2016-11-15

VARELA, CHUSQUERO Y CON UN PAR

 

Fue casi un presagio que advertía lo que habría de suceder. En la Navidad de 1936 el general Varela, que acababa de liberar Toledo a últimos de septiembre, en una fulminante operación durante la cual hizo un derroche de facultades estratégicas, llevada adelante con el arrojo y la decisión que caracteriza a este soldado raso, el cual de soldado raso subió al empleo de general resultando- su rostro impasible y sus impecables guantes blancos que no se quitaba ni en medio de los más encarnizados combates ocultaba toda la garra civil- uno de los militares más condecorados, estaba a las puertas de Madrid.Su división operaba en Villanueva de la Cañada. Él en persona fue a realizar una descubierta. Avistado por un grupo de blindados rusos que se ocultaban entre la fronda que rodeaba el foso del Castillo de Villafranca, abrieron fuego. El general fue herido triplemente; en el omóplato, en el cúbito del brazo derecho y en un muslo. Esta herida era la que inspiró mayor preocupación a los médicos.Evacuado al hospital de sangre de Griñón, su cuadro clínico no se dio a conocer. De haber trascendido, es casi seguro de que la ofensiva sobre Madrid que Varela con sus tabores y sus legionarios al trote cochinero y a paso de carga venían arreando desde Algeciras, hubiese sido un fracaso.

Le fue extraída la bala, pero la herida se infectó. Por segunda vez, el egregio oficial se negó a que los médicos le amputaran la pierna. No recibió el alta hasta el 11 de febrero. Sin embargo, le dieron tal cantidad de sulfamidas y otros fármacos para contrarrestar el peligro de gangrena que hipotéticamente el tratamiento sería determinante de la grave enfermedad hematológica de la que habría de fallecer el general a principios de 1951.Varela era un hombre duro. La sangre que derramó en Villafranca del Castillo fue un preludio de los ríos de sangre que corrieron por los campos de Brunete. Lejos de amedrentarse, los tres impactos que marcaron su piel lo envalentonaron más. Buscaba el desquite.

La guerra civil se perfila como una bronca en una sala de banderas entre generales monárquicos y republicanos, ascendidos todos por méritos de guerra o por escalafón en las sangrientas y absurdas querellas del Norte de África. Eso por un lado. En el otro flanco estaban situados jefes y oficiales de ascendencia cubana, con una hoja de servicio no menos brillante y meritoria en los méritos por la patria. Era una veta menos entusiasta con la monarquía. La derrota que supuso la pérdida de la última colonia les tornó poco sensibles a la causa de la realeza, como por ejemplo Mola o Sáenz de Buruaga, ambos nacidos en la Perla de las Antillas, de familia militar. El caso de José Enrique Varela Iglesias, hijo de un humilde sargento de infantería gaditano, que habiendo entrado como soldado raso en el Ejército fue el general más significado y discutido de la contienda del 36, después de Franco, parecía distinto, como corresponde a una personalidad singular. Este comunero se va erigir en el primer postulante de a causa carlista. Más papista que el Papa y más papista que los monárquicos, precisamente debido a su extracción advenediza.En la alta oficialidad se miraba a "Varelita" (también era de poca estatura, y no muy apuesto, pero con unos redaños que no cabían en la Tacita de Plata ni en la Isla de San Fernando donde vino al mundo en 1891) con recelo por advenedizo. Sin embargo, la tropa lo idolatraba.

Para más inri se hizo conspirador y monárquico. Más papista que el papa, su ambición, presencia de ánimo y pundonor debió de chocar con los militares de sangre azul. Amigo de Sanjurjo y enemigo de Primo de Rivera con el que en Alhucemas tuvo unas palabras, cuando el dictador en una comida manifestó su deseo de abandonar el protectorado, idea muy congruente y que hubiese evitado mayor efusión de sangre, pero que tanto Varela como Franco consideraban una cobardía, tuvo un papel relevante en el Alzamiento Nacional.A los postres de una comida de campaña ofrecida a don Miguel Primo de Rivera en el campamento legionario de Ben Tieb, y en la que éste se pronunció en pro de la retirada de Xauen y el repliegue táctico de los contingentes españoles en el Protectorado, Varela se levantó y dijo:

-Muy mal. Yo protesto, mi general.

