2020-08-07

urnas y horcas caudinas

la democracia la gran maula. Una novela sobre la gran mentira


LA MUJER FUERTE DE ANTONIO PARRA UNA GRAN NOVELA”


No tengo abuela ya pero este comentario de una amiga me ha llenado de orgullo. La tenía por ahí arrumbada. No se vendieron muchos ejemplares. La escribí de un tirón unas 250 páginas y su publicación en una editorial pirata fue una pesadilla.

Ocurrió una novela dentro de una novela pero poniendo en antecedentes al que leyere creo que una mano me guiaba. Hay un soplo profético flotando por sus páginas. En algunas cláusulas no me re reconozco.

El autor pare su obra, la lanza al corral de la vida, corta el cordón umbilical, rompe la placenta y el hijo literario se transforma en un ser independiente. Con vida propia.

Es una sátira de lo que está pasando. Una parábola de la gran soledad moderna, de la falta de asideros. Hemos perdido el centro. Se vive en la mentira y el disimulo sirviendo a los tres grandes dioses de la modernidad: Moloch, Mammon y Príapo, esto es la guerra, el dinero y el sexo.

Se venera a la urna como el gran tótem. Los romanos escondían habas en la toga y emitían su veredicto echándolas en una orza que luego rompían los arúspices. El voto era personal e intransferible. Y tenía algo de hecho sagrado y litúrgico pero ahora en la sociedad global votamos entre la coacción y el pucherazo como acaba de suceder en Irlanda.

Ha venido Mr. Muddy. ¿Quién es ese mister? Pues nada menos que Barroso el lusitano jefe de toda la hueste eurocrata. Es noticia sólo aquello que yo quiero que lo sea y se elige al que a mí me de la gana, dice el Gran Marrano el gran personaje de Quien encontrará a la Mujer Fuerte, el ojo que todo lo ve, la mente que todo lo escudriña. El que apacienta sus piaras de cerdas. El gran pastor y el gran borrego. Otra versión de Satán. Gracias a sus mañas creemos vivir en la democracia pero esto es una autocracia sometida al yugo de un tirano invisible.

La Bolsa o la vida. No. La Prensa oiga. Son las dos columnas sobre las que se alza el templo del Gran Hermano. No se me despinta. Ya no te me escapas. Vivimos tiempos recios. De la dictadura del proletariado hemos pasado a la dictadura de los partidos políticos, a la corrupción, al mamoneo, al pelotazo. Acaban de resucitar los gigantes.

Todo eso lo puse en mi novela. Y como muestra un botón. Va este párrafo:

“el gran jefe de la gendarmería se había fugado al extranjero burlando a los topos del gran Marrano. Se había marchado a ultramar diz que en compañía de una corista o un cabo de la legión… todo eran tártagos y batidores para el Gran Filipo, sin que el Porquerizo supremo se inmutase lo más mínimo. Semejantes efluvios de corrupción eran efluvios de perfume francés para sus narices habituadas a los miasmas de la Mentira en las pocilgas. Sus palacios no eran sino zahúrdas… Iba por el mundo con una urna al hombro pero no era una urna sino un inmenso ataúd en cuyo interior se bamboleaban millones de cadáveres”

Creo haber dado a la estampa una hermosa parábola. En el libro hay muchas claves. La narración se mueve en un plano filosófico en el que salen a la luz las siguientes ideas:
- No hay vida interior sino exterior.
- El odio ha sustituido al amor pero el odio como todas las formas negativas no es creativo pero el sistema se alimenta de violencias y tiene en sus manos los poderosos medios de comunicación que son las herramientas con que esparce el miedo. Así sus súbditos están mejor controlados.
- Atomismo. La globalización ha fomentado los separatismos y el terrorismo siguiendo la norma cesárea de divide y vencerás. Toda una paradoja. La gran unidad fomenta la desunión de los pequeños.
- Urnas y mortajas. El hombre experimental, clonado, mentes fruto de la manipulación genética. Se lanzan iconos molde. Hay que seguir los módulos y el patrón de una imagen. Ser del montón. Esta es una especie de afán de cría de seres humanos. Ya lo dije Orwell en la granja del gran cofrade.
- Charlatanería, legitimismo, pleitos, rábulas. La bolsa y la prensa. La política como género literario. La gran mentira se convierte en blabla pues la política nada tiene que ver con el día a día de la vida del ciudadano.
- Ambiente de guerra pero las guerras en medio de este vértigo desatado de laicismo van a ser todas religiosas.
- Son embargo el protagonista un diacono que se convierte a la ortodoxia mira a Cristo alzarse sobre el cosmos. Él es el centro de la estudia. Un icono de la Virgen María rasga las nubes del cielo. Se escuchan cánticos. En Rusia. De allí vendrá la salvación de la humanidad y del cristianismo. Roma está corrompida y el Vaticano es un nido de víboras. Metanoite. Convertíos.
- La vida exige como principio elementos positivos. Nuestro amor debe de superar al odio. La venganza ha de ser sustituida por el perdón. Se llega así a una suerte de quietismo. Con un consejo siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el féretro del que te odia. Ten paciencia, sufre con longanimidad las adversidades y oprobios y espera la venida del reino de Dios.
- La revolución es satánica. Los pactos con el diablo suelen abocar a la perdición de los compromisarios de tan fatídico personaje que hoy reina en el mundo. Se habla mucho del 666. pero el Señor permite estos cataclismos históricos no como castigo sino a efectos de purificación. Él sabe escribir con letras torcidas y de estos cambios suelen sacarse ventajas.


