2025-06-02

LOS SERVICIOS SECRETOS INGLESES FILTRAN Y DEPURAN LA INFORMACIÓN HIJOS DE LA PERFIDA ALBIÓN

 

2 de octubre de 2001

CARTA A PAUL PRESTON.

Por Antonio Parra

Amigo Paúl, te escribo a cuenta de tu libro sobre las mujeres españolas que participaron en nuestra guerra civil: la mujer de Onésimo Redondo, la Pasionaria y otras cuantas más. Todo está muy en totum revolutum, las churras con las merinas, halcones y palomas, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, donde a ti te mandaron de becario de intercambio por el gobierno al colegio de irlandeses, ciudad de las que volviste diciendo pestes y metiendote con los cazurros de Delibes, pues entras a sangre y fuego contra Carmen Polo de Franco, una ovetense de pro, que tendría sus defectos como todo mortal, porque ya sabes aquello de “quien no perdona sus defectos no ama a los humanos” o “ni yantar sin desperdicio ni hombre sin vicio”, pero que fue mujer de gran corazón, afable y sencilla, esposa de un militar. Una verdadera señora de Oviedo. Como doña Jimena, doña Urraca la Asturiana o doña Gonterodo. Como mi mujer, como alguna de mis novias.

Incurres en un defecto imperdonable a un historiador objetivo la saña, la vesania, el empecinado rememorar desde el desmelenamiento del vencido.

Merézcante, hombre, respeto los muertos. Además te metes con las mujeres por lo que incurrirías en algo muy corriente a la sazón en el acoso. Un acosador te llamarían aunque claro está en tu caso no tendría el sentido que se le suele dar, pero te expones en este país, donde no se permite a maltratar verbal o físicamente a las mujeres, a que algún hidalgo te rompa la cara. Por atentar contra el honor de alguien que no se encuentra entre los vivos y no se puede defender de tus especiosos y contumeliosos veredictos que descubren tu violencia y tu impotencia contra España. Una y otra vez insistes machaconamente desde tus delirantes entregas, pues no se podrá calificar de libros a tanta carnaza con refritos, de medias verdades, morcillas que no vienen a cuento y otras butifarras, en el mono tema. Más de lo mismo. Parece que sangras por la herida. Joder ¿Qué te pasa?

 

 

Me acuerdo de un Paul Preston al que yo di clases de pronunciación y conversación castellana en el Marist College de Hull curso 1966 con un acento cerrado de Liverpool que pugnaba por ganar una plaza en Oxford.   Era un pelitaheño de cabellos rizosos en melena leonina, muchas pecas, la pupila verde y algo de ectropión que se movía con andares de teddy boy, menos partidario de los Beatles que de los Rolling Stones y que en español, a pesar de que el director del centro me había encomiado su alto nivel, estaba pez. Si eres tú el Paul Preston de Liverpool al que yo traté de entusiasmar con la lengua y la cultura de Cervantes, tengo que decir que como estudiante pertenecías sino al pelotón de los torpes, al menos a los del montón. Para más inri, eras  gamberro a morir con alevosía y provocación. Hasta en una lección me soltaste sin venir a cuento de que Valladolid era un burdel, un inmenso cuartel y un enorme convento. Que todos los españoles éramos maricas, las chicas todas putas y que los únicos machos los había metido Franco en un campo de concentración. Traté de aparejarte a razones pero no hubo manera. La cabra tiraba al monte, fui incapaz de hacer gavilla de ti. No así de otro que se llamaba Sean, un irlandés, que consiguió el A level con proficiency lo que equivale a matricula de honor  “In Spanish”.

No te me despintas. Tú no puedes ser otro que aquel Paul Preston que hablaba con aquella voz cavernosa de los barrios bajos del puerto de Liverpool. Era la misma dicción que la de Paul Mac Cartney, Ringo Star y John Lennon. Al igual que ellos tú tuviste que pulirte en la universidad aquel pelo de la dehesa y conseguir el inglés melifluo de la Bibisi. El mismo que viste y calza.