El fogoso Varelita no había sido capaz de dominarse, pensando en tantos compañeros suyos que había sucumbido en aquella tierra humedecida con sangre de tantos españoles.Hombre bondadoso, el insigne ministro de la Guerra, no tomó aparentemente a mal aquel acto de indisciplina por parte de un subordinado que en otras circunstancias hubieran significado un arresto fuerte o la degradación. Este gesto va a dejar un poso de amargura en las relaciones con los falangistas, fundados por José Antonio, un hijo del dictador. Una rama de la Falange, la más revolucionaria y avanzada en sus ideas, atentaron contra él con una bomba de mano el 15 de agosto de 1944, a la salida de misa de doce en el Santuario de Begoña, Vizcaya. También salió Vitorinaamente ileso. Pero tuvo que dimitir a los pocos días de su cargo como Ministro del Ejército, siendo su resignación aceptada. Está claro que era un gran militar, pero mal político.Son contradicciones que se dan en cualquier biografía. El héroe del Alcázar de Toledo, de Brunete, del Jarama y de Teruel, que manifestó de siempre una capacidad especial para granjearse la lealtad de los moros, se malquistó con los falangistas, los militares, en especial los de baja graduación, hablaban pestes de él, porque al finalizar la guerra quiso llevar a cabo purgas drásticas en los regimientos, y Franco siempre le miró con recelo.Sin embargo, puede decirse que si bien el Caudillo hizo una guerra cómoda dirigiendo las operaciones desde una ruló, Varela, un harqueño típico, fue el primero en dar el callo. Su palmarés impresionante con dos laureadas así lo certifican. Organizó las mías o centurias de tropas indígenas, con secciones mixtas de infantería y caballería al modo árabe. Había nacido para la guerra y llevaba la estrategia en la masa de la sangre, con operaciones en Beni Arós contra El Raisuni y la Cueva de Rumán donde desalojó pistola en mano a toda una "yemáa" rifeña. Hablaba varios de los 64 dialectos del Atlas.Destinado a Melilla, poco después del Desastre de Anual el año de 1923 con los episodios sangrientos de Irigueriben, Monte Arruit y Nador, durante una descubierta recibe dos tiros- era la primera vez, hubo una segunda, pero afortunadamente no se producía una tercera- en cada una de las dos piernas, que, pistola en mano, impidió al cirujano que se las cortaran. Había síntomas de gangrena.La frase preferida de este militar africano era "Venga, venga" y "Cinco tiros y avanzando". Consideraba que la mejor defensa es un ataque. No hay nunca que volver la vista atrás. Por ello fue legendaria su temeridad ante cualquier peligro. Esa cualidad o defecto de su temperamento le permitió conservar las dos piernas hasta su muerte ocurrida a los 59 años como consecuencia de una leucemia, así como arrollar al Frente Popular.Varela nunca ahorraba bajas ni escatimaba medios. Todo lo fiaba a su arrojo y a un instinto especial de supervivencia que maravillaba a los moros (con Franco sucedía algo parecido). Sólo por el oído sabía qué sección atravesaba dificultades en el frente o cuál era el flanco más débil del enemigo para por allí presentar batalla. No creía en aquel refrán de "la bala con la que has de morir nunca la sentirás venir".Estuvo destinado en Larache, Ceuta y Alcazarquivir, donde funda la harka, tropas muy experimentadas, excelentes tiradores, que en la chilaba llevaban toda su munición e impedimenta. Nunca sufrió el mal del bled, una especie de morriña o pájara que acomete a los europeos y sabía moverse como Pedro por su casa por las intrincadas callejuelas de la Casbah. Estas fuerzas expedicionarias demostraron su enorme adaptación al terreno, capacidad de maniobras en la lucha de cabilas por las quebradas de los Morabos, Asgar y Temasint, principal reducto de Abd-el-Krim y El Raisuni. Las lomas del Rif conocieron la bravura del teniente coronel Varela.Con la rendición de Abd-el-Krim, y, ascendido a coronel por recomendación de Sanjurjo, es destinado al regimiento donde sirvió su padre en Cádiz. Allí va a organizar las primeras intentonas golpistas, secundando junto con Queipo de Llano, Godet y otros generales la denominada "sanjurjada". Es llevado preso al Castillo de Santa Catalina y luego a Guadalajara donde traba contactos con grupos tradicionalistas y carlistas de Vergara para formar un Ejercito del Norte, el Requeté. En 1934 cuando se alza Asturias y Cataluña se proclama independiente, ofrece sus servicios al gobierno, que éste rehúsa. Azaña se decanta por el general Franco para contener a los mineros y por López Varela para reprimir la sedición secesionista de la Generalidad.Dice el general Mariñas en su biografía que a lo primero la contundencia con que se comportó el gobierno de la República para mantener la unidad de España fue un balón de oxígeno para la lealtad de los militares africanistas, que por algún tiempo pensaron que el gobierno legalmente constituido tenía buena voluntad, pero la lenidad con que actúa y la pasividad ante las fuerzas revolucionarias determinó que la euforia inicial africanista se transformase en desencanto. Ocurriría lo de tantas veces: el Frente Popular, derrotado en el campo de batalla, se alzaría con el laurel de la victoria en la contienda propagandística. Dentro de la clase política, aún la menos lerda, se entregaban a una traca de fuegos artificiales, de contemporizaciones y amaños. Así se justifica e incluso se contextúa documentalmente el pesimismo de Mola para abrir una brecha de salida al marasmo, cuando insiste en la existencia de una conspiración judeo masónica gestada desde el extranjero y en el que son cabeza de Chicharrón los países anglosajones. Mola, que había sido director general de Seguridad, hablaba con conocimiento de causa. Tenía buenas fuentes de información. En las salas de banderas entonces se conspira. Hay quienes piensan como Godet que España puede ser salvada mediante un gesto a lo Pavía, pero su plan fracasa y Franco evacua consultas con Varela. Los dos eran monárquicos, lo que en cierto modo les pone en difícil tesitura ante Mola, un republicano convicto y confeso.Varela en una reunión que sostuvieron en 1936 algunos militares de rango (Orgaz, Villegas, Cabanellas, Mola y Franco) se pronuncia a favor de un golpe de mano fulminante: el arresto del ministro del Ejército que haría él personalmente y la toma de Capitanía. Pero los que le secundan se vuelven atrás. La situación terrorista empeora y ante la ineficacia operativa del gobierno que se cruza de brazos muchos crímenes quedan impunes.Era su estilo. Varela quería un golpe de mano sorpresa. Franco, por su parte, pensaba en una acción premeditada y larga. No se hubiera lanzado a la aventura sin el respaldo de ese "tercer hombre, responsable de nuestra guerra civil, al que nunca hemos visto los españoles la cara", puesto que vivía en Londres. De Tánger, avispero de espías ya por entonces, vino la orden de embarque en el "Dragón Rapide". Había que tener paciencia y barajar, poner las ideas a remojo, someterlas a la acción del catín. La reserva y prevenciones del gallego contrastan con la impetuosidad del de la Isla de San Fernando.El crimen de Calvo Sotelo va a ser la gota que colme el vaso y los cabecillas de la rebelión, aunque con disparidad de criterios hasta entonces, se unen en estrecho haz. Al principio es Mola el que encauza los acontecimientos, enfrentandose airoso al contubernio que se fragua en los áditos o cámaras ocultas del gran templo del dinero y de los círculos máximos de influencia. El desembarco se planeó en Gibraltar y de allí partió la orden llamando a Franco, que estaba en Canarias, a Tetuán para ponerse al frente del Movimiento.Cuando cruzan el Estrecho las primeras barcazas con legionarios y moros, Varela se encontraba detenido en el Gobierno Civil de Cádiz. Una serie de circunstancias gratuitas y el factor fortuna que siempre fue su escolta determinaron que el propio gobernador que lo había llevado preso, dentro de la confusión de aquellos primeros compases, se pusiese a sus órdenes.En una reunión en Sevilla que preside Queipo de Llano se nombra a Varela jefe de operaciones. Con su estrategia relámpago y ataviado con su fez rojo del Tabor de Melilla, los impecables guantes blancos, y a veces el alquicel de seda también impoluto, desparrama las lineas nacionales por todo el sur de la península. Caen Málaga y Córdoba, mientras por el oeste Yagüe ataca Extremadura. Ronda es ocupada con sólo tres bajas. Hay que citar los nombres de Cerro Muriano, de Alcolea y de Granada, pero, sobre todo, en la reconquista del Alcázar de Toledo el 28 de septiembre de 1936, en la que descuella el gran instinto estratégico del general Varela, embolsando mediante una maniobra de tenaza a los que atacaban el famoso enclave, al cortar la carretera Madrid-Toledo a la altura de Yepes.Los guantes blancos y el uniforme impoluto color crema ocultan un hecho ineluctable. Fue Varela el que llevó la parte de León en la progresión bélica. Mientras, Franco hizo una guerra cómoda desde una rulot. Pero esto formase parte de algo ya previsiblemente acordado de antemano. Varela tenía prisa por llegar. En ningún momento hurtó el cuerpo a las balas.

