2015-10-24

BALADA DE SAN FRUTOS PAJARERO

VIVA SAN FRUTOS BENDITO. EN LA CATEDRAL DE SEGOVIA HOY NO CABÍA UN ALFILER

ANTONIO PARRA GALINDO

Para san Frutos – decía nuestro llorado don Julián García Hernando al que dimos tierra este verano- hay dos caminos. El de la Pedriza o tebaida Segoviana en lo alto de un risco donde buscó la santidad apartada y vida penitente mirando para las águilas que planean sobre las hoces y alcores del Duratón. Y El del trascoro de la catedral de Segovia donde se guardan sus restos en una urna o lucilo de jaspe sobre el retablo que labrara Ventura Rodríguez y se canta el tradicional himno todos los 25 Oct.
Yo elegí este último porque llegarnos hasta Fuenterrebollo no me vagaba. La dama de las catedrales estaba de bote en bote. Tiene un aforo para quince mil personas. Y que bien resonaban los coros y la orquesta de violines acompañando al solo. El tiple. Hace cincuenta y dos años yo fui tiple junto con Moyano, Publio Sanz y Marianillo.
Oyendo a aquel niño yo pensaba en Moyano y en Marianillo que eran dos latinos. Y que bien resonaba su alegro y el resonar de los violines bajo los elegantes empinos de las airosas y etéreas bóvedas que trazara Gil de Hontañón. No hay en el mundo gótico mas florido ni catedral más hermosa. Viva San Frutos bendito gritó al final de la interpretación un barítono .
Poco más o menos como entonces. La vida sigue igual. De José del Moral heredó la batuta Dom Frechel, canónigo precentor o maestro de capilla. Y a don Daniel Llorente de Federico le relevó en el báculo y la mitra don Ángel Rubio que no es tan alto ni lleva capa magna ni caligas ni quirotecas ni manipulo pues es toledano y más bien pequeñito y ha cambiado algo el rito.
Me fa la impresión que éste va a ser un gran obispo, muy cerca del pueblo. No suelo equivocarme en los primeros golpes de vista.
Pese a la crisis y la que está cayendo la sede de San Geroteo sigue viva y no ha muerto la ancestral fe nuestra que nos inculcaron a machamartillo.
Qué compases más exactos y que temperamento más sanguíneos los de los maestros de capilla de la sede segoviense. Y sonaron nuevamente otro año más y otro menos las estrofas de una composición del siglo XIX que todos los segovianos nos sabemos de memoria y llevamos en el corazón:
Al siervo bueno y fiel que rogando sin cesar
Consigue bienes eternos de la infinita bondad (bis)
Al que es gloria de esta iglesia patrono de esta ciudad
Como un padre de la patria y socorro universal
Bendigan todos. Bendigan todos y alaben
Su virtud angelical (tris)
Los prodigios. Los prodigios y milagros
Que a favor de sus devotos ejecutó liberal.
¿Quién los podrá enumerar? (tris)
Un icono de San Frutos me acompaña desde hace más de medio siglo. Es una foto de la estatua de que este divino anacoreta barbuda estaba en un altar de nuestro seminario viejo con escapulario de carmelita, túnica de cisterciense, un rosario enorme y un gran libro.
Para hablar de este santo de mi pueblo, una santo mozárabe que fue perseguido por amor a Cristo y por su pasión por la verdad criticando las costumbres de los godos, sus envidias, sus estrambóticos placeres y huyó al yermo con sus libros, con su bordón y su rosario que entonces no se llamaba rosario sino “tasbib” o recitación por cuentas a la manera que siguen haciéndolo los mantras y los monjes orientales y los que llevan al conocimiento y unión con la divinidad mediante la recitación del hesicasmo.
Tuvo que poner pies en polvorosa poco tiempo antes de que Segovia cayera en las garras sarracenas. Los moros nos venían pisando los talones pero seguramente más temible que los los moros debió de parecer al santo la incuria y falta de fe de los malos cristianos segovianos. Arreciaba el morbo visigótico poco más o menos como ahora. Eso que llaman envidia. El peor enemigo es el que llevamos dentro. En este país no suele venir de fuera sino de adentro. Hay mucho topo, se multiplicaban los caballos troyanos, todos los días nos tenemos que limpiar las babas de los besos de algún Judas. Ruega por nosotros, glorioso san Frutos.
Buscó las cuevas de los siete altares cerca de Sepúlveda y se instaló en la Pedriza en compañía de los suyos. Es posible que los otros dos santos que celebran con él en la fecha del 25 de octubre el martirologio romano que intercalan la fiesta tomada de los misales visigóticos, San hijo y santa Engracia no fueran sus hermanos sino su propia esposa y su hijo. En la trayectoria eremitita muzárabe los monasterios eran mixtos mucho antes de la llegada de San Benito y de la reforma de Cluny. Es igual.
Que fuera soltero o casado nada importa. San Frutos es san Frutos nuestro santo tutelar. Su rosario, recuerdo cuando pasaba por los tránsitos y le veía colgando de la cintura fue un detalle que entró con todas mis apercibimientos. Soy un desapoderado fanático del rosario y casi siempre llevo en la mano un libro pues siempre hay un ángel que me recomienda lo que a Agustín: tolle et lege. Toma y lee. Siéntate. Olvidate, desaparece. Sueña.
Que hermosa lección de la Iglesia que insufló en nosotros esas taxonomía de lo exacto por la palabra y por la letra. La lectura hace de nuestras vidas algo más sólido y determina que no seamos cañas movidas por el viento. Que no tengamos miedo. Que no cambiemos.
Eh tú, el de Aldehorno, que yo no cambio ni cambeo. Tampoco tengo miedo a nada, sólo al pecado de la envidia que es una manifestación por via de frustración que alienta en muchos corazones.. Opus Dei. Opus mei. Algunos estáis un poco locos.
La esclavina penitente de mi querido santo mozarabe es nuestro baluarte así que a vuestras amenazas ni puto caso. El cuerpo me podréis arrebatar pero ni mi alma que es de Dios y morará en las alturas más allá de las peñas grajeras y de las estrellas que contemplaba san Frutos en las augustas noches de mi tierra.
Existe una leyenda segoviana que debió de tomar en cuenta cuando Aniceto Mariñas esculpió la estatua de san Frutos que preside la puerta mayor de la catedral que dice que cuando san Frutos pase la hoja del libro de piedra que está leyendo se acabará el mundo. Anicetillo se tiraba horas y horas en la catedral para ver pasar pagina al santo. Y ésta siempre se estaba quieta por lo que coligió el artista que nunca se acaba el mundo.
Somos nosotros los que pasamos página. O nos la pasan. Y ya nos lo dirán de misas.
Fue un acto muy hermoso. Ya digo la iglesia mayor de nuestra Segovia registraba un aforo como yo casi no recordaba. Era una catedral diseñada para llenarse para estar abarrotado y allí miles de personas mirando para arriba como lelos a ver si san Frutos pasaba la hoja o escuchando embelesados su himno melodioso. El libro, el rosario, el cíngulo de cuero o de piedra, la gran calva y sus barbas bizantinas fueron sus atributos de santificación. Con ellos venció al mudo y entró en comunión con la armonía de kas esferas.
San Frutos es más que un santo tutelar. Todo un personaje entre nuestros paisanos. Y un símbolo de nuestros genes. Nos gusta leer, nos gusta aprender, somos sufridos y recios de temple y tan buenos que parecemos tontos y hasta dejamos que las palomas nos meen en la calva, pero siempre hasta cierto punto; nuestro aguante tuvo un límite. Nos gustan el cielo azul y el canto de las aves.
Y por eso le llamaban el pajarero por que en su fiesta todos los altozanos de esta tierra, todas las zarzas y los espinos se llenaban de bandadas de jilguerillos dispuestos a saltar a Africa en trayectoria opuesta a la que trae hoy el rumbo de las pateras. Recuerdos aquellas caravanas de ciclistas que veía partir por Baterías o por la Lastrilla en bicicleta con una caja forrada de hule a cuestas la liga y el cebo bien colocado en las varetas dispuestas. De Segovia es la frase de tirar varetas a pájaros para describir nuestra afición por el campo y los tomillares.
Callad la tarde regresaban los pajareros al hogar con las cestas llenas y en los bares te servían siempre un pajarito de aperitivo. Menos mal que hoy la caza con liga está prohibida. San Frutos que es un santo ecológico donde los haya y esta de guardia en el cielo para todo- algunos le invocan también contra la violencia de genero que es el mal de nuestro siglo- debe de haber intervenido para que los desaprensivos cazadores hicieran aquellos estropicios y hecatombes de gurriatos jilgueros algún tordo y más de un pardillo por donde tirábamos varetas. San Frutos er un santo para todo. Optimo remedio para todos los males. De su altar quebraban exvotos bragueros de quebraos y mechones de cabellos de niñlas muertas. Y hasta para el mal de los dientes. Reza la tradición devota que al que de vuelta a la ermita no le volverán a doler las muelas. Y tanto. ¡Menudo precipicio! San Frutos hacía equilibrios espirituales sobre aquellos gollizos que siegan el curso del Duratón como una hoz con sus piedras tajadas.
Aquellos san frutos de antaño en las casas se comía pisto y pajaritos fritos. “Cuando llega octubre el cielo se pone azul de fiesta y emigran los pajaros” así empezaba un cuento mío primerizo.
Era fiesta grande en el seminario. Terminaban los ejercicios espirituales y por la mañana al despertarnos a toque de campana bajábamos a los tránsitos donde Blas Carpintero y Zurita de Valladolid habían colocado las sotanas nuevas. Que ilusión más grande ponerse por primera vez la sotana y el birrete en las gloriosas mañanas soleadas de san Frutos. Era como un regalo de reyes.
Yo creo que desde aquel 25 de octubre de 1955 –ya ha llovido- en que me la coloque sobre mis lobos la sotana no me la he quitado nunca ni renuncié a lo esencial de mis convicciones católicos. El bonete sí. La beca roja me sirvió de bufanda o de moquero. El bonete me lo he quitado muchas veces y hasta he jugado al chito con sus puntas de cartón.
Pas barbas no las tengo tan floridas sino más ralas que mi santo cenobita mozarabe. Y como él tengo un libro en la mano. No paso la hoja. Por si acaso. Mis queridos paisanos, felicidades. Esa hoja y ese libro enhiesto marcan siempre el camino del cielo