Tengo que decir que este sí que es mi Paúl. No me lo cambiaron.  Vuelves por donde solías. Haciendo el burro. Diciendo paridas contumaz y procaz hasta que te cansas pero sin pensamiento original pues eres uno de esos escritores que hablan por cartapacio. Piquitos de piñón y boca de ganso repitiendo aquello que oyen o recogen sus antenas. Volviendo a los lugares comunes y los manidos tópicos de la “Collares”, la “Franca”, la “cabeza de chorlito con menos inteligencia que un ratón” etc.

Sin demostrar que ni una sola vez echase la mano al cajón como hace ahora tanta gente ni incurriendo en los cohechos y peculados ahora tan habituales. Ni a ella ni a su marido les habéis podido coger en un solo renuncio de un afer secreto o un hijo entenado o extramatrimonial  los porno cronistas que no historiadores, los jornal/listos, retrateros mirones, la tribu cursi de la prensa sural, cotillas del con quién se acuesta ésa y con quién se levanta la otra, que no periodistas, oportunistas de la revancha. A moro muerto gran lanzada. Desde luego, pero eso no tiene poco mérito.

 Os han dado una chifla, y todos capadores. Lo fácil es aullar con el lobo, lo difícil es enfrentarse a la muta. Y vosotros más que muta sois jauría que arrasa con más ahínco que las manadas de gochus que bajan a  estos valles desde la Cerceda y la Rondiella o el Picu la Puerca con los recios plenilunio de enero hozando como rayones detrás del morueco. No quedará títere con cabeza ni quintana ni corral que no se abrasen acusando los destrozos de vuestros colmillos envenenados.

“Yo siempre estuve reservada para Paco”, afirmaba en una de las escasas entrevistas que concedió por su cuenta, ya fallecido el Caudillo. No le gustaban los protagonismos y fue la mujer de un soldado, su sombra fiel, desde que se conocieron en un baile por San Mateo del año 17 recién incorporado Francisco Franco al Regimiento del Príncipe - venía convaleciente de una bala que casi le perfora el hígado en Tiduf- hasta el 20 de noviembre de 1975. Sin ningún altibajo. Juntos del principio al fin.

A doña Carmen Polo Martínez Valdés, digan lo que quieran las lenguas viperinas, tanto en el Pardo como la Calle Uría siempre se la conoció por el cognomen de la “señora”.

Con esto está dicho todo: la elegancia, la casta, el linaje de una asturianía apacible y bondadosa sin otras pretensiones que las del concepto del deber y la vocación de servicio a España. Era aquella eterna sonrisa con que aparece retratada el día de su boda saliendo de la iglesia de San Juan en 1923 y con la que acompaña a su marido a los actos oficiales, nunca en primer plano.

La ceremonia tuvo que ser aplazada en dos ocasiones (“Carmencita bien puede esperar; España no”) la primera cuando tuvo que salir zumbando para ayudar a Millán Astray a organizar los cuadros de la Legión con mehalas marroquíes y voluntarios internacionales y la segunda cuando lo de Annual en 1921.

Ya se sabe lo que decía Mola “la bala que te ha de matar no la sentirás venir, pero todas ellas, como las cartas tienen un matasellos, una fecha y un destinatario, hay que abrir el correo”.

Con el laconismo que le caracterizaba aquel discreto oficial gallego, pequeño y de infantería, cuando recibe el telegrama ordenando rápida incorporación al Ejército de Tareas del Rif bajo las ordenes de Sanjurjo, que le saca de su “Oviedín”,  no disimula su sorna “Otra vez a torear”.

Y parte raudo a presentar batalla contra Abdel Krim.   

Las personas que se quieren llegan a parecerse físicamente.  El roce hace el cariño y Franco y su mujer, si no enamorados y acaramelados a la tontuna, debieron de sentir un amor profundo el uno por el otro. Se parecían en la sonrisa. Nunca lo dejó solo. Incluso durante las operaciones bélicas lo acompañaba de un frente a otro.  Hicieron la guerra en una rulot.

Creo haber oído decir a un periodista, José María Zugazaga, que perteneció a la Casa de Su Excelencia, que Franco el humor que le gustaba no era tanto el gallego como el de la calle Uría. Llevaba a Asturias en el corazón. Quería profundamente a esta región donde fue feliz, donde estudió a conciencia. Por eso venía a pescar aguas arriba del Narcea todos los años.

