2021-12-05

extasis del greco LA GLORIOSA ESPAÑA CATÓLICA FILOCALÍA EN ESTADO PURO










































 

 QUIEREN ASESINAR AL ESPAÑOL DESTRUYENDO SU ORTOGRAFÍA. EL FANTASMA MARXISTA LENINISTA DE MAIAKOVSKI VUELA POR DOQUIER

 

El día de san Jorge se levantó temprano. Cantaba ya la alondra en las ramas del quejigo de la casona echando sus primeras yemas. Fue al ordenador (había convertido la vieja cuadra en biblioteca y despacho con la mampostería dando protección a los libros amontonados, la chimenea donde ardían los rescoldos del tuero de la noche pasada, cerca de la consola ante cuya pantalla el septuagenario inasequible al desaliento pasaba muchas horas aporreando las teclas) y una noticia le entristeció al borde del llanto y es que la juventud actual está asesinando la ortografía. Ello obedecía a una consigna:

─Delenda est Hispania

La lengua es compañero del imperio. Ya no hay imperio que valga. Nos aplasta la bota de Soros. Las naciones mueren cuando la lengua común es asesinada y la erradicación de las normas ortográficas era el primer paso esta inicua estrategia. Entonces dijo:

─He de ir a honrar a mis difuntos. He de visitar el cementerio de san Gregorio donde reposan mis antepasados. Ellos durante más de diez siglos desde el románico, el gótico, el plateresco, el barroco, en el tiempo de las luces, de las paces, las guerras, las gripes, las epidemias se expresaron en castellano. Con ella nacieron y murieron, amaron y cantaron, hicieron negocios. Me indigna este asesinato pero no era nada nuevo. Ese fue el intento de los bolcheviques para darle la puntilla al ruso cambiar la ortografía suprimir ciertas letras del abecedario.

La orden partía de las altas esferas del Sanedrín que tira la piedra y no esconde la mano, se sirve de sus cipayos. Los bolcheviques la pusieron en practica en 1905 por medio del gran profeta de la revolución marxista Vladimir Maiakovski y ahora en España por medio del bocazas del Coletas y su adlátere Julio Rodríguez "Julito el rojo" el general apostata un espía del NOM israelí la implementan entre nosotros. Había que hacer astillas la lengua de Nebrija, Cervantes, Quevedo y Pérez de Ayala, Clarín, Galdós. Baroja, Miró. Marañón etc. Estaban deseosos de cantarle el gorigori. Fue un plan que fracasó . el profeta del cambio Maiakovski, el que decía que había quemar los textos de Chejov, Tolstoi, Turguenev y Kuprin acabó pegándose un tiro cuando supo que su mujer le ponía los cuernos con un comisario. 

El ex cura cargó con un poco de pan una termo de café y una enfilada para aguantar las seis horas de viajes y al volante de su viejo 2C se dispuso a cruzar Pajares. La radio del coche rebuznaba noticias sobre las elecciones desde las plataformas del gulag mediático. ¿Quién va a ganar las elecciones? El que mande don Iván porque las urnas las carga el diablo. Los tertulianos se entregaban a su filatería incontenible. Todo era un paripé. Cambiaban de ondas y allí los coloquios verdeaban la boda de Rociito ─qué gran tema rediós─ con el ex picoleto, la hija del ex boxeador, el novio de la Campos, el nuevo look de doña Leticia, gossip de evasión para no hablar de los menas que nos enviaba el rey alauita en patera para que los mantuviéramos he aquí un país dado al compadreo el chismorreo y la murmuración. Nos dan la vara. Nos comen el coco con todas esas nimiedades.

 Fortuitamente burló la vigilancia de la Guardia Civil al entrar en Castilla le dijo que iba a un entierro. Los campos estaban verdes y frescos, las casas cerradas de los pueblos vacíos. Un azor planeaba al borde de la carretera avistando sus presas. La bondad y serenidad del paisaje contrastaba con la nerviosidad y parloteo de los programas matinales de las emisoras. El país estaba nervioso.

