2024-12-15
Сердце не камень Православный фильм EL CORAZON NO ES UNA PIEDRA
ROSJOS
Rosjos son las hojas del roble
Laureles coronados
Obsecuente a mis principios
No falté a mi palabra
Sólo aquella vez
Cuando amor juré
A Suzanne la dulce dama
No soy ófilatra
No me arrastro como la sierpe
Ni rindo culto a la mentira
Cuando todo son embustes
Gatuperios y añagazas
Muévome a compás del ritmo alfa
Solitario monje
En la cueva de mis libros
Amorosa tebaida
Hoy quince de Agosto
Canto el oficio
De la Virgen Blanca
Augusta fiesta en mitad del verano
El trigo en el silo
Cuando declina la luz
Y por villas y pueblos
De la entraña de España
Corre el alborozo de toros y cañas
Ya caen las primeras hojas del roble
Rosjos nuncios del declive
De la vernal estación
Pero el laurel sigue ahí enhiesto
En desafío a los ardores caniculares
Con su verde perenne
15 de agosto 2023
LA ESCRITURA ES UNA MASTURBACIÓN MENTAL EYACULAS RECUERDOS
ABUELO BENJAMÍN
El abuelo Benjamín era
otra cosa. Casi fue el que me crió en la aldea de Fuentesoto pueblo también
románico con una vega triunfal camino de los monasterios de Cardava a la cual
se asomaban los somos, cañadas y eriazos. Por lo menos no me tiraba piedras
cuando pisaba sus viñas que el otro estuvo a punto de deslomarme de un cantazo.
Aquellas vivencias hicieron de mí un escritor, acaso un escritor iconoclasta y
a redropelo del sentir general. Mala cosa llevar la contraria pero yo siempre
me mantuve en mis trece seminarista fracasado pasado por el filtro de la
literatura pero mi alma se moldeó en aquel seminario cuyas vivencias rememoro
cuando estoy aquí postrado en la cama del hospital recién operado de la
próstata. Las ideas se agolpan, quieren salir a toda prisa, pues siempre pensé
y escribí a gran velocidad y me aturullo, me atasco y pierdo el anhélito, vuelve
el ritmo pero mi vida es un eterno combate con las ideas y los formularios
volcados en palabras, angustia vital, desazón, vértigos, el vértigo del
escritor que sólo se cura pufando pipadas de humo o camino de la despensa,
somos propensos a criar carnes, la furia del español sentado en su sillón que
se desgañita contra la injusticia contra esto y lo otro. Extraño mi cachimba
que ha sido compañera de mis largas vigilias, mi ametralladora, mi “novia” y mi
tormento, que a veces no me deja ni respirar. Saltan las imágenes de un lado a
otro, se enredan las palabras. Viene Maite la dulce enfermera. ¿Cómo estás,
cariño? Quisiera fumarme una pipa, no se puede, corazón. Dentro de un rato
vendremos a hacerte una extracción, más tarde la compañera te tomará la tensión.
La urraca del patio central faltaba poco para acabar de construir su nido. Las
noches se hacían largas e insomnes. A la madrugada el diligente córvido seguía
su labor. Pronto te darán de alta. Esto no ha sido nada. ¿Nada? Un cáncer, hoy
el cáncer si se coge a tiempo es curable. Más duro lo tenías si fuese de
pulmón. Era lo que temía yo, pero el tak que me hicieron revelaron que estaban
limpios. Soy un fumador empedernido. El vicio lo cogí a los catorce años con un
mataquintos que sabía horrible. Me vio mi padre que venía del cuartel y apagó
la targanina de un sopapo. Zas.
Ando en desacuerdo con
Andrés Laguna autor desconocido y al que yo he descubierto como autor críptico
del “Lazarillo de Tormes” gloria inmortal de la novela picaresca y que he
sacado de pila librándole del anonimato de siglos, que dijo:
─Se escribe por la honra pues la fama es la
orla de la artes.
No, señor, hoy se
escribe para echar los demonios fuera, lanzar pestes contra los nazis y los
judíos que pueden ser consistentes en el mismo perjuicio los extremos se tocan
la serpiente cambia de piel. Eso de ser escritor famoso debió de ser antaño,
hogaño el vulgo vierte suspicacias sobre nosotros. Nos mira mal. Somos
delincuentes y nos desprecia o nos compadece como enfermos bipolares, o adictos
a un vicio tan inconfesable como el onanismo. Escribir consiste en masturbarse
con palabras y eyacular proposiciones y asuntos que no son de recibo. La gente
lo que quiere es que la dejen en paz, que no la vengan con historias. Tú no te pases,
mira lo que te digo. El escaparatista de Arévalo un martes de mercado me largó
está pregunta a bocajarro:
─¿Sigues escribiendo?
─Sí
─¿Y te la meneas?
─¿Por qué no?, de vez
en cuando
El librero Gomis un
tipo un malauva el cual me ha maltratado, timado y puesto en berlina todo lo
que ha querido me recibió con una frase que es todo un dardo al bandullo de un
poeta.
