2025-02-25

A LOS QUE VEN EN TRUMP UN SALVADOR LES PONGO A CALDO. PIO MOA Y OTROS DERECHISTAS. RUSIA TAMPOCO DEBIERA CONFIAR EN TRUMP. ES UN MALABARISTA OBEDIENTE A LAS CONSIGNAS DEL GRAN DISEÑO. EN SU AMISTAD CON RUSIA VA DE FAROL. EWN REALIDAD TIENE MIEDOL AL PODER Y A LA CAPACIDAD DE RESISTENCIA DE LOS RUSOS. A EUROPA LA DESPRECIA Y ODIA A ESPAÑA Y A TODO LO HISPANO COMO BUEN GRINGO. EN REALIDAD OBEDECE LAS CONSIGNAS DEL CAUCUS JUDÍO

 UCRANIA HA PERDIDO LA GUERRA



DOUBLE TALK & DOUBLE THOUGHTS USA ON CATALUÑA


 


JIMMY Who? Most of our journalists and political commentators do not know America the loopholes its interlaces and intersections of the Department of State. So forth the lectures they make are wrong. Bad perceptions etc.


Hablo con conocimiento de causa pues para bien o para mal tuve el honor de contar para los lectores de una cadena de cincuenta periódicos españoles el mandato de Jimmy Cartero. El manisero de Georgia, un buen hombre, ferviente cristiano anabaptista, padre de familia y enamorado de su dulce esposa Rosalyn, aparte de haber sido marino de guerra y discípulo del almirante Rickover, el jefe de la VI flota que se volvió pacifista. Hijo de un judío polaco que llegó a mandar la poderosa escuadra USA.


Jimmy Who resultó ser un gran presidente de transición▬ el de la crisis de los rehenes de Theran, traicionaron a su gran amigo el sha de Persia y fueron en Panamá a por el Cara de Piña Noriega▬ cuando ya le segaban la hierba bajo los pies y se preparaba la guerra de las galaxias materializadas por Reagan y sus teloneros.


Ahora el viejo ex presidente nonagenario es un chico para todo. Defensor de las causas imposibles. Un político que aprovechó su dorada jubilación para ser el agente barredera, el lavandero de la ropa sucia de los conflictos del mundo. Carter acaba de reunirse con Puchimont el sátrapa, cabeza cuadrada del movimiento separatista, y nuestros periódicos españoles han acogido con enorme triunfalismo como (a los comentaristas no les cabe un piñón por el culo de lo contentos que se muestran de cara a la galería) otrora lo hicieron horas previas al atentado del Maine diciendo que América no respalda la iniciativa secesionista pero dice el comunicado que "esto es una cuestión interna". Largo nos lo fiais. El respaldo al astillamiento de España está decidido desde la institución del estado de las autonomías. It is a forgone conclussion, como dicen ellos.


He aquí un caso palmario del pensamiento doble y de ocultar las palabras que se dicen con la boca pequeña envolviéndolos en el caramelo de la lisonja. Nos venden cacahuetes. They take us for a ride. como dirían en Brooklyn.


Cataluña según las previsiones del poderoso clan sionista, que son los que mandan en America y en el mundo los famosos kingmakers los que han puesto a Trump, se va a convertir en un estado islámico barredera, tierra de acogida para los desplazados de las guerras de Siria, Libia e Iraq.


Se ocultan en esta intención pensamientos de venganza hispanofoba.


Delenda est Hispania mientras mis queridos legionarios, muy tiesos rinden honores al Cristo de la Buena Muerte. Meros gestos que luego se llevará el viento que les transporte a lejanas guerras filantrópicas (qué engaño) a repartir besos y flores. Cada palo tendrá que aguantar su vela.


Y que no me vengan con gaitas don Pío Moa diciendo que Trump va a poner orden en la casa. Trump ya lo venimos diciendo es una trampa atómica. Finis Hispaniae. España se acabó. Nos van a convertir nuestros queridos gringos en un estado barredera. Me maravilla cómo algunos comentaristas de alubión les siguen besando el culo a los great big boys. Y se acabó España desde el punto y hora en que los que mandan en el mundo decidieron acabar con la gran cultura española a la que han sustituido por una cáfila de jornal/listos directores de periódicos, radiofonistas, novelistas fabricados bajo diseño y editorialistas.


