2016-06-03

MEMBRIBRE EL PUEBLO DE MI PADRE DIOS LE TENGA EN EL CIELO Y PROTEJA DE MI HELEN

MEMEBIBRE PARA MOLINOS







 VINUM BONUM

Membibre para molinos, Aldeasoña para peces y Pecharrromán para vino. Castro los chivos. Torreadrada las cabras, Valtiendas pa que me entiendas. Fuentesoto cagaberros que se crían en la Descolgada do caga y mea la zorra cuando le viene en gana” son estrofas del prefacio lúdico que cantaba mi abuelo sobre el trillo en las largas tardes de agosto mientras caía la parva.

Los aldeanos habían escuchado mil veces el famoso prefacio gregoriano que cantaba el cura a la misa de difuntos y se les había quedado la musiquilla de la melopea tan pegadiza del canto llano  al oído; lo vertían al castellano y, de paso describían las características del paisaje y del paisanaje que habitaba aquellos pueblos de la contornada, sobre la cornisa del Duratón comunidad de Villa y Tierra, pagos entre Sacramenia y Sepúlveda.

A los de cada lugar se les asignaba un peculiar sobrenombre. O un mote característico. Unos eran los "sardones" otros los "albarcas" y otros los "coritos" pues hablaban con acento gallego; a uno le llamaban "tintafina" y a otro "cagapoquito" se conoce que el hombre padecía de exreñimiento. Nombres y cantinelas no nos faltaban, se conoce que culturalmente éramos un pueblo de gran riqueza, aunque muchos de aquellos genios sólo a veces ni cumplían con la escuela; las cuatro letras y vas que ardes.

En otro orden de cosas, asimismo, gran riqueza piscícola y agrícola teníamos: vegas y humerales encajonadas en los valles de aquellos recios pagos. Arriba el páramo y el somo, y abajo el soto y el río. En verdad que de mimbreras, berrales, pobedas, guindos e incluso pomares andábamos abastecidos. Recuerdo aquellos olores, aquellas fragancias, cuando pasaba junto a las pomaradas delante la casa del señor Médico don Adolfo cuando iba a la fuente grande de Fuentesoto a llenar la botija. Aromas exquisitos que ya no recuperaré jamás.

Los pueblos quedaron deshabitados en los sesenta pero ahora, con la jubilación en el bolsillo, vuelven al terruño y durante los meses de verano algunos pueblos se colman de vida, de risas de cantos de voces de niños y vuelven a abrirse algunas bodegas aunque ya este vino no sea “aquel vino” por mucho vitivinicultor y mucha técnica enológica que tengamos.

Ya no es lícito pegarle besos al jarro para curar los catarros con la alacridad de entonces ▬claro que éramos más jóvenes, podíamos tomarnos una cántara y al día siguiente amanecías sin “clavo▬ por culpa de los sulfitos. Esa química que permite mantener nuestros caldos pero sea dicho con todos mis respetos para los entendidos es hacerle una judiada a Baco. Ahora el mosto por mucha denominación de origen que traiga en la vitola viene “capado”. Están castrando los expertos a Dionisio.

En Valtiendas para que me entiendas pues en ese pueblo y en Provanco todavía queda algo de aquel clarete de los viejos tiempos venden un aloque que es el único que se acerca a los caldos de aquel entonces. Buena cooperativa donde se pisa la uva aragonesa como en los viejos tiempos. El buen vino no ha menester preservativo. Que ya lo decía el Eclesiastés "vinum bonum laetificat cor hominum" (el vino alegra el corazón de los mortales y se olvida momentaneamente de su destino: la muerte.)

Sin embargo, ¡cuidado! se precisa tomarlo con moderación que a veces se vuelve bronco y ahí estaba como triste memento aquella cruz de piedra a la puerta de nuestra casa, junto al rio de aguas bravas que corría por la mitad del pueblo, alzada para recordar la tragedia de un sampedro a principios del siglo pasado cuando los mozos de Fuentesoto y los de Sacramenia pelearon a navajazos por una moza. Hubo doce muertos. Vinum bonum vinum malum que alegra pero también adementa y es el origen de tragedias familiares.

