2010-08-13

ESTE-OESTE UNA NOVELA DE LA POSGUERRA ESPAÑOLA

martes, 10 de agosto de 2010

Cada vez que veo a Jaime Jiménez-Arnau, subido a la noria de la noche de los sábados, que conduce un cara de piña con ramalazo cáscara amarga y en los que comparecen los de siempre (el del pelo blanco, la catalana rubia de bote, algunas veces Maria Antonia a la que deseo que se ponga buena. Ellos en el banco rojo; por el azul, una pepera tocinera, el ex de Ana Rosa, la querindonga del torero y que fue ex de un tenista, la hija de la reina de las mañanas, y otras culonas, con un tal Calabuch con pinta de cura del vicio y apellido de película de Berlanga etc.… y allí está Jimy como gallo del corral, el único espadachín con un poco de ingenio en medio de este guirigay de cotorras, el único que sabe contar un cuento o sacarle punta a un chascarrillo aun afuer de echarle mucha sal gorda, muy a diferencia del melifluo Peñafiel, voyeur de los altos tálamos y las testas coronadas que se gana la vida haciéndoles la pelota o destripando a los borbones) , verdad es que me repatea un poquito: el que el hijo de un gran novelista -y buen escritor él- tenga que hacer de palanganero de este burdel mediático.
Sin embargo, “carmina autum non dabunt”, ya lo decía Horacio. La literatura no da para comer. Y ahora mucho menos.
Acabo de terminar de leer una novela escrita por su padre, José Antonio Jiménez-Arnau, Este-Oeste, que perfila y matiza la psicología de los españoles de posguerra. Es una novela río que mantiene el interés del lector embebecido desde cada una de sus casi setecientas páginas. La historia es ni más menos que los vencedores perdieron la guerra y que desde el año 45 hasta hoy España ha estado en manos de los norteamericanos, los ingleses. Somos una democracia vigilada. En este contexto uno se alarma ante la rusofobia del protagonista, Mauricio, germanófilo hasta las cachas. Por otra parte, un falangista monárquico tampoco casa. ¿A qué se debe a esta falta de información de los españoles bien enterados? Acaso porque desde 1945 o tal vez mucho antes, 1898, hemos dejado de existir con voz propia y seamos una colonia norteamericana. No obstante, el general Franco, hábil estratega al que el autor-cosa rara- no menciona ni una sola vez a lo largo de las casi 700 páginas de la novela, durante un interregno de treinta años de gobiernos va a cortar ese cordón umbilical que hacía de España una nación sumisa a las veleidades y vaivenes forasteros. La mano que mece la cuna, el ojo oculto, son la judeomasonería. Franco los supo mantener a raya. Tampoco se alude a ellos de la misma forma que se obvia mencionar al Caudillo. Por las páginas de este libro se canta el gol de Zarra en Maracaná y se cuentan el millón y medio de manifestantes cuando lo de la manifestación de la Plaza de Oriente. Este es el Epos sonando como telón de fondo los titulares de los noticieros. Nuestra vida moderna se mueve a impulso de “headlines” y de primeras páginas- El Ethos es la defensa de unos valores cristianos entreverada con la moralina del sermón de algún cura que pretende fundar la iglesia de los pobres (¿el padre Soler pudo acabar como el padre Llanos, cambiando de chaqueta?) y el Eros son las putas de Chicote Si Alemania se sometió a un proceso de desnazificación, España ha tenido que pasar por las horcas caudinas de la desespañolización. En medio de esta marabunta lo prescrito ha sido el cambio de chaqueta. El autor perfila una serie de personajes bien logrados en el que revive o recrea un mundo como es de don Luís Portillo, el suegro del protagonista Mauricio, un lerrouxista putañero, habitual de la barra de Chicote y del Abra, que cree en la democracia parlamentaria, un falangista Ercilla que héroe de sus ideales sucumbe en la estepa rusa, y otro falangista, inasequible al desaliento que luce un yugo en las fechas en la pechera pero a medida que se acercan los rusos y los americanos a Berlín se arranca este distintivo y va a firmar el pésame de condolencia a la embajada norteamericana cuando muere Roosevelt. Luego está Rosi la chica de alterne a la que pervierte un brigadista muerto en Brunete que de convierte la protagonista o antagonista de Mauricio el cual luego se demuestra que no es tan incorruptible excepto en su amor y respeto hacia la Rosi.