-Tus libros no se
venden, deben de ser muy malos.
-Si no los pones en el
escaparate y los tienes ocultos en la sacristía ¿cómo se van a vender, cacho cabrón?
Le hubiera dado al
librero de lance un garrotazo en los hocicos pero no estaba de nones sino de
pares. Por lo demás buenas tragaderas he. En una bella mañana de octubre no
merecía la pena meterse en reyertas con un hijoputa. Escribir es llorar larra
dixit hay que estar dispuesto a ser crucificado y coronado de espina cuando no
de gargajos como le ocurrió a Lázaro de Tormes en la novatada de Alcalá. La desconsideración
la mala educación y el morbo visigótico o envidia es ek estigma de esta nación.
Tengo que confesar a mis detractores para que se calmen y no se pongan
nerviosos que yo solo emborrono papel para dejar de fumar o el que se divierte
con papiroplaxias, o pintando monigotes. Así nos las van a dar todas en un
carrillo.
El abuelo benjamín era
otra cosa. Sólo me pegó una vez con el cinto. Habíamos ido a melones y nos
pilló el guarda Melares, quien a la noche se presentó en casa y dijo tu chico
fue cogido in fraganti haciendo destrozos en la finca de la tía Piquilaya. Son
cinco pesetas de multa. Ah si, bajate los pantalones, chiquito. Diez vergajos
con la correa ni uno más ni uno menos. Desde entonces no se me ocurrió ir a
melones, ni a peras, ni a sandías. Fueron los chicos del pueblo que me
malmetieron y yo inocente de mí caí en la lazada.
Era tan inocente que me creía todas sus infamias. El Pedrete el
del tio herrero, el Elpidio, el Agustín mi primo hijo del sacristán y su
hermano el Maudillo, el Micha hijo del sastre que era tan pequeño que no podía
con las albarquillas, el Julián el de la tía Pilar y el tío Pedro Sancha pero
el más cruel de todos era Pedrete. Fue el que me encomendó la tarea de asaltar
el melonar de Piquilaya.
─Entra ahí en eso,
segoviano, y arramplas con un par de melones.
─Tengo miedo, mi
abuelo me dice que hay que respetar lo ajeno.
─Tú ¿miedo? Eres hijo
del sargento Parra.
─Yo no tengo miedo a
nada
Y salté la cerca. Fue
entonces cuando vi venir al Melares pegando voces y juramentos apuntándome con
su tercerola. Del canguis que me entró se me cayeron los melones del regazo que
no estaban maduros, eran badeas. Los otros habían puesto pies en polvorosa, me
dejaron solo como siempre. Por las orejas y yo llorando como una magdalena
aquel esbirro me condujo al cuartelillo, vino el juez de paz el tío Bernardo.
¿Qué ha hecho el chico? Robar melones. Vaya una educación. Que se avise al tio Benjamín
Galindo. Mi abuelo el pobre estaba avergonzado y corrido de mi “hazaña”. El
juez de paz era su amigo. Eran quintos, él, el tio Dominguín y mi abuelo.
Nacieron en 1885. Se ufanaban de ser quintos del rey Alfonso XIII. sentabanse en un banco de honor en el
presbiterio durante las ceremonias religiosas. La noche que recibí la somanta
de palos con la correa del abuelo era una noche de luna lo recuerdo bien. Al
otro día tomamos el coche de línea y para Segovia.
─No podemos contigo.
Así que te mando a tu padre a que te dome.
Cuando regresamos a
Valdevilla la colonia militar donde vivimos mi madre me recibió con la
zapatilla. Asi te comportas, dijo y me puso el culo como un tomate. Yo no tuve
la culpa fueron el Pedrete y el Agustín los que me mandaron asaltar la cerca de
la tía Caya. ¿Robar? Vaya un hijo. Traté de escapar y anduve perdido por los
peñascales de Valdevilla recorriendo los andurriales del río Clamores llorando
mis desdichas, esta vez temiendo la correa de papá. Venida la noche, llamé a la
puerta de la casa que era verde y de madera de pino con mucho tiento y sigilo.
Me estaban buscando. Mandó mi padre al machacante por ver si me encontraba.
Pero en vez de la correa fui recibido con besos y abrazos. El sargento Parra
saltaba de alegría. Hijo, hijo.
¿Por donde te has
metido, donde anduviste? Tu madre y yo creíamos que te había ocurrido algo. Me
senté a la mesa. Huevos con patatas fritas. El abuelo había traído un clarete
que pasaba bien al cabo de tantos sinsabores por culpa mía.
─Bebe, Silvino.
─Gracias, señor
suegro, de hoy en un año.
Y tentó la bota
embelesado con un largo trago. Por la provincia de Segovia los casados llaman
al padre de su mujer “mi señor”. El chico es un poco mostagán pero hay que
meterlo en vereda. Hay que llevarle al seminario. El dictamen del abuelo se
cumplió al cumplir yo once años. Había habido muchos curas en la familia.
