2023-08-19

LOS ORTODOXOS CELEBRAN HOY LA TRANSFIGURACIÓN DE CRISTO EM EL TABOR. ES LA FIESTA DE LAS MANZANAS (YABLOKI) EN OVIEDO 12 DIAS ANTES ES SAN SALVADOR LA FIESTA DE LOS LAURELES

 

Creyentes ortodoxos celebran hoy la Transfiguración del Señor, o Manzana Salvadora

Creyentes ortodoxos celebran hoy la Transfiguración del Señor, o Manzana Salvadora

Los creyentes ortodoxos celebran hoy la Transfiguración del Señor o, como dicen, Apple Savior. Hay servicios divinos solemnes en las iglesias en memoria de la aparición de Cristo a sus discípulos en el monte Tabor. Según la leyenda, Jesús se apareció ante ellos, iluminado por la luz divina, por lo que en este día los sacerdotes se visten con ropas blancas como la nieve. Y hoy es costumbre consagrar los frutos de la nueva cosecha, que madura en esta época en los jardines. De ahí el segundo nombre de la fiesta.

22 DE JULIO DIA DE LA MAGDALENA CELEBRAN SU PASCUA LAS OBRERAS DEL AMOR

 









cristianismo y mitología Leonardo Argensola

 


AXIOS GLORIA MISA DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR EN EL TABOR OFICIADA POR EL PATRIARCA CIRILO AD MULTOS ANNOS Божественная литургия 19 августа 2023 года, Храм Христа Спасителя, г. Мо...

2023-08-18

FATIMA EL GRAN EMBUSTE. RUSIA SE HA CONVERTIDO PERO LOS JUDIOS SIGUEN MACHACANDO A LA IGLESIA

 

.FÁTIMA

Antonio Parra Galindo


Trece de mayo 1917. Cova de Iría. Hubo muchas canciones y palomas en torno a este nombre de mujer árabe. La cigüeña sigue machacando el ajo de las membranzas y de los sentires piadosos y similicadencias en los campanarios vacíos de las lontanzas. Bueno; no están vacíos sino en proceso de cambio y de mudanza. Nos hemos cambiado de casa pero seguimos siendo los mismos. Se cumplen por tanto XC años de aquel evento. Supuestamente, la Virgen María posó sus divinas plantas sobre una encina del Algarbe.

Tres pastorcillos Jacinto, Lucía y Francisco, tres pastorcillos como en la edad media – la Virgen no se aparece a los grandes y los poderosos como a los cardenales y a los señores obispos, va y les dice a esos niños que no saben leer: Yo soy la Inmaculada Concepción- fueron los agraciados con esta visita. Fátima dio muchas vueltas a mi vida. Crecí bajo los misterios de las supuestas profecías: la conversión de Rusia, el fin de la primera guerra mundial pero otra mayor acontecería si la humanidad no hacía penitencia, las grandes persecuciones a la Iglesia bajo el comunismo, etc. Rusia se convertirá.

Viví mi infancia y adolescencia atemorizado por el miedo a la bomba atómica y por los secretos de Fátima que para más INRI contaban con un séptimo sello que no habían sido desvelado sino a la propia vidente, Lucía, que luego se metió a monja en un convento de Galicia y al mismo Papa. La sinopsis ocultaba un cuadro catastrofista. En las pláticas los sacerdotes que nos venían a darnos ejercicios hablaban de los Arcanos con cierto retintín. En fin que se iba a acabar al mundo, que se acercaba el Apocalipsis, que esto era un barril de pólvora, una simple cerilla y cualquier día... Terror milenarista puro y duro. ¡Cuantas veces me prosterné ante la imagen de aquella virgen de escayola de ojos fríos y misteriosos las manos uncidas a un rosario en plegaria todo de blanco (el manto, la túnica, las palomas que revoleteaban a sus plantas) excepto la corona que era de oro para cantar la Salve en aquellas sabatinas doradas de mi niñez lejana!

Dios te salve Reina y Madre de Misericordia. Y aquella virgen fue la que regaló mi pobre abuelo Benjamín a la parroquia de Fuentesoto cuando salió con bien o creía que salió con bien, luego murió en medios de terribles dolores, de una operación de próstata. Aquel blanco terrorífico y casi funeral todavía me asusta. El rostro de Nuestra Señora de Fátima me parecía más pavoroso en su inexpresividad que el de las Dolorosas patéticas y conmocionadas. Tenía tres años cuando vivieron mis padres a la gran concentración que se organizó en Madrid en 1947 octubre para recibir a la de Fátima a la que se dispensaron honores de estado. Se movilizó toda España. La devoción a la Virgen como todo español integral viene inscrita en mi alma a sangre y fuego.

Un icono de la virgen María cabalgaba en el arzón de Babieca el caballo del Cid y lo llevaban consigo los conquistadores a las americas. El escudo del marqués de Santillana ponía “Dios e vos” y hay en mi lugar de trabajo dos bagoroditsa que llaman los rusos y del Perpetuo –socorro nosotros – y es la virgen bizantina que se venera en Santa maría la Mayor de Roma y que me enviaron mis amigos de radio Moscú. Los tengo por milagrosos. Me ayudaron y confortaron a salir del paso en tiempos de oprobios y de la gran tribulación. Siempre que puedo los ilumino con candela y rezo el Eya velar. Virgen María eya velar, como dijo en la jarcha antigua del quirógrafo inmemorial.

