2025-07-21

fue mi prefecto de estudios y a él le debo el amor a la SRI y al latin, la teología y la filocalía. Sin belleza y misterio no hay cristianismo

 





DIMOS TIERRA AL DEÁN DE COMPOSTELA

 

Cargado de años y de virtudes y sufrimientos sufrió persecución por la justicia bajó al sepulcro en el claustro de la catedral de Mondoñedo entre paletadas de tierra sordas y los ecos del  dulce canto de la Salve Regina que en la tarde de verano subían al cielo. 

Creo haber sido el único de aquella pléyade de seminaristas a los cuales formó para el sacerdocio en el seminario de Segovia por don José María Díaz (1930-2025) que asistió a su sepelio y mucho me honro de eso. 

Lo considero como un aviso y un carisma y un premio o tal vez un privilegio por haberle defendido a mi viejo prefecto contra los malsines de horda ─ hay que distinguir entre amigos, amigotes y amiguiños, decía,- tratándonos de disuadir de la peste de lo que llamábamos amistades particulares, el encierro, las hormonas sobresaltadas, el amor místico trocado en amor carnal hacía que algunos educandos se enamorasen del compañero, aunque sepan cuantos los que quieren atacar a la iglesia por el sexto mandamiento que nuestra fe es algo sublime y no un problema de bragueta. 

Satanás enreda lo suyo y nos están confundiendo porque también el Evangelio y la casulla con que arroparon el féretro es una dádiva del Cielo.

 Y a mí me ocurren a veces cosas inexplicables ¿Cómo me enteré yo de la muerte de mi querido prefecto? No podía dormir, abrí internet y supe la noticia. 

Al día siguiente mi mujer y yo conducimos a lo largo de los trescientos km que separaban nuestra casa de Mondoñedo y allí subimos entre montes pinariegos como música de fondo el oleaje de la mar rizada de Vegadeo. 

Conté tres obispos, cincuenta presbíteros y tres diáconos oficiando la misa de Réquiem. 

El predicador del panegírico se fue por las ramas y no hizo referencia ninguna a los sufrimientos y desdichas que trajo aparejado el robo del famoso incunable escrito por un papa el siglo XII que milagrosamente apareció intacto. Un verdadero milagro. A causa del robo fue difamado y destituido de su canonjía como deán y archivero de la catedral compostelana.

─Antonio ─me dijo en una carta─ estuve a la muerte a causa de este sufrimiento.

Los que conocíamos a don José María sabíamos que era un genio, un sabio y un santo a su manera. 

Podía lucir la mejor sotana de cachemir pero luego iba por todo el seminario en zapatillas. El desaliño exterior y su mirada de genio contrastaba con el aseo y pulcritud de su mente.

 Tenía una memoria prodigiosa, conocía como nadie la historia de la iglesia en sus triunfos y en sus fracasos en sus virtudes y en sus mermas.

 Recuerdo una de sus conferencias en la iglesia del seminario mayor que, imbuido de dotes proféticas, anunció la gran desbandada y la crisis producida por el aggiornamiento. Efectivamente los seminarios quedaron vacíos. 

Veía el Vaticano II y las innovaciones conciliares como un signo de la crisis eclesial pero él que conocía bien la historia decía que la nave de Pedro zarandeada por la borrasca seguiría incólume su singladura a través de los tiempos. 

Los hechos parecen haberle dado la razón a este presbítero asturiano de Coaña por parte de madre y segoviano de Coca por su abuelo paterno. 

Sus exequias ya digo han sido multitudinarias y triunfales. Nunca vimos tanto cura y tanto obispo oficiando una misa de réquiem. Repicaban las campanas de gloria. 

En  la ceremonia del portapaz yo fui a dar la paz a un sobrino suyo que era clavadito a él rubio, alto, bien construido y posteriormente a su hermano menor también sacerdote al cual vi hace muchos años portar por la Escuela de Periodismo de la Iglesia la que estaba en el edificio León XIII. 

Fue una tarde alegre. Las campanas de la sede mindoniense repicaban a gloria. El toque no me pareció de clamor. Justus ut palma florebit (el justo florecerá como la palma) y en una de las capillas otro milagro  me encontré con una talla de una Virgen inglesa que trajeron los españoles de la Armada Invencible.