Estas son a grandes rasgos las ideas que me propuse manejar a la vista del gran giro que da el mundo a partir de 1989. Los ojos del diacono quedan clavados en la mirada de la Virgen Maria y en la escena final que tiene por marco un cementerio en un cerro ve los cuerpos gloriosos de los resucitados.

Entre los que se encuentra su padre soldadito de la Blau quien saluda y besa a los ruskis contra los que combatió en el lago Ilmen. Sí, al cabo de esta inmensa pesadilla, el amor es posible y el perdón. Pero todo en clave de sátira y en clave de buen humor. Esto no ha de faltar en una buena novela como tampoco el lenguaje de la calle.

Yo les recomendaría esta novela como vademécum para andar por este laberinto que es la España de la transición en el finiseculo. En cuatro largos capítulos. Les aseguro que pasarán un buen rato.

QUIEN ENCONTRARÁ A LA MUJER FUERTE
Por Millán Sacramenta Artedo (seudónimo)
Madrid 1997,253 pp. En cuarto menor
Precio 8€.
Envío por correo certificado a España 4.39€
Pedidos: contactar marfea@outlook.es
O llamar a 663581941


 

SEGOVIA BUEN PUEBLO MALA GENTE

 

DE SEGOVIA NI EL POLVO DE LOS ZAPATOS


Duro es el mundo pero esta mañana de verano misa de san Agustín mis males lleve después de la avenida que anegó los campos de Valdemoro me acuerdo de mi amigo Paco fenecido hace doce años como pasa el tiempo. Umbral era Umbral. Le canto un responso mientras me zampo una albacora de la primera cosecha de la higuera que planté en el huerto. Chimenea y huerto soy feliz mientras miro para los muros derruidos de la patria mía Segovia triunfal el gran cedro del convento de las jesuitinas los merlones de la muralla por donde se asoman los fantasmas de mi pasado todo son pesares y arrepentimientos. La Virgen del Socorro desde su camarín engastado en la veranda me mira con ojos maternales e indiferentes extendiendo su manto protector sobre el barrio judío. Un rabino baja por las escalerillas de san Roque con los doce panes de la preposición. Una parida lleva las velas de la purificación el cantor ante la congregación de san Andrés entona la Shema. En el océano de las borrascas se precipitaron nuestras ansias y desdenes por causa de la política. Suben y bajan los espectros (Wraith) el caballista Jurry cabalga sobre su mejor alazán. Una recién casada alza el velo “huppah” y el mundo se hace de noche en espera del amanecer de los hijos. La congregación entona epitalamios… cuando el rey Nimrod al campo salía… yo contemplo desde mi tabuco toda la estrellería que ilumina el mundo de la edad media cómo era este barrio antes de 1492. Miriam que acaba de ser desvirgada por Jonás su marido en la noche de bodas hace un baño ritual (mikveh) se frota sus partes con agua de lluvia, el sacristán va de acá para allá picando a las puertas de todos los miembros de la comunidad clamando a voz en grito:

Nos ha nacido un niño que será rey de Israel.

Cunde en aquel instante la alegría por toda la aljama

 Así fue y así será. Me envuelvo en las filacterias del tefillot bufanda de oración y lloro mis pecados que perdonará siempre Adonai por Yom Kippur. Portamos los judíos la llama del fuego sagrado libamos de la copa del dolor y del vino eucaristía. Señor bendice este zumo de la vida fruto de la labor y de los trabajos del hombre (kidush) amen… amen que este pan y este vino sean la garantía de nuestra salvación (pikuah nefesh) pues para salvar vidas y no para destruirla fuimos puestos los judíos. Somos los elegidos del sufrimiento de la paz y del perdón nos agrada decir shalom. Que esa palabra esté siempre en nuestros labios amin… amin. Todo es perecedero y extinguible pero los hombres van de acá para allá en una Poriomanía incansable buscando la tierra prometida somos trotamundos viajeros peregrinos en esta vida devorados por los félidos tigres leones gatos y alimentados por los solípedos. El mundo se divide en buenos y malos y en animales de garra y pezuña. Seamos prudentes y diligentes… Cunctanter… oído al parche y ojo al cristo que es de plata. Tañe el esquilón y se duermen todos los tordos al sur. S k l e p o s… dura y áspera es la vida misma… este adjetivo griego es un monograma que vale para definir cómo es la vida entre españoles envidiosos desalmados indiferentes ladrones y escoliastas. I am a dangling manVivo colgado de una percha subido a lo alto de una columna como Simón Estilita. Vivo dentro de un arco formero y mi punto de apoyo es un ladrillo sardinel pero como soy algo escaro y tengo una pierna más larga que otra y se me hinchan los tobillos piso mal y me fatigo cuando me atrevo con largas caminata tú me dirás, Rui Blas. Sé manejar el escardillo y el almocafre.