Estaba don Linos pariente suyo que ejercía el arciprestazgo de Calabazas, el P.
Galo que se fue de misionero al África y nunca se volvió a saber más de él o
don Priscilo cuñado suyo nombrado por oposición canónigo magistral de la
catedral de Burgo de Osma. Tanto los Parra como los Galindo tenían fama de
beatos y no existen dudas de que esta veta tan clerical y bíblica les venía de
su ascendencia.
Aquel rincón extremo
de la provincia segoviana había sido repoblada por moros y judíos y se produjo
el milagro de que Alá, Moisés conviviesen en plena armonía practicando usos y
costumbres ancestrales, ritos, intercambiables, diciendo ojalá cuando les
acuciaba un deseo de que algo ocurriese, o pronunciando el nombre de Jesús al
estornudar al besar el pan cuando la hogaza se caía de la mesa
albricias ahora resulta que yo LLEVABA RAZÓN CUANDO ME PUSE A ESCRIBIR bajo las garras de soros. LOS SIONISTAS GLOBALISTAS ESTAN PERDIENDO LA GRAN UNIVERSAL CONFRONTACIÓN
La derrota de los globalistas proguerra: Soros, BlackRock, Foro Económico Mundial y Hollywood
Patadas al nido
Hay
marea alta
Y
andamos todos de cabeza
Pegándole
patadas al nido
Se
llena de ternejales y valentones
El
coso taurino
Redondel
de las Cortes
Lo
suyo es viltrotear
El
mulo pega coces y respingos
Y el
arraez de esta nave nos tunde las costillas
A
golpes de rebenque
Y de
noticias atorrantes y aterradoras
Échate
al lado que viene la apisonadora
Se
ergotiza y parlamenta
El pez
tiene escamas
Y
pinchos el tomillo burrero
Y
vamos remando a pareles
Por un
mar de insidias y borrascas
No es
bueno arriar vela
Ni
pegar patadas al nido
Tú
verás.
NUESTRO SERVICIO DE SALUD. LOS ESPAÑOLES NO SABEMOS LO QUE TENEMOS. GRACIAS HOSPITALO PUERTA DE HIERRO. A MEDICOS Y ENFERMERAS MI CARIÑO Y MI AGRADECIMIENTO
LITIASIS NOCHE DE DOLORES (LAUDACIO AL SERVICIO DE URGENCIAS Y DE UROLOGÍA DE PUERTA DE HIERRO MAJADAHONDA) GRACIAS POR SU PROFESIONALIDAD Y COMPASIÓN
Pasaron las
navidades como un relámpago. Son las Doce Noches de los cuales hablaban los
romanos. Shakesperare escribió su semblanza en la comedia “The Twelth Night”.
El tiempo se acelera hasta la Epifanía y
parece que los astros circulan allá arriba. Había que aplacar a Saturno el dios
oscuro con libaciones. Últimos añs de la vida quie saldan la larga lista de los
trabajos y los días. Recapitulaciones y arrepentimientos. Me siento solo y
pecador. Muy poquita cosa. No he sido más que un pobre periodista, un soñador,
avenate de la política donde todo es lucha, estridencia y ambición. ¿Últimos
tiempos? No va más. Sin embargo me siento orgulloso de mi tarea. De mi
vocación. Hay que ser humilde asumir el riesgo pewnsando que el hombre hecho en
el barro es un carro de polvo. Grande solo es Dios.
Ese es el origen
de las saturnales que el cristianismo retomó para conmemorar el nacimiento de
Jesús. Tiempo de nostalgias y alegrías. Una pandereta suena. La nochebuena se
viene y se va y nosotros nos iremos para no volver más. Recuerdos infantiles y
memoria de los que ya no estaban en la mesa de Nochebuena. Pasaron dichas
fiestas tranquilas para mí rodeado de mis hijos y mis nietos pero pasadas la
Doce Noches me volví pagano y quise venerar al dios oscuro apurando la copa de
añoranzas y tristezas.
Soy un pensionista. Apenas salgo de casa soy
un monje de la literatura y noto necesidad a veces de hablar con alguien pues
no tengo vocación de cartujo.
Me fui al
Pardillo al bar de la parada donde había un monolito al primer caído en la
batalla de Brunete (ver mi libro) el alemán Rudi Eppert, un sitio que tiene
para mí energía positiva y tomé algunos traguillos.
Más de la cuenta
teniendo considerando que la dipsomanía es una de las tres D fatídicas
(Deprimido, divorciado, dipsómano) que afligen a escritores y periodistas. Baco
es un dios traicionero. ¡Mucho cuidado!
Volví a casa
contento y despreocupado, sin saber que iba a pasar una semana en el lecho de
Procusto, aunque noté que orinaba más de lo normal (poliuria) me acosté
contento y feliz pero a las tres de la mañana empezaron unos dolores terribles
en la cintura que creí morir. Arcadas, ganas de vomitar pero ni para delante
ni para atrás.
Llamé al 112 de
Villanueva de la Cañada y a los diez minutos estaba la ambulancia.
