ESCENAS DE LA VIDA DE TOLSTOI
Tolstoi tuvo una juventud apasionada de barín (noble). A los 24 años nos lo encontramos como teniente de artillería sirviendo en el Cáucaso al zar en las guerras contra los chechenos. Como soldado fue irregular. No debió de ser el más valiente de su formación pero aquellas batidas de tierra quemada e incendios de aldeas, las cabalgadas por las montañas, el frío, las partidas de cartas en los cuartos de banderas, determinaron el germen de su novelística. Impresionaron su retina y serían más tarde material de trabajo.
Tolstoi es un escritor caligráfico capaz de estampar en unas líneas un paisaje y describir por dentro a un personaje. Por ejemplo en la Muerte de Ivan Illich retrata el pavoroso drama de un matrimonio desvencijado con este sencillo párrafo, epítome de concisión pero que revela falta de entendimiento entre Iván y Praskovia Fedorovna.
"Ella echaba la culpa a su marido de todos los reveses y avatares por
los que atravesaba la pareja. La mayoría de las conversaciones marido-mujer
sobre todo en lo que afecta a la educación de los hijos conducían a voces,
recriminaciones, chillidos, insultos y palos. Quedaban escasos periodos de amor
que se hacían muy breves. El matrimonio vivía en una hostilidad latente”
Praskovia no quería saber nada de literatura, vivía en su mundo de trajes, bailes, fiestas, las puestas de largos y la búsqueda de un buen partido para su hija casadera. No es capaz de comprender el terrible dolor de su esposo víctima de un cáncer. Que lleva a Illich a la tumba a los 45 años.
La esposa no le da importancia a la dolencia del antiguo magistrado y escritor fracasado, dice que todo son nervios, que se tome la pastilla. He aquí un cuadro inexorable de la incomunicación entre los seres humanos.
El héroe de esta novela, la más cruda surgida de la pluma de Tolstoi tuvo una muerte terrible. Estuvo en un grito durante tres días y tres noches. Dentro del dolor y la indiferencia de la casquivana Proskovia surge la lealtad y bondad del criado Gerasimo que no se separa de la cabecera del enfermo. Le acerca algún analgésico, lo tapa con la manta, le da agua y lo coge de la mano.
Muchos lectores se verán retratados en el drama de Ivan Illich agonizantes. Se trata de un “powsti” novela corta, un canto contra el desamor y los desengaños. Parece entresacado de la vida real del autor. El cual fue infeliz en su matrimonio. A lo largo de la historia flota una interrogante.
¿Por qué sufrimos tanto? ¿Dios se apiada? Tolstoi padeció en sus últimos días una crisis de fe que le llevó a romper con la Iglesia. Su marcionismo esto es la duda sobre el silencio de Dios ante las guerras, las crueldades, catástrofes de los mortales, incoa la causa de su declaración como hereje por el Santo Sínodo. Sin embargo, nadie podrá negar la fuerte imbricación del cristianismo en la pluma y en el alma del gran escritor ruso un profeta de su tiempo.
Y los profetas no suelen ser bien comprendidos por el procomún de los mortales. Vibran en otro nivel.
Es la pena que persigue a los buenos pensadores que suelen ser
desgraciados, padecen persecución, acaban en la cárcel o en la pobreza más
vergonzante. Pagan la culpa de portar el fuego sagrado