 Ese cromo lo tengo yo en mi escritorio para pedir por mi hija inglesa a la cual apenas he visto desde hace más de cincuenta años. !Ah Dios mío cuanta belleza tiene el catolicismo por más que muchos lo tengamos olvidado! Credo. Cruz. Caridad. Carisma. De eso es lo que se trata. Ayer subió al cielo un sacerdote gallego que fue mártir de la causa.

 

martes, 22 de julio de 2025


  MONDOÑEDO (I)

 

              XXXXAntonio Parra

Poco antes de llegar a terra chá, la que cantó Rosalía, subiendo a Galicia por Castropol, alzándose sobre una serna que guarda reliquias arqueológicas de un castro, al agrego de trochas y pomaradas que lo resguardan un poco de los tundidores vientos gallegos que siembran siempre el beneplácito de la lluvia sobre Asturias, donde al ábrego lo llaman “cuando sopla el gallego”, está Mondoñedo, que parece que se levanta sobre las gafas del querido Álvaro Cunqueiro.

 Altar de Merlín, templo de los encantamientos, mágico campamento de nuestros sueños literarios.

De mozo yo soñaba con un sitial en el coro de su bella catedral y a la sombra de la silueta de una talla de la Virgen que llaman La Inglesa en una de las capillas de la pérgola y que trajeron los españoles de allá en un galeón de la Invencible quisiera dormirme para siempre.

Mondoñedo, ciudad sagrada, el pequeño Santiago, imprime carácter. Los peregrinos medievales, antes de llegar a Lavacolla, se bañaban en la Fonte Vella y al pasar por la Ponte do Pasatempo echaban un suspiro, lanzaban una piedra al río, formulaban un deseo y ese deseo por lo general se cumplía.


 Un obispo revestido de pontifical y calzado con zapatillas de seda (cáligas) el Sábado de Témporas de Adviento me daría la tonsura, un sobrepelliz, la muceta y una vela para el Oficio de Maitines.

Luego ahorqué los hábitos. A pesar de todo creo que fui toda mi vida un buen seminarista que acarició el anhelo de una vida levítica de labores y de días, según Hermes Trimegisto y las preces del breviario romano.

De alguna forma velé las armas, me invistieron caballero, con la acolada triunfal y el toque de varas en el abrazo del prelado que me dio a probar el cáliz y a besar la epacta y las sacras de plata. Algo indeleble. El cristianismo se afianza con los caballeros andantes que ponían la pluma y la espada al servicio de la defensa de la Trinidad y tenían por dama de sus pensamientos a la Virgen María.

Algunos se quedaban en curas de responso de blanca y maravedí. Ya lo dijo el refrán: “Mi olla, mi misa y mi María Luisa”

Mas, eso carece de importancia. Lo que pasa es que algunos, con cierta deformación profesional, han querido transformar la religión de Jesús en un problema de bragueta. Y no. El punto fundamental es la fe. Los hipócritas nos acusan de no poner en práctica el cúmulo de cosas que profesamos. ¿Y ellos? La protervia y la hipocresía han servido de pretexto a la felonía tiránica.

En 1836 quitó los bienes de una Iglesia que de manos muertas que hacían caridad, siendo los monasterios inmensamente ricos, sus moradores morían pobres igual que pajaritos, y no hay que ver lo que dejaban los defroques (algún breviario descosido, el par de sandalias o de zapatos motilones, la cogolla oliendo a sudor y el hábito raído) para ponerlo en las manos “vivas” de una burguesía origen de nuestro caciquismo.

Gracias a los curas se suavizaron un poco nuestras costumbres y para demostrarlo es la labor social de esas cofradías y esos gremios que ponían paz en los pueblos y mandaban paz a los vecinos. Se quiera o no, fue la SRI lo que dio cohesión a este país.

No hay catolicidad sin órdenes de caballerías.

