El Padre de la muerte. De ángel nada; de demonio, mucho.

Es el “mediático” cura de la narco-Iglesia “San Antón” del barrio de Chueca de Madrid. Es el mediático cura que ha convertido su parroquia en un protectorado de drogadictos y vándalos que han propinado palizas y robos a los vecinos del barrio, muchos de los cuales se han marchado de sus casas por los sucesos delictivos frecuentes, aireados por Esteban Benito, presidente de la Asociación de vecinos de Chueca. El “padre Ángel” ha bendecido a los criminales y condenado a los “xenófobos” vecinos de ese barrio.

El padre Ángel, amamantado en las ubres del podemitismo pro-inmigracionista, no es sólo el portabastones de Manuela Carmena, el besaculos de Pablo Iglesias y el benefactor de los delincuentes incivilizados. También es el “ángel de la muerte” de los ancianos.

Con una pandemia vírica arrojando contagios, y muertes masivas de ancianos desde los primeros días del mes de marzo, el “ángel de la muerte” favoreció que decenas de ancianos murieran en sus residencias de los horrores.

La ONG “Mensajeros de la paz” está gobernada, a modo de sultanato, por el “ángel de la muerte”. Es una fábrica de dinero fácil para el mediático y bien remunerado sacerdote de salón del comunismo español. Esta ONG dirige más de cien residencias de ancianos por toda España, muchas concertadas con Comunidades Autónomas, que son subvencionadas por las Administraciones y en las cuales los internos pagan religiosamente su cuota mensual.

Una de las residencias del “ángel de la muerte”, llamada “la Bañeza”, situada en León, ha arrojado hasta la fecha 72 ancianos muertos y decenas de trabajadores contagiados por coronavirus. La ONG “Mensajeros de la paz” ha sido denunciada por la Asociación de defensa del paciente y por personal sanitario. Se le atribuyen delitos consistentes en resultado de muerte, lesiones, atentado contra los derechos de los trabajadores y omisión del deber de socorro.
 Las muertes de ancianos, tal y como afirma el letrado de la defensa de los sanitarios, Ricardo Alonso Fernández, "podían haberse evitado de no haberse realizado dejación de funcionesabandono de los empleados y negación del material sanitario cuando se tenía".
La Fiscalía de León ha iniciado la investigación por supuestas irregularidades en la residencia del “ángel de la muerte” tras admitir la denuncia presentada por la Asociación del Defensor del Paciente. El abogado defensor advierte de que el máximo responsable sería el mediático sacerdote al que le podrían pedir responsabilidades penales, laborales y civiles.
Una empleada de la citada residencia de los horrores desveló que el “ángel de la muerte” y su ONG no compraron nunca material sanitario, pese a poseer toda la información sobre la gravedad y realidad de la pandemia sobre los ancianos. Según ha declarado a los medios, estuvieron trabajando sin mascarillas y sin EPI. Cuando fueron a la dirección del centro a pedir protección, la directora les dijo que “no fueran de víctimas”. La directora sí tenía su EPI y estaba encerrada en su despacho. El único material que llegó a la residencia fue de donaciones, y la gente de León les hizo mascarillas de tela.

Las órdenes dadas en la residencia “La Bañeza” fueron las de mantener un escrupuloso silencio. Los contagios y las muertes de ancianos iban en aumento. El envío que un día les hizo el padre Ángel desde Madrid no fue de material sanitario… sino una caja de tabletas de chocolate, con el recado, dado por la dirección del centro, de que “agradecieran al padre Ángel” el detalle.
Una auténtica vergüenza relatada por trabajadores del centro.

A partir del 25 de marzo, ante el escándalo de las numerosas muertes en la residencia leonesa, que se evidenciaba por parte de lugareños y medios locales, el “ángel de la muerte” inició una campaña en Madrid para intervenir en los medios de comunicación y presionarlos para no sacar a la palestra la información, y así acallarla. A primeros del mes de abril ya había 66 muertos. El silencio mediático ha sido atroz. El 21 de abril ya había 72 muertos. En una residencia de 200 plazas, caían como chinches.

El aluvión de denuncias criminales contra el “ángel de la muerte” por parte de familiares de ancianos y personal laboral y sanitario, ya está en marcha.

Los sanitarios que denuncian al “ángel de la muerte” y esperan verlo en el banquillo han anunciado que la situación de los ancianos viene de atrás, y que la ONG “Mensajeros de la paz” es un pingüe objeto de lucro donde succionan las pensiones de los mayores y las ayudas públicas para montar centros donde hay carencias hasta de pañales para los más necesitados. Según declararon los trabajadores denunciantes, cuando el “ángel de la muerte” ha visitado las residencias bajo su dirección ha ninguneado a los trabajadores y a los residentes, actuando con soberbia.

En “la Bañeza”, la espiral de muertes de ancianos como consecuencia de la dejación y omisión en el auxilio a la vida y en el socorro debido, señala a Pablo Iglesias y a su mediático sacerdote de cabecera –el “ángel de la muerte”- como máximos responsables en el gerontocidio vivido.

El encargado “in pectore” de la vida de nuestros mayores, el Vicepresidente Pablo Iglesias, apoltronó en Galapagar a su pareja contagiada mientras el rastro de maledicencia podemita evadía toda responsabilidad por el senicidio contra los ancianos, eligiendo como chivos expiatorios a los “fondos buitre” y a los recortes de Rajoy.

En el proceso de eutanasia asistida contra nuestros mayores donde ni tests ni UCIs fueron permitidos para salvar vidas, Pablo Iglesias ha sido ayudado de forma notoria por el anti-cura y “ángel de la muerte”, que hace poco nombró al marqués de Galapagar cristiano ejemplar.

El “ángel de la muerte” ha vuelto a demostrar cómo la quincalla progre, que ha convertido ciertas sacristías en burdeles y a ciertos sacerdotes en papanatas del agit-prop izquierdista , es exitosa habiendo infiltrado en la Iglesia a execrables personajes de la peor estofa farisea encargados de domeñar y someter al principal sostén de la verdad moral que siempre tuvo España.