2025-08-29
Vida y obra
del Estebanillo González hombre de buen humor compuesta por él mismo
I
Cargar en
España para descargar en Flandes… porque desestimando los hispanos lo bueno que
encierra su patria sólo dan estima a las raterías extranjeras. Estas son frases
de esta novela picaresca, la más completa, acaso la más ácida y desvergonzada,
la de un soldado de los tercios viejos, aunque siempre procuraba hurtar el
cuerpo a las balas alemanas o suecas o haciendo los más bajos oficios
cuarteleros como ranchero o furriel, bien cargada la escopeta de donaires y
estratagemas, pues nos dice que la misión de un soldado es sobrevivir pero en
esta supervivencia afanosa el autor anónimo hijo de un converso va demasiado
lejos criticando la heroicidad de aquellos militares al servicio del rey.
No cree en
el heroísmo del Miles Gloriossus (su autor debió de ser un clérigo que conocía
la obra de Plauto) el buen Esteban, pero se muestra tan ingenioso en sus
salidas que consigue el perdón de su coronel, del almirante y hasta del
verdugo, porque formó parte de la tripulación del maestre Colona y
posteriormente en el ejército del Cardenal Infante. Peinó el viento y fatigó
las selvas, navegó todos los mares y combatió en todas las ciudades de Europa:
Milán, Nápoles, Rocroi, Innsbruck, Viena, Brujas, Mastrique, Nimega, por más
que siempre procurando cobertura en la retaguardia como marmitón o jefe de
cocina en campaña. Su testimonio bufonesco y deformado-una furibunda diatriba
contra los estragos de la guerra- fue recogido por los partidarios de la
leyenda negra, parcialmente, y sólo en aquellos puntos que les interesan como
tesis y antítesis, soslayando el aspecto libérrimo y tolerante del alma
española en aquellas pavorosas guerras de religión. Guillermo de Orange por
ejemplo no hacía prisioneros. Enemigo capturado, enemigo muerto. El Estebanillo
no es la obra de un motolita cualquiera ni de un bufón. Hace una defensa de la
fe católica desde la oposición a través de unos ojos aparentemente picarescos.
No era un
tonto y parece bien informado aunque, de lo que se desprende de tanta correría
que hacen del protagonista un mílite ubicuo, no pudo tener los dotes de la
bilocación mística. La narrativa da la sensación de que se metió en batalla y
que estuvo en todo el fregado, pero físicamente esto es imposible.
Las escenas
de su novela parecen copiadas del cuadro de LAS LANZAS, la Rendición de Breda, vista desde
la óptica de uno de los más ínfimos soldados, de un mandria, que fue machacante
de los sargentos del mariscal Espínola, ese que pinta Velázquez en la rendición
de Breda.
En todas sus hazañas se muestra indiferente a
la adversidad, taimado, descreído, antisocial o poco solidario como se dice
ahora con las miserias ajenas y las propias, sucio y desnudo sin demasiada
afición a la honra, la riqueza, los amores lo que la sociedad de su tiempo en
tanto aprecio colocaba, resultando el bufón de corte (pudo ser también el enano
de las “Meninas”) un místico en potencia por el desapego a las cosas del mundo,
profeso de la Orden de la Desventura y de la Hermana Pobreza por único dios su
propio pellejo, hábil y sutil en el manejo de la lengua, habla en germanía pero
su español es de tan calibre que por lo acendrado del estilo supera a toda la
novelística del género, el Lazarillo incluido y los libros menores de
Cervantes. No pudo ser testigo de tantas guerras ni andar metido en tantos
follones, lo cual evidencia la habilidad del narrador para contar las cosas
igual que si las hubiera visto. Tampoco cabe duda de su estampa autobiográfica.
El libro
está escrito en primera persona pero ello también ocurre en el Pedro de
Urdemalas atribuido al doctor Laguna. El médico de Carlos V nunca pudo viajar a
Turquía. Cuando se lee este viaje para cuya escritura el autor recopiló mucha
información y testimonio de personajes epocales en el lector cunde la impresión
de que se trata de una vivencia personal, siendo todo imaginativo. Recoge la
información de centones, habladurías, lo que se escribía y decía en aquella
época. El siglo XVII fue muy hablador.
Aunque
gallego de Salvatierra, desprecia a su patria con una frase que haría a más de
uno del BNG llevarse las manos a la cabeza… no hay cosa más grande que no
tomarse uno en serio a lo propio o que saberse reír de sí mismo… “antes puto
que gallego”… “soy Estebanillo González y fui niño de las escuelas, gorrón de
nominativos y llamador de molleras. Romero, medio tunante, fullero de todas las
tretas, aprendiz de guisar panzas, soto alférez de cien banderas,”.
II
Se conjetura
que su padre, un físico judío que curaba en la corte de Carlos V, que se retira
a Galicia emulando al del Lazarillo que era un soldado que regresa a Salamanca
al disolverse su compañía de los Tercios Viejos. Parece el Estebanillo emular al Lazarillo, pero hay
pasajes en los cuales la supera, dibujando un cuadro de costumbres de la época
tan maravilloso, trepidante como desenfadado que hacen pensar en una cosa: que
no en vano fue nuestra nación-España contra todos, decía Quevedo- el primer
país del mundo de grato vivir y fácil amar, a despecho de las penurias y
congojas de un galleguiño que marcha a Roma en busca de fortuna y en recorridos
por el orbe ejerce todos los oficios: paje, escudero, estudiante, buhonero,
cohén de una coaxca (burdel), monaguillo de un clérigo y ordenanza de un
capitán de los tercios viejos. Es también anónima esta obra, aunque publicada
casi medio siglo más tarde que la de su paradigma.
El autor debió de ser, lo mismo que el de
Lázaro de Tormes, o un cura rebotado a la delincuencia, o un soldado de los del tornillo, esto es,
desertores que acaba en galeras sentado en el duro banco del cómitre junto a
los remos, la barriga llena de torreznos y de frascas del tonel, harto de vino
y comiendo tajadas de raya y filetes de tiburón, en coloquio perpetuo con los
atunes pues aquí una de tres: o iglesia, mar, o casa real. Boga, boga,
marinerito.
La escuadra
castellana era temida a través de los siete mares. El protagonista conoció las
tres bazas como seminarista en Alcalá, embarcado en la marina de guerra
comandada por Antonio de Oquendo el que combatiera a los piratas ingleses que
asolaban las costas de Cádiz. En un pueblo de Córdoba, estando un capitán de
banderas “haciendo gente” después de su naufragio en el Golfo de las Yeguas vio los fuegos de San Telmo haciéndose soldado de tierra en Arahal. El cabo o
capitán de aquella compañía marchaba para Mastrique pero, como de los arteros
se hacen los osados, volvió a desertar quedándose en el Potro de Córdoba de
vendedor ambulante. Comió el potaje de frangollo de los cuarteles, compartió tasajo, bacalao y cecina con la chusma de forzados.
Arreó mulas
cerriles y cabañiles con los monteros de Sierra Morena. Fue lugarteniente de
pobres, mozo de espuelas de un caballero santiaguista, galán de monjas y flor
de conventos a cuyos muros se arrima en procura de la sopa boba. Lo mejor de la
picaresca es lo que tiene de exagerado, de esperpéntico. No deja de ser más que
una deformación literaria de la realidad como la novela negra o el western de
invención anglosajona. Lo que ocurre es que aquí son más realistas y tratan los
autores de hacer un poco de crítica social. La vida se vivía con mayor
intensidad por tales fechas.
Esculpe un
cuadro brioso de costumbres, un kaleidoscopio de la vida bajo el reinado de
Felipe III y de Felipe IV cuando paradójicamente España se militariza y la
gente viaja de modo constante. El imperio español era aun el mayor de Europa y
no había sobrevenido aun el declive que con tanto tesón intentan adelantar los
apasionados de la Leyenda Negra. El hambre y la penuria eran mayores en
Inglaterra, los Nederlands o Francia, de donde llegaban todos los buhoneros de
Madrid a vender baratijas y alfileres a las damas bobas. Vualá. Pero esos no nos
lo cuentan. España era el país más libre de la Tierra. El verdugo de la Torre
de Londres no paraba de cortar cabezas y en Paris se organizaban a cada poco
noches de San Bartolomé.
Tardaría casi dos siglos más en ponerse el
sol de los Austrias pues en Flandes
el Apolo español calentaba a los
hugonotes a conciencia, que para eso allí estaban los tercios del Duque de
Alba. ¿Quién dijo que España estaba machacada? Con el cuarto de los Felipes
nuestra monarquía alcanza su glorificación visto a través de la lente cóncava y
convexa de un gallego cara linda y mucho donaire que decía de sí mismo ser un hijo
de puta… pues antes puto que gallego.