España es la parte de ese todo que llaman catolicidad. Por eso nos define el Quijote. Con su liberalismo, con su tolerancia, con su amor por la defensa de los afligidos y dominados — un caballero sale a desfacer entuertos y a salvar la honra de las doncellas— la novela cervantina es un desafío al Corán. Nos fraguamos como nación en la brega recia y numantina  contra el Islam, avasallador y sanguinario, que cree poco en la dignidad del individuo y basa su fuerza en la lealtad de la masa. Ahora volvemos a padecer sus razzias, siquiera se mantengan por el momento sólo en el plan intelectual por el momento se trata de campañas propagandísticas de las fuerzas sufragáneas de las entidades oscuras y sus ediles mediáticos pero las amenazas pueden convertirse en algaras a sangre y fuego.

Conviene que suene ya de una vez el grito de anúteba- que es la respuesta cristiana a la yihad ¿no lo sabían?- y que en los campanarios de nuestras iglesias  repique la voz del bronce anunciando el peligro. Eso, que hablen las campanas. Los curas están dormidos, entregados a sus soliloquios bizantinos y a su parenética utópica. Va a ocurrir lo mismo que entonces.

 Cuando el turco se presentó a las puertas de Santa Sofía 1453 el archimandrita discutía plácidamente con sus pendolistas si los ángeles tenían dos alas o seis. La primera providencia del mameluco fue cortarle la cabeza al diácono que cantaba el Evangelio, y al presbítero que oficiaba misa en el altar lo hicieron chicharrones dando los sarracenos una vez más prueba de la “tolerancia que les caracteriza” y en la que sólo cree Moratinos.

 La eucaristía quedó in medias res pero el sacerdote que oficiaba antes de expirar formuló una profecía: El rito que yo he comenzado otro lo terminará. No sabemos si volverá a ser de nuevo cristiana Constantinopla.

Mondoñedo, de momento, sí lo es. Por eso lo quiero tanto. Pero puede que todo esto que yo sueño no sea más que una quimera, una utopía.


Soy español y aspiré, como tantos y tantos de mi generación, a un lugar al sol entre las filas de la clerecía.

Bien están los santos en los altares pero aquí hay que comer todos los días y la Iglesia, sociedad perfecta donde las haya, supo apañárselas bien por ese renglón. Misas y ollas. ¿Qué pasa? Donaciones pro anima  y culto a las reliquias, ciertamente. 

Pero ustedes no comen jalufo y dicen que es pecado - menuda tontería- combinar lacticinios con carne y pescados en la ingesta, y el que copula con menstruante o toca un cadáver comete pecado y necesita abluciones de purificación.

 De gustibus et religionibus non disputandum. Sin embargo ¿por qué nos dan tanto la vara? ¿Por qué esos ataques envenenados a la SRI?


 Bueno que iba para cura y eso no creo que sea una deshonra ni que me llamen rebotado. Uno lleva muy adentro todo ese bagaje de vivencias y de proposiciones y cantos a la Virgen de los Tránsitos.

 Por supuesto, es una institución humana y más humanitaria de lo que algunos se piensan, pues cree más en la caridad que en la filantropía. Está revestida de poder y cargada con todos los símbolos de la autoritas que viene de lo alto por influencia de los cultos sincretistas y de los flámines eleusinos. Los pueblos que desconocen el derecho romano o vivieron de espaldas a la Fe andan todavía en taparrabos, mirése por donde se mire y digan lo que digan los volterianos, los émulos de Torquemada con su palmeta de lo políticamente correcto.

Yo creo que Torquemada, como buen judío, era un poco más liberal, que todos estos mendas que nos sueltan el rollo a todas las horas y hablan por boca de ganso y que militan en el ateísmo trabucaire. Con los bretes, la pihuela y el cepo que nos pusieron andamos.

Ya somos autosuficientes. Suprimamos las religiones. Hay que acabar con el cristianismo. Creo que la Directora de Asuntos Religiosos, esa  hija de la Carabias, memorable colega que se pasó toda una vida escribiendo para el periódico de los curas, aquel Ya, tan ponderado de la calle Mateo Inurria, fragua de periodistas que crecieron a los pechos del cardenal Herrera Oria, y ahora ha implantado el Corán en las escuelas, dominada por un furor no sabemos si uterino o tornadizo, se está pasando un poco.

