REINADO DE ALFONSO VI
Finales del siglo XI la historia de España es
un bamboleo, un constante frenesí. Tres culturas desde luego pero la cruz marca
las diferencias en medio de un cristianismo monástico y abacial. Cambia el
rito. La liturgia romana sustituye a la oriental. Camino por los arribes del
Duratón y me llego Sacramenia arriba hasta la villa de Fuentidueña. Su castillo
derruido lo edificó Alfonso VI el conquistador de Toledo.
Rodrigo Díaz de vivar se atrevió a pedir al
monarca cuentas de si tuvo arte o parte en la muerte de su hermano Sancho ante
los muros de Zamora la bien cercada. El rey juró sobre unos santos evangelios
copiados por un monje del Bierzo. El rey a su vasallo jamás le perdonó la
afrenta. Alfonso ▬ dicen ▬ las crónicas al imponer su mano sobre la escritura
mudó de color y de ahí vino la persecución y el dicho oh Dios que buen vasallo
si hubiese buen señor que tanto les toca a los buenos españoles. Aunque aun no
era llegada la hora de los cobardes.
Santa Gadea de Burgos como san Julián de los
Prados y san Juan de Lillo, emplazamientos astures, o san Baudilio de Berlanga
en Soria, serán iglesias juraderas siguiendo la tradición de los godos cuyas
monarquías eran electivas y practicaban una religión cristiana con aditamentos
del paganismo y del arrianismo. Era una
fe ecléctica, salpicada de embolismos sin llegar a la confusión que se vive por
ejemplo en nuestro siglo. Para los visigodos el honor era más importante que la
misma vida. Lo imponía el signo de los nuevos tiempos: estaba cambiando el
ciclo.
En 1073 había sido elegido pontífice un
oscuro fraile toscano por nombre Hildebrando. El papado de Gregorio VII empezó
entre grandes turbulencias. Quiso fundir la realeza con la dignidad pontificia.
El obispo de Roma quiere convertirse en “basileos” (rey) contraponiéndose así a
las iglesias orientales cuyos patriarcas estaban una grada por debajo del
monarca… ello va a enfrentar al papado con el emperador de Alemania. Es el tema
de la huida a Canossa.
El Cid caballero cristiano según refiere el
poema homónimo “nunca besaría al papa la mano” porque su autoridad era
espiritual. La temporal estaba bajo jurisdicción del rey pero éste a su vez
debía de pagar pechas a Dios.
Parece ser que una de las razones del
desatierro de Díaz de Vivar fue no haber querido aceptar el cambio del rito
bizantino al romano. Él se sentía muzárabe. Despues de Santa Gadea se alistó
con sus mesnadas como mercenario. Peleando unas veces contra el moro y otras
contra el cristiano. Misas cantadas antes del primer albor con epíclesis, sin
consagración, eulogía en vez de sermón, lectisternio en lugar de altar. El
sacerdote alzaba a Dios mirando hacia oriente, el Cid fue victima por su
arranque de pedir cuentas Alfonso y de cuestionar la autoridad papal de la
razón de Estado. No era un escéptico ni quiso lavarse las manos como Pilatos.
Le faltó esa habilidad pirrónica de los
supervivientes adaptados al gran mundo. Héroe epónimo, pues, pero impolítico.
No creía en los enjuagues ni en los asensos ni los maniluvios.
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