2025-06-22
ALÁ ES GRANDE Y TRIUNFAL
Viene el apocalipsis y yo con estos pelos, embarrancado en mi Quietorium la novela que empecé para una narrativa del cáncer de próstata. Dos años van a cumplirse el día de San Pedro y estoy como una rosa. Meo a caño roto como un padre de la iglesia sin zambullo y no hay micciones nocturnas; sólo dulces sueños eróticos de la virilidad que perdí. No tengo añoranzas. Me visita cada mañana el ángel del Ayuno que me dice adelgaza y he dejado de hacer el tonto por las tabernas. El mundo vive un Pentecostés, en lugar de un apocalipsis. De los viejos y los eunucos es el reino de los cielos. No hacen mal a nadie. Dios es uno y trino pero Alá akber. Es grande. Irán derrotará a la bestia. Oigo gruñir y berrear al Ojiporcuno el gran matarife que apacienta los puercos y él es uno de la piara. Su compadre el Orejudo que se proclama a sí mismo el elegido ha perecido achicharrado en su bunker y a mí no me duelen prendas. Tengo entre manos una novela que no acaba de arrancar, pero será imposible que pueda ser difundida, los canales de comunicación están ocluidos. Hoy es un día triunfal. Amanece en libertad sin presiones ni coacciones. El destino viene a ser nuestro para los que vivíamos humillados y ofendidos por la estirpe canalla. A lo largo de estos años tú Venmivolans te comportaste como un monje interlocutor de los ángeles. Hablabas con el querubín y el serafín. Por eso estabas siendo perseguido. Mira está loco, decían tus enemigos y tú meteco en tu propia país ibas desfilando por las calles de Madrid vagabundeando con las estrellas. El arcángel Miguel te sacaba de las zarpas del león mientras Apolo y la ninfa Diomeda se hacían el amor causando un gran alboroto entre olas. Afrodita nació de la espuma en un achuchón de esos polvos triunfales de los dioses del Olimpo y acaba de llegar Zvezda la ninfomaniaca rusa quejándose de que ya no hay hombres capaces de satisfacerla. Quiere fornicar en la Red. ¡qué fuerte¡ esta es la jurisdicción de los farsantes pero ¿habrá o no habrá guerra nuclear? Dejemos que gruña el gorrino en su cohorte y que lance postas como misiles por el culo diciendo en inglés:
▬I am the greatest
dios nos libre de los rubucundos como Judas quienes para asesinar y exterminar pueblos se basan en la Biblia. Son unos genocidas.
DOMINGO DE GLORIA LAS
CAMPANAS DE SAN GREGORIO
Yo conocí a la tía
Apolonia ya muy viejecita y encorvada. Al final de la misa se quedaba rezagada
haciendo un recorrido por las imágenes de las capillas de la iglesia de san
Pedro, gira espiritual que podría alargarse hasta media hora a veces tres
cuartos, y a mí me encargó el cura don Frutos cerrar la iglesia. Al no ser mi
intención distraerla de sus piadosas plegarias a todos los santos de la corte
celestial que a ella bendecían desde su peana: san Isidro Labrador, la Virgen
de Fátima, el Resucitado que donó mi pobre abuelo Benjamín cuando sanó
aparentemente del cáncer de próstata, san Gregorio papa, la Virgen de los Dolores
y sobre todo san Pedro instalando en un trono del altar mayor debajo de la cara
excelsa del padre eterno que se asomaba entre nubes de purpurina ostentando la
esfera armilar o hacía sonar el manojo de pesadas llaves… Vamos tía Apolonia,
vamos. Aquella espera me hacía pensar en un cuento que se dejaba caer en labios
de los atrevidos y salaces en los
filandones del invierno. Se trataba de un cura que tenía un lío con la mujer
del herrero. Estos se comunicaban por medios de toques de campanas. Un repique
de siete badajadas significaba que el campo estaba expedito y que el buen
párroco podía acercarse a la herrería a cortejar su dama. Dos toques seguidos
que no. Que había moros en la costa. El romance tuvo prosapia y rigor de modo
que los toques se convertían en una composición musical. Desde la torre el
amante enviaba un mensaje a su adorada en aquellas fechas que no había
internet:
─Mariquita mi señora venga
que ya es hora.
He aquí que el herrero
interceptó la comunicación y descifró el lenguaje críptico de la misma. Así que
una tarde que estaba en la fragua afilando una reja candente le mandó a su
mujer que se sentase en la bigornia. Al sentir el dolor del hierro candente en
sus posaderas pega un brinco que alcanza hasta el techo.
─Ay
─¿Está calentito eh? ─
exclamó el herrero entre carcajadas.
En aquel momento sonó
desde la torre la llamada del amor. El párroco se estaba empezando a
impacientar. Repique que campanas:
─Mariquita
encantadora, ven que ya es hora.
Y desde abajo para que
le escuchara todo el pueblo con su vozarrón:
─Tiene el culo quemado
no puede ahora
Algunos quieren estar
en misa y repicando. No puede ser.
Entonces se me acercó
la tía Polonia la hermana del cura don Cirilo. Sus ojos eran muy azules el pelo
blanco no tenía dientes y se parecía por la blancura al hopo de algodón que
hilaban las mujeres de Fuentesoto a la puerta. Dúctil sonrisa y un lobanillo en
la comisura del labio donde le había crecido un matorral de pelos negros.
─Ya es hora de
encerrar. Vamos, sí hijo, sí. Tengo tantas obligaciones, tantos difuntos que no
doy abasto, tanta gente que me aguarda ahí en eso (miró para el camposanto en
el cerro), tanta gente que se me murió que son centenares de padrenuestros de
Réquiem. ¿Eres tú el Antonio el nieto del tío Benjamín? ¿El que va para cura?