La música de fondo de esta gran epopeya es la cantinela de que hay que sobrevivir en medio del río revuelto. Camaleón que se duerme se lo lleva la corriente. “Todo el mundo había dado la vuelta. Incluso en España donde los trajes y las ideas se habían vuelto del revés” .
El estilo garboso, sencillo, es del, con un dialogo magistral que colocan al autor entre los grandes de la novela española de la segunda mitad del siglo veinte.
Es una injusticia aparte de un desacato a la verdad ningunear, preterir, a autores de la categoría del padre de Jaime Jiménez Arnau a quien como digo me repatea verle de animador o palanganero de esa prensa de la entrepierna que se ha convertido en una incesante lavativa una tarántula martilleando nuestras meninges y como ya hablé largo y tendido de este puterío nacional que se ha convertido más que en tema en monotema quisiera echarlo lejos de mí pero no ha quedado otra salida para los vencidos. O te conviertes en palanganero del sistema o haces mutis por el foro. Una magna caterva de silenciosos incomprendidos metecos en su propio país tiene que ir lampando como Jimy porque hay que subirse al carro de los vencedores so pena de no ser arrastrados y caminar atrás con la argolla al cuello del incomprendido. Esta gran novela con atisbo y reclamos profetas parece intuirlo retratando unos seres vacíos y oportunistas acomodaticios ficticios y facticios.
¿Quién traerá la monarquía parlamentaria? Los mismos que vestían camisa azul y saludaban a la romana brazo en alto. Es la derecha del dinero y los negocios turbios magistrados y periodistas diplomáticos exportadores de wólfram que se sientan en las mesas del Chicote y dejan que les soplen los cuartos las Lamias y las Floras que hacen la barra. El tema es viejo como el mundo y cuando el autor describe lías ardidas de estas barbianas de lujo creí rememorar párrafos de fray Antonio de Guevara en sus epístolas familiares “hermosas de rostros, altas de cuerpos, anchas de frente, gruesas de pechos, cortas de cintura, largas de manos, pulidas en el vestir, amorosas en el mirar, y muy cautas en el pedir” que casualidad la mayor parte de las putas de aquel Madrid eran vascas hijas de familia y educadas por monjas.
Don Luís Portillo el propietario de unos grandes almacenes le pone un piso a su querida. Uno se cruza con bares que huelen a marisco y cañitas de cerveza, que se suben en taxis de gasógenos y veranean en San Sebastián. Buenos padres de familia que tienen a sus Blancas amarradas en blanca y se divierten con las muchachas de vida alegre. O con curas evangélicos que fundan un conventillo para pobres en la calle Jaén de Cuatro Caminos. Todos ellos aprenden a sobrevivir a nadar y guardar la ropa y a distinguir entre un ladrido y un mordisco. Lo que es impepinable es que desde Hayes y Ernesto Bevin al régimen franquista lo toleraron si no lo apoyaron los anglos. La habilidad de Franco fue salvar los muebles y jugar con la monarquía de don Juan al ratón y el gato. La monarquía fue una imposición de los vencedores. Estaba claro desde el principio que aquel sistema estaba condenado a morir y con su muerte se vienen abajo los ideales por los cuales habían perdido la vida más de un millón de jóvenes en nuestra guerra civil. Los sucesivos capítulos del libro son un retrato de las pequeñas vidas de estos seres egoístas acostumbrados a tener siempre la sartén por el mango.
No eran los falangistas de Hedilla ni de Onésimo sino una multitud confusa de españoles no del todo bien informados o que no querían saber. Que querían vivir. La obsesión de esta derecha era Rusia pero lo que desconocían es que el marxismo era un sistema de quita y pon que les vino a las democracias occidentales para probar sus armas en el campo de batalla y hacer negocios. Yo creo que estaban equivocados porque Rusia no era culpable o tan culpable como algunos creyeron. Y muchos de estos falangistas ignoraban la causa por qué murió Calvo Costéelo.
No murió por oponerse a Lenin -. La Pasionaria no era más que un scapegoat- sino por oponerse a entregar al capitalismo de Londres el control de los monopolios de hidrocarburos. La mano peluda o la mano negra hizo que las apariencias fueran otras. Uno saca la conclusión después de la lectura de Este-Oeste de que una buena novela es aquella que nos hace reflexionar nos embebece e infunde alientos de vida copiando la realidad vista desde el ojo triangular del novelista omnisciente que crea mundos y nos anima a ser comprensivos tal vez mejores. Una buena novela es aquella en la que se reflejan como en un espejo los valores o virtudes y carencias de una sociedad.