En una ocasión le preguntaron cuáles habían sido los mejores soldados de su escuadra y dio la siguiente réplica: “La guerra me la ganaron los gallegos y los moros; los navarros echaron el resto, ninguna tropa más segura que la de los castellanos, pero los más valientes no te quepa la menor duda, José Mari, los asturianos. Los de Simancas y los del Cerco de Oviedo”.

Cerca de Oviedo se sentía radiante y hasta recuperaba la buena forma física. Allí nació su única hija Mari Carmen a la que llamaba “mi nenuca” y la “morucha” por ser muy morena. Hay una entrevista que concede a Life en  abril de 1937 en la finca de los Polo en San Cucufate de Llanera.

 

 

Allí se muestra al matrimonio Franco como un paradigma de armonía conyugal. Carmen y Paco sonríen sin parar y por allí anda la “Morucha” que aparece escalando un manzano de la frondosa pumarada. Y este artículo ganó la guerra para la causa nacional. El general se metió a los americanos en un puño - he ahí la fuerza de los medios de la imagen - sacando a relucir sus encantos de seductor en los primeros años. Oviedo era el sitio donde regresaba al cabo de las campañas africanas a lamerse sus heridas, el descanso del guerrero. La ciudad lo transformaba.

Parece ser que se impregnó de esa bonhomía del asturiano de buen carácter a veces irónico y teñido de orbayus y borrinas, exponente de civilidad.

 Ni muy pobre ni muy rico. Sólo quería una vida decente, un buen pasar. Aura mediócritas bajo las torres caladas de la catedral de Vetusta. Al tiempo que una espiritualidad profunda. Los golpes que  más le dolieron fueron los que le dio la Iglesia de los obispos trabucaires como Mr. Añoveros que quiso excomulgarlo y en 1948 cuando ONU decreta la expulsión de España de la comunidad internacional merced al veto de Israel.  Precisamente, a él que tanto había hecho por Israel y que tantos judíos salvara, a él que dio instrucciones al embajador Sanz Briz para que concediera pasaporte español a todos los sefardíes de Salónica. El propio Ben Gurión cruzó los Pirineos en valija diplomática dentro del portamaletas de un coche.

Esos son zonas oscuras de la biografía de Franco poco esclarecidas o silenciadas a propio intento. Como por ejemplo sus relaciones con Inglaterra que visita sólo una vez con motivo de las exequias en Londres del rey Jorge V pero al cual admiraba por su pragmatismo y buenos modales, justo lo que a ti te falta, Paul Preston.

Era un anglófilo dentro de un orden. No tanto como Julián Marías. Pero le gustaba tomar el té de las cinco con su señora y rodeado de sus hijos y de sus nietos cual buen burgués. No le gustaba demasiado la política y leía a autores ingleses Woodhouse, Agatha Christie, Chesterton y al plomo de Azorín. Siempre dentro de unos niveles discretos de modestia confortable.

Nunca consiguió aprender inglés aunque hizo lo que pudo por reanudar aquella clase particular interrumpida en Tenerife el 14 de julio de 1936 por causa mayor. Sin embargo la figura de Franco hay que analizarla bajo la influencia británica. El movimiento se fraguó en Londres mediante los dineros del banquero Juan March y al socaire de otras trastiendas internacionales. No era él el general designado en principio sino Emilio Mola Vidal. Luego se alzó “Franquito” con el mando único. ¿Por qué? Nadie supo explicarlo.

Quedan por aclarar y por patentar los correos De Philby el gran maestro del espionaje del Circus londinense, las mañas del embajador  Lord Templewood o Sir Samuel O´Hara en Madrid y las del Marques de Santa Cruz en Londres.

 

 

Los británicos sois algo anecdóticos y periféricos al abordar un hecho tan complejo como es el de aquel estallido que fue un ensayo general para algo más gordo. A chip on your shoulder, como soléis decir.