Ya en Puerta de
Hierro tuve una de las experiencias más consoladoras de mi existencia. Soy
perro viejo y la vida me vapuleó con fuerza.
Con todo y eso
sobreviví, aunque pienso que en mis ramalazos pesimistas la humanidad es así.
El bien es más poderoso que el mal por más que así no nos lo parezca.
Acudió a palparme
una medico vasca jovencita guapa que mandó sondarme. Los dolores remitieron.
Una de las enfermeras me inyectó varios calmantes despues de sondarme con
pericia.
Me acordé
entonces de mi abuelo que murió de cáncer de próstata en medio de largos y
dolorosos sufrimientos. Cuando le ponían la sonda veía las estrellas.
Recuerdo aún sus
gritos pero desde hace medio siglo mucho ha cambiado la medicina.
Apenas lo sentí.
Trasladado a una de las crujías o boxes del departamento tuve experiencia del
dolor que aflige a la pobre humanidad.
Me impresionó el
trato de las ATS que a los viejos nos llamaban cariño.. Me sentí persona, no un
número auque a mi lado expiró aquella noche una señora y Manolo el enfrente se
quejaba de que sus hijos no venían a verle y le trajeran las gafas. “No veo,
señorita. ¿Me da un vaso de agua por favor? … Si a mí no me duele nada. Yo
quiero irme a mi casa” nos hicimos amigos. Manolo era un madrileño del Avapies
que había trabajado en Francia y en Alemania. Desde esta bitácora le mando un
gran abrazo aunque es posible que nunca nos volvamos a ver.
Cuando era niño,
yo iba con mi madre a visitar al abuelo hospitalizado en el Hospital de la
Misericordia de Segovia.
Un recuerdo
tétrico me asalta al rememorar aquella tétrica experiencia: las batas blancas,
aquellas hermanitas de la Caridad con aquellas tocas almidonadas de ala lancha
que parecían aviones dispuestas a echar
a volar; la mayor parte de ellas eran mayores y no muy agraciadas.
Todo lo contrario
de ahora. En Puerta de Hierro, crisol de juventud, la mayoría de las enfermeras
son jóvenes y muy guapas lo mismo que los doctores que poseen eso que llaman
los ingleses maneras de cama para dispensar buen trato al paciente. Entretanto,
mientras los negros pensamientos me asaltaban, yo pensaba que podría sufrir de
cáncer de próstata como el abuelo. Pero no. Los cálculos al riñón habían
determinado aquella litiasis y al final expulsé la piedra.
No obstante
mientras pasaban las horas me aferraba a las cuentas de mi rosario y me
preparaba para bien morir pensando que la muerte acaso no sea el final. Y dando
gracias a Dios por estos 78 años de lucha bravía. Quizá los españoles no
sabemos lo que tenemos con nuestros clínicos y no estemos tan mal como cuentan
las noticias.
Hay ahí pidiendo paso una juventud muy
preparada para afrontar el futuro. Me subieron cuarenta y ocho horas después a
planta y allí creo que se me apareció la Virgen María en la persona de
Almudenita de Alcorcón la enfermera de
mi sala y la uróloga que palpó y alivió mis miserias.
Ya me referido hasta tal extremo. Sólo puedo
decir gracias. Estoy ahora en casa con la sonda puesta que me extraerán dentro
de diez días; eso sí, sin dolores y
normalizado en la irradiación mingitoria de mis pobres riñones. Bendito sea
Dios.
El mundo va
adelante. La vida sigue. Hemos vencido al dios oscuro de las saturnales. Cristo
cura a través de estos valientes trabajadores de la medicina aunque no crean en
El pero participan de su fuerza taumatúrgica
PEPITA JIMENEZ VALERA FUE EMBAJADOR EN PETROGRADO
Leo
a Juan Valera recios calores del veranillo de san Miguel. Pepita Jiménez era
un libro prohibido en aquellos seminarios de los cincuenta del pasado siglo. Si
decían que estaban “pensándoselo” es que habían rociado su espíritu de la
doctrina de este libro librepensador. Es un tratado de psicología algo
melifluo.
Entre
tarros de miel don Juan Valera vierte cuartillos de ponzoña de forma
subrepticia, oculta. Paralipómenos. El amor divino se enfrenta al amor humano.
Un joven seminarista a punto de recibir las órdenes mayores durante unas
vacaciones conoce a Pepita a la que pretende su padre, a quien va a quitar
la novia. Viudita rica que con un ojo llora y con el otro repica. Paseos a
caballo, merendolas en el campo, el juego del tresillo y el roce de las piernas
de Pepita con las del aspirante al sacerdocio que se quería ir a África o a la
India a convertir negritos y pasa lo que tiene que pasar.
Don
Luis y Pepita hacen cacharritos. No podía ser de otra manera. A los veintidós
años un hombre es un torrente de hormonas.
No
conoce la vida y mucho menos a las mujeres que son harto complicadas.