Hijo de padre desconocido que debió de ser un
cura o un militar. Desde las orillas de Rivadavia se dirige a las riberas del
Betis atravesando Portugal que seguía siendo español por aquel entonces y nos
cuenta sus aventuras. Gustábale el trago
por cierto… “soy un cuba en Sahagún y en San Martín pellejo, piezgo y odre en
Rivadavia, del de Montilla consuelo y al de Sacramenia no le hago ascos”.
Se embarca
con la flota, se desembarca, es pícaro de costa. Sube, baja, sale y entra del
calabozo, pega alguna que otra cuchillada, participa en un duelo. La acción de
la novela es un truculento vaivén que a veces marea o cansa porque las tretas y
añagazas son siempre las mismas y no tan ingeniosas como las de Lázaro de
Tormes aunque cuando engaña a los judíos de Ruan demuestra que no hay cuña
peor que la de la misma madera. El episodio se parece al de los yangüeses del
Quijote y al cervantino daca la cola, asturiano.
III
El Esteban se hace pasar por el hijo de un
portugués quemado por la Inquisición y se presenta en la sinagoga de Rouen a
que le socorrieran, con unos papeles, y una redoma en que traía las cenizas de
su progenitor que fue carne de hoguera, según les contó a sus “protectores” que
al escucharles no paraban de soltar el guay y de hacer aspavientos de dolor, y
hablándoles en su lengua les pidió ayuda. Pero la cendra era un pufo. ¿Se adeanta añ Holovausto como bulo en el cual hay que creer para ser redimido?
Todos con el
rabí a la cabeza aflojaron la mosca y le dieron junto con una bolsa de monedas
un salvoconducto para que se presentase ante un “mercadante” de París, pues
decía que iba a Viena a ver a unos parientes, recalando primero en la capital
de Francia (¿No serían estas cenizas falsificadas un anticipo de la profecía
del Shoah?) y les explicaba cómo se había quedado sin dinero, cosa imperdonable
en uno de la tribu de Leví, pues al pasar por Pirineos fue asaltado por unos
ladrones.
Los hebreos
se mostraron conmovidos por la historia que les contara el portugués en ladino
(toda una patraña) y le pidieron algunos de aquellos polvos para quedárselas
como reliquias de mártir pero él dijo que no les podía dar más, que se le
acababan y quería guardar alguna para sí, y ellos bendijeron al peregrino y
cantaron la Chemá… el dio de Israel te de infinita gloria pues mereciste
corona de mártir.
Con los
veinticinco ducados que escotaron aquellos buenos hijos del profeta Moisés en
la faltriquera y una carta de recomendación para el tratante de París, de su
mismo gremio, Estebanillo tomó el olivo orgulloso y ovante… alegre de haber
salido tan bien del encuentro con aquella gente que siempre engañan y jamás se
dejan engañar. Según confiesa en un párrafo del capítulo más brillante y de una
gran penetración psicológica sobre el carácter de sus hermanos de tienden a la
exageración a montar el cristo, suspicaces y descreídos.
Muy ufano se muestra de haberles dado el timo
de la estampita con aquellas cenizas de un quemado por la Inquisición,
reemprendió ruta. Mucha gente hoy en Europa, empezando por el ministro de
Justicia. Gallardón debieran de haberse palpado la ropa antes de promulgar como
dogma de fe casi escatológico un hecho que siempre será discutible y al que
todo el mundo ha de decir Amen. Los polvos de este pícaro sirvan para evitar y
prevenir los lodos de tanta credulidad. ¿No estaremos aceptando una estafa histórica que
destruirá a la religión cristiana y a muchas naciones?
No pudo ser
más gloriosa su entrada en Paris con dinero fresco y la promesa de un empleo…
cata Francia, Montesinos, cata París la ciudad, escucha cantar en ladino a los
mercachifles prófugos de Sefarad.
El que le
esperaba entre grandes reverencias, porque los informes no podían ser mejores,
le puso a vender agujas. Pertenecía la tienda a otro de los expulsados de España
que se llamaba Granados y por lo visto se sabía de coro el romancero y lo
contaba por tierras ajenas para su consuelo de desterrado con voces tan poco entonadas que resonaban
por todo el faubourg de Saint Germain des Prés.
Los
parroquianos se preguntaban unos a otros por el nombre del que cantaba y
temiendo no iría a llover se decían:
-Nous
aurions de la pluie, monsieur.
-Ah bon
-Tiens, ils
sont içi les espagnols
-Deja?
-Oui
Luego se fue
a ver al embajador de Felipe IV que se llamaba el Marqués de Mirabel, don
Antonio Dávila y Zúñiga, gran diplomático supuestamente de la tribu de Abrahán
pero bautizado por lo que alcanzaría preeminencias en la corte del francés que
seguía curando lamparones todavía según nos informa el protagonista de esta
novela.
IV
Nos cuenta que en Cazalla (Sevilla) cada día
cogía a un lobo por las orejas y a una zorra por el rabo. Haciendo alarde de
ese menoscabo de las cosas del mundo que caracteriza al pícaro y al místico (la
honra, las riquezas, el nombradío, el abrigo, la salud, la potencia sexual,
echar cinco casquetes en una noche toledana) no le da demasiada importancia a
que lo tomen por cornudo, en Constantina tiene a un cabrero por amo el cual no
se siente avergonzado de echarse a cuestas un cabrito de pitones considerables
“a causa de ser el animalejo de buen tamaño”.
En mística este tropo se denomina santa
indiferencia y Sta. Teresa lo explaya en su célebre soneto “Vuestra soy para
vos nací”. Al sexo y eso que dicen el amor no lo tiene en mucha estima
Estebanillo aunque tampoco lo desdeña, si a mano viene.
La carencia de obsesiones carnales y de
pasiones [la maté porque era mía] otorga al libro ese desenfado y donaire que
impregna sus páginas, con dosis de senequismo, aguante ante las adversidades,
estoicismo y hasta resignación cristiana, lo cual tampoco quiere decir que la
satisfacción del apetito genésico no fueran en aquella época tan cabal como en
la actualidad. Ya que por lo demás, no había televisión ni luz eléctrica.
El gran protagonista de la novela picaresca
son Hambre y Desnudez. Pues la pereza
engendra pobreza y aquellos haraganes no pegaban golpe. Comer más que holgar
era el primer objetivo… “vendí mi hijo de cabra por cuatro reales, aplaqué el
cansancio con ostiones crudos y camaroncitos con lima. Fuime a dormir a la calle
La Galera donde hospedan de ordinario a la gente de mi porte”. Así entra en
Sevilla persignándose pues al andaluz hazle la cruz. A la mañana siguiente se
fue a la Cartuja donde le dan de comer los hijos de San Bruno habas o
frangollos y ración de brandevín (brande wine) brandy o coñac.
La verdad es que los vagamundos de aquellas
horas de imperio pudieron comer caliente y huir de los corchetes acogiéndose a
altana en los refitorios y claustros de
los monasterios. Demuestra cuan ruin era la suerte que corrían aquellos pobres
soldados, que, habiendo expuesto al tablero sus vidas por favor al rey, en pago, los desdichados recibían no más que
desdén; y en fatiga pululaban por los
caminos y trochas de media Europa como espectros, licenciados de las levas por
mutilación, por deserción o porque expiró el contrato… Tocaban caja en esta
villa para ir en corso contra el Inglés…De esta forma (el estilo es muy
lacónico y desenvuelto en toda la obra) se nos narra cómo se apuntó el “héroe”
al tercio y se fue a combatir a los herejes, más que por patriotismo, pues nos
asegura que para él la bandera de Carlos V no era más que una sábana pintada,
por la hambruna.
Iba al husmo
de las perolas y del rancho del cuartel. Su capitán era don Pedro de Ulloa En
esta primera parte se describen aquellos encuentros guerreros (autenticas
sarracinas) de las guerras de Flandes. En la segunda parte del libro el autor
se muestra menos escéptico, no rezuma su estilo tanta desfachatez ni tanto
donaire. Porque segundas partes, y aquí ocurre al revés del Quijote, nunca
fueron buenas. La trama sigue tejiéndose de embustes y fechorías contadas con
no poco despejo y desparpajo. El tomo segundo es un buen cuadro de campaña para
conocer las operaciones guerreras y asaltos en los que participaron los Tercios
Viejos. Pero todo eso lo veremos después
24/10/2012
# Lenguaje
de los hermanos, surgió con la guerra de las Comunidades, un lenguaje cifrado
que por Cantalejo llaman gacería
# Era el
espacio comprendido entre el Puerto de Santa María y Canarias temido por los
navegantes a causa de sus temporales
# arroz con
legumbres
# dieta casi
exclusiva de los embarcados
# tres zonas
españolas famosas por sus caldos
# los que
desvalijaban las embarcaciones y robaban a los marinos cuando estaban borrachos
o dormidos. Eran muy hábiles descuideros y carteristas. Eran del Gremio de la
Ganzúa que también describe Cervantes
# yo como
mostrando un poco de sentimiento, diles amplia comisión, reservando algunas de
aquellas cenizas para mí pues perdí parte de dichos polvos en una tormenta que
tuvimos en el Estrecho de Gibraltar
# plegaria
hebraica
# se creía
que el rey de España era exorcista capaz de expulsar demonios y el de Francia
curaba la escrófula (lamparones) y las llagas del mal gálico o sífilis
# una buena
borrachera
# Vuestra
soy para vos nací ¿qué queréis hacer, Señor de mí? Dadme alegría o tristeza,
dadme riqueza o pobreza, sol con nubes, sol sin velo… pues del todo me rendí
¿qué queréis, Señor, hacer de mí?