Mira con cara de Euménide que atraviesa y sólo es la hermana de la Carmen Rico Godoy RIP, la chica que tenía Piniés para coger el teléfono en su oficina de la ONU, que iba para ministra y sin perecer en el empeño, claro está, ha acabado al frente de la Secretaria de Asuntos Religiosos.

 ¿Qué hace una atea en la Oficina de los Creyentes? El poder es tan goloso que hasta las feministas de base podrían convertirse al Zancarrón de Mahoma y aceptar el velo que las impongan los imanes después de apostatar del credo que me parece que profesaba su madre, la aburridísima Carabias, y de aljamiarse.

Su apostasía sería un canto a la cultura multiétnica en aras del melting pot. Invocan el mestizaje para justificar la invasión.

El otro día le oí gritar a un energúmeno: “Hay que arrasar Irak y al día siguiente bombardear el Vaticano”. Cristo tiene la culpa de todos nuestros males por lo visto. ¿Dónde está Ben Laden? ¿Quién es? A mí me parece que es un fantasma hijo del odio y la revancha. No nos perdonan lo de Clavijo. Es un Santiago al revés, producto de mentes retorcidas y de diseñadores de imagen que se esconden en las espeluncas del rancio rencor contra el Galileo. Empolvadas pelucas dieciochescas.

En unos cuantos traileres o imágenes muy raquíticas y trucadas de TV, nos lo han pintado de túnica y turbante, alquicel al viento a lomos de un caballejo sahariano o mongol.  Símbolo del mata cristianos perfecto, dando calabazadas, hollando nuestras testas a golpe de alfanje y de cimitarra, reclamando las parias de primavera, exigiendo el tributo de las Cien Doncellas a los del Bierzo. Lo de las pateras es una añagaza- Berbería conoce muy bien el Estrecho-para invadir estos reinos otra vez. Y otra vez tendremos que pagar la fonsadera o tributo de guerra al taifa. ¿Será Chaves el visir de un nuevo Boabdil el Chico resurrecto? De cualquier forma el paisaje de nuestra geografía rural se va a llenar de alminares con el cuarto creciente en claro desafío a la cruz que preside la torre de nuestros campanarios seculares. Ese es reto. España, despierta. Eso te prevenimos, te anunciamos.

A mí me hizo pensar en el moro Almanzor del que un copista de Silos allá por el año 1000 retratara su efigie a golpe de cálamo: murió Almanzor ya se pudra en el infierno. Ben Laden parece su hijo, azagaya que se esgrime contra nosotros en el terror del 2000, pero mucho más mortífero porque no se le ve, ni quién es ni donde está, y golpea cuando como y donde le da la gana.


Por eso yo me refugio, en plena efervescencia de este terror milenarista, a la sombra de las torres de la catedral de Mondoñedo. Allí un obispo como Dios manda, monseñor Gea Escolano, ha hecho sonar el toque de clarines y timbales de la anúteba.

 Llego aquí a husmo de una esperanza. Busco la querencia de sus campanas, nostalgia vieja de sus rúas blasonadas, tengo ganas de comer pulpo y de trasegar algo de ribeiro, sentarme al pie de la “Fuente Vella” como lo hacía Álvaro Cunqueiro, escuchar la gaita cuando la Rapa das Bestas o  por los Remedios. Perderme por las rutas senderistas de Muiño Lavapés y sus bosques con sus trasgos donde están los manes, lémures y penates de la castrametación romana que es el origen verdadero del casco antiguo mindoniense.

Sin Roma y sin sus dioses antiguos tampoco tenemos catolicidad. Una queimada no viene mal de vez en cuanto y allí la dan buena en cualquier taberna del barrio de Os Molinos o en un bar cabe soportales en la plaza. La mejor empanada del mundo yo la probé allí una vez que fui con mi abuelo a la Feria de San Lucas.

 Latines - y Mondoñedo es ciudad rica en pan, en agua y en ellos- todos los que se quieran pero también hay de vez en cuando que darle gusto al cuerpo. Cunqueiro, fabulador genial y uno de esos gallegos buenos que uno se va encontrando por la vida y la hacen más llevadera, era un adalid del queso de afoga el pito y del arroz con grelos. Se escribe y se piensa mejor al día siguiente de una buena trapallada.

