2021-10-11

EL DOCE DE OCTUBRE DE 1934 FUE APLASTADA LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS

 12-10-1934 OVIEDO ES LIBERADA

 

Soy de Oviedo y no conozco el miedo

Dijo Gerardo Diego

Entró la fuerza

Los Regulares irrumpieron

A sangre y fuego

La Escandalera era un aduar

De tarbuses

Se escuchaba el canto de las lilailas

Sobre los sacos terreros

Un muecín de rodillas

Llamaba a la oración de la tarde

Arrodillado en su alcatifa

Pidiendo perdón y silencio

Moritos de caña cabalgando

Alquiceles blancos por la calle Uría

Al botasilla

Las ambulancias llevaban a los heridos y lo muertos

Un osario en Cimadevilla

¡Cuantos cuantísimos muertos¡

Épica resistencia de los defensores

Tenía miedo Dolores Medio

Que plasmó la historia

De aquel inútil y numantino empeño

En su novela “Nosotros los Rivero”

Cómo fue destruida la torre de la catedral

En el palacio del Obispo

Los últimos del asedio

Ira, odio y venganza,

Llanto por los mineros

Soy de Oviedo, soy de Oviedo

 Y no conozco el miedo

Franco dijo eran los más valerosos soldados los de Oviedo

y los Tabores de Regulares y el Tercio


¿Por qué Excelencia?

Porque luché contra ellos

Nadie olvidará la gesta

El doce de octubre del 34

Oviedo volvió a ser nuestro

Ambos bandos escribieron páginas heroicas

Quedarán para siempre grabadas

En los anales del tiempo

Yo también soy de Oviedo

Me duelen todos aquellos muertos

Lloro ante las páginas de la novela inmortal de Dolores Medio

Socialista  mujer entera y bondadosa

Feminista y española de cuerpo entero

Tuve la dicha de entrevistarla

Dios la tenga en su Reino.

11/10/2021

 





🔴 Помолись Богородице о благополучии детей и внуков. Акафист Покрову Бог...

DIA DE LA ENFERMEDAD MENTAL ESTAMOS TODOS LOCOS LA BESTIA CELEBRA SU PROPIO SANTORAL QUIERE EL PAPAFRANCISCO EL MÁS LOCO DE TODOS APEAR A LOS SANTOS DE SU PEANA Y SUSTITUIRLOS POR FESTIVIDADES LAICAS PAVISOSAS Y SANSIROLÉS SEA ANATEMA

 PERIODISMO DEL SILENCIO.

 

Antonio Parra

Me afianzo en lo superlativo huyendo de lo diminutivo de nuestra vida venial y gremial y comienzo deseándolo a Julito, al que todos queremos y conocemos de antiguo, y perdonamos sus pecados y sus pedos, sus pecadillos y pecadazos, quien no los tiene, y el que esté limpio de culpa que tire su primera piedra, pero los que sabemos qué es persecución y somos trigo limpio en medio de estos almiares putrefactos, y seguimos, impasible el ademán, (quién no ha tenido alguna bronca con Merino alguna vez, grescas de juzgado de guardia en las que sale a relucir de todo hasta las siete señas del hijoputa, mas luego no era nadie, es incapaz de guardar ningún rencor este egabrense un poco squarehead, un poco loco de Guttemberg, que yo creo que ha leído demasiados libros de Unamuno, es difícil que dé el brazo a torcer, y en él lo malo es ese puñetero pronto que tiene) muchos éxitos le auguramos en la aventura editorial que acaba de emprender. Julio es arisco y a la vez encantador como todos los cristianos viejos. No es un tornadizo ni golpista, ni nada de eso.

 El rigor a sus principios merece todos los respetos. Salta, como todos nosotros, a las páginas de la actualidad desde el Periodismo del Silencio. Ha demostrado que tiene redaños puesto que a un periodista hecho y derecho como él lo metes en galeras, en el limbo del no ser, y eso supone una medio condena a muerte.  Él lo ha aguantado con estoicismo. No en vano es paisano de Séneca.

“El otro Franco” es un buen texto aunque después de leerlo echo en falta el período ovetense del militar cuando fue destinado de comandante al Regimiento Milán. Fue en Asturias donde empezó a estudiar y a entusiasmarse con la idea de España y donde tuvo sus más y sus menos con las fuerzas vivas de la región, quienes le donaron con el apodo del “Comandantín”. Su noviazgo con una Polo también ofreció sus lados problemáticos. En dos ocasiones estuvo a punto de suspenderse el himeneo; una por la oposición de la familia y la otra a causa de la guerra de África. Fue convocado en vísperas de la boda. El lacónico Franquito dicen que dijo:

-Carmencita puede esperar. España, no.


Y así, otra vez a torear. Las balas como las cartas siempre llevan tu nombre y dirección. Cuando vienen no queda más remedio que “abrirlas” en la esperanza de que no sean letales, sólo tiros de suerte.  Las relaciones con Mola también siguen un tanto difusas e inéditas y uno de los grandes misterios de la biografía. Claro que a lo mejor a Merino en vez de un libro de trescientas páginas le hubieran hecho falta mil quinientas.

En Asturias tuvo para sí el descanso del guerrero. Largos paseos por la finca de Llanera y ya de viejo lo que más le prestaba del mundo era marchar a pescar al río Narcea y meter al “Campano” en su retel.

 Nos alegramos del triunfo de su libro sobre el General y se lo pasaríamos por el morro a más de uno, a ver si te enteras Contreras, aunque me temo que estos libros que postulan la verdad, son ponderados, ni hagiográficos, ni puras acrimonias como la de aquel  mal estudiante del colegio de san Antón, flecha de todos los campamentos y becas facilitadas por la OJE, de padre rojo luego enchufado en Sindicatos, al que en el SP llamábamos el Narices y que cuando entró en la redacción con tantos granos y diviesos en la cara pensábamos que su acné era debido a su manía masturbadora, y otros que escupen contra su pasado y las leyes de la gravedad que no perdonan hacen posar el gapo sobre sus hombros, susciten las iras y bilis del personal. En aquel tiempo en este país de carnés y de fichas catalogadas a nadie se le hacía escrutinio de sus orígenes. Una pena que vuelva a haber bandos y se excaven de nuevo trincheras con dos zanjas: ellos y nosotros. Corderos bienaventurados a la derecha y condenados y precitos cabrones y cabritos a la izquierda. Unos al cielo y otros al fuego eterno.

 Ya verás, Julito, que como volvamos a ganar, estos que ahora se desapuntan con tanto desparpajo volverán a hacer oposiciones para ingresar en el cuerpo de profesores supernumerarios con un aval del jefe de Centuria de Falange de su lejana provincia. Por cierto, el flecha del campamento, pajillero y meón, por otro nombre el Narizotas - cualquier día de estos le echan de Segovia que es mi pueblo o los cadetes le pegan una paliza que es lo que traen estas historias de remover el fango de la guerra civil que creíamos enterrada- el otro día desde una columna de la Prensa del Meneo él que formó parte de la prensa del movimiento, con pretensiones de furibundo Sansón quería derribar la cruz alzada de Cuelgamuros con los cuatro evangelistas de Avalos dentro, sus cuatro flancos y todo. Iskra de su furor. ¡Vaya un pión! Que le sirvan dinamita. ¿Volarán la montaña donde está la cripta catedral, sarcófago de tantos muertos? ¿Tendrán cojones?


 El libro suscitará reacciones de todos los colores. Los enemigos de la verdad están que trinan pues es un nombre que aún levanta ampollas y a la culebra le gusta cambiarse de camisa - a sabiendas de que en los disfraces estriba su poder de humo y confusión- y procurarán por todos los medios impedir la difusión del escrito. En otra cosa que son expertos estos manipuladores de nuestra memoria es en colocar mordazas y en tachar nombres. No pueden vivir sin pisar cadáveres y son responsables de la muerte civil de muchos escritores. Cada mañana veo toda una peña de fusilados que hacen cola para tomar el autobús. Son los muertos vivientes de don Dámaso. Pertenecen a una España de medio pelo, la que ficha y está en nómina. Madrid, poblado por siete millones de cadáveres. Una gran mega necrópolis nos espera al bajar la Cuesta de las Perdices.

 Pastueños, sometidos al régimen a éste y al que venga, con tal de conservar  la sinecura. Si les tocasen la cartera, si les echasen del ministerio a lo mejor se tiraban al monte, pero sólo entonces. De momento, estos franquistas espectros de lo que se fue sólo piensan en sobrevivir en la paz de sus adosados. Que no les molesten. Que no les vengan con milongas. Lo único importante es su vida es la hipoteca y poder hacerla frente a fin de mes o, divorciados de tres matrimonios, pasarle a la ex los gastos de alimonia. Católicos, al único santo que ponen velas es a Santa Nómina.