# ostras
# la palabra
es de origen inglés
#
#
#
ESTEBANILLO
Y LA LEYENDA NEGRA. II PARTE
Segundas
partes nunca fueron buenas. No embargante lo cual este aserto falla en el
Quijote lo mismo que en el Estebanillo González, que en la segunda entrega se
muestra superior. Era pequeño y bufón, asiduo de tabernas bruselenses y usuario
de lupanares de media Europa. Viva la infantería española que se cubrió de galones y valor en Flandes. El pensamiento
puede que les repugne a los globales pero el gracioso de corte, el ranchero de las cocinas de campaña no se
cansa de gritar Santiago y cierra a España. Con razón y sin ella mi país. Es la
voz la que está detrás de ese grito, no las explicaciones intelectualoides de
la historiografía al uso y que se ha transformado en leyenda negra. Organizan
las guerras los más cobardes, los señores en sus castillas y los papas en sus
palacios. La padecieron los más valientes y sufridos, las castas de los de
abajo. Luchan por Cristo, derraman su sangre en defensa de la fe y de la cruz.
La tragedia de España es que Roma no creía en las lágrimas y los pontífices a
la sazón estaban encastillados en su negocio. España contra todos y mihi non
placet Hispania que intimaba Erasmo. Los banqueros holandeses por una parte y
los de San Juan de Letrán financiaron aquellas guerras de religión. Al autor de
esta obra cuyo padre converso pertenecía al elenco de sefarditas que se
refugiaron en la Ciudad Eterna y a la sombra de los dineros de San Pedro hacían
sus negocios no le duelen prendas Esta obra denuncia lo que la leyenda negra
silencia entre bromas y veras y chacotas como por ejemplo el relato de su
propia emasculación a la que fue condenado por violar a una criada. El pasaje
ha sido borrado de las ediciones posteriores a la edición príncipe. La cosa
debió de ocurrir en Bruselas. Era el castigo a este tipo de delitos que se
acostumbraba en los viejos tercios, como prescribían las ordenanzas..
Cuando ya el matarife estaba preparado con los
trastos de matar y el jifero se disponía a hacer carne en lo más reservado y
valioso de su anatomía llega un mensajero del cardenal Infante – hermano
bastardo de Felipe IV- con la papela. Del susto casi se muere nuestro personaje
y de la alegría del indulto encuentra una taberna y se emborracha como de
costumbre. Es uno de los pasajes más tersos, deliciosos y divertidos de nuestra
literatura clásica. Y conserva una modernidad pungente y pinjante, nunca mejor
dicho, que parece haber sido ayer mismo. Salió nuestro héroe de Capadocia,
quisieron caparlo y no lo consiguieron por la gracia de Dios y prosigue sus
travesuras y aventuras de las que al contrario de lo que acontece en otras
novelas picarescas suele salir airoso.
Como
vivandero de las tropas y entre la impedimenta y los bagajes, lo que hoy se
denomina Logística, defiende las banderas del emperador. La guerra huele mal. A
cadáver, a mierda de mulo, y a chamusquina por el incendio de las ciudades y no
solía haber piedad para el vencido. Las villas eran saqueadas, las mujeres
forzadas por la soldadesca. Pero hay en toda ella una vibración épica y hasta
cierta generosidad. Estebanillo siempre las apaña, cruza con su regimiento el
Rin varias veces. Su columna llega nada menos que a Cruzenaque (Kreuznach) en
Prusia casi en la frontera rusa y cuenta cómo era la vida en Bruselas donde se
situaba el cuartel general. El personal al atardecer se dejaba en la Cur que
era como el Prado de Madrid.
En Mansfeld monta un tenderete de tabaco y
aguardiente donde gana de dinero pues los legionarios no miraban dispendios.
Iba y venía con los convoyes portando sus menudencias y remediando las
necesidades de la tropa, les vende botas y piales, ropa de campaña por lo
general requisada a los holandeses a los que odia lo mismo que a los judíos, siendo él de la misma raza
por parte de padre y hablando hebreo a la perfección, pero no le duelen
prendas. A los primeros llama gorgoteros porque al hablar parece que hacen
gárgaras y a un hebreo en Viena que no le pagó una deuda lo tiene metido en un
pozo de nieve que era una especie de nevera que tenían las casas aquel entonces
para conservar la vianda. Se echa varias novias alemanas y las pone al punto.
No le importa servir al oficio más viejo del mundo de macarra. En Maguncia
tiene un duelo con un compañero por una trampa al juego de dados.
Y era tan
poco escrupuloso con su mercancía que bautizaba la cerveza que expendía con el
orín de los caballos y los parroquianos no notaban sedientos y bebidos como
estaban estas bodas de Caná. Que no tienen vino, pues meales la jarra, no se
van a dar cuenta.
Nos cuenta
la victoria de las armas españolas frente a los franceses en Namur y al llegar
a Lovaina se emborracha para no variar. Llegué a Lovaina, insigne universidad
de Brabante y refrescándose la memoria de mis estudios pasados me entré en un
escolástico tabernáculo adonde tomando un calepino de tragos, en poco espacio,
pensando hablar romance, hablaba un latín que ni yo mismo lo entendía. Sus
aventuras etílicas siguen en SCHENKE isla del Rin que tomaron los tercios y al
bufoncillo hasta el nombre de la ciudad le agrada pues Schenke en alemán
significa taberna. Allí siguiendo al grueso de la caballería española se gana
el favor de un capitán al que le arrima las mozas, le limpia las botas y el
correaje. Era don Pedro de Montemayor.
En Mastrique entró al grito de Viva España y
muera Holanda pero en la famosa plaza de los Nederlands cae prisionero del
ejercito del Duque de Bullon. Salva el pellejo en un canje de prisioneros. Al
leer esta obra, uno no puede menos de mirar para el Cuadro de Velázquez el de las Lanzas, en la
rendición de Breda, hoy Brest, una victoria para las armas españolas.
En esta panorámica de un campo de batalla se
espeja el ambiente caballeresco de aquellas guerras de religión que el
protagonista cree que financiaban los banqueros judíos de Amsterdam.
Hay una
relación circunstanciada de los campos de batalla y la zona de operaciones de
su hoja de servicios mucho más circunspecta y humorística de la que traza la
leyenda negra. Ya sabemos lo que decían las madres de Nordinglen para asustar a
los niños. No decían que viene el coco. Decían que viene el Duque de Alba.
El Esteban,
a lo que estamos, sigue a lo suyo que es la supervivencia del enemigo en el
campo de batalla y de sus jefes que lo arrestan por inquieto y revoltoso al
corneta, machacante, ranchero, vivandero y provisor, mozo de mulas y pincerna
del general al que le bebe el mejor vino poniendo en la copa otro de inferior
calidad. Es un soldado profesional que sin grandes alharacas defiende su
bandera aunque del propio estandarte hace befa diciendo que era un trapo
colorado. Si viviera ahora mismo hasta se limpiaría el trasero con la señera
catalana, esa que cuando la ve Arturo Mas y sus comilitones parece que les da
un telele y entran en trance.