Veladamente
Valera denuncia uno de los males de la
iglesia latina en su prospecto de producir maricas y homosexuales con un lirio
en las manos o verracos, garañones, depredadores sexuales.
Es
el caso de ese cura malacitano que se
pasaba por la piedra a sus feligresas previamente de dormirlas administrándolas
un brebaje.
Ahora
bien, los que intentan convertir a la SRI en una cuestión de bragueta son unos
tarados mentales.
La
iglesia triunfó en España pese a estas minucias y para demostrarlo ahí están
elevándose en cada pueblo esas torres de las humildes espadañas o las agujas
atravesando el cielo de las catedrales medievales, esas ermitas, esos
humilladeros esparcidos por media Europa, esos monasterios de acogida al
peregrino esas universidades. Todas esas obras de arte.
Todas
esas sinfonías y polifonías. El esplendor de su liturgia. En la labor educadora
la iglesia es imbatible. Nos enseñó a rezar y a pensar a muchos de nosotros. En
mis libros yo hablo de una iglesia esotérica; lo místico, lo de adentro y otra
iglesia exotérica la cáscara, lo de afuera: cánones, obispos, sínodos,
política, encíclicas, visitas
pastorales, happenings como el del Día de la Juventud, concilios.
Detrás
de todo ello esto se esconde (paralipómenos) maraña muy complicada e
inextricable la cara de Xto.
¿Qué tendrá que ver ello con ese párroco
salido que le toque la pilila al monaguillo o al arcipreste que se acuesta con
una de las Hijas de María?
El
volteriano Valera ataca a los curas por su flanco más débil y cuenta con muchos
seguidores, más de un siglo después de su muerte.
A
punto de celebrarse el bicentenario del autor egabrense 1824-1905 merece la
pena consignarse algo importante. Que el desastroso reinado de los borbones
Fernando VII, Isabel II, María Cristina, Alfonso XII y Alfonso XIII no fue
óbice para que la literatura española viviese un nuevo siglo de Oro: Mesonero
Romanos, Galdós, Pereda, Bécquer, Clarín, Fernán Caballero, Espronceda,
Menéndez y Pelayo que remata en los del 98.
Valera
escribía unas novelas lineales, optimistas, donde todo acaba bien y tutti contenti . Este es el caso de don
Luis que se casa con Pepita y viven felices y comieron perdices.
No
es un genio. SÓLO UN INGENIO pero todo el aseo de su prosa contrasta con la
vida de su juventud. Asiduo visitante de los burdeles de Madrid junto a su
amigo M. Pelayo y como embajador en la corte de los zares tuvo no pocos líos
con marquesas y duquesas rusas pero apenas queda nada de su gestión como
agregado del plenipotenciario del gobierno de Madrid ante la corte de Nicolás
I. Tiempo adelante se desplazó como representante de Isabel II Washington. Y a
orillas del Potomac se lo pasó tan bien como en las del Lena.
Se cuenta que tuvo una amante estadounidense a
la cual abandonó y ésta, despechada, se suicidó. Sus cartas a M. Pelayo que
también era buen peje se hallan plagadas de anécdotas sobre lances sexuales y
conspicuas visitadoras. ¿Era el egabrense un sátiro, un calavera? En sus
escritos ponderados y eutrapélicos no se aprecia atingencia en el sentido de sus
aficiones donjuanescas. Murió ciego en Madrid y a lo que parece nunca cesó en
su afición al sexo y al trato torpe con visitadoras. Se había paseado por los
mejores burdeles de España y del extranjero. Parece ser que las que más le
agradaban eran las mulatas portuguesas. Amigo del general Serrano, también fue
embajador en Lisboa.
CUERVOS
Hacen sus concilios en el prado, el aire de
la mañana baña sus cuerpos que garlan entrambos macho y hembra. Oí decir a los
rusos que no puede ser el cuervo más negro que sus alas; tengo la sensación de
que me están observando a mí esos bichos. Y dan a los otros pajarillos para que
tomen el olivo.
El macho alfa de la bandada se le nota porque su voz ─los córvidos son
garrúlidos, capaces de imitar la voz humana aun cuando sea menos perceptible su
entonación que la de los loros, es más rajada y
los machos lucen canas en el copete a la manera de garvín pero sin los
colores de la cresta de la abubilla─ me mira con sus ojos intensos
observadores, negros como la endrina.
Su vista de lince parece propia de un espía y sus patas que se mueven
trabajosas sobre el pasto, exhiben garras propias de un inquisidor. Las zarpas
del cuervo son tan grandes que las aves de dicha especie parecen andar a la
pata coja.
Las demás aves huyen de ellos pero el cuervo siempre atento y
vigilante es el pájaro que da el aviso a la menor señal de peligro. La
mitología lo corona como nefasto. Sus graznidos anuncian calamidades.
Los cuervos no rapiñan aunque puede
alimentarse de mortecino pero prefieren las bayas, los higos y la simiente del
trigo de los sembrados que escarban con su poderoso pico. No temen a las
águilas y hacen frente al gavilán.
