapa

y guapa




ÑITO EL SANSÓN DE ARTEDO

 

EUTANASIA EL ARZOBISPO LA EX MINISTRA Y ÑITO EL DEL VALLE ARTEU

 

Vísperas de santo Tomás arriba y abajo paseando entre los médanos de la Concha Artedu encontré un albatros muerto. Era un pájaro blanco gigantesco mayor que un pavo. Estaba entre las bolas de esta playa. Seguramente había muerto de muerte natural. Esta especie que los naturalistas denominan pantopelagianas porque son capaces de volar desde Asturias hasta Irlanda y a veces todo el Atlántico sin posar tienen un promedio de vida de un cuarto de siglo. Era enorme y desplegadas las alas podía alcanzar la poderosa envergadura de tres metros. Le llegó su hora. Nada de eutanasia. El pájaro murió de viejo fatigado de tanto volar. Calella arriba, crucé hasta la carretera y poco antes de llegar al puente de Artedo me crucé con Ñito, iba por mitad de la calzada y le advertí "Cosa fais, niñín, puede pillarte un coche; emburria a estribor".

El hombre no respondió. Padece alzheimer.

Era el paisano más fuerte del valle, creo que  fue maderista y era tan forzudo que  lo vieron levantar una carreta de bueyes sobre sus espaldas.

Bien trabado de hombros buena eslora o quiena manga también anduvo a la mar pero hoy tiene esa enfermedad que afecta a la piamáter albergue del conocimiento.

Desde  que murió la paisana no levantó Ñito cabeza. Ahora está en una residencia de san Martín según creo aunque algunas veces se pasea hasta la casina que está cerrada y descuidado el huerto que cultivaba con tanto esmero al lado de la finca.

Padece una enfermedad incurable y hasta que Dios quiera pero darle a Ñito una pastilla para dormirlo como un perro sería un crimen. Esto de la eutanasia aunque pueda ser admisible en ciertos casos extremos como la muerte cerebral constituye licencia para asesinar que ha sacado de la manga este gobierno.

 El albatros varado en  la arena de Artedo encontró a la vera de las olas su ultimo aliento y Ñito morirá cuando Dios  quiera como tú y como yo.

Nadie tiene jurisdicción sobre la vida que Dios la quita y la da pero este gobierno quiere abrogársela como un pretexto para acabar con los excedentes de población quiero decir los viejos gente sobrante.

Me repugna este concepto como me parecen odiosas las palabras de la ex ministra poniendo en berlina al arzobispo de Oviedo. Esta ex ministra no sé si es hija o hermana de aquel Diego Carcedo buen periodista y corresponsal de prensa y enviado especial que firmaba conmigo en LNE y el "Arriba".

Cuando volvía de una guerra se compraba un descapotable según me dijo una vez el querido Lalo Azcona. ¿Habrá cambiado la doctora de chaqueta en trayecto del falangismo familiar al socialismo? No lo sé ni me preocupa.

Lo que sí puedo decir es que quiero que Ñito el Sansón de Artedo muera con una muerte digna cuando Dios le llame, sin que le desenchufen el gotero o le den una pastilla.

Las fuerzas del hombre se acaban de igual forma que las alas del albatros se vienen abajo.

 Ñito hizo la mili en Regulares. Era el más forzudo del tabor y un día le llamó el coronel y le dijo; "Asturiano tú siempre me sacas de atascos" ojalá viva muchos años pero que tenga cuidado con los coches que pasan por la carretera y con las palabras necias de ex ministras. Oídos sordos.

Lo que dice esta buena señora es un paralogismo,  un sofisma, una conclusión falsa del silogismo, una amenaza a los viejos y una grave advertencia.

Poco me prestan aquellos y aquellas que chaquetean

2020-12-20

CUENTOS DE HULL LA CIUDAD DEL AMOR

 HAMBRES DE HULL

 

El hambre, los gritos de la señora Siniewski, que estaba enferma de cáncer, la morriña de la tierra de España, las nieblas de Hull y la falta de alimentos, me convirtieron en un ser distinto. El ayuno siempre resulta favorable y me curaba en salud, adelgazaba. Yo era un personaje hético y delgaducho que soñaba a la tarde con el pastel de manzana.  Sencillamente me abstenía de alimento, pues me gasté los dineros de la beca de un trimestre en la compra de un automóvil.