 Hoy como es Jueves Santo día del amor fraterno, un amor que no resplandece en las redes que ellos controlan, yo me refugio en mi rincón. No odio a nadie, no quiero meterme con nadie, pero sigo en la demanda de la defensa de los intereses de mi patria.


No podrán arrebatarme el testimonio. Ahí en las hemerotecas están mis crónicas. Jimmy what? Jimmy who? My name is Carter. Jimmy Carter, pues que bien. Usted señor Moa no conoce a los Estados Unidos, debiera estudiar un poco a ese gran país. Con los catalanes nos están vendiendo la burra mal capada.  



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 GRACIÁN  REDIVIVO

Nieve en las cumbres y el sol, tan literario, nos sonría, devuelven sus rayos sonrisas repartidas en las alforjas de los recuerdos. Trae  memorias de lo que fue. Baltasar Gracián Morales Cariñena Huesca 1601 pero pasó su infancia en Toledo. Fue domestico del cardenal Paravichino y  bajaba por la solana del Tajo a ver pintar al Greco. Sin una profunda vocación religiosa tomaría los votos de la compañía de Jesús. Sin ser un monje devoto cumplió con la Regla a pesar de no entenderse con el superior. La literatura hispana en ello perdió a un místico y ganó a una de las plumas más sagaces en castellano. Quería una vida tranquila. No la tuvo pues en el convento probarían su carácter algo arisco y levantisco sometiéndole al capelo y a esas durísimas probaciones jesuitinas que en los noviciados y tirocinios de la orden ignaciana se  solían hacer. No fue un hombre feliz pero la austeridad como forma de vida le ayudaría a vivir hacia adentro y sobre todo esta condición de ordenado sacerdote le valdría para dedicarse a escribir. Sería el gran prosista castellano después de Quevedo y Cervantes. No se llevaba bien ni con los catalanes ni con los valencianos. El motín de los segadores del Corpus situaría a Gracián acérrimo aragonés de parte de Castilla.
 Después de su tránsito por Gandía la casa madre de la orden y por Gerona es enviado como prefecto de latinidad a Calatayud, y luego va de maestrillo a Calahorra. 
Allí tiene que echarle un réspice (rapapolvos) a un portugués el padre Tonda “por haber tenido algunas flaquezas con las mujeres” al tiempo que termina de revisar el manuscrito de su libro “El héroe” que dedica al rey Felipe vi.
 El texto se imprime en los tórculos del oscense Nogués. En 1639 estalla la guerra de Cataluña y el P. Gracián se enrola como capellán de una compañía del Tercio de Sicilia a las órdenes del duque de Noceal. Siendo su capitán el marqués de Leganés. 
Los soldados de su división llamarían al buen clérigo padre de la victoria. 
De regreso a Huesca con las tropas publica Agudeza y arte de ingenio y al poco tiempo El discreto  y la primera parte del Criticó, su libro más famoso.  
Por los conceptos que expresa contra corriente le crecen los enanos y se multiplican sus enemigos tanto fuera como dentro de la Compañía. 
Baltasar Gracián conviene saberlo les caía mal a muchos por su ascendiente converso y que sabía mucho más de la Escritura que sus rivales y eso es lo que más jode a un español que el otro resulte más eximio en las artes que el uno practica, ya sea en las bellas artes, en el periodismo, o la política. 

