2025-07-31

 HOJA MARCESANTE


Soy una hoja marcesante

Que se marchita sin caer

Hoja del roble

No me rindo

Y me levanto

Después de las caídas

Mirando estoy hacia el futuro

Con mis ojos de papel

El alma me duele 

Algunas veces

Por los veranos

Me gusta sentarme

A la sombra de los arces asturianos

Escuchar el rumor


De un regato

O una cascada

Que fluye 

Hacia la mar

Tengo el olfato del murciélago

Y la piel de un elefante

Hago penitencia no obstante

Arrodillado

En la capilla

De mi oratorio biblioteca y fumadero

Hubo un tiempo

Yo pensaba

Que la redención de España

Podría venir por la política

Ahora todo me da igual

Pero no comulgo con ruedas de molino

Pienso que Dios es un designio particular

Con el que hablo 

Altas horas de la noche

Arrodillado

Penitente

Marcesante

Y cabal

 CIRUELAS CLAUDIAS

 

Bebíme un piezgo de sidra anteanoche y hoy me aflige el “clavo” de la resaca. Salí a la huerta, espléndida mañanita de mayo y encontré consuelo mirando para los tres ciruelos damascenos que dan escolta a las hortensias en un ángulo del jardín. Enveraron ya a punto de dar fruto. 

Bajé a la bodega y tomé un tarro de mermelada de las ciruelas claudias que ocupan otro lugar árbol salutífero. 

Tres cucharadas mojadas en vino y se me pasó como por ensalmo la resaca. Confío en los remedios que al pobre mortal ofrece la naturaleza. Según los naturistas la ciruela endrina en su jugosa drupa en tiras de mucilago y carnosidad vegetal lleva un analgésico que hace el oficio de detente bala a los hervores de la ebriedad del día después. 

Es un analéptico que restablece las fuerzas esquilmadas por los eufóricos vapores del alcohol. Por esto y por otras razones soy un amante de este árbol rosáceo de flores blancas que vino a Europa desde Siria (el ciruelo de Jerusalén da óptimos cascabelillos los mejores en el mercado pues dicen los Apócrifos que aplacaron la sed de Nuestro Señor cuando le dieron ganas de beber). 

Existen cerca de un centenar de especies, de muy diverso sabor y consistencia del parénquima o pepita: Ciruela patrón, ciruela roja y gualda (según la cara donde le dé el sol), ciruela claudia, ciruela sin almendra, delfina, temprana que madura en agosto, de pernigón, mirabel, damascena, de flor negra, de flor blanca, ciruela uterina muy pequeña de una pulgada que madura a fines de mayo, ciruela albaricoque. Y otras muchas. 

Sobre todo es de su fruto benéfico y salutífero su arrope.  Recomendable para hacer pis y para hacer pos. 

El mejor laxante y un remedio cabal contra la anuria óptimo excipiente diurético que recomiendan para la imposibilidad de la secreción urinaria. Que te conozco, ciruelo. Ya lo dice el refrán popular…


 COLMILLOS DE JABALÍ OJOS DEL AGUILA PACHORRA DEL PUERCO

Y LA UÑA DEL CABALLO


Decía mi tío que era de la Benemerita: paso corto, vista larga, y ojo al Cristo que es de plata. Paso de lobo, mirada de halcón y hacerse el bobo. Medito talas consideraciones al final del pluvioso mes de marzo marzueco que nos trajo lluvia y un recental para marueco. Desde mirador atisbo. Rezo mis plegarias y pego mandobles como don Quijote contra los molinos de viento.

Малая вечерня с акафистом прп. Серафиму, Всенощ. бдение 31.07.2025, Диве...

 

TARÁS BULBA PRIMER CAPITULO

 

Aquellos verano de mi adolescencia y juventud poco tiene que ver con los de mi senectud. Son la plenitud melancólica frente a un arma cargada de futuro y ganas de cambiar el mundo que yo llevaba en la cabeza pero hay un hilo conductor en ambas variables y es mi amor a la palabra. Quedé maravillado por los rusos.

