2022-08-16

 

SAN ROQUE DE MONTPELIER 1327

 

Pocos santos en España hayan tenido tantos devotos y tantas estatuas en los altares como este itinerante francés un loco de Cristo que recorría las sendas de Europa visitando lazaretos y hospitales. En España estuvo en el de la Sabana Blanca de los de San Juan de Dios. Allí curaban el mal francés esto es la sifilis con vahos de vapor y a los enfermos se les envolvía en una sábana. La bacteria o treponema morboso tan reacia al tratamiento se expandió durante el medievo. Los síntomas eran la picazón genital y las llagas, ay por decir viva san Roque me llevaron prisionero y ahora que estoy en presidio viva san Roque y el perro... arrímate niña que soy San Roque si viene la peste que no te toque

TIEMPOS DIFICILES LA CRUZ BOCA ABAJO

 


ARDE ESPAÑA

El ardiente verano se consuma en fuegos uno tras otro.

Los pepitos y pepitas grillos de la locución parecen deleitarse contándonos esta tragedia, es la iskra de Lenin recidiva sólo que ahora los bolcheviques nos hablan en inglés o en ladino buenas parlas para la Hora de la Bestia.

Humildemente me cumple el deber de señalar que esto obedece a un plan universal de dominio global en el cual se incluye la destrucción de viejos países cristianos, la emigración descontrolada que se convierte en invasión, la erradicación del lenguaje, los nacionalismos regionalistas, y una prensa y radio manipuladora y mendaz. Se achaca la culpa al cambio climático.

Me da pena ver a medio mundo respirando a través de una mascarilla. Es la peste del Covid y otras que vendrán.

 El apocalipsis empezará en Ucrania. Ese Zelensky tiene una mirada que me infunde miedo. Son los ojos del 666 el innombrable.

Ya anuncié la llegada del zapatero de Lvov el heraldo del anticristo. Bajo el yugo de Soros yace una gran población idiotizada y sumisa. Los incendios son provocados.

Arde España en su ardiente almenara. Cuando se apaguen los fuegos vendrá

 un tiempo de tinieblas. El anosmie es el Zlo

SE LO PEDI A LA VIRGEN EN LA MISA DE LA ASUNCION CREO QUE MI SOBRINO CARLITOS VA A SANAR DE LA MISMA FORMA QUE LA HIJA DE DESTA MUJER RUSA

 

DIOS SE MUEVE DE MANERAS MISTERIOSAS

    

Conozco a mucha gente a través de mi trabajo. A veces no tengo tiempo para recordar sus rostros, pero sus destinos no me dejan indiferente.

Un día, una mujer estaba parada frente a mí en nuestra capilla. A primera vista, ella era ordinaria y completamente poco notable. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

"¿Qué pasa?" Le pregunté.

"¡Ayúdame! Mi hija ha intentado comprometerse suicidio."

"¡¿Por qué ?!"

"Ella acaba de dar a luz a un bebé, pero parece que su novio no está contento con eso y han roto. Tomó una sobredosis y fue llevada ya moribunda en avión al hospital. Ahora todos sus órganos internos están fallando. Estoy perdido. ¡Ayúdame!"

Me di la vuelta y, señalando el gran Icono de Iveron de la Madre de Dios, una copia del que se guardaba en el Monte Athos, casi grité:

"¡Cae ante Ella! ¡Grita, grita y ruega con todo tu corazón, con toda tu alma y con cada célula de tu ser para que Ella no deje que tu hijo vaya al otro mundo! Aun muerte ¡no es tan terrible para ella ahora como su respuesta para tal muerte! Tú eres su madre, y recuerda tanto en este momento como hasta el final de tu vida: ¡No hay nada más fuerte que la oración de una madre!"

Ella cayó postrada ante el Icono de Iveron, mientras yo (sin entender nada en ese momento excepto por el terrible hecho: qué sería de la pobre joven y su bebé) comencé a implorar ayuda a la Virgen Purísima. Después de un rato, la mujer se levantó de las rodillas y, asintiendo con la cabeza, salió.

Ella se fue, y yo consolé al recordar otros casos similares: el Señor seguramente escucharía las oraciones de Su Madre, y la Madre de Dios nunca deja a nadie en problemas.

    

No recuerdo exactamente cuánto tiempo había pasado, tal vez una semana o dos. Un día la misma mujer (cuyo nombre no conocía) apareció ante mí de nuevo, y junto a ella había una joven. Confieso que no entendí de inmediato quién era ella. Y cuando escuché que esta era su hija, no podía creer sus palabras e involuntariamente exclamé sorprendido:

"¡Chica, qué has hecho! ¿Por qué tu instinto maternal no entró en acción y actuó?"

En ese momento olvidé que en mi juventud yo mismo había pasado por el mismo dolor de traición y un intento de suicidio, a pesar de tener un hijo pequeño.

Ella sonrió desconcertada y preguntó qué debía hacer para rectificar la situación y regresar a casa con el bebé sano. En ese momento ya estaba en hemodiálisis. Y esto es algo bastante terrible, cuando sus riñones están fallando y depende de una máquina por el resto de su vida. Especialmente si vives en un pueblo remoto lejos de los centros médicos.

Le respondí:

"Arrepentíos, arrepentíos y volvemos a arrepentirnos. Oren ardientemente, oren por la recuperación de su alma y cuerpo por el bien del bebé, de su maternidad y de su propia vida. Toma la Comunión para recibir la ayuda de Dios y guarda en tu memoria hasta el final de tu vida a Aquel que te salvó y tuvo misericordia de ti. Y nunca, bajo ninguna circunstancia, olvides esto, y nunca lo traiciones".

    

Todos los días venía a la capilla, venerando todos los iconos, llorando y rezando por el perdón. Sin lugar a dudas, la joven se dio cuenta de lo que había hecho, y las lágrimas corrieron por su rostro incesantemente.

Después de la primera confesión de la joven y la comunión, se le retiró el catéter de hemodiálisis (como regla general, esto no es realista después de la insuficiencia renal total).

Cuando confesó sus pecados y tomó la Comunión por segunda vez, esa misma noche su temperatura volvió a la normalidad y se le permitió irse a casa.

Una joven madre feliz voló hacia la persona más querida de su vida, hacia su bebé, que ni siquiera sospechaba qué desgracia casi había matado a su madre y casi la arroja a los lugares más terribles del infierno.

Cada vez que una madre inconsolable está parada frente a mí, en primer lugar recuerdo esta historia. No importa quién esté en la UCI: su hijo o hija, un bebé recién nacido o un adulto. Créeme, no cambia la esencia.