Somos un país maravilloso pero cainita. Padre Nickel prepósito general le ordena que deje de escribir y lo recluye en la casa de la Compañía en Tarazona y luego lo conducen a Graus a una celda de castigo.
 Estuvo tres meses a pan y agua. No se rinde el indómito profesor pues decía para libre Aragón y para cojonudo yo. 
 Esta energía y talante anarquista flota sobre toda la obra gracianesca. 
 Muere sin reconciliarse con el Papa Negro el 6 de noviembre de 1558 a la vista de las cumbres del Moncayo de aquellos Pirineos que él amó tanto. Tenía la espalda inclinada y no era muy agraciado físicamente, bajo de cuerpo con la cabeza grande miope y de color cetrino, cara de pocos amigos, pero en su frente parece resplandecer el sol de la sabiduría.
 Más valen quintaesencias que fárragos y lo bueno si breve dos veces bueno.
 Lector empedernido. España era para él la cultura perfecta porque solemos mejor entender a los otros de oficio que en el cara a cara que donde hay mucha confianza da asco. 
No hay lisonja, no hay fullería mejor que un libro cada día. Un libro y un amigo quiero yo en mis lares. Con los libros converso y su  dulce conversación son el mejor viático de la existencia.
Este bibilitano bien se conoce haber nacido paisano del poeta Marcial padre de la sátira, presenta la calidad de su arte un acendrado barroquismo. Gracián es escritor de escritores, epígono de la erudición, párrafos largos y quintaesencias que la crítica olvida con frecuencia y de nuevo se pone de moda a clavo pasado. En 2017 en una España que se enfrenta al secesionismo catalán vuelve el padre Gracián al palenque de lo novedoso.
Los grandes hombres son indefinibles porque no están sujetos a norma alguna.
 Gracián maneja la alegoría y el aforismo con gravedad y sutileza. Por los altos cielos de la alegoría a la que él se eleva vuelan los monstruos. Hay atisbos en el Criticón que anticipan a los aguafuertes de la época negra de Goya o los retablos del Bosco, a golpes de cultismo y paranomasias. Murió a los 56 años.
 

 MEDITACIÓN ANTE EL ENTIERRO DEL CONDE ORGAZ


 



Antonio Parra
 
Dado lo cargado y la crispación del ambiente y como dicen que es llegada la hora de la bestia y el funeral para nuestra patria, marché la otra tarde a Toledo y me planté ante el insigne lienzo en el cual está encerrada buena parte del genio singular de lo español y al regreso me senté a escribir con calma, mucha calma, mi alma sedienta de belleza y tratando de evitar las contiendas que nos afligen pues ya los pasos de la aurora andan pisando la incierta luz del día y a batallas de amor campos de pluma que decía Góngora que equivale en poesía a lo que era el Greco en la pintura, quiero decir: un genio. El genio de los genios. No estaba ante un cuadro sino ante el molde de un enigma. Allí pasé dos horas de la tarde dándole a la cometa de mis sueños.

"Tal galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve". Esta frase murmurada entre dientes por los prestes que ofician las exequias, san Agustín revestido de capa pluvial y mitra de obispo y san Esteban con la dalmática diaconal, sirve para poner música de fondo a la escena que da marco al entierro del conde Orgaz, lienzo donde se estampa con auténtica veracidad una de las páginas más realistas de la historia de España y un cuadro de costumbres. El Greco junto a Velázquez es pintor poco decorativo. Ambos buscan el alma de las cosas y su arte es el arte de la síntesis. Con tales mimbres que servirán de materia prima de lo sublime [una leyenda local consistente en las mandas que dejara a una iglesia de la ciudad, la de santo Tomé: unas cántaras de vino, unas cargas de leña, unas hogazas de pan a los pobres, y algunas monedas para misas gregorianas] se enhebra el enternecedor milagro.

 Existe de más de eso una gran familiaridad con la muerte, de acuerdo con la mentalidad de la propia época, y la necrofilia de una monarquía como la de Carlos V quien en los últimos años de su vida en Yuste gustaba de asistir a la celebración de sus propias exequias, sin que el gesto tuviera nada de macabro; antes bien se veía como lo más natural del mundo. Allí estuvo, nada más y nada menos que fr. Bartolomé Carranza, dominico, que luego sería primado de Toledo durante un año hasta que le echasen mano en Torrelaguna los corchetes del santo oficio que lo incriminaron de herejía por un cierto catecismo que había dado a la estampa en Flandes y por sus conexiones - una pura calumnia- con Carlos de Seso, el fautor del luteranismo en España, un italiano que fungía como corregidor en Toro, y los conventículos reformistas de Sevilla y Valladolid.

 

Pero así se las gastaban entonces. Eran los tiempos recios a los que alude santa Teresa en sus escritos elípticos, y los difficilia habemus témpora de Luis Vives. Toda esa reciedumbre, esa tortura de una época cuando temas como la existencia del purgatorio y la teología de la justificación por la fe eran de tanto monto, pues hasta las verduleras en Covent Garden y en Zocodover, duchas en teología debatían con tanto ahínco esos temas como ahora lo hacen nuestros contertulios de la radio sobre la guerra en el Golfo Pérsico, el sexo con garantías o la violencia de género, sujeto muy del agrado de los articulistas en sus coloquios tribunicios. Al socaire de estas cuestiones sobre la vida futura, el fin del hombre, sus relaciones con la divinidad, plasmadas en las fimbrias de esas casullas que con tanto gusto pinta el Greco con su arte minucioso aprendido en el trabajo de los artistas de iconos orientales, los cuerpos pierden peso en sus magníficas producciones para dejar que se alcen hacia arriba, la mirada transfigurada, los espíritus. Son en él recios los trazos, espectaculares las caras iluminadas por una luz que emana de adentro.

