2024-03-22

GARAMALLA LA TUNICA SAGRADA. EL SEÑOR MURIÓ EN TAPARRABOS

 

Aquella gramalla sin mangas tejida de un solo hilo -Cristo se desvestía y sus siervos y seguidores duro colocarse ropajes, uno encima de, sotanas y dalmáticas, al año que viene en Jerusalén pero caminamos de espaldas al monte calvario- abolía el orden viejo. Los ornamentos de los dioses antiguos, de  Júpiter Diana Afrodita y Baco quedarían preteridos pero sus sacerdotes, sintiéndose desnudos e incapaces de imitar al que pereció en la cruz en taparrabos, no harían otra cosa en todo el tiempo que hacer mayor el cupo del “indumento”.

Casi me desternillaba de risa pero aquella hora de grandes acontecimientos fue el tiempo de los sobresaltos y de las confusiones (yo creía, pensé que; pues no señor al revés te lo digo para que lo entiendas) y de las perplejidades. Nos anegamos en un marasmo de sorpresa. Tú, Cristo bendito, viniste para confundir a los mortales. Supuestamente quedaron sin vigencia las estolas las mitras las cidarias, el efod y todos aquellos ropajes que se ponían uno encima de otro, negro sobre blanco, blanco sobre negro, para definir oficios y categorías inciertas de flámines y peanes del mundo órfico.

Degolló nuestros principios sin espada.

-        ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otros?

-        Por sus obras los conoceréis- respondió el Señor

Se rieron de él pero él no vino a traer la paz al mundo sino un orden nuevo con todo lo que ello implica: la destrucción de Jerusalén que fue desmontada piedra a piedra y los campos adyacentes de su pomerium  o arrabales, arrasados y sembrados de sal. Al pie de la cruz escuchábamos el batir de los tambores de los soldados de Tito casi tres cuartos de siglo de que aquel cerco se produjera.

-¿Y no escarmentaron los judíos?

-Por vida de Minerva, ¡qué bah! Son pueblo duro de cerviz, una alegoría de la sinrazón y estupidez humana

Era  Jesús un revolucionario. Vino a los suyos y los suyos no le recibieron. Sus vestiduras  de ajusticiado por una de esas carambolas inexplicables que hoy confunden a los soberbios (la potencia se hizo acto trascendente y se encendió el fuego de la gran luminaria y ardería por los siglos de los siglos aquel pebetero puesto que nadie será capaz de destruir el amor) eligiendo a lo más despreciable y abyecto del mundo, que de los rechazados y humillados y ofendidos hizo él su piedra basal y en menoscabo de la soberbia y de la confusión terrenales.

Debió de ser un revés para los sionistas mesiánicos. El libertador anunciado por los profetas de Israel moría en el suplicio escoltado por dos ladrones Dimas y Gestas. No me vengáis con bromas ¡Qué guasa! Vino a los suyos y los suyos no le recibieron -la frase de Juan que luego leí incansables veces martillea mis sienes- mientras los mercenarios puesto que no se puede hablar de soldados romanos que tienen otra dignidad y se echó mano de esclavos sirios para hacer aquel trabajo se rifaban con el cubilete sus paños menores. El Hijo del Hombre salvaba al mundo en taparrabos. Semejante desvergüenza ¿dónde se vio?


Pero la humilde túnica inconsútil era el símbolo del siglo futuro. El que busca su vida la perderá. A ver queremos un signo pues ese no nos vale.

La vida se la había echado el Inocente sobre los hombros a manera de chal cobijando sus espaldas doloridas cuando, varón de dolores, al cabo de cinco mil azotes y de 72 puntas de cambronera que es el peor de la especie de los espinos y la más áspera de las zarzas que horadaron sus sienes trepanaron su frente inmortal quedando ensangrentados los mechones de su rubia caballera y de su barba taheña ah que nos miraba a todos con aquellos ojos azules penetrantes como si no comprendiera la maldad del que somos capaces los humanos pero llenos de perdón hacia esa inclinación viciosa que los teólogos achacarían al primer pecado de Adán pero que a mí se me hacía muy difícil de aceptar como romano acostumbrado a mirar a los dioses con un cierto escepticismo pues sus malos ejemplos y concupiscencias y que además estaban ahí para castigar y enviar rayos y desgracias a los mortales. Si te enojabas con Júpiter, éste te taladraba con su gario y te convertías en rana.