Bernardino, por su lado, sólo tenía otra clase de problema: las chicas. Era de los que pueden pasarse  sin ingerir nada semanas enteras. Vivía inmerso en una eucaristía mística de los tiempos nuevos, pegado a las ondas de mi transistor que emitía música pop desde un barco fantasma surto en la bahía del Humber cuya estrella en la parrilla de programación era un tal Jimmy Sevilla, ídolo de todas las jovencitas del barrio, el cual rebuznaba por los micrófonos y decía tantas tonterías que provocaban carcajada en las audiencias. También hacía otras cosas peores como beneficiarse a todas las chicas del condado de York. Tenía una debilidad morbosa por las enfermas y hasta hizo el amor con una chica a la que en un hospital de Scunthorpe iban a  operar de apendicitis. Bernardino, tan crédulo él, ignoraba  que aquel fantasmagórico personaje, que aparecía rodeado de bellezas, ostentando camisas chillonas de lamé, siempre fumando un puro y una sonrisa sería una asaltacunas. Después de su muerte al principio de siglo XXI fueron descubiertos los atropellos y violaciones de niñas y niños de Jimmy. Fue un escándalo que conmovió a Inglaterra.  La tumba del pinchadiscos de Radio 070 en Leeds fue execrada y sus huesos desparramados. Se le despojó de la orden del imperio británico. Infausto fin para una de las carreras más famosas en el mundo del espectáculo. El tipo aparentemente tan avuncular y simpático que popularizó en Gran Bretaña el cinturón de seguridad al volante con un anuncio que decía clack click every trip pero no el cinturón de castidad, no sería más que un Barba Azul, rapista, que levantaba todas las faldas de sus fans, un insaciable perverso sexual, todo un Jack el Destripador a la vera del Humber. Mas, no adelantemos acontecimientos, dejemos sonar la música de la noche de aquel día. Las gruñís seguían a los Kinks era la revolución sexual que venía una monedita al aire y esta tarde en tu casa o en la mía y con todo y eso mi alma estaba aterida,  llena de escrúpulos fantasmales y de obsesiones sexuales.

Aquello no era precisamente lo que a mí me enseñaron los buenos frailes paúles. La carne tiraba hacia abajo y yo había perdido el rumbo después de quebrar la vasija donde guardaba los tesoros de todas las dulcineas del Toboso que en el mundo han sido.

Vivimos todos nosotros al de por junto capítulos de novela de Kafka y Dostoievski. Inane vida literaria. Tampoco sabía lo que me depararía el destino en este duro menester de juntar palabras ni al demonio que había yo metido en casa. El dios de la literatura está únicamente en tu mente. Es tan atroz como irresoluto y liba incienso a la diosa Megara.

Deliraba en busca de la gloria y de la fama, quise aprender ruso pero se me daba muy mal. El alemán me parecía una lengua compacta pero inextricable. Lucubraba, me enredaba en infinidad de proyectos que al poco de comenzar se derrumbaban. Planes elaboraba sin llegar a materializarlos jamás. Me sentí flotando en una nube de capas dehiscentes constituidas por “alter egos”. Me citaba con mis propios desvaríos. ¿Estaba enfermo? Me dolía la barriga ¿tendría un cáncer?

La lectura de los Hermanos Karamazov en libros prestados en una biblioteca publica de Cuatro Caminos que olía a mugre, señalaba cuál sería mi destino en dictamen inapelable. Era mi hoja de ruta. Serás un fracasado, marcharás por la vida con tus libros a cuestas. Ese será tu castigo.

Mi vida tenía algo de la lobreguez  del padre Zósimo el que interroga al cristo y éste no contesta. Gracias a las descripciones de don Fedor, había vivido la cochambre de los patios interiores de Petersburgo, había vestido el uniforme de los húsares del regimiento zarista Preobrayenski, me había enamorado con amores perdidizos e imposibles de Tania, de Anastasia o de Nadia y otras muchas, porque el corazón de un poeta es una casa huéspedes.