Parece extraño que en este tiempo tan iconoclasta como el nuestro pueda ser entendida y admirada la iconodulía del Cretense, que, a contrapelo de sus delicadezas y exquisiteces formales del pudibundo recato en que va a caer la sociedad de su tiempo, sabe interpretar en sus briosos desnudos las donosuras del cuerpo.

El chipriota vive este tiempo 1541- 1614 a caballo de los reinados de Carlos V y de Felipe II. Es contemporáneo del concilio de Trento. Ahora se trata de relacionar su pintura con el modernismo. Incluso, con motivo de su exposición en la National Gallery, se ha propalado la nueva de que su "Visión del Apocalipsis" inspirara a las "Señoritas de Aviñón". Ya es mucho pedir pero todo lo que sube el Greco de cotización va en desdoro y menoscabo de la de Velázquez. Y eso, tampoco. Vaya lo uno por lo otro pero esta prelación del chipriota con respecto al sevillano quizás tenga que ver con los tiempos que corren, más relacionados con las angustias y torturas, la luz fantasmal y los desnudos deformes y hasta homofobos, que con la placidez de don Diego que no se busca complicaciones en su pintura.

 

 Al fin y al cabo era pintor de corte, una aspiración que Domenico no alcanzara nunca porque sus desgarradas visiones no encontraron plácida acogida en la retina del monarca, y mira que Felipe II era un experto en el Arte de Apeles. Pero el rey no llegó a entender al griego que se adelantó a su tiempo.  Y no es reivindicado hasta los románticos del siglo XIX. Es sólo a principios de 1900 cuando empieza a ser conocido y andar su nombre en boca de eruditos y  críticos. Hoy es uno de los pintores más estudiados del universo y los entendidos resaltan la su peculiar macropia que le hacen ver caras alargadas y el mundo irreal.  

 Que dos bienaventurados ausentándose por unos instantes del paraíso bajasen a Toledo, la capital del imperio, hasta que Felipe II en 1561 decide trasladar la capitalidad a Madrid, para dar sepultura al noble y cristiano caballero entra dentro de esa cotidianidad ante la presencia de la muerte.  Y casi se concibe como un hecho corriente y moliente esta intervención del más allá.

 En el arte de Greco hay algo de órfico;  la pintura se hace música y es imposible entenderla sin el acompañamiento de esa gran polifonía, como reverberando en el fondo, que engozna sus composiciones. No hay que perder de vista este carácter que tienen sus cuadros de "trotparios"  de la himnodia polifónica  bizantina. Los brochazos en sus cuadros se convierten en melodía

El Greco en este lienzo del Conde Orgaz que supone el triunfo de la misericordia y del amor, esenciales al cristianismo, pinta dos cuadros; el superior y el inferior. Los cielos y la tierra se dan cita en el acontecimiento. Ambos planos son estancos y para bien o para mal no llegarán nunca a juntarse.

Paradójicamente el plano terrenal gana la batalla al celestial. El Greco pinta las cosas como son o debían ser según los cánones del ideal platónico pero se cohíbe ante los tremendismos y las ficciones del más allá. En eso se parece un poco a Velázquez quien tampoco supo pintar a los dioses. Y hasta supo reírse dellos como demuestran su fragua de Vulcano y el Baco figurativo. Uno y otro, empero, saben dislocar el dibujo para transmitir el movimiento de las cosas, "dando espíritu al leño y vida al lino" que diría Góngora.

 

En el Entierro lo que está arriba es inferior en calidad a lo que está abajo. Es mucho más desdibujado e imperfecto. Pues para él lo que acontece de tejas abajo es mucho más importante que lo que pudiera dilucidar el más allá.  Sin embargo, la moderna crítica - me refiero a un artículo de John Updike- dice que es al revés. Todas una galería de rostros comparece haciendo corro ante los dos insignes fosores o enterradores revestidos de dalmáticas y capa pluvial quienes sujetan por los sobacos y las piernas al difunto amortajado con toda la regalía. ¡Cómo brillan los aceros de su armadura!