Con semejante petulancia que nos mira por encima del hombre y que bajo cuerda revela una carencia y uno de vuestros muchos complejos de inferioridad nos habéis estado vendiendo “guerra civil” contadas por vosotros y nos despachasteis libros como roscas alcanzando tiradas millonarias que os han situado en el poder y la gloria. A ti me consta que el “Spain bashing” labróte todo un capital a ti, tío.

Cito a Hugh Thomas, Brian Crozier, Elliot, Ian Gibson y a ti mismo, habéis encontrado una mina mientras que aquí muchos andamos lampando. Esto tiene que ver con el papanatismo de nuestras clases pudientes, con su flexibilidad de vertebras ante todo lo inglés.

Nos habéis colocado la burra y, soberbios traficantes, nos la habéis vendido bien. El “English teaching” es una industria y una picaresca en la Piel de Toro que mueve cifras de diez dígitos. Para colmo, ostentáis la exclusiva de nuestra historia reciente.

A pesar de todo algunos no podéis esconder al hooligan que lleváis dentro. Al “teddy boy” de aquellos años saltados a la fama desde sitios como Hull o Liverpool que son el culo del mundo.

Vuestra interpretación de la historia es freudiana. Todo un gran problema de bragueta. En los libros hay que echarle más testosterona que en la guerra y algunas novelas hay que escribirlas con el clítoris como hacen no pocas novelistas inglesas que remedan algunas de las pánfilas nacionales que montean por nuestros periódicos y que de una navaja en la liga han pasado a ser rosas insatisfechas.

Please no sex. We are British” era el título de una comedia de los setenta.  Sin embargo aquí como se ha perdido el pudor el mundo gira en torno a los tamaños, las pesas y las medidas. Tengo entendido que la honra no la llevan los hombres y mujeres en las partes menos nobles de su fisiología sino en la mente y en la corazón. Y Carmen Polo de Franco Martínez Valdés era una asturiana de pro mujer de honor como lo era su esposo, el de Dar Akoba y Acila, el del Gurugú. No se explica cómo sobrevivió a aquel tiro mortal de necesidad que le perforó el vientre. Tampoco sé si tal percance influyó en su capacidad reproductora aunque dudo que afectase para nada a su higiene sexual.

 

 

De lo que sí estoy seguro es que los cojones, como piensas tú o la Fallaci, y nada se diga de doña Magdalena Albright, la que bombardeó Belgrado la noche de Pascua y que no sabía decir otra cosa en español, a question of balls, no los llevemos los hombres donde los animales. Cuelgan de otra parte.  Tanta obsesión fálica es subliminal síntoma de vuestra impotencia. Sois flojos. Y Franco  tuvo un par de pelotas. Eso decían los moros de las cabilas mirandolo como a un dios que tenía lo que hay que tener y “baraka”. Muchos le adoraban  como si fuera un profeta. Y también los tuvo en abundancia para hacer feliz a aquella mujer, a la asturiana. ¡Ya quisieran muchos!        

 2 de octubre de 2001

ANTONIO PARRA, periodista y escritor.

 

 

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Así fue mi juventud (2015 Remaster)

RUSIA HUNDE UN BARCO DE LA OTAN EN EL MAR NEGRO CARGADO DE DRONES, SE CREE QUE EL ATAQUE A LA BASE DE MURMANSK LA REALIZARON DESDE LA COSTA ESTE Y NO ERAN DRONES SINO MISILES UN REGALO DE ESE CHALÁN OJI`PRCUNA SE LLAMA COMO EL PATO DONALF

SON LAS QUE FOMENTAN LA VIOLENCIA VICARIA ESTAS ARPÍAS

 

LA DIRECTORA ES UNA BOLLERA CONSUMADA SIONISTA

 

OLÍA A COÑO EN LA FERIA DEL LIBRO LAS REINAS DE LA LITERATURA TENÍAN LA TORTA

 

FERIA DEL LIBRO VANIDAD DE VANIDADES

 

ADEHALAS Y GAJES DEL OFICIO

 

Ferias del libro

Polvo de junio en la distancia

Firmas que no llegarán

Son gajes del oficio

Escritor del silencio soy

Reino en el ámbito de mis aforismos

Nulla dies sine linea

Rimeros de cuartillas dolor de mi mano

en mi cancel

Pensamientos estampados

Llenan los altillos y estantes

Es un vicio escribir

¿Un oficio

Sin beneficio?