 

 

Este va a ser su sino en Brunete, en Concud, el río Alfambra, el Jarama, la batalla de Triticum. Se muestra como el cerebro de la operación y el que en la primera fase de la guerra hizo todo el gasto. Luego, a partir de la batalla del Ebro, cuando su salud se resiente, pasa a un segundo plano. ¿Quizá por diferencias con el Caudillo?

 

 



 

 

 

Eso no se puede decir así tajantemente. Lo nombró ministro del Ejército en su primer gabinete de gobierno. Que luego sus rivalidades con otras facciones del espectro político español derivasen en divergencias notorias con los Falangistas y descontento entre la escala básica de suboficiales es otra historia.

 

 

Parece que la ambición era uno de sus defectos. ¿ Alguna vez pudo olvidar su condición humilde, de hijo de un brigada chusquero? Parece que en su matrimonio con Casilda de Ampuero, dama de la nobleza vasca, con la que contrae matrimonio ya casi cincuentón, late una idea de promoción social.

 

 

Desde sus tiempos de conspirador contra la República se había decantado a favor del Requeté. A raíz del atentado en Begoña el 16 de agosto de 1944, después de un Tedeum, Franco lo aparta de su gobierno. Pero, mal político, resulta Varela con su simpatía personal y esa estrella o baraca que resulta tan importante para los árabes, un gran administrador. En este último cargo de Delegado Alto Comisario del Protectorado de Marruecos triunfa y rinde grandes beneficios a su país donde sabe labrarse la amistad y la admiración de los rifeños. Se había hecho militar en una harka.

 

 

Como consecuencia de un cáncer en la sangre moriría en Tánger el 25 de marzo de 1951. Su cuerpo fue trasladado con grandes honores a la Península y sus restos inhumados en el cementerio de Cádiz.

BABLE: EL CASTELLANO Y LAS PALABRAS MÁS HERMOSAS


Antonio parra-galindo

No hay carretera sin barru nin prau que non tega yerba ni niña sin amores etc. La tonada crece hacia adentro como el rumor de los raudales cantarines que de pronto uno encuentra por el monte, tramontada una sebe o zarzo - la sebe o saepes es latín puro y de entonación suave no como la de los del Lacio o los de la Dacia, eso me lo dijo una vez dándole caladas a su pipa el profesor Criado del Val que de filologías sabía un rato- cuando uno se pierde por las brañas de Manto al encuentro de las xanas.

Y es que Asturias es el alma y la cuna de la nación española, temple recio e independiente como la voz de nuestro juglar el Presi, hijo de guardia civil y socialista hispano y astur temple como sus tonadas de inimitables filados. Gracias a los satures y los leoneses el latín que hablaban los legionarios romanos no se arabizó o se perdió de remate como ocurrió en Tagaste y en Mauritania. Covadonga es más que un símbolo y un estandarte como Kosovo para los yugoslavos (aquí comenzó a latir el corazón pequeñito de una nación) fue un antemural que conservó las leyes los usos y las costumbres y sobre todo la fabla. La j que dicen trajeron los moros pero yo creo que es fonema vascongado no pasó el Puerto Pajares ni el Somiedo ni Puerto Ventana.

Hay una serie de características fónicas que identifican al bable como un dialecto o una lengua y es la inalterabilidad de la  f labiodental plosiva que enmudece en el castellano y se torna en h,  el mantenimiento de la g gutural frente al acoso de la mentada consonante y la inmutabilidad de x renuente a hacerse j aunque se mantenga en el Ijuju que es el grito basico de la danza prima.

Asi que un asturiano de Somiedo siempre dirá fembra, güeyos (ojos) y güevus  huevos y puxar  empujar aunque es más aldeano todavía el non emburries. Otro signo de identificación es la utilización de los enclíticos pronominales y la proliferación del articulo con el apostrofe así como la tendencia a suprimir la preposición de y a la predilección del pretérito indefinido en sustitución del pretérito perfecto o el anterior. Pero existen voces bables intraducibles y que se desconocen en el castellano habitual:

Pesllar o cerrar con llave.