Con los dioses no se juega. Antes de morir había que hacer mandas a Esculapio y se mandaba matar un gallo capón para que el dios de la salud tuviese una fiesta allá arriba con sus amigotes y después de expirar tenían que sujetarte la barbilla abrirte la boca y meter entre los dientes una moneda para pagar al Barquero. Esta costumbre, acicate de la codicia, fue un pretexto para que en el mundo antiguo abundasen los profanadores de tumbas. El oro era más importante que la deidad y de facto es la única divinidad que rige los designios. Oro, oro y nada más.

Fue ofrecido al pueblo en espectáculo de befa. Un esbirro lo empujó hasta la balaustrada y Jesús apareció en el enlosado del Lithostros, una caricatura de ser humano, un guiñapo.

-Ecce homo

-Tenedlo. Vedlo ahí, cabrones. ¿No queríais que lo castigase? Pues le hemos zurrado bien la badana. ¿No os dais por satisfechos?, dijo el procurador.

 No. La chusma quería más sangre. Dada su condición vil y sus adscripciones impredecible. Era el mismo morbo que conducía a la plebe de Roma al coliseo. Quería ver la sangre a chorros de los andábatas sobre la arena y que cantasen el himno. Ave Caesar los que van a morir te saludan.

Ecce Homo. Le habían colocado un manto púrpura sobre los hombros y pusieronle una caña en la mano por cetro y así compareció. No lo condenó Pilatos. Fue sentenciado a muerte por un tribunal democrático que sometía sus veredictos a votación en la casa de Anás y Caifás, sumos sacerdotes. Lo mataron los judíos. Pero la perfidia de esa raza es alegoría de la condición humana, si se quieren mirar las cosas desde un ámbito teológico, ajeno a toda manifestación racial.

Sin embargo, el pueblo elegido se convirtió en pueblo errante.

 Nunca en paz consigo mismo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

LAS SIETE PALABRAS DE XTO EN LA CRUZ EMOCIONANTE VERSIÓN DE LA TRADICIÓN PASIONISTA ESPAÑOLA EN LA VOZ DEL GRAN JOAQUÍN DIAZ

 

VIERNES SANTO QUÉ DOLOR

Viernes Santo ¡qué dolor!

Expiró crucificado

Entonces dijo angustiado

Siete palabras de amor

La primera fue rogar por sus odiosos enemigos

Oh caridad sin igual

A quienes fueron testigos

Mucho les quiso ayudar

La segunda un ladrón hizo su petición

Y además el Señor la satisfizo

Diciéndole hoy serás conmigo en el paraíso

A su madre la tercera

Palabra le dirigió

Diciendo la recibiera

Por hijo a Juan y añadió

Que él por madre la tuviera

La cuarta a su Padre amado dirige

Su acento pío

Diciéndole contristado

Dijo dos veces Dios mío

Por qué me has abandonado

La quinta estando sediento

Encontrándose rendido

Dijo casi sin aliento

Tengo sed y le fue servido

Hiel y vinagre en un cuenco

La sexta habiendo acabado

Y plenamente cumplido

Dijo muy enternecido

Todo lo profetizado

Ya está todo consumado

La séptima con fervor

Su espíritu entrega en mano

De su Padre con amor

De esta manera, cristianos,

Murió nuestro Redentor

 

 

EL DIA DE CARNAVAL

El día de Carnaval

Mucho tardó en venir

Me fui a ver a los borrachos

De la taberna salir

Ay ay ay

Trailará

Sale uno salen dos

Salen tres y salen cuatro

El último es mi marido

El jefe de los borrachos

Trailará

El día de san juan triste

No fuiste a la fuguera

Fuiste a ver a penosita

Que otro galán te la lleva

trailará

 