Paseaba de la mano de Antón Chejov por el jardín de los cerezos y ya escuchaba los hachazos del leñador que talaría la encina familiar junto al estanque.

O bien, había sido un funcionario encerrado en su covachuela respectiva que trabajaba de nueve a dos, con manguitos, pegando pólizas o copiando expedientes en alguno de los ministerios de la administración imperial. Todo era papel mojado. Habitaría en una buhardilla escondida entre el ramaje de los robles del Parque Pearson. Abajo en la cocina silbaba la tetera del samovar llena de mugre.

Las bocas de fuego como gárgolas metálicas escupirían chorros de agua caliente y vertían té de Ceilán. La cafeína solía ser una fuente de inspiración. Me aficioné en la juventud a los alcaloides.

Durante un mes me sostuve a fuer de tazas de té y de tostadas con mantequilla; Nunca, sin embargo, había sido tan feliz ni me había sentido tan libre la verdad. Me animaba a mí mismo con tales pensamientos, con el objeto de neutralizar los deseos que me daban de echarlo todo a rodar, tomar el primer tren con destino Dover y regresar a casa. He de tirar por lo menos un curso. No puedes volverte ahora con las orejas gachas.

El aprendizaje del inglés una lengua relativamente fácil a mí como a muchos españoles me traía por la calle de la amargura. Quería aprender y vivir y luego plasmar mis nuevas experiencias sobre las cuartillas. La voluntad de acabar de escritor me ayudaba a vencer el hambre y a soportar el desdén de cuantos me rodeaban. Sin embargo, el mundo no era como yo lo imaginaba. La realidad era superada por la ficción.

De vez en cuando subían desde el piso inferior gritos en polaco cuando la señora Siniewski reñía a alguna de sus seis hijas los domingos por la mañana cuando la familia se disponía para asistir a misa de doce. La leal Polonia -semper fidelis- practica un catolicismo rancio y contundente que tiene algo de liberación nacional y de exaltado nacionalismo anti ruso. Se parecen un poco a los católicos del Eire que parece que van a misa sólo para joder a los ingleses.

Dios, visto de  tal manera, se le presentaba a Bernardino como el mago de Oz luciendo una capa verde rematada por un cucurucho como el de los capuchones de Semana Santa con un cartel en la frente que pone: Yo soy el que soy. Bernardino se imaginaba aquel Dios bíblico, barbudo y luciendo buen pelo con un ojo triangular de cíclope, como un señor de la guerra, empeñado en salvar exclusivamente a sus elegidos. O como un Moloch sediento de sangre. Las blasfemias en polaco un idioma que nunca aprendería, sonaban más fuertes que en ruso. Era un idioma eslavo algo salvaje y norteño que tenía casi todas las desinencias acabadas en “ego” o por “oski”. Me recordaban un poco a los nocturnos de Chopín; no así a Bernardino ni a Remigio Bermejo, el cual más complaciente, pensaba convidar a tomar una copa a una de las hijas de la mesonera.

Le molestaba a la madame que yo escuchase la radio y me mandaba apagar el transistor recién comprado a grandes voces:

—Turn that radio off please

La pobre señora, viuda de guerra, el marido murió en un campo de concentración ruso,   salía al pasillo medio congelada, envuelta en una piel de oso que trajo de Cracovia. Por los gritos que pegaba en la oscuridad colegí que debía de tener fortísimos dolores a causa del cáncer óseo. Tenía los pómulos salientes y los ojos azules rasgados. Parecía rusa y debió de ser muy hermosa en su juventud. Bernardino muy obediente se levantaba de la cama y cerraba el conmutador. Yo no tenía alientos ni para rebullirme en el lecho. La inedia me había dejado esquelético.

Tengo por costumbre dormirme con la radio  de pilas encendida y el ruido le molestaba por lo visto a Mrs. Siniewski. Entonces me arrullaba en la música en las palabras de los disqueros  Tony Blackburn y Jimmy Sevilla halándome desde la lejanía de un barco pirata  surto en el abra de Scarborough.

En aquel país los inviernos son fríos los días soleados  escasos pero las noches cortas, atardecía a las dos de la tarde, pero la luz se prolongaba inacabable por el buen tiempo.