Siempre van en grupo como la Santa Compaña,
comunicándose con sus graznidos excepto la urraca que es entre todos los
glagólidos la más independiente. Más libre y circunspecta.
Viste de negro y blanco como los agustinos.
En Segovia las llamamos picazas por el grito
desagradable que lanzan subidas a las ramas de los copos de la pobeda.
Al igual que el grajo posee su misma retentiva, buena memoria, cabeza
cuadrada y largo pico, pero la urraca por temperamento es ladrona, se lleva al
nido todo lo que pilla y con frecuencia roba los polluelos de la puesta de
otros pajarillos.
Ahí está esa tanda de grajos como
deliberantes y en concilio sobre cómo acometer el estofado de una res muerta.
Uno del grupo vigila mientras los otros manducan.
Ya pasaron los comedios de abril y son vísperas de San Marcos rey de los
charcos ─lo cantábamos en rueda en la
postguerra los niños de las escuelas─ porque era tiempo de lluvias en toda
España. La fiesta del santo evangelista se celebra en 25 de abril.
Que llueva… que llueva… la Virgen de la
Cueva… agua san marcos rey de los charcos… que llueva sobre mi cebada que ya
está granada… y sobre mis uvitas que son pequeñitas, que sí que no que llueva
chaparrón con azúcar y turrón”
Este año del 23 fatídico no hay charcos pues no llueve y el personal
anda con la mosca en la oreja y yo me digo qué ya lloverá pues a lo largo de mi
vida he sido testigo de unas cuantas secas. La cosa tiene que ver segun los
astrologos con las intercadencias y reflujos de las manchas solares.
Por ejemplo la que hubimos en Madrid el año 65 que no cayó gota desde
agosto a mayo pero en el 66 se plantó a chaparrear y casi no paró hasta el 68.
¡Puaf! se asaban los pavos y podíase freír un
par de huevos en la calzada si no hubiera dejado de poner las gallinas por
falta de alpiste.
Creo que esto son ciclos.
No seamos alarmistas ni apocalípticos.
Hagamos una rogativa. Eso sí, pero la gente de mi país se ha vuelto descreída y
no está para letanías.
La bandada de grajos, mientras tanto, reunida en concilio cerca de un
jabato muerto al pie del manzano (en esta zona de Asturias he sentido aullar al
lobo y gruñir al jabalí por la noche mientras el cuervo vozna a todas horas)
interrumpe su convite de cadaverina al sentir el pestillo de la verja del
portillo cuando yo me acerco. Echa a volar.
Son pájaros listos, pero de mal agüero en
muchos casos. No creo en supercherías, pero brujas haber haylas. Los rusos
cuando ven a un cuervo o un pope se cambian de acera. los cuervos, los abogados
y toda la gente vestida de negro da mala suerte, pero no seamos superticiosos
viernes, 21 de abril de 2023
QUEVEDO LOS SUEÑOS FICCIÓN Y REALIDAD
Tenía 28 años era un minorista catedrático
recién licenciado de la universidad de Alcalá donde se especializó en las
Sagradas Escrituras, es el autor clásico conoce la lengua hebrea mejor que
ningún otro. ¿Era Quevedo judío? No lo sabemos. Lo que sí que es cierto es que
se erige en paladín de los santiaguistas que ridiculizaban a los cristianos
nuevos y querían proclamar patrona de España a Teresa de Jesús echando a las
calderas de Pedro Botero al Hijo del Trueno. Los Sueños es una gira por los
distintos lugares del infierno. Visión escatológica. Quevedo bosqueja con la
pluma lo que el Bosco traza con el pincel. Es una meditatio mortis adobada de
sátira y de critica social.
A Quevedo no le gustaban los sastres ni los boticarios,
se ensaña contra los quirománticos, a los abogados los toma a cachondeo y se
mofa de las mujeres y de los maridos engañados. Desgraciadamente su misoginia
anuncia una realidad profética como la que vive España cuando la lucha de
clases fue reemplazada por la lucha de géneros; “un mal casado tiene en su
mujer una herramienta para la muerte porque el matrimonio puede ser un infierno
portátil”. En los Sueños sale a relucir las habilidades de un espadachín del
idioma. Quevedo sondea las posibilidades del idioma castellano haciendo esgrima
con los conceptos. Es difícil seguirle en muchos casos porque en su habilidad
idiomática sorprende. Es sin duda el mejor escritor en la lengua castellana
EL CORBACHO
Antonio Parra
Si Marina non te place, Catalina, pues sí, face. Para leer a Alfonso Martínez de Toledo, el arcipreste de Talavera que lo mismo que el otro, el de Hita, era un pinta y de mujeres sabía lo bastante, conocimientos que, por lo que parece, no aprendió necesariamente en el confesionario, hay que estar bien dotado y con la libido en su sitio. Ser joven, gallaspero y algo marchoso como corresponde a aquellos monjes giróvagos y clérigos bigardos itinerantes por las aldeas de la cristiandad y aleluya aleluya cada uno con la suya que sabe más el necio en su casa que en la del cuerdo. La lectura de sus páginas me pone en guardia contra los insensatos que han intentado amargarnos la vida convirtiendo la religión católica en una cuestión de bragueta. En esta fe, profesada por los pecadores, no faltaron jamás los líos de faldas y de pantalones.