CANTO DEL BIERZO VALLE DE ANCARES

Maravillosa versión de Joaquín Díaz

Adiós valles de Ancares

Adiós te digo

Adiós arboles verdes

De junto al rio

La vi llorando

La vi llorando

Y dije por quién suspiras

prenda del alma

Tengo el amor ausente

Y estoy llorando

La despedida

La despedida es corta

La ausencia, larga

Quiero que te diviertas

Y no me olvides prenda del alma

2024-03-21

 

A PERRO VIEJO NO HAY TUSTUS PERO AUN VALEMOS ALGO





Antonio Parra



Con el Calixtino por libro de cabecera, guía y vademécum de peregrinaciones, un legajo del siglo XII escrito por un tal Américo Picaud, un gabacho que ya nos pone de vuelta y media a los españoles esgrimiendo los antecedentes que esboza la picaresca sobre buen pueblo pero mala gente que dijo el otro cuando se topó con los muros de Benavente (escopeta nacional y España sin españoles sería el paraíso terrenal), mi amigo don Xanti y yo nos hemos echado a los caminos, bordón en la diestra, nuestras recias botas, nuestros buenos peales, buenos propósitos y mejores resoluciones en el alma que pecadores fuimos y pecadores somos. El vino que no falte. Y el breviario de antes de la nueva reforma también iba en la mochila. Para espantar el diablo que no deja de enredar incluso en las soledades cantábamos en latín los maitines y laúdes a la aurora con el preciso himno monacal de “Iam lucis”, la tercia antes de la siesta, vísperas con el primer rayo del crepúsculo y completas al entrelubricán somnoliento. Nos lo pasamos bomba. Damos grandes rodeos al pisar las ciudades pero los viejos lugares de la Transcantábrica posábamos en veneración. Esquivábamos las carreteras y los farolillos rojos de los puticlubs que animan las cálidas noches agosteñas, cabe el arcén de las autovías, los apartábamos con un vade retro. A estas edades no es para que te den una medalla de condecoración si no te llama la atención la jodienda. A perro viejo no hay tustús. ¡Oh pecadores de la nueva Babilonia!

En una localidad del camino cantamos la Passio a dúo al pie de un Santo Cristo milagroso y lo hicimos con tanta unción, mi buen Xantipa de grave y yo atacando los agudos del cronista que narra los acontecimientos en la noche del Jueves Santo, un diácono ruso se nos agregó y bordaba los bajos del repertorio de Palestrina, que el cura y algunas beatas nos invitaron a chocolates con churros. Grande es nuestra fe y grande es España por más que me pongan como un trapo.

-Eso no tiene enmienda. A otra cosa mariposa.

Y dijo el Marquillos de Obregón y es a lo que iba pues no puedo desenredar ese enredijo de misterio que me hace tirarme al monte, claro, o buscar el refugio de las tabernas, pues la frase forma parte del laberinto en el que estamos inmersos:

Si eres por ventura español donde quiera que llegues has de ser mal recibido aunque te pongan buena cara. Que aquesa ventaja hacemos a los nacionales del mundo ser aborrecidos de todos; cuya sea la culpa yo no lo sé.

