2011-03-15

DOY MI BIENVENIDA A DAVID SIMBOLO DEL REINADO DE ISRAEL

gracias a este blog y a Google, se agregan a nuestros lectores a David, que nombre más hermoso, símbolo de Israel, yo tambien soy Israel aunque no lo parezca. Los elegidos funcionan de otra forma, queridos rabinos, rogad por mis japoneses, estais encendiendo una vela al progreso. Bienvenido a esta casa David, en la que siempre defenderemos a los que nadie defiende, esa es la grandeza de Israel y de Cristo, no otra

MI LLANTO POR JAPÓN LAGRIMAS DE FLOR DE LOTO

La naturaleza se ha encargado incomprensiblemente, misteriosamente, de castigar con una maremoto al gran pueblo nipón. Por designios inescrutables de la providencia divina el Japón está pagando por todos los pecados cometidos por las demás naciones en estos años de desarrollo tecnólogico. Gracias a los japoneses la vida en el mundo es más fácil, porque ellos trajeron el walkman,  y pusieron al mundo en cuatro ruedas con sus impecables coches utilitarios, desrrollaron las comunicaciones vía Internet, los coches Honda y las segadoras y cosechadoras que han sacado al campesino europeo de los atrasos de la edad media. Sufrieron el cruel bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, eran valientes y audaces en la guerra, como buenos samurais, hidalgos. Hoy mi corazón sangra con Japón, lloran las flores de loto. Como cristiano interpreto estos apocalípticos sucesos, no solo el tsunami, sino también la avería de las centrales atómicas, como un aviso de Dios para que salgamos de nuestro egoismo, nos amaemos y nos perdonemos unos a otros. Japón nación mártir ha sido el elegido para la expiación, otra prueba más pero estoy seguro de que los napos sabrán salir adelnte con su sabiduría y su tesón. Lloro y rezo por las victimas. Cantad conmigo "pakoi", descansen en paz los muertos y que Dios otorgue salud a los vivos y cure a los heridos de tan catastrofIco atentado de la naturaleza. Incontenibles fuerzas telúricas. ¿La mano de Dios? Pero Japón y los miles de muerto no tienen culpa a no ser que esto sea un signo de la necesidad de expiación y de purgar sus pecados que tiene la humanidad.