Los dioses trataron con delicadeza a la Pérfida Albión procurando que los encuentros casuales se conviertan en besamanos. Los ingleses no tienen clima solamente weather, y el weather, o meteorología, es un tema de conversación inagotable.

La cosa tenía su gracia vendo mi reino por un plato de lentejas. Fue cuando conocí a la Sibila Mole, la de Leeds una gorda que se dejaba meter mano en cualquier callejón del barrio de Cottingham y aledaños. Estudiaba segundo de magisterio en la Residencia del Endsleigh. En la ciudad aquellas chicas tenían fama de algo locas. Permitía tocamientos dentro de las bragas bajábase los leotardos y venga; se quedaba con los blancos muslos al aire pero “hacerlo” del todo no. Eso sí que no.

—Not the whole way, please

 Al día siguiente, Bernardino que era algo escrupuloso para estas cosas, por haber formado parte de los cuadros de honor de las congregaciones marianas, me obligaba a confesarme con un capuchino irlandés que tenía una voz profunda de bajo, ronca a causa del tabaco y poseía una barba color de azafrán que volvía locas a las feligresas. Father Shannon ostentaba el cerquillo de su tonsura cuidado con esmero y te daba golpecitos en la espalda, ala vamos, desembucha, para animarte a descargar el saco y decía qué más, hijo, qué más.

Imponía a sus reos espirituales sentencias reprobables como dormir sin calzoncillos con un cilicio terciado en la entrepierna, recorrer las enormes distancias del muelle de Hull plagado de tabernas y chiringuitos de dudosa reputación renunciando a entrar en alguno de estos colmados donde se expendía la sabrosa cerveza negra del país. Debía de ser muy popular entre las mujeres porque estas hacían cola ante la rejilla del reclinatorio. Y no lo soltaban ni a sol ni a sombra, y acudían a visitarlo al convento incluso de madrugada pues decían que obraba milagros y había pertenecido a la comunidad del padre Pio.

Más que un santo a mí aquel fraile me parecía a la sazón un elegante tenorio. Ahora me da igual pues pienso que eso de perdonar los pecados, musitar cuestiones personales por la rejilla, formaba parte del gran servicio de espionaje con que siempre ha contado la iglesia latina; o bien era una formula secreta para ciertos desahogos carnales en aquellos cajones de madera que debió de inventar Sigmundo Freud el psicoanálisis.

Sin embargo, ¡qué remordimientos más tontos me aquejaban por entonces¡ siempre he padecido de escrúpulos e inseguridades, y qué de telarañas me metieron en la cabeza aquellos curas fiscalizadores, algo salidos. Querían saberlo todo. Pero no fui yo solo. El trauma lo padecería toda mi generación. Querían volvernos insanos, anormales y no sé cómo no acabamos en abanderados de la bujarronería o víctimas de las más retorcidas perversiones sexuales.

No se puede educar a unos niños con el terror del infierno y las calderas de Pedro Botero. Eso no lo manda Dios pero lo ponían en práctica aquellos sicarios del alma humana. a Bernardino le salió en Inglaterra el judío converso que llevaba dentro y pese a su apostasía no podía remediarlo: era un místico castellano obsesionado con un trato con el Altísimo directamente y sin intermediarios. Los curas y la curia romana ¿para que? Su otra obsesión eran los traumas sexuales que arrastraba desde la niñez. Remigio por su parte se habúa echado una novia gibraltareña. Se llamaba Gladis era morena y tenía unos ojos grandes y una nariz aguileña. Era sobrina del primer ministro sir Yosua Hassan. Los llanitos por aquel entonces cerrada la verja porque la doctrina Castiella les apretaba por donde duele proferían maldiciones contra España. La chica era una mal educada y una estrecha. Le hablabas en castellano y te contestaba en inglés con acento andaluz. A Remigio no se le daba bien y quiso pasársela a su colega. “Tú que eres judio mira a ver si puedes hacer gavilla de ella” u el joven machacante de la literatura montó en cólera ante la propuesta de su amigo. Odiaba al estado sionista y al lobby judío de Norteamérica.