Ahora bien, nos proviene con el salmista de los peligros del amor humano –cárceles, torturas, estupros, violaciones, crímenes, celos, adulterios, allanamientos de morada, raptos, toda esa tristeza poscoital- pasajero y exhorta a gozar de las mieles del amor divino que es eterno. Vinagres y dulcedumbres. Con más renuncias pero con menos complicaciones. Con toda su moralina, pese a todo, nos previene el buen arcipreste de que en este campo no hay remedio.
Pues, litro y medio. Pero con frecuencia la botella pone peor las cosas. ¿Y cómo la Vd.? ¿Medio vacía o medio llena?
Según se mire. A mí lo que me interesa es la prosa. El párrafo cuadrado, la palabra exacta; lo demás, percata minuta, ya digo pero vivimos en una época en que, a pesar de todo lo dicho, nadie se baja libros de Internet. El mundanal ruido del porno y los discos. Evasión quiere la masa. Y se hacen mangas y capirotes con la belleza, la estética y todos esos conceptos antiguos. En los bloggers están apareciendo millones de escritores, asociaciones, contando, bien o mal, dexteramente o en zafiedad, sus locuras, sus experiencias. Por las planchas ha pasado la apisonadora. Y la imagen que se presenta es la de una humanidad en ebullición (parejas de recién casados que nos cuentan cuanto se aman, pensionistas de Pasadera que van a las Vegas y se retratan en tejanos y con sombreros en tejanos, y luego la otra cara de la moneda, la noticia que nunca traerá en sus titulares el NYT, la del soldado que acaba de perder las piernas en Bagdad y regresa a casa lisiado a una casa vacía, la Asociación de Veteranos le ayuda con los folletos de reclamación pues esta carne de cañón estadounidense no anda muy bien de letras, las cuatro reglas y vas que chutas, existe una hoja de reclamaciones y no lo saben, serán vagabundos carne de cañón y carne de taberna. Fue siempre así. A los mendigos de Castilla la Vieja en el XVI triste paga y retornar triste del soldado aunque sea de una guerra gloriosa y vencida en buena lid nadie les hacía caso y su futuro era la mendicidad. Hay que ser un pícaro o transformarse en bolchevique o en un cínico si no quieres que se te revienten las meninges.
Daca huevos, daca estopa, daca vino para estocada. ¿Y a ti quien te lo hizo? ¿Quién te pegó la puñalada? ¿Qué son esos lloros? Lloro mi desventura y estoy desarmado ante la vulgaridad y los equívocos del presente. ¿Quién vos firió en la cara? ¿Quién me vos mató? Pero oiga ¿no era Prosegur la empresa en la que trabajaba el Dioni el que se fugó con toda la pasta? Pues sí y míralos de pardo y míralas actuar tan jacarandosas. Guardia de seguridad que se cree el ombligo del mundo. Dale a un español un poquito de poder y tendremos a un tirano. Aquí lo importante es controlar al otro. Deudos somos de los inquisidores y la Prosegur vestido de pardo, el uniforme de los hitlerianos, me dan arcadas recordar, se me revuelven las tripas del estomago pues soy algo judío no faltaría más, camina lentamente por el corredor de la planta noble. La niña quiso ser policía nacional, suspendió para la Benemérita y acabó en securata. Se da aires y mucha importancia. Controla a la peña de funcionarios. Todos a sus pies. Disciplina inglesa. Dales caña. La Prosegur quiere ser la Santa Hermandad a la americana. Las mangas verdes sustituidas por una chaquetilla de paño. Canana y pistolón al cinto.
Hombre, hay que ser un poco más optimista.
La lectura es primorosa y refrescante y refleja la alegría de vivir de los siglos medios por medio que la obsesión primordial sea el sexo pero muy puesto en solfas moralizantes como reprobando los vicios y denostándolos pero en secreto practicando una inclinación inconfesable a las fuerzas de nuestra naturaleza genesica y genérica.
Y hablando de géneros y de violencia genérica o domestica eso y no hay más que darse una vuelta por las primorosas prosas del Corbacho, que es el libro que en las letras castellanas más recuerda al Decamerón de Juan Bocacho, este canónigo de Toledo que nadie sabe por qué se fue a vivir a Cataluña y formó parte del cabildo de Tortossa nos cuenta la historia de la bella Argentaria una buena moza de Barcelona que para no ser descubierta por su marido con su amante ahogó a su hijo con una de las cintas de su pelo. Aunque a la inversa el mismo suceso acaba de ocurrir en Alcalá donde un cubano se llevó por delante a la mujer con la cual cohabitaba y a un niño de once años que les espiaba.