Y hay sosiego en el espíritu y paz en el trabajo. Convertíos. Metanoite. Asumid vuestra realidad y poner vuestros dolores y traumas a los pies de la cruz de Cristo. Ese fue para mí el principal contexto del legado de Fátima. Y no seré yo el que ponga tachas a este acontecimiento ocurrido hace noventa años en Aljustrel un pueblo del Algarbe. Peregriné a él en el 95 con mi familia y me pareció un lugar terrorífico. Todo de blanco y fúnebre que es el color de luto para los musulmanes.

La basílica, la escalinata, los Ángeles mastodontitos que guardan la entrada y esos barracones cubiertos de cera y llama donde los devotos colocan cirios en los hacheros. Sus chispotorreos me recordaron las llamas del infierno. Lo encontré un lugar turístico- Portugal y sus tres efes: Fátima, fútbol y Fado- y en cierto modo abominable pues se especula con el fervor de las pobres gentes machacadas por la enfermedad, los desahuciados, que acuden allí como un último remedio. Lourdes igualmente me ofreció esta misma semblanza de fealdad católica y de mal gusto, retahílas obscenas de una religión que sólo piensa en la muerte y que hizo negocio con la muerte, cuando en realidad es el mensaje para la vida y la resurrección. No creo que vuelva.

Acepto mi dolor y mi condición de mortal, asumo el barro del que me fraguaron pero si vuelvo a caer malo no tentaré a dios con nuevas súplicas. Las apariciones de Fátima como las de Lourdes – el dogma de la Inmaculada concepción sí- no forman parte del corpus de la fe. Son admitidas y recomendadas por la Iglesia como lugar de fervor y de peregrinaciones para ejercitar la caridad al prójimo, el consuelo a los enfermos, las prácticas religiosas tan en decadencia hoy. Pero ambos sitios me escandalizaron lo mismo que me escandalizaría el Escorial tiempo adelante. Se comercia con los sentimientos y creencias vendiendo medallas, estampitas, mementos, tallas, ceniceros, saleros y repisas de noche de muy mal gusto y poco arte.

Fátima y Lourdes poco tiene que ver con Chartres, Notredame, Santiago o Toledo. Antes bien tratan de emular en copia sucedánea el espíritu de aquellas catedrales que congregaban a creyentes por millones en la edad Media. Una recuperación del espacio perdido mediante el milagro y la comercialización de las indulgencias que tanto escandalizaron a Lutero y a los padres de la reforma. En cuanto al mensaje de la virgen María también tengo mis reservas.

Dijo que Rusia se convertirá pero Rusia en verdad nunca dejó de ser cristiana pese a los desmanes de la checa marxista, en las iglesias convertidas en museo del ateismo y en aquellos Trostki, Lenin, Zinoviev, Beria y los grandes agentes de la revolución rusa, la mayor parte de ellos judíos como aquel Abraham Brukosvski que fue el verdugo del zar en la casa de Ipatiev el rico mercader. En Ekateringrad. Precisamente de aquella ciudad en el distrito de Zverdlosk nació Boris Jeltsin el estadista que acaba de morir y recibió en su despedida unas exequias solemnes. No se oficiaba en aquel país una iglesia funeral como aquella desde hacía un siglo. ¿Un milagro? Tal vez.

No. Rusia nunca dejó de ser cristiana. Stalin venció a los hitlerianos gracias al apoyo de los popes. El patriarca Sergio llamó a la cruzada contra el espíritu del mal. Y es la llegada del espíritu del mal lo que se anuncia en Fátima. La bestia parda. Los ídolos totalitarios. Pero hay también otros caminos por los que la libertad y la dignidad del hombre están a día de hoy amenazadas. Hay el totalitarismo de la globalización que impone el pensamiento único y ataca a la iglesia de Cristo con más saña y procedimientos más filistinos que lo hiciera el Comunismo. O el feminismo troncal y mostrenco que nada tiene que ver con la mujer ni la condición femenina.

La lucha de clases ha sido reemplazada por la lucha de géneros en nuestra sociedad. Se trata una aberración indigna para el gran papel que tiene la mujer en nuestras vidas y María es la mujer por excelencia, la Madre de Vida y Esperanza nuestra. Hay alusiones a guerras, catástrofes, desgarros pero ninguna a la crisis de fe pavorosa que vive Occidente en su pérdida de valores y a ese laicismo que aquí en España se quiere achacar como si fuera un chivo expiatorio de los males nacionales al presidente ZP. A la incomprensión a las injusticias en el reparto de las riquezas. Al capitalismo que ha entronizado el Divino Negocio, la Santa Moneda, Business is Business. No se menciona tampoco a los cayucos y a los descorrimientos de población en masa o a la efervescencia de las sectas que han tenido su apoyo en los Estados Unidos. Al eje del mal y a todas esas fuerzas oscuras que han metido la mano en el avispero del Islam para proyectarlo en una lucha sin cuartel hacia Europa sobre la cual pesa una consigna: descristianizarla. Hundid al Bismark. Cristo molesta.