Abocanar  cesar la lluvia

Afrellose y esguardamillose se deslomó de un golpe.

Arrebalgar o cabalgar a horcajadas.

Acompangar o comer pan con compango o monfongo algo de sustancia que siempre se echará en la fabada

Argallo y argallu argallar un derrumbe o alud a causa de la lluvia

Trebeyar que no es traballar sino todo lo contrario es el retozar con una moza una tarde de romería por ejemplo.

Xintar comer a mediodía

Mancarse cortarse

Desmangarse descomponerse una herramienta

Fesoria por azada

Enxereyar o enjaretar.

Por ultimo otra constante en la eufonía entonación del  acento que suena mucho más meloso y musical que el bronco castellano de Valladolid es la inclinación por los dominutivos que son cantidades. Así  rapaz o chaval tiene rapacín, rapazón y rapazuco. Jovellanos y Carlos Parada nos advierten que la evolución genérica está menos evolucionada que detrás de los montes. Así el calificativo bonum bona bonus que en castellano da bueno en bable es bonu para el masculino bona para el femenino y bono para el neutro.

 El amigo Bono, ese que dice ser socialista. entonces debe de tener raices  de alta montaña. Mejor casi  que no, no oiga. En alguna de las Polas yo he oído decir vino bono que conserva la estirpe latina de vinum bonum laeticat cor hominum. El vino bueno alegra el corazón de los hombros pero Berceo ya nos habla de un vaso de buen vino. En la Rioja hubo por tanto una mayor evolución. El bable ofrece puntos de contacto o hermandades que nunca seran totalidades con el gallego. Y uno puede escuchar hablar de almofallas o hueste. Adur apenas. De azconas que eran dardos pequeños. Daquende de aquí que. Fabliellas o chismes. Falagueros y falagar. Te falagaré con un palu de avellana dice la canción en sentido sarcástico. Aquí no es halagar sino cutir sacudir. Otro asturianismo es tupir. Tupiose el lavabo. Fornados y furacos agujeros. Leno alcahuete y asmar por conjeturar ver entender. Laceria de llacerar. Según la región y el valle así la fabla. El idioma de los asturianos está muy disperso y ofrece la originalidad y talante independiente de sus hablantes aunque siempre se puede establecer una linea que homologa a los diferentes bables. Lo difícil y problemático es hacerlo de una forma artificial como se pretendió hacer con el vasco en el cual los de Navarra y los de Guecho no se entendían. Al homogeneizar una lengua por las bravas siempre se pierde la espontaneidad. Los léxicos no se puede enseñar nunca con pistolas ni a cañonazos.

06/03/2008

OJO CON LOS CHINOS. LA HORDA ASIATICA NOS INVADE


FRENAR LA EMIGRACIÓN CHINA OJO PELIGRO AMARILLO

 

Mao Tse Tung hablaba a sus guardias rojos de la revolución por medio de la superpoblación. Los chinos gente enigmatica y asiática horda nos vigilan a través de Internet, calculan lugares. Su plan estratégico es invadir. La llegada de Trump a la Casa Blanca puede ser una corriente de aire fresco para evitar los males de una invasión callada a gran escala y es la que se está produciendo ahora en España. Los chinos calculan, observan el mapa de nuestras provincias, escudriñan propiedades. Pronto, si Dios no lo remedia, vendrá el zarpazo ante la estupidez de todos esos sandios que nos mal gobiernan nos roban y se enriquecen. Ojo a los hijos del gran Khan a la horda amarilla. Siento el trepidar de los cascos del caballo de Atila que ahora vuela en avión y apareja mafias nos vende productos ersatz y quita el trabajo a los nuestros.

TRUMP DESIGNA JEFE DE GABINETE A UN ORTODOXO GRIEGO

President-elect Donald Trump has named Reince Priebus, an Orthodox Christian, as his White House chief of staff come January 2017.
The forty-four year old Priebus has a long history in politics, and is a personal friend of House speaker Paul Ryan, which is expected to help in garnering legislative victories for the Trump administration, The Guardian reports.
Priebus has served as state treasurer and Republican party chairman in Wisconsin, and took up the post of Republican National Convention chairman in 2011, becoming a loyal Trump campaign adviser and helping to garner broad support that led to his victory.
More importantly, the soon-to-be chief of staff is an Orthodox Christian, and through his efforts with fellow Orthodox Republicans, the need for defending religious freedom in places of high risk for Orthodox Christians was added to the Republic Party platform, according to the Greek Archdiocese’s official site.
Priebus is an active member of St. Sophia's Greek Orthodox Catheral in D.C. His 2016 Paschal message reads:
Christos anesti! I want to wish Orthodox Christians around the world a happy and blessed Easter. As our church has done for generations, we celebrate the resurrection of Christ and the love of God in providing a savior. Just as the first Christians praised God at the sight of the empty tomb, we too praise our good and merciful God today for his victory over the grave. Christ's sacrificial work provides an example for us all, and we join with the Psalmist in saying 'You make known to me the path of life.' Easter is a time for the celebration of new life, and I pray we will all draw on that new hope throughout the year,
and on his personal Twitter account he exclaimed: “To my Greek Orthodox friends, Kalo Pascha and Christos Anesti!”

20 de noviembre seguimos de luto. FRANCO HABLABA POCO Y MIRABA MUCHO








20 DE NOVIEMBRE RECORDEMOS A FRANCISCO FRANCO

 

Austero, insobornable, sereno, sangre fría y aplomo, los camareros del restaurante de Tetuán nunca le vieron fumar ni tomarse una copa de vino, no retiró las paga de haberes del Banco Hispanoamericano donde tenía la cuenta después de ganar la guerra― miren ahora cómo trincan esos políticas,  el Borbón una de las mayores fortunas de Europa, Cebrián hecho un brazo de mar, Felipe Gonzalez un rey midas, el Iglesias se ha comprado un piso, el Onega es millonario, ese eurodiputado gaditano labró una fortuna vendiéndoles piedras a los ingleses para rellenar el Peñón―, era un español sencillo con las virtudes pero nunca los defectos de sus congéneres.