2015-10-23

ZP Y FG HICIERON FUNCIONARIAS A LAS SEÑORAS DE LA LIMPIEZA. ASI VA ESPAÑA





DOÑA URRACA Y SU AMENAZA

 

 

 

 

 

 

 Día de Santiago pasado por agua. Zumba en mi conciencia la cólera de una cucaracha alemana que tiene las manos feas, hosca la pelambrera, torva la mirada, que bien sabe ferir. Su actitud se realza con los correajes de la Gestapo, ademán prepotente del que llega con las oposiciones ganadas. Que no respeta ni al buen hacer de una larga vida entregada a la palabra, ni a las canas. Helo, helo por da viene el infante vengador con los venablos de una violencia laboral subliminal. Violencia soterrada. No se ve pero mucho carcome y entre tanta carcomida van las alamas doloridas. Sorda, petulante. Sus palabras que retumban en mi memoria pronunciadas con voz de estropajo, has colocado mal el libro, ese carné no está cortado como dios manda y me pide la ficha. Desprecios y desconsideraciones, envidias del ser de Cucaña. Ya digo, uno vive entre mosquitas muertas y cucarachas alemanas y a las seis baja la Vixen a pasar el trapo. La Vixen es un revirago de melenas desgreñadas. Dice palabras vedadas que hacen revolver las tripas de un santo. Tu mujer, tu honor, tu madre. A un cucañero le mientan la madre y la mujer y tira de navaja pero esta violencia soterrada forma parte del esquema. Por los pasillos de los cargos vagan los fantasmas. Poco que hacer. La función hace el miembro pero, desparecida la función, el miembro no sirve para nada. Entonces llegan las ratas. Se produce el síndrome de la iglesia vacía y de tanta imagen abandonada. A las seis baja la Víbora a dar una vuelta por la planta. Hace que come y no come, hace que cena y no cena, hace que bebe y no bebe, hace que trabaja y no pega un palo al agua. Al pasar la bayeta, curiosea. Mirando con sus dos ojos enfermos de mustia flor de jara. Es del sindicato del Ladrillo Visto. El sindicato del Ladrillo Visto es una sucursal de otro más grande e infernal, libro de reclamaciones al maestro armero, que llaman las TUC o Trade Union Corporation del Por lo Visto- debe de ser el Sindicato de la Miembra- la ha confiado una misión de espionaje. Vigilame a esos funcionarios. A ver qué hacen.  ¿Funcionan o no funcionan? Ellas con furor uterino; ellos con disfunción eréctil. Así pasa lo que pasa. En esas estamos. Razón de amor, razón de odio. Verbalismo y verborrea. La Vixen era corta de estura y con mala leche. Su insatisfacción sexual le hacía ver a esta pobre mujer ver el mundo con anteojeras. Era una rasa insatisfecha. Estaba a disgusto con el mandil. Ella lo que quería era un uniforme como el de su novio/novia la Nemesia. Esa sí que había tenido suerte. Por eso en doña Vixen todo era verde. Verde de envidia. La misma cara era verde. Él había cometido una falta: el buenismo y esa panfilia había sido su perdición. Cambia el chip de una puñetera vez, ome, y piensa mal y acertarás. Que tu máxima sea siempre la fórmula de " Homo Homini lupus". Estaba en babia el pobre Verumtamen a merced de la baba de aquellos ofidios. La Vixen había nacido en el Pueblo de los garbanzos y él en Toro. Su sangre era vino de Toro. Demasiado caliente y visceral, muy impaciente. Hay que bajar el pistón. Estamos? El buenismo da malos resultados, Verumtamen; te va a conducir a la ruina. El encargo lo realiza la Vixen a pedir boca porque su abuelo era arriero y a su padre en el penal en el que purgó cadena de treinta años y un día por buen comportamiento tras haberse cargado a uno en una reyerta con navaja le nombraron cabo de vara. De raza le viene al galgo digo la galga. Y la Vixen perdonen la repetición a ver que va a pasar aquí echa la galga. Como el trabajo es poco y lo dan tasado en dosis (un lector cada dos días, un opositor que baja a pedir uno apuntes o consultar un libro de referencia) las ratas se agolpan y se lanzan en carrera por el trocito de queso que aun queda en la ratonera. Abren sus maulas carníceras, erizan las orejas, erigen sus bigotes como antenas, exhiben sus colmillos y al compañero lo desplazan o le pegan un viaje. Esto parece una pesadilla. Pero como es pesadilla democrápica (del inglés crap=mierda) pues vale.