De tanto empinar el codo yo padecía prurito vesical y mis canales urinarios ardían en el escozor de la ascitis. Por tu uromancia y poliuria yo te conjuro beberás aguardiente de olivo. Triste destino el del borracho. He sido un patoso en todas partes, perdí las grandes oportunidades.  Nada me salía a derechas. Un día quise abrir una librería de lance en Canterbury pero el arzobispo me dijo que no era buena idea. Un pub en Londres sería más rentable, hijo. Los libros no los quiere nadie. El ángel de la muerte que odia la verdad y el consuelo derramó su copa de acíbar sobre las páginas de los grandes textos. Quemaron las novelas de los excelsos autores y a la hoguera fueron las enciclopedias y los grandes tomos de psicología pero en la gran almenara sobrevivieron los textos mediocres de Julia Navarro esa que ayer parlaba en la Cope con el Calvo de los Halagos un tal Expósito que no ha soltado aun la chaquetilla de camarero a ver qué va a ser los señores, pues la Julia hija del Yale pare más que una coneja, inunda de títulos los booksellers de los estantes de estaciones y aeropuertos. Es una designada, una elegida. Ellos los de la mafia político-literaria se hacen la ola unos a otros y el resultado de la maniobra no puede ser más cretino. Vivimos en un mundo endogámico yo me lo guiso y yo me lo como. Son los hijos espurios del franquismo, trasvertidos de generalísimo al revés, toreros de salón americano y cócteles en el Palace. Así que la hija del Yale rotula una de sus execrables títulos con el predicado "No matarás" y no se acuerda de que su padre el maldito cojo de las columnas de "Pueblo" tiró un día en Toledo a su madre por la ventana. Muerte a los filósofos. Venían con una tea los seguidores de la diosa del fuego Arson Luminia y la blandían sobre los campos y las torres de las ciudades que se incendiaban, el fuego arrasaba las plazas y las campanas de todas las villas tocaban a muerto. Arson Luminia es la compañera de viaje de Finsternis la deidad del amor oscuro manipula tortillas estériles como Safo.  La informática a la cual di muerte era de aquel gremio. Cave canem. Cuidado con el perro. Ojo a los mastines. Pululan por doquier. Muchos se han hecho periodistas y tertulianos o tertulianas melena al viento bellos palmitos hermosos rostros que esconden el alma negra cuajada de fealdades de mentiras asesinas. El asno de Balaam rebuzna por las esquinas. Al gran jefe se le ha puesto cara de trasera del trolebús... a face like the bus of a bus, decía mi querido suegro mr. Hugh. Quiero ir a Londres a un cementerio de Dagenham a llevarle crisantemos. Es el mejor inglés que conocí. Su esposa se llamaba Grafila y tenía un tío por nombre Harry y por apellido Escolex, abollonado de cara y corto de vista. Al mirarle yo me daba cuenta de que soy una escolopendra y que mi mente es un ciempiés. Dares y tomares. El marqués estaba en la sombra la mirada alzada hacia el horizonte y la espada en su mano pues la necromancia es un arte del demonio. Mucho se practica en Valladolid. Allí viven españoles de poca sustancia huéspedes del Gran tornadizo que los inviernos van a la iglesia no por devoción sino para calentarse en las estufas templos mixtilíneos donde la Virgen se confunde con diosas de la antigüedad.