Trabajaba de noche a la luz del famoso flexo del Pardo que no se apagaba hasta altas horas de la madrugada en un pequeño alguarín donde había un crucifijo, el cuadro de los Reyes Católicos, y un tresillo pasado de moda. Hizo la guerra en una ruló.

Poco sabemos quién pagó la factura y a los pilotos ingleses que volaron desde Croydon hasta Ceuta. Era un anglófilo con moderación y la vispera del Alzamiento se fumó la clase particular que le daba Mrs Alonso la esposa inglesa de uno de sus compañeros de armas. Se llevaba bien con el Islam.

Los moros de la Mehala sentían hacia su persona un respeto reverencial quasi religioso como si fuera un enviado del Profeta. Hombres de su talla e inteligencia hacian falta en el mundo de hoy que han envenenado a los fieles del Corán con historias de odio de revancha y de muerte ―Clington- guasington por ahí va la cosa porque esta revolución creo que fue resulta de una conspiración de Soros y sus aláteres Clinton, Bush, Obama― porque tendríamos un mundo menos violento, más justo.

El tiempo de Franco que ahora muchos de la Casta maldicen fue para los españoles una era de justicia de paz octaviana que sólo encuentra en la historia parangón con los tiempos del emperador Augusto.

Protegió y salvó a muchos judíos (lo demostré en mi libro Franco y Sefarad un amor secreto pero los muñidores de la información hicieron un revoltijo con ese preclaro hecho de fuerza palmaria, las evidencias no le gustan a los celotes que rigen la plana mayor de la información).

Era austero, sangre fría, hablaba poco y miraba mucho, aquellos ojos negros penetrantes sefardíes. Haga lo que yo, no se meta en política.

Gobernó una España difícil siguiendo los consejos formulados por Maquiavelo. Hizo la guerra en una ruló en la cual instaló su cuartel general.

A veces se presentaba en el frente cabalgando en un caballo blanco y los rojos oían despavoridos como si vieran venir al Caballo del Apóstol. Fue un ganador. He was a winner.

A Hitler le engañó en Hendaya y dijo de él que estaba endiosado y algo loco, más sonado que las maracas de Machin... conquistar Rusia, domeñar a Inglaterra... largo me lo fiáis.

Fue el fundador de una España nueva en la cual vivimos y tenemos. Bajo su mandato empezó a dar señal la TV y se inventó el gas butano la fregona, el papel higiénico, el robot y el chupachups.

Se me parten las carnes cuando el Iglesias, ese aventurero que pasa por comunista pero que fue criado a los pechos de los servicios secretos ingleses y norteamericanos, precisamente a los que Franco tumbó estando en vida, nos venga ahora con alicantinas y homenajes a las Brigadas Internacionales

La alcaldesa Carmena ―otra creación de los queenmakers― es una señora poco aseada dicen que va con las bragas llenas de palominos, quienes precisamente fueron los responsables de que la sangre corriera en España a raudales y que la guerra se alargase tres años. Don Opas tiene un trono en el Palacio de Cibeles "Refugees welcome". Acudid a mi regazo todos vosotros los hijos de puta.

Doña Manola funge en plan augusto de Lady Liberty pero esta estatua de la libertad madrileña tiene la cara sucia.

Aquellos―volviendo a los brigadistas de infeliz memoria― advenedizos soldados de fortuna algunos veteranos de la Gran Guerra, fueron responsables de esta dilación llena de lutos y de lagrimas hispanas.

Franco había planeado un golpe DE MANO RÁPIDO con la solercia y efectividad de un estratega y en sus planes estaba tomar Madrid en menos de un mes y pactar la salida del gobierno de Azaña con el mayor ahorro de vidas posibles, pero se interpusieron esas hordas de alemanes, ingleses, polacos, franceses, italianos, eslavos, norteamericanos, a las ordenes del Carnicero de Albacete. Ya hemos explicado el drama de la Brigada Lincoln.

Doña Carmena, que fue en sus años jóvenes de la Sección Femenina, eso yo lo vi, y doy testimonio, y Don Coletas mienten por toda la barba y por esa boquita que se han de comer los gusanos y miente y especula ese Pablillos Preston el maldito agente de los M16 al que yo tuve la desgracia de enseñar castellano en una escuela inglesa para niños pobres.

Franco era un anglofilo creo que fue su único y fatídico error porque con Preston vino el escándalo y toda esa basca de desarrapados que derriba de nuestro caudillo las ecuestres estatuas y lo difama escupiendo contra su memoria.

Algún día resucitará para darles palpelo aunque solo sea con los galones de cabo imaginaria

