2020-05-12

BURDOS ENGAÑOS NOS ALIMENTAN DE PATRAÑAS


Mirlos y merlos

Voló el pàjarin del nido
Ha nacido una nueva POLLADA
Todos vagabundos
Paniaguados del bread and butter
Cjando los trigales granan
Cantaba la alondra esta mañana
Anunciando la muerte del tirano
Y el ruiseñor
Con otro gorjeo la contestaba
¿Eres mirlo o eres merlo?
¿En qué quedamos?
No parles su gacería
Mira, hijo que esta gente engaña


GEORGE ORWELL LA VIDA DIFICIL DEL PROFETA DE UN PROFETA DE NUESTRO TIEMPO y (4)

Murió de consunción a los 48 años. Había nacido en la India hijo de un funcionario de las colonias y había recibido una educación esmerada en la public school más famosa de Inglaterra: Eton.
Su obra para mí representa las calidades del partido laborista que luchó por un socialismo a la inglesa. Eric Blair siempre estuvo de parte del underdog, de los de abajo, aunque su acento (en Inglaterra se puede saber el estrato social al que perteneces desde el momento en que abres la boca) le denotase como un "upper class". Escribe un inglés periodístico, cortante, impregnado de humor pero con la exactitud de alguien que había de ser considerado como un profeta del tiempo nuevo: la lucha de clase que sería sustituida por la guerra de géneros, habló del womenpower y de los movimientos al lib,  mediante el omnímodo de los medios de comunicación que controlaría a las masas mediante consignas y lavados del cerebro.
 Entre los muchos empleos, asparte de corresponsal en Berlín y editorialista, que ejerció en las redacciones de Fleet Street destacó como un byliner  (títulos). En la titulación siempre fue eximia la prensa inglesa.
Es la forma de escribir del presidente Trump en twitter. Conozco bien su obra y leí todos sus libros. Y creo que seguí su camino de penurias, injerencias, contumelias, amenazas de mal encarados asesinos.
Al escribir me desposé con la pobreza y el silencio místico de los que buscan la verdad y quieren trasmitirla a sus semejantes. Tuve la suerte de vivir en el Londres en que vivió Orwell durante un tiempo duro de posguerra pero de esperanza y solidaridad.
Entendí una palabra y un concepto "compassion" que es privativo de los británicos que conocía la austeridad y la resiliencia frente a las privaciones, las enfermedades, las humillaciones de los de arriba. Lo dice la formula de "never explain never complain". No hay que quejarse nunca ni dar demasiadas explicaciones por mucho que te batanee la existencia: el hambre, la descalcez, la falta de trabajo.
Él nos previno contra el advenimiento de una nueva era de los sin techo de los sin trabajo. En el mundo que habrá de venir nos esperan los caminos y el vagabundaje, seremos condenados a ser unos vulgares andarríos. No en vano había estudiado la obra de otro gran vagabundo europeo sobre el cual yo otrosí he publicado un libro: François Villon. Demasiado esfuerzo para tan poca paga. Nadamos en un mundo de ingratitud y de ninguneo. Son los peligros que nos amenazan a los anarquistas que se adelantan a su tiempo, que van a ser blancos de la envidia y la incomprensión. Orwell fue el primero de la lista.

GEORGE ORWELL UN ANARQUISTA QUE NOS MOSTRÓ LA CARA MAS BELLA DE INGLATERRA (3) 
England my England fue mi país durante los nueve años que transcurrí en las Islas Británicas y me hizo sentirme libre en medio de la escualidez de las casas con derecho a cocina los bocadillos de queso y cebolla el pan con margarina las innumerables tazas de té y simpatía, la estufa de gas devoradora de chelines de mi escaso peculio 
Recuerdo el frío que pasé en Hull la ciudad en que encontré el amor.  
Releyendo a Orwell me reencontrado con el mozo que fui el estudiante de Filología que quería ser artista y vivió una vida bohemia al filo de la navaja. Unos dedos misteriosos me aguantaron para que no cayera en la sima y ahora estoy aquí a un mes justo de mi septuagésimo sexto aniversario relativamente bien de salud tras haber pasado por las horcas caudinas de la peste china de dos pulmonías dobles. Eso sí; mordido por los recuerdos. Cuando se llega a una edad uno recapacita sobre los errores del pasado la gente a la que engañé ofendí y dejé en la estacada con mis egoísmos. “Down and out” parece un tráiler de mi pasado. Todas las grandes novelas te impulsan a que te identifiques con el protagonista el deuteragonista o alguno de los caracteres que desfilan por sus capítulos.  
Boris el ruso que trampea cojea a causa de una herida de guerra por Pigalle y se gana la vida de camarero en restaurantes dirigidos por judíos después de haber sido capitán de caballería en un regimiento de línea siberiano bajo las banderas del zar parece un retrato de mí mismo ahora que lo pienso. No hay nada más humillante que servir a quien sirvió. Boris es alto, mujeriego, muy religioso y supersticioso no sale de casa sin besar la estampa de san Nicolás o encender una vela a su santo favorito. Vive en una buhardilla, es mujeriego, las novias le duran una semana. Cuando se alejan las maitreses, vuelve al hambre y a la soledad en su chambre de Paris. Cuenta la historia de cuando él llegó a una aldea con su escuadrón durante la guerra civil viene a verle un judío ofreciéndole los servicios sexuales de una debuchka (adolescente). El capitán de dragones se niega ante la oferta que le ofrece el hebreo “No quiero puede pegarme una enfermedad venérea”  
No te preocupes capitán. La niña es virgen. Se trata de mi propia hija. Son diez rublos por pasar una noche con ella. 
Un gesto de horror y de asco determinó el desprecio de Boris como ruso blanco sentía hacia el pueblo errante. Los judíos en Paris controlaban la prostitución, el tráfico de narcóticos, las casas de juego, eran todos espías y comunistas. Los personajes de “Down and out in Paris and London” les acusaba de haber asesinado al zar y martirizado a su patria. Se queja de su mala suerte: “que tenga un oficial del zar lamerles el culo a estos malditos que son la escoria de la humanidad”.  
La novela pese a todo no es una invectiva antisemita. Vira hacia rumbos de denuncia social con ribetes, puntas y señales del genero picaresco (knavish roman). Aquí el protagonista es el hambre que pasan estos personajes y las ardides de las que han de valerse para sobrevivir en la Ciudad de la Luz en el periodo de entreguerras. 

George Orwell down and out. We tramp along through life (II)

It is the best book od Orwell. I have read it to exorcise the boredom of the pandemics. Inside  its pages I perceived resurrected memories of those days when I was a dishwasher (plongeur) in Paris and tramped penniless the London embankment