 Para el Soguillas empedernido lector y esforzado escritor, sus textos se amontonaban inéditos en la cuadra de la Requejada junto a algunos libros que pudo publicar nunca distribuir porque con la inquisición hemos topado. 

A los nuevos autores por no echarlos vitriolo a los ojos les mandaban al limbo del anonimato. En España los literatos andan todos metidos en un cajón. Había que estar agazapado cada uno en su conejera hasta la exasperación, aprendiendo a ser ex hombres. Se trataba de acabar con el Logos y la eterna sabiduría y adoptar la norma redhibitoria de la renuncia. Apagó el receptor y escuchó la voz del obispo el día de su ordenación mandando a los diáconos que se iban a ordenar de presbíteros el cuerpo a tierra:

─ Procumbant omnes.

Habían pasado muchos años casi medio siglo pero la voz episcopal retumbaba en su memoria. Un pájaro alisaba sus alas sobre el hilo del tendido eléctrico.

 En Medina del Campo se detuvo a mear y a tomar café. Pensó que la mano de la Providencia le había sacado de tantos apuros en la existencia que fue una lucha a muerte contra el mundo la carne y los hombres. Estaba vivo. Era un jubilata que bien podía decir con San Pablo "Conservé la fe" a pesar de que todo en su vida fue un gran fracaso, una catástrofe. 

Por eso tenía que acercarse al ara donde se guardaban las cenizas de sus antepasados. Otra parada en Arévalo para arrodillarse ante la Virgen de las Angustias. 

Al salir del templo la plaza del Arrabal estaba llena de puestos de mercaderes. En los aleros  de la iglesia de Santo Domingo habían anidado una pareja de goloritos padre y madre llevaban alimentos en el pico a los recién nacidos. 

Arévalo honraba a su patrón san Vitorino que debían de ser la continuación cristiana de las fiestas de la Refifugia que mantenían solemnemente los arévacos. 

Compró soplillos y pan regañado en una tahona puerta por puerta con la iglesia de san Martín. ¿Qué soy yo?, preguntaba Soguillas... un resistidor berberisco mitad cristiano y mitad judío. Mi alma va sellada por las tres culturas aunque lucharé a muerte por la defensa de la cruz de Cristo. 

De los moros heredé su fanatismo, de los judíos la tozudez y de los cristianos el amor al vino eucarístico.

En un apostadero de la A6 era la hora de yantar, el pan regañado arevalense sabía a glorias lo mismo que los soplillos. Que aproveche buen mordisco. A la paz de Dios. 

Un transportista portugués dormía en la cabina de su camión, una pareja de jubilados masticaba unas tajadillas de una fiambrera. Les dio los buenos días, no le contestaron. La gente se ha vuelto medrosa y suspicaz. Otra vez enfiló la autovía, prendió la radio. Los hierofantes radiofónicos seguían ahora hablando del virus de los fallecidos la noche anterior y de los internados en cuidados intensivos. Lo adelantó un Peugot francés en el cual viajaba toda la familia. marroquí. La esposa iba cubierta con el almaizar que le daba aspecto de monja. Los saludó con la mano... "Bis millah" y ellos deferentes respondieron con el mismo saludo "Bis millah havivi". Id con Dios.

Tuvo que parar junto al santuario de la Fuencisla para hacer pis (dolamas de la próstata) y para cantar una salve a la Virgen en agradecimiento por el buen viaje. La Fuencisla sitio emblemático le recordaba los recesos de  sus tiempos de seminarista, largos paseos congelados en el invierno y calenturientos por los ardores de la canícula. 

Se puso a cantar el padre nuestro en ruso:

"Otse, isi esi na nebisiex

Da siatsie imiatvoié

da pridiet tsertsco tvoii dviedi nas

Da vudet volia tvoia

Iako na nebesi i za ziemli

Xlev nas nasusni dazni dnesi

I ostvi nam dolgi nashi

Iakose i mui ostabliem dosnikom nasim

I vvedi nas vo skuseniei

 No izbavi nas  nas ot lykavago

Amin"

Una monja que limpiaba el santuario escuchaba el rezo con atención y dijo que le gustaba mucho aquella oración... Es el padrenuestro, hermana... pues que Dios le bendiga... y a usted.

