2023-04-24

 

ESPERTEYOS FANTASMALES TRAS LA ROMERÍA. O NO TODO ES COMO PARECE.

(cuento asturiano)

 

Bajó un poco “entorbido” de la romería. Cantaron mucho los mozos hasta poner la voz ronca. Pasa siempre. El vino es mal consejero y las romerías que empieza con la misa de doce acababan a palos cuando no a navajazos. Poco a poco culín va culín viene las voces suben de tono lo mismo que el brío de los ecfonemas lo que vulgarmente se dice tacos. Olía a cucho y vomitona en aquella fiesta salvaje. Tiémblame la navaja en bolso, nin. Y luego surgían las rivalidades de pueblo a pueblo de campanario a campanario. Venían los garrotazos y brillaban los mortales aceros de las fajas ocultas en el interior de la faca junto al pañuelo de hierbas. ¡Dios que burros! Las peleas solían surgir por una moza o por una tontería. Empezaban las porfías y el dígotelo yo. Se acordó que estaba cerca de la patria donde vino al mundo el maldito inquisidor de infausta memoria, farruco,. querencioso, ignorante y fanfarrón.  Descendía con el la cuesta el mulo castellano que parecía contagiarse en la mirada de la tristeza de su amo. Daca la cola, asturiano. Es un cuento de Cervantes que  como era algo gallego debió de andar por una de estas romerías en su juventud. Y no sé si fue el Manco de Lepanto el que dijera buen pueblo pero gentuza. Envidias y apuestas Bello era el paisaje, hermosas las canciones pero había fuego y odio en las miradas, y el paisanaje no es que fuese muy recomendable. Parecía que estaban sin civilizar. Xuan de Cabaña Quinta apareció de pronto en el ferial y se enzarzó a mamporros con los paisanos por un tiquismiquis. Todos empezaron a mojarle la oreja. La pareja de la guardia civil no pudo sujetarlo. Tuvieron que meterle un tiro entre las piernas y así aquel energúmeno ahíto de vino todavía hizo cara a la autoridad. Los de aquellas brañas eran bastante bestias. Sí muy hermosa y florida la escenería que parecía mismamente una estampa del Paraíso terrenal pero las apariencias engañan y hay que estar precavido pero no todo es belleza y espontaneidad sino amargura, celos, rencores viejos. Los rondadores decían que venían a honrar a la patrona, una Virgen de la localidad a la cual habían engalanado con tirabuzones y un manto de perla que valiera un dineral. Tal que la imagen lucía muy atalajada y con bastante apariencia pero en realidad aquella fiesta de agosto era reminiscencia viva de las saturnales.  Paganas costumbres. Vaya usted por la sombra. De acuerdo, hombre. Uno de una cuadrilla se encaró con él pues diz que era forastero. Se lo conoció en el habla.

- Este ye un cazurro.

-O de Madrid.

 A palabras necias oídos peripatéticos. Pies para qué os quiero. Vio el perfil siniestro de Erifos procurador de la ira la muerte y la cólera de Zeus. Prefirió huir y dar la callada por respuesta. Dos no discuten si uno no quiere. Buena gana de perder el tiempo y picó espuela al macho castellano.

      -Arre, “Noble”

El entrometido agarró a la montura por la rienda y para zafarse del impertinente tuvo que arrearle con la fusta. El “Noble” que parecía que tenía conocimiento el animalito saliendo de naja se perdió corriendo a cuatro pies entre los pinares. Le salvó la vida. Su estampida en el preciso instante en que uno de los comilitones de aquella mala bestia entonaba una tonada vieja y asesina que hablaba de matar a un cura.

-Permita Dios de los cielos que san Juan caiga en domingo que san Juan caiga en domingo. Al cura ya lo han matau y yo corteje contigo.

Pues bueno. Un poco fuerte no pero así son de hinchados por estas aldeas muy tiesos muy echaos palante. Volaban los esperteyos por la alquería cuando tramontó la antojana. Al fin salvo y con los huesos enteros pero casi sin saber donde estaba aquellos mamíferos desagradables no dejaban de molestar. Dicen que son pájaros de mal agüero. La casa estaba a oscuras pero en la “esllaba (cocina) quedaban algunos rescoldos.