─Soy
Salimos al cancel y a
la puerta de la iglesia tomándome de la mano me dijo:
─Mira para arriba, Antoñito.
Dirasme lo que ves
─La torre de San Gregorio
el campanario sin campana. Se las llevaron los franceses para fundirlas y
convertirlas en balas de cañón. Ya no la bolean los mozos ni tocan a clamor por
los difuntos o rebato cuando se produce
un fuego.
─Así es pero yo te voy
a contar un milagro que ocurrió el día de la Pascua de Resurrección. Habíamos
venido mi hermano y yo don Cirilo Sanz de Roma en peregrinación de ver al papa
León XIII. Era domingo de Gloria. Nos levantamos todos sobresaltados porque
escuchamos el sonido de la campana gloria que había mandado bendecir un rey muy
antiguo el rey Alfonso VII el emperador. Entonces el pueblo estaba arriba. Era
un ribab
o fortaleza para defendernos los del sarraceno. Ese rey santo había
ordenado construir un cordón de monasterio en número de 24 desde Sacramenia a Osma y Berlanga de Duero.
Los musulmanes atacaron y destruyeron el villar, la iglesia quedó destruida
pero las campanas seguían tocando a misa. Y tocaban solas.
─No me diga, tía Polonia.
─Pues sí, hijo, sí. Es
verdad
Cuando los franceses se las llevaron se dejó
de escuchar el clamor en toda la contornada. Mi hermano que era muy devoto de
san Gregorio le pidió que antes de morir querría oír aquel sonido. El Señor nos
concedió esa gracia y aquella pascua de resurrección bolearon a gloria como
nunca habían sonado. Mi hermano dijo una misa de acción de gracias y predicó un
sermón en el que dijo: el diablo nos arrebató las campanas pero no pudo con
nuestra fe. Mientras esté ahí el cementerio de san Gregorio seguiremos
creyentes. ¿Te ha gustado, Antoñito?
─Como no tía Apolonia
usted lo cuenta que parece que lo ha vivido.
La anciana dibujó una
sonrisa y se alejó a paso corto Había sido muy guapa de moza y tuvo muchos pretendientes
a los que dio calabazas porque creía que sirviendo al cura era como si
profesase de monja y se consagrara a Dios.
Yo tomé el pesado
manojo de llaves y los llevé a la rectoral. Don Frutos el cura en mangas de
camisa cavaba en la cerca al lado del molino. Sudaba como un pavo.
─¿Quieres almorzar?
─No me vaga. Tengo que
hacer un mandado a mi tía Paulina he de ir a la fuente a llenar la botija.
Le conté la historia
al párroco según la tía Apolonia me había referido y don Frutos muy gnómico sin
dar un cuarto al pregonero pronunció este veredicto cita del padre Astete en su
catecismo:
─Fe es creer lo que no
vimos
Desde aquel día cada
año cuando llega la Pascua Florida dentro de mi alma yo escucho las campanas de
Resurrección que bolearon en el campanario de San Gregorio resistente al paso
de los siglos. No he perdido el sentido del humor, tampoco la fe en lo que no
vimos
ADVERSO SINO
No mires el brillo
fatídico de esa estrella cuyos rayos hieren de muerte al unicornio,
Librete el hado de la
luna llena de marzo
Un halo fatal cobró
tu mala estrella que anuncia la llegada de un tiempo selenita y tú naciste hijo
del sol
Escucha el son de
aquella guitarra rajada que compraste a un buhonero de Pearson Park
Tus dedos
interpretaban una saga fuga de Bach
Música vital salmodia
inacabable de quejas y plegarias
Que sólo escucha el
ángel del mal
Reflejando en
retrospectiva tu fracaso total
Apura ya el cáliz
hasta las heces
Pues te nacieron con
mal fario
Eres caballero
andante desterrado de la palabra
El mundo futuro
hablará, sin embargo, de ti,
Antonio Parra
16-3-1995
ESTRELLA FILANTE
Arde en mi pecho la
luz de la lejana estrella fenecida destello de un sol muerto pero que envía sus
rayos todavía al cosmos sin confín ni tiempo, la eternidad en sus pupilas,
llama argonauta viajando trayectos siderales
Esferas que giran
trillones de segmentos meteoro a la deriva que al fin arriba desde cuando dijo
Adonai que la luz fue hecha
Lo que no es y fue
seguirá ardiendo en el pebetero de mi carne fugitiva
Candil de aceite
bálsamo a mi herida producida por el rayo de la estrella matutina
Reverbero de aquel
querer incierto
Radiancia fugitiva
del ayer
Detonaciones oigo de
aquel eco que viaja sin pausa por los siglos espantando a las sombras de
Tanatos
Eros aguanta un poco
y derriba a Saturno muy asustado
Y vence al tiempo
pues son inescrutables las reglas en que gira el universo
Oh luz filante de la
estrella tú te vienes conmigo
Oh rutilo despavorido
Que ciega mis pupilas
Reja vertedera de catarsis
recuerdos y olvidos
Esta noche la candela
votiva de tu rostro, Suzanne, irradia mi memoria
Voz sonando infinita
pronunció tu nombre
Estrellando tus versos
y tus besos contra el muro infranqueable del callejón
No me dejaban, amor
mío, no me fue lícito pisar tu sombra
El hado maldito dijo
no
Pero tú sigues
morando en esa estrella perdida en cuya luz habito
Proyectando
transparente la silueta de la amada
Sus enhiestos pechos
Sus orondos rizos
Y aquella carcajada
que me hizo para siempre echar de menos tu ufanía
Yo quiero regresar a
ti, estrella de mi vida,
Subiendo por la
escala de la luna
Brincando de esfera
en esfera
Viaje y gira en clave
de do
Porque tú para mí
siempre serás música