 A la vista está que por una vez el espacio tridimensional gana la batalla al tiempo continuo. Los ojos posan ante todos y cada uno de los asistentes al duelo. Afloran una serie de personajes que, tristes y enlutados, hacen rueda de respeto. Muy engolados, pero serenos. El blanco de sus gorgueras rizadas contrasta con el negro de sus tiesos jubones. En la capa llevan algunos bordados la cruz de la Orden de Santiago. Admirable es la técnica de paños mojados, que acentúa la trasparencia, con la que está bordado la sobrepelliz de uno de los oficiantes, mientras un franciscano y un dominico rezan los responsos, y un monaguillo, el hijo del propio Domíngo Theotocopoulos, Jorge Manuel, mira "para la cámara". Hay un cierto exacerbamiento de la silueta a lo que se une el proverbial estrabismo estético de este autor. La vida no es más que un perenne destello o un instantáneo fulgor. Hace de preste oficiante don Diego de Covarrubias. En la pechera de la pañosa de los circunstantes se borda la cruz colorada de los maestres de Santiago. Ni que decir tiene que estamos entre caballeros.

 

¿Podrá haber en el mundo algo más melancólico que un entierro?  Los dos frailes explican a la posterioridad el augusto suceso sin parar mientes en lo que acontece sobre sus cabezas puesto que ya va dicho que el Greco, pese a ser un pintor virgíneo, lo es más de la tierra que de los cielos. Toda su vida fue una ascensión incandescente hacia ese plano superior, un regusto por la quimera. Plasma el maestro con mayor acierto el cielo en la tierra que al revés, pues su realismo no le permite transubstanciar lo que sus ojos, poros del alma, no visualizan. De esta manera el ángel de la guarda llevando al cielo el alma del conde Orgaz, representada en la forma de un niño, es mucho menos creíble que las caras de los caballeros que asisten impertérritos al desarrollo del milagroso acontecimiento que dos santos bajasen del cielo para asistir al sepelio del maravilloso caballero. No cabe cosa tan extraordinaria en medio de un hecho paranormal. Tanta familiaridad ante lo que es poco consuetudinario resulta francamente portentosa como si los circunstantes estuvieran habituados a vivir con el prodigio. Ninguno de ellos muestra ninguna sorpresa ante la presencia de los dos santos bajados del cielo para hacer las veces de enterradores. Estos son dos aparecidos y sin embargo su aspecto no puede ser más real. Acaban de irrumpir en escena un anciano obispo y un joven misacantano. Sosegaos. Sabe trasladar al lienzo la España de Felipe II en plena apoteosis de una ciudad: Toledo. El pintor, que borda primorosamente las fimbrias de sus ornamentos, pues ni la capa pluvial de san Agustín ni la dalmática del primer diácono dan pasmos, tampoco se sobresalta al narrar los acontecimientos. La piedad melancólica es el hilo conductor del suceso narrado con toda la majestad pero al mismo tiempo con toda la sencillez.

El Greco es el pintor del catolicismo universal al que aspiró España en su siglo de oro, en el que cupieran bajo la vara de Cristo sin exclusiones nacionalistas o chovinismos todos los pueblos. No puede haber entonces pintor más insigne de la ortodoxia. Que dos santos bajen del cielo para dar sepultura a un caballero que era legatario de esos ideales de universalidad nada tiene de extraño. La sociedad española a la sazón estaba acostumbrada a vivir con el milagro. El Entierro es la faz emblemática de todo aquel pensamiento. Ni ante la vida ni ante la muerte un hidalgo español ha de perder la compostura. Dicen que el enlosado de Santo Tomé al recibir la visita de los dos santos se llenó de fragancias celestiales pese a lo cual todos los que asistían a la ceremonia permanecieron quietos e impertérritos.

Entre los figurantes estaban don Juan de AustriaGóngora, los hermanos Covarruvias, el hijo del artista y el propio Greco que deja su firma estampada en griego en los vuelos del pañuelo de uno de los personajes, cabe la hopalanda.