Ni yo tampoco pero vengo empapado del rocío de las veredas, con la música de algún malvís entre las orejas, el rumor del agua cerca de las cárcavas, la visión edénica de los gollizos y cuchillares, restos de antiguos glaciares que alfombran la manta de los montes de la Robla, el silencio edénico de los castañares ocultos entre las sierras, los cristos rotos y las imágenes venerandas de santos arrumbados que esperan en las iglesias cerradas a cal y canto, el tañer del cimbelillo en las ermitas del monte que a veces nos parecían tocar solas y nos parecía milagro no sé por qué, el donaire de algunas mesoneras que no niegan una sonrisa y un vaso de agua al peregrino, la borrina de los puertos, suspiros de tul en el paisaje de encaje, o el sonido isócrono de las olas sobre la mar de Vegadeo. O los ecos del canto de una salve al atardecer en alguna aldea perdida del Bierzo. O la armonía de la catedral de Santiago que dicen que el que llega allí por primera vez se transforma; si está triste se alegra y, si enfermo, cura de toditas todas, y si nervioso le penetra en el alma una calma infinita que trastoca el hervor diabólico, el tráfago luciferino de la ciudad hediendo a azufre y a exhausto de tubo de escape. Transpuesto el monte de Gozo, es cosa digna de mención que parece que se te alegran los pies y dejan de protestar como en algún tranco de la ruta en que estuvimos a punto de tirar la toalla. Gracias al vino que es sangre de Cristo y la fe. Toda esa belleza y dolor que trajo al mundo el cristianismo y que para mí sigue siendo la religión alegre y verdadera diga lo que diga don Haro Tecglén. Tachín tachén. Áteme esa mosca por el raro. Y luego en la catedral compostelana estaban los paneles que mezclan el cielo con la tierra del Pórtico de la Gloria. La perfecta caja acústica de la ortofonía con que fueran diseñadas las bóvedas. El canto llano que ensalza con salmos acompañantes el movimiento pendular del botafumeiro. Los miembros cansados, el rostro contento.

¿Habremos conseguido la gran perdonanza? No lo sé ni tampoco me importa mucho. Se hace camino al andar y es más importante Hemos ido por las ranuras de la puerta estrecha pero aquí hemos vuelto con nuevos bríos y con fuerzas de refresco.

No hay no puede haberlo país más bello en la tierra. En mi zurrón, yo hubiera querido meter en mi zurrón de peregrino tanta hermosura. No me cabía tanto amor en las alforjas. Al volver de Compostela regresaba ligerito y casi repartiendo besos.

-Oye a ver qué hacemos.

-Vamos de correría.

-¿De correría sin la guardia civil?

-De romeros camino de Compostela. A misa no voy porque estoy cojo pero a la taberna poquito a poco.

-Alguna vez habrá que compaginar la religión y la diversión y con esa idea fija en la mente hicimos la salva de los andantes. Una hogaza de pan tierno, algunos torreznos y tajadillas de la olla que saben a gloria en pleno campo y algún que otro laustibideo con un par de besos al jarro. Y de hoy en un año que el Dios nos conserve en paz y buenos

-Qui multo peregrinanntur paulo minus santificantur (mucho peregrinar y santificarse poco.

-Eso es el del Kempis. Imitación de Cristo. Pero aquel monje flamenco dice que luego se suicidó o que murió mal y por eso no lo canonizaron aunque gracias a su libro- admirable poder de la literatura que una cosa es predicar y otra dar trigo- canonizaron a muchos. Ya ve usted lo que son las cosas. Ese librillo es una fábrica de santos aunque con un poco de oscurantismo, un si es no es misoneísta y sobre todo quietista. Hoy si viviera el anónimo autor lo escribiría de otra forma. En la actualidad los émulos del evangelista actúan de otra forma pero se sigue el modelo copiando. Cristo alfa y omega hoy ayer y siempre. Y lo demuestra el hecho de que siga habiendo tantos crucificados y tantos crucifijos incluso en el canalillo del tetamen de Prosperina. Las nuevas chulas se colocan el símbolo al pecho que no saben lo que es pero que en el fondo las debe de proteger en medio de la hoguera de sus vanidades. Que les sienta como un tiro a tanta paganía.

-Cruz al revés.

-No creo que llegue a tanto. Es la puñetera coquetería. Ya sabe usted que si tres son los peligros del alma mundo, demonio y carne, las mujeres agregan otro que las pierde: el buen parecer. Pero yo quería volver a la Imitación pues de niño lo repasé cien veces.