La contemplación de Segovia que es la ciudad del mundo que más se parece a Jerusalén. En ella yo nací por desgracia bebía agua en la Fuente del Tornadizo. De niño mis padres quisieron llevarme a Quitapesares un manicomio que estaba en la carretera de la Granja de San Ildefonso porque observaron rarezas en mi conducta, siempre tenía ganas de comer, fui un niño gordo maltratado victima del bullying al que le gustaba la soledad, muy impresionable, que tenía ciertas manías y una viva imaginación, me sobaba las manos y daba vueltas a los palos que encontraba en el patio del colegio y jugaba con las ramas de los tilos que se venían abajo partidas de brisca. Recordaba aquellos tiempos y mis ojos se extendían hacia la vaguada del Clamores de donde se podía obtener una buena panorámica de la muralla, dando gracias al altísimo por estar vivo, porque huí de la cola del león siendo cabeza de ratón, no me enchironaron aunque los malditos quisieron darme por culo pero yo no me dejé. Detrás estaba la catedral. Vi un gato negro acicalándose en uno de los merlones de la muralla romana. Estaba justo delante del tejado de la casa donde yo vine al mundo, mala señal, tuve miedo. Me habían pasado muchas desgracias en la vida y en el fulgor eléctrico de la mirada de aquel michino me hacía pensar en desdichas. Leí en ellos mi sentencia que era sufrir y padecer de por vida. Lo tenía bien asumido. Aquel felino era el símbolo de la indiferencia con que me recibía la casa donde yo nací y por los ojos del gato se asomaba la ventanera de mi madre que me parió primero y luego me maldijo... no perteneces, no estás en el grupo, no eres de los nuestros. El gato negro da mala suerte pero mi miedo se trocó en espanto a los pocos días cuando marché a Galicia   un balneario para recuperar mi precaria salud  me crucé con una meiga que me escrutaba de arriba abajo. Bajé corriendo por las escaleras del hotel, salí a la calle, corrí despavorido por una calle larga jalonada de casas de piedra. Un coche con matricula francesa se paró a mi vera. Oiga buen hombre me puede decir donde hay un banco para cambiar moneda... son las cuatro la tarde de un viernes y las sucursales bancarias han echado el cierre, mañana es el Día de la Virgen... un extranjero un hombre muy grande un indio de raza aria asomó su cara espectral por la ventanilla y en un movimiento rápido me arrebató la billetera que yo llevaba en el bolso del pecho de la camisa veraniega. Fue un visto y no visto. Cuando me quise dar cuenta el rumano o lo que fuera había desaparecido. Corrí despavorido en una búsqueda inútil, alcé la vista y me topé con la mirada espectral de la meiga que nos estaba observando desde un balcón. Grité: "señora, al ladrón, al ladrón que me robó". El espectro cerró la ventana de la casa de piedra y me lanzó su maldición... ainda etoufes, neno. Su mirada era muy poderosa y quemaba casi con más poder y furia que la del gato negro.  Los ojos de la meiga eran los ojos del basilisco. Conjuré mi inquietud aferrando las cuentas de un rosario que siempre llevo conmigo... Sálvame Virgen del Carmen. Nunca podré olvidar aquel atisbo de la saludadora galaica que llenó para siempre mi vida de inquietud. En mi cartera llevaba unos cien euros. En hora menguada pasé por el lugar un día de agosto cuando España se convierte en cueva de ladrones de peristas carteristas, violadores y expertos en el arte del latrocinio y del tirón. No es fácil vivir bajo el yugo férreo de los mangantes. Nuestros políticos reenvían buques de guerra para recoger emigrantes del Aliyah invasora que cruzan el Mediterráneo con plegarias a Alá. La cimitarra sarracena se mecerá sobre nuestras cabezas despues de los versículos al alcorán, tras la alcatifa y el Ramadán, los sermones del papa Interpuesto ese judío argentino que a España le hizo tanto mal. Es la hora de los mangantes. Manda en la calle la apisonadora de la mentira y hay mucha angustia en los corazones. La tele es una maquina de dar por el culo, cloaca de inmundicias y zafiedades. Machaca nuestras meninges con consignas, activa el miedo. Después del incidente de mi encuentro con el rumano que me robó no tuve más remedio que refugiarme en el  ribeiro. Me bebí litro y medio y me puse coloquial y parleto. En ese estado de euforia yo perdono a todo el mundo. Cuando subí en el ascensor de mi hotel me miraba en el espejo para saber si mis ojos estaban brillantes y echaba el aliento en el espejo del elevador pues todo mi afán era procurar que mi mujer no advirtiese que había libado de lo mío por el aliento. Advierte el Talmud que la borrachera es cosa de paganos. En eso no estoy de acuerdo pienso con muchos judíos que el legado de Noé es una de las grandes cosas de esta vida porque cuando no hay remedio litro y medio.

Si los niños callan hablarán las piedras voz de inocentes que desdicen las mentiras de los micrófonos las palabras al oído de las planchas masónicas prometiendo progreso y dejando desolación. Busco en los recovequeos de mi existencia aquellas corresponsalías en Londres y en Nueva York fui un elegido de los dioses un angel caido en el barro democrático. Hube por descontado mis maestros y epigonos que abrieron senda antes que yo. Uno de ellos fue un manchego Eugenio Suarez un falangista hijo de un médico de Dailiel al que los rojos fusilaron en una uneta un dia de niebla de noviembrew a favor de la oscuridad y de la niebla pudo huir y refugiarse en una alquería donde le lavaron las heridas y por Somosierra se pasó. Era un hoven periodistas de flamante pluma al que sus jefes enviaron como coresponsal a Budapest. Yo fui el ultimo de aqyuella brillante saga eñ mejor racimo de las parras literarias de España. A Eugenio le cupo la gloria la gfracia y la desgracia de conar el holocausto o lo que sdicen holocausto que no fue tal sino el resultado de los dimes y diretes y crueldades de toda la guerra  pero el angle del mal se surve de aquel incidente hustorico para acabar con el drama de la pasión del Señor. Llegó a la ciudad más bella de Europa en un flamante Volkswagen con escolta de soldados alemanes. Y asistió a la destrucción del bello enclave magiar que había sido sede europera de toda la judería y donde los judios habían podido convivir con los cristianos sin fricciones. Las fortalezas volantes norteamericanos acabaron con aquella buena relación. Lavalia en la cidad valia muy poco. Por unos pengos podías comprar un salvoconducto, una mujer por una noche y tres bocadillos de salchichas. Que no me vengan con historia. Yo cerré la tienda de aquellos proceres del periodismo en Nueva York. Cuando el gran Filipo blandía `puños cerrados en Manhattan y amenazaba con emviarmps a topdos a un campo de concetración o fusularnos. Tenía como adlatere a Maraña que me insultaba cada vez que podía. El odio rojo les daba vitaminas, pero no eran moscovitas. Venían criados a los pechos de las principales universidades californianas