Resolutivamente no quise entrar en Segovia el pueblo donde vino al mundo porque allí no le trataron bien. Le pasó lo que  a Santa Teresa cuando los segovianos la acusaban de andar metida en amores con Juan de la Cruz su capellán. "De Segovia ni el polvo de las zapatillas" y se sacudió el calzado en san Pedro Abanto donde siempre paraban carreteros. Enfrente había un letrero sugestivo:

─Más vale aquí mojarse que enfrente ahogarse

Justo al lado corrían placenteras las aguas del Eresma.

Por fin alcancé a ver la torre de san Gregorio que se perfilaba sobre el páramo con la majestad de un obispo sedente a horcajadas sobre el lomo de los siglos, testigo de nuestra historia, en su cátedra guardando la memoria de mis difuntos. Llamábamos nosotros aquel cerro El Somo. Era el final del camino. 

El pueblo del Requejar estaba vacío. Nos habían robado el alma. Habían matado la lengua asesinado su ortografía. Encendí una vela y me puse a llorar agarrado al del la "casa de todos". Aquel era mi muro de los lamentos  ante la torre cuadrada del cementerio.

 

 

 FUMAR EN PIPA OPTIMO REMEDIO CONTRA COVID

 

Dispersé mis males

Al husmo del humo de mi pipa

Las volutas que se alzan

Alejaron el morbo de este virus

Me lo dijo en el hospital

El médico que me atendía

Un reputado lemólogo[1]

Al que debo la vida

Dos semanas

En el hospital de Guadarrama

Y noté pasar la muerte

Junto a mí

Enfermeras gachopichus[2] me atendieron

Solícitas

Gracias madre

Tuve yo un sueño magnífico

A las puertas del infierno

Y vi trotar

Caballos galopantes de seis patas y cascos brillantes

Eran los quinotopades[3] que desviaron la nave de Ulises

Orzando timón hacia la Laguna Estigia

 

Luego bajó un ángel del paraíso

Blandiendo ígnea espada

Que hizo haría huir a los centauros

Los quinotopades cascos de bridones míticos

Sentí bufar a los centauros

Al frente de una manada de grifos y plisos agripones

Esculpidos en los frisos de los templos románicos

Gritaban las arpías

La infernal hueste se hundió en la mar

El ángel de Dios con el fuego de su espada alejó la cabalgada

Encendió mi cachimba

Y curé de la epidemia

Que asuela nuestros campos

Gracias, Señor.

En medio del delirio de mi fiebre

En lo alto de una nube flotaba la imagen de la Zeotocos[4]

Gracias Virgen  María

Fuego sagrado el que lanzaba al cielo

El humo del narguile[5].

Cristo vencerá

Es el epicentro de la historia

Cruz que se alza con el alfa y la omega

Como insignia

Por eso no tengo miedo al virus

Y, ya curado, vuelvo a dar pufadas a mi pipa

 


[1] LEMOLOGÍA CIENCIA DE CURAR LAS EPIDEMIAS (ha sido suprimida por la RAE PERO estaba ahí antes de que se produjera el holocausto de la lengua castellana)

[2] son llamados gachipuchus a los peruleros y ecuatorianos que tanto bien han hecho a la sanidad española

[3] Quinotopades voz griega alusiva a estos caballos míticos que corrían por la mar con seis patas y seis alas lo mismo que los grifos y los plisos agripones. Son voces desechadas lamentablemente por esos académicos en su afán por empobrecer al rico idioma español

[4] la Virgen María madre de Dios

[5] pipa de agua que fumaban los orientales

Publicado por PREFERENS en 15:01 

 