Claro que al vino como rey y al agua como buey y por entonces trasegábamos los mozos de la quinta del 64 como verdaderos bueyes duendos en el pilón de la fuente de Fuentesoto. Al vino como rey y al agua como buey dicen los castizos. Nosotros no hacíamos caso de tal norma.

Esos polvos al vino, que aborrecía mi abuelo Benjamín cuando iba en el trillo, se han institucionalizado en el mercado a día de hoy. El vino de entonces alegraba las pajarillas y no daba dolor de cabeza. Los sulfitos hoy en día convierten las resacas en pesadillas. Han desvirtuado el legado de Noé para alegrar el corazón de los hombres.

En Pecharromán desceparon los majuelos que plantaron los templarios. No hay cangrejos ya por estos ríos tan salutíferos (en una tarde mi padre y yo en el rio Hoz de Membibre llenamos dos cestos, aquello sí que fue una cangrejada) ¡Dios santo quien habrá envenenado los ríos!

Aquella región poseía una enorme riqueza piscícola. Claro que el que quiera peces… Y nosotros nos mojábamos el culo de lo lindo.  Sin embargo, hoy se vive, se come y se bebe más surtido. Buena gana de lamentarse. Encaremos, optimistas, el futuro, chiquitos.

 

INCENSARIOS


INCENSARIOS INNECESARIOS 2

 

Madrid castillo famoso tuvo siempre un lado de fervor milagrero aficionado a las procesiones triduos novenarios las cuarenta horas siendo el nuestro un cristianismo pasionista teatral barroco y plateresco que no se pueden explicar de otra manera que recurriendo a la carnalidad de nuestros cristos macerados melenudos que expiran en taparrabos en el madero de la cruz o a esas dolorosas traspasadas de cuchillo. Esa pasión milagrera a la busca de prodigios en un mundo descreído me llevó al ferial de las apariciones. Un fervor morboso y alucinante activado por una situación profesional familiar y anímica llena de precariedades y desencantos. Mis escapadas en bicicleta eran una huida. Sin embargo aquellas devociones marianas tenían poco que ver con la tierna semblanza que dejó en mi corazón de niño el culto a la Virgen María. Allí había dinero afición al poder y secta y la manipulación de algún listo de la camarilla de espabilados en torno a amparo Cuevas. La campa de las apariciones en aquellas multitudinarias sabatinas se convertía en el bosque animado para la España esperpéntica. Un enigma de veneración a una Virgen de los dolores sacada de una talla de escayola algo grotesca. Muchos venían de lejanos lugares a pedir curación para el mal de piedra. El lugar se convertiría en el último remedio para los desahuciados de la vida y la fortuna. Claro que antes de llegar al fresno “santo” tenía que pasar el rastrillo del ostiario negro que radiografiaba con sus ojos penetrantes a todos los que quisieran acercarse al altar. Eran los años trágicos del finiseculo. Se acercaba un tiempo global y el temor a perder los valores tradicionales del catolicismo fue uno de los motivos por el que despertaron tanto interés los supuestos fenómenos preternaturales allí registrados. Por aquellos días yo leía a Andreiev mi favorito y a algunos autores rusos que se referían a la llegada de la parusía. El fin de los tiempos empezó a llegar con el fusilamiento del zar Nicolás II y el estallido de la revolución ruso como colofón trágico a esa gran carnicería de las dos guerras mundiales. La Virgen María había anunciado en Fátima “Rusia se convertirá” y efectivamente Rusia volvió a ser cristiana con Yeltsin. Sin embargo, sus oponentes los buenos de la película Europa los estados Unidos y sobre todo Israel y España se mostraban más descreídos y alejados del día de gracia. En ese mensaje a sor Lucía se formulaba la gran pregunta. Unos me dijeron que el diablo se había hecho periodista y otros que se trataba de patrañas y visiones. Escuchaba los programa religiosos de Radio Moscú que eran excelentes y mejores que los de Roma. El vaticano a los viejos creyentes nos ha escandalizado. Se nos presenta bajo una mascara de buenismo contemporizador con el mundo el demonio y la carne que asusta. Radio Vaticano tres veces por semana transmitía la misa en rito bizantino eslavo pero a raíz del atentado tan extraño en la plaza de san Pedro en 1981 este tipo de liturgias dejaron de oficiarse. Sigo sin entender por qué. Muchos nos sentíamos extranjeros en nuestra propia patria y metecos en la iglesia que nos adoctrinó a la que llamábamos santa madre. Para convertirse en madrastra. Fue cuando m e puse a escribir por las noches “seminario Vacío: los pecados mortales de la Iglesia”… pederastias, hipocresía, crueldades, doble moral clerical. Yo pedía que la Iglesia que nos había considerado anatemas reparase el daño con que destrozó nuestras almas ordenándonos como presbíteros. Sería una formula de reparación. Mientras tanto iba yo confuso y lleno de perplejidades a la fresneda del enigma en mis excursiones ciclistas. A la vuelta estudiaba el libro del Apocalipsis. No entendía ni papa me parecían exhuberancias desbordamientos y exageraciones del alma judía. Me parecía mucho más asequible la Hora Occidua del general Ivanov que yo por entonces escribía. Al cabo de cerca de un cuarto de siglo no míe reconozco en tales textos. Rusia se convertiría dijo la Virgen pero en España se profanaban iglesias y en los Estados Unidos se daba prioridad a la industria de las armas como baluarte de su economía. El odio y la destrucción engordan las cruentas corrientes de los banqueros de Wall Serret. El Papa Wojtyla seguía inmerso en sus giras baños de multitud y de poder que a mi me sonaban a herejías porque un papa por bueno que sea no puede anular la personalidad de Cristo ni combayar con el pecado o rendirse acomodaticio a las veleidades de los que mandan en Washington. Fue motivo de escándalo. Lo dije en la campa y estuvieron a punto de agredirme.