 

No es un cuadro lo que pinta, sino una idea, un estado de ánimo. Estos caballeros, que se apiñan circunspectos con sus rostros ligeramente buidos por la tristeza colmada de serenidad ante la paleta del artista asisten ensimismados al portento. Héticos, silentes, con una punta de desequilibrio en el mirar - ¿para dónde miran esos ojos que parece que están viendo lo que acontece más allá?- los personajes que retrata el Greco bien pudieran ser alguno de aquellos hidalgos que vagaban por la Imperial Ciudad arriba y abajo de Zocodover y que para disimular el hambre publicando que habían comido salpicaban la barba de unas migajas de pan. Almas ardientes embutidas en estómagos vacíos vivían una segunda vida interior de absoluta indiferencia frente a las cosas de este mundo. El autor se desentiende de su obra y el Greco tiene poco que ver con esta austeridad. Sus biógrafos afirman que gracias a sus cuadros nadó en la abundancia y se condujo munificente como  Creso en una Toledo empobrecida y demacrada pese a ser entonces la corte. Murió arruinado y en la Ciudad Imperial las farras que se corrió y la fama de juerguista, cosa que poco tiene que ver con su arte, hicieron época

 Es el pintor de cámara de la "dives toletana"[1] llevando una existencia regalada en aquel palacio de alquiler, que contaba con veinticuatro estancias, propiedad del quiromántico marqués de Villena, del que decían las crónicas que ni palabra mala ni obra buena. El tren de vida y la fastuosidad del candiota, que ganó muchos ducados con el arte de Apeles, casan poco con la  frugalidad de los personajes a los que traslada al lienzo. Todo arte emboza ya de por sí una contradicción. Aunque el Greco se asimiló plenamente a las costumbres y al espíritu de Toledo, identificándose con él, vivía como un veneciano. Incluso, contrataba músicos para que le amenizasen las comidas. Insistimos: la música es muy importante en la pintura solemne y celeste de este genio del cristianismo.

No hay según eso una identidad plena entre retratista y retratados. Su forma de pintar es una manera diferente de entender el mundo, a través de esos semblantes con traza de llama, dotados de un singular dramatismo escénico.

 

El estrabismo estético del autor les confirma una alargadera que algunos atribuyen a determinado defecto óptico del propio Theotocopoulos quien, según referencias, en los últimos años de su vida cayó en la locura. Pero tal extremo no ha podido ser  probado y contiende con la envergadura de este griego transferido y trastornado a Castilla que pintó Toledo como un verdadero sueño lunar bajo una luz lívida de ocres. Parece ser que la tesis sobre la enajenación mental del Greco se sustenta el haber pasado por la casa de locos del hospital del Nuncio de donde extrae los modelos para perfilar sus doce cuadros sobre el apostolado, cuadros conservados todos ellos en el monasterio de las Pelayas de Oviedo. El Greco es un pintor de las almas y en todo alma hay un eco del infinito que se plasma en un cierto grado de enajenación.

Tuvo infinidad de detractores. El más insigne fue el propio Felipe II, todo un conocedor y en lides pictóricas peritísimo pero que nunca llegó a entender su manejo de los colores. Tuvo un pleito con el cabildo de Toledo porque en el Expolio, inicio de la pintura de la edad moderna, se resiste a pintar a las tres marías a longe, como nos relata el Evangelio.  De hecho, el propio monarca, que entendía de pintura, pero de gustos absolutamente convencionales, que no le permitía entender ni su estrabismo ni su tendencia a descoyuntar las figuras, como tampoco el áspero colorido con que formula las escenas de sus personajes atormentados - el Greco es una sabia combinación de lo ponderado y de lo desmedido-, mandó que fuese colgado en la sacristía del Escorial el famoso  martirio de san Mauricio y la Legión Tebana encargando otro lienzo sobre el mismo tema y del que ahora apenas se habla a un tal Cincinatti. Este fracaso yuguló las aspiraciones del candiota a convertirse en pintor de cámara.

Pero él, pintor de eternidades, nunca podría ser un pintor de cámara al uso. No han comprendido sus detractores que era un pintor de eternidades. Su obra permaneció minusvalorada sin un reconocimiento categórico hasta bien entrado el siglo XX.