 Y los amigos y franquistas de toda la vida instalados en su comunidad y en sus raquíticas mentes de chorlitos y en su inteligencia minúscula de torzal, a los que la noción de un Franquito juerguista, algo librepensador y con instintos libreros, ellos que se asustan de la letra muerta y que no han leído en su vida, ni falta que les hace, se rasgarán las vestiduras. Dirán lo de te has pasado tres pueblos, majete pues tienen del Caudillo una imagen hierática, descarnada, casi inhumana de aquel gran español que se llamaba Francisco Franco Bahamonde. La utilizan como elemento de acreditación, como hicieron con José Antonio, para tener una ficha e ingresar en una plantilla. España tiene complejo de funcionario cesante.  Que vendió su alma al diablo, que se afilió al Psoe en catarata.


El problema de Franco es que es un coloso, un héroe epónimo demasiado grande para un pueblo tan capidisminuido como el español,  que vive huérfano de su antigua grandeza y al que le están engañando como a un chino desde las instancias del poder mediático e incluso desde algunos púlpitos. Como un Cid que cabalgará milenios por la historia de España Franco ahora inspira miedo. Y a sus enemigos es que les vuelve locos, vaya. Se ponen histéricos, con la sola mención de su apellido, echan espumadas por la boca, se hacen cámaras, o se mean por la pata abajo. Tiemblan a la mención mera de su nombre más que al pedrisco. Por eso despearon su estatua de noche pues descabalgarle de día no se atrevieran, no fuera que el jinete de hierro picara espuela y el general de la estatua desenvainara su espada .y el caballo saliendo de la horma de metal en la que le vació el artista se liase a pegar brincos delante de la guardia mora, como solía.

 La simple memoria les encabrita a estos sepultureros de la historia - les recuerdo que mi gran maestro Rodrigo Royo, un falangista que colocaba a rojos en su periódico,  al que tanto debemos los de nuestra generación escribió una novela bajo ese título - a estos prácticos del exterminio de la “recordatio nostra” en codicilos y libelos, tan en boga. Claro se forran. Parece que hasta que salieron a la palestra los Pío Moa, los Cesar Vidal no hubiera habido historiadores. Son coto cerrado, prestidigitadores del numerus clausus, familia endogámica que no permitirán el acceso a una tertulia, donde mandan las sociologías de don Híspido Estadístico. Con tal de subir y mantenerse en el machito estos fulanos que juegan a la derecha mandarían  a galeras al mismo Larra. Ellos son el gobierno y la oposición. Son el santo y la limosna. La tesis y la antítesis. Si tú te llegas a ellos diciendo que eres un poco la síntesis, te tomarán por un fantasma que les bajó del cielo de sopetón, y que no esperaban porque aquí hay que planificar todo. Hasta las ideas.  Por eso, si les hablas, se quedarán de piedra abriendo la boca tres palmos:

-¡Ah!

 Nuestros anales estuvieron en manos de los que perdieron la guerra civil o en manos de los ingleses. A toda una generación de españoles, la que tiene menos de treinta años, se les ha vedado el acceso a nuestro pasado. Franco- eso fue lo malo- habiendo ganado la guerra real en el campo de batalla, resultó vencido en el campo por la gran parafernalia que le fue adversa del mundo de la información, en manos siempre de los sinabobos a los que tanto admiraba. Candaron con siete llaves el sepulcro del Cid y he aquí que llegan promociones que no saben nada o que les preguntas quién era Isabel la Católica y te contestan que una guarra, que estuvo siete meses sin cambiarse la camisa.


Otra cosa que les falla es su falta absoluta de sentido del humor. Como he estudiado durante estos años los usos, costumbres, atavismos y manías de la serpiente podría volverles locos, si tiro de archivo, sé mucho de sus manías y renuncios. Pero no me da la gana hacerles el caldo. Que se jodan. Un ángel habrá borrado sus nombres del libro de la vida con el mismo afán maligno con que ellos han intentado descabalgarme y suprimirme de la lista. Para mí no existen. Son entes de razón. Entelequias literarias y políticas.

-Rubicundus erat Judas.

- Y yo creo que también mallorquín, una mosca cojonera con pecas y con gafas.

-Habló el oráculo para decir inconveniencias.

-Y ¿qué dijo?

-Chorradas. No sé si salió el chueta que lleva dentro o el subnormal profundo que le habita en el desván de su desvencijada casa.

 Sólo nos salvará la poesía y a mí es lo único que me interesa: el culto a la belleza a través de la palabra. Eso y la Venus de Milo que no era blanca ni indoeuropea sino etiope como la reina de Saba. La diosa la vi surgir entre la espuma, entre la marea humana del Intercambiador. Hermosos muslos de ébano, talle de avispa. Egregia entre todo el oleaje humano de Madrid, el malecón donde se estrellan las olas de las muchedumbres del mundo, los ilotas apátridas. La bomba de Mao nos acaba de estallar entre los dedos, pero no importa, les haremos sitio. Hablan acentos extraños, el color de su piel no es la misma, pero bufan, compiten y corren ya - Gallardón dixit- en nuestra manada. La carrera de ratas está servida. Birds of the same feather- dicen los ingleses- flock together. Pero aquí vuelan plumas muy diferentes en bandas globalizadas. Esta ciudad fue siempre hospitalaria, dura y castiza, muy milagrera, amante de verbenas y botijos y más papista que el papa, aunque ya están celebrando los funerales por España. Han labrado sobre la lápida la inscripción de “hic jacet”. No sirve darle vueltas. Adiós muy buenas y ahí te quedas.

 Ha sido una maniobra perfecta y bien orquestada, de espaldas a la galería. Ya no controlamos las riendas. Los políticos siguen mamando de la teta y a Juan español le engañan contándole cuatro monsergas. ¿Y para qué queríamos tanta información que desinforma? Yo quisiera ser analfabeto, no saber nada de estos tejes manejes de trastienda. El conocimiento allega dolor. Por eso sufrimos tanto los que sabemos.  La revolución silenciosa toca ya a su fin aunque parece que la gente está despertando, tarde y torpemente, y se da cuenta de que le han vendido la burra mal capada. Momento amargo


benedicto XVI victima de su intento ecumenista. En Roma mandan los judios que lo desalojaron

 ENTRONIZACIÓN DE BENEDICTO XVI, EL PAPA ECUMÉNICO QUE LA IGLESIA NECESITABA

 

Antonio Parra

Il Campanone repicó gordo y el mundo en la misa de entronización del nuevo papa, Benedicto XVI, creo que ha vivido momentos de gloria y de esperanza. La apelación a la unidad del Romano Pontífice así como la presencia de legados del patriarcado de Moscú, Alejandría. Antioquía, del obispo de Cantorbery y de muchas comunidades protestantes amén del mufti de Jerusalén y de imanes de varias mezquitas, ha abierto un pontificado que viene determinado por el signo ecuménico y una carga de espiritualidad y de fundamento teológico que faltó a algunos predecesores, un hecho que desde estas columnas internautas nos encargamos de apuntar con gran escándalo de muchos que se rasgaron las vestiduras y nos tildaron de blasfemos.

A la Iglesia de Cristo, después de un gran tiempo de dispersión y de imágenes arrolladoras le importaba concentrarse más sobre sí misma, reagrupar filas, acercar al hombre del siglo XXI al depósito de la fe y al mensaje del evangelio que es un comunicado de alegría, hermandad, renuncia. Y eso sólo lo podría conseguir un habitual del coro de Montecasino. Nápoles donde está situada la abadía sobre el valle de Nursia que emplaza sus muros sagrados estaba de fiesta al igual que toda Germania que ve sublimar a la cátedra de san Pedro a un bávaro - ojo que no un prusiano como lo fue Lutero- ocupando el puesto número 265 de la lista y con un nombre tan hermosamente limpio y de una gran tradición entre los sucesores de san Pedro como el de Benedicto XVI. Atención que puede ser el papa de todos poniendo a contribución toda la carne en el asador de su peso intelectual para implementar las disposiciones del Vaticano II, sin menoscabo de que proclame un regreso a la ortodoxia liturgia, pero siempre desde el espíritu del amor y de la caridad, nunca desde los apriorismos y las descalificaciones gratuitas, según la regla que siguen algunos de sus detractores que ya los empieza a tener este hombre bendito y se han despachado a su gusto con insultos y bajezas hirientes. Alguna prensa sobre todo la inglesa y la española me hacía pensar en las páginas más burdas de “Fray Candil” y de la inmensa pléyade de libelos anticlericales del siglo XIX.

Pero que nadie espere la canonización de la sodomía, para confusión de Mr. Cobblers. El pecado nefando es una aberración contra natura. ¡Pobrecillos! Merecen nuestra pena y nuestras oraciones, nunca un  sitial de privilegio en la Iglesia, que ha sido siempre cosa de hombres y de mujeres entregadas a la causa del evangelio nunca a la condonación del vicio o a una impropiedad de natura.