 

 Vivimos entre ratas, mosquitas muertas, cucarachas enormes y con un adarve por espalda y coseletes de escarabajo que parecen contratos blindados, claro son de Germania, y el peligro siempre latente de una buena dentellada. Calma chica aparente que dura poco y al cabo las grandes galernas ministriles. El pasado julio hubo una crisis con lo de las miembras y renovaciones de la cúpula militar, julio siempre fue un mes peligroso, al personal no sé por qué le entra un desasosiego cósmico que más que con la política tenga que ver seguramente con esas manchas solares que regulan el comportamiento lunático y problemático de tantas pobres gentes de este infeliz país.

 

 El azacaneo se detecta en la planta. Yo tengo un sensomotor muy amplificado para cotejar estas corrientes sísmicas de nuestro subsuelo político. Debajo de nuestros pies chocan y se desplazan las costras tectónicas. Nos sentamos sobre un barril de pólvora o una gran falla y somos convidados de piedra a expensas de lo que quieran mandar las Víboras, las Mosquitas Muertas, las Cucarachas. Ello forma parte del compló que hizo de nuestra vida una existencia parasitaria. El ministrillo de Cultura como buen gallego asistía, autoridad de honor, ayer a la pontifical del arzobispo Barrio en la catedral compostelana. El prelado ni lo saludó aunque es muy melifluo y una envidiable testa sin una mala calva sobre los hombros el aire de viejo aldeano afilador y eso que le dicen poeta de no sé qué versos. No puede ser más romántico el aspecto. Tira un poco a Lord Byron este gallego.

 

 

 

 La Iglesia no anda fina últimamente. Los obispos no pueden ocultar su enojo. Y pronuncian homilías y sermones entre gestos de cabreo rezongón con tanto lego claudicante y tanto revisionista como puebla las Españas. El invento se nos viene abajo.

 

-Eso no puede ser. Dicen que es eterna. Navegará los mares arbolados

 

 De la historia la barquilla del pescador.

 

-Uy no sé yo.

 

 Recuerdo que hace cuatro años Peapá se negó a dar un abrazo al apóstol y yo dije malo. Monsergas laicas Me temí lo que tenía que ir a venir. Moros en la costa. Desasosiego en lontananza. Y uno que no se calla nunca lleva las de perder y aun no ha reparado en su vivir que no es vivir entre víboras, mosquitas muertas, cucarachas alemanas. Arriba en la garita de recepción sede de la gran conserja la Neme está igual que don Landelino Lavilla cuando era presidente del Consejo: está expuesta. Deposuit potentes de sede et exaltavit humiles. Es lo que hizo FG pero no tanto caray. Con la Neme. A los sargentos les ascendió a capitanes y a los generales degradó a cabos primera. De ahí que por el nido al ovillo se colija que vivimos en una España degradada. Razón lleva Pol Pit cuando escribe que la corrupción nos llega a las orejas.

 

 

 

 Don Felipón hizo funcionarias a las mujeres de la limpieza. Y ahora la Nemesia toda una diosa Themis cabe la puerta revolvedera controla. Cierto que por la puerta en toda la tarde como por el puerto no pasa nadie. Sólo los pensamientos que lleva el aire. Pero ella controla. Calienta el culo a la silla, llena el horario. La Neme cumple. Cumple y esculca. Vigila el cotarro. Ha trascendido las funciones de don Tintafino en su trono. Va más allá Nemesia. Tiene aires de gran jefa. La antigua fregatriz-emperatriz de la mopa y el estropajo se sitúa en su estrado de fichas y horarios. Hace que cena y no cena, hace que lee y no lee los libros de firmas. Porque no sabe leer. O muy malamente. Se ha convertido en pesadilla, en lengua delatora con su pelambrera de estropajo y sus ojos chiquitines de perdiz. Ha saltado a nuestra triste realidad desde las proféticas páginas de una novela de Orwell. Se da la importancia de una pulga ascendida al lomo del elefante. Es la conserja porque desde que los miembros ya no son sólo miembros sino también miembras a ella que no ha leído un libro en su vida pues es analfabeta, ya va dicho, y es prepóstera o prebosta, o si no lo es, hace las veces, o se lo cree, del negocio de los libros, un negocio venido a menos en este país, pues dime tú quien publica, si no es un libelo antifranquista o una guarrada, la han subido de categoría y calienta la silla que no le cabe un piñón por el canal excretorio. Es la gran veedora procuradora, la voyeuresse. Otros la llamarán boyera pues dios las cría y ellas se juntan en el departamento del sexo inverso que tanto abunda. FG y Hitler les pusieron un uniforme y ahora se dedican a marcar el paso de la oca por los pasillos de la gran soledad interior pronunciando consignas de reivindicación el talante agresivo e insolente, pensando seguramente que el macho es un ente a extinguir. Están un poco desquiciadas y dudo que tengan el alma en su almario. Me preocupa su salud mental de mi gente aunque éste es un mundo de locos en el cual vivimos. Me dan pena y risa al ver el panorama en que ha caído la Mayordomía. Vivo entre ratones de bibliotecas, opositores/opositoras con cara de sueño a los que su desaliño descubre la gran crisis interior. Este es el país del quiero y no puedo pero yo quiero ser funcionario caiga quien caiga. Me empollo todas esas retahílas del temario con normas internacionales que no valen para nada, paso el examen y ya soy bibliotecario o archivero. Y a calentar la silla. A recibir. Ahí me las den todos. Quiero calidad de vida. Joder márchate a Londres con un macuto a la aventura y quinientas pesetas como hice yo cuando tenía tu tiempo. Doña Urraca y su amenaza. En esas estamos. Perrea. Perrea. Y a recibir. lo canta el Chiquilicuatro. Es la canción del verano. Todo este menudillo, tanta piltrafa humana, los pecios del galeón que naufragó hace muchos años son las yuntas con que hay que ir a arar. El personal que abomina de Franco hace como si aún viviera y sigue soñando en la extraordinaria del 18 de julio. Las ratas se han subido a los cajones. Andan a dentelladas por un trozo de queso. Todos queremos la buena vida. Ansían un lugar al sol. Sueñan con una mesa, una silla y un ordenador pero sus demasías hacen que los paraísos se conviertan en infernales campos de concentración con la conserja ex fregatriz vigilando la Gran Puerta. A doña Neme nunca en los días de dios la veréis ponerse una falda. Gasta pantalones azul marino como la Merkel de la que se dice que sólo el Ángel Exterminador ha visto ponerse las bragas y la minifalda. Los de conserje que le brillan de gastados y han perdido la raya y por tales prendas puede colegirse su sexo. Perrea. Perrea. Doña Urraca y su amenaza. El sepulcro del cid candado con siete llaves. El Testamento de Cisneros. A media tarde suena la voz de la Neme llamando a su coima:

 

 -Perrea. Perrea.

 

 -Estoy aquí.

 

 Paso la vida entre ratas, ratones, cucarachas considerables, pues son alemanes y llegan con muchas infulas, la casa del caracol a cuestas y montadas en su ignorancia. Se las dan de cornacas, aspiran a sentar plaza de domadores de elefantes pero son conserjes, conserjas, merdellones, merdellonas, malandrines y mala gente que camina y mozos y mozas de cuerda desgreñadas que hablan de planta a planta con voces desangeladas.

 

 -Ya bajo.

 

 La Vixen sube a despedirse y darle un beso a su marido/marida. Son parejas de hecho. La conserja se quita la chaqueta, se ataca sus pantalones - veo que es un poco mari macho y ancha de caderas- y deja los galones de ujiera sobre la percha. Mañana será otro día. Perrea. Perrea.

 

-Hasta mañana.

 

 

 

 -No, hasta lueguito. Nos veremos en la cena, cari. ¿Qué te apetece? tenemos salmón ahumado

 

-Dos huevos duros revueltos en tortilla francesa-dice la Vixen con voz entre desagradable y desganada por el tabaco. Fumaba como una coracha. No podría el cronista por menos en dejar de suponer lo que en estos casos del amor homo las buenas gentes mal pensadas siempre se preguntan: Quien es el macho y quien la hembra? quien toma y quien recibe? quien es incubo y quién súcubo? quien el bujarrón, quien bardaje? El juego del amor como la vida misma es un mete y saca

 

 

 

 Perrea, perrea. Aquí hay chanchullo. Me huelo la tostada. O el pufo.

 

 Me doy cuenta de que no es más que una flor de jara. Ella también sueña con que algún día llegue no el príncipe azul sino otro FG que la haga funcionaria, la designe una covachuela y pueda arrinconar el mandil, la bata y el estropajo.

 

 Y a recibir. Eso a recibir. Ha terminado su jornada laboral y la Nemesia sale al aire de la calle y de la noche. Busca entre el trafico descendente de los bulevares la parada del autobús. Desaparece. Y para que desaparezca hago este exorcismo en la mañana lluviosa de Santana que menudo día de Santiago me dieron las cucarachas. Son una plaga como los mosquitos. A una rubia de bote que se presenta a la oposición por vez enésima lo pensé no se lo dije. ¿Y por qué no metes a puta, guapa? Pero que va. Estas no se meterán a putas. Dejan que tal menester lo desempeñe la importación de rusas y de rumanas. Ellas erre que erre. Quieren ser funcionarias para estar bajo el halda de la Vixen y de doña Nemes. Aprenderán a decir buenas con mala leche y a apuntar la segunda mirada con malas intenciones. A calcular sus moscosos. A espiar entre un rimero de papelotes. Es la maldición del Conde Duque: la burocracia. El papel de estado. Y a vivir que son dos días. A recibir. Perera. Perera. Todo lo contrario que la determinación que tomara doña Urraca cuando su padre Fernando I la dejara sin hijuela en la repartición de sus reinos.

Corría el año 1068. A García le dejó Galicia con Portugal la nombrada. A Alfonso Asturias con Sanabria y a Sancho Castilla la bien mirada.

 

Y a mí, por ser mujer dejasteme, padre desheredada.

 

 Irme yo he de esta tierra y cual mujer errada

 

 Mi lindo cuerpo serrano diera al que se me antojara

 

 A los moros por dinero y a los cristianos de gracia

 

 

 

La lozanía de estos versos que son un lamento, una amenaza y una denuncia tempranera del machismo conmueve y me da que pensar en este brumoso día asturiano cuando hoy 25 de julio se conmemora el Santiago cierra España. Esta querella es el origen de la epopeya del Mío Cid y uno de los grandes supuestos de nuestra caballería andante pues no se ganó Zamora en una hora y es precisamente esa plaza que por un lado la cerca el Duero y por otro peña tajada lo que da origen a la rebelión del Cid, al juramento de Santa Gadea, a la pérdida de su privanza. El leal castellano sigue en sus trece. Resuenan pues los ayes del lamento de doña Urraca que no debiera de ser muy ligera de cascos pues la hija del rey que ya era la coima del arzobispo de Santiago, Gelmírez, amenaza con lanzarse a la vida airada. Es el oficio más viejo del mundo, claro está. Su padre le contesta:

 

-Callades, hija, callades

 

 No digáis ya tal palabra

 

 Que mujer que la dijere

 

 mereciera ser quemada.

 

 Allá en tierra leonesa un rincón se me olvidaba

 

 Zamora tiene por nombre. Zamora la bien cercada

 

 Por un lado la cerca el Duero.

 

 Por otro Peña Tajada

 

 Aquel que vos la quitare

 

 Mi maldición tiene ganada.

2015-10-20

PIO XII Y FRANCO AYUDARON A SALVAR A MUCHOS JUDIOS PERSEGUIDOS ¡QUE POCO SE LO AGRADECIERON!

¿Conspiró el Vaticano contra Hitler?