Más allá de lo que consideramos permanente no hay nada definitivo. La línea separadora de las luces y las luces es tenue y el bien y el mal se entreveran. La acción de este relato río de la posguerra española cruza por los territorios comanches del estraperlo, las carestías aunque aquí todos los personajes son ricos y no viven en escuálidos cuartos realquilados con derecho a cocina sino en casas de calles nobles como Lagasca 67B, luego se entrega a los meandros del ambiente selecto de los empresarios que hacen negocios y salta por las cascadas y torrentes de los miedos del buen burgués que odia pensar o decir con Bulgakov en su “Guardia Blanca” que han ganado los americanos pero Jiménez Arnau ve venir la clausura de una era con la muerte de España y su secesión en autonomías.
Pero buen observador apunta cómo Mauricio se siente odioso- se caminaba ya en los cincuenta hacia el hedonismo de nuestros días- por haber echado barriga cerca de los cuarenta años y es que la vida moderna va a tener un fuerte componente sensualista que dejará fuera de combate a los gordos los feos los viejos.
Los moradores de Lagasca 67B en este folletón se dan cuenta de estar viviendo en un mundo banal de fuertes convencionalismos pero que siga la bola.
Hay que decir las cosas correctas y pensar como piensa el Amo para no acabar en las tinieblas exteriores. Por lo demás en el libro hay muchas bodas y funerales en Santa Bárbara. Uno se cruza la mirada con las chicas topolino. El novelista que fue diplomático describe las interioridades de esta carrera donde confluye el ambiente de las oposiciones, el respeto al escalafón. Sin embargo, si España se acaba o se fractura muchos españolitos van a tener que ir olvidando una prestamera un carguito en la administración publica. Tambien tenía buen ojo para el conocimiento femenino. Algunas de las mujeres se rinden al chulo al que las maltrata y las saquea y se portan de un modo cruel con sus pretendientes honestos.
En esto del amor las buenas personas no tienen sitio y ocuparan convirtiéndose simplemente en un buen hombre. Pero ya lo decía Tirso en el Condenado por desconfiado “Eres mujer mala que quieres y regalas al que mal te trata” presenta un cuadro de costumbres y él lector que no puede soltar el libro de las manos va observando cómo se cierra un círculo.
Casi nos atreveríamos a calificar esta novela publicada en el año 61 y que se une a otros éxitos de J.A.G-Arnau como “De pantalón corto”, obra autobiografiíta y no sé si esta lo es cómo un tour de force, una obra maestra a la cual le sobran doscientas páginas. Por desgracia ¡ay! hoy prima lo contrario a la excelencia: la literatura basura, la degeneración sicalíptica o coprológica y por eso ahí tenemos a Jimy que no deja de parecerme un tio listo haciendo de bufón en los programas rosa bailándoles el agua a putas y folclóricas o jaleando los pelos del Cara de Piña el conductor de la Noria. Aun así sigue contando los mejores chistes y teniendo las mejores ocurrencias aunque algún día alguien podría sentarles las costuras por decir esas burradas que dice de los Franco. Esta enemiga hacia don Francisco con cuya nieta matrimonió el bueno de Jimy debe de venirle de familia porque su padre diplomático, articulista del ABC y guionista de cine, elide mención alguna al General en este “Este-Oeste” que a mí me ha dado que pensar bastante.
Por lo visto es una consigna y explotar el morbo de los Franco da dinero aunque sea poco ético. Yo jamás me prostituiría como lo hace G.A júnior pero parece ser que esa es la única salida actualmente tambien para un escritor. Pero me asusta el que su hijo pudiera llegar a alcanzar el título de palanganero en el tiovivo del Cara de Piña. La otra alternativa sería el exilio interior para nosotros por mandato de esta infausta monarquía que nos desgobierna – hasta Marruecos nos chotea- por cuya restauración lucharían mi padre y el de Jimy y tantos españoles de los dos bandos dejarían la piel en las dehesas de la Piel de Toro. Tengo la impresión de que aquellos idealistas no sabían por qué morían. Yo sí. El enemigo no era el que ellos creían. Y es que las cosas con frecuencia no son lo que parecen.