El que va de romería se arrepiente al otro día. Ciertamente que había bebido bastante y no estaba acostumbrado al aguardiente de Tineo.

Se peleaban por les moces. Eran muy celosos y fantasiosos.

-        Sobrin, ¿quieres venir conmigo a moces?

-         Calle calle, señor amo que ahora no tengo tiempo ni  quedaron ganas.

Había venido de Castilla a ganarse la soldada como meseguero sirviendo a un labrador de aquella tierra que parecía tan amable y bonita. Aparentemente. Sólo aparentemente.

El trabajo la verdad era descansado y mejor llevadero que en su lugar y la hierba verde y tierna nada que ver con los cardos que hieren la mano cuando metes el haz  en Castilla y se te pone tiesa hasta la zoqueta; la comida abundante y buena aunque no le gustase mucho la boroña. Tampoco nada que ver con el pan blanco de Frómista.

-Tas bien sobrin, paez que te veo un poco mareao?

¿Algún culin de más, eh? Mucha folixia. Normal a tus años

 Pinón de Manuela no era mala persona aunque muy meticuloso en el arte de hacinar trojes que y entablar henares que eran muy diferentes a los de Castilla.

 Francisco hizo un gesto con la cabeza.

-        Anda a dormir, rapaz. Mañana se te pasará.

Mañana le esperaba faena. Un huerto de tres días de bueyes, sallar patatas y cargar el cucho. Por allí decía el campesino algo desconfiado y remolón:

-        Mucho puede Dios. Mucho puede el cucho. Pero más puede el cucho.

-        ¿Mas que Dios?

-        Estos son muy cojonudos.

-        No me digas nada digotelo yo: Quirós y después Dios.

-        Pues vaya.

El cucho o estiércol es el mejor abono que da madre Natura.

 Le gustaba el paisaje y la vegetación de aquella tierra: las flores de los prados, los blancos belortos, la festuca humilde, las violáceas flores del cólquico, la flor del saúco en corimbo, la  genciana olorosa, la malva misteriosa, la salvia fragante. Andar por las sebes y por los murias tirando varetas significaba expansión y libertad. Buen segador, con la foz no había quien le pusiera el pie delante al palentino. Y era eso sí muy trabajador.

-El sobrancero-decían en la quintana- de Pinón de Manuela es forastero cazurro pero no mala persona. Si quiere casar aquí tendrá que pagar la robla.

  Aquella noche los murciélagos trazaban el aire con su pesado vuelo. Parecía que tenía a los malditos esperteyos en la misma barriga. Le daba vueltas en la cabeza y parecía que aun danzaba en el corro la danza prima con aquella moza tan garrida cuando vino uno a por él con instintos asesinos y mirada de cazador al que alguien le había levantado una pieza.

Tuvo que despejar el campo y volver grupas. Gracias al “Noble” que a galope y a los cuatro pies marcó distancias poniendo tierra  de por medio. Aquella tarde de gestos amables vio al “nubero” amenazante y al “culiebre· que quiso agarrarlo por los “felpeyos” mismísimos. Era valiente Francisco pero le daban miedo las xanas más que la gente aguerrida socarrona y maliciosa que encontró en la romería que terminó en bacanal. Marchó Pachín pa la siega. Eso

-        Andad de día que la noche es mía.

La gente por aquellos pagos creía en la Santa Compaña. Hablaban medio gallego.

 Satanás acabó de jefe de la baila y sus diablos de maestros de orquesta con los gaiteros que bebían hasta desafinar. De nada vale el amor cortés, los buenos sentimientos los modales pulidos. Se reían de él y toda la noche estuvo escuchando el grito desagradable de los murciélagos. Estoy perdido. Aturdido y “entorbido”. Un vaso viene y otro va. Y otro. Y otro.