Y la virgen de Fátima debe de ser una virgen como muy de derechas siguiendo los convencionalismos del tiempo del pontificado de Eugenio Pacelli que (todo hay que decirlo: fue una de las grandes luminarias de la Iglesia y él también salvó a muchos judíos) de ideas muy conservadoras aferrado a las pautas de un nacional catolicismo que hoy está muy en crisis y que ha vuelto a rebrotar en Polonia. Pero uno sigue en puridad siendo cristologico, cristocentrico, mariologico. Mi fe no es derechas ni e izquierdas, cree en el hombre y en su proyección sobre el siglo futuro. Postula por la causa de la libertad del Gran Eleuterio. El spasiteli o salvador que derribó los tenderetes de los marchantes y expulsó con un roten en la mano a los cambistas del pueblo. La simonía sigue siendo una amenaza para la Iglesia. Cando en época del presidente de Aznar fui desposeído de mi empleo y me tomaron por loco después de padecer intensa persecución, purgas y cazas de brujas me cogí mis libros y mis grimorios y me planté en Prado Nuevo, esa cerca del Escorial donde dicen que se parecía la Virgen. Lugar extraño pues allí pude observar ciertos fenómenos parasicológicos: Danza del sol, personas en trance, signos en el cielo y después de una tormenta se dibujó el rostro en colores del Perpetuo socorro con el Niño en brazos.

Tomé fotografías y en la corteza de los fresnos salían estampados rostros extraños. Allí acudían las buenas gentes de España, la clase más analfabeta del catolicismo sólido y carbonero con sus achaques, sus problemas familiares y psicológicos, los parados, los desamparados, las mujeres maltratadas y los maridos expulsados del hogar en busca de una luz en medio de tanta tiniebla. Los ochenta y los noventa fueron tiempos en España muy duros. Venían con sus calderillos para llenarlos de agua de la fuente que consideraban milagrosa con ellos rociaban los miembros dolientes de sus enfermos. Allí una buena señora hacía visajes ante el micrófono, hablaba con voz ronca y entre suspiros. Todo algo diabólico y desagradable pero curioso. Muy curioso y como decía san Pablo, nada del hombre me será ajeno, me enfrasqué en el estudio de las apariciones que es algo tan viejo como la historia de la humanidad y que acontecían ya en tiempo paganos. Los dioses romanos no eran sino trasuntos de ciertas apariciones, de los dioses familiares, ciertos diablillos que llamaban manes, lemures y penates, que enredan, desbaratan o protegen según y como.

Allí la gente iba en busca de amparo.

-Tú estás protegido- me dijo una saludadora.

-¿Cómo lo sabes?

-¿No ves esa cruz sobre la frente?

Y efectivamente la vieja tenía estampada una cruz luminosa sobre la frente. Joder. Pero no estaba asistiendo a una aparición marial sino a un tenida espiritista. Los espasmos, las luces, los ensalmos eran del todo diabólicos y la tal Amparo Cuevas no era más que una exhibicionista. Nos estaba engañando a todos, tomando el pelo, con el cuento de que cada primero de mes, hilo directo con las Alturas, recibía un mensaje de la Virgen siempre en tono aterrorizante y apocalíptico. Al lugar venían también muchos portugueses pero estos peregrinos no hacían partija con los españoles. Iban a su aire. Eran los heraldos de Fátima. Gente de buena fe, sencilla, y algo timorata capaz de meterse en un autobús y hacerse más de mil kilómetros para ir a un sitio a rezar el rosario y pedir por sus enfermos. Seriedad y compostura lusitana que nada tiene que ver con la milagrería castellana. Aquí una buena procesión de disciplinantes presta tanto como la mejor corrida de toros.

Sin embargo, aconteció que me curó de una enfermedad diagnosticada como un mal incurable, desaparecieron los dolores de la barriga y la vidente me anunciaba que un día volvería a ser rehabilitado en mi trabajo y a ver a mi hija Helen Parra-Hugh. Así ha sido. Pero no tengo que darle las gracias a la Virgen María sino a ZP y una ministra como Carmen Calvo clemente señora que aunque se profesen laicos y republicanos tienen más piedad para con el prójimo que algunas Hijas de María. ¡Bendito sea Dios!

Por lo que toca al reencuentro con mi hija perdida, fue un milagro de Internet, de esta página donde escribo o cosas de la vida. Eso de milagros para mí es una palabra muy fuerte. Con respecto a la enfermedad que yo padecía a lo mejor es que hizo crisis o que me fue mal justificada por un galeno dormido o perezoso. Hubo instantes en que creí a pie juntillas en que lo que acontecía en la cerca de Prado Nuevo era cierto. Que la finca estaba bendita y que los fresnos eran árboles celestiales y que las caras que aparecían estampadas en mis negativos eran alas de Ángeles y figuras de las escenas de Cristo. Too much for my body. Pero a estas conclusiones no les avalaba ninguna conclusión científica.