En cualquier caso todo esto es adjetivo. Nada tiene que ver con la sustancia. A lo largo de estas tres o cuatro semanas que han conmovido al mundo hemos podido constatar aquellos que vivimos con la antena bien desplegada la mano del Espíritu Santo. La elección de Ratzinger puede ser una de sus dádivas. El primer papa alemán que yo recuerde fue Gregorio V antecesor de Silvestre II, el inventor del reloj y por el cual sienten al otro lado de los Alpes significada reverencia, ya que celebran con más fervor que ningún otro pueblo la “Sylvester Abend”, último día del año.  También hubo otro papa tudesco, aunque en realidad era flamenco, Adriano VI pero que en la cronología cuenta como de tal nacionalidad. Los Estados Pontificios deben su origen y personalidad a Carlomagno y sobre todo a su hijo Pipino el Breve que otorgó a los obispos de Roma el poder temporal sobre territorios hasta que éstos le fueron arrebatados por Napoleón.

Por lo demás la historia del pontificado está íntimamente entreverada con el Sacro Imperio Romano Germánico. La defensa de la religión fu el móvil que puso en pie de guerra a Carlos V en el cenit de la gloria pero hubo también momentos de desdoro como, por ejemplo, la lucha por las investiduras, la huida a Canosa y la abducción a penitencia del propio Enrique IV que se posternó a los pies del papa Gregorio VII, otro monje benedictino que acabó sus días en el destierro y despojado de su silla apostólica por el emperador actuando en rigor de venganza. Cosas de los hombres pero con tales mimbres teje la pleita de su cesto misterioso el Divino Paráclito.

Hemos consultado la relación de nombres papales y el que se ha impuesto Ratzinger y el de Benedicto se distingue por haberlo tomado sacerdotes de una gran espiritualidad, de un fuerte sentido canónico. Son grandes pacificadores aunque no han dado ningún santo, sólo un beato Benedicto XI y sí un antipapa y que era español: Benedicto XIII que por no querer renunciar a su sede en Aviñón se retiró a vivir a Peñíscola permaneciendo en sus “trece” sin corregegirla ni enmendalla hasta su muerte en la localidad castellonense.


Este alemán seguro que hará bien las cosas. Está dotado de un fuerte carisma y tiene una sonrisa humilde y unos ojos claros, descripción muy distante del sambenito de inquisidor o del remoquete de “rothweiler” que le han endosado los ingleses. Ellos la verdad no se distinguen por la elegancia de maneras a la hora de referirse al obispo de Roma al que designan por lo menos el “bloody pope”.

-No bloodys and no fucks, Mr. Parra – me decía a mí el director de un colegio en una escuela del Norte de Inglaterra en la que enseñé castellano.

Y luego de ahí para arriba haciendo caso omiso de las proverbiales reglas de cortesía. Los ingleses siempre tan relamidos y pulidos pueden resultar bastos y lenguaraces. Lo he observado siguiendo los programas de la BBC y del Sky News acerca de la preconización del nuevo pontífice que apenas han tenido cobertura de forma muy desemejante a la que dieron a la muerte de Juan Pablo II, caso insólito y tenido por un santo en las Islas. Pero en ello - y que nadie se ofenda- juegan los réditos creados por la política. Para los ingleses no hay amigos ni enemigos sólo intereses. Polonia ha sido siempre su aliado natural en la balanza de poderes contra Alemania y contra Rusia y Alemania su natural enemigo. Miserias y grandezas de la condición humana. El peso de la púrpura.

Papas ingleses sin embargo, sólo ha habido uno y los alemanes se cuentan con los dedos de la mano. Por lo general el colegio cardenalicio siempre se ha inclinado por los franceses y por los italianos. A pesar de todo, creo que Benedicto XVI parece que lo han vaciado en molde y da justo la medida del papa que todos necesitábamos, el “slandering” y el cachondeo de los británicos y de los españoles miméticos y con complejo de inferioridad frente a los hugonotes de los grandes “trusts”, para los tiempos difíciles de la primera década del siglo XXI. Puede dar la campanada en cuestiones de régimen interior (ordenación de hombres casados y admisión de la mujer al altar en órdenes anciliarias, pero nunca el presbiterado) y sobre todo la reanudación del dialogo con los ortodoxos. Este puede ser el pontífice que haga que Roma y Constantinopla vuelvan a ser una. Lo dice este plumilla que un día soñó entrar en el Russicum donde los jesuitas romanos preparaban sacerdotes para ir a Rusia. El hecho de que el metropolita Cirilo, segundo del patriarca Alejo II, asistiera como plenipotenciario a la pontifical de preconización, es un avance de muchos enteros con respecto a lo que aconteció con el papa Wojtyla. Que tuvo unas relaciones desastrosas con los rusos a pesar de ser un papa del Este.


24 de abril de 2005  


 

POR EL CAMINO DE SANTIAGO

 

 

 A PERRO VIEJO NO HAY TUSTUS PERO AUN VALEMOS ALGO

 

 

Antonio Parra

 

Con el Calixtino por libro de cabecera, guía y vademécum de peregrinaciones, un legajo del siglo XII escrito por un tal Américo Picaud, un gabacho que ya nos pone de vuelta y media a los españoles esgrimiendo los antecedentes que esboza la picaresca sobre buen pueblo pero mala gente que dijo el otro cuando se topó con los muros de Benavente (escopeta nacional y España sin españoles sería el paraíso terrenal), mi amigo don Xanti y yo nos hemos echado a los caminos, bordón en la diestra, nuestras recias botas, nuestros buenos peales, buenos propósitos y mejores resoluciones en el alma que pecadores fuimos y pecadores somos. El vino que no falte. Y el breviario de antes de la nueva reforma también iba en la mochila. Para espantar el diablo que no deja de enredar incluso en las soledades cantábamos en latín los maitines y laúdes a la aurora con el preciso himno monacal de “Iam lucis”, la tercia antes de la siesta, vísperas con el primer rayo del crepúsculo y completas al entrelubricán somnoliento. Nos lo pasamos bomba.  Damos grandes rodeos al pisar las ciudades pero los viejos lugares de la Transcantábrica posábamos en veneración. Esquivábamos las carreteras y los farolillos rojos de los puticlubs que animan las cálidas noches agosteñas, cabe el arcén de las autovías, los apartábamos con un vade retro. A estas edades no es para que te den una medalla de condecoración si no te llama la atención la jodienda. A perro viejo no hay tustús. ¡Oh pecadores de la nueva Babilonia!

En una localidad del camino cantamos la  Passio a dúo al pie de un Santo Cristo milagroso y lo hicimos con tanta unción, mi buen Xantipa de grave y yo atacando los agudos del cronista que narra los acontecimientos en la noche del Jueves Santo, un diácono ruso se nos agregó y bordaba los bajos del repertorio de Palestrina, que el cura y algunas beatas nos invitaron a chocolates con churros. Grande es nuestra fe y grande es España por más que me pongan como un trapo.

-Eso no tiene enmienda. A otra cosa mariposa.

Y dijo el Marquillos de Obregón y es a lo que iba pues no puedo desenredar ese enredijo de misterio que me hace tirarme al monte, claro, o buscar el refugio de las tabernas, pues la frase forma parte del laberinto en el que estamos inmersos:

Si eres por ventura español donde quiera que llegues has de ser mal recibido aunque te pongan buena cara. Que aquesa ventaja hacemos a los nacionales del mundo ser aborrecidos de todos; cuya sea la culpa yo no lo sé.

Ni yo tampoco pero vengo empapado del rocío de las veredas, con la música de algún malvís entre las orejas, el rumor del agua cerca de las cárcavas,  la visión edénica de los gollizos y cuchillares, restos de antiguos glaciares que alfombran la manta de los montes de la Robla, el silencio edénico de los castañares ocultos entre las sierras, los cristos rotos y las imágenes venerandas de santos arrumbados que esperan en las iglesias cerradas a cal y canto, el tañer del cimbelillo en las ermitas del monte que a veces nos parecían tocar solas y nos parecía milagro no sé por qué, el donaire de algunas mesoneras que no niegan una sonrisa y un vaso de agua al peregrino, la borrina de los puertos, suspiros de tul en el paisaje de encaje, o el sonido isócrono de las olas sobre la mar de Vegadeo. O los ecos del canto de una salve al atardecer en alguna aldea perdida del Bierzo. O la armonía de la catedral de Santiago que dicen que el que llega allí por primera vez  se transforma; si está triste se alegra y, si enfermo, cura de toditas todas, y si nervioso le penetra en el alma una calma infinita que trastoca el hervor diabólico, el tráfago luciferino de la ciudad hediendo a azufre y a exhausto de tubo de escape. Transpuesto el monte de Gozo, es cosa digna de mención que parece que se te alegran los pies y dejan de protestar como en algún tranco de la ruta en que estuvimos a punto de tirar la toalla. Gracias al vino que es sangre de Cristo y la fe. Toda esa belleza y dolor que trajo al mundo el cristianismo y que para mí sigue siendo la religión alegre y verdadera diga lo que diga don Haro Tecglén. Tachín tachén. Áteme esa mosca por el raro. Y luego en la catedral compostelana estaban los paneles que mezclan el cielo con la tierra del Pórtico de la Gloria. La perfecta caja acústica de la ortofonía con que fueran diseñadas las bóvedas. El canto llano que ensalza con salmos acompañantes el movimiento pendular del botafumeiro. Los miembros cansados, el rostro contento.