En Ruppelmunda se echa novia, una Dama de Dame esto es una poligonera. Con esta moza todo el escuadrón tiene esposa aunque sea por un cuarto de hora y el dulce meneito. No sale muy mal parado el amor cortés de esta furibunda diatriba contra la mujer, que rezuma misoginia. En un par de párrafos pone en berlina a las Frigilis, a las Tisbes, las Elisas, los Heros y Dafnes de los sonetos. No existen Lucrecias ni Porcias en la vida real. La fuerza de la sangre es la fuerza del semen y de los dineros con estas damas de toldo y arandela que llamaban en el Prado y en Flandes eran soldaderas y en la legión hasta no mucho cantineras. Su poca discreción y temple arisco con las señoras pues nuestro bufón debía de seguir la técnica de aquí te pillo aquí te mato le va a costar una condena a emasculación (lo caparon, le dieron el tormento de Capadocia) que el sentiría más que la propia muerte en Ruppelmunda. Se trata de uno de los pasajes más escabrosos, aunque nada morboso, y más divertidos de todos nuestros clásicos. Con cuanta resignación, un mar de lágrimas los ojos y dando por perdidas sus mejores prendas, aunque reconociendo su delito va a caminar hacia la toza de un capador de gorrinos con más angustia que si fueran las escaleras del patíbulo. Al otro día vendría el sastre de cortar trajes. Era un castigo muy frecuente en palacio pues los enanos y bufones aparentemente inofensivos se convertían en favoritos de las damas con gran furor y celotipia de sus correspondientes esposos. Es posible que don Francesillo el pequeñete que aparece en las Meninas hubiera sido despojado de sus atributos por orden del rey. Sin embargo, Estebanillo volvió a tener la suerte de cara pues se salva en el último instante cuando el albeitar preparaba los instrumentos para infligir tan horrible suplicio. Atroz pero frecuente en la edad media. A los ladrones se les cortaba la mano, una costumbre prescrita en el Corán. Y a los violadores y abusadores de niños, chas... por eso no abundaban ni el estupro ni el pecado nefando al menos tanto como hoy. Esteban por su parte no quería acabar en eunuco de Constantinopla, ni músico de capilla ni carabina de damas con guardainfante en poder de la gura que es como se llamaba a los cercenados en la edad media pues iban por la vida como esa paloma de bellos colores y con moño, esto es: ramalazo. Aparte del gozo estético que supone su lectura y la viveza y donaire del estilo castellano impregnado de modernidad El Estbanillo posee una contextura profética y nos precave contra la credulidad o papanatismo que desdeñan lo suyo y aceptan como tesoro las baratijas extranjeras. El episodio de la cendrera con la ceniza de los mártires con que engaña a los cansinos zabulones de Rouen es un presagio de la teología del show del Shoah. No consiguieron acallarlo ni convertirlo en caballo percherón. Él era un brioso corcel que coceaba y relinchaba a cada paso. Tiene la desfachatez y el desparpajo de los hijos de la raza, que conocen bien el mundo a partir de una formación clásica en latín y en hebreo. No hay peor cuña que de la misma manera o la befa que hace de los godos, de las ejecutorias de hidalguía y de los linajes. El antisemitismo español no se plantea en términos de raza sino de credo. El protagonista, que es leal a su Rey y a los capitanes de tuvo, acepta con longanimidad los gajes de lo oficio y la vida a la cual le llevara su infortunio. La bufonería tiene del pan y del palo, de la miel y de la hiel, del gusto y del susto porque no hay cochura sin hermosura. Toda la obra es un canto a la libertad. A veces se lo pasa bien....en Viena celebramos carnestolendas con regocijo y otras horas son horribles...me asieron cuatro galafates de pan de munición, bajándome las bragas me montaron en un potro que no era el de Córdoba y el jifero ya había aderezado una ristra de vendas y estopa... ya afilaba el cuchillo. Su entrada en Bruselas no puede ser más deplorable. Entra en la ciudad llevado por un arriero que le coloca un par de cuernos de ciervo en la testa y le da de beber toda la cerveza que quisiera...dimos tres o cuatro vueltas al Tur bebiendo a tantas saludes que padecieron detrimento las nuestras y cuando ya el aduar iba cuesta abajo y nos hacía el vino y la señora cerveza a unos de Asperges me y a otros de Humilate capita vestra, acertó a pasar Su Alteza el Príncipe Cardenal Infante, y haciendo todos una salva real de tragos puros y refinados que nos fue forzoso caer rendidos habiendo entrado triunfantes... nos quedamos todos de judíos de paso de la resurrección sin poder ninguno levantarse del puesto ni menearse.
Ignoramos si
llegó a enamorarse de aquella frisona que le fue tan ingrata. Aquí los sueños
del eterno femenino se vienen abajo. Como en el Quijote, Dulcinea se convierte
en Maritirones y la guerra es un pesadilla como la pugna que mantiene el
Ingenioso Hidalgo contra los molinos. El amor es una utopía. Revela el autor
buena psicología y dice que las mujeres desdeñan al que las quiere bien y se
inclinan por quien las maltrata.
Desconocemos el nombre de pila de su querida Balerma y se parte a campaña no sin antes encerrarla
en un monasterio... mas de fuerza que de grado y tomé las prevenidas postas y
repitiendo al son de su trote adiós Bruselas marché a Namur adonde después de
romper los cristales del Mosela y de fatigar el bosque de Crucenaje y de
desempedrar las calles de Worms me embarqué en el caudaloso Danubio rumbo a
Viena. aunque como dice la copla
madre la mi
madre
guardas me
queréis poner
mas si yo no quiero
yo solita me guardare
La descripción corográfica de los lugares de Europa es una majestuosa descripción de la geografía europea en el siglo XVII. En sus correrías, pasado el Oder, alcanza las riberas del Vistula y se hospeda en el palacio del Duque de Varsovia Ladislao. Poco antes de alcanzar esa frontera tienen un encuentro con los suecos en las filas de la Armada del Archiduque, olvidándose de sus obligaciones castrenses huyó a retaguardia y, afufando, no paró hasta ocultarse dentro de un pajar y debajo de la paja y ser rescatado por su capitán y esta es la razón que esgrime para justificar su cobardía: si vuecencia me mandó llamar a Flandes para que le sirviese de soldado, está mal informado de mis partes, pues como otros son arhiprestes de presbíteros yo soy archigallina de gallinas. Su excelencia estalló en carcajadas esta vez pero en otras ocasiones la suerte pintaba de bastos y el marmitón recibía sarta de palos en pago a sus insolencias y cobardías. Ya dijimos que el protagonista se burla de todo lo divino y lo humano. Al soldado el valor se le supone pero esa frase es muy elástica. Lo suyo eran las provisiones de boca (bocólica), potajerías, perolas de la cantina y andar entre los carromatos o levantando la moral de la soldadesca con alguno de sus donaires y cuchufletas, arrimandoles putas o proporcionando raciones de aguardiente con los que cobraban valor antes del asalto a la trinchera o de una carga de la caballería ligera. Tampoco oculta su menosprecio hacia los zabulones ni su amor al catolicismo que es la única religión verdadera. Cuando Estebanillo se pone serio escribe algún acrostico o un maravilloso poema de felicitación al cardenal infante al que llama rayo de la guerra. Cuando por el contrario está de bromas se mete una cendrera en la faltriquera y dicen que son las cenizas de sus abuelos quemados en un auto de fe cuando no eran más que la escoria de un fuego de campamento.Catalogado como novela picaresca el Estebanillo tiene su buena dosis de Libro caballeresco pero también es un reportaje periodístico de un corresponsal de guerra desplazado a los países bajos empotrado en las filas de la tropa del Duque de Amalfi y otros insignes mandos militares.
ESTEBANILLO
Y LA LEYENDA NEGRA. II PARTE
Segundas
partes nunca fueron buenas. No embargante lo cual este aserto falla en el
Quijote lo mismo que en el Estebanillo González, que en la segunda entrega se
muestra superior. Era pequeño y bufón, asiduo de tabernas bruselenses y usuario
de lupanares de media Europa. Viva la infantería española que se cubrió de galones y valor en Flandes. El pensamiento
puede que les repugne a los globales pero el gracioso de corte, el ranchero de las cocinas de campaña no se
cansa de gritar Santiago y cierra a España. Con razón y sin ella mi país. Es la
voz la que está detrás de ese grito, no las explicaciones intelectualoides de
la historiografía al uso y que se ha transformado en leyenda negra. Organizan
las guerras los más cobardes, los señores en sus castillas y los papas en sus
palacios. La padecieron los más valientes y sufridos, las castas de los de abajo.
Luchan por Cristo, derraman su sangre en defensa de la fe y de la cruz. La
tragedia de España es que Roma no creía en las lágrimas y los pontífices a la
sazón estaban encastillados en su negocio. España contra todos y mihi non
placet Hispania que intimaba Erasmo. Los banqueros holandeses por una parte y
los de San Juan de Letrán financiaron aquellas guerras de religión. Al autor de
esta obra cuyo padre converso pertenecía al elenco de sefarditas que se
refugiaron en la Ciudad Eterna y a la sombra de los dineros de San Pedro hacían
sus negocios no le duelen prendas Esta obra denuncia lo que la leyenda negra
silencia entre bromas y veras y chacotas como por ejemplo el relato de su
propia emasculación a la que fue condenado por violar a una criada. El pasaje
ha sido borrado de las ediciones posteriores a la edición príncipe. La cosa
debió de ocurrir en Bruselas. Era el castigo a este tipo de delitos que se
acostumbraba en los viejos tercios, como prescribían las ordenanzas..