Un día leyendo al gran Cajal me encontré con la respuesta. Decía nuestro sabio histólogo que los santos y los milagros del ayer son nuestros microbios de hoy en día. Y en efecto esas caras extrañas que se plasmaban en mis tomas de los fresnos del Escorial se debían a unos bichitos que son hongos y que en bibliotecnoeconomía se llaman agentes microgenicos que producen figuras extrañas dentro de una imagen por corrosión. Las caras de Belmez por ejemplo. Por otra parte en el terreno de la parpsicología se ha avanzado poco y ahora que lo pienso Lourdes, Fátima, el Escorial, Mendjigore en la ex Yugoslavia etc pertenecen más que al mundo de la fe al terreno resbaladizo de la sugestión parapsicológica. Se trata de lugares extraños emplazados en sitios con un fuerte tirón telúrico a los que hay que acudir con cierta prevención circunspecta y con algún conocimiento de astrología.

Prado Nuevo que en tiempos fue una dehesa por donde paseaba Felipe II, gran aficionado a las ciencias ocultas adivinatorias y nuncupatorios (por eso alzó el Escorial en aquel sitio) a mí no me quitó la fe. Me la devolvió y desde que asistí a tales tenidas en ciertas maneras repugnantes de la Cuevas con sus jipios y gorgoritos mi fe ha salido fortalecida. Es más esotérica por supuesto. Soy más mariologico. Más cristocentrico. Pero no se trata más que de una vivencia. De una postura personal.

13/05/07

 









2023-08-17

 CANTO GREGORIANO

EL cancel de la catedral de Segovia (aquel armatoste de madera de pino de casi veinte metros de altura y tres de ancho) lo transpuse infinitas veces cuando era monaguillo. Me sabía el confiteor y el suscipiat y el canon del viejo rito. Las palabras en latín suenan dulces y terapéuticas en mi memoria.

Era la magia del Siete, las octavas y neumas del canto gregoriano. Percibo ahora ya viejo en mi memoria los kiries y los gloriapatris conjugadas con el vozarrón del deán Revuelta que nos convocaba:

─Niños, a coro

Y un revuelo de sotanillas rojas y roquetes blancos se abría paso por la vía sacra desde el altar mayor a toda prisa. Venían los turiferarios perfumando la nave de la catedral gótica, detrás los pertigueros seguidos del magistral, el lectoral, el racionero y el fabriquero.

Sonaba la voz profunda de don Quirino el beneficiado que cantaba la Passio los viernes santos interpretando a Cristo, Matesanz el tenor lo bordaba como cronista. Don Macario hacía de pueblo dando voz a las turbas en el gazofilacio.

Recuerdo aquellos veranos de mi infancia en que me nombraron seise y tiple de la escolanía. Bajaba pedaleando en mi bicicleta desde Valdevilla hasta la Plaza Mayor y me introducía por el cancel, casi no tenía fuerza para empujar el portón y salir indemne del capotazo del grueso telón de cuero que ponía al templo mayor a recaudo de los fieros fríos invernales de Segovia.

Allí estaba ya doña Bibi la pobre vergonzante envuelta en un ropón de piel de carnero pidiendo limosna murmurando a través de su boca desdentada la oración del Justo Juez. Una limosnita por el amor de Dios.

Yo siempre daba a la pobre vagabunda una perra gorda aunque sabía que luego se lo gastaba en vino. A su marido y a un hijo suyo los habían matado los rojos en la batalla de Brunete y se dio a la bebida.

 Ya estaba todo el cabildo sentados en sus sillares o apoyando el trasero en las misericordias dispuestos a entonar el Domine Labia mea Aperies.

Las palabras eran en latín pero en todas ellas palpitaba el espíritu de Israel. Las laudes eran a las diez más cortas que Prima. Acababan con un una bella suplica intercesora a la Virgen María. Toda la clerecía entonces salía a desayunar. Muchos eran profesores del seminario o párrocos. Escapaban a decir misa. Nona era al mediodía y Tercia a las tres de la tarde. El oficio de Tercia se desarrollaba a la misma hora en que Jesús expiró en el Monte Clavario.

Más o menos la hora de comer y a la tarde cuando el sol se hundía tras el horizonte, Vísperas. Y así día tras día durante casi nueve siglos. Una melodía que no cesa y atraviesa el tiempo dejando aparte las guerras, la peste, el hambre, las secas, los terremotos. Esta continuidad de la iglesia de Segovia es una de las grandes tradiciones del depósito de la fe cristiana El canto gregoriano es todo él un fulgor de belleza contemplativa. El hombre se abstrae de sus miserias y se eleva. A Dios deben de complacerle las alabanzas y derrama sus gracias sobre la tierra.

 Es otra de las grandes virtudes del catolicismo. No lo toquéis más que así es la rosa. Cuando empezamos a razonar y cuestionar con innuendos, minuendos y sustraendos y pegas, la flor se marchita. Cristo es el Amor y la Belleza.

 Permite salir la voz del amor desde sus cuerdas vocales. Gallo que no canta algo tiene en la garganta. 