Viejo y cruel como el mundo es esta guerra de sexos pero siguiendo con la historia de la Argentaria en el tormento ésta confesó el amor que sentía hacia aquel hombre, el aborrecimiento por su legítimo declarando que volvería a matar una y mil veces al fruto de sus entrañas que le había arrebatado lo que más quería.
El caso hizo época y fue tema de novelas de caballerías y de romances pero el arcipreste que fue testigo presencial del ajusticiamiento de la pobre mujer en el rollo de Barcelona aclara que él vio con sus propios ojos cómo la Argentaria fue violada después de muerta por el verdugo que la ejecutó. El sayón luego se echó con ella.
El texto es una joya para apreciar la belleza del castellano y de las relaciones que tuvo con el catalán el valenciano y el primitivo balear. También es todo él un canto al desengaño amoroso y por ende algo misógino. Retrata al amor desde el espejo de la muerte. Eros y Tanatos suelen ir de la mano pero un derroche de poderes descriptivos de la catolicidad bajo los papas de Aviñón y la gran impronta aragonesa. Y un torrente de adjetivos. Donosura medieval. Excelente fabla. Palabra bogal. Excelente alternativa.
ALFIZ DE SAN TIRSO DE OVIEDO
Estos tres arcos de herradura arquitectónicamente son un misterio. Demuestran la presencia en Asturias y Cantabria de alarifes musulmanes. Las arcadas se encuentran detras de la nave del testero de San Tirso y debieron de constituir parte del baptisterio- el bautismo mozárabe es por inmmersión y no por ablución- de la basílica del Salvador de Oviedo. Un enigma arquitectónico como el mismo nombre de Oviedo que procede de Jovis que era el genitivo de Jupiter-Jovis. Oviedo pues la jovial, sede del primer metropolita tras la debacle del 711. Los hispano romanos salieron zumbado para el Norte y sólo se sintieron seguros tramontado Pajares donde pudieron construir estas maravillas con nostalgia de Córdoba y con un tinte muslímico ewn los cimacios del alfiz. los tres ojos son un emblema de la defensa del Dogma Trinitario. Autores tan eminentes como Camón Aznar han escrito largos tratados acerca de este ventanal ahora tapiado
ALFIZ DE SAN TIRSO DE OVIEDO
Estos tres arcos de herradura arquitectónicamente son un misterio. Demuestran la presencia en Asturias y Cantabria de alarifes musulmanes. Las arcadas se encuentran detrás de la nave del testero de San Tirso y debieron de constituir parte del baptisterio- el bautismo mozárabe es por inmersión y no por ablución- de la basílica del Salvador de Oviedo. Un enigma arquitectónico como el mismo nombre de Oviedo que procede de Jovis que era el genitivo de Jupiter-Jovis. Oviedo pues la jovial, sede del primer metropolita tras la debacle del 711. Los hispano romanos salieron zumbado para el Norte y sólo se sintieron seguros tramontado Pajares donde pudieron construir estas maravillas con nostalgia de Córdoba y con un tinte muslímico en. los cimacios del alfiz. los tres ojos son un emblema de la defensa del Dogma Trinitario. Autores tan eminentes como Camón Aznar han escrito largos tratados acerca de este ventanal ahora tapiado
C´EST A GERRE
ALEJANDRO ARNOUX CABARET
Mnuel Azaña tradujo esta obra y se muestra como eximio escritor supo sacarle las vueltas al castellano extrayendo estampas de la primera guerra mundial de una elegante prosa de este escritor francés. Arnouz pasó por humorista pero era un lliterato vivencial parisino cien por cien. El cabaret aparece como un local cuadra cargado de botellas, duelas y toneles, mucho humo de tabaco y gente que va a pasar el rato para olvidar los rigores de la guerra. Se monologa, se charla, se rumian los pensamientos. Soldados campesinos que se enfurecen al ver cómo la artillería destroza los trigales. “Somos de la Beuce” culos de tierra. Desde las alambradas de enfrente tiraban los boches. La narración a saltos parece disparatada pero es congruente al mostrar las incongruencias de aquella hecatombre en Arras, en la Marne, el Somme, Verdun, en Flandes. En los hospitales de sangre a los heridos nos trataban a cuerpo de rey dos vasos de aguardiente como el Papa. En Europa se organizó la gran carnicería. “Lo principal para la guerra es la moral y la moral no se fabrica en los periódicos con tinta de imprenta y discursos patrióticos: hacen falta artillería y cocina”… no es lo esencial tener razón en la guerra lo que hay que tener es suerte… los artilleros antes de entrar al cabaret mearán en la tapia de la iglesia mientras canta el cura, son gentes pesadas que se enredan con el peso de sus espuelas y recuerdan siempre a las ruedas de sus armones. La guerra es una borrachera. Se bebe el champán del absurdo… soy recto como un junco, franco como el oro, no quiero nada con los jesuitas. La artillería y la infantería en el cabaret se lían a mamporros por cuestiones de honrilla mientras pellizcan a las mozas y les dan palmadas en el trasero