-No me vaya usía a salir con toda una teología de la peregrinación que ya sabemos por donde va y los sabuesos de la información o de la inquisición andan peinando las Web en pesquisas de sospecha y si con barbas san Antón y si no la Purísima Concepción. Hechos. Y nada de dichos. Facta non verba que dijo el clásico. Cíñase a la banda.

Pues eso mismo. Salimos don Xanti y yo- su nombre de pila es Xantipa- un hermoso día de la transfiguración después de llevarle laureles a san Salvador cuya talla se venera desde hace siglos en un rincón junto a uno de las responsiones del lado de la epístola en la catedral ovetense. Allí es un día grande el 6 de Agosto y cumplimos la promesa del viejo rito de llevar el ramo y colocarlo a los pies de la imagen en la peana. El que a Santiago va y no visita San Salvador por honrar al siervo se olvida del Señor. Y tanto.

Por eso, muchos a Oviedo lo llevamos en el corazón. Es la ciudad de siempre, nuestro “oppidum” anímico, un refrigerio de cortesía y de elegancia, oasis en el desierto intelectual que nos aqueja, punto de fuga, venero de dichas y de desdichas, memorial de recuerdos, unos buenos y otros no tanto. Oviedín del alma, sombra de la aceitera donde don Fermín enfilaba su catalejo, plaza del Fontán y fachada de san Isidoro donde jugaba a la pelota Tigre Juan. El cuerpo podrá salir de tus recintos sagrados pero el alma jamás te abandonará. ¿Oviedo? ¡Presente!

A mí me nacieron en Segovia de la misma manera que a Clarín lo parió su madre en Zamora por una casualidad pero es – omnium consensu- que yo me he vuelto pixuetu hasta las cachas y hasta lo dice mi forma de parlar y de expresarme con giros y expresiones de la antigua fabla jovial. Dejamos la Argañosa y el roquedo del Padrún a un lado y a la vera del Nalón río matriz de las Españas con un descansín en Mieres del Camino para yantar dimos vista tras largo trajín a los airosos muros de Santa Cristina de Lena en lo alto de un mogote que fue para los primitivos asturcones monte sagrado al que escoltan rodales de castaños y un buen manto de abedules de copas esquemáticas y tronco albar.

Dios debiose de echar siesta en el paraíso antes de venirse a fundar por aquí estas encartaciones donde los horizontes son sublimes, buen refugio para el que venga huyendo del moro, o de la quema y quiera vivir a escondido. El oratorio de Santa Cristina joya embelesada del ramirense reina señero en el horizonte. Es la llave de los puertos.

Sacha, nuestro ruso y del que hablaré más adelante hizo la genuflexión prosternada según el rito bizantino ante el altar de la santa. Estaba abierta la ermita y delante del iconostasio, en pié, como mandan los cánones, entonamos el Akathistos el más antiguo himno a la Madre de Dios que se conoce. Como se nos había olvidado el griego a Xanti y a mí que también estuvo conmigo en el seminario de Comillas, lo tarareábamos dejando que el diácono ruso llevase la voz cantante. Respondíamos a la plegaria con el radesti (alégrate) cuando el oficiante concluía una de las veintitantas estrofas. Ora pro nobis.

Fue emocionante y como se nos hizo de noche allí mismo en aquel Tabor de veneración de la vieja España cristiana tiramos la boina y acampamos la noche, para, al alba, con el sol ya en las bardas de Campomanes, acometimos la recia subida al Pallares que no es grano de anís.

-Antoñito mucho te pesan las arrobas.

-Más me pesan mis pesares por mis pecados.

-Pero estás aun hecho un recental. Tira palante.

El bordón, la capa de límiste o paño de Segovia de color amusto (pardo), el sombrero capón en son de penitencia, la calabaza que yo sustituí por una cantimplora militar que me legara mi pobre padre recuerdo de los campamentos y las maniobras y todos los arreos del peregrinaje debían de ser un curioso espectáculo para los que pasaban por aquellas soledades. Estampa curiosa que no pertenecía al tiempo del ordenata y del móvil.