 Soñaba yo con escribir como Gogol, Dostoyevski, Gorki, Chejov, Turguenev. 

Sigo en esa demanda, pero sobre todo fue el ucraniano Gogol con su sátira y su knyt (látigo) el que más me impresionó. 

Tarás Bulba me hacía llorar cuando el autor hace la presentación de sus hijos seminaristas a los que saca del seminario para convertirlos en cosaco. 

Son párrafos homéricos que cuadran el alma. El amor de una madre se despide de Ostap y Andrei que van a la guerra incorporados a la sentnia cosaca o regimiento de caballería que mandaba su padre. 

Tarás se proclama defensor de la fe.

 Ucrania el corazón de la ortodoxia ha de luchar contra los enemigos de Cristo que son los herejes uniatas polacos, los tártaros y los judíos. Muestra un desprecio triunfal a las vanidades del mundo. 

Dice que para un cosaco o antisemitas. Sin embargo, en este capitulo medular se demuestra que Ucrania es la línea medular de la patria rusa y Kiev la santa el corazón de la ortodoxia.

 Adelantándose a los tiempos el gran Gogol augura que la guerra actual entre Kiev y Moscú es un despropósito urdido por conjuras diabólicas. Nikolai Gogol pensaba en ucraniano su lengua materna pero escribía en ruso. 

Su gran novela lleva la sátira en literatura universal a la cúspide. 

Si lloro yo con Tarás Bulbá, con “Almas Muertas” me parto de risa. Ya digo, su estilo, la riqueza de imágenes y de vocabulario a cualquier lector un poco avisado le hacen pensar en la Iliada. 

Porque Gogol es el Homero de la literatura rusa. Que endulzó los veranos de mi niñez y ahora torna menos amarga mi vejez

 

jueves, 31 de julio de 2025

de Granma viva cuba país hermano

 

En sus calles, Santiago de Cuba levantó a Frank País. Foto: Luis Alberto Portuondo Ortega

Santiago de Cuba.–El pueblo santiaguero, en sendas peregrinaciones hasta la intersección del Callejón del Muro y San Germán, y el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, homenajeó a su amado hijo Frank País García y a su compañero de lucha, Raúl Pujol Arencibia, quienes fueron asesinados por esbirros de la tiranía batistiana, el 30 de julio de 1957, fecha consagrada como el Día de los Mártires de la Revolución.

En el retablo de los mártires, en Santa Ifigenia, fueron colocadas ofrendas florales del líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz; del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; de Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, y del pueblo de Cuba.

Díaz-Canel expresó en x que en ambos patriotas «tenemos referentes de virtud, y también el orgullo de saber que venimos de cubanos como ellos».

Al compás de marchas patrióticas, interpretadas por la Banda Municipal de Conciertos, las máximas autoridades políticas y gubernamentales santiagueras y el pueblo llegaron a la Placita de los Mártires, en la que fue depositada una ofrenda floral a nombre del pueblo de Cuba, en la base del monumento que rememora el hecho del cual expresara Fidel: «¡Qué monstruos! No saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado».

En la jornada de tributo se entregaron los carnés de militantes del Partido a destacados trabajadores, y en horas de la tarde fueron reeditadas las honras fúnebres que el pueblo de la Ciudad Héroe realizara aquel luctuoso día, en honor a Frank, de quien expresó el General de Ejército Raúl Castro Ruz: «era recto en los principios, organizado y exigente, de una modestia proverbial, valiente hasta la temeridad y de una intuición poco común; era el tipo de hombres que penetran hondo y definitivamente en el corazón del puebl

  BULGAKOV Y EL APOCALIPSIS. LA GRAN CONJURA PARA ACABAR CON LOS ROMANOV

 