A Dios rogando y con el mazo dando; pero el arcediano y el racionero y el pertiguero salían a comer con el obispo de vez en cuando. Domine labia mea aperies et os meum nuntiavit gloriam tuam, desde luego, pero la carne es flaca y aquí estamos de paso.

 Y ése es Cunqueiro: un Lúculo de la literatura que siempre parecía de coña pero en el fondo era muy serio de talento y talante. Su espíritu humanista, bondadoso y algo zumbón, mora en este ciudad. Sus libros son una cátedra de tolerancia, caridad y de libertad y todo eso que amamos con pasión los cristianos viejos. Y es la grandeza de esta concepción algo pelagianista de las relaciones con Dios.

No hay que machacarse los sesos. Tratar de imitar a Jesús es más simple que todo pero partiendo de la base de que somos falibles y fraguados en el barro y que nunca llegaremos a esa meta de perfección pero Él, amoroso, suple las carencias de nuestras imperfecciones con el testimonio de su sangre derramada.

Cristo es la libertad, el gran  Eleuterio o alfaqueque de nuestros cautiverios por el pecado. Más lejos no sé ir.

 Eso es hasta donde llegan mis luces. Los misticoides tienen mucho peligro y los iluminados derivan en algo peor. Por eso conviene, para aprender manera y no olvidar lo que decían los escolásticos quod decet perderse por las calles de esta vieja ciudad, altar de nuestra civilización.

 La Barca de Pedro nos la están convirtiendo en una almadía. Para que recupere el rumbo es recomendable regresar a los principios acudiendo a las plumas preclaras de aquellos obispos que tuvo esta sede fundada c. 866 e instauradora del rito santiaguista como la de fray Antonio de Guevara, titular de la mitra mindoniense y que escribió tanto como Alonso de Madrigal. La silla curul, faldistorio de la sabiduría, donde se sentaba el autor de Menosprecio de Corte y alabanza de aldea está tal y como él la dejó y aun puede admirarse en una sala del Museo Diocesano al igual que la cama donde dormía. Por las trazas debía de ser el hombre de baja estatura.


 El cabildo catedralicio estaba en la obligación de pronunciar en los treintanarios  los vodos (votos al Señor Sant Yago) entre cuyas obligaciones se abonaba la defensa de la fe apostólica contra la apostasía y de la nación hispánica. ¡Santiago cierra España! Recuerdo y deprecación. Anúteba. Golpe de llamada a la defensa.

 Los vodos que se cantaban en la catedral de Mondoñedo al amor de un órgano de tudeles pregoneros, estrangules asmáticos y un fuelle gotoso, eran el bajo latín medieval que traían los peregrinos en su parlar con algunas palabras en alemán y otras en vasco recogidas de camino: Gott Sanct Yagu. Herr Sanct Yagu, ultreia ad fines terrae, aurrerá, Boanerges, adjuva nos. Bajo la bóveda de crucero sonaban magníficos. Eran un clamor enardecido de voluntades conjuntas ante el peligro común. A mi manera, yo vengo aquí a pronunciarlos cada año santo.

El corolario de esto nos llevaría a lejanas conclusiones. La principal: que la SRI no es algo meramente interior (esotérica) como querían los luteranos y aquellos conversos iluminados como Miguel de Molinos o los pasmados de Llerena. Su concepción equívoca del Amor les llevó a los capellanes y directores espirituales- mucho tráfago y trabajo tuvo con estos curas la pobre santa Teresa- a aberraciones múltiples como acostarse con sus confesandas o a dejar preñado a un convento entero de monjas como ocurrió con aquel limosnero del Monasterio de San Plácido en la calle del Pez de Madrid, que quiso llevar a  sus pupilas camino del cielo y,  pastor, las pastoreaba borregas del infierno bajo el lema agustiniano de “ama y haz lo que quieras” según cuenta Marañón. De toda aquella represión sexual de los colegios de ursulinas salieron todas estas vírgenes locas que nos desgobiernan y tratan de imponer el feminismo a ultranza y la ley seca del espíritu, a base de trágalas y de revanchas puñeteras.