Los pueblos están casi desiertos, las casas deshabitadas. Ya no quedan niños y probinos los viellos no pueden ni tenerse pero alguna abuela salió a la puerta para saludarnos deseándonos buen viaje.

-Vayan con Dios

-Y que Él a usted la acompañe, hermana.

Hace treinta años hubiésemos sido un espectáculo y hubiéramos arrastrado tras nos a una recua de rapaces saliéndonos al camino a pedirnos una estampa o una perra para caramelos.

El peligro de los romeros jacobeos eran los canes. Ahora es la velocidad y hay que hacerse a la cuneta no te lleve por delante un treinta ruedas. Algunos camioneros saludaban con deferencia y otros con compasión al vernos vestidos de aquellos capisayos pasados de moda. Una malos pelos y la cara pintada de daifa que por lo que dijo nada amistoso llamándonos cabrones y del pepe por la ventanilla:

-Relicarios, tenéis más moral que el Alcoyano.

Era una rubia de bote y a mí quedaron ganas de retrucar lo del bueno de Jimmy que ya se sabe rubia de bote el chocho morenote por no caer en su misma falta de decoro y devolverla el corte de manga.

-Andididiai.

Otro motorista nos hizo el signo cabruno. Por lo visto le irritaba nuestra cruz de palo al pecho, la calabaza, la ristra de veneras y la esclavina penitente. Nosotros respondiendo bien por mal contestábamos con el signo apotrocaico o señal de la cruz que es aval de paz, de reconciliación y de volver la otra mejilla. En fin que parecíamos unas antiguallas en este siglo de vórtices y de telediarios para perder el resuello. Les da corte nuestra presencia. Nos persignamos. El paisaje era de auténtico cuento de hadas. Los pueblos de la derecha reclinados sobre el vértigo de la montaña parecían figurillas de un belén. Tanta hermosura quitaba la respiración.

Abandonamos morriñosos Asturias pero respirando a pleno pulmón el aire limpio de las cumbres. Don Xanti que anda un poco frayau con lo del azúcar perdía huelgo en algunos recuestos y hubo que parar varias veces hasta coronar el alto.

Arbás, arriba de las revueltas de Pajares, vino a darnos las tardes. Es también un emplazamiento producto de alguna nuncupativo a Júpiter pues los romanos sabían donde alzar sus piedras y prueba de ello es que en todos los lugares elegidos por ellos uno se siente siempre a gusto. Eran los arva o campos. En este emplazamiento mágico y magnífico se establecieron los cistercienses. Era el primer monasterio de las Monas o Nonas, nueve en total que abrían el paso a los límites astures como un cordón de oración y de trabajo. Fue una de las fundaciones más antiguas de los bernardos. El sitio le encantaba a Menéndez y Pidal, oriundo de Pajares, y todos los veranos se perdía por aquí.

Pero de estos extremos, así como de otros, sobre qué hacíamos tres sexagenarios locos embarcados en la aventura del Jacobeo así como de quien eran mis misteriosos acompañantes, un cura corito al que le habían quitado las letras dimisorias por darle al cristal y un diacono ruso que no sabemos de donde había salido se lo contaré en la próxima entrega, si Dios me guarda alguna semaneja más, sobre mis andanzas por el camino de Santiago, y si vuesas mercedes me dan gracia y un poquito de su paciencia. Por el momento, vale. De regreso saludo a mis lectores que a buen seguro no me habrán echado de menos pero de algo hay que morir y algo habrá que escribir y más se perdió en Cuba y regresaron cantando. Vueltos a la faena, la verdad es que te añoraba, Madrid, que ya no te quedas sin gente sino más llena a rebosar. Pues antes que te olvide, Virgen de Atocha, se secará la fuente de la alcachofa, que decía Luis Candelas que tampoco vivir muy lejos de la Mariblanca y fue allí donde le apiolaron.