 Había libado más de la cuenta y la [1]sidra es ácida y emética. Cuando no está en condiciones descompone. Es bebida incierta. Erifos. La deidad oscura y maligna dentro de la botella. Pasó un peregrino por la calella. No podía dormir y salió a la galería a echar un cigarro. Debió de ser parte de la aparición con la resaca.

 Francisco le habló en latín un idioma que había aprendido cuando estaba con los frailes.

      -Quo tendis, frater?

El peregrino que era tudesco le habló en la misma lengua.

      -Ad Sanctum Jacobum.

El peregrino ambulante en la noche le ofreció un poco de agua de su calabaza pero el insomne declinó amablemente y el romero siguió ruta bajando la cuesta.

Todos los caminos conducen a Roma y a Compostela. Aquella noche pagó la novatada del vino, la marzadga de la alternancia. No estaba acostumbrado y aquellos brutos con el cuento de que era forastero quisieron emborracharlo obligándole a pagar rondas. Que gastó en convites media soldada.

 Cafres. La cabeza le seguía dando vueltas. Hombros caídos anchas caderas. Mala índole. Incultura. Todo muy bonito en apariencia. Mañana será otro día. Los esperteyos desaparecieron de su campo visual y empezó a escucharse el canto de la alondra confundido con el grito de “les mobeyes” (gaviotas). Estaba bajando la marea.

Moraleja: no todo es tan bello y tan limpio como parece. Juró  Pacho que en la vida volvería a pisar un chigre ni subir a una romería como esas donde los paisanos bajan borrachos como cubas rodando  la cuesta.

 

23/05/2008 1:32:18



[1] ¿Adonde te diriges?

EL CURANDERO DE SU HONRA

 Es un canto a la vida al amor una sanjuaneara dominada por un adulterio supuesto y el subsiguiente perdón, todo el libro adobado con la pertinaz inteligencia y habilidad novelística para deshacer un nido gordiano que parecía inextricable, pero que Pérez de Ayala consigue desmadejar con la habilidad de su arte. Es también un homenaje al Fontán, el azoguejo ovetense, donde el protagonista montaba su tenderete jueves y domingo, con un estilo brillante… dicen que el estilo es el ropaje del concepto.  

Tigre Juan, Herminia, Colás el hijo adoptivo que vino de la guerra de Filipinas sin una pierna, Carmina,

 La de Góngora o Doña Iluminada, Don Sincerato el sacerdote santo, creo que hace aquí el retrato de don Manuel, un párroco de san Isidoro con medio siglo de antelación

El tema planteado es de pana rayada: la seducción de Herminia una mujer casada y embarazada del hijo de Tigre Juan. Un día, a la hora de misa, se escapa con Vespasiano. El abductor es un costal de embustes, un trapacero. 

Un hombre a medias que va por provincias seduciendo mujeres y meneando su trascolí feminoide. ¿Cuántas pobres mujeres mueren hoy en España por causa de la celotipia de sus maridos dominantes? ¿Por qué muere el amor? ¿Es el matrimonio clásico un imponderable? 

Pérez de Ayala tira por tierra el mito de don Juan que es un impotente al cual Dios le permite asistir a su propio entierro.  

La obra fue escrita en Riaza (Segovia en abril de 1925. No tuvo la difusión que merecía por causa de las ideas republicanas del autor que acusa a la monarquía y los ministros corruptos de su entorno de los sufrimientos del pueblo.  

Colás pierde la pierna por el machetazo de un tagalo, acaba a su regreso a la patria como vagabundo y feriante acompañado por Carmina, su novia de siempre, que no lo rechaza por la merma física de mutilado de guerra.  

Van de pueblo echando adivinanzas y tocando el acordeón. Del bandoneón del viejo soldado la noche de san Juan surge una melodía maravillosa: 

Que tráela, mi vida 

Tráela, tráela 

Que tráela mi vida 

La flor del agua 

A coger el trébol, el trébole 

La noche de San Juan 

A coger el trébol, el trebole 

Los mis amores van. 