Cuando ya el matarife estaba preparado con los
trastos de matar y el jifero se disponía a hacer carne en lo más reservado y
valioso de su anatomía llega un mensajero del cardenal Infante – hermano
bastardo de Felipe IV- con la papela. Del susto casi se muere nuestro personaje
y de la alegría del indulto encuentra una taberna y se emborracha como de
costumbre. Es uno de los pasajes más tersos, deliciosos y divertidos de nuestra
literatura clásica. Y conserva una modernidad pungente y pinjante, nunca mejor dicho,
que parece haber sido ayer mismo. Salió nuestro héroe de Capadocia, quisieron
caparlo y no lo consiguieron por la gracia de Dios y prosigue sus travesuras y
aventuras de las que al contrario de lo que acontece en otras novelas
picarescas suele salir airoso.
Como
vivandero de las tropas y entre la impedimenta y los bagajes, lo que hoy se
denomina Logística, defiende las banderas del emperador. La guerra huele mal. A
cadáver, a mierda de mulo, y a chamusquina por el incendio de las ciudades y no
solía haber piedad para el vencido. Las villas eran saqueadas, las mujeres
forzadas por la soldadesca. Pero hay en toda ella una vibración épica y hasta
cierta generosidad. Estebanillo siempre las apaña, cruza con su regimiento el
Rin varias veces. Su columna llega nada menos que a CRUZENAQUE (Kreuznach) en
Prusia casi en la frontera rusa y cuenta cómo era la vida en Bruselas donde se
situaba el cuartel general. El personal al atardecer se dejaba en la Cur que
era como el Prado de Madrid.
En Mansfeld monta un tenderete de tabaco y
aguardiente donde gana de dinero pues los legionarios no miraban dispendios.
Iba y venía con los convoyes portando sus menudencias y remediando las
necesidades de la tropa, les vende botas y piales, ropa de campaña por lo
general requisada a los holandeses a los que odia lo mismo que a los judíos, siendo él de la misma raza
por parte de padre y hablando hebreo a la perfección, pero no le duelen
prendas. A los primeros llama gorgoteros porque al hablar parece que hacen
gárgaras y a un hebreo en Viena que no le pagó una deuda lo tiene metido en un
pozo de nieve que era una especie de nevera que tenían las casas aquel entonces
para conservar la vianda. Se echa varias novias alemanas y las pone al punto.
No le importa servir al oficio más viejo del mundo de macarra. En Maguncia
tiene un duelo con un compañero por una trampa al juego de dados.
Y era tan
poco escrupuloso con su mercancía que bautizaba la cerveza que expendía con el
orín de los caballos y los parroquianos no notaban sedientos y bebidos como
estaban estas bodas de Caná. Que no tienen vino, pues meales la jarra, no se
van a dar cuenta.
Nos cuenta
la victoria de las armas españolas frente a los franceses en Namur y al llegar
a Lovaina se emborracha para no variar. Llegué a Lovaina, insigne universidad
de Brabante y refrescándose la memoria de mis estudios pasados me entré en un
escolástico tabernáculo adonde tomando un calepino de tragos, en poco espacio,
pensando hablar romance, hablaba un latín que ni yo mismo lo entendía. Sus aventuras
etílicas siguen en SCHENKE isla del Rin que tomaron los tercios y al bufoncillo
hasta el nombre de la ciudad le agrada pues Schenke en alemán significa
taberna. Allí siguiendo al grueso de la caballería española se gana el favor de
un capitán al que le arrima las mozas, le limpia las botas y el correaje. Era
don Pedro de Montemayor.
En Mastrique entró al grito de Viva España y
muera Holanda pero en la famosa plaza de los Nederlands cae prisionero del
ejercito del DUQUE DE BULLON. Salva el pellejo en un canje de prisioneros. Al
leer esta obra, uno no puede menos de mirar para el CUADRO DE LAS LANZAS en la
rendición de Breda, hoy Brest, una victoria para las armas españolas.
En esta panorámica de un campo de batalla se
espeja el ambiente caballeresco de aquellas guerras de religión que el
protagonista cree que financiaban los banqueros judíos de Amsterdam.
Hay una
relación circunstanciada de los campos de batalla y la zona de operaciones de
su hoja de servicios mucho más circunspecta y humorística de la que traza la
leyenda negra. Ya sabemos lo que decían las madres de NORDLINGEN para asustar a
los niños. No decían que viene el coco. Decían que viene el Duque de ALBA.
El Esteban,
a lo que estamos, sigue a lo suyo que es la supervivencia del enemigo en el
campo de batalla y de sus jefes que lo arrestan por inquieto y revoltoso al
corneta, machacante, ranchero, vivandero y provisor, mozo de mulas y pincerna
del general al que le bebe el mejor vino poniendo en la copa otro de inferior
calidad. Es un soldado profesional que sin grandes alharacas defiende su
bandera aunque del propio estandarte hace befa diciendo que era un trapo
colorado. Si viviera ahora mismo hasta se limpiaría el trasero con la señera
catalana, esa que cuando la ve Arturo Mas y sus comilitones parece que les da
un telele y entran en trance.
En Ruppelmunda se echa novia, una DAMA DE
DAME. Con esta moza todo el escuadrón tiene esposa aunque sea por un cuarto de
hora y el dulce meneito. No sale muy mal parado el amor cortés de esta
furibunda diatriba contra la mujer, que rezuma misoginia. En un par de párrafos
pone en berlina a las Frigilis, a las Tisbes, las Elisas, los Heros y Dafnes de
los sonetos.
No existen Lucrecias ni Porcias en la vida
real. La fuerza de la sangre es la fuerza del semen y de los dineros con estas
damas de toldo y arandela que llamaban en el Prado y en Flandes eran soldaderas
y en la legión hasta no mucho cantineras.
Su poca
discreción y temple arisco con las señoras pues nuestro bufón debía de seguir
la técnica de aquí te pillo aquí te mato le va a costar una condena a
EMASCULACIÓN que el sentiría más que la propia muerte en Ruppelmunda.
Se trata de
uno de los pasajes más escabrosos, aunque nada morboso, y más divertidos de
todos nuestros clásicos. Con cuanta resignación, un mar de lágrimas los ojos y
dando por perdidas sus mejores prendas, aunque reconociendo su delito va a
caminar hacia la toza de un capador de gorrinos con más angustia que si fueran
las escaleras del patíbulo.
Al otro día
vendría el sastre de cortar trajes. Era un castigo muy frecuente en palacio
pues los enanos y bufones aparentemente inofensivos se convertían en favoritos
de las damas con gran furor y celotipia de sus correspondientes esposos. Es
posible que don Francesillo el pequeñete que aparece en las Meninas hubiera
sido despojado de sus atributos por orden del rey sin embargo, Estebanillo
volvió a tener la suerte de cara pues se salva en el último instante cuando el
albeitar preparaba los instrumentos para infligir tan horrible suplicio. Atroz
pero frecuente en la edad media. A los ladrones se les cortaba la mano, una
costumbre prescrita en el Corán. Y a los violadores y abusadores de niños,
chas... por eso no abundaban ni el estupro ni el pecado nefando al menos tanto
como hoy.
Esteban por
su parte no quería acabar en eunuco de Constantinopla, ni músico de capilla ni
carabina de damas con guardainfante en poder de la gura que es como se llamaba
a los cercenados en la edad media pues iban por la vida como esa paloma de
bellos colores y con moño, esto es ramalazo.
Aparte del
gozo estético que supone su lectura y la viveza y donaire del estilo castellano
impregnado de modernidad El Estbanillo posee una contextura profética y nos
precave contra la credulidad o papanatismo que desdeñan lo suyo y aceptan como
tesoro las baratijas extranjeras. El episodio de la cendrera con la ceniza de
los mártires con que engaña a los cansinos zabulones de Rouen es un presagio de
la teología del Show. No consiguieron acallarlo ni convertirlo en caballo
percherón. Él era un brioso corcel que coceaba y relinchaba a cada paso. Tiene
la desfachatez y el desparpajo de los hijos de la raza, que conocen bien el
mundo a partir de una formación clásica en latín y en hebreo. No hay peor cuña
que de la misma manera o la befa que hace de los godos, de las ejecutorias de
hidalguía y de los linajes.