Mi pluma en perpetua rebelión

Contra el averno

que nos llevan al Bedlam estos tíos

Escritoras pseudopedorras

mejor dicho

olía a coño en la feria del libro

y a sangre de los que dicen defender

a la mujer

como carne de cañon

y carne de prostíbulo

Ay cuanto polvo

muchos libros

Sexo sin seso

tan reivindicativo

Han matado a la literatura

Hoy la novela es como un niño

palestino


Les canto el evangelio

Diakon prestupiti

Acércate a mi vera, diacono,

Entona el  evangelio

Diapasón en bajo profundo

Son tardos de oído

No entiendo su cerrazón

de sepulcros blanqueados

Aunque siempre

Asesinaron a sus profetas

Urden tramas y contubernios

Y por eso para ellos

Soy un poeta maldito

Me rio de las poetisas y autoras

De aluvión que en las casetas sudorosas

Firman libros

Siguiendo los pasos de Kafka

Que fue un asesino

De la literatura

Mas, me conformo

Son adehalas y gajes del oficio

libros y más libros

triunfal feminismo

SINIESTRAS NAVIDADES

 

aquellas navidades del 81 comprendí que el mundo iba a la deriva

 

1981 vaya una nochebuena

pasaron tres decadas, un soplo, y aquel tiempo me llega enredado entre los bigotes de Lech Walesa, los mineros arrodillados en los astilleros de Gdansk t los curas oyendo confesiones.

 En las noches escuchaba la onda corta en aquella radio enorme y lujosa que tenía un ojo mágico con pestaña azul, algo siniestro que recordaba a la guerra y el guial daba vueltas en circunferencia… aquí Polonia… radio Varsovia. 

Ya están ahí pero mentira. Los tanques rusos no acaban de llegar nunca. Las malas lenguas decían que Lech era hijo del propio papa pues es costumbre inveterada- acabo de leer a Gogol que se refiere a los polacos como herejes- de que toda polonesa tiene a gala (una bendición del Altísimo) ser fecundada por un cura. 

El general Jaruselski gastaba gafas negras y se parecía un poco a don Bienvenido, EL CURA DE MI PARROQUIA, pero los tanques soviéticos no llegaron nunca. 

Aquel fue el año del cambio o si se quiere el de una era contra un sistema de valores en que creíamos y no vimos pero ese era el testimonia, el vaticano templando gaitas ofició de maestro de ceremonias.

 Ya se cuarteaba el muro y yo entretenía mis noches de dolor velando radiofonías y comiendo turrón. Me partí un diente. Empezó el ciclo de navidades dipsómanas, glotonas y no era el santo advenimiento lo que se venía encima sino el general aburrimiento de corrupciones y persecuciones.

 A Ceaucescu lo darían mulé sobre la nieve de Timisoara ocho años después. Ahora el tema de todos los días es Putin pero nada es lo que parece. Volodia es uno de ellos. 

Había escrito yo un par de novelas: “EL DIABLO EN LO ALTO DE LA CORNUCOPIA DE COBRE” y “CÓNSUL DE ESPAÑA EN NUEVA YORK” sin ningún resultado.

 Y de allí, de la Gran Manzana trajeron el “Guernica”, un mural que tanta guerra dio con eso de las libertades y del que se han escrito hartas tonterías. Picasso lo pintó más bien garabateó estando borracho.

 Mucho nos está durando aquella curda propagandística a los españoles. Fue el año en que estalló la guerra de las galaxias y Tejero subió a la tarima del Congreso de los Diputados. 

Quieto todo el mundo. Una mascarada. Agentes de la Cia la pipa y la “uzzi” bajo la gabardina un bulto disimulado bajo el sobaco cubrían carrera hacia la puerta de Alcalá. 23F la intoxicación etílica les duró hasta la madrugada. Ay Jesús del gran poder.

 Fuese y no hubo nada pero lo de Polonia sí parece que iba en serio. Wojtyla que ahora creo que es santo estaba metido en aquel ajo. Las tusonas de siempre azotaban las aceras de Sol y calle la Cruz.

