Más de 500 años han permanecido las hermanas clarisas del convento de Santa Marina en Zamora, una comunidad que, por la drástica reducción de religiosas, ha tomado la decisión de cerrar su convento situado en el casco antiguo y trasladarse a León.

La presencia de la orden en la diócesis de Zamora se remonta al último cuarto del siglo XV cuando en 1482 doña Beatriz de Ocampo funda "un beaterio de terciarias franciscanas junto a la parroquia de Santa Marina del Burgo" escribía el historiador José Andrés Casquero en un artículo en este medio.

Dos marinas en su labor de bordado. | L.O.Z.

Dos marinas en su labor de bordado. | L.O.Z.

A comienzos del siglo XVII va a adquirir un papel relevante en el conjunto de las numerosas fundaciones monásticas en una ciudad. La voluntad diocesana fue unir las religiosas de Santa Marta y San Bernabé en un nuevo convento costeado con el dinero del Capitán Diego López Castañón, que en su testamento disponía la creación de un nuevo convento.

El edificio, proyectado por Pedro Castellote, estaba localizado en la calle de Santa Clara. Sin embargo, poco pudieron disfrutar las religiosas de ese cenobio porque el gobierno de 1968 decidió convertir el inmueble en la sede del Gobierno Civil, un edificio que más tarde albergó la entidad cultural que acabó derivando en el Museo de Zamora.

Las religiosas fueron exclaustradas y trasladadas al monasterio de Santa Clara donde permanecieron trece años y posteriormente a una casa que compraron y que estaba situada en la rúa de los Notarios. Con la llegada de la Restauración y el apoyo de diocesano las monjas lucharon por conseguir la indemnización del gobierno del momento.

La cantidad que lograron, 210.000 pesetas, les brindó la liquidez económica para adquirir el que hasta entonces había sido el palacio del marqués de Villagodio, según explica el delegado de patrimonio, Miguel Ángel Hernández en su tesis doctoral titulada "En defensa de las sagradas Historia religiosa de la diócesis de Zamora durante la Restauración (1875-1914)".

Las marinas han ocupado desde finales del siglo XIX la casa-palacio, situada en las inmediaciones del templo de San Ildefonso, donde levantaron una nueva iglesia en el año 1891.

Fachada del convento

Fachada del convento CEDIDA

Durante décadas la comunidad se ha dedicado a la repostería y al bordado en oro. Las manos de las marinas han cuidado y mimado el patrimonio textil de la Semana Santa de Zamora, no en vano han custodiado, entre otros elementos, los mantos y las faldillas de procesionar de múltiples hermandades, como Resurrección o Vera Cruz. Y precisamente para a esta cofradía tiempo atrás las religiosas restauraron el manto de la Dolorosa.

Además, en su iglesia la Real Cofradía de Jesús en su entrada en Jerusalén celebraba la eucaristía en honor de Cristo Rey en la que las palmas del Domingo de Ramos son reducidas a la ceniza que se impone el día que comienza la Cuaresma.

En su tesis el sacerdote zamorano apunta que el año 1910 la comunidad vivió la profesión solemne de trece monjas. Sin embargo, el descenso de las vocaciones en los últimos años y la avanzada edad de las religiosas de Zamora, pese a que en el año 2020 la comunidad vivió la profesión de Juliet Akongo quien meses después fue trasladada a otro convento, han pesado en la decisión de cerrar el cenobio. "El reducido número de hermanas impide que el monasterio funcione con autonomía" explican las religiosas.

LA REAL COFRADIA DE JESUS EN SU ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALEN CELEBRARA LA FESTIVIDAD DE CRISTO REY EN LA IGLESIA DE LAS MARINAS

LA REAL COFRADIA DE JESUS EN SU ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALEN CELEBRARA LA FESTIVIDAD DE CRISTO REY EN LA IGLESIA DE LAS MARINAS ANA R. BURRIEZA

Las tres monjas que todavía permanecen en Zamora se incorporarán a la comunidad de clarisas de la ciudad de León, uniéndose así a la madre abadesa, que ya reside en la vecina provincia, desde el pasado mes de diciembre, por motivos de enfermedad, según indican desde el Obispado de Zamora que agradecen "el trabajo callado que durante siglos ha venido realizando la comunidad, contribuyendo al sostenimiento espiritual del pueblo cristiano de esta ciudad con su cercanía, oración y constante búsqueda de la santidad".

El edificio, con su marcha, pasará a formar parte del patrimonio del Obispado de Zamora según se dispuso en la escritura de compra-venta de la casa-palacio y la comunidad religiosa.