Publicado: 20 oct 2015 07:26 GMT
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Papa Pío XII
Durante el papado de Pío XII, de nombre secular Eugenio Pacelli, el Vaticano mantuvo una política de neutralidad en la Segunda Guerra Mundial. A Pacelli, que nunca habló públicamente contra el fascismo, se lo acusaba de ser pro-nazi, o incluso amigo de Adolf Hitler. El historiador Mark Riebling, en su nuevo libro, intenta destruir los mitos presentando pruebas de que el papa, erróneamente acusado de colaborar con el régimen nazi, conspiraba contra Hitler.
La conclusión del concordato con la Alemania nazi en 1933, la insistencia en la neutralidad vaticana en la Segunda Guerra Mundial y la reticencia a nombrar explícitamente a los nazis como culpables de atrocidades y del Holocausto sirvieron de base para fuertes críticas contra el papa Pío XII, a quien muchos acusan no solo de no cumplir con el deber moral, sino también de ser antisemita y colaborar con Adolf Hitler.
Sin embargo, el historiador norteamericano Mark Riebling, justifica la postura de Pío XII, argumentando que un enfrentamiento abierto entre el Vaticano y Alemania nazi llevaría a que Hitler pusiera también a los católicos en su punto de mira.
En su nuevo libro Church of Spies (Iglesia de espías), cuya reseña fue recientemente publicada en el diario Financial Review, Riebling presenta pruebas de que Pío XII jugó un papel activo en la salvación de miles de judíos.
Asimismo el historiador estadounidense cita varios documentos que demuestran que el papa fue vinculado con conspiraciones contra Hitler, colaboraba con el movimiento de resistencia alemana y personalmente formó una red de informantes en Alemania y los países ocupados con el fin de conseguir datos necesarios para acabar con el régimen nazi.

2015-10-19

LA REVOLUCION RUSA FUE UNA CONSPIRACIÓN JUDIA


REGISTRO CHEKISTA EN LA RECTORAL. PETROGRADO 1919 DE LA NOVELA “MAÑANA POR LA MAÑANA” AUTOR LEV URVANEV

 

La culpa que nos aflige y esa turbas que recorren Europa evadidos de las guerras que ha desatado Israel me ha abierto los ojos ante la cruda realidad del mundo en este otoño de 2015 cuando unas multitud de desahuciados de sus tierras y sus negocios regresan a Europa en lo que parece ser un tiempo de cruzadas a contramano, no para rescatar los santos lugares sino para proclamar un estado apartida, no al grito de “Dios lo quiere” sino abajo las fronteras y viva la democracia.

Vienen, vienen, presidente. Pero ¿donde está Pedro Ermitaño? Los ismaelitas están perpetrando una cruzada contra Europa al revés

—Dando gritos de Alá es grande – en tono de desafío.

Sin embargo, en nuestra nueva embestida contra las cristiandades Rusia vuelve a ser un problema como lo fue en los turbios años de la revolución bolchevique.

El texto de un gran novelista ruso, oficial de la guardia, incardinado en el prestigioso regimiento Preobrayenski, León Urvanev, sirva para recordar y precavernos.

El crimen nunca paga. El mal fue entonces derrotado y lo volverá a ser tiempo adelante:

 

 

 

“había seis hombres y un oficial. A su lado estaba un joven judío con un extraño uniforme, armado de revolver. Tenía el pelo rizado, los cabellos encarnados, los labios gruesos y la nariz aguileña. Pese a su corta estatura nos miró a todos de arriba abajo con aire altivo:

-          Empezad por esa habitación- dijo el comisario judío, indicando el lugar donde el padre Alexis, el padre Cirilo su mujer, el diácono y yo tomábamos el té.

-          ¿Tú quien eres?

-          Soy el arcediano de la catedral de san Nicolás de los Marinos

-          A ver los documentos.

-          Están en mi mesa

-          Tienes la obligación de llevarlos encima

-          Y tú ¿quién eres?- dijo el oficial dirigiéndose a mí.

Saqué los papeles del salvoconducto que me había entregado el comisario cuando me contrataron para tocar en un baile de los revolucionarios

-          No es suficiente. ¿El permiso de trabajo?

-          No me lo dieron aún

Empezaron por mirar en las cómodas. Una miliciana con una gorra en punta que cargaba con un fusil atado con una cuerda. Sacó de las cajoneras ropa de mujer que había dentro y las tiró por el suelo.

   -¿Cómo tienes aquí esta ropa de mujer?

-          Pertenecía a mi difunta esposa- repuso el diácono.

El judío tiró todo el armario y lo lanzó al soldado rojo

-          ¿Dónde guardáis el dinero?

-          No tengo dinero

-          A otro perro con ese hueso. Es increíble- se reía el hebreo- ¡qué de dinero tenían los popes rusos! Bien comidos bien bebidos y bien servidos. ¿Quién no ha oído hablar de la gran barriga de los curas?

Se echó a reír. También rieron los soldados. El oficial conservó la serenidad.

-          Muy presumida era tu mujer. Esta ropa es muy fina y de ganchillo. Toma. Soy un hombre de buen corazón. Te la regalo.

El chequista judío tiró la braga hacia el diácono pero éste no se movió. Yo me agaché para recogerla y la doblé cuidadosamente. El judío buscaba cada vez con más afán. Sacó los cajones de la mesilla, abrió las cajas, miró todos los sobres. Después exclamó:

-          Oigan lo que tengo que decir. ¿Qué han hecho los popes con los tesoros de las iglesias? Las joyas los brillantes las cruces de oro? Todo lo han robado. Vendieron una parte y ocultaron la otra.

-          Eso no ha sucedido nunca ni sucederá jamás- dijo en voz baja el padre Cirilo.

-          Pues yo te digo que sí.

A continuación los soldados instigados por el judío comenzaron a hundir las bayonetas en las butacas. Rompían la tela con una ferocidad que recordaba el ensañamiento con sus presas de las bestias feroces.

-Miren, este cura tiene oculto un retrato del zar. Podemos detenerlo sólo por esto.

El oficial cogió el retrato con parsimonia y lentamente lo rompió en pedacitos. Los reunió en la palma de la mano y los esparció por el pavimento. El judío subió sobre una escalera y descolgó una imagen del Redentor.

-          Déjala, no profanes las cosas santas.

-          Sí, sí, seguro que has ocultado tu caja fuerte detrás del icono. Aquí está el tesoro.

El judío abrió la credencia y rodó por el suelo una moneda de oro.

   -Es la moneda que nos regaló el metropolita Paladio, cuando nació nuestro hijo- murmuró humildemente el padre diácono.

El judío con ira clavó su puñal sobre la imagen y nosotros empezamos a llorar.