¿Cómo será el fin de los tiempos? ¿Quién será el anticristo… una persona real o un sistema político? Ukrania la tierra feraz donde los arados se hundían en un suelo de labranza de las tierras negras hasta tres metros de profundidad, el granero de Europa, y todo ese légamo de civilización que arrastra sus dos grandes ríos el Don y el Dnieper hacia Kiev, la santa, la madre de las ciudades rusas con la gran cruz de san Vladimiro presidiendo la bocana va a acabar en la catástrofe de Chernobil que parece anunciar y presentir en su gran novela la guardia blanca Mixail Bulgakov casi un heraldo del fin de los tiempos. Y en su planteamiento coincide con lo que dice Bertrand Russel quien en 1918 visita la URSS y asegura que la revolución bolchevique fue obra de judíos rusos americanizados y los hechos de esta novela se desarrollan aquel invierno trágico de 1918 y en Kiev entre grandes celliscas de nieve.

 La tierra feraz se transforma en feroz erial. Se secan las fuentes, resucitan los gigantes, cunde el desamor, las costumbres se corrompen. Arden los bosques... toda Rusia era un incendio aquel verano de 1918 el año que se desarrolla esta novela.

 A lo largo de sus capítulos se escucha el tintineo de las espuelas de los cosacos que se cuadran ante su atamán y el repique-canto-metálico de los teléfonos móviles la irrupción de los bustos parlantes que se entregan a una vacarme o borrachera de letanías insufribles para contar la actualidad con una sonrisa  mefistofélica en sus rostros, perfectamente atildados la cara lavada pero el alma negra insensible al dolor ajeno grandes representantes del sistemas como anunciando a todos habéis de pasar por el aro besareis mi látigo y todo eso sin descomponer el gesto de hombres-anuncio y la mirada azul de las nuevas sibilas de la tele.

Las sibilas vuelven y es un mundo sibilino  de grandes avances tecnológicos y de una gran pobreza espiritual dominado por las técnicas de la propaganda el que intuyeron los rusos que vivieron o contaron aquellos días de octubre.

Han ganado los americanos subraya un capitán artillero que aguarda el ataque de los bolcheviques al edificio del Liceo donde los partidarios de la autocracia y la ortodoxia se han hecho fuertes. Sin embargo el coronel que manda la posición a la vista de la inferioridad numérica ordena izar bandera blanca.

 Suenan los gritos de traición… traición pero nadie se atreve a desobedecer los hechos consumados. No se puede hacer nada. Rompan filas.

 Se deshace la guardia blanca y los cadetes, el oficial de dragones, los húsares y los alanos se vuelven a casa con sus botas bruñidas las espuelas de plata, el sable reluciente y el colman impecable terciado sobre las charreteras. Todo eso ya no sirve para nada. Después de rendirse los coraceros piden vodka para mitigar los efectos del clima bajo cero y se entregan a una orgía pero no hay aguardiente en el mundo que pueda aplacar las heridas del alma congelada.

 Es la debacle. Es el fin de una era. Sin caballería las guerras ni son guerras ni son nada. Se acabó el honor, la nobleza, las maneras exquisitas y ese concepto de castas que permitió concebir la existencia desde un punto de vista estético. Se acabó la literatura. Lo que viene es la lucha de clases, la vulgaridad, el encefalograma plano.

Llegan los sindiós que traen sus propios profetas, sus escritores, sus panegiristas y publicistas. El materialismo dialéctico de Marx que permitió por lo menos la educación de las clases más desfavorecidas abocará al materialismo de los globalizadotes donde la persona humana no es más que un número, una unidad de consumo bajo el control de la red de redes.

 En definitiva Bulgakov nos vaticina un mundo feliz al igual que los grandes utopistas ingleses pero insufribles. Un judío que es pillado con las manos en el cajón durante un progrom le ruega a un húsar que ha desenvainado la espada todo el dinero te lo daré todo esto será tuyo y le señala la caja de caudales si me perdonas la vida. Gracia denegada. El ulano hunde su sable en el cuello del rabino y le corta la cabeza. El rabí muere mártir de la causa invocando a Yahvé.

 Chema Israel pero tenemos que ajustar cuentas mientras los caballos del Apocalipsis galopan por las riberas del Dnieper. Se terminó aquel mundo que creíamos mejor. Rompan filas, sálvese el que pueda. El santo y seña del final de los tiempos es que la caridad se enfría, las palabras ya no significan lo que significaban antes.