Por boca de Nachín de Nacha habla la sabiduría del pueblo astur. Nachín intenta de consolar a Xuan cuando al volver del trabajo no encuentra a Herminia en casa:  

Probe Xuan bien te lo anuncié entós lo que sembraste lo recoges agora tu mesmo aina en cosecha de desgustos. Muller moza marido viellu el diañu alegra el gueyu”  

Nachin de Nacha, frecuentador de chigres, no había ido todavía a la taberna. Estaba más sobrio que un fiscal cuando decía esto. 

Lo que más asombra del escritor ovetense es el léxico y la construcción armónica o eufonía de la frase directa que jamás cansa. Yo creo que fue el mejor psicólogo de las clases inferiores de Oviedo con una pericia inimitable. Plasma el pensar, el sentir y la sorna del habla de los paisanos de Pilares (Oviedo) y de Regium (Xixon).

 Es una novela muy de hoy porque aborda un tema universal como son los amores/hombre mujer en el marco del cambio y la fugacidad de las cosas.  

Aduce en refrendo de esta idea un argumento: la vida pasa y se renueva; todo muere y todo renace. Este movimiento traslaticio se nos comunica a través del girar de las esferas. 

 Ese el sentido de las fiestas sanjuaneras. En el corro de la hoguera bailan los espectros que mañana desaparecerán, pero otros vendrán a reemplazarlos. Es la idea que sostiene igualmente la teología judía que el mundo es eterno, por mucho que no acertemos a comprenderlo.  

En esta relación de costumbres ancestrales y mitológicas como la noche del 24 de junio está la de la “Covada” según la cual cuando una mujer se ponía de parto, su marido se encamaba a su lado en un intento para compartir su dolor y para demostrar a la sociedad que el hijo engendrado era legítimo. 

A Pérez de Ayala se le engloba en la generación del 98, pero a mí me parece que como novelista, cuentista, periodista, comediógrafo y crítico literario supera a todos. Es el más brillante por encima de Pio Baroja, de Azorín, de Ortega, Ganivet y otros tantos. 

Al  menos es el que exhibe mejor prosa. 



QUEVEDO Y SUS SUEÑOS EL MEJOR ESCRITOR EN ESPAÑOL

 SUEÑOS FICCIÓN Y REALIDAD

 

Tenía 28 años era un minorista catedrático recién licenciado de la universidad de Alcalá donde se especializó en las Sagradas Escrituras, es el autor clásico  que conoce la lengua hebrea mejor que ningún otro. ¿Era Quevedo judío?

 No lo sabemos. Lo que sí que es cierto es que se erige en paladín de los santiaguistas que ridiculizaban a los cristianos nuevos y querían proclamar patrona de España a Teresa de Jesús, echando a las calderas de Pedro Botero al Hijo del Trueno. Los Sueños es una gira por los distintos lugares del infierno. Visión escatológica. 

Quevedo bosqueja con la pluma lo que el Bosco traza con el pincel. Es una meditatio mortis adobada de sátira y de crítica social. A Quevedo no le gustaban los sastres ni los boticarios, se ensaña contra los quirománticos, a los abogados los toma a cachondeo y se mofa de las mujeres y de los maridos engañados.

 Desgraciadamente, su misoginia anuncia una realidad profética como la que vive España cuando la lucha de clases fue reemplazada por la lucha de géneros; “un mal casado tiene en su mujer una herramienta para la muerte, porque el matrimonio puede ser un infierno portátil”. En los Sueños sale a relucir las habilidades de un espadachín del idioma

. Quevedo sondea las posibilidades del idioma castellano haciendo esgrima con los conceptos. Es difícil seguirle en muchos casos porque en su habilidad idiomática sorprende. Es sin duda el mejor escritor en la lengua castellana