 Ahora contemplo la magnifica visión amurallada de Segovia desde la Hontanilla. Me deslumbra el brillo de las piedras, me atenazan los recuerdos, soy presa de mis remordimientos.

 Los mandilones dicen que allí estaba el cementerio hebreo pero no es así. Hubo un camposanto judío en el Corral de los Huesos en lo que era hasta hace poco el macelo municipal pero, al dar la vuelta a la tortilla aquí todo el mundo se declara más papista, que el Papa y más israelita que san Melqisedec cuando hasta hace poco nos corrían a gorrazos y ese es un tema en el cual no quiero entrar porque me exaspera, yo he venido a contar la historia de mi amigo Manahén  Gumersindo Arije que creo que llevaba sangre de los elegidos por lo menos en un cuarenta por ciento como tantos y tantos españoles. También nacido por estas veredas en la que llamaban la Casa de la Troya. Debía de ser algo pariente del gran Tacaño y se emocionaba cuando leía el Buscón y narraba a sus amigos las aventuras del Domine Cabra un segoviano típico.  Segovia "peccatrix" pecadora y cicatera. ¡No te jode! Y tan pecadora que aquí no cabe un tonto más. Le han erigido un monumento a Satanás. Mis paisanos escupen las arras. Nací en esta ciudad de acarreo, tierra de perailes, gente del bronce y de la hoja, y de tusonas, mulas del diablo y barraganas de curas y frailes.  La vida me hizo mostrarme escéptico de ciertas solemnes verdades que se fueron por la posta, pero no soy mala persona, creo, hasta ahora no maté a nadie. Sólo soy necio e inconsciente, iluso y algo bocazas. Por eso, he venido a prosternar mis huesos ante el clemente Zeus tronitonante, Señor del Olimpo, padre de todas las creencias, de todas las religiones, cuyo decálogo en piedra bajó desde las cumbres del Olimpo: que Alcorán, el Candelabro y la Cruz se junten pero todas ellas a los pies del Gólgota Redentor y a la sombra del manto de la Virgen María. Lo veo difícil porque la humanidad acostumbra a matarse en nombre de la divinidad y ahora en el Vaticano están hechos unos zorros con eso de que obispos y cardenales sodomicen en sacristías y confesionarios a los niños de coro con todo y eso el pobre Villeguillo, vagabundo segoviano, no renuncia al legado cristiano demasiado viejo para cambiar de religión, sin perder de vista la tradición y el testimonio de los mártires, que conectaron el Nuevo Testamento con el Antiguo y el fervoroso politeísmo de los dioses oscuros. De todos ellos venimos, en todos ellos nos miramos y a través dellos escuchamos la voz del Criador que es polifónica y habla de mil maneras y en diferentes tonos a los mortales. Que enmudezcan los púlpitos, bajen su voz los letrados, tiren al suelo sus mitras y sus báculos episcopales los jerarcas perversos y alcen la vista a los cielos de donde nos viene el resplandor de un dios más humanado. Zeus se convirtió en Cristo.  Aunque el Rollo de la Ley de mis mayores nos avisa:

No derramarás sangre ni semen.

Bah, eso de la religión es puro convencionalismo — clamaba a voces el diablo encaramado a lo alto del acueducto, mientras se trataba de beneficiar a la alcaldesa. A Belcebú le vuelven loco un culo grande y unas buenas "domingas" por otro nombre tetas.

Pues si no hay Dios, tú tampoco— le dije yo a Satanás que se pavoneaba por aquellas fechas de haber dado al traste con la unidad patria.


OLA DE CALOR Y CAMBIO CLIMÁTICO

 HITZE UND STARKREGEN

:Wie die Städte mit dem Klimawandel kämpfen

  • -AKTUALISIERT AM 

Der Klimawandel trifft die deutschen Städte mit voller Wucht: mehr Stürme, mehr Überflutungen, mehr Hitze. Sie suchen nach neuen Wegen, um mit den Extremen umzugehen. Und brauchen dafür viel Geld.