  • Viene usted hoy de una euforia que lo tira.

  • Pues sí la verdad es que no me puedo quejar de la vida. Parezco un buque de guerra dispuesto al combate.

  • Hombre, no creo que esto sea la guerra



 

Canto a Nemesia.


31 de julio de 2008

está en su fielato la tía esa

recaudadora de odios su telonio

muy cara de palo

muy circunspecta

architiesa.

Y como de la danza sale la panza

a ella invistieron ordenanza

No come bodigos

come piedras

una M de Nemesia

toro sentado

manitú en la gran poltrona

una manta zamorana una mula aragonesa.

Eolo rige los vientos

cáscara amarga

y os manda a todos a la mierda

coprófaga de una sentada,

si le coges gusto a un turdo

de qué te quejas

si ella va de reina

cada uno tiene lo que se merece

pero quien nos habrá metido en el túnel

de su zapatilla de felpa

amarilla igual que la muerte

buscona del malquerencia

la venganza y el encono

la engordan a ésta.

Por no haber guapas nos largan

los pestiños.

oh Pepiño

y nos mandan a bailar con la más fea.

Enfadadas cosen las viejas

al sol, tejiendo la pleita de murmuración.

Dejaron las guapas.

Catadme las feas.

No dan besos

sino carcavuezos

y en su lodo nos hundimos

pues fe es creer lo que no vimos.

Madrid castillo famoso

todo mulleras.

Ah ya sé que aquí al que más chifla capador

y el que vale vale y el que no nombran ministro

y le dan una garita en la administración

cabe la puerta volvedera.

El chupatintas siente malestar

al cruzar el umbral cuando

le mira Nemesia

que uvas tiene la parra del cura

uvas tiene pero non maduran

y ella en los ojos

porta pica-pica

y el talle de botija

Dejemos de funcionar.

Danos y danos nemesias

a los desesperados

cuida del ventalle de la calle

y del mal airón

que de su ojo vigilante

se esparcen pulmonías

y una marejada de virus

con malquerencia

y pedreas en el portón

nordestes del desamor

y obtuvo cátedra de verduga

por oposición

que el mucho quita y nada pon

pronto llega al hondón.

Nos vamos pero no funcionamos.

Muchos aires se da quien no fue nada

y tiene todo el peligro de la mosca encaramada

a la grupa de un elefante.

España triste

España negra

pero aquí está la Nemesia

recaudadora de horas

enajenadas de odios

incubadora de pollos asesinos

calienta el nidal cada día

seis horas y media

Vampiresa de las tarascas.

No va a trabajar

que va a fichar

y a poner a todos cual digan dueñas

parasita de la Administración

enchufada del Felipón.

Ay mi Nemesia

telonaria de dias en blanco y hojas muertas.

sedente en su silla curul de innumerables pedos.

Y otras bellaquerías siniestras.

Sólo le falta el coche oficial.

dase el pico con Anacleta

garbancera de tierra de los garbanzos

y cicerona desgreñada

otra del mandilón

tambien analfabeta

que hace que pasa el trapo al polvo

Es su trabajo

y observa

A media tarde la llama con gemido

de deseo sexual

pues siendo mujeres las dos

se aman por los descansillos

cual macho y hembra

-Ay mi Nemesia

Que me estás matando.

-¿Gozas, vida?- la otra le contesta.

-Ay sí. Ay no. Ay mi Nemesia.

Mientras, ruedan cabezas.

Resoplidos del mal aquilón

que engendran el viento de la desazón y las monsergas.

Mira, esculca, se queja

y pedorrea a sus anchas

cuando el securata va al lavabo.

Una indocta que jamás fue guayabo y más de vieja

gurdando los libros quien no sabe leer.

La garduña saca las uñas

y el lobo se puso a cuidar ovejas.

Es la zorra al cuidado del corral recriado en un morral aldeano.

Vino a la ciudad y sentó plaza. Se colocó.

Pero así están las cosas

en nuestra cultureta.