—No me hagas comulgar con ruedas de molino. Gibraltar español. Y esa Gladis es una estrecha que te está sacando los cuartos, colega. Seguro que trabaja para los ingleses y andate con cuidado que por menos de nada vienen los Inmigración te dicen a ver los papeles y te echan del país…

—Bueno, vale, lo que tú me digas.

La dio el pasaporte a la sobrina del ministro principal pero seguía sin comerse una rosca. Cuando iba a bailar al Locarno la gran sala de fiestas de la city bautizada con el nombre de una batalla de la primera gran guerra sólo recibía calabazas.

—Bailas, nena?

—No

llegaba otro pelanas y la interfecta se lanzaba a la pista de cabeza y eso le cabreaba mucho al Bermejo. Una vez promovió una escandalo en el dancing halla. Su propuesta de mover el esqueleto no fue aceptada y al ser la chica solicitada por otro y acceder fue detrás de ello y le dio un golpecito en el hombro al maromo y le espetó a la chica en sus jodidos morros una frosería:

—¿Qué? ¿Acaso este chaval la tiene más larga que yo? Aquí todos venimos a lo mismo a arrimar material.

Desde aquel instante odié  los bailongos pero en aquella cutre saka de fiestas iba a encontrar a Rose la mujer que cambiaría el curso de mi existencia. El Bernarnido aunque se ñas diera de irresistible donjuan tampoco triunfaba. Sys maneras eran clericales y tenía pinta de un rabino reobotado al que expulsaon de la sinagoga. Pedriño un coruñes que llevaba en Inglaterra más de dos décadas y trabajaba en un geriátrico le aleccionaba en  las artes de la seducción:

—Tú cuando salgas con una chica nada de profundidad filosófica, háblala de cosas intrascendentes. Todas son lo mismo; cañerías, su registro viene de la tierra. Todas desean lo mismo que te las pases por la piedra.

Gladis la sobrina del ministro principal (los llanitos son gente muy lista mandaban a sus hijas a estudiar en los colegios de monjas católicas) era una estrecha. Mais toujours cherchez la femme. Quien sera la que me quiera a mí. Remigio no tenía suerte con las mujeres. En el Locarno iba a encontrar a la mujer fatal. Bernardino maldecá a los judíos detestaba a los americanos zionistas y se limpiaba el culo con la foto de Disraeli. Había elegido  el camino de la contestación y la miseria andaba por sendas proféticas yirtando varetas coceando contra el aguijón y remando contra corriente mala cosa pero aseguraba que cuando estaba en apuros siempre se le aparecía  el angel de Tobías que le recomducía a la sinagoga.

Estando un día sin techo porque no tenía suficiente para un hotel cuando azotaba las calles del Strand decidió recorrer a pie las siete millas que separan Picadilly de Golders Green y fue a ver al rabino que  lo acogió en su casa por tres noches lo lavó y lo vistió al despedirlo le puso un billete de conco libras pero él se lo gastó en una fgrancachela con una chica del Soho. Quiso hacer lo mismo ogtra vez con un cura  católico un jesuita el padre Gómez que tenía fama de santo y hablaban glorias de sus caridades y socorros con los pobres de Marylabone a quien trató de calmárselo diciendo que había nacido en Arévalo un lugar en Avila donde san Ignacio había establecido la primera casa de la compañía. El buen padre no tragaba, se mostró receloso,  hasta agresivo. Le explicó su situación de rodillas ante el confesionario.

—Padre Gómez ayúdeme, estoy en la la calle

—Yo también soy pobre. Tengo voto de pobreza castidad y obediencia además de un cuarto voto el de obediencia al Papa.

—¿No me podría dar unas monedas para comer caliente?

—Dios ayuda a los que se ayudan a si mismo. ¿Qué más? ¿No habías venido a confesarte? Pues confiesa tus pecados. Esto no es una oficina de empleo ni una casa de acogida.

—pero padre me muero de hambre

El cura le dio las señas del Ejercito de Salvación y salió corriendo del confesonario reclamado por sus obligaciones de humildad pobreza castizad y obediencia. A Remigio el hermano portero casi lo echa a patadas del convento cuando se lió a pegar voces:

—¿Es esta la manera como los jesuitas entienden la caridad?