7 Min.

Am Anfang war der Regen. Er ergoss sich über die Innenstadt von Offenbach. In wenigen Minuten war der Maindeich umspült, waren die umliegenden Keller geflutet, stand das Wasser etwa einen halben Meter hoch. Der Fluss konnte den Regen nicht aufnehmen, das Kanalsystem auch nicht, die Deckel wurden von unten hochgedrückt. So schnell, wie der Regen gekommen war, ging er wieder. Was blieb, waren rund 400 überflutete Gebäude und Grundstücke.

Timo Steppat

Redakteur in der Politik.

Früher sagte man, dass ein solches Starkregenereignis alle 100 Jahre stattfindet. Als die erste schwere Überflutung 2015 kam, dachte Heike Hollerbach, die Leiterin des Umweltamts, das Schlimmste sei erstmal überstanden. Zehn Monate später kam der nächste Starkregen. Und 2017 wieder einer.

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EL SATIRICÓN CENAS DE LUCULO EN ROMA

 

EL SATIRICÓN

Comamos y bebamos que mañana moriremos. Vuelven al mundo las viejas costumbres incineradas de la gula. Yo era el farolero de la puerta el Sol cojo mi guitarra y enciendo el farol. Y ahora soy masterchef. Las distribuidoras grandes radicadas en una Jerusalén que no existe nos marcan páginas acerca de lo que tenemos que comer, lo que hemos de leer cuantas horas tenemos que correr y a qué horas ir al mingitorio. De grandes cenas están las sepulturas llenas. Las buena cocina es una obsesión de esta tripera sociedad a todas horas mirándose el ombligo. Cagar alegres y jiñar contentos. De acuerdo, tío, pero hazlo dentro. Es obsesión de los nuevos césares la mala literatura. Fui el otro día a la sección´pon de librería del Corte Inglés y allí me encuentro con los autores de siempre. Cualquier pedorra que sale por la tele cinco minutos tiene derecho de pernada en las grandes editoriales controladas por el sionismo cavernícolas. A la venta libros malos de Isabel San Sebastián, Cristinas López Schlichting la cual nació en un cuartel de la Benemérita y parece que se la ha olvidado y otras muchas maripavas. El buen arte de la literatura, el gran discurso, ha sido enterrado a hachazos por estos nuevos tribunos y tribunas de las plebe que nos han impuesto desde arriba los dictadores feministas y hasta estas autoras noveles son entrevistadas por el Dragón de la Tele un tal Sánchez. Así que aburrido y cautivo y desarmado el ejercito rojo, me refugio en los clásicos. He vuelto a leer en su lengua original a Petronio. El Satiricón su obra mayor me reconcilia con la vida y con la Roma. Decía Ernesto Giménez que cuando llegaba a Roma le entraban ganas de imitar madre. Madre, ay madre, no quiero vivir en esta España empedrada de pedos mediáticos. Chicas de la tele muy monas en apariencia y requete-maquilladas pero todas homologadas e iguales. Forman parte de la clonación que propicia el anticristo que habita entre nosotros. Ay Trump esa bestia rubia le cuelgan cada vez más las corbatas se hunden en su bragueta y sobrepasan los cojones que deben de estar yertos, septuagenarios y él presumiendo de hembra una Melania (que por cierto no es negra en contra de lo que canta su nombre) chica judía checa que fue a nueva york a hacer fortuna, meretriz de lujo. Por eso ya digo que le cuelgan. Así que en alas de Morfeo huyo al capitolio. El Satiricón me hace comensal de uno de sus banquetes que duraban dos días y dos noches. Esclavos de Numidia traían el aper atalajado y adornado de pámpanos y cepas toscanas.

El vino de Salerno que se derramaba sobre las togas pretextas corría en grandes jarros por las mesas. Honremos a Baco y después vendrá Venus. Menús de treinta platos un esclavo frigio servía junto a las servilletas y los cubiertos dos ganchos de plata para introducirlos en la garganta camino del vomitorio. Los romanos echaban la pota tras sus grandes trapalladas para seguir tragando.

Rechacé como descendiente de judíos de Asturica el jabalí, el lechón y los chicharrones servidos en una gran lebrillo por una matrona en paños menores. Pero me hinché a garbanzos aderezados con malvasía. Un hondero mallorquín recién llegado de las Galias, y que era centurión de la Legio Septima Gémina, se entusiasmó con el efebo Vinicio lo besaba y manoseaba y yo apartaba la mirada mirabili dictu cuando aquel demonio súcubo lo sodomizaba coram populo. Plauto el de los pies planos prorrumpió en grandes carcajadas cuando ambos amantes salieron de estampida camino del tablinium a seguir haciendo cosas feas. ¡Qué horror! El amor nefando debe de amargar como el pepino.

La bujarronería me pareció siempre digna de lástima, pero no por no ser carne de hoguera y por tener que correr un tupido velo al respecto ha de ser elogiada sino execrada como toda cualquier merma de la naturaleza donde hay tantas cosas mal hechas. Tampoco hay que poner medallas en el pecho a los bardajes.