El antisemitismo español no se plantea en
términos de raza sino de credo. El protagonista, que es leal a su Rey y a los
capitanes de tuvo, acepta con longanimidad los gajes de lo oficio y la vida a
la cual le llevara su infortunio. La
bufonería tiene del pan y del palo, de la miel y de la hiel, del gusto y del
susto porque no hay cochura sin hermosura. Toda la obra es un canto a la
libertad. A veces se lo pasa bien....en Viena celebramos carnestolendas con
regocijo y otras horas son horribles...me asieron cuatro galafates de pan de
munición, bajándome las bragas me montaron en un potro que no era el de Córdoba
y el jifero ya había aderezado una ristra de vendas y estopa... ya afilaba el cuchillo.
Su entrada en Bruselas no puede ser más deplorable. Entra en la ciudad llevado
por un arriero que le coloca un par de
cuernos de ciervo en la testa y le da de beber toda la cerveza que
quisiera...dimos tres o cuatro vueltas al Tur bebiendo a tantas saludes que
padecieron detrimento las nuestras y cuando ya el aduar iba cuesta abajo y nos
hacía el vino y la señora cerveza a unos de Asperges me y a otros de Humilate
capita vestra, acertó a pasar Su Alteza el PRÍNCIPE CARDENAL INFANTE, y
haciendo todos una salva real de tragos puros y refinados que nos fue forzoso
caer rendidos habiendo entrado triunfantes... nos quedamos todos de judíos de
paso de la resurrección sin poder ninguno levantarse del puesto ni menearse.
Ignoramos si
llegó a enamorarse de aquella frisona que le fue tan ingrata. Aquí los sueños
del eterno femenino se vienen abajo. Como en el Quijote, Dulcinea se convierte
en Maritirones y la guerra es un pesadilla como la pugna que mantiene el
Ingenioso Hidalgo contra los molinos. El amor es una utopía. Revela el autor
buena psicología y dice que las mujeres desdeñan al que las quiere bien y se
inclinan por quien las maltrata.
Desconocemos el nombre de pila de su querida Balerma y se parte a campaña no sin antes encerarla
en un monasterio... mas de fuerza que de grado y tomé las prevenidas postas y
repitiendo al son de su trote adiós Bruselas marché a Namur adonde después de
romper los cristales del Mosela y de fatigar el bosque de Crucenaje y de
desempedrar las calles de Worms me embarqué en el caudaloso Danubio rumbo a
Viena. aunque como dice la copla
madre la mi
madre
guardas me
queréis poner
mas si yo no quiero
yo solita me guardare
la
descripción corográfica de los lugares de Europa es una majestuosa descripción
de la geografía europea en el siglo XVII. En sus correrías, pasado el Oder,
alcanza las riberas del Vistula y se hospeda en el palacio del Duque de
Varsovia Ladislao. Poco antes de alcanzar esa frontera tienen un encuentro con
los suecos en las filas de la Armada del Archiduque, olvidándose de sus
obligaciones castrenses huyó a retaguardia y, afufando, no paró hasta ocultarse
dentro de un pajar y debajo de la paja y ser
rescatado por su capitán y esta es la razón que esgrime para justificar
su cobardía: si vuecencia me mandó llamar a Flandes para que le sirviese de
soldado, está mal informado de mis partes, pues como otros son arhiprestes de
presbíteros yo soy archigallina de gallinas. Su excelencia estalló en
carcajadas esta vez pero en otras ocasiones la suerte pintaba de bastos y el
marmitón recibía sarta de palos en pago a sus insolencias y cobardías. Ya
dijimos que el protagonista se burla de todo lo divino y lo humano. Al soldado
el valor se le supone pero esa frase es muy elástica. Lo suyo eran las
provisiones de boca (bocólica), potajerías, perolas de la cantina y andar entre
los carromatos o levantando la moral de la soldadesca con alguno de sus
donaires y cuchufletas, arrimandoles putas o proporcionando raciones de
aguardiente con los que cobraban valor antes del asalto a la trinchera o de una
carga de la caballería ligera. Tampoco oculta su menosprecio hacia los
zabulones ni su amor al catolicismo que es la única religión verdadera. Cuando
Estebanillo se pone serio escribe algún acrostico o un maravilloso poema de
felicitación al cardenal infante al que llama rayo de la guerra. Cuando por el
contrario está de bromas se mete una cendrera en la faltriquera y dicen que son
las cenizas de sus abuelos quemados en un auto de fe cuando no eran más que la
escoria de un fuego de campamento.
Catalogado
como novela picaresca el Estebanillo tiene su buena dosis de Libro caballeresco
pero también es un reportaje periodístico de un corresponsal de guerra
desplazado a los países bajos empotrado en las filas de la tropa del Duque de
Amalfi y otros insignes mandos
militares. De forma desordenada va enumerando las zonas del conflicto.
Es lástima que habiendo sido España una primera potencia de primer rango en la
guerra y en el decubrimiento del nuevo mundo no carezca de una narrativa de tan
formidables hechos siendo la literatura castellana donde empieza la épica con
el poema del Cid en las lenguas romances. También es la nación que descubrió
los derechos humanos con las leyes de Indias.
Tal carencia obedece al escaso patriotismo de los españoles y a las
presiones de esos cansinos flamencos instigadores de la leyenda negra. La Vida
del Estebanillo González siendo una producción del genio hispano parangonable
al Quijote ha sido obliterada pero no sólo por el tema sin por el estilo
conceptista como buen especímen del barroco alcanza las alturas de masterpiece.
Se escucha como trasfondo a lo largo de sus capítulos la voz del pueblo. Es el
sufrido Juan Español quien habla por boca de este pícaro escéptico burlón pero
genial por la intelingencia y longanimidad con que se enfrente a toda clase de
peligros sobreviviendo a las tempestades, los naufragios, el fuego de arcabuces
y lombardas, a las lenguas de doble filo y a los tajos de mosqueteros herejes y
a sus jefes algunos ineptos e incultos, elegidos a moco de candil, como bien
dice. Sortea las sirtes, se burla de los judíos, de la inquisición
sobreviviendo a las pítimas que agarra pues era demasiado dado a empinar el
codo como buen legionario. En su segunda visita a Polonia lo cargaban de dádivas,
lo henchian de vino y lo tgrataban de señoría con lo cual me hallaba yo más
hueco que un rregidor de aldea. Me ayudó mucho saber la lengua latina que
aprendí en Alcalá porque el polaco es una lengua oscura y allí nadie hablaba
castellano. El gran duque de Varsovia le lleva a cazar a Lituania donde en un
solo dia mataron seis toros salvajes tn feroces que daba horror mirarlos. El
clima es fríisimo en Grodno, nos informa.. Nunca hubo caballero de damas tan
bien servido como el Eseban cuando de Polonia vino. Le dieron una carroza
tirado por un tronco de briosos caballos mansos del país, dos postillones y un
faraute.en Cracovia tuvo una apuesta con un estudiante a ver quien era capaz de
beber más aguardiente en una hora y la ganó con doce ducados de premio el albardán
rosiguiendo viaje hasta Viena donde entrega las cartas del duque polaco al
emperador.
Su regreso a
España lo realiza a través de Italia. Emprende ruta en compañía de un hispano
aleman o genizar capitan licenciado del tercio Requessens. Recalan en Milán,
despide a los lacayos polacos, al faetón y al faraute y vende los caballos. En
milan donde nadie le conocía echa de menos la corte del rey Leopoldo, se
acuerda tambien de las schatze bruselenses. Florencia le gusta la que más de
todas las ciudades italianas por su verdea o vino verde de una gran calidad. En
napoles no pudo por menos de recalar en la taberna del Chorrillo albur de
pícaros y de albardanes y donde los españoles se solían juntar. El cuartel de
los españoles estba vacío. Unos eran muertos, otros huidos y otros en galeras o
ahoracados.. su bureo prosigue por el barrrio de los pardos picos y allí le
ocurre la misma desilusión... las que dejé jóvenes y lozanas estaban viejas y
ajadas y las viejas se habían hecho hechiceras o coberteras pues breve es la
hermosura y pronto pasa la juventud. Habían pasado doce años desde que partió
de la ciudad italiana entonces bajo la corona de españa 1632-1644. en la galera en que fue admitido
el capitán duque de medina de las torres ordenó que lo mantaran no siendo yo
liviano de carnes... me rodaron cual si fuera un tonel toda la chusma. Y
dandome una docena de doblas.la peripecia tuvo muchos rodeos antes de dar fondo
en Vnaroz porque antes del regreso quiere prresentar sus frfespetos al obispo
de Siena suj protector y encaminarse a la ciudad eterna su segunda patria y
cabeza de la cristriandad
En roma
visita la casa de sus padres, pregunta por sus hermanas pero estas se habían
mudado a la otra vida
Los últimos
capítulos son una apología de los monarcas de la Casa de Austria. Ensalza al
emperador que se retira a Yuste dejando a Alemania sumida en el caos y a España
en una nebulosa. Incluye unas posesías a su mentor el Duque de Amalfi y a la
reina María. Hubiera sido su deseo seguir el ejemplo monástico del cesar pero
le tira Italia como a muchos de los soldados. España mi natura, Italia mi
ventura y Flandes mi sepultura. Antes zarpa para España pero la galera en que
viajaba sufre el ataque de corsarios holandeses y han de buscar refugio en
Falmouth adonde llegan hambrientos y semidesnudos. Para ganar algun dinero
desembarcan una carga de limones que llevaban en la bodega, los dejan en una
posada. Al regreso los limones habían desapaecidos, el sargento empeiza a
insultar al ventero en español pero éste entiende un poquito, llama a los
corchetes que encierran a los españoles en una jaula y allí les dejan en pleno
resistero. Los que pasaban les lanzaban gargajos y les insultaban poniendoles
de espías y de papaistas. Al tiempo que les dan leña. Gracias a un cura que pasó
por el sitio y al que Estebanillo consiguió hablar en latín los liberan y les
dejan reembarcar. La nave parte en corso contra el holandés. Rompen el bloqueo
y hunden algunas unidades de la flotilla y les dan santiago a los herejes. El
autor de esta novela recurre a un deus ex maquina. Su protagonista sale indemne
de toda acechanza lo que hace presumir al divertido lector que dicha
supervivencia parezca poco real. Dicha merma empero no empaña la gran altura de
la narrración.