TESOROS DE LA CATEDRAL DE SEGOVIA

 La catedral está bien situada (leemos al comienzo de la novela de Jesús Fernández Santos “Las catedrales”), en el lugar más alto de la ciudad. Es la segunda que alzó el cabildo. La primera estuvo asentada en lugar más bajo y menos protagonista y, además, estorbaba el ardor guerrero del alcázar”. Gótico tardío como gustaba de llamarla Umbral. Constituye junto con la de Oviedo y la de Salamanca el último suspiro de la arquitectura medieval. Las tres diseñadas por Gil de Hontañón Pero la de Segoviana turris ebúrnea es la más alta de toda. Su cimborrio puede otearse los días claros a cien kilómetros. Son cuatrocientos treinta escalones desde la base al campanario. Imponente mole.  Su erección, comenzada después de ser destruida la anterior en la guerra de las Comunidades, costó sesenta muertos de todos los oficios albañiles carpinteros fumistas vidrieros talabarteros e incluso un canónigo se ahorcó era el limosnero (no le salían las cuentas al hacer el arqueos), vio bajar al sepulcro y ser coronados a diez obispos, recibió victoriosa las banderas de Flandes, lloró a muchos muertos. Campanas de gloria y misas de réquiem de todo hubo. Convidado de piedra y testigo mudo del paso de ocho generaciones Detrás de estos hermosos edificios se oculta una historia de afanes, pleitos, dilaciones, obreros que fallecían al caerse del andamio, canónigos fabriqueros que la palmaban a causa de un berrinche con los capataces, encargados que desaparecían con el dinero del cepillo de las ánimas, paros en la construcción por falta de presupuesto. Un ir y venir. Doscientos años en la vida de una ciudad de para muchos encuentros y desencuentros —Notre Dame de Paris tardó algo más y la construcción de la catedral de Lincoln llevó tres siglos— y este es el punto de arranque de esta excelente novela. La iglesia mayor de Segovia dedicada a Santa María es cifra y compendio de esa catolicidad titánica de nuestros ancestros. La jerarquía inspiró de la mano de la tradición y de la escritura pero quien puso manos a la obra fue el pueblo. Aquella Europa de las catedrales quiso edificar la ciudad de Dios, arduo empeño que se llevó por delante muchas vidas.

En lo alto de la torre allí donde se abren los cuatro ventanos vivía el campanero con su familia: la madre, el padre, Inés y Agustinillo al que pegaron un tiro en el Cerro Matabueyes; una familia con sus aperos de labranza, los cacharros de cocinar, la lumbre y las trébedes y hasta un cerdo que mataban por san Andrés. 

Fernández Santos sitúa la acción durante la guerra civil cuando la torre catedralicia era un centro de vigilancia a los aviones. Un radar que escudriñaba los horizontes de la Mujer Muerta y Siete Picos. 

El libro debe de ser autobiográfico pues la familia del escritor se refugió en la Ciudad del Acueducto al venir el Movimiento. Describe el fervor con qué se subió en procesión a la Virgen de la Fuencisla desde el santuario para evitar que los “otros” entrasen y supone que tal vez a esta intercesión milagrosa se evitó la destrucción de la milenaria urbe romana. 

Encontré en las páginas de esta novela enigmática retazos de mi infancia mirando siempre para aquella catedral totémica con un campanario que eran cuatro ojos miraderos de una suprema atalaya. 

A Fernández Santos lo conocí en el café Gijón allá por el año 93, iba por el sexto gintonic decía que tenía dolores y la ginebra le calmaba. El y yo, más sobrio que un fiscal, compartimos los dos recuerdos de la Dama de las Catedrales. 

Uno fue monaguillo o seise de la santa iglesia catedral, sotana roja con esclavina roquete blanco las mangas perdidas de cera. Me dejaron entrar porque me sabía de memoria el “confiteor”. Fueron las oposiciones más fáciles y agradables que hice en mi vida. 

Toda una serie de personajes de la vida real que conocimos — S. Santos alarga el catalejo desde su atalaya en lo alto y trata de encontrar el pulso vital de Segovia c. 1937 como Clarín describe el Oviedo del finiseculo del XIX — y ahí nos encontramos a don Cristino el archivero toda una vida leyendo y tomando apuntes para preparar un libro sobre la historia del cabildo. He aquí que se acuesta una noche decidido a emprender la tarea y a la mañana siguiente amanece sin memoria, victima del alzheimer. Don Cristino nunca publicó sus memorias. 