Las secuencias y antífonas gregorianas son gritos del alma, remedio de la tristeza, acicate de la alegría. En el seminario aprendí yo a amar el canto coral y lamento que Novo Ordo haya obviado al canto gregoriano dando paso a instrumentos musicales como la guitarra o la trompeta que fueron prohibidos en las misas por Pío X. el diablo debe de estar contento por este cambio.

 Dicen que el mejor instrumento musical es la voz humana. Únicamente los rusos han conservado tan gran acerbo que data de los primeros siglos de la cristiandad. Los troparios bizantinos abren la puerta de los misterios. El ser humano ha cantado siempre en las bodas, en los entierros, en las faenas del campo, en las del hogar, en las tabernas, en el amor. 

Los guerreros iban a la batalla cantando. ¿Dónde ha quedado el arte del contrapunto? ¿Qué se hizo de las antiguas melodías? Comprenda el lector el desencanto de este viejo que aprendió a rezar y a cantar el oficio divino en la catedral de Segovia


 

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LA CORRESPONDENCIA ENTRE MENÉNDEZ Y PELAYO Y JUAN VALERA


Antonio Parra




Desde 1877 hasta 1905 Juan Valera y Marcelino Menéndez y Pelayo sostienen una nutrida e intensa correspondencia que es paradigma del género epistolar, casi única en su género, precisamente en un país donde no abunda la categoría memorialista. El español es grafómano por excelencia pero no muy dado a las expansiones de esta índole aunque aquí los mozos escriben copiosas cartas de amor de las que alcanzada edad provecta se arrepienten y cuando regresan a estas cartas olvidadas que duermen en un cajón piensen para su capote: “caray las chorradas que escribía yo entonces pero no era yo; guiaba mi pluma mi corazón enamorado u otro afán”.

Estos escritos, rara avis en las letras castellanas, intercambio intelectual entre dos autores próceres, son un testimonio inapreciable para conocer una época singular en la historia del parlamentarismo y de la democracia española como fue el tiempo de la Restauración. Dos partidos turnantes: Canovas y Sagasta, un pacto de caballeros concertados para el bien común, representados aquí por Menéndez y Pelayo, tildado de ultramontano, casi un neo del catolicismo reaccionario y montaraz y don Juan Valera, un liberal, humanista. Sirviendo a una misma monarquía desde campos políticos diferentes. Son dos señores que se muestran por encima de las intransigencias de secta y las banderías políticas. Todo un paradigma.

Interesante en todo este intercambio epistolar es la parte corográfica. Valera hace confidencias a su comunicante acerca de todos los lugares a los que visita. Presidió las legaciones diplomáticas de Su Majestad en Lisboa, Washington, Bruselas y Viena. Incomprensiblemente faltan en estas relaciones todo lo concerniente a San Petersburgo donde él también fue embajador. Sus impresiones sobre dichas ciudades y sus moradores no tienen desperdicio.

Por ejemplo los portugueses son para él españoles descastados que renunciaron a su iberismo en aras de un secular vasallaje a los ingleses. La altanería lusitana le parece insoportable y nota cómo en Washington las gentes salen a la puerta de las casas “para tomar el fresco igual que en cualquier lugar de Andalucía o de la Mancha”. Observa cómo los norteamericanos tienen un concepto diferente al de la literatura al que podamos tener nosotros. Ya entonces corrían por Nueva York las novelas por entregas. Edgar Alan Poe rendía culto a las narraciones del terror pero en general las letras yanquis tienen una connotación práctica siguiendo las pautas de Benjamín Franklin. Si le cuentas por ejemplo a un neoyorquino que eres escritor pensará probablemente de ti que eres un dirty old man que se pasa la vida emborronando cuadernos de guarradas pornográficas.

Mientras en Europa son importantes las elites entre los gringos se escribe para las masas. Esta apreciación de don Juan Valera me parece que tiene un gran interés y conserva plena actualidad.

En Bruselas el personal se aburre como una ostra y se dedica a comer y a beber cerveza de alta graduación mientras connota cómo Viena se convierte en una ciudad de suicidas cuando sopla el “Föhn”(viento terral de los Alpes).

Desde Madrid Menéndez y Pelayo, gran bibliófilo, devorador de letra impresa, le encarga libros. Al propio tiempo le da cuenta de sus progresos en la redacción de sus proyectos literarios que son por esa época bastante ambiciosos. También le solicita cartas de recomendación para algún amigo que quiere opositar a cátedras o aspira a algún sillón en la Academia. Salta a la vista que los que se cartean son dos seres humanos, no dos extraterrestres. La cultura no está reñida con el jabón y los poetas y escritores no siempre han de llevar greñas e ir de sarrapados. Sin embargo, mi experiencia triste es de tratar en este tiempo con archiveros es si éstos son auténticamente seres humanos. De ahí mi satisfacción ante este referente. Don Marcelino no sólo fue un hombre de letras, el archivero mayor de estos reinos, sino también ser humano de una sola pieza.

De singular interés son los juicios de valor de don Marcelino sobre algunos aspectos de la vida literaria complutense dando cuenta y razón de lo que se publica. Por esta correspondencia desfilan los nombres de Palacio Valdés, escritor con gancho en aquel momento y que le parece “demasiado realista”. Los dos temen a Clarín como crítico. La Pardo Bazán está muy interesada por los rusos. Galdós va a su aire. Et sic et coeteris...