El
estebanillo y la monarquía imperial. Viva felipe iv la apoteosis de España y
triunfo de la catolicidad que algunos llaman decadencia
toca pero
anton que paga la aldea. Fiestas y regocijos. Toros y cañas. Ya jugaban en
aragón a fiestas de moros y cristianos y esperaban a su majestad que salió a
campaña a la guerra contra franceses. Corría el año 1644 un año después de la
derrota de Rocroy por el mariscal Condé y el gabacho invade Cataluña pero los
tercios zarpando desde Italia y dando fondo en vinaroz subieron por la sierra
de pandols a cortarle la hoz y la zoqueta a ciertos segadores. No volvieron a
entonar aquel himno de corpus en muchos años.
majestad dio vistas a Zaragoza el 18 de marzo de 1645 y fue aclamado por
el pueblo llano que mucho quería a aquel monarca. No se ha de olvidar que en el
periodo de su largo reinado la cultura española alcanza su máximo relieve en
literatura, en las artes liberales, en pintura, arquitectura y nuestros
ejércitos pese a la merma de Rocroy eran temidos en todo el orbe. El autor
debió de participar y se embarcó en la nave capitana en la que iba de capitán
general el virrey de Napoles don pedro de arellano caballero de la orden de
santiago. Lo llevaba de bufón al que libra de la buena tunda de una cantinera
pitusa -tocaron puerto en Mallorca- que la emprendió a palos contra el pícaro
por haber vomitado todo el aguardiente que llevaba en las tripas en el mandil
pues, siguiendo su costumbre en la marina española, a embarcar el primero y a
desembarcar el postrero- en su matalotaje de popa, para no perder la costumbre,
metió veinte frascos de vino, una caja de arenques y sardinas saladas, galleta
y bizcochos y otras menudencias y dulces para quitar el amargor de boca después
de las grandes polvaredas. Hay serios fundamentos para pensar que por el estilo
y la forma de narrar hay grandes parecidos entre el Estebanillo y el Buscón. El
libro impreso en Bruselas en 1633 pudo salir de la pluma del inmortal autor de
los Sueños que lo escribió estando preso en san marcos como divertimento a sus
tristezas. No se trata de un texto autobiográfico aunque lo parezca. El
resquemor que muestra hacia los judíos y a los genoveses que eran polilla de
nuestras arcas y la befa que hace de GONGORA, adalid de retajados y de
conversos en esta segunda parte de la novela donde pone en circulación la
palabra gogonrizar o escribir versos en oscuros como en las Soledades, avalan
tal suposición. El libro loa al Duque de AMALFI, mecenas de no pocos literatos
de aquella pléyade, mentor de Cervantes y de Quevedo tras la caída del Conde
Duque de OLIVARES. Sería el último canto del cisne del genio de las letras
castellanas antes de bajar al sepulcro en la Torre de Juan Abad en 1648. y no
hay más Flandes como se solía decir.
La misoginia
lo mismo que la afición al vino puede ser otro punto en común. del desencanto
participan ambos textos. Si don Francisco inmortaliza a su desdeñosa Lisi en su
composición sobre el polvo enamorado don Esteban vierte su bilis contra aquella
ojizarca rubia de la que se enamora en Bruselas en esta poesía satírica cuajada
de tmsesis y de tropos literarios de alta calidad:
madama doña
embeleco
más lamida
que alcuzcuz
más probada
que piñata
más chupada
que orozuz;
más manida
que una estrada
más navegada
que el mar del sur.
Más
combatida que Rodas
más
gananciosa que un flux
tan circe de
los novatos
que con
saberte pecadora
te hacen
todos randivú
garitera
perdurable
del juego del
dingadux
tarasca de
las meriendas
y de los
dineros avestruz
ya no hay
Blas ni pan perdido
que a tu
gran ingratitud
le canté la
el per omnia
después de
hacerle la cruz
sólo estoy
arrepentido
de que te
hice la buz
y de haber
zambullido
por lastre
de tu laúd
con dios
quedad
que yo parto
a Calatayud
por no ser
de tu galera
el forzado
de Dragud
Es la jácara
con que el poeta responde a un billete que previamente le había enviado la
interfecta:
señor
gallego romano
hombre de
chanzas y burlas
que has
probado todos brodios
y campado de
garulla
más raído
que bayeta
más
descollado que grulla
con más
flores que un verano
y más
conchas que tortuga;
postillón de
Alcalá a Huete
y alcahuete
gentilhombre
de la bufa
residente de
bodegos
y asistente
de bayucas
¿cómo
ingratonazo amante,
después de
darme una zurra
y jugar de
carambola
con cuatro
mil garatusas
dejaste a tu
carrasca
por buscar
corruscas
y por
chamuscarte en celos
o me guiñas
o te afufas?
Tortolilla
me contempla
que en lugar
de llanto arrulla
por saber
que esa la tu flor
es del berro
o de la Osuna.
Vuelve a
casa pan perdido
pues me
tienes vagamunda
que tu
persona apetezca
y renuncio a
tu pecunia.
Francisco de
Quevedo el mejor galán de nuestra lírica no tuvo tampoco suerte con las
mujeres. Campó por burdeles y figones, se divorció de su esposa una tal Felipa
y Gongora le hiere en lo más vivo motejandole de impotente. El doctor Marañón a
lo largo de muchas de sus obras y ensayos biográficos amiel, biografía de
enrique iv lanza la hipótesis que muchos varones con la virilidad en entredicho
ora por algún defecto físico o por timidez amorosa suelen solazarse con mujeres
públicas desdeñando a las de su rango y condición. Quevedo era cojo y se daba
al vino. El Estebanillo se quejaba de su gordura. Era un espadachín de primera
tanto con el sable como como la lengua. Dedicaba los más bellos sonetos a sus
adoradas pero luego se iba de picos pardos. Esta inclinación por la bufa es
común en ambos autores. ¿dos en uno o eran el mismo? Supuestamente un discípulo
del Señor de la Torre de Juan Abad. En cualquier caso tanto el Buscón como el
Estebanillo rezuman salero, optimismo, amor a su patria. Un cierto desdén hacia
los convencionalismo y a la gazmoñería de sus contemporáneos. En cualquier
caso, se trata de dos libros gloriosos que nos reconcilian con España a la que
aman porque no les gusta (bajo la apariencia del desenfado desaprensivos de
este vivir airado se esconde una intención moralizadora) y nos hacen olvidar
las pesadumbres de la existencia. Es el genio de España y de Italia trabajando
a tope y un catolicismos que nada tiene que ver con las enciclicas de León
XIII pero sí con el catecismo del P.
Astete y con la fe del carbonero.