 

Domínicos Theotocopoulos ( lit. El muy hijo de la madre de Dios) nacido en Candía en 1541 hace honor al título de su apellido. Rompe con los moldes clásicos y ya en Castilla abjura de su romanismo y de su helenismo para erguirse en portavoz del tétrico y a la vez sereno misticismo hispano. En su obra se presenta una antinomia entre lo real y lo ideal. Y pinta a base de crueles borrones impresionistas, muy poco convenidos pero que son de un gran efecto sobre todo en los paisajes de Toledo bajo la luna, cuando la luz circunfleja y espectral se derrama hasta derrumbarse sobre lo gollizos y cuchillares del Tajo. El Greco es poesía marial, el triunfo del bien sobre las fuerzas oscuras. Manuel B. Cossío, su indiscutible biógrafo, señala que en el Expolio nace la pintura moderna. Hay en él un exacerbamiento de la silueta, por lo que resulta uno de los tres grandes retratistas de todos los tiempos junto a Leonardo y Velázquez.

 

Exégeta de los paraísos perdidos viene de la filocalía de los bizantinos. Es su obra  mezcla de un platonismo excéntrico y de un cristianismo melancólico. El Greco en España  se desentiende de sus maestros venecianos y queda transfijo ante los iconos fanariotas que lo vieron nacer. El resultado de esta mezcla de sangres es algo profundamente español: sus cuadros se entienden mejor mientras se escucha en lontananza a los coros del monte Athos. Carece por ejemplo de la desesperación y pathos del arte protestante. De Rembrandt pongamos por caso.

 Desconoce, asimismo, las estridencias de los bufones. Es un arte enteramente aristócrata, pero de un exotismo criollo, por lo de mezcla de credos, cuasi abrazador. Hasta en los locos del Apostolado se deja translucir un poso de cordura. Supo pintar a los locos de Cristo. El Caballero de la Mano en el Pecho y el busto de san Juan de Ávila refrendan ese supuesto. Arte incorrecto que rezuma corrección. Pinta las esencias, va al grano. Por eso se denomina pintor de pintores. De la vida del greco-chipriota poco es lo que se sabe. Que provenía de una familia de recia estirpe cristiana que huyó de Constantinopla el año de la invasión de los turcos, 1453. Que antes de afincarse en Toledo, donde se casó y tuvo un hijo, Jorge Manuel, anduvo por Italia aprendiendo dibujo del Tizziano y de Rafael. Que supo transmitir al lienzo toda la carga de grandeza del alma de Castilla. Que tuvo muchos pleitos con el cabildo de la catedral, con la dirección del Hospital de Illescas por cuestiones que no hacen al caso y que murió en Toledo en 1614. Otros autores dicen que en 1516

 

 

 

Antonio Parra Galindo, periodista y licenciado en Filología.  

14 de diciembre de 2002

 

 
 
 
[1].Dives toletana, sancta ovetensis, pulcra leonina, fortis salamantina, ebúrnea burgalensis. Un adagio que se atribuía en la España medieval a a las antiguas catedrales.






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Publicado por Blogger para antonioparragalindo.blogspot.com el 10/21/2017 02:55:00 p. m.