O al deán Fernando Revuelta el amigo del general Varela al cual le apasionaba la Historia de los Heterodoxos de Menéndez y Pelayo aunque no tanto como los automóviles y las carreras de motos, sobre todo el biscuter, que estaban probando en la fábrica de Caretas y el SEAT 600. Un día en la sacristía mientras se desvestía, al cabo de una misa pontifical, le pregunté a bocajarro al señor deán:

— ¿Por que no se usted echa coche don Fernando?

—Niño — dijo— ¿para qué quiero coche si no tengo para gasolina? Soy un cura pobre

Y era verdad; el cabildo y el obispado eran riquísimos en bienes raíces casas pinares huertas pero sin apenas liquidez; a muchos canónigos en cuanto si les llegaba para mantenerse con la prestamera del beneficio. 

Leyendo este hermoso libro a ratos melancólico, otras procaz, (podían ocurrir muchas cosas al subir los cuatrocientos y pico escalones de la escalera de caracol, que también allí el diablo se esconde por los rincones, aunque un letrero a la entrada del claustro lo exprimiese bien tajante: “pena de excomunión para el que en este sagrado recinto tenga pensamientos impuros o haga actos deshonestos”) he recuperado el niño y adolescente que fui. 

Toda una familia vivía arriba con sus gallinas, el cerdo en la cohorte, y el aceite hirviendo en la perola donde la madre freía torreznillos. 

Luego, cuando pusieron luz eléctrica, no hubo necesidad de campanero. Colocaron abajo el telefonillo y las campanas repicaban solas, accionando el interruptor de un circuito electrónica desde la sacristía. 

Ya no fue necesario que el señor Sebastián aquel morañero pequeñito pero recio - me parece que era de Abades,-  el sacristán, todo un atleta,  ágil como una ardilla (eso yo lo he visto) trepase por la cuerda que colgaba de lo alto de la bóveda y gateara hasta arriba. 

Una vez en la cúspide, desenrollaba la cuerda del badajo que estaba enroscada.  Luego descendería sus cincuenta y tantos metros descolgándose por la maroma con habilidad, y tan pichi. Aquello parecía un número de circo. 

Los esculcas desde la atalaya en tiempo de guerra avisaban de la inminencia de un bombardeo pero la fuerza de Riquelme con los internacionales no pasó del Cerro Matabueyes. Allí estaba la Virgen de la Fuencisla cerrando el paso. Nombraronla capitana generala. 

Fueron contenidos por la infantería del general Varela, que me parece que era algo amigo del deán, Allí fue donde le sacudieron un tiro a Agustinillo. Ese es uno de los ejes de marcha del argumento de esta novela sin tratamiento lineal sino a saltos siguiendo el esquema de la narrativa moderna donde los hechos reales se entreveran con los flujos de conciencia. 

Subieron en procesión a la Patrona desde su santuario. La catedral era un hormiguero de gente y su torre un pararrayos.  Cumplió su misión estratégica. 

Hoy ya no hay gallinas en el último piso. El campanario se ha convertido en un centro de atracción turística que ofrece las mejores vistas de la ciudad. ¡Viva la concordia y la paz aunque no vaya tanta gente a misa

 

SECCIÓN FEMENINA y LILI ALVAREZ INTRODUWERON EL FEMINISMO EN ESPAÑA


"La mujer es la hechura del hombre" expresa Lilí Álvarez 1905-1998 campeona de Tenis (en Wimbledon la llamaban Spanish señorita) la raqueta, el esquí, las bolas de billar y también la pluma — sus libros son un tratado de mística en defensa de las mujeres que pertenecen al Cuerpo Místico de Cristo y fueron relegadas durante siglos por una iglesia católica obsesionada con el sexto mandamiento. Su destino era la cama, la cocina, la rueca, los críos y la iglesia. Y todas a hacer vainica. Recuerdo que escribía en el ARRIBA periódico, mi padre traía a casa. Yo leía sus enjundiosos artículos y en rotativo de la Falange sostuvo una polémica con el Padre Llanos antes de que se hiciese comunista aquel buen jesuita. Entonces, como filosofo rancio, despotricaba contra la costumbre de las féminas de ir a misa con manga corta, sin medias y escotes llamativos. Amiga de Pilar Primo de Rivera la sentó muy mal que el reverendo hijo de san Ignacio adalid del nacionalcatolicismo que se metiese con las señoras del Ropero que iban a Vallecas y al monte del Tío Pío a dar paz, vestir y calzar, arreglar mal avenidos matrimonios de la pobre gente del suburbio. Luego Llanos se fue a vivir al Pozo del Tío Raimundo y el portaestandarte del nacionalcatolicismo devino gran capataz de los curas obreros. Cosas veredes dijo Agrajes.