 ¿Habremos conseguido la gran perdonanza? No lo sé ni tampoco me importa mucho. Se hace camino al andar y es más importante  Hemos ido por las ranuras de la puerta estrecha pero aquí hemos vuelto con nuevos bríos y con fuerzas de refresco.

No hay no puede haberlo país más bello en la tierra. En mi zurrón, yo hubiera querido meter en mi zurrón de peregrino tanta hermosura. No me cabía  tanto amor en las alforjas. Al volver de Compostela regresaba ligerito y casi repartiendo besos.

-Oye a ver qué hacemos.

-Vamos de correría.

-¿De correría sin la guardia civil?

-De romeros camino de Compostela. A misa no voy porque estoy cojo pero a la taberna poquito a poco.

-Alguna vez habrá que compaginar la religión y la diversión y con esa idea fija en la mente hicimos la salva de los andantes. Una hogaza de pan tierno, algunos torreznos y tajadillas de la olla que saben a gloria en pleno campo y algún  que otro laustibideo con un par de besos al jarro. Y de hoy en un año que el Dios nos conserve en paz y buenos

-Qui multo peregrinanntur paulo minus santificantur (mucho peregrinar y santificarse poco.

-Eso es el del Kempis. Imitación de Cristo. Pero aquel monje flamenco dice que luego se suicidó o que murió mal y por eso no lo canonizaron aunque gracias a su libro- admirable poder de la literatura que una cosa es predicar y otra dar trigo- canonizaron a muchos. Ya ve usted lo que son las cosas. Ese librillo es una fábrica de santos aunque con un poco de oscurantismo, un si es no es misoneísta y sobre todo quietista. Hoy si viviera el anónimo autor lo escribiría de otra forma. En la actualidad los émulos del evangelista actúan de otra forma pero se sigue el modelo copiando. Cristo alfa y omega hoy ayer y siempre. Y lo demuestra el hecho de que siga habiendo tantos crucificados y tantos crucifijos incluso en el canalillo del tetamen de Prosperina. Las nuevas chulas se colocan el símbolo al pecho que no saben lo que es pero que en el fondo las debe de proteger en medio de la hoguera de sus vanidades. Que les sienta como un tiro a tanta paganía.

-Cruz al revés.

-No creo que llegue a tanto. Es la puñetera coquetería. Ya sabe usted que si tres son los peligros del alma mundo, demonio y carne, las mujeres agregan otro que las pierde: el buen parecer. Pero yo quería volver a la Imitación pues de niño lo repasé cien veces.

-No me vaya usía a salir con toda una teología de la peregrinación que ya sabemos por donde va y los sabuesos de la información o de la inquisición andan peinando las Web en pesquisas de sospecha y si con barbas san Antón y si no la Purísima Concepción. Hechos. Y nada de dichos. Facta non verba que dijo el clásico. Cíñase a la banda.

Pues eso mismo. Salimos don Xanti y yo- su nombre de pila es Xantipa- un hermoso día de la transfiguración después de llevarle laureles  a san Salvador cuya talla se venera desde hace siglos en un rincón junto a uno de las responsiones del lado de la epístola en la catedral ovetense. Allí es un día grande el 6 de Agosto y cumplimos la promesa del viejo rito de llevar el ramo y colocarlo a los pies de la imagen en la peana. El que a Santiago va y no visita San Salvador por honrar al siervo se olvida del Señor.  Y tanto.

Por eso, muchos a Oviedo lo llevamos en el corazón. Es la ciudad de siempre, nuestro “oppidum” anímico, un refrigerio de cortesía y de elegancia, oasis en el desierto intelectual que nos aqueja, punto de fuga, venero de dichas y de desdichas, memorial de recuerdos, unos buenos y otros no tanto. Oviedín del alma, sombra de la aceitera donde don Fermín enfilaba su catalejo, plaza del Fontán y fachada de san Isidoro donde jugaba a la pelota Tigre Juan. El cuerpo podrá salir de tus recintos sagrados pero el alma jamás te abandonará. ¿Oviedo? ¡Presente!

A mí me nacieron en Segovia de la misma manera que a Clarín lo parió su madre en Zamora por una casualidad pero es – omnium consensu- que yo me he vuelto pixuetu hasta las cachas y hasta lo dice mi forma de parlar y de expresarme con giros y expresiones de la antigua fabla jovial. Dejamos la Argañosa y el roquedo del Padrún a un lado y a la vera del Nalón río matriz de las Españas con un descansín en Mieres del Camino para yantar dimos vista tras largo trajín a los airosos muros de Santa Cristina de Lena en lo alto de un mogote que fue para los primitivos asturcones monte sagrado  al que escoltan rodales de castaños y un buen manto de abedules de copas esquemáticas y tronco albar.

Dios debiose de echar siesta en el paraíso antes de venirse a fundar por aquí estas encartaciones donde los horizontes son sublimes, buen refugio para el que venga huyendo del moro, o de la quema y quiera vivir a escondido. El oratorio de Santa Cristina joya embelesada del ramirense reina señero en el horizonte. Es la llave de los puertos.

Sacha, nuestro ruso y del que hablaré más adelante hizo la genuflexión prosternada según el rito bizantino ante el altar de la santa. Estaba abierta la ermita  y delante del iconostasio, en pié, como mandan los cánones, entonamos el Akathistos el más antiguo himno a la Madre de Dios que se conoce. Como se nos había olvidado el griego a Xanti y a mí que también estuvo conmigo en el seminario de Comillas, lo tarareábamos dejando que el diácono ruso llevase la voz cantante. Respondíamos a la plegaria con el radesti (alégrate) cuando el oficiante concluía una de las veintitantas estrofas. Ora pro nobis.

Fue emocionante y como se nos hizo de noche allí mismo en aquel Tabor de veneración  de la vieja España cristiana tiramos la boina y acampamos la noche, para, al alba, con el sol ya en las bardas de Campomanes, acometimos la recia subida al Pallares que no es grano de anís.

-Antoñito mucho te pesan las arrobas.

-Más me pesan mis pesares por mis pecados.

-Pero estás aun hecho un recental. Tira palante.

El bordón, la capa de límiste o paño de Segovia de color amusto (pardo), el sombrero capón en son de penitencia, la calabaza que yo sustituí por una cantimplora militar que me legara mi pobre padre recuerdo de los campamentos y las maniobras y todos los arreos del peregrinaje debían de ser un curioso espectáculo para los que pasaban por aquellas soledades. Estampa curiosa que no pertenecía al tiempo del ordenata y del móvil.

Los pueblos están casi desiertos, las casas deshabitadas. Ya no quedan niños y probinos los viellos no pueden ni tenerse pero alguna abuela salió a la puerta para saludarnos deseándonos buen viaje.

-Vayan con Dios

-Y que Él a usted la  acompañe, hermana.

Hace treinta años hubiésemos sido un espectáculo y hubiéramos arrastrado tras nos a una recua de rapaces saliéndonos al camino a pedirnos una estampa o una perra para caramelos.

El peligro de los romeros jacobeos eran los canes. Ahora es la velocidad y hay que hacerse a la cuneta no te lleve por delante un treinta ruedas. Algunos camioneros saludaban con deferencia y otros con compasión al vernos vestidos de aquellos capisayos pasados de moda. Una malos pelos y la cara pintada de daifa que por lo que dijo nada amistoso llamándonos cabrones y del pepe por la ventanilla:

-Relicarios, tenéis más moral que el Alcoyano.

Era una rubia de bote y a mí quedaron ganas de retrucar lo del bueno de Jimmy que ya se sabe rubia de bote el chocho morenote por no caer en su misma falta de decoro y devolverla el corte de manga.

-Andididiai.

Otro motorista nos hizo el signo cabruno. Por lo visto le irritaba nuestra cruz de palo al pecho, la calabaza, la ristra de veneras y la esclavina penitente. Nosotros respondiendo bien por mal contestábamos con el signo apotrocaico o señal de la cruz que es aval de paz, de reconciliación y de volver la otra mejilla. En fin que parecíamos unas antiguallas en este siglo de vórtices y de telediarios para perder el resuello. Les da corte nuestra presencia. Nos persignamos. El paisaje era de auténtico cuento de hadas. Los pueblos de la derecha reclinados sobre el vértigo de la montaña parecían figurillas de un belén. Tanta hermosura quitaba la respiración.