 VÍSPERAS DE LA NAVIDAD ORTODOXA

Llevo cantando los himnos

Del ortodoxo breviario

Un cuarto de siglo

Pegado a la radio

Ahora Internet es mi refugio

Noches tranquilas

De la Epifanía

Dejando atrás

A Saturno en sus doce noches

Entona la epístola de san Juan un diacono

Mirando desafiante

para el Norte de Aquilón

De donde vendrá el Diablo

El epistolario lo desafía

Empuñando el borde de la estola orarion al pecho cruzado

Con una mano

Suenan rotundos los koliadkis

Villancicos y letanías

Gospodi pomilui

El templo bañado de luz y kirieleisons

Gloria del hesicasmo repetitivo

Rezo por los rusos

Por los servios griegos sirios

Armenios

Georgianos

Los primeros cristianos

Para buenos y malvados

Los enfermos los sanos

Los triunfadores y fracasados

Mujeres y hombres

Negros y blancos

Todos juntos a adorar al Niño

Vengamos

Paz y luz a los hombres

Que reímos y lloramos

En la paz de epifanía

Cristo nuestro Dios

Te bendecimos y adoramos

 ANITERIA

Es el culto a los muertos

Pero España se desentiende del pasado

De su historia no quiere saber nada

529 años de la toma de Granada

celebrado de ocultis

no sea que resucite Boabdil el Chico

no estaría mal

pero aquí todos se llaman a andana

Isabel la católica descatalogada

y los ministros haciendo jogging

preocupados por la nevadona

o cagando el vino de las comilonas

pandemia a todas horas

no quieres caldo

pues tres tazas

sin aniteria

no lloraron hoy las campanas

de Granada

 ABASIA NO PODEMOS ANDAR

Abasia los médicos que es la imposibilidad de andar. Yo creo que afecta a España un país paralizado por la pandemia. El trabajo se ha vuelto un bien escaso pero veo todas las mañanas a gente en edad de merecer y trabajar pedaleando por los caminos de cabras. Todos cobran alguna renta. Se desentienden. Nadie quiere saber nada. Estamos subvencionados. Yo lo dije en una novela con una frase definitiva "I will buy you out" os compramos. Para que no peguéis golpe. De ahí viene el buen rollito y la hipocresía de muchos que dicen "no te pases". Como me decía a mí aquel hijo de la gran puta que era el padre

putativo de Goyo González el radiofonista.

Espero no obstante que algún día mi patria recupere las fuerzas y se someta a una analepsia reconstituyente maguer sea a través de una cura de caballo. Si no, desaparecemos como nació

el signo de los tiempos los globalista que niegan lña existencia de Xto quieren dar la vuelta a la historia

 antonio parra galindo

Dom 03/10/2021 0:03







EL SIGNO DE LOS TIEMPOS

 

Al paño de Segovia lo llamaban limiste archifino. Son gente muy avezada con pinta de paletos, algo taimada y un poco sabuesos con un olfato agudísimo para oler la tostada, para percibir el signo de los tiempos en perpetua mudanza. Apodaban los romanos a tal fenómeno signa temporum. Los germanos  zeitgeisty; Soloviev “znamenia bremia”. el de la paz gracias a la denominación universal de poderes ocultos que ocasionarán las aleyas o movimientos migratorios masivos

Entre los teólogos que estudian los cambios de la Iglesia antes del Apocalipsis habrá tres tiempos.

El del Padre (Antiguo Testamento) el del Hijo (Evangelio hasta el siglo XVIII) y el del Espíritu el de la industria pesada, los nuevos inventos automóvil, teléfono, tecnología, adelantos que hacen la vida del hombre más llevadera. En él estamos.

Para los entendidos en cristología hay un Cristo que fue el cordero vivo de las Catacumbas y de las persecuciones, un Cristo arquitecto constructor — el que se refiere al de las catedrales románicas, góticas del medievo— otro músico el de la polifonía; armónica de la liturgia gloriosa; otro médico que cura las enfermedades: Fleming, Koch, Pasteur. Habría un cristo mecánico viajes apertura de la navegación a otros continentes de la tierra fuera de los límites ecuménicos, con la colonización americana y Africa negra.

 El último sería el de la gran reconciliación que los rusos denominan “bolshoi primirenia” o gran reconciliación. Sería el “Xto ciberneticus” el de la comunicación instantánea, la Red, el descubrimiento de nuevos planetas en el sistema solar, Armstrong pisó la luna.

Es un cristo convulso en pugna con el anticristo, que llora tras la música estridente del rock y del rap. Ello supone, con todo y eso, una demostración de que el Hijo del Hombre está vivo e instalado en la historia, como en lo alto de una mandorla mística del pantocrator bendiciendo compadecido a una humanidad dolorida sujeta al pecado y las debilidades de la naturaleza y al imperio de los sentidos, lo cual abona la tesis de que Jesús vencerá al diablo. Los que siguen sus enseñanzas serán bendecidos, predestinados.

Los que rechacen su mensaje irán al fuego eterno, serán malditos, préditos.

Nadie para percibir estos cambios como el pueblo judío que tienen un oído y un olfato muy fino como los paños de Segovia y en parte sus profetas y sus sabios serían los agentes de tales cambios.

Parece haber sido así: Einstein, Freud, Marx. Sus clarividencias nos abocaron a un mundo nuevo y difícil en que nos tocó vivir. Por lo demás, no olvidemos que pese a nuestras mermas y desgracias Dios está arriba, incluso desde el ojo mágico de Internet nos vigila. Por mucho que para algunos de nosotros tales mutaciones hayan supuesto motivo de escándalo y desesperación a gentes de mi generación.

Sunday, June 27, 2021