El registro se prolongó hasta entrada la noche. Apartaron del montón para llevárselas alguna ropa blanca, las casullas y tres cucharillas de plata. Un oficial, un judío, una chica de la calle que se había dedicado a la prostitución, estaban obrando, así lo creían ellos, al servicio de una buena causa. No comprendían lo lejos que estaban de la idea de lo que era un hombre. Ellos eran la escoria humana. Luego supimos que los chequistas habían venido alertados por la delación de la mujer de uno de los sacristanes. Los judas en la iglesia de Dios nunca faltarán hasta el final de los tiempos. Se llevaron a los tres sacerdotes y de ellos nunca volvimos a saber más”

 

Lev Urvanev


“Mañana por la Mañana”

Barcelona Destino 1942, 350 pp

Capitulo V

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SANTA TERESA DE JESÚS PROVENÍA DE LA FAMILIA DE LOS ENRIQUEZ JUDIOS CONVERSOS

Siento una satisfacción personal y la honrilla premia mi esfuerzo tras la publicación de mi libro Teresa, la judía conversa. un grupo de historiadores ha llegado a la conclusión de que la santa de Ávila tan vilipendiada y tan encomiada al mismo tiempo no se llamaba Cepeda y Ahumada. Cambió el nombre, segun una costumbre de los hebreos españoles. Se apellidaba Caruana Enriquez y podía estar emparentada con Fernando el Católico, cuya madre era una Enriquez.
No me glorifico en mí sino en el espiritu que sopló y me alumbró pues la tesis de la historia era el gran desconocimiento que se tiene del personaje merced a sus hagiografos que la elevaron a la categoría de mito, el mito teresiano. Quisieron convertirla en patrona de España en sustitución de Santiago y ello creó ampollas y mucha división en torno a la personalidad de la monja inquieta y andariega. Ciertamente que tuvo sus probelmas con la inquisicionón  y cayó en algunas demasías de tipo místico erótico. Pero era muy loablo su intención de evitar que los conventos españoles se convirtieran en aparcadero de princesas viudas o "arrecogidas" que tuvieran un desliz y despechadas por sus maridos y amantes a causa de supuestos adulteriois acabasen tras el torno.
Dediqué mi libro al arzobispo de Compostela le envié un ejemplar y Su Ilustrísima ni siquiera se dignó acusar recibo ni siquiera contestarme. Este desaliento por mis pecados es un sacrificio que he ofrecido al Señor, a ese Jesús, al que tanto amaba Teresa que era una loca de Cristo, una yurdodivaia que dirían los peregrinos rusos. Me cumple el honor de haber abierto una brecha como en casi todos mis libros, publicados con grande esfuerzo economico y que siempre han topado con el desdén o el silencio espeso de la critica en una España que ha dejado de creer en la verdad y en la palabra y que se sume en un mar sin fondo de corrupciones y de vendavales políticos que al cabo resultan una tormenta en una vaso de té. Me duele sobre todo la poltronería y obtusidad de la iglesia. No cxreo en los obispos con la excepción honrosa de algunos como el arzobispo cardenal de Valencia contra el cual disparan sus dardos envenenados la gentuza más aviesa. Con su pan se lo coma. He vuelto a "clavarla". Mi abuela me dijo que yo sería un gran periodista. Puede que sí puede que no. Los resultados no me interesan pues es cosa que no depende de mí el esfuerzo el afan y el honor sí. Ladrarán luego cabalamos.
TERESA LA JUDIA CONVERSA

fuentesoto (segovia) la matanza












La matanza

 

Ya, llegado el otoño, cuando los calendarios apuntan la fiesta de San Martín bendito, en los corrales y patios bajo el bardal y cabe las puertas carreteras quiero decir la portada se escucha el berrido de los cerdos que van a ser sacrificados. Su carne será adobada para pasar el invierno. Fue el querido marrano aliento y subsistencia de mis paisanos y recuerdo la matanza como momento inolvidable de mis días de niñez. Era un día de solidaridad y de alegría que reunía a las familias. Al despuntar el día las mujeres ya tenían preparados calderos, orzas y lebrillos y un plato para recoger la sangre del interfecto. Del cerdo se dice todo se aprovecha y están buenos hasta los andares. No era tarea fácil, se requería fuerza, con la asistencia del capador y a veces del veterinario que examinaba los ijares del cochino en previsión de la triquinosis. Lo sacaban de la cohorte a rastras clavándole un garfio por la barbilla y de ahí a la toza. Acto seguido le atravesaban la garganta con un bien afilado fierro. Luego venía la chamusquina y al cabo la comida en familia en que se invitaba a miembros de la familia y allegados. Todos los años se presentaba el pastor de mi abuelo Benjamín que se llamaba Melares. Era un gañán tan simple como tragón e ignorante. En uno de aquellos banquetes cinerarios reminiscencia de la paganía ibérica, vimos llorar a Melares a lágrima viva después del primer plato:

▬¿Por qué lloras, Melares?

▬Porque me atraqué de calducho y ahora no podré con las morcillas.

Incluyo este reportaje rostros de gente muy querida de mi familia que ya duermen en La Torre. En Fuentesoto La Torre es el Camposanto

 

 

Cochin de febreru con el suo al pa al humeru dicen por estos tesos. Sin embargo, gracias a ese misterioso prodigio de la técnica que es el celular- dejo la política y me voy a meter a costumbrista o a místico- logré entablar conversación de largas parrafadas con un viejo amigo de la infancia al que considero mi s t a r e t z, y un poco mi mentor literario- él es un lector y seguidor de estos articulitos desatinados comúnmente- porque al hablar con él siempre se saca alguna enseñanza para el avío.

Pues mi tocayo me contó un chascarrillo de nuestro (él es de Vegafría y nosotros venimos de Membibre de la Hoz, antiguamente para molinos y cangrejos) pueblo:

- El ama del cura me quiere mucho que cuando mata el marrano dame calducho.

Y algo más, digo yo. Venía de Cuellar de dar tierra a un pariente suyo pero la vida sigue y como el muerto al hoyo y el vivo al bollo pues se trajeron algo de matanza, unos choricillos. Nada más sabroso en el mundo que una buena ristra del de Cantimpalos. Casi se me está haciendo la boca agua pensándolo, porque veo con el ojo de la memoria, ese tercer ojo que llevan los místicos en el cogote, según dicen, las ristras colgantes de longanizas, morcillas y algo de adobo, exvoto de guerra del aldeano afán, orgullo de su despensa y su cocina, fuera del alcance de las uñas de los gatos y hasta de los colmillos de la raposa que solía hacer visitas intempestivas al sobradillo, ese desván que tiene todas las casas de labranza de tierra Segovia y donde no se cerraban las ventanas nunca para que se oreasen los mondongos.

Asturias que es tierra noble y singular también tenía su matanza pero con otras costumbres y otros modos. Aquí se mata un poco más tarde que en nuestra tierra.

Desde noviembre a febrero se escuchaba berrear bien de mañana al gochu en los soleados y fríos días de enero y febrero. Tocaban a fiesta. Hoy vamos a llenar la andorga, chiquitos. Por aquí se los solía tener estabulados y bien cebones. En la tarea participaban todos los parientes y los vecinos arrimaban el hombro, lo que era un aval de solidaridad y de bienquerencia en aquellas aldeas, hoy en su mayor parte deshabitadas, de un tiempo que se fue.