 No; el cristianismo no puede ser un problema de bragueta. Ha de ajustarse a una moral natural y entrar en los límites de una cierta decencia. Algunos jesuitas tuvieron mucho la culpa de ciertas demasiadas y obsesiones por ese cabo. Conviene la morigeración de costumbres y es un tema en el que insiste el obispo de Muniebriga preconizado a la sede mindoniense en 1498 en su primera pastoral recomendando a los canónicos y beneficiados que no tengan barragana y que si criada hubieren que la oculten y no convivan con ella. El problema es antiguo puesto que ya el arcipreste de Hita se quejaba a su obispo Gil de Albornoz de la implementación del celibato, una recomendación de un concilio de Toledo hacia el 453 y que tarda más de diez siglos de ser costumbre entre los ordenados de mayores: “Eminencia, nos quita las buenas para que nos vayamos con las malas”.

La Iglesia es también una barca de piedra, un edificio secular hecho de sudor, argamasa y sufrimiento de sus hijos. Altas miras y amplias aspiraciones pero también pegada al barro. Algo externo o exotérico. El fundamento está en la Tradición, en los Santos Padres y en el Derecho Romano. Los juristas y casuísticos nos la amasaron en cánones y exhortos, silogismos, un rito, un calendario, una epacta. Las águilas teológicas (Tomás de Aquino, Bernardo de Claraval, Scoto o san Buenaventura) con un vuelo y una altura de miras cuya visión hoy causa pasmo pusieron la letra a la música del canto gregoriano.  Por eso me parece a mí de una entidad cuasi perfecta. Su inspiración es divina. Su organización es humana y, en consecuencia, falible y perfectible. Hay que andar listos. Un ojo en el cielo y otro en el suelo, que decía Aguaviva el primer prepósito general de los jesuitas. Confundir el esoterismo, que desdeña el culto exterior y se atiene únicamente al legado de la Revelación, que cada uno interpreta a su manera, con el exoterismo o parte administrativa es también confundir el culo con las témporas. Está pasando y esa es una de las razones de la gran crisis de fe y el desconcierto (erramos como ovejas sin pastor) interior que se vive en estos tiempos del “quiliasmos”. Que el Señor venga en nuestro auxilio. La catolicidad de Mondoñedo, por eso me gusta tanto, no es una fe de beatas, sino de caballeros prevenidos en frontera.

EL MESTER Y LOS COMUNEROS - DEL ARCHIVO DEL MESTER (episodio 23)

Pues claro son patrimonio de nuestra historia vivida !!! Yo tengo 65 años y siempre estará en mi cabeza este sonido tan precioso ....👏👏👏👏👏👏👏👏
¡Grandes! Sois parte de nuestro patrimonio sentimental, popular y cultural.
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Grandes Juglares Castellanos!!! Que viva el folclore Castellano y que seamos capaces de transmitirlo en estos y otros tiempos. Historia y folclore todo es uno. Gracias por este gran legado.
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Gracias por vuestro buen hacer, por el sentir comunero que nos emociona, y por el quehacer en el folklore castellano. Un castellano (segoviano) en Cantabria. ¡VIVA CASTILLLA¡ y su patrimonio.
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Buenisimo. Castilla entera se siente COMUNERA!!!
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Que bonito Fernando. Mil gracias.
Grande Fernando! Sois muy buenos! Arriba Castilla y arriba España (que lo mismo son)❤
Que buen hacer! Una joya. Un abrazo desde Albacete!🙃👍👏👏👏
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Magnífico vídeo, emotivo e ilustrativo. Gracias por vuestro trabajo Fernando.
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Un gran saludo de un hijo de Carbonero el Mayor a los cultivadores de las tradiciones, desde Argentina
Arriba Castilla y su única soberana verdadera, la reina Isabel!!! 😊❤❤😊❤😊❤❤❤
Este legado inmenso, quedará para siempre para los castellanos.
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Que bonito 😍 el ultimo vídeo
Muchas gracias por el agradecimiento sobre el hilo de Twitter, no me lo esperaba y me ha emocionado. Me alegro que os haya llegado y gustado, el mérito es vuestro por tal obra de arte. Estos videos que difundís y todo lo que hacéis por la tierra son en lo que me inspiré para hacerlo y me doy por más que satisfecho si así es por mucho tiempo. Un saludo a todos !
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