VIERNES NEGRO DIA DE FRANKISTEIN LA CRUCIFIXIÓN DE UN CURA REBOTADO EN LUCHA CONTRA EL DIABLO

  LA CRUCIFIXIÓN DEL P. ALEJO EN BLACK FRIDAY

 

Era epiléptico como Dostoievski. Llevaba con resignación esta enfermedad que llaman gota coral, enfermedad de dioses y escritores. Que según Tácito a Cesar Augusto le afligía lo cual no le impidió pasar el Rubicón pero tomaba otras pastillas para otras aflicciones (prostatitis, arritmia, retención de líquidos, depresiones y neuralgias, cáncer de piel que le provocaba comezón insoportables en la región del perineo y los testículos y un corazón dilatado) total que estaba hecho un cristo, pero como decían en el Tercio los legionarios veteranos a los cuales asistió como capellán:

— Siete tiros en el cuerpo, mi teniente y avanzando — clamaban aquellos novios de la muerte los que, aun copados, jamás se rendían.

Su estancia en la Legión reafirmó su fe en Cristo y en su Patria, pero le gustaba el vino y las cantineras. También aumentó su veneración a Franco.

De remate tuvo que colgar la sotana cuando vinieron las nuevas normas del post concilio por su afición a las faldas y sus discrepancias teológicas con el obispo.

Vivía en un zaquizamí de la calle Leganitos con una imagen de Franco a la cabecera de la cama y una estampa de la Virgen del Pilar. Aquella tarde no sabía don Alejo Black Friday en honor de Frankistein se iba a convertir en un Viernes Santo. Salió a la calle, estaba aburrido.

La radio no paraba de repetir las estadísticas de los muertos por la peste y las faces de Internet un patio de monipodio en el cual toda la alcahuetería más  aburrida y venal tenía asiento.

La comezón de la enfermedad de su piel hacía estragos en su perineo y no hacía más que rascarse. Volaban mariposas negras sobre el cuarto aleteando palabras de los diablos cojuelos “satanás tiene muermo, el diablo ladillas, lucifer liendre. muermo, liendre y ladillas su mujer se las quita con tenacillas.

Cuando arreciaban tales dolencias acudía al gin tonic. no podríamos llamarle al ex capellán soldado borracho. únicamente bebedor intermitente afectado de gota coral aunque hacía largos años que no le visitaba su epilepsia. Aquella tarde del Viernes Negro le pesaban los recuerdos.

Comenzó a leer un libro de Gogol que al poco rato arrojó de sí porque la novela traía en la portada una imagen inquietante que le miraba con ojos diabólicos. Musitó la plegaria del Arcángel Miguel pero seguía mirándole fijamente el Pateta en zapatillas. Había llegado a pensar que aquella finca próxima a una comisaría estaba poseída y por la noche no dejaban de sonar las sirenas de los coches celulares y las voces de pobres ciudadanos que habían sido victimas de los carteristas.

Una frase no menos descorazonadora traía como epígrafe dedicatorio a los que empinan el codo la   novela de Gogol:

— “Dios perdonará eternamente a los borrachos pero los hombres no”.

Se refería a él y a su condición de epileptico y beodo. Se lanzó a la calle huyendo de sí mismo y de su obsesión de derrotado en la vida. Anduvo vagando por las calles alrededor de la Puerta del Sol entrando y saliendo de las viejas tascas que estaban iluminadas y llenas de bullicio en sus años mozos y ahora aparecían apagadas. Erifos el dios siniestro dando recias voces le llamaba. Había que terminar con aquella comezón que llenaba sus poros de desaliento y era peor que el dolor.  Y entretanto tomó varios gin-tonics peregrinando por los tugurios. Le dejó al principio de picar en sus partes al pobre viejo. Tal vez supuso que el remedio fuera peor que la enfermedad. España nunca perdona a los borrachos. Son más aborrecidos que las putas y que los maricones. Pensó en Dylan Thomas que murió del etílico en el Lowery de Nueva York.

Aquel poeta galés uno de los mejores de