También los coritos suelen comentar cuando a uno lo echan una mano aquello de con la ayuda de mi vecín el mio pa mató un cochin. Era una fiesta familiar y a la vez comunal. Entrañable y de las que levantan el ánimo e infunden ganas de vivir.

El otro día pude asistir a una matanza en Cangas de Tineo que es uno de los pueblos más sanos y oreados del norte de España. El aire es más fino y sutil por estas cumbres donde muestra el riñón o sus largas piernas la cordillera cantábrica, próximo a la sierra de los Ancares.

Era sábado y se habían acercado desde Avilés, Gijón y Oviedo los hijos mozos del señor que organizaba el festín. Era un verraco de más de veinte arrobas al que habían bautizado con el apodo del “Terrorista” no porque pusiera ninguna bomba sino porque era el “terror de las nenas”, en este caso, de las marranas. Cerda que cubría cerda que preñaba pariendo camadas de hasta doce lechones.

Un paisano pequeñín chocleando sus madreñas por el narvaso del corral – en otros tiempos no hubiese dado la talla y lo hubieran declarado útil para servicios auxiliares, si hubiera ido a la mili, enclenque no muy trabado de hombros pero qué fuerza y qué habilidad, vive Dios, si era todo bríos aquel hombre- se acercó a la cohorte a la agachadiza y con gran precaución porque Terrorista estaba bien armado en todos los sentidos de la palabra, lo citó como un torero reta a un eral a puerta gayola.

-Ino.. ino..ino. Quieto galán,- decía Celsín el que desempeñaba el papel de matarife casual. Muy experto con el cuchillo. Y avanzado en las buenas artes cisorias de matarifes y jiferos.

Y al decir esto le ahincó un garfio que escondía en la diestra en la papada del bicho con golpe certero y experto. El animal, que debió de barruntar que le había llegado su última hora, empezó a gruñir y a recular mirando a sus verdugos con malas intenciones. El cerdo es animal fiero e indomesticable, aunque lo califiquen de doméstico, no conoce al dueño aunque digan que su anatomía es muy similar a la del ser humano. En todos ellos se esconde el antiguo jabalí salvaje del que procede. Tampoco suda y se purifica revolcándose en el barro de las charcas. No quería por todo el oro del mundo Terrorista abandonar su inmundo habitáculo.

Entre toda una cuadrilla que apareció de no sé donde lo sacaron a rastras de su pocilga, lo maniataron y entre todos lo arrumbaron sobre la toza sacrificial. El marrano no dejaba de atizar dentelladas, menar el rabo con furor y patalear pegando unos berridos que se clavaban en las estrellas. La escena, poco apta para melindrosos, hoy suscitaría protestas en la sociedad protectora de animales, pero por esta zona las buenas gentes, habituadas a luchar contra las fuerzas de la naturaleza, la crueldad anda por otros capítulos. La telebasura suele emitir escenas más crueles o más sórdidas.

¬ -Quieto, cabrón, que casi me avías- grita Celsín apartando uno de los dedos a los que el cerdo quiso tirar un viaje

- Caguen dios

- Si dices caguen dios nunca mires para arriba-, le dice sardónico y guasón otro de la cuadrilla- Tú clava bien la poderosa ahí en eso, hazti cuenta que es Ben Laden, el enemigo del genero humano. Puxa. Empuja sin piedad, Celso del alma.

- ¿Y quien es ese?, pregunta Celsín ignorante.

- Un moro muy malo que dicen que quiere llevarse por delante a todos los cristianos. Llevan muchos años tras su pista pero no consiguen atraparlo. Se esconde en las montañas como los maquis que rondaban estos montes hace unos cuantos. Unos dicen que es un fantasma y otros que un invento de los americanos.

- Ah, pues no lo sabía- repuso el matarife sin darle demasiada importancia a la información.

Entre todos al fin consiguieron sujetarlo, no con poco trabajo y peligro para la integridad física de los “viroleros”. Y “Terrorista” vio por última vez la luz de Tineo.

Me dio la impresión de estar asistiendo a un ritual sagrado que viene celebrándose desde los romanos y esta es tierra por las que pasó la legión Asturica que llevaban entre otras cosas entre sus exuvia (exvotos) la cabeza de un puerco ondeando sobre el lábaro. No se entiende la historia de Roma sin el concurso del sus o puerco para los amigos.

El alimento de los campamentos era la carne de este animal sazonado junto con un pescado en salazón al que denominaban garium. Se bebía la posca que era un vino fuerte mezclado con hiel, vinagre y algo aguado entre cuyas propiedades anestesiaba los miembros doloridos y aminoraba el cansancio de las grandes caminatas. Posca es lo que dio a beber a Cristo cuando expiraba en la cruz. Él lo probó pero no lo bebió.

Luculo, como saben bien los sibaritas, hacía maravillas con la carne de jabalí, bocado exquisito, en los triclinios. Podían comerse un marrano entero sus comensales y no les hacía daño porque lo arrojaban en el vomitorio por arriba y por abajo y a seguir la manduca. Cosa curiosa un animal sagrado para los indoeuropeos se convierte en inmundo para los pueblos semitas.

Cristo Bendito no probó el chorizo ni el jamón- es la única merma que encuentro en la lectura de los  evangelios, me cagüenla con lo que nos gusta a los españoles el jalufo- y cuando tuvo que echar a una legión de diablos que atormentaban a un poseso los mandó arrojar sobre una peara de cerdos. Pero por estas altitudes aunque cristianos viejos y muy devotos de la Santina, de la Virgen del Carmen y de San Roque no hay moros ni judíos que detestan el jalufo. Tampoco viven empapados de teologías ni de política. Uno que es aficionado a la filología etimológica comprueba con sorpresa que la palabra cristiano se contrapone a la de pagano. Los paganos eran los de los pueblos y aldeas. El cristianismo fue, dicen sus detractores, una leyenda urbana. Nació en las ciudades envuelto en aires cosmopolitas en oposición al que residía en el campo. Las palabras suben y bajan por la cucaña de la semántica de tal forma que en ruso a los campesinos, a los simples, se los dice “ x r i t i a n i n” y lo que son las cosas el vocablo cristiano va a degenerar en cretino como sinónimo de persona lerda e ignorante. Por Tineo y sus aldeas de arriba, horma de hidalgos y de cristianos viejos, puede que no sepan mucho de tales disquisiciones. Ni falta que hace.

Baste señalar que la matanza del gochu ay carayu reviste todas las reminiscencias mágicas de la antigüedad sincretista.

