MÚSICA DE ÓRGANO
Nos dan gatazo por todas partes y no hay que hacer mucho caso porque nos pasa lo que a la mula de Wamba que ni come ni bebe ni jode ni mea ni caga pero siempre anda.
Elevemos el corazón a lo alto deprecando al Dios de Israel que se acaben las guerras.
Escucho los responsos (panijidia) por los soldaditos muertos. Pregunté a los flamines si sabían donde estaba la perla de Orly y no me supieron dar razón pues leña verde mal enciende y quien mucho duerme poco aprende.
Viajo al pasado. Cuando era mozo era yo amigo del chantre de la iglesia mayor de Orense y me mostró uno de los órganos mayores de las iglesias de España. ¡Ah meu Orense! Aquae urentae aguas hirvientes, puesto que allí las legiones romanas de la Hispania ulterior tomaban las aguas de las Burgas unas fuentes termales que lanza chorros del líquido elemento desde las profundidades de la tierra a cerca de setenta grados.
Se las recomiendo al que quiera purificarse de sus pecados y al que quiera ganar salud del cuerpo y paz del espíritu, meu Orense ya digo. Era verano y hacía un calor insoportable. Me entretuve en ca de aquel canónigo tan hospitalario que me dio de comer empanadas gallegas, arroz con grelos bien regados con albariño.
En la catedral auriense pude escuchar la música divina de aquel bendito órgano de mil registros administrados por las manos expertas del reverendo Onofre que así se llamaba mi huésped. Tañía creo yo aquel aparato partituras angélicas.
El órgano, me dijo, es la expresión más perfecta del sentir católico, puesto que puede en algunos casos imitar la voz humana.
Mucho se diferencia del piano, que es instrumento de percusión, mientras el órgano catedralicio es de implosión. Lo único que tienen en común es la digitación. Funcionan con teclas.
El aire activado por un fuelle transforma el viento en trompetería celeste dentro del tubo (tudel), conjuga la capacidad de una orquesta con los solos de un barítono.
Los hay hidráulicos y los hay neumáticos.
Sus parientes son la gaita zamorana y la zampoña pastoril. Hay caños y pitos construidos los tubos por una aleación de estaño y de plomo. Que se maneja por un manubrio conectado a riostras y registros: el tapadillo, lengüetas, el gran nasardo, corneta, flauta, voz humana, voz divina, bombardas y bombardinos.
Toda esa técnica instrumental, todo ese misterio del catolicismo que se ha perdido porque desde que Bécquer escribió su famosa novela Maese Pérez el Organista estos armatostes en lo alto de los coros eclesiásticos quedaron en desuso.
Ya obsoletos, fueron sustituidos por guitarras bandurrias que son un instrumento vil.
Junto al órgano auriense citan los entendidos el de Sevilla y el de Mahón. Están siendo reparados en muchos lugares, el órgano fue víctima del proceso de laizificación.
Se ganó en modernidad, pero se perdió en misterio.
El encanto de las religiones es ser parte de un enigma, lo que no sabemos, lo que no entendemos, pero que de repente hace saltar al corazón
jueves, 09 de mayo de 2024
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