MI PRIMO AGUSTÍN FALLECIÓ
Antonio Parra
 
Hoy estoy un poco cabreado con Dios.  La naturaleza se cobró su estipendio y avasalló, triunfal, la muerte los despojos de mi primo carnal verdadero hermano Agustín.  Hoy se me ha muerto algo de mi propia alma y  cuerpo que lo vi horrible y macabro en ese rostro arropado en un sudario blanco cuando los del crematorio destaparon el féretro y apareció pavoroso y desencajado incipiente aviso de calavera - como me ves te verás; como tú eres yo fui- la orlada de los ojos profundos como socavones exvoto de la cera todavía con manchones de la sangre que se congestionó en una agonía que fue tormento y purgatorio.  Demasiado.
 ¿Qué crimen pudo cometer mi primo para haber tenido que aguantar dos años esta crucifixión de un melanoma en un pie?  No entiendo.  Pongo doble contra sencillo y los ojos de la carne me llevan a la obscuridad de la nada al final macabro y absurdo de la vida de un recio castellano de 63 años.  Venciendo mi repugnancia estampé un beso sobre la frente lívida y le hice sobre los labios la señal de la cruz deseando vivamente que esta persignación fuera fiducia de salvoconducto del viaje a la eternidad. Para los cristianos la cruz de dolores persecuciones desacatos humillaciones insultos, contumelias, enfermedades y otras crueles realidades es la moneda que todos llevamos prendida entre los dientes para pagar al barquero y sacar pasaje en la misteriosa nave de Queronte. Conviene no escupirla jamás y tenerle bien agarrada en el mandibular.
 Es como si dijésemos que así atenazáramos inmovilizándole por los mismísimos a un púgil que siempre acecha, siempre hostiga y acabamos tirándola en la parva como en aquellas luchas que nos echábamos en la era las tardes de trilla y brega cuando éramos niños a ver quien era el más fuerte y tú Agustín aunque más bajo que yo me tirabas contra las cuerdas.  Al caer de espaldas recuerdo que me aterrorizaba el vacío y esta mañana al cabo de tantos años he vuelto a sentir aquel vértigo de caer de espaldas no a una mullida parva de espigas tiernas sino a las aguas salobres y tenebrosas del lago de la eternidad. Murmuré un réquiem por lo bajo que parecía un mutis y luego en alta voz dije ante sus despojos una frase:
-Agustín, siempre fuiste un valiente. Le supiste echar un par de cojones a la vida. El cáncer te ha vencido pero estoy seguro de que tú buscarás revancha en la resurrección del Cristo.  Hasta luego.


Todos estábamos aterrados en aquella cámara fría y desnuda que en el tanatorio llaman la Sala de la Despedida.  A ella nos llevó a los del triste cortejo aunque para disimular ibamos hablando de nuestras cosas tratando de dar un aire de familiaridad a ese momento tan trascendente una azafata de talle fino y guantes blancos.  Los ojos de la fe avezados a calzar las antiparras de la teología el dogma y los viejos conceptos me llevan a la seguridad de que él está cerca de Ti, Señor.  A tu lado y que le preparaste a Agustín una morada en tu reino, allá en lo alto, o donde sea. 
Que habrán acudido a recibirle en la gloria los Ángeles y ese serafín de los prefacios al que entonaba su melodía al armonio su padre mi tío Pedro que era el sacristán de Fuentesoto en aquellas multitudinarias misas  de Angelis y que su madre, la Juana, a la que él llamó a voces antes de expirar Madre...madre.  Madre y santa María y san Pedro y san Gregorio y todos los justos de mi pueblo y todos los pueblos habrán prestado acogida en los prados amenos de la eternidad.  Según dijimos en la recomendación del alma que me cupo el honor de leerte en tu lecho de muerte a la cabecera de aquella cama del 12 de octubre tan impersonal y tan fría para ti que eras entusiasmo puro y carcajada viva que no merecieras reclinases tu cabeza para exhalar el último.
 Otro absurdo que me llena de angustias y de dudas pero no te preocupes, Agus, lo superaré.  Mi fe es más vieja y recia que todas esas cantinelas con los que nos sorprende el pateta siempre tan oportuno y tan poderoso que lo llaman el señor que preside los designios pero lo derrotamos y vencimos con aquellas oraciones tan inspiradas del misal latino y luego yo te escuché que decías Jesús José y María valedme en mi ultima agonía y llamabas a tu madre, la Juana a la que yo siempre tuve por santa y a la que tu hermana Lidia acude al cementerio de Fuentesoto a llevar flores y a suplicar su intercesión para pedir algún favor o cuando la aflige una necesidad.  Estoy seguro de que ella también estaba allí.  Con Jesús María y todos nuestros patronos tutelares. ¿Recuerdas cuando ibamos a coger botijos de agua a la fuente grande?  A trillar, beldar, arrancar hieros o algarrobas a Las Suertes Viejas que estaban a casi cuatro horas de camino, cerca de Valdezate y que para ir a labrarlas había que uncir el carro a las cuatro de la mañana.  O las moras que cogíamos en un bote por la fiesta de Nuestra Señora.


 Con azúcar o algo de arrope sabían buenas.  Estaban superiores.  Aquel mundo que dejamos atrás no era ni mejor ni peor que el que vivimos ahora pero ya no es.  Se apagó el fuego y quedan los rescoldos y los rencores que aquel pueblo del que salimos  eran muy envidiosos y quejados de esa enfermedad tan norteamericana del “keep up with the Jones”.  De aquella tierna etapa de la infancia datan las primeras crueldades.  Pueblo de cristianos viejos o acaso nuevos pero de catolicismo y de cristiandad poco, personajes que no te daban una hogaza o te invitaban a comer asado el día de la fiesta si no estaban ciertos de que iban a recibir diez.  Muy mirados y muy a lo suyo y, según tú decías, Agustín, muy zorros.  Pero estas menudencias y trastornos tales mezquindades no pertenecen al corpus dogmático, son materiales para la casuística.  Pero hay que hacer balance sub especie Aeternitatis y llegan el momento de las verdades.
 Castilla dio de sí todo lo que tenía que dar y se ha venido abajo por el mal de siempre: el morbo visigótico, la ignorancia de los fetiches, las suspicacias y desplantes entre unos y otros.  Siempre busqué el viejo espíritu pero sólo encontré ruinas y mezquinos destripaterrones.  Los hispanos de los que decía un papa Deus aspicit benignus- ¡qué ironía!- nos vigilamos unos a otros en vez de querernos y de perdonarnos que es lo que cumpliría.  Ese y yo más porque nos hemos hecho supremamente materialistas y en este tiempo y en aquel y siempre estaba el tanto tienes tanto vales.  Los había que querían un sitio preeminente en la tribuna de la iglesia y aunque más malos que Judas pérfidos y traidores colmaban la iglesia de bodigos para ser invitados a las comilonas en la rectoral.


