2025-09-03
ME HONRO SER PAISANO DEL DOMINE CABRA Y DE PABLILLOS EL HEROE DEL BUSCON UN CUENTO DE SEGOVIA. EN LA PUERTA DEL SOCORRO CABE EL BARRIO JUDIO NACI YO Y NO TENGO NADA QUE VER CON TRUMP NERANYAHU Y COMPAÑÍA ESIS SON KAZARES NADA TIENEN QUE VER CON MI RAZA Y MU REKIGIÑON SINIS EK OYEVKI EKEGUDI OARA EL DIKIR Y PARA CANTARLE LAS CUARENTA A LOS ASESINOS Y TIRANOS
VIENTOS TRANSVERSALES
Continúan azotando mi
rostro los vientos transversales gélidos heraldos de gripes y pulmonías, al
remontar el mirador de la Canaleja allí do la ciudad muestra su culo de piedra
al visitante. Tales caprichos eólicos incuban la peste y la muerte. El covid es
el cólico miserere de los nuevos tiempos pero yo gracias a la doctora Zapata y a
mi ángel guardián lo superé y estoy tan pichi. Una mano siniestra lo metió en
la incubadora y luego lo lanzó al aire contaminando villas y ciudades del
mapamundi. El asunto era disminuir populación ya que somos muchos millones y habría que
diezmar al género humano. Siempre que calle real arriba me asomo a la Canaleja
se me vienen pensamientos lúgubres. Mis paisanos son gente con mala leche y a
veces so capa de familiaridad y campechanía te apuñalan por la espalda. Bajo el
perfil señorial y prócer se ocultan malos quereres de los hidalgos de gotera
que viven en casa de piedra con blasón en el portalón esparcen migajas por la pechera
para demostrar que han comido pero en sus casas no hay cena. Tienen la manía de
acantear a sus profetas que ya se dijo pueblo chico infierno grande. A los de
mi turno lo que más les enardecía era tirar cantos contra las casas de putas.
Se acercaban a la Farela el lupanar que estaba pared con pared con el convento
de las clarisas y apedreaban sus puertas laminadas de cinz. Cierta vez tuvo que
salir era la abeja maesa de aquella colmena pegando voces… chicos que hacéis…
es pecado grave dilapidar la casa del amor… no os da vergüenza cacho cabrones
que tiráis cantos contra vuestro propio tejado y disparáis contra vuestras
madres.
─Toma ya. La Farela
nos estás llamando hijos de puta─ exclamó el Vitines.
Acto seguido descargó
una lluvia de pepinazos contra la pobre mujer que hubo de guarecerse en el
atrio del convento de Santa Isabel. El Vitines lanzaba sus disparos hacia el objetivo
con habilidad suprema, ora a barrisco ora a machote. Don Valeriano nuestro
profesor de latín que era muy entendido en tales cuestiones ante la habilidad
del Vitines para tirar canto dijo que en el ejército romano le hubieran reclutado
para una de las legiones que se distinguía por contar con soldados de elite experto
en tirar con honda la cohorte de honderos mallorquines (funditores).
La Cirila hablaba muy
bien, daba gusto oírla, había sido monja benita en el monasterio de san Vicente
extramuros en el barrio de san Lorenzo dicen que en la antigüedad fue templo de
Minerva. Era muy donosa y los galanes de monjas bordoneaban el cenobio como
moscones. Uno de ellos fue el capellán de las Claras don Rosendo el cual la
hizo un chico. A la criatura la llevaron al torno del hospicio y la Cirila
abandonó la clausura, y como no había trabajo se metió a puta.
Bien recuerdo a
aquella impresionante hembra la tarde del 22 de julio la fiesta de la Pecadora
cuando apareció por la puerta de la mancebía en el momento en que salía un
teniente de la IPS con una sonrisa de oreja a oreja. Apareció medio desnuda
mostrando sus ubérrimas tetas a la puerta de la mancebía. Estaba hecha una
Eumenide. Salió en defensa de sus pupilas, las chicas que se ocultaban tras las
paredes de aquella casa con las puertas forradas de hierro. Asustados de las
voces de la manceba, blandiendo sus puños volvimos grupas y buscamos refugio en
el pequeño parque de la iglesia de santa Eulalia, pasado el atrio señorial de
la casa del marqués de Buitrago y buscamos cobijo entre las ramas del almez
centenario. La Cirila seguía llamándonos hijos de puta. Parlaba con acento aragonés
pues era de Calatayud, paisana de la Dolores y únicamente le faltaba el
cachirulo para bailar la jota. Qué buena estás, maña. Se había corrido la voz
que la casa del marqués de Buitrago estaba habitado por fantasmas. Había
ocurrido un crimen en el siglo XVII (una moza había sido asesinada por el
marqués que era su amante y recurrentemente el alma de la difunta recorría las
dependencias pidiendo cuentas) y justo al lado había una serrería en la cual vivía
Agapito Marazuela que ya desde primera hora de la mañana estaba tocando la
dulzaina, los bellos arpegios subían con impulsos celestiales del compás del tres
por cuatro hasta la torre románica de la iglesia de santa Eulalia y todos los
de mi cuadrilla se embelesaban escuchando tocar a aquel hombre que tenía un ojo
tapado, estuvo en el corredor de la muerte por rojo pero fue indultado a última
hora. Pocos hubo en el mundo que tocasen la chifla y el tamboril con tanta virtualidad
como Agapito. Yo pertenecía a dicha parroquia. Recuerdo sus catorcenas
triunfales, los monaguillos nos hinchábamos a rosquillas de palo y vino de
misa. Otra cosa no había. Dicen los historiadores que aquel barrio de santa
Eulalia había sido el del Domine Cabra el inmortal personaje creado por Quevedo
que dormía de medio lado por no gastar las sabanas. Allí en la serrería en la casa donde ensayaba Agapito sus cantares
abrió en el siglo XVII su casa a pupilo donde al pobre Pablillos casi lo mata
de hambre. Allí se desarrolló la trama del Buscón- ojo Pablo que asan carne. Su padre murió en el cadalso
por no sé qué cuestiones de religión. No era cristiano viejo sin perder hasta el
último momento su sentido del humor. Como segoviano me honro de ser paisano de este
gran personaje paradigma de la picaresca. Que es vida de dolor, humor y sabiduría
miércoles, 3 de
septiembre de 2025