Abandonamos morriñosos Asturias pero respirando a pleno pulmón el aire limpio de las cumbres. Don Xanti que anda un poco frayau con lo del azúcar perdía huelgo en algunos recuestos y hubo que parar varias veces hasta coronar el alto.

Arbás, arriba de las revueltas de Pajares, vino a darnos las tardes. Es también un emplazamiento producto de alguna nuncupativo a Júpiter pues los romanos sabían donde alzar sus piedras y prueba de ello es que en todos los lugares elegidos por ellos uno se siente siempre a gusto. Eran los arva o campos. En este emplazamiento mágico y magnífico se establecieron los cistercienses. Era el primer monasterio de las Monas o Nonas, nueve en total que abrían el paso a los límites astures como un cordón de oración y de trabajo. Fue una de las fundaciones más antiguas de los bernardos. El sitio le encantaba a Menéndez y Pidal, oriundo de Pajares, y todos los veranos se perdía por aquí.

Pero de estos extremos, así como de otros, sobre qué hacíamos tres sexagenarios locos embarcados en la aventura del Jacobeo así como de quien eran mis misteriosos acompañantes, un cura corito al que le habían quitado las letras dimisorias por darle al cristal y un diacono ruso que no sabemos de donde había salido se lo contaré en la próxima entrega, si Dios me guarda alguna semaneja más, sobre mis andanzas por el camino de Santiago, y si vuesas mercedes me dan gracia y un poquito de su paciencia. Por el momento, vale. De regreso saludo a mis lectores que a buen seguro no me habrán echado de menos pero de algo hay que morir y algo habrá que escribir y más se perdió en Cuba y regresaron cantando.  Vueltos a la faena, la verdad es que te añoraba, Madrid, que ya no te quedas sin gente sino más llena a rebosar. Pues antes que te olvide, Virgen de Atocha, se secará la fuente de la alcachofa, que decía  Luis Candelas que tampoco vivir muy lejos de la Mariblanca y fue allí donde le apiolaron.

Viene usted hoy de una euforia que lo tira.

 Pues sí la verdad es que no me puedo quejar de la vida.  Parezco un buque de guerra dispuesto al combate.

 Hombre, no creo que esto sea la guerra

  

 

 

Me estoy temiendo la fecha de 2009 por algo que diré ayuso  con motivo de la llegada masiva de las pateras y el libro de las grandes reivindicaciones históricas que algunos dedos malignos abren hacia atrás y con tal de causar el mayor daño, con ánimo de injuria y grave daño moral, y de escupirnos en la sopa. Reivindicarán estos la memoria de Miramamolín y los intelectuales del pesebre se entregarán a la disipación y lucubración inteligente sobre el regreso de la algara. Esto de la alianza de civilizaciones no es más que un pretexto para execrar nuestro pasado y volvernos las mangas del revés. Los  moros tuvieron que partir porque, vencidos en el campo de batalla, no quisieron aceptar nuestras reglas. Sencillamente no se adaptaron y picados de su orgullo se mofaron de los usos y costumbres. Han pasado cuatro siglos y seguimos en las mismas.

 Fray Hernando de Talavera a raíz de la toma de Granadas fue encargado por los Reyes Católicos de predicarles el Evangelio, tratarles benigno y con tolerancia pero los imanes reían en las propias barbas del arzobispo y confesor de la reina santa o se limpiaban el culo con las páginas de Marcos y Lucas. Total que siguieron aferrados a sus costumbres y practicando el bandolerismo. Tuvo que venir Cisneros, más drástico y puño de hierro en guante de seda pero menos contemporizador, y devolver el ten con ten haciendo con el Alcorán en la plaza pública una almenara. Lo que ha ocurrido el 7J testimonia que por desgracia el islam aunque predique la paz con la boca pequeña en el fondo es una preceptiva de guerra. Alá es grande. Este grito que entona el almuédano todos los días cinco veces desde lo alto del minarete es una convocatoria en verdad a la yihad.

¿Tendrá que volver a meterlos en vereda don Juan de Austria?

Triste realidad que a los españoles ocho siglos de continuo batallar lo refrenda pero aquí no se quiere ver la realidad, nos  venden humo y lo compramos a toneladas (ay si el humo gravara) con eso de la alianza de las civilizaciones, todo un invento que les sirve a los hijos del Imperio Dañado de antídoto o de pretexto para reconquistar la promisión mientras que para el Occidente será todo una triaca que acusará sus efectos mortíferos no tardando mucho. Nos dan belladona y la ingerimos por esa boquita como si fuese tila o hierba maría luisa. Hemos metido el enemigo en casa y estamos incubando los virus deletéreos que acabarán con nuestro organismo. Lo de esos chicos paquistaníes del Yorkshire y tan británicos que uno vendía fishandchips corrobora tal presunción. Y aquí cuando las morerías tan populosas como las de Barcelona, Valencia, Madrid o el Viejo Reino de Aragón y nada digamos de Murcia porque esta gente no ha venido  a ciegas sino guiados por sus consuetas que les han apuntado el papel de vengadores de Boabdil, la emprendan a hostias con ese furor ciego, ese fanatismo que los caracteriza, veremos grandes motines y convulsiones interétnicas. La secuencia de bombas y atentados terroristas no ha hecho sino comenzar.

-No hay que olvidar tampoco lo que pasa en Yugoslavia.

-Ni en el Bronx.

Esto del melting pot va a causar a nuestros nietos más de un dolor de cabeza. El mestizaje que practicaron los españoles en América, nunca los ingleses ni los alemanes protestantes, fue uno de los regalos del catolicismo a la cristiandad pero está visto y comprobado que sin la cohesión de los lazos  religiosos esto de la mezcla de razas es un wishful thinking... la religión y de ahí religare es lo que más ata y vincula al persona pero los españoles nunca estuvimos tan desvinculados.

Me temo que el 1609 se convierta en una gran vendetta contra el rumbo y el perfil de uno de los aspectos más señeros de la historia: el triunfo de la fe evangélica. Vendrán los comisarios y farautes de los poderes oscuros e intentarán transformarla en el watershed de 1492. Al fin y al cabo todos sabemos que moros y judíos en España siempre se en tendieron bajo cuerda y de hecho Rabat es un gran bastión sefardí. Y ambas creencias participan del mismo odio a la Cruz. Por eso dentro de cuatro años nos invadirán los estudios, monografías, simposia y seminarios acerca de la morisma. A Isabel la Católica que es para los castellanos como nuestra reina madre la volverán a poner a caldo y decir que era una guarra. Ya nos conocemos. ¿Quién erigirá y pondrá de nuevo en su sitio el pendón de nuestros mayores? ¿Quién se prosternará ante la cruz alzada? ¿Cuándo resucitará España? La están repoblando de etnias diversas metiendo en la piel de toro gente a mogollón y haciendo un barrido de memoria de cara a 1609. Es la hora de las tinieblas. Aleve y a la agachadiza pues aquí el pueblo no nos enteramos de nada a través de los surcos oscuros menea sus infames albarcas el sembrador de cizaña.

En ese cantoral se conmemora la expulsión de los moriscos por Felipe III. Ayer una alaroza en el autobús, sayas y mantillas, el velo de los pudores sobre la cabeza, yihlah, y móvil último modelo, me miró con odio, un odio viejo africano. Los ojos de esta muchacha no transmitían curiosidad o coquetería femenil sino revancha. A su manera iba pidiendo guerra. Pedía la mano que le quitara tanto refajos. De la misma manera que muchas esas madrileñas del todo destocadas que nos vienen haciendo un calvo desde sus levis que por detrás allá donde la espalda pierde su casto nombre, descubren el canalillo de la rabadilla y por delante los dulces y amenos recovecos que descienden al monte de Venus. ¿Qué metemos al pájaro en el infierno, niña? Oiga se está pasando usted tres pueblos.

Debía de haberse dado cuenta de mi vista pesquisidora anterior porque dicen que la cara es espejo del alma y yo soy incapaz de engañar y mi rostro debió de expresar involuntariamente la sorpresa del contraste. Mientras las españolas van medio desnudas con esos vaqueros ajustados que abrochan muy por bajo la cintura y dejan al aire el glúteo, nos fotografían el canal de la rabadilla allá por donde la espalda pierde su honesto nombre, insinuando por delante las montuosidades pilosas de la zona púbica., Las tapadas erre que erre  en su numantinismo talar. Son muy suyas estas jarifas.

-Parece que las viste una modista enemiga.

 -Quiá. Estas no van a la moda y gastan poco en ropa.

La insolencia y el gesto de desafío de la morita a mí me dio que pensar y es para que muchos políticos se llamaran a andana  contrasta con la indiferencia y suavidad de nuestras cristianas que salen a la calle prácticamente en taparrabos. Con sus abuelas eso no pasaba. En la Castilla profunda y hasta en Baleares que es más morisca todavía se tapaba a la hembra de los pies a la cabeza.