  Reunión de pastores oveja muerta y ya se sabe el mejor cuarto asado y el cobro de diezmas en especie que los reverendos se comían en carne pellizcando el culo de la mejor moza y siendo piedra de escándalo para el feligrés.  Algunos no eran muy evangélicos.  Querían mandar.  Pecados de sexo, bueno pues por ese cabo todos somos pecadores y no tenía importancia al cabo del tiempo y cuando tantas aguas han llovido que lo que contaba tu padre el sacristán que en aquellos sanpedros del ayer el cura de Valtiendas se bebía una cántara y luego no acertaba, arremangada la sotana, a los pedales de su bicicleta para subir la Cuesta Los Carros o el de Pecharromán que en cada fiesta le hacía un chico a una moza del arciprestazgo.  O el de Cuevas que se masturbaba en las eras coram pópulo que tío mas guarro para que le viésemos todos los chicos.  El peor pecado eran la soberbia, la envidia y la falta de caridad, el querer ser los mandamases y caciques del pueblo y eso que a sí mismo se llamaban discípulos de Jesucristo.  Todo pasó y de aquello quien se acuerda.  La vida fue evolucionando.  Éramos pobres y felices.  Pero la vida tenía cierto sabor y yo ando la querencia de aquellas horas, de aquellas rosas, de aquel tiempo de amistad en que éramos como más libres y desinhibidos, de aquellas chanzas inocentes, de aquel vino. En una fotografía en que comparecemos tú y yo retratados por un fotógrafo de feria a lomos de un caballo de cartón se nos ven los vientres abultados.  Hambre.  Hambre a secas.  Gazuza de posguerra y es que no había, hijo.  Cuando tu madre mi tía Juana que era una santa le daba sopillas para merendar a tu hermano el pequeño que no sé si era Pedrito o Salva nos poníamos todos en corro o sentados sobre los bancos de la cocina y éramos felices si nos daba a probar una cucharada y como pajarinos abriendo el pico.  Hambre y no había.  Por eso se nos inflaban las panzas como a los niños de Biafra.
 Vivencias comunes del pobreza en compañía deba de dejar una huella indeleble como aquella luz de nuestro pueblo, los olores del establo, el sudor fuerte y perfumado de las caballerizas, el aroma de estoraque al pasar cerca de la fuente en la cerca del médico, las esquilas de los asnos en reata del molinero de la Villa que preparaban unos escándalos de aquí te espero cuando barruntaban una yegua con hipómanes, o las  del burro yeguato del tío Aquilino grande de alzada y esquelético como su dueño que bajaba para las pobedas la chaqueta al hombro a regar su cerca la azada al hombro tieso más que un huso, la mala leche de la Tía Maricruz Nuestra Señora de los siete tobillos la única en el pueblo que se echaba polvos en la cara y luego supimos que otros polvos también echaba y a ti te preguntaba muy interesada:
- ¿Tú eres el chico del sacristán?
- Sí, señora, para lo que Vd  quiera mandar.
- ¿Y donde anda tu padre?
- A las tierras.  A labrar.
- Hogaño le veo poco, hijo.
- Tía Maricruz ni falta que hace
A ti te tenía buen concepto.  Por algo será, asumí.  Y recuerdo las impresiones que marcan para toda la vida: las tardes de invierno en el callejón que para calentarnos jugaban los mozos al chito y nosotros al zorro pico zaino que era un divertimiento muy antiguo y español. Y los bailes de candil por san Pedro cuando le mangábamos al Bigote las garrapiñadas y los perillos al hortelano del Valle de Tabardillo cuando venía a vender y se quedaba en las bodegas, bebía más de la cuenta y luego le pasaba lo que al cura de Calabazas que no encontraba el camino y nosotros aprovechando que andaba el hombre un poco chispa le hurtábamos algún perillo.


 O cuando la noche de Ánimas nos mandaba tu padre a tocar las campanas y allí estábamos acurrucados en el campanario muertos de miedo los dos.  Alguna paloma sorprendida en su nido al vernos levantaba el vuelo y a nosotros se nos erizaban los cabellos pues creíamos fuera un ánima.  Las castañas y nueces de Nochebuena.  Y los filandones de San Andrés.  Correr el gallo por las Candelas.  Los cantes de ronda cuando se iban los quintos y al Irineo le tocó a África.  O poner la enramada después de la Minerva y el Corpus. Felices éramos a nuestro modo. Ayudábamos a misa al cura Saturnino que nos daba una perra chica o una patada en el culo si nos equivocábamos en el confiteor.  La escuela de doña Catalina la esposa de don Tomás aquel maestro que según decían era de ideas y se libro de ir a la cárcel alegando que estaba loco y lo internaron en el manicomio de Quitapesares. ¡Dios mío, al cabo de los años comprendimos  la tremenda injusticia que supone el emparedar a un maestro tildándole de débil mental por pensar por su cuenta!  Aquella puta guerra, la guerra, y lo peor las revanchas.  Por lo general el personal se escudaba en la religión y la política para dar rienda suelta a sus instintos inferiores, pero a mí siempre me pareció que don Tomás sí entendía de política.  Los demás no.  Era un buen maestro.
  Volviendo la vista atrás uno tiene que volverse cínico o un hipócrita.  Todo aquello de entonces ahora sale por lo visto.  Pero a mí los malos ejemplos clericales no estorbaron mi fe en la religión.  Ahora bien como yo no quería ser un cura de misa y olla como aquellos que bajaban a nuestro pueblo en la bicicleta con la sotana arremangada que enseñaban los pantalones negros remendados y a nosotros nos sorprendía que llevasen pantalones como los demás pues me salí.  No quise saber nada.  Pero continúo en aquellos valores del Evangelio y en la piedad y en el amor de Nuestro Señor Jesucristo.
 Luego vino la emigración o evasión del campo a la ciudad.  Recuerdo aquellas vísperas de San Silvestre que nos presentamos en la plaza con tu motocarro  una Trimak recién comprada cómo nos miraba tu hermano Maudillo que quería venirse con nosotros para Madrid pero no había plaza en aquel triciclo con el que empezaste a trabajar, el primero de la saga de una flota de camiones.  En el puerto de los leones se planta nevar y no teníamos cadenas.  Hubimos de poner nuestros abrigos y nuestras chaquetas debajo de las ruedas para el agarre en la nieve y no sé ni como coronamos la montaña.  A fuerza de tesón, que tú siempre le echaste a la vida muchos cojones. Los dos tiramos para adelante enderezando nuestras propias rutas.