 Chicote sirvió un coctel a los recién llegados pero aún no habían aflorado las Mediawomen emperatrices de los telediarios contándonos cosas macabras y el audiovisual estaba en mantillas. 

Yo estaba aprendiendo alemán por unos cursos que daba la RDA emitiendo desde Berlín. Pronto cerraron el chiringuito y yo me quedé en pinganitos. 

Las morias se fueron por donde habían venido. Sin embargo, aquellas navidades me dí cuenta de que las cosas iban torcidas que los malos estaban ganando la partida y la gente de bien lo teníamos todo perdido.

 

 

 

 

 

 

 

aquellas navidades del 81 comprendía que el mundo iba a la deriva

 

1981 vaya una nochebuena

pasaron tres decades, un soplo, y aquel tiempo me llega enredado entre los bigotes de lech walesa, los mineros arrodillados en los astilleros de Gdansk t los curas oyendo confesiones. En las noches escuchaba la onda corta en aquella radio enorme y lujosa que tenía un ojo mágico con pestaña azul, algo siniestro que recordaba a la guerra y el guial daba vueltas en corcunferencia… aquí polonia… radio Varsovia. Ya estan ahí pero mentira. Los tanques rusos no acaban de llegar nunca. Las malas lenguas decían que Lech era hijo del propio papa pues es costumbre inveterada- acabo de leer a Gogol que se refiere a los polacos como herejes- de que toda polonesa tiene a gala (una bendición del Altísimo) ser fecundada por un “papiesa”. El general Jaruselski gastaba gafas negras y se parecía un poco a don Bienvenido pero los tanques soviéticos no llegaron nunca. Aquel fue el año del cambio o si se quiere el de una era contra un sistema de valores en que creíamos y no vimos pero ese era el testimonia, el vaticano templando gaitas ofició de maestro de ceremonias. Ya se cuarteaba el muro y yo entretenía mis noches de dolor velando radiofonías y comiendo turrón. Me partí un diente. Empezó el ciclo de navidades dispomanas glotonas y no era el santo advenimiento lo que se venía encima sino el general aburrimiento de corrupciones y persecuciones. A Ceaucescu lo darían mulé sobre la nieve de Timisoara ocho años después. Ahora el tema de todos los días es Putin pero nada es lo que parece. Volodia es uno de ellos. Había escrito un par de novelas “el diablo en lo alto de la cornucopia de cobre” y “cónsul de España en nueva york” y de allí trajeron el “Guernica” un mural que tanta guerra dio con eso de las libertades y del que se han escrito hartas tonterías. Picasso lo pintó mas bien garabateó estando borracho. Mucho nos está durando aquella curda propagandistica a los españoles. Fue el año en que estalló la guerra de las galaxias y Tejero subió a la tarima del Congreso de los Diputados. Quieto todo el mundo. Una mascarada. Agentes de la Cia la pipa y la “uzzi” bajo la gabardina un bulto disimulado bajo el sobaco cubrían carrera hacia la puerta de Alcalá. 23F la intoxicación etílica les duró hasta la madrugada. Ay jesús del gran poder. Fuese y no hubo nada pero lo de Polonia sí parece que iba en serio. Wojtyla que ahora creo que es santo estaba metido en aquel ajo. Las tusonas de siempre azotaban las aceras de Sol y calle la Cruz. Chicote sirvió un coctail a los recien llegados pero aun no habían aflorado las Mediawomen emperatrices de los telediarios contándonos cosas macabras y el audiovisual estaba en mantillas. Yo estaba aprendiendo alemán por unos cursos que daba la RDA emitiendo desde Berlin. Pronto cerraron el chiringuito y yo me quedé en pinganitos. Las morias se fueron por donde habían venido. Sin embargo, aquellas navidades me dí cuenta de que las cosas iban torcidas que los malos estaban ganando la partida y la gente de bien lo teniamos todo perdido.











Телеканал СПАС/Лето Господне/протодиакон Николай Платонов/память преподо...el gran ARCHIDIACONO PLATONOV

@n.a.s7471
hace 1 año (editado)
Querido Padre Nikolai, usted es una joya excepcional de la Catedral de la Epifanía en Moscú, así como de todas las iglesias donde canta en las fiestas patronales.
Su voz divina y de timbre excepcional me arrulla como un bebé; quiero escucharlo constantemente y disfrutar de su canto alucinante.
Gracias por su trabajo, por su increíble voz, por la alegría que brinda a su rebaño y a su sacerdocio.