Gran parte
de la crítica moderna no lo supo entender. Yo que leía entre carcajadas la vida
del estebanillo aquel otoño lejano en londres año 1974 cuando venía el cambio y todos estábamos un poco apabullados
lo he vuelto a releer casi cuarenta años después encontrando aspectos que se me
pasaron entonces pero que conservan una rabiosa actualidad y ese es el toque de
veras, el sacramento, de los escritos geniales que nunca pasan de moda. Hagamos
una higa a los mentecatos, a los mequetrefes a los encaramados politólogos a
los profetas del doom y a las sibilas
casandras que no cesan en su agorería apocalíptica. Estos bustos parlantes tan
bellos tan distantes mejor que hablar de política que le hagan el buz y la cruz
a su chorbo. No son más que bayucas mediáticas, polvo de los caminos que se
llevará la historia. Quieren destruir a España y a la gran cultura que nos
legaron nuestros mayores pero el genio de España permanecerá vivo. Más les
valdría a estas daifas tan maquilladas todo adobo y virtualidad que leyeran al
Buscón y al Estebanillo Se volverían más humanas y hablarían sin tantos
circunloquios y menos énfasis. Dios las hizo pregoneras de la falta de
inteligencia dentro de un buen envoltorio y mejor percha debe de ser por lo de
los derechos humanos que no vemos por ninguna parte. Bueno me afufo. Baste por
hoy
#
VUELVO A CONFESARME DESPUÉS DE DIEZ AÑOS ALEJADO DE SRI
No es que me haya alejado de la iglesia pero circunstancias largas de explicar y la entronización del papa Prevost (un pontífice como Dios manda al parecer y muy diferente a ese don Pancho el argentino judío) me empujaron a arrodillarme ante el tribunal de la penitencia. Otro aliciente que podría venir al caso y es que esta pascua de resurrección y de pentecostés (Pfingstein lo llaman los germanos) he sentido aletear la paloma del Espíritu Santo a mi alrededor.¿Un llamamiento de la gracia de Dios?
Para “soltar e saco” opté por acudir al penitenciario de la catedral de Segovia, don Crescente, que era de mi curso, contemporáneo y compañero de fatigas, ya algo viejo y torpe, de la antigua escuela, que no colgó la sotana a pesar de las convulsiones experimentadas en el seno de la Iglesia con esto del concilio y del Aggiornamiento.
Le recuerdo bien cuando eramos niños: no muy grande de talla pero fuerte como un quejigo; jugando a la pelota pegaba unos mangazos que eran como disparos contra el frontón de la torre Carchena esto es el paredón del cine Cervantes que decíamos la huerta del seminario. allá cargabamos nuestra furia dandole pelotazos o arrancando las ramas del viejo moral milenario cabe la muralla que fue plantado por un decurión romano. Le pedí cita en la capilla del Cristo que remata la nave del crucero de la última catedral gótica. No sabía cómo empezar la declaración de mis culpas pero ¿Qué pecados se pueden cometer a los 81 años? Cuando uno va de vencida, en el atardecer de la vida, cuando uno está de vuelta de todo.
─Ave María purísima
─Sin pecado concebida ¿Qué te trae por aquí, Antoñito?
─Pues vengo a confesarme contigo Crescentín- ¿Te acuerdas de mí?
─Cómo no me voy a acordar. Tú eres Parra, el hijo del sargento Parra.
─¿Cuánto hace que no recibes el sacramento?
─Más de tres lustros
Noto al penitenciario hacer un mohín de incredulidad y revolverse dentro de la cajonera, alarmado en su asiento detrás de la rejilla. Suspira, se hace un largo silencio y después dice:
─Tres lustros son quince años
─Cabales.
−En Sevilla y en Linares veinte mulas son diez pares. ¿Perdiste la fe, Parrita?
─Quiá. Sigo los viejos misales y rezo El oficio divino del rito de San Pió V.
─Fue abolido
─Por eso mismo y me hice ortodoxo ruso, en Londres fui ordenado diacono por el metropolita Antonio
─Que disparate pero Xto lo perdona todo. Además veo que obraste con rectitud de intención.
─¿Vas a misa?
─La rezo en casa
─Esas misas no te valen. ¿No te acuerdas de lo que nos enseñaba don Demoque, mi predecesor en el cargo que era un experto canonista. Las leyes no te las puedes saltar a la torera, están ahí.
─A ver cuarto mandamiento ¿Honraste padre y madre?
─Les ayudé en lo que pude. De joven entregaba todo lo que ganaba en casa y de mayor cuidé de ellos pero ellos me devolvieron mal por bien, yo era la oveja negra, un rebotado, un perdís desde que me salí de los curas.
─Bueno, eso ocurre en las mejores familias. A ver el quinto. ¿Mataste o heriste de palabra u obra a un semejante?
─Ganas me dieron, padre pero en lugar de agredir a los que me agredía o difamaban intentó olvidar agravios.
─Bien. El sexo mandamiento. ¿Cometes actos lujuriosos?
─Que cosas tienes, Crescente. A estas alturas, ya somos más viejos que san Hilario. Castos a la fuerza. Me operaron de la próstata y fue como una emasculación química. Sin embargo, la vista y el oído son los últimos que pecan y a mí me gusta consultar las páginas porno de internet, Entro en los teatros pornos para ver el culo y lo que haga falta a las gachís. es una forma de deshinibirme de la presión recibida cuando eramos latinos cuando si a una la veías el peroné había que mirar para arriba e ir a confesarte el pecado. porque pecar con la vista era una ofensa gordisima y nada se diga cuando pecabas en solitario con la mano. Entonces te decía el P. Muñana que ibas a las calderas de Pedro Botero de cabeza.
─Ay, Dios pero qué cosas dices, pues? Eres un hombre casado. Faltas al sacramento del matrimonio.
─Sí pero mi parienta anda a lo suyo, se cansó de mí y yo me alivio de mis cuernos entrando en esos chats infames donde toda suciedad encuentra un hueco. En los masturbatorio veo como se meten el dedo en a vulva las mujeres de medio mundo, se meten el dedito y parecen estar batiendo una tortilla, vuelven la vista y eyaculan espuma por la vagina. A mí no es que me solace esto. Es que siento horror. Porque se cumplen las profecía de Sodoma y Gomorra al alcance de un clic.Las peores, las más hernecidas, duchas en la felación, el sexo anal son las rusas, Crescencín. Estoy por decirte que casi me enamoro de una. Una siberiana guapísima. Aparece en su portal luego cierra la ventanilla cuando es requerida por alguno de sus lujuriosos solicitantes para un privado. Regresa al cabo de un cuarto de hora todo despelujada y dando la impresión de que el cliente de turno la ha dado una paliza luciendo moratones en nalgas y pechos.
─Uy por Dios y esa porquería miras
─Se llama Estrella y yo trataba de convertirla hablándole de las penas del infierno.
Me escuché con atención y luciendo una cara virginal con aire de no haber roto nunca un plato. Le hablo de que la prostitución es no solo peligrosa para la salud del alma sino del cuerpo también. Le hablo como diacono de la iglesia rusa pero por toda respuesta me mostró un gran cipote de plástico y dijo una blasfemia este es mi Dios. Fue vendida por un macarra judío y acabó en Estambul en un lupanar pero consiguió regresar a San Petersburgo donde se gana la vida haciendo la carrera. Sexo cibernético.
─Esta Estrella, Crescente, ilumina los cielos tenebrosos del terror del milenario.
─Pero hombre, querido colega, ya no eras aquel piadoso seminarista que ibas camino de la capilla con los ojos bajos ¿cómo te metes en esos tinglados pecadores? Mucho cambiaste´¿Por qué lo haces?
─Porque tengo ordenes sagradas bizantinas- Así me lo encargó el obispo, Parra, hay que traer a las descarriadas al redil y porque soy periodista y me gustaría anunciar a la juventud de los peligros de estas corrupciones, de estas putas.
─Esas pobres mujercillas acabarán en la cárcel, el hospital o la calle
─Sí ciertamente. Vosotros los que os quedasteis en el seminario ─le digo a mi antiguo colega─ no sabéis la fuerza que tiene el diablo y yo donde me ves soy un luchador contra la bestia. Vivis en la inopia. escuchando a la COPE, la radio de los obispos.
Mi confesor frunce el ceño y tarda de reaccionar unos minutos a mi interpelación para decir:
─No te puedo dar la absolución
─¿Por qué?
- Pravedad de materia, el pecado es tan grave que se escapa a la linde de mi jurisdicción. Tienes que ir a Roma y que allí el papa te levante la excomunión. Yo no puedo, Parrita, soy sólo penitenciario de una catedral y doctores tiene la Iglesia...
El viejo penitenciario Crescente se hace de pensas. El Crescentín, al que yo tanto apreciaba cuando éramos latinos y jugábamos al futbol en Baterías aquel viejo campo de futbol, me despide con cajas destempladas y yo estoy a punto de mandarle a tomar por culo pero aprieto las cuentas de mi rosario y me voy que bufo. Dios los perdone a él, a Estela, a una iglesia que no ha sabido estar a la altura en su lucha contra el diablo. Esperemos que el papa León XIV retorne a la iglesia de Roma por donde solía. Amen. Mi exomologesis acabó como el rosario de la aurora. Pienso para mi consolación que hay sacramentos que nos son dogmas sino meros símbolos y que sólo Cristo puede perdonar los pecados. No un cura inepto mal encarado y gilipollas.