Nunca fue para mí beneplácito pero nadie puede explicar estas debilidades inexplicables, inversiones de la natura que, trocándose del revés, buscan placer en el caño de la mierda en lugar del conducto de la generación que es lo suyo.

Plauto ya muy borracho no dejaba de darle vueltas a su copa de oro y de decir Numquam satis, numquam satis. Con lo que daba a entender que la pasión esa es insaciable y que el que va no vuelve. Que nunca se sienten satisfechos los que dan y reciben por el culo y es que debe de ser el sexo para ellos algo inagotable.

Costumbres paganas amor de efebos fiestas y banquetes baños y triclinios el cerdo salvaje bocado exquisito aper. A las dos horas de estar tendidos sobre el triclinio nuestro anfitrión Naviecus hizo llamar a las hetairas que entraron desnudas en el impluvio tocando el sistro. Muchos de los comensales que eran libertos y que trataban de ocultar con sus largas cabelleras los orificios que taladraron sus orejas, antes de ser manumitidos, se relamían de gusto y alababan la generosidad del hospede garante de tales dádivas sexuales.

De allí a la orgía sólo hubo un paso. Para no ser la oveja negra del concurso, yo me arrimé a un pino verde, esto es, a una pelirroja de Hibernia, hija de un rey remoto del clan de los picti que había sido arrastrada a Roma por los soldados de Adriano como rehén, que hablaba con la lengua de los pájaros y mostraba dos senos poderosos de los cuales los amantes querrían nutrirse eternamente. Sus besos y sus caricias me supieron a miel.

Mama Roma.

Se fueron las pilunguis y llegaron los balnearii (bañeros) que nos restregaban bien las espaldas y los muslos en el tepidarium. Muchos de estos selectos esclavos eran expertos en actividades masturbadoras. Las paredes aparecían, como en lo lupanares, tiznadas de gargajos y rastros jaculatorios del amor con prisas.

Después de estos masajes en el caldarium nos llenamos de vapores que limpiaron nuestros poros purificando el cuerpo pecador. Algunos culos romanos eran enormes

De esta tarea se encargaba los depilatores algunos de ellos eunucos. Se les encomendaba la misión afeitar el bello púbico de las dominas y era muy placentero sentir por abajo desde los glúteos a la barbilla el calor de la caldera debajo del piso del hipocausto. La tarea concluía en el frigidarium.

Sentíamos el cuerpo fresco como una lechuga. Así que volvíamos al banquete a seguir trasegando el dulce vino de Salerno y de Sicilia para basquearlo después en los vomitorios. Descargado el vientre, regresaban los deseos de más jarana pero Naviecus que era muy creyente en los dioses de su pueblo y que guardaba siempre lámparas encendidas en el lararium doméstico hizo venir a las Moiras de rostro tétrico y cantar lúgubre que se encargaban de recomendarles a los comensales su cuidado cuan presto se va el placer y cuan callando se viene la muerte. Esta procesión duraba unos minutos, las bacantes ocultaban su rostro, los borrachos se dormían arropados por la melopea lúgubre de las nenias funerales. Hay que morir luego comamos y bebamos hasta reventemos. Era la máxima de la Roma a la que hoy las nuevas bacantes de la insulsa Telemierda dan pábulo.

Las cautivas vestiplices que cuidaban de los pliegues de la veste y la toga sus señores y los cuerpos arrugados tras el paso por el unctorium y los sudores del laconicum mientras escuchábamos las charlas sin sustancia de los nugatores troleros y falaces hacían apuestas sobre quien de todos y todas las presentes tenía mejor cuerpo y cuál de los efebos era el más bello y cual de las mozas la más hermosa. Lo destacaba por tener esa vagina en mayúsculas a la que aspira el amor total. Priapo también era muy venerado en lo suyo.

A los sodomitas se les conoce por tener miembros viriles muy alargados algunos casi espantosos que les llegaban a las rodillas. como se empinaban algunos, madre mía, como las varas de una tartana cara al sol. El juego preferido en estas comilonas era sacarla a ver quien era el que la tenía más larga para gloria de Priapo y los penates patrios que le concedieron la gracia de dios.

En Roma todo tenía un sitio y una finalidad práctica. Las alumnas y la familia como núcleo eran guardadas como flores de estufa al calor familiar dentro del valladar de la honra. Intacta tenías que guardar la alcurnia porque esta es un lirio frágil cuando se marchita jamás vuelve a crecer... La palabra clave para entender estas razones de la honra entre los latinos era la palabra “virtus” de la cual tanto gustaban los antiguos romanos antes del imperio.

La capital de la catolicidad que yo empecé a amar desde Urbe condita, cuando traducía de adolescente a Tito Livio y a Salustio, estaba llena de hosterías de tabernas y de nostébulos. Visité una cuantas con gran peligro de mi pellejo. Porque en el Vicus Scelertatus y en el Boarius se arremolinaba toda la gente del hampa. Los gladiadores y andabatas residían en aquellos barrios trastiberinos. Allí la vida de un hombre valía poco. Iban a parar a la Via Asinaria todos los asesinos y mangantes del Ecumene conocido. Procuraba juntarme yo a los griegos que eran gente culta y amante de la belleza.