1
Responder

@mrvldmrmrvldmr4467
hace 1 año
Mi querido Padre, siempre es un gozo escuchar sus interesantes historias sobre el ministerio, especialmente sobre su canto. Espero que reanuden sus reuniones en casa con himnos y nos complazcan de nuevo.

 

EL PESO DE LA CULPA

Gimo bajo el peso de la culpa

De un gran pecado

Que cometí

No hay perdón ni remisión

Para mí

Ella se llamaba Suzanne Maríe



jueves, 14 de noviembre de 2024

DOS AÑOS SIN RIUDAVETS EL GRAN LIBRERO DE LANCE DE LA CUESTA MOYANA NO HABRÁ NINGUNO COMO ÉL

 

LLANTO POR RIUDAVETS CASETA 17 DE LA CUESTA MOYANO

 

EL ULTIMO LIBRERO

 



ALFONSO RIUDAVETS ÚLTIMO LIBRERO DE LANCE

 

SÁBADOS atrás me descolgué por la Cuesta Moyano como solía y en la caseta numero 15 estaba nuestro librero mayor del reino de plantón sentado en una silla, patrón de la sabiduría, rey de la galaxia Gutenberg contemplando el paso de la vida con serenidad desde la atalaya de sus casi noventa años.

A sus espaldas aparecía una bambolla de libros y Alfonso el menorquín impertérrito me pareció más augusto que nunca. Debía de sentir  ya la llamada de la tierra pero él erre que erre como un viejo soldado de los tercios trasminaba serenidad “et de nimis non curat praetor” (la muerte no importa). Estuve por decirle mi capitán te ha salido la hoja roja y él me diría. Dejé el tabaco hace cincuenta años.

Interiormente me despedí de él, tenía mala cara y sabía yo que no le volvería a ver. 

Tomé del ratigo un libro de Torrente Ballester sobre Felipe IV, pagué un euro y qué tarde más buena pasé. Para mí Riudavets fue como un arcángel en tiempos de persecución y de de desdichas cuando llegaron estos. Los de la alubia y el capullo en la solapa pidiendo revancha. postulaban un mundo analfabeto y ácrata.

 A los aduladores les ponía la proa pero no le hacía ascos a retratarse con gente de pro. Un falangista autentico amigo del Bonis Bonifacio Barea que fue flecha con él en un campamento.

 Más tarde en  la postguerra cuando su padre volvió de Rusia, se puso el guardapolvos de menestral y abrió librería de lance.. En el tenderete suyo encontrarían los bibliófilos  verdaderos tesoros escondidos que ha producido la lengua española a lo largo de los siglos.

 Yo no soy fetichista y creo haber sido un buen cliente suyo, los libros una vez leídos no tienen significado para mí; los regalo o los tiro al contenedor pero había algunos que merodeaban por su alpende como buitres a la caza de la perla escondida que luego ponían a la venta en las subastas.

 Tuve no obstante algunas peloteras con él y luego nos reconciliamos. 

Yo le llamaba mi staretz o guía espiritual ya que gracias a él me empapé de Dostoyevski de Cela, Tomás Salvador y toda la literatura rusa. 

No era un Scrooges ni quería ser un Midas pero conocía el valor de los libros y el afán de los que nos situamos en esta carrera de ratas tan difícil trepar por tan resbaladiza cucaña.

 Alfonso todos los libros que publiqué me los compraba y yo le ponía el epígrafe de una estupenda dedicatoria.

Con él desparece una era, una forma de vivir que tendrá que regresar porque, si no, estaremos a las puertas de la barbarie.

 Descanse en paz este "colporteur" de lance en  cuyo alguarín encontré refugio en medio de la persecución. Fue Riudavets para mí la nave capitana. Siguiendo  su estela conseguí dominar a la galerna del odio de los nuevos amos de España. RIP, maestro Alfonso, que la tierra te sea leve

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