“Nuestras voces pertenecen a las grandes literaturas del mundo”

La Feria del Libro de Frankfurt se inaugura el miércoles: una conversación con Loren Legarda, la fuerza política impulsora detrás de la aparición de Filipinas como Invitado de Honor, sobre la importancia de este papel para su país.
La literatura es la memoria y la imaginación compartidas de los filipinos, forjadas a lo largo de los años de colonización y la adversidad que hemos soportado como nación. En una tierra de culturas, idiomas y narrativas tan diversas, la literatura se convierte en un archivo vivo de supervivencia, aspiraciones y cambio. Fomenta un sentido de identidad arraigado en la sabiduría indígena y abierto a perspectivas globales. Nuestras epopeyas, poemas y novelas nos dotan de la capacidad de empatizar a pesar de las diferencias, nos enseñan a enfrentar la injusticia y a creer que la unidad prospera en la diversidad. En este sentido, la literatura es tanto una herramienta para forjar la identidad nacional como una fuente de compasión y resiliencia. Ser filipino es pertenecer a una comunidad de narradores que, con persistencia, extraen esperanza, dignidad y significado de una historia compleja y en constante evolución.
Sí, porque los considera esenciales para reflejar la diversidad lingüística y cultural del país. Se llevan a cabo proyectos tanto a nivel local como internacional en el marco de las subvenciones para traducción de la Junta Nacional para el Desarrollo del Libro (NBDB). A nivel local, el programa financia proyectos interregionales que conectan las lenguas de Filipinas, permitiendo la difusión de libros infantiles, novelas y otras obras escritas en inglés, waray, hiligaynon, kapampangan u otros idiomas a diferentes comunidades. A nivel internacional, el programa apoya las traducciones a los principales idiomas del mundo, incluido el alemán.
Se caracteriza por la curiosidad mutua, el compromiso y la resonancia histórica. Ambas partes creen en el poder de las palabras y las ideas para influir en las sociedades, construir comunidades e inspirar el progreso. En 1887, una obra literaria pionera de nuestro héroe José Rizal despertó la conciencia nacional: la novela "Noli Me Tangere". El clamor del pueblo filipino por la dignidad y la libertad encontró expresión en esta obra, que cita a Schiller como lema, abordando la mediocridad y la decadencia moral frente al poder. Esto también refleja la valentía moral e intelectual de los escritores y pensadores alemanes que, en su propio contexto histórico, utilizaron la literatura para resistir el autoritarismo, romper con el dogma y defender la verdad. Al igual que su novela, el poema de Rizal "A Las Flores de Heidelberg" también se caracteriza por el espíritu de diálogo y reflexión: un homenaje lírico que expresa admiración y gratitud por la generosidad intelectual de Alemania y el intercambio de ideas a través del tiempo y el espacio. Pero la conexión literaria entre nuestros países va más allá de Rizal. Continúa mediante la traducción y publicación de obras filipinas en Alemania, así como mediante el intercambio académico y artístico continuo entre nuestros escritores, traductores y académicos. Nuestra participación como Invitado de Honor en la Feria del Libro de Frankfurt renueva y fortalece este diálogo. Nos une nuestra creencia compartida en el lenguaje, la imaginación y la verdad como fundamentos de la libertad humana.
Alemania es uno de los socios más constantes de Filipinas en el ámbito del desarrollo sostenible. A través de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional, nuestros países han colaborado en programas en las áreas de resiliencia climática, energías renovables, conservación de la biodiversidad y reducción del riesgo de desastres. En el ámbito cultural, el Goethe-Institut de Filipinas ha contribuido significativamente a promover el intercambio cultural mediante la traducción de obras filipinas y el patrocinio de festivales y exposiciones de cine. A su vez, hemos establecido programas de estudios filipinos en universidades alemanas como la Universidad del Ruhr de Bochum, la Universidad de Hamburgo y la Universidad Humboldt, que sirven como plataformas para promover el diálogo intercultural.
Este papel es un reconocimiento de que nuestra literatura no sólo cuenta historias sino que también ofrece respuestas a los desafíos del mundo, desde la perspectiva de un pueblo que ha tenido que soportar años de colonización, sobrevivir a desastres naturales extremos y desafiar la agitación política, pero aún así hablar de esperanza y renovación en lugar de desesperación.
La participación de Filipinas como País Invitado de Honor nació de la convicción de que nuestras voces pertenecen a las grandes literaturas del mundo y que este esfuerzo puede realizarse gracias a la tenacidad y el ingenio del pueblo filipino. Con el compromiso, la confianza y el apoyo de los filipinos que comparten la misma pasión por la cultura y la imaginación, nuestro esfuerzo colectivo nos ha llevado a este momento compartido. Cada paso del camino ha sido moldeado por quienes sitúan la cultura en el centro de su trabajo, hacen de la literatura su brújula y refugio, afrontan las dificultades con creatividad y comprenden que las historias son el elixir de la vida. El arte es un acto de fe en lo que nuestro pueblo puede llegar a ser.
Los debates en nuestro país continúan, y los acogemos como parte de un sano intercambio democrático. Nuestra participación como Invitado de Honor se inspira en una tradición literaria forjada por la larga historia colonial de Filipinas, lo que hace que nuestros escritores y trabajadores culturales sean especialmente sensibles a los temas de justicia, dignidad y solidaridad. Estas conversaciones no menoscaban nuestro papel en Fráncfort, sino que confirman que la literatura filipina aporta vitalidad creativa y una conciencia arraigada en nuestra experiencia histórica y nuestro respeto por la dignidad humana universal.
La fuerza de la literatura filipina reside en su capacidad de transformar la adversidad en resiliencia y la diversidad en solidaridad. Nuestra literatura sirve como un archivo de las luchas, la imaginación y la identidad de nuestra nación.
La literatura filipina enfrenta barreras de visibilidad y alcance en el extranjero e incluso en el país, en gran parte debido a la fragmentación lingüística, una industria editorial en constante evolución y los desafíos de traducir desde tantas lenguas nativas. Abundan las historias, pero los recursos para una publicación sostenida, la participación crítica y la proyección internacional aún están en desarrollo. Las iniciativas editoriales y las traducciones para el mercado local siguen siendo difíciles de escalar, por lo que la visibilidad externa y la circulación interna no siempre están a la altura de la profundidad y las posibilidades de nuestra imaginación literaria.