El egrabense no oculta su desaliento y la astenia productiva. Ha dejado de escribir novelas y sólo redacta algunos cuentos. Se queja al cumplir los 59 años de ser un viejo. Le cansa leer y tema quedarse ciego. La temática de este carteo lleno de enjundia tanto filosófica como informativa, puesto que ambos realizan un estudio de época, es estrictamente estética. Uno y otro son hombres de ideas. Pero rara vez mientan la política. Cabe notar que en la correspondencia datada en 1898 no existe la menor referencia a la crisis de Cuba. La muerte de Canovas es sólo objeto de unas breves líneas. El eminente estadística cayó asesinado victima de un atentado terrorista en el balneario de Santa Águeda e Guipúzcoa el 7 de agosto de 1897. la bala del anarquista Angiolillo – por ese cabo nuestra hoja de servicios no puede ser más dramática: la mayor parte de nuestros primeros ministros no suele morir en la cama- fue el prólogo de nuestra decadencia iniciada con la pérdida del último florón.

Sagasta, empecinado en la cuadratura del círculo, hasta el último hombre y hasta la última peseta, se vio inerme y con las manos atadas para lidiar con el gigante yanqui y sus maulas. La voladura del “Maine” fue una impresionante maniobra política de auto golpe. De entonces hasta ahora son expertos en la materia. El jingoísmo, los hechos consumados, las campanas de Randolph Hearst que siguen sonando a media noche en las manos yertas y universales de Ciudadano Kane. Estamos ante el caso de la trama de la novela de Chesterton “El hombre que fue Jueves”. El ladrón he aquí que es el jefe de los guardias. Y el inventor del terrorismo como arma política es el súper agente secreto encargado de acabar con los maleantes con la dinamita a cuestas, transformado en una especie de gendarme universal. Historias de involución. ¡Si yo les pudiera contar!

En la época de las cesantías en este coloquio epistolar a muchas leguas de distancia los abajofirmantes y derechohabientes del parnaso español, dos auténticas plumas galanas, dos fueras de serie, se intercambian letras de recomendación para cada uno de sus comilitones políticos. La izquierda de don Juan y la “derechona” de don Marcelino se entienden bajo cuerda y dialogan, un maravilloso ejemplo para los españolitos de 2004 que viven tiempos tan crispados. Son dos elegantes que nata tienen que ver con la canallesca. Cada uno posee un concepto de España y la ama a su manera, mas no por eso han de estarse haciendo la guerra.

Pese a la diferencia de edad y de inclinaciones un tanto bohemias los dos debieron de compartir alguna que otra francachela. Ya despunta por entonces las inclinaciones etílicas del santanderino que le habían de conducir a la tumba. Todos sabemos que Menéndez y Pelayo fue un sabio de vida bastante desarreglada. Libros, vino y mujeres fueron la norma de su juventud. El cordobés, de bastante más edad, era de condiciones más áticas y serenas pero en sus buenos tiempos debió de gustar de echarle alguna canita al aire.

Frecuentaron un garito en la calle Barquillo por nombre “La Sinagoga” donde debía de haber unas hebreas bellísimas, sueltas de espíritu y de lengua y que tenían nombres de guerra tan sonoros como Aspasia, Rodopis, Hipatis y otras Raqueles lacrimosas. Amen de comprensivas e inteligentes debían de ser mujeres muy sensibles y cariñosas. Valera desde el extranjero indaga sobre el estado de salud de las pupilas y Menéndez y Pelayo, asiduo cliente del local, le manda recuerdos de su parte. Todo queda en casa pero los detalles no pueden ser más humanos. La prestancia de Valera como escritor de epístolas es destacable. He de decir que aunque sus producciones que leí antaño- “Pepita Jiménez” y “Juanita la Larga”- las encontré demasiado almibaradas y sin gancho estilísticamente es perfecto. Como memorialista sus juicios no son nada desdeñables y su prosa cuajada de primores brilla a gran altura y sus pronunciamientos sobre el mundo que le circunda son definitorios y definitivos.

Todo indica que debió de ser un andaluz diserto y culto, hombre de mundo, muy hábil y c on muchas tablas que solía escaparse por la tangente. En los vaivenes de los partidos turnantes supo nadar y guardar la ropa hurtando el cuerpo a las diferentes crisis de gobierno que siempre le encontraron a muchos kilómetros de distancia o con el charco de por medio. Eso en España donde las relaciones personales se encabronan con tanta facilidad es una ventaja de la cual sabe sacar partido.

Tenía don de gentes. Era buen psicólogo pero en Lisboa se siente abatidísimo. Percibe el fracaso de unidad de los pueblos ibéricos detrás de los cuales se encuentra Inglaterra como muñidora de conflictos. Como siempre. Por eso sus dictámenes antilusitanos son auténticos veredictos: “Esta gente está archiperdida por haber renegado de su casta y por ser ridículo arrendajo de los ingleses... Yo no quiero a Portugal sino despoblada... el portugués es finchado, carrancudo y tieso”. ¿Qué le ocurrió al autor de “Pepita Jiménez” en Portugal?