Han vuelto lo oficial y lo real

y el país anda al revés.

A los generales hicieron sargentos

y a los cabos capitanes

en un ejercito de miembras

todos cabos primera.

Yo no canto a Teresa.

A quien canto es a Nemesia

Tú, zapatero, como lo ves, entregado a la obra prima de la destrucción.

Libranos tú de esta furriela.

oiga con quien está Vd hablando

ella hiberna todo el año

en sus soledad sonora y oficinesca

nostálgica de la escoba la bayeta y la lengua de trapo.

Funcionaria del tormento

y la impotencia

dios los cria y ellos se juntan

que Nemesia un revirago aprohija la disfunción erectil.

Don FO la puso uniforme

con sus correspondientes galones de ujiera.

Encontró la horma de su zapato.

Y desde entonces marca el paso

y trae todos al hilo.

Pronto se dio cuenta de que ella había nacido

para ser conserja.

Y como don Landelino en la alta cámara

todas las tardes tenemos exposición

de Nemesias.

Page lingua y tatum ergo de rondón

que esto rematará en rosario de la aurora de violencias.

Con bendición del Santisimos despues

y arrumacos a su pareja

que es tambien miembra del gremio

de la escoba y el trapo.

Dio de lado a la mopa y el estropajo

para ascender

y a ver quien la quita el puesto

carajo.

y ahora mira con aire altivo y displicente

ojos de vendimiar teneis aguela

y busca victimas entre el funcionariado.

Parece la portera de Ausschwitz.

Esto gracias a ella no es una oficina estatal sino

el cuerpo de guardia de un Consentreision Camp.

Hitler no ha muerto pues es más fea que el cartel del Holocausto.

Y bufa más que la ballena Moby Dick

Me lo dice esta pelambrera de guiñapo

de esta puta vieja

celestina ladrona remiendavirgos

tortillas y bollos face. ¿Te casco un huevo, nena?

y hurona de honras ajenas

que en las tardes se pone a llamar a voces

a Dulcinea su compadra

donde hizo rubios la lejía

y capituló hace mucho tiempo la femineidad.

y cualquier rasgo de belleza pues que fea es la tía.

Lo proclama su cara de hiena.

Es bisoja y es coja y mira de través.

Velay ahí una fiera embutida en su uniforme

con sus aires de mosquita muerta

lleva vida de conjunción copulativa.

Y es más dañina que una letrina

en pleno campo.

Aporrea gemidos y esgrime frases vengativas.

Su fuerte fue siempre la calumnia

Que algo queda.

Mas en la frente lleva las tres efes de la muerte

y anda perpetuamente en fraternidad con los demonios

haciendo la barbulla a los pucheros enfermos

de la energía vengativa.

Pedro Botero su zaguanete

y los diablos, su comitiva

oh corte de los pesares

Mala hembra comisaria de la ficha y de la nómina

gallina que cacarea en lo podre.

España quieren convertirte en un basurero

en la cloaca de Europa

país que va sin moral.

No hay justicia.

Únicamente tal y cual

porno-política, debates y denuestos del agua y el vino

entretenimientos y comidillas de prensa rosa.

Los mismos perros con los mismos collares

en cada estación.

Los mismos preguntadores

y los mismos opinadores.

Todos caras conocidas.

pero crece el miedo y esa debe de ser la Nemesis de Nemesia

subalterna paniaguada de la sopa boba.

Vete a barrer. Toma una escoba

En mirandola se refleja perfectamente en el vestíbulo

una gran calavera que dice:

Soy fea, floja y fría.

Porque porta ya lo sé

las Tres Efes de la Pelona

y una M de Nemesia (una mierda)

portaestandarte del hominido basura.

Nadie sabrá si ella es macho o hembra

pero mira todo, neutra.

Rigorosamente epicena.

Con esta gobernanta de la soplonería

y de la disciplina inglesa

iremos todos a hozar.

¡Ay Nemesia!


31 de julio de 2008