Lilí era una señora guapa que ganó varios campeonatos de Wimbledon y llegaba siempre a la meta en las competiciones en la nieve de Saint Moritz. Un dominico el P. Holgar escribió un libro contra doña Lilí, al hilo de la publicación de su opúsculo feminista "En tierra Extraña" acusándola de antipatriota y unas cuantas cosas más. Ella le contesta con "El seglarismo y su integridad" una obra densa, muy bien escrita, que acabo de leer. Pero todas estas razones y sinrazones son agua pasada para mí al husmo de una cuestión sin aparente solución: las diferencias entre laicos y personas consagradas. Los curas y las monjas son católicos de primera división, mientras los laicos cristianos de segunda categoría. Han de estar callados como en misa. Lo monástico y lo seglar no constituyen una antinomia. El monje tiene las cosas más fáciles pues económicamente se siente respaldado por la Regla


continuará 

FUIERON VICTIMAS DEL SATANISMO ESTOS TRES MONJES DE OPTINA PYSTINA SU INTERCESIÓN ES MILAGROSA

 

OPTINA PASCHA MARTYRS COMMEMORATED ON 30TH ANNIVERSARY

Optina, April 21, 2023

Photo: pravoslavie.ruPhoto: pravoslavie.ru    

Thousands of people from all over Russia traveled to Optina Monastery, 150 miles southwest of Moscow, on Bright Tuesday, April 18, for the 30th anniversary of the brutal slaying of three monks of the monastery on Pascha morning in 1993.

Photo: optina.ruPhoto: optina.ru    

More than 1,500 people communed at the early and late Liturgies and prayed at the memorial service for Hieromonk Vasily (Roslyakov) and Monks Trophim (Tatarinov) and Ferapont (Pushkarev), who were stabbed to death by Nikolai Averin, an admitted satanist, on Pascha morning, April 18, 1993.

Later that day, a conference was held in their honor in the monastery’s Kazan Church, which could barely hold all the faithful who came to honor the martyrs, the monastery reports.

Photo: monasterium.ruPhoto: monasterium.ru    

Hierodeacon Nektary, the head of the Optina Publishing House, told how the murdered brethren have become loved and venerated by thousands over the past 30 years, and that the monastery owes its current position and fame to them no less than to the venerable elders.

The conference then featured talks from people who knew the Martyrs both before and after they became monks. One witness spoke of how much Fr. Vasily changed when he became a monk and how he refused to remove his cross, even in the years before the Soviet Union fell.

Elena Popova, the sister of Monk Trofim, recalled a dream she had in which her brother appeared to her and covered her with his monastic mantle, promising to take care and protect her just as he did in childhood.

Photo: monasterium.ruPhoto: monasterium.ruArchimandrite Melchizedek shared memories of the fathers from the early years of the monastery’s revival, including Fr. Trofim’s subtle way of pointing out others sins to them, and how Fr. Vasily often helped Fr. Melchizedek baptize people at the Spring of St. Paphnuty.

Igumen Philip spoke about the constant sacrificial readiness to help everyone and everyone inherent in Fr. Trofim, about the tenderness and sensitivity of the soul of Fr. Ferapont, and about the amazing simplicity of Fr. Vasily.

Several miracles were then recounted, whereby the Martyrs healed people and resolved difficult situations.

Read about some of their miracles in the article, “Miracles of the Optina Martyrs.”

Last year, Optina announced that it is collecting miracle stories of Frs. Vasily, Ferapont, and Trofim.

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