Entretanto aparecen las mujeres. La abuela Jovita trae un lebrillo y lo coloca en el suelo donde recibe el goteo de la sangre del animal que expira entre estertores. Cuando el cochino estira la pata, acude una de las fias (hijas) del amo con una botella de cazalla. Se agasaja al experto matarife, el Celsín, tan enteco y tan magro de carnes que es capaz de sujetar a un novillo entre los brazos pero no lo demuestra. Debe de ser un asturiano bravío de ojos alegres y sonrisa jovial. Todos los participantes en la matanza brindan por el éxito de la operación con una unción casi religiosa. Pues ya digo entre estas casas que tienen forma circular algunas de antiguas pallozas con las techumbres cubiertas de bálago se venera, herencia romana, al marrano como a un dios ancestral.

-Salud y de hoy en un año, guajes.

-Eso es lo que fai falta y que al añu que vien todos lo veamos en amor y compañía.

El amo al que nombran Nicolás escancia otra copa de orujo y la vierte sobre uno de las patas del porcino. También esto es ritual. Hay que enterrar al bicho encomendarlo adiós y que se vaya lejos el diaño que es como mientan al diablo por estos lares. Por allí merodean los gatos, el ama les espanta diciendo chape, chape. Ladra un mastín que ha barrunta la carne desde su tenada lejana. Del vientre del cerdo sacrificado sale como humo. Están expirando los bandullos.

A esta operación sigue el de la chamusquina. Insertan una tolva de paja sobre el cadáver y luego prevenidos de una teja cada uno de los laborantes se despelleja al animal antes de destazarlo. Lo primero que se extrae es el “alma”, una tira muy grasienta entre el belfo y las criadillas. La vivisección de las criadillas tiene también su intríngulis. Es manjar exquisito para algunos paladares pues es tradición que conservan propiedades afrodisíacas y potencian la virilidad de los desganados. Los paisanos hacen chanza de las proporciones verdaderamente considerables del órgano reproductor del semental.

-Con una de esas ya me conformaba yo para toda la vida, nin.

- Y ¿pa qué quies crija si te falta verija?

- Ya me las apañaré yo- dice apodíctico como un oráculo Celsín limpiándose con una ropón las manos ensangrentadas y dando por concluida su cruenta operación

Todos se echan a reír. Y a uno de los muchachos de la casa le regalan la zambomba o vejiga que inflada adquiere las proporciones de un balón de reglamento. Sigue la fiesta pero la misión del matarife y sus ayudantes ha terminado.

Ahora la faena corre a cargo de las mujeres que se afanan acá y acullá con los barreños, pican la carne, también cebollas y cuecen la sangre para las morcillas en grandes calderos de cobre. Lloran los ojos de los convidados a causa del ácido que despide el tubérculo. Pasa el jarro una y otra vez, se cuentan historias de cuando entonces y pronto llega la hora de comer que es un banquete digno de romanos y según costumbres que sólo en España conservan los astures, gente generosa y pródiga en su hospitalidad abondo y abundante.

Las escenas que he vivido este día de febrero en esta villa entre montañas me han recordado los tiempos de mi infancia cuando el abuelo mataba el marranillo, parte fundamental de nuestra dieta castellana. Por Castilla somos más ahorrativos y frugales y los choricillos solían meterse en aceite y se conservaban dentro de una olla hasta el verano. Recuerdo que un tío mío Pedro el Sacristán, que, aunque no había leído el Lazarillo, la vida y el hambre le hicieron aprender mucha gramática parda, nos dejó a todos a buenas noches. Se las ingenió para hacer un orificio en el culo del ánfora que guardaba las longanizas y por abajo extrajo mediante un canuto las sartas de embutido que atesoraba aquel cofre. Para que la abuela no se diera cuenta introducía nabos en la boca de la olla y cubrió con cera el agujero.

Aquel año los gallegos que vinieron a segar a Fuentesoto se quedaron sin pitanza. El bueno de Pedrito, cuando se descubrió el engaño, anduvo tres días sin portar por casa, en el temor de que el abuelo que tenía su geniecito le hiciese regoldar embutidos a cintazos.

El primer plato de las comidas de matanza tenía mucho fundamento. Era el calducho a base de sangre y cebolla picada. En Membibre de la Hoz, en ca mi abuelo Parra oí en cierta ocasión contar a mi padre lo que le ocurrió al pastor Melares que era el de casa y era uno de los incondicionales invitados a la ceremonia. Acudía meneando sus piales y sus abarcas desde el aprisco, pasaba más de seis meses en la majada sin portar apenas por el pueblo. Llegaba con un hambre de seis semanas. La abuela Paula sirvió el calducho y nuestro rabadán se metió cinco tazones entre pecho y espalda. Casi reventaba. Llegó el turno de las morcillas pero allí estaba el bueno de Melares que se aflojó la correa mientras meneaba tenedores. En estas se puso a gimotear a moco tendido.

- ¿Por qué lloras, Jacintón? ¿No se te habrá muerto alguien? ¿Ocurriote alguna desgracia?- le preguntó el abuelo Parra

- Nada, señor amo, que tomé mucho calducho y ahora no puedo con las tajadas. Y me dan ganas por eso de llorar.

Fue caso muy comentado la del pastor Melares el Jacintón, discurrió de boca en boca por el pueblo durante tres generaciones y hasta le sacaron cantares. La matanza del gochu ay carayu que carayu.

Por lo demás el lomo, las manitas y la cecina solían colgarse de varales en el cocedero. A la vista de todos. Se ven pero no se tocan, niño. No solían encentarse más que cuando había un compromiso o venía visita pero al fuego del hogar y mirando para donde colgaban las morcillas nos consolábamos. Uno de los recuerdos más exquisitos que atesoraron mis papilas durante mucho tiempo era aquel tocino que en rebanadas echaba la abuela al cocido y untábamos en pan. Teta de novicia, bocato di cardinale, como se suele decir. Nunca probé exquisitez tal en mi vida, ni angulas, ni langosta, ni caviar, ni Arguiñano ni la nueva cocina, ni todos embelecos de los nuevos artistas coquinarios que no venden aire a todas horas y acabamos con el estomago vacío y la mula mal capada, y mucho te quiero, perrito pero de pan poquito. Nada en comparanza con aquella rebanada de tocinillo de los cielos que masticábamos a dos carrillos en los almuerzos del invierno.

Gracias Antoñito Valdivieso por sugerirme el tema de este artículo que estoy seguro que tú lo escribirías mejor y con más gracia pues eres solerte, un compañero al que todos queríamos emular y muy bien preparado desde cuando estudiábamos latines. Es un lujo hablar contigo Te acompaño en el sentimiento por lo de tu pobre tío. Y que en el cielo lo veamos y nos aguarde allá muchos años, tocayo. Nunca pierdas el buen humor, que no te derribe el desencanto y recuerda el espondeo de Horacio que mediamos en las clases de latín con don Valeriano:

-Ars lunga vita brevis.

Mucha salud, hermano.