Mahoma que era un lascivo sabía sin embargo lo que se hacía pues en el juego amoroso loo que se guarda resulta más provocativo que lo que se ofrece al amante. El cristianismo que viene de Roma y de su pasión por el desnudo adora a un Dios crucificado que deja patente bien su humanidad viril velada por un paño de pudores. Toda una lección. Pero nuestros abuelos renunciando a los usos y costumbres quisieron también encerrar a sus mujeres y recatarla y aprendieron la costumbre de los musulmanes de celar la hembra.  Y tanto la celamos y guardamos con siete llaves que de ahí nos vino el renombre de celosos Yo he visto ir en mi pueblo ir a misa a las tapadas. Si se encontraban camino de la iglesia con un hombre que no fuese su marido tenían que hacer la vista gorda.

-Ni tanto ni tan calvo.

   -Pues sí.

   -¿Me permite que le cante una copla de Segovia?

    -¡Mientras no estorbe!

 

    -Allá va:

               Arriba abajo /que a mi novia le he visto el refajo/ abajo arriba que a mi novia le he visto la liga

           Es una  vieja canción mozárabe como lo era el “Me casó mi madre” donde se capta esa doble moral, ese sentido ambiguo de la gente fronteriza.

 Estoy  por cantársela a la alaroza en el autobús de Brunete, que de tanto resayo como lleva en el cuerpo va provocativa y a lo mejor  me entendería. Además hoy me voy de v vacaciones y me importa todo un cojón de Mahoma. Donde las dan las toman. Sí señor.

CRONICA GENERAL: LOOR DE ESPAÑA

 

Antonio Parra

 

He leído los interesantes y emotivos trabajos de mi vecino de página, Félix Arbolí (cada uno tiene su estilo y su manera de hacer y al que Dios se lo dio san Pedro se la bendiga) y he pensado que para los que sentimos el periodismo y vibramos – a veces demasiado- con la palabra este tiempo y esta Web no pueden ser más interesantes. Gracias, José Luis Navas. Los que nos hemos pasado la vida haciendo un periodismo objetivo y estamos un tanto cansados de atenernos a las tres famosas seis W anglosajonas (who, whom, where. what, why, when) de las escuelas de periodismo nos desquitamos con esta visión personalísima del mundo que debe de llegar con los años y es un poco fruto de la edad provecta.

 El egotismo se ha instalado en nuestras vidas. Para eso a los viejos reporteros nos han hecho columnistas y columnista, egotista; acaso en igual medida que lo de “traduttore traitore” o traductor traidor de los italianos. Mas, esto de escribir aparte de un acto de reconciliación con el mundo es como rendir culto a nuestro amor de juventud. Las palabras no envejecen de la misma forma que el buen amor no muere jamás. Ahora bien que cada palo aguante su vela. Uno no es nada untuoso, arrastra una visión satírica de la existencia y a veces caigo en la tentación de dar leña. Un resabio del mundo escolástico de mi juventud. Nadie más ardoroso y vehemente que un clérigo cuando se encastilla en una tesis teológica. Pronto llegan los argumentos ad hominem o los palos; y los circunspectos dómines se llaman de todo. A jesuitas y dominicos les he visto yo en Comillas andar a mamporros por una simple coma o la conjunción copulativa de un silogismo.

 De lo que nadie debe de dudar es de nuestro amor a España, nuestra adscripción plena a la Iglesia y a esa fe que recibimos en la pila bautismal y de nuestra pasión por la verdad o lo que a nosotros nos parece la verdad, caiga quien caiga. ¡Bendito sea Dios! Por mucho que nos desmelenemos el cacúmen, creo que ninguno de nosotros, pobres plumíferos agitados en el egotismo agraz y torcaz, sería capaz de escribir una página tan hermosa y tan limpia como la  que extraigo de la crónica general de Alfonso X el Sabio:

“Pues esta España que dezimos, tal como el paraíso de Dios, ca riégase de cinco ríos caudales que son el Ebro, Duero, tajo. Guadalquivir, Guadiana, cada uno dellos tiene entre sí et ell otro grandes montañas; e los valles et los llanos son grandes e anchos, et por la bondad de la tierra et ell humor de los ríos llevan muchos frutos abondados (abundantes)… España es abondada de mieses, deleitosa de fructas, viciosa (llena) de pescados, sabrosa de leche de todas las cosas que della fazen; lana, venados, caza, cubierta de ganados, lozana de caballos, provechosa de mulos, segura et bien bastida de castiellos, holgada de buenos vinos de abundamiento de pan, rica de metales... briosa de sirgo y cuanto se faze dél, dulce de miel y de azúcar, alumbrada de cera, cumplia de óleo, alegre de azafrán. España, sobre todas, es engañosa, atrevida y sobre mucho esforzada en lid, ligera en afán, leal al señor, afincada en estudio, paladina en palabra, cumplida de todo bien. No hay tierra en el mundo que se le asemeje en abundancia, nin se iguale ninguna a ella en fortalezas et pocas ha en el mundo tan grandes como ella. España sobre todas es adelantada en grandeza et más que todas preciada en lealtad. ¡Ay España. No hay lengua ni ingenio que pueda contar tu bien!… Pues este regno tan noble, tan rico, tan honrado, fue derruido et estragado en una arremetida de desavenencia de los de la tierra que tornaron sus espaldas en sí mismos unos contra otros, así como si les faltasen enemigos; et perdieron allí todos, ca todas las ciudades de España fueron presas de los moros et quebrantadas et destruidas a manos de sus enemigos”

Poéticas palabras del buen Rey Sabio que nos debieran hacer reflexionar en esta solazada mañana de pascua. Una maravillosa prosa que nos invita a la meditación. Entre nosotros el guerracivilismo como denuncia este texto inigualable y profético es rémora antigua. Yo se lo pasaría por el pico a los lendakaris, ibarreches, a los del bloque BNG, a los separatistas mallorquines, catalanes y valencianos, a los cantonalistas del viva Cartagena este pasaje escrito por un rey que escribió en gallego enxeibre las Cantigas allá por el siglo XIV y se puso manos a la obra en romance cuando quiso anunciar a sus súbditos algo de más monto y sustancia. Considero un privilegio rescatarlo de su descatalogamiento y poder colgarlo aquí. Reflexionen, hermanos. Se nos va la fuerza por la boca. Inmersos en  nuestras discusiones bizantinas, el enemigo vuelve a rondar la plaza. Y éste nos divide con fruslerías y disquisiciones inanes sobre si serán galgos o podencos. Importa más que nunca España. El futuro de España. Unámonos. Que la unión hace la fuerza. Un consejo de nuestro gran Rey Sabio.

 

 

LAS CONTRADICCIONES DE TOLSTOI

 

Antonio Parra

 

Tolstoi es el genio egocéntrico alternante contradictorio en cuya persona se alcanza la cima en literatura rusa y acaso también de la novelística de todos los tiempos. Los periodos de fervor religioso los alterna con visitas esporádicas a casas de tolerancia o yaciendo en plan aquí te pillo aquí te mato con las mujeres de sus siervos por lo cual se crea en su espíritu un ridículo complejo de culpa que le conduce a la actitud de poses beatonas y compungidas. Parece que toda su vida estuvo prendiendo una vela a dios y otra al demonio. Todo lo anota.

 Es un autor que suele dejar poco en el tintero pues sabe mejor que nadie escribir largo sin caer en el solecismo farragoso ni en el tópico. Todo lo rumia. Es el típico literato que se autoflagela sin que los hechos y aconteceres de su peripecia vital lo apabullen. Conoce el secreto para sacar la cabeza a flote en medio del torbellino. De su particular autoflagelación salen cuentos y novelas y en su afán de introspección guarda analogías con Fran Kafka. Se entusiasma con el evangelio de San Mateo y con Rousseau. Brujulea entre los fervorines místicos, la lascivia y el complejo de culpa. Sus prosas de exaltación evangélica hasta pudieran resultar nihilistas. Es un iconoclasta a la vez que un esmerado pintor de iconos.

 En sus escritos surgen los cantos de alabanza jamás escuchados hacia la persona de Jesús compaginadas con diatribas hacia los popes y hacia la iglesia estamental. Dice cosas muy crudas y acaso exageradas de la Ortodoxia denominándola lugar sin más alma que el vacío de una mascara. No es un escritor divino a lo Dostoievski de cuya profundidad carece. Vividor y realista, su tinglado se monta de tejas abajo. El más allá le preocupa menos que el dolor y el sufrimiento del ser humano como ser para la muerte. Su religiosidad se convierte así en filantropía. De modo que resulta el más humano y compasivo de los escritores.