No hay canon ni medida. Se hunde la barca de Piotr mientras los bateleros del Volga reman y reman saludando con el sombrero cocidos de vodka al que ha de venir. Este es Petliura. Quien es Potliura? Según Bulkgakov el que ha de venir el interpuesto al que dicen que han visto alojarse en la habitación numero 666 en un hotel de la calle Lovitskaya pero esta presencia es fantasmal o by hearsay.

 Se narra mediante el oído no mediante la vista y por esto mismo la novela tiene un aire musical más que fotográfica. La trama no es lineal y el estilo participa de la velocidad y contundencia de la vida actual.

La “guardia blanca” es narración de muchas preguntas ninguna respuesta en esta novela de guerra antimilitarista donde se ridiculiza a los prusianos y a los estados mayores. No hay combates ni escenas de guerra. Sólo se escucha el estampido, lejano, de los cañones y se anuncia que el nuevo orden entrará con sangre y en medio de grandes estertores. Verdún significará una nueva catástrofe para Rusia la dejarán sola sus aliados a merced de la gran conjura de los impíos.

 El asesinato del zar será el epílogo a una historia trágica de furores. El hombre de las patillas largas- Trotzky- se atusa los bigotes tiene una gran cabeza y proclama la revolución permanente. Nuevos dolores y convulsiones para el pueblo ruso. Los cielos refulgen con la estrella roja de los comisarios y el ángel de la muerte escribe sobre las nubes negras el número de la bestia: 666.

En medio del caos se abren camino muchas traiciones ejecuciones sumarias deportaciones en masa. Los alemanes dejarán a los blancos de Ucrania a merced de los bolcheviques. Bulgakov les llama felones.

Cunde el desamor y el relato de las vencidas mujeres violadas campesinos arrojados de su tierra y por todos los dominios del zar se esparce la enfermedad rosa la sífilis como un flagelo bíblico. El autor era médico especialista en venéreas y el relato que hace de la enfermedad es puntual. Aparecen unas pústulas en las ingles (chancro) manchas de color rosa en la epidermis, después subseguirá la ceguera y la artrosis si no se ataja la epidemia con inyecciones de permanganato. Fue la enfermedad que sacude a Europa en los años 20.

Dios no escucha, está lejos muy a gusto lejos de la humanidad que sufre rodeado de una escolta de ángeles en el paraíso. En uno de los pasajes, sin embargo, aparece un pope que predica contra la desesperación. Es la desesperanza el mayor de los pecados a ojos del Altísimo puesto que viene impregnado de la soberbia satánica y sólo puede desesperarse los condenados del infierno. No conocéis sus misteriosos designios, se lamenta el padre Vladimiro puesto que el corazón de Dios es fuente de toda misericordia. El dolor y el sufrimiento colectivo tienen un carácter expiatorio y abrirán las puertas de la purificación. Este sermón que recuerda el discurso del padre Zosimo de Dostoyevsky pone una nota de claridad esperanzada en medio de la niebla de pesimismo de todo el relato. 1918 fue un tiempo de tinieblas y su mes de diciembre fue el más perverso en fríos y en crueldades humanas durante siglos.

Desde luego, se acabó la literatura, todo concepto de honor y de estética es pisoteado para dejar paso al lucro. Mucha gente irá a la cárcel o será marginado por pensar por su cuenta nos profetiza Bulgakov. Ya se escuchan las pisadas del ángel del Apocalipsis. La idea central del libro es que hubo una conspiración universal para acabar con la ortodoxia proyectada desde el odio a la cruz misericordiosa, una conjura que es tramada por los que son siempre los mismos los apóstoles del odio y la revancha pero al final vencerá el amor. El autor del Diablo y Margarita era uno de los autores preferidos de Stalín hasta que perdió el favor. Bulgakov muere en Moscú en un bombardeo de los alemanes a los que tanto despreciara en 1942.