—Fuera— No se puede quitar de la boca el pan de los hijos para echárselo a los perros dijo el humilde fámulo con mala leche que por el acento y por las concordancias vizcaínas de su locución coligió que debía de ser vascongado

Dijo el de la portería:

—Si estaría el Rector en casa algunas limosna tendríamos mutil pero nuestro padre marchó a Roma a capitulo hace una semana o así.

Remigio tomó el olivo lleno de furor pensando que la recomendación del mandamiento nuevo evangélico sonaba a bromas o aquellos que se decían personas consagradas. El amor paulino mirad como se aman unos a otros le pareció un chiste. Para remate, en un semáforo de Marylabone se detuvo junto a él un haiga. Dentro iba el padre Gómez fumándose un puro y acompañado de una rubia. Voto de pobreza. Voto de castidad.

La diosa Megara en lo alto de la Torre del Post Office empezó a emitir señales y a pegar voces. Yo tendría que cambiar el chip y convencerme de una voz por todas de que había recibido una educación bastarda- que los judíos podían ser unos cabrones pero se ayudaban unos a otros y cumplían el mandato bíblico. Eran mis cabrones. Los católicos mientras tanto se odiaban claramente y se hacían la guerra. La limusina que conducía el Reverendo Padre y su barragana arrancó y desapareció a toda velocidad perdida entre los atascos del trafico londinense. Vaya una panda de tarados sexuales y de hipócritas.

Hull acabaría por cortarme las alas y rebajarme los humos pero allí todos nosotros empezamos a aprender a vivir y a razonar por nuestra cuenta. Era una ciudad destartalada y sin ningún atractivo. Muchos de sus edificios mostraban las mellas de los bombardeos alemanes. A la puerta del Guildhall o ayuntamiento había una estatua de Daniel Defoe su hijo más ilustre. El artista lo esculpió mirando al océano fumando con tranquilidad una cachimba larga. Desde su pedestal oteaba el horizonte. El nos enseñó la austeridad del robinsonismo literario. El esplendoroso aislamiento y la aurea mediocritas. Teníamos que aprender por nosotros mismos y mostrar indiferencia ante los avatares y contingencias que nos depare la vida. Entretanto culateábamos el arcabuz cargábamos la pipa a sabiendas de que la juventud no vuelve y que las ilusiones nuestras quedarían diluidas. Teníamos los ojos muy abiertos, todo nos entusiasmaba nada nos aburría. Pero este idealismo puede resultar fatal para un muchacho que se inicia en las tareas del periodismo. No nos decían que la existencia y la escritura siguen rutas diferentes y que la vida de todo escritor está abocada al fracaso, a la incomprensión, la pobreza y con frecuencia a la cárcel. La mayoría sucumben al realizar el salto mortal. Caen por el precipicio. Nuestros libros no serían editados en elegantes ediciones ni adornarían los escaparates libreros luciendo encuadernaciones piel de Rusia. Robinson vivía en su isla y nosotros nos desparramos  por rimeros de papel donde sudábamos en sangre nuestros anhelos  de conjurar a los vestiglos de la mente negro sobre blanco. Hay que darle a la imaginativa. La loca de la casa es una yegua ruana que pega brincos. Difícil de domar es este corcel. ¿Es que os dieron cuerda o qué? Yo era in literato mezcla de escritor y amanuense (escribir para dejar de fumar, alejar las enfermedades o la tristeza) me estaba vedada la entrada los doctos paraninfos. Era un hijo de la piedra que había venido a Londres la gran Babilonia al encuentro de mi ego huyendo de los inquisidores de mi país. Era un extranjero que cada día celebraba sus fiestas diasias con mujeres vino y rosas. Debía mi trabajo al General y Londres era un gran saturnal.. Tenía que ser un estómago agradecido no quedaba otro remedio. Trataba de ser discreto. Mas, amor y viento nunca tuvieron buen cimiento y una venda me tapaba los ojos

 

🕊misa cum jubilo de la virgen Gregorian Chants in Latin | Sung by Monks of the Abbey of St Ottilien,...