2025-07-23

 

AYER LA MAGDALENA

 

EN el sitio donde vivo había una iglesia de asilo reclinada sobre el regazo de los montes y bajo la tutela de un olimpo. Alturas del monte Pascual. El cerro de Santana y las calellas que conectan Faedo con la carretera general.

Las gaviotas de atardecida con la pleamar iban cantando el salmo “Phallax est gratia et vana est pulchritudo” y entre el rumor de las olas me pareció escuchar este aviso del Eclesiastés advirtiendo a los tiempos que todo pasa la hermosura y la fealdad, la salud y la enfermedad, la vanagloria y el anonimato.

Las nubes dibujaban sobre el cielo la hermosa cabellera de María de Magdala y el orvallo de la tarde astur derramaba lágrimas de arrepentimiento a los pies del Salvador en aquel banquete fúnebre en casa de Lázaro.

 A Judas el de la bolsa no le parecía bien que se derramase un pomo de alabastro pues era mucho dinero: “Podíamos ahorrar ese dinero para dárselo a los pobres”. Y Cristo dijo:

─A los pobres los tendréis siempre con vosotros. A mí no me tendréis.

Ella la mujer pública estaba ungiendo al Señor para el sepulcro.

Siempre me conmovió este pasaje del NT. Erat mulier peccatrix. Había una mujer pecadora esto es una pilungi.

 Pero se convertiría mediante sus lágrimas en una de las santas mujeres al pie de la cruz, la primera en anunciar la resurrección a los apóstoles en el cenáculo, después de acercarse a la tumba vacía. No está aquí.

─Resurrexit sicut dixit

Fue una de las grandes santas acaso, una de las mayores para la iglesia latina, la más venerada en el Medievo. Patrocinadora del camino jacobeo, invocada para curar la sífilis y toda clase de enfermedades causadas por el trato torpe.

Europa la dedicó altares por doquier y este ara sagrada en un paraje paradisiaco fue uno de ellos. Iglesia de asilo siglo XII o tal vez antes para acoger a los caminantes que se perdían o enfermos que acudían al lazareto de las Luiñas.

George Barrow en su viaje a Asturias nos informa que había que cruzar desde la Rondiella hasta la Magdalena en chalupa y aquí junto a la ermita debía de vivir el barquero que hacía las veces de sacristán y de pontonero. 

Hace unos años yo bajaba a encomendarme, yo pecador, a la santa peccatrix y a oír misa en este templo de estructura aldeana, muy exigua como eran los templos visigóticos pero en los que no faltaba una tribuna de madera de castaño y una humilde sacristía. Actualmente ha sido execrada (faltan curas) y vendida al vecino de la casa contigua, por las paredes asoma la mirada misteriosa de un tejo que custodia un huerto con árboles frutales.

Se me vienen a la mente nombres de Manolo Mariño y Santiago, hijo suyo, Nélida, Mario el madreñero, Benito el guarnicionero del Reyayo y su hijo Moisés que acaba de fallecer en Canarias, Fredu el del chigre de Artedo. Son mis amigos muertos.

Ojalá María Magdalena les haya hecho un hueco en el Reino. En estas cosas pienso cuando el verano alcanzó ya su cenit, los días se acortan, y, el verano va de vencida, sentimos acercarse las nieblas borrinas del invierno que cubren de nubes y de silencio el valle y no habrá bañistas caminando sobre el estero

miércoles, 23 de julio de 2025