De todas formas estas cartas son un baremo para estudiar su estado de ánimo. Parece ser que tenía un carácter depresivo. “Hoy no estoy para nada-escribe- Soy el rigor de las desdichas”. Por el contrario, su corresponsal en la Academia siempre estaba embarcado en alguna aventura literaria y era proverbial su poderosa capacidad de trabajo. “Me sorprende la capacidad que posee usted para escribir” le confiesa Valera en una misiva al tiempo que le confía un encargo: ir a la estafeta a encontrar unas cajas de habanos que le perdieron en Correos y que se fueron por la posta. Los vegueros debían de ser lo mejor de Vuelta Abajo dado el interés que muestra.

Las averiguaciones del eminente polígrafo surten resultados y las cajas aparecen y don Juan se los fumó a la salud de su corresponsal desde el exilio dorado. En agradecimiento desde Lisboa remite a don Marcelino una serie de tomos sobre la poesía de los hispano hebreos (el tema judío le apasiona al autor de los “Heterodoxos”) que habrían de hacer las delicias lectoras de un hombre como él bibliópola empedernido y siempre a la caza de raros y de curiosos y que llegaría a acumular una de las bibliotecas más surtidas del país.

Hay un cierto holismo, una interdependencia que llega casi a la telepatía entre estas dos mentes privilegiadas, protagonistas intelectuales de una de las épocas más interesantes de la historia de España. Literariamente fue nuestro segundo siglo de Oro. Un faro de luz que alumbra un mundo sumido en las tinieblas de las covachuelas y de los manguitos. Estas cartas son el vivo reflejo de una amistad entrañable. Podemos conocer algunas intimidades de uno y otro. Verbigracia, la esposa del diplomático era gastiza y dada a los dispendios copiosos. Echa de menos las tertulias de Madrid y se queja de su astenia productiva. Refiere la impresión que le causara la ciudad de Washington con su moderna traza, las grandes avenidas. “Esto es como la Granja pero al por mayor”. Se asfixia de calor a orillas del Potomac. Los mosquitos, libélulas y cocoyas son un martirio en las noches de verano. No hay ac eras. Las dimensiones de los ríos y del propio país son desbordantes. Desde Nueva York a San Francisco- apunta- hay la misma distancia que desde Cádiz a Arcángel atravesando las distancias de un continente enorme donde la naturaleza es todavía virgen.

Allí le sorprenden algunas desgracias familiares como la muerte de su hijo Luisito a los 16 años. Menéndez y Pelayo le manda el pésame al tiempo que le refiere que acaba de pronunciar una conferencia sobre Raimundo Lulio. Asimismo, le envía un ejemplar de “La Regenta” novela que acaba de aparecer en Madrid en 1884 con gran escándalo para el clero ovetense.

He aquí el juicio que emite don Marcelino sobre la novela de Clarín que siempre le parece que vale más que Pereda: “ En él se anuncia un grandioso novelista en medio de ciertas inexperiencias y rasgos de mal gusto”. Ambos comunicantes hacen gala de su espíritu sodalicio pues entonces los amigos lo eran para toda la vida pese a las divergencias políticas.

En 1885 muere Alfonso XII y Menéndez y Pelayo dice que Verdaguer es el mayor poeta de España aunque adolezca de un cierto victorhuguismo. Valera por su parte manifiesta la ilusión que le hace el que “Pepita Jiménez” está ya en los tórculos de un editor neoyorquino. Él será junto a Palacio Valdés uno de los pocos autores españoles traducidos a ese idioma. Tanto a ingleses como norteamericanos les merecemos poco crédito. Jamás nos hicieron caso y en todo autor que es vertido – loor de enemigo – hay latente casi siempre una intencionalidad política. A pesar de que aquí se ha escrito mucho y bien y nuestra literatura sea más interesante que la anglosajona.

En 1886 don Juan es trasladado a Bruselas. Por aquellos días es comidilla en los círculos literarios complutenses la decisión del político español don Manuel Silvela de publicar la obra completa de Sor María de Ágreda, amiga también por carta del rey Felipe IV y autora de la “Mística Ciudad de Dios”, un bizantino y prolijo tratado acerca de la vida de la Virgen María. Estamos en un tiempo en el cual la gente se interesa por el espiritismo. El mismo Valera, sin llegar a ser un hierofante o experto en materias ocultas, perteneció a una sociedad teosófica. Aunque él creía firmemente que las letras y no la superstición eran signos de renovación entre los pueblos. Y en sus lucubraciones por carta estos dos amigos creen todavía viable un próximo renacimiento de España. “Desde hace dos siglos- afirma el embajador con tristeza- hemos remedado mucho a los extranjeros renegando de nuestras cosas. Nos hemos mostrado algo bárbaros por despecho aceptando acusaciones como alabanzas o haciendo gala del sambenito que nos ponían”.

Los dos quieren ser castizos sin sonar a arcaicos y refutan el “absurdo regionalismo catalán” y están determinados a demostrar que España después de Gracia e Italia ha sido uno de los grandes países civilizadores del mundo. ¡Qué gran verdad!