  Algunos domingos salíamos juntos a alternar o nos metíamos en un bailorro a asustar a algunas chachas y yo un poco bisoño te pedía consejo sobre cómo había que hacer para que las chavales te diesen baile y tú decías mira te has de comportar normal decirle cosas agradables que no vean que te azaras.  A las mujeres les gusta saber que tú mandas.  Buen consejo, mas ni por esas.  Hasta tomé complejo de que nunca tendría novia de que nadie me querría.  Hay que ver, Agustín que cosas se le meten a uno en la cabeza.  Y pensaba en aquellos recuerdos agradables tratando de espantar la sensación horrible de mi beso de despedida, ese olor a cadaverina, espeso y dulce de los muertos cuando empieza el heder y la descomposición de la carne y de la sangre.  Estaba como zombie.  Desde el tanatorio sur hasta la Almudena donde iban a hacerte polvo y ceniza había un atasco infinito.  Nos perdimos un par de veces en una de las incorporaciones, casi me choco contra un taxi.  Estaba como alelado.
  La noticia de tu muerte me dejó frío y todavía no me lo creo que puedas estar muerto. ¿Adonde te has ido? ¿Cómo será el cielo? ¿Cómo habrá sido tu entrada en el Paradiso?  Cavilar sobre estos misterios me saca de quicio, siento como una desazón un cosquilleo en el estomago y es que la eternidad me da vértigo y quiero suponer -y este es mi único razonamiento- que de la misma manera que en tantos azares y peligros sentimos una especie de protección y misteriosamente nos vemos salvados de las acechanzas y trampas de la existencia, en la hora de la muerte Él seguirá ahí a pie de obra.  Al menos es lo que ponía en la oración diaconal de la recomendación del alma que te leía cuando estaba en los estertores de la agonía.  Mas una cosa es predicar y otra dar trigo.
 Yo también tengo dudas y un miedo infinito.  A ese vacío de tus ojos cerrados que dejaban de ser ojos para volverse cuencos de calavera...  A esa sonrisa macabra que vi en tu cadáver.  Bien es cierto que no eras tú sino tus despojos en la hora del hic jacet mas no por tales reparos deja de activarse mi congoja.  Por eso iba recordando con tu hermano Pedrito los buenos momentos de cuando éramos chavales.  Bromeando haciendo nuestros planes ilusionados con el vivir. Bien es cierto que era un subterfugio. Una escapatoria.  No entiendo nada.  Tengo la mente en blanco esta mañana hermosa de verano cuando la circulación en la M 30 es caótica y por la mañana la tele retransmitía el encierro de san Fermín.  Otro breve responso y más lloros de los deudos de un curita joven capellán del cementerio cuando llegamos después de perdernos otra vez por las aleas de la inmensa necrópolis.  A mi me hubiera gustado entonar el Libérame me Domine de Morte Aeterna y musitar el a porte inferi o el dies irae pero recité estas secuencias de los viejos funerales para mí mismo.


  Había mucha gente y allí estaban tus hermanas Rosario Lidia Salva y Pedrito mi escolta de poca talla pero de corazón grande el que más se parece a ti.  Me impresionó la dulzura de tu nuera Esperanza que me dio a besar a tu nieta y yo la bendije.  Esta niña es clavadita a ti.  Y ese pensamiento me confortó un poco. Porque en esos ojos almendrados se posaba tu luz por ese milagro de los genes y tu cuadratura.  Y el amor que vencerá a la muerte, en esta megapolis superhabitada de fantasmas donde todo es difícil e impersonal hasta morir los ojos un poco asustados me alejaron del cabreo que siento esta mañana de sol con Dios - uno puede a veces estar enfadado a veces con lo que más quiere ¿no?- me dio cierta tranquilidad e hicimos las paces.  Él está cerca de Ti, Señor.  Lo sé.  Le habrás preparado esa morada que se merece tras su crucifixión del  cáncer de piel y la muerte que Tú quisiste compartir con Agustín, conmigo, con todos, pero Te pido no me des tan dura prueba como la suya que no sé si lo resistiré.  Vermis sum et non homo, miserere mei, digo con el Santo Job.

  Al regresar de la Almudena a mí me pareció que entre los ruidos del tráfico de la calle impersonal los cláxones de los automóviles entonaban un Miserere.  Y luego el aleluya de la Resurrección en Jesús. Aparqué en una de las zonas más bonitas de Madrid Alcalá con Goya y entré a cortarme el pelo en una barbería.  La vida sigue.  Muerte, ¿dónde está tu victoria?  Volví a inquirir sólo para mi capote. La verdad es que no entiendo nada pero acepto la muerte como una parte esencial de mi condición humana. Que hoy me embargan la melancolía y acepto resignado el fin de esta persona tan querida como acepto el mío propio. Más que nunca hoy recuerdo la frase del Prefacio de Difuntos: Vita mutatur non tollitur.  (La vida se transforma, no se nos arrebata)