Si de tarde en tarde se mofa de Iván Turgeneff y con Turgeneff de toda la escuela occidentalita de Petrogrado, mentores de la idea del cambio y propulsores de la democracia decabrista, Tolstoi se siente desconcertado cuando llega a Londres “una ciudad de autómatas” en la que se percibe la decadencia y el egoísmo de occidente donde todo es tan frío o en Paris donde se indigna ante los despojos de Napoleón el insolente genio de la guerra. Veía en Bonaparte un precursor maligno de Hitler y no toma partido Tolstoi ni por los zapadnietski o defensores de la occidentalización rusa ni de los raskolniki mentores a ultranza del nacionalismo cósmico y de la idea mesiánica de la Santa Rusia.

 El 3 de marzo de 1861 cuando el zar proclama la manumisión de los siervos anota Tolstoi en su diario la grandeza del acontecimiento tan trascendental para los destinos de su patria. Dicho amor y deferencia para con los humildes no obsta para que continúe conservando sus maneras aristócratas de barin rural que con frecuencia utiliza el knyt (látigo) para golpear a los criados perezosos. Cuando era oficial en Sebastopol a su ordenanza también le mide las costillas por el menor pretexto con frecuencia para desahogar su frustración. Tolstoi de baja estatura (media un metro setenta) era sin embargo muy forzudo. Idealista puro y siempre saliendo en defensa de los ideales y aspiraciones más nobles en su vida privada, según sus biógrafos se, distinguía por la tacañería. Contaba hasta la última copeca.

 Y sin embargo gran jugador era capaz de gastarse un millón de rublos a la ruleta durante una sola noche. Carecía de sentido de la medida. Él era grande como su obra misma. No tiene moldes. El conde Tolstoi es occidentalita y rusófilo según que racha o qué viento sople. El mayor de los escritores rusos no pertenece a Rusia ni a sí mismo. Pertenece al alma humana. En su trascendencia se muestra universal. Puede defender con entusiasmo el valor eterno de la literatura sin las contaminaciones espurias de la política para mejorar la vía de conocimiento hacia las verdades inmutables del ser humano.

 Huye del mundo, se refugia  en su hacienda, en su dacha, pero tampoco puede vivir sin la comunicación de las gentes. Es un filántropo  un propedéutico y un pedagogo y al mismo tiempo dentro de su aura de misticismo flota un ambiente diabólico. Su conocimiento se acerca a las verdades inmutables del alma humana pero con frecuencia reniega de su afán esteticista, sale de su torre de marfil y huye a los prostíbulos y las tabernas. Pero también existe otro Tolstoi político que redacta manifiestos que asume posturas y escribe cartas de protesta al zar o libelos a favor de la manumisión de los siervos. Redacta pancartas contra la guerra.

Son interesantes asimismo sus relaciones con Turgeneff al que maltrata de palabrea y de obra llegándole a desafiar a duelo, que nunca se celebró. A pesar de que el autor de Humo fue el que introdujo a Tolstoi en el mundo literario de Petrogrado. Semejante desafección habla de una cierta mezquindad por parte del genio aunque bien puede ser que sus altercados fuesen resultantes no más que de sus celos. Celos literarios. Pasó algún tiempo en una comuna y de hecho fue uno de los primeros autores comunistas que se adelanta a Karl Marx y a los rabinistas ingleses con el evangelio en la mano, lo que implica una crítica demoledora de los principios de la iglesia establecida, pero no es capaz de arrogar los usos y costumbres, hez del decadente occidente, que con la pluma fustigaba pero a los que se abrazaba en la vida real.

Le roía la pasión del naipe. En su vida privada resulta un pedagogo y un inmoralista a la vez.  Magnánimo y cicatero frecuentador de ventorros y lupanares que sabe a la vez desenvolverse como pez en el agua en los ambientes come il faut de los salones peterburgueses. Es sátiro y fauno a la vez que manso galán enamorado y elegante autor de erotismo platónico. Estas son sus contradicciones. En él aletea el espíritu de la objeción. El arte es un perpetuo contraste, un unda maris que carece de ética como la propia historia donde la noción del bien y el mal se pierde en un laberinto de calles sin nombre que vive en perpetua contradanza. Son los movientes de sístole y diástole en los que se teje toda crónica.

 El novelista experimenta  lo mismo que San Pablo del aguijón de la concupiscencia. Hace penitencia, se reprocha a sí propio su liviandad, formula buenos propósitos y establece un esquema de enmienda un plan de vida, pero vuelve a caer. Sus intenciones se desbaratan en un minuto nada más toparse con un bello palmito o con unas garbosas caderas femeninas moviéndose con contundencia. Dijo Lev Tolstoi que el arte es una hermosa mentira una visión espectral que interpone ante nosotros el diablo para que nos dejemos seducir. Menudean entradas en su diario con llamadas al propósito de la enmienda. Anuncia con frecuencia que dejara la literatura para dedicarse a peregrinar y que va a romper su compromiso con las letras pero un poco más adelante este minucioso memorialista dice todo lo contrario.

 Al autor de Ana Karenina el aguijón de emborronar papel le acucia hasta los últimos días de su existencia. Murió a los 82 años después de un berrinche con su mujer en la sala de espera de una estación de ferrocarril en el sector de Astapovo. Huía de los libros y del mal genio de su esposa; fue un vejador eminente este gran conocedor de la condición femenina. Y, ligero de equipaje, quiso ir al encuentro de la muerte. La vida y la obra del genio fueron una contradicción in terminis pero fue un favorito de los dioses. Tuvo suerte con las mujeres. Con los editores. Con el público. A los 24 años hace lo que tantos y tantos aspirantes a los laureles de la fama. Termina un manuscrito va a correos y lo envía a un editor al cual desconoce, cruza los dedos y espera en el maná llovedizo de los aires. Es cuando un escritor juega a la lotería y se marcan los rumbos de su destino. Tolstoi tuvo suerte pero esto no suele ser así en la mayoría de losa casos.

 Semanas adelante, el joven teniente artillero encuadrado en un regimiento de combate de Armenia recaba respuesta satisfactoria del editor. Su texto ha entusiasmado a Nebrashkov dueño de una imprenta en Moscú. Nebrashkov sería fiel a Tolstoi durante la mayor parte de su carrera literaria por encima de las veleidades, demasías y abusos tan  característicos del literato. Aunque con algunas limitaciones, el librero promete dar a la estampa la novela que lleva por título  Infancia. 

Se trata de una obra primeriza pero en la cual destellan algunas cualidades del que sería monstruo de la literatura universal como las dotes de observación o el plasticismo de sus descripciones, la soltura de las tramas, o la buena yuxtaposición o ensamble del escenario. En  Adolescencia, que vendría de seguido, Tolstoi tantea el camino. Le falta aun mucho por alcanzar aquel estilo suyo tan peculiar y que es denominado en novela tolstoiana (novela río) que define a la vida y a los hombres a sus pasiones y dolamas. El ser y la nada en el tiempo finito porque en realidad el hombre no es nada.

 De allí en adelante la carrera del joven valor poco a poco y al igual el arroyo de aguas bravas descubierto por Nekrashov pasa a ser una inmensa red fluvial, un río caudaloso de aguas pandas como el Volga. En la inmensa estepa el torrente se calma.

El lecho del río es amplio y hace meandros pero no se saldrá de madre. Tiene un objetivo la gran novela como testimonio de los avatares de la existencia humana (guerras amores, desamores, ascensos, caídas, el rotar de las estaciones bosques- el misterioso bosque ruso (les) y grandes extensiones fincas como Yashnaia Polaina. O  casas que se deshacen, matrimonios rotos, incomprensiones, el valor castrense y la santidad, las rameras, los remeros los borrachos los monjes exclaustrados y esa inmensa población flotante de iluminados o yurodivi que recorre la estepa. Y por ultimo aborda el tema de la muerte. La pluma de Tolstoi transita como a lo largo de un espejo a través de estas realidades. Los tiempos mudan. Las estructuras avanzan o retroceden pero el hombre continúa idéntico a sí mismo. En sus perplejidades. En sus ensueños que el destino se encarga de desenhetrar. Esta es una de las partes del drama vitalista que plantea Tolstoi como Shakespeare, como el Dante, como Cervantes.

 Que nada cambia, que el hombre sigue siendo igual, pese a las redenciones y a los proyectos mediúmnicos, la acción filantrópica de los gobiernos, las predicas de los misioneros y los proyectos de reforma. Domaremos a la naturaleza pero al ser humano no se le podrá domar. Es incontrolable y problemático. La prosa de Tolstoi es plana y de una portentosa sencillez, mas, poderosa en su efectividad. No busca alifafes ni requilorios. La prosa de Tolstoi no es altisonante como la de Pushkin sino llana ni endiabladamente mágica como la de Chejov. Podrá carecer de la ternura de éste pero es más eficaz. Concibe la vida como un inmenso río madre en el que desembocan muchos afluentes y todos ellos van a dar a la mar que es el morir según el concepto manriqueño.

 El tono que elige es a la vez épico y elegiaco. Todo Tolstoi es el Volga. Un remero que cruza. Un batelero que avanza narrando y contando. En el alveo de este caudal fluvial está lo ancho y lo estrecho lo profundo y lo alto. En una palabra asume todas las dimensiones narrativas. Todos los perfiles. Carece de altibajos. Constituye un pavoroso enigma de sindéresis dentro de las fluctuaciones contradictorias del comportamiento humano. Una de sus obras menores pero que mejor definen su carácter y de las menos estudiadas es  la muerte de Ivan Illich. Refleja un gran conocimiento clínico y eso que el autor no era médico. Sólo un profundo psicólogo. Se empapó de vida antes de sentarse a redactar. Extrajo Tolstoi su arte de la experiencia. Su trayectoria como artillero en una de las interminables guerras del Caúcaso fue determinante. Como soldado fue irregular e indisciplinado. Sólo le fue conferida la cruz de santa Ana de segunda clase. Nunca fue un oficial brillante como su hermano Nikolai. Sin embargo, sus aventuras bajo las armas serán el magma que impregne su potencial novelístico.

En Crimea recogió datos para cargar el volcán narrativo que es Guerra y paz. En aquellas cargas de la caballería cosaca, en aquellos lances de honor, el robo, el rapto, la quema de aldeas, las batidas de tierra quemada o la ingesta de vodka siempre copiosa, la holganza con mozas y paseos a escondidas entre el oficial y la chaval que terminaban en el pajar. Amor a escondidas. O las noches enteras ante el tapete verde.

Todo esto impresiona su sensible retina de escritor. Como visor de la vida humana en un par de líneas sabe captar una situación o esenciar a un personaje. En la muerte de Ivan Illich narra el drama de un matrimonio desvencijado de la pareja formada por Ivan Illich y Praskovia Fiodorvna. Él es un brillante magistrado al que le van bien las cosas. Ha triunfado en la vida pero no en el amor. Son frecuentes las riñas  y los altercados con su mujer (quizás un traslado autobiográfico del borrascoso matrimonio del propio novelista). Ella es ambiciosa, dominante. Él es bueno pero débil.

 No obstante, Ivan se desvive por dar un buen pasar a su mujer y a los suyos. No escatima ningún esfuerzo para que a su familia no les falte nada de nada. El juez de distrito, Ivan Illich, consigue un ascenso y es enviado a otra provincia. Tanta es la ilusión que embarga al protagonista que en los trabajos de restauración y mudanza ayuda a los obreros y a los criados pero poniendo una cortina se cae de la escalera. Se lastima una costilla. Un golpe sin importancia; sin embargo aquella lesión intercostal va a degenerar en un cáncer. Para colmo, a su mujer no le gusta cómo Ivan  ha decorado el nuevo hogar. Un drama. Tolstoi lo consigna en una párrafo

“Praskovia Fiodorovna echaba la culpa a su marido de todos los reveses sufridos en la nueva residencia. La mayoría de los temas de conversación entre marido y mujer conducía a viejas querellas y a cada instante estaban a punto de surgir nuevos altercados. Quedaban sólo escasos períodos de amor que se hacían muy breves. Eran islotes a los que aportaban un momento para adentrarse luego en el mar de hostilidad latente en el cual el matrimonio naufragaba”

En este libro plantea Tolstoi la soledad e incomunicación en la cual transcurren las vidas humanas incapaces de franquear las barreras de incomprensión y de egoísmos circundantes. Cada uno vivía en su mundo. Iván en sus negocios curiales dentro del afán de una existencia anodina y de provincias. Creía darle todo a su mujer. Pero todo cuanto le daba no era bastante. Praskovia vivía en su mundo, en sus puestas de largo, en sus trajes de noche. En el fondo se mostraba resentida con su esposo pero disimulaba esta aversión bajo una capa de apariencias y de convencionalismos. No era capaz de entender a su marido a quien el fatal golpe en el costado se le había declarado en un dolor lancinante. Piensa a lo primero que es algo leve un simple mal de ijada. A veces se queja pero su mujer le dice le dice que es un aprensivo y un blando que vaya a un medico en  vez de estarse todo el día lamentándose.

 He aquí otra manifestación de crueldad femenil. Acude Iván a un especialista. Vagas respuestas. Que si el intestino grueso que si el riñón flotante. La enfermedad sigue su curso. Los dolores se hacen insoportables. Pero el hombre no se puede quejar ante su familia o le sale su esposa con cajas destempladas: “no te tomaste las pastillas”. Su único consuelo es leer la Biblia y como Job cae en un letargo que determina  su abandono. Todos lo han abandonado. La referencia tolstoiana es el gran libro de Job. En esta novela magistral no solo se traza un cuadro de costumbres de la época. Se va más allá al establecer un diorama de la soledad del hombre sobre la tierra. El tema no es la enfermad sino la incomunicabilidad de los seres. La soledad ante la muerte. En este retrato se podrán mirarse muchos ivanes Illich. Nadie escucha los lamentos ni se compadece de este Job ruso de provincias. El pobre tuvo una agonía terrible. Estuvo en un grito durante tres días. Sólo Gerasimo su fiel siervo le ayuda a portar la cruz en el último trance. Pasa las noches junto a la cabecera del enfermo sosteniéndole las piernas en alto para hacerle más llevadero los terribles dolores.

 El dolor siempre estaba ahí en las tripas agazapado, sordo, inexorable. La morfina no le hace efecto. Gerasimo con su caridad es el contrapunto al egoísmo de Praskovia. El enfermo aguarda a la muerte tendido en el diván. Tolstoi traza la desesperanza de un paciente terminal que vuelve la cara a la pared que llora en silencio. Los días se parecen a las noches y nunca acaba de amanecer. El paciente no duerme. Está postrado. Solo se amodorra algún rato en que le aquejan pesadillas. Se entretiene midiendo las grecas del techo empapelado de la habitación o contando los boliches del cabecero de la cama.

 Toca anheloso con sus manos flácidas el embozo de las sabanas, un gesto que tienen todos los agonizantes y que anuncia la llegada del próximo final. La sombra del pathos aletea en torno a la trama de esta novela de dolor. Las estrellas callan. La naturaleza se desentiende. Pobre del que se muere. Los deudos no quieren saber nada y las lágrimas de la viuda son siempre aparentes. La viuda rica que con un ojo llora y con otra repica que decía Clarín. Abandono. Infelicidad infidelidad. Fatalismo. Hay observaciones terriblemente proféticas en las que se constata la idiosincrasia de un enfermo terminal a los 45 años. El caso de Ivan Illich agonizante se sigue repitiendo a diario en todos los hospitales del mundo. Se da cuenta de que la mujer a la que ha amado es un ser extraño. Un fantasma.

Hay una idea que salta en esta powesti (narración corta) y que se repetirá como en una caja de resonancia en otras composiciones tolstoianas. Hay una idea que flota sobre el relato pleno de una amargura misógina. Muy sencillo y paradójico. La mujer que da la vida es también símbolo de la muerte. La ardid del diablo y la mujer forma parte del gran diseño diabólico que interviene también en la realización de la Historia. Según Tolstoi, en Eva subyace una voluntad diabólica, un elemento separador, cizañero que aleja al hombre del proyecto de su felicidad- y esto es lo que significa diabolos en griego: el interpuesto. Tolstoi estudió esta lengua durante varios años para obtener un acceso mas profundo al conocimiento de los evangelios y luego a dominar tanto el griego clásico como el coiné perfectamente y solía repetir que todos los cristianos debían de conocer esta lengua de la que dimana la guía de fuentes del cristianismo. Los caracteres femeninos que traza siguen el patrón del NT.

Y para él la mujer es mitad my mitad un amasijo de gracia y de pecado. Los desterrados hijos de Eva estamos condenados a arrastrar el peso de la culpa. En un cuento que titula  El Diablo (chiort) un barin acaba matando a tiros a una campesina. Y en el Padre Sergio, otro cuento maravilloso, basado en la vida de san Hilarión el eremita que reza y aguarda a la muerte en su snik o cueva de eremitas, se le aparece Satanás en forma de mujer. Si tu ojo te escandaliza arráncatelo etc. El siervo de dios sigue al pie de la letra la norma evangélica pero –la historia ofrece a consideración la preeminencia del mal, un arduo problema metafísico- a pesar de haberse yugulado la mano con un destral sucumbe a la tentación. Ese es el tenor de la historia, muy pesimista, de este autor nada espiritualista. Y por consecuencia de una gran modernidad positivista: el hombre es pura fisiología, el amor una cuestión de combinaciones químicas y no hay nada al otro lado de la cerca. Eso lo dice un literato que escribió una novela tan importante como es Resurrección. No se estaba refiriendo a la de Cristo, claro está sino a la de las plantas. Contradicciones señeras del alma rusa.