CONTRA EL PRÍNCIPE DE LA MENTIRA Y LA IRRITACIÓN CÓSMICA

 

EXORCISMOS Y POSESIÓN DIABÓLICA


Toma sus incrementos el señor del Mundo que se agazapa en las urnas ha usurpado su posesión de los circuitos electrónicos sonríe desde las paginas de papel cuché de las revistas del corazón se asoma a los informativos tan pronto agarra la alcachofa de la Ser como explota desde la sonrisa pletórica y algo cabrona del Sr. García .

El príncipe de la mentira sigiloso sinuoso y tenebroso tiene a todo el periodismo de la escala mediática agarrado por los cojones. Fementido Satanás engalanado a todas horas y arrastrando almas incautas a las simas de pedro botero.

El señor Gurruchaga ese donostiarra de la voz cachonda viaje con nosotros lo invoca a todas las horas. El imperio del mal se ha encaramado a la cúpula del capitolio proclama sus medias verdades desde la cúpula de Bernini. De la mano de un cantante rabino que canta Leonardo Cohen se ha instalado en Paris. Moscú es suyo y tiene su trono en Londres. Pero no vayáis a ese cura de Alcalá que hace exorcismo. Os meterá una legión de malditos en el cuerpo y no quedan pearas de cerdos a mano donde traspasarlos, la solución que dio Jesús en Tiberiades. 

¡Ah Satanás, estamos en tus manos! El demonio con su piel de serpiente apta para mudar la camisa se ha hecho mujer, habla por la tele en el programa tan pastueño de amigas y conocidas y parla y garla a todas horas impartiendo consignas nunca soluciones ni bendiciones.

Es pertinaz la impugnación diabólica. Al redactar estas lineas pasan por mi puerta todo un alarde de hombres solos desconsolados que profieren gemidos sin rumbo sin hogar sin hijos desposeídos de sus facultades sus esposas los arrojaron de casa dijeron fuera zánganos y metieron en casa al macho cabrio que es siempre mozo y bien dotada para que las gozara.

Son las turbas que seguían a Xto multitud de enfermos lunáticos epilépticos melancólicos que han perdido la honra y el trabajo. Van diciendo Jesús hijo de David ten piedad de mí y la última de todos viene la hemorroisa que se acerca con animo de tocar la orla del manto del Salvador.

Sólo él puede con el Pateta. Muriendo en una cruz venció al diablo.

Sin embargo, acá está nuevamente Mefistófeles parlando lenguas desconocidas enseñándonos la “patita democrática”. Sigue tan canalla y deslumbrante. Desvela cosas ocultas, es capaz de adivinar el futuro, puede levitar y subirse a lo alto de una nube. Ole el mundo facundo.

Desgraciadamente ya no se ven, a las puertas de las iglesias, como se hacía en los tiempos primitivos, filas de penitentes tapados de saco y cubierta la cabeza de ceniza escuchando la lectura del exorcismo que se hacía por una diaconisa tras la lectura del ultimo evangelio. Durante las fiestas hiemales de cuaresma.

Estaban excluidos de la bendición y del canto diaconal los sodomitas y los leprosos.

En estos tiempos aparentemente tan normales y modernos el gran enemigo de los hombres regresa con sus banderas arco iris y sus contoneos de lujuria por detrás. Vergas y culos todo te lo daré si te agachas ante mi te prosternas y me adoras. He aquí un símbolo de que el planeta va marcha cara atrás caminando de cabeza y al revés.

Veo bajar desde Malasaña a la horda satánica. Son los selenitas hijos de Endimión el dios del sueño que viven a oscuras en la cara oculta de la luna ufanándose de sus torpezas y exhibiendo su condición de maricas unos pervertidos por el libertinaje de la época y otros de nacencia. Esos tienen menos culpa, han bajado a Madrid por una escalera que conecta la Puerta del Sol con la luna.

Todos sabemos que el universo está poblado de malos espíritus pero a todos se les fumiga. Llegan los monomaniáticos subidos al carro de Cibeles y otros arrastran descalzos la soga de Judas. Dice Tertuliano que no hay hombre que no sea perseguido por un demonio. Nos explica este padre de la iglesia, e invoca el exorcismo que ha de actuar sobre el alma ex opere operato de forma infalible.

Es una fórmula que se reserva la iglesia para casos extremos. Sin embargo, no es un conjuro. He leído estos días el “Liber exorcismorum” que nos dicen que el energúmeno se aleja del cuerpo del poseso mediante la imposición de manos pero solo los limpios de corazón y con una fe firme serán capaces de consumar la tarea de arrojar al amo del mundo del cuerpo de los poseídos cuyas almas detentan.

Se acerca ya la turba multicolor enarbolando el pendón de Luzbel al grito de non serviam, lo quiero todo al revés.

El evangelio, sin embargo, es contundente al respecto; “Aquellos que me sigan tendrán estos signos: echarán diablos, domarán sierpes, las malas hierbas y los venenos que tomen no les harán daño. Sobre los enfermos e impedidos impondrán sus manos y sanarán”.

En esa demanda seguimos, Señor, domando serpientes con nuestra literatura. Somos los que luchamos contra la bestia.