Rozábamos con la punta de los dedos el perfil de la utopía pero la bondad no habitaba entre nosotros sólo el odio el rencor y la revancha. Los suspiros y jipías de la vidente por el micrófono me parecieron diabólicos. La serpiente maligna enredaba con las cuentas del rosario de aquellos pobres incautos que estaban siendo engañados por unos tíos muy listos. El Escorial era una sucursal del Palmar troyano. En días previos a la navidad de 1989 Gorbachev firmaba el acto de claudicación de la URSS ante Bush. Días más tardes corría la sangre por las calles de Bucarest. Tuve proféticos espasmos de lo que iba a ocurrir. Los del mensaje de Fátima era una baladronada mística que jugaba con la credulidad de las apariencias. Percibí que Dios tiene un lenguaje diferente al de los humanos. Los milagros se producen pero de otra manera. Llegaba el nuevo orden. Ronald Reagan recién operado de un cáncer de nariz sonreía victorioso desde una cama de hospital de los Ángeles. América había ganado la partida. Sonaban por doquier las carcajadas de la esfinge. El siglo XX terminaba de mala manera en medio de clangores de guerra y de rebatiñas. Los rusos tan mesiánicos eran diferentes a como yo los figuraba. Un pueblo enigmático mitad angeles mitad asesinos. Gente muy fuerte. Me pregunto si en verdad Reagan cantó victoria antes de tiempo. ¿Han sido vencidos? ¿O todo ha sido un entendimiento bajo cuerda entre el poderoso oso soviético y la chistera del Tío Sam? Supongo que Dios tiene poco que ver con estas cosas y que la Virgen María no debiera meterse en política como lo hizo en Fátima.