Prostíbulos tampoco faltaban y algunos eran centros envidiables templos verdaderos de la diosa Venus donde Venus me clavó a mí una flecha irlandesa. En aquella pelirroja soñé toda la vida. Era adolescente cuando la conocí. Llamabase Herminia.

Su cuello aparecía adornado con un anillo de oro macizo: la bulla, que yo besé unas cuantas veces aquel medallón un favor que los dioses conceden a pocos mortales la mayoría de ellos pasa la existencia sin conocer el amor pero a mí el gran Jovis Structor me otorgó ese galardón. Bebí de las aguas del manantial puro.

No había alcanzado Herminia aun la mayoría de edad cuando fue aprehendida por las legiones de Adriano, que no profanaron su cuerpo y la trajeron a Roma al templo de las vestales el anillo que ponían al cuello a los niños y se lo quitaban al alcanzar mayoría de edad. En los barrios bajos como el Boarium se escuchaba el trompeteo de los sistros y sacabuches de las plañideras que ensayaban antes de los entierros. La música se estampaba contra los triglifos de bronce. Los adivinos que embaían al público con sus embustes no paraban de hacer pronósticos y anunciar catástrofes. Un idumeo llevaba una partida de pavos al capitolio.

Los pavos se convertirían en gansos al llegar al Capitolio y empezarían a graznar. Se escuchaba gritar a la sibilas de Cumas, entre música de sistros y sacabuches o flautas de la Hélade.

Se hablaba por las calles tanto en griego como en latín. los charlatanes políticos hablaban, nugaces de democracia y el pueblo estaba rendido y cansado de tanta patraña, desde las tribunas o “rostra”. Aquello parecía Hyde Park una tarde de verano londinense. El gesto tribunicio de Rajoy sólo lo admiraban los judíos de pecho enjuto. Los esclavos se llevaban la mano a la nariz o se acariciaban el lóbulo de sus orejas agujereadas, rastro de su antigua esclavitud.

Los torsos desnudos mostraban las pinturas de inconcebibles tatuajes para anunciar la vuelta de Roma a la esclavitud. tatuajes volvemos a la esclavitud de la isla Pandataria que está en el vicus de Suburra.

Allí los pueblerinos tenían por costumbre de barrio el juego de la morra cerca de los peristilos del templo de Júpiter Stator con su balanza protectora de la república. Dedos de marfil que se introducían en la garganta para poder vomitar en los banquetes. Una urraca encerrada en la jaula me dio la bienvenida

  • Salve, Antoninus.

  • Salve honor et gloria populi romani - repliqué


El nomenclátor o heraldo anuncia a los recién llegados al impluvio que llovía a cantaros. Era la hora de los parabienes y el momento para recoger el agua fluvial en los aljibes. Velarius un ujier del tablinium, al que faltaban dos dientes me condujo a través del atrio. Dijo mientras enseñaba una mella en sus dientes delanteros:

- Me los rompió un bretón de una pedrada

Con todo y eso, allá en Bretaña, los días mas felices de mi vida son los que pasé en aquella provincia entre los galos domus Aurea y el palacio de Nerón también los visité. Uno de mis guías que se llamaba Iacetanius por ser oscense decía que la vida está hecha de aburrimiento, de economía donde el orden es siempre desorden. Método y risa se superponen. La vida es risa. Nos vamos haciendo viejos y a nosotros cada día nos gusta más la paz del hogar . La felicidad consiste en querer lo que quieren los dioses. Tito el hijo de Vespasiano que se enamoró tan perdidamente de Verenice aquella hebrea que dicen que acompañó al cristo camino del Golgota.

Pero el amor aquel por poco le cuesta la vida al conquistador de Jerusalén. Su novia trabajaba para el sanedrín y los judíos escupían al pasar por la columna Trajana donde se esculpía la ignominia de su esclavitud. Trajo a Roma el Candelabro de los Siete Brazos el que lucía en el templo de Salomón a lomos de sus esclavos. El amor nos hace iguales a los dioses ligios pero es peligroso cuando rondan mi tienta las bellas mujeres de Israel las Ester, las Judits las Rebecas y otras mataharis.

Los sicilianos cantan al sol declinante su casa oculta entre verdes arboles y rodeada de colinas. El tema del dios único. Amor pasión cristianismo nerón vida orgiástica dioses en el l a r a r i u m oratorio de o casa de los iconos que guardan los rusos. Ligia estaba en rehenes.

Vinicio muere de amor por ella pero había una dificultad insalvable: era virgen. Y las vestales no podían ser condenadas a muerte. El verdugo las violaba previa la ejecución. Desperté de mi sueño romano entre suspiros de grandeza y baticores. Volvía a mi realidad española condenado a vivir entre la marginación y la escoria recordando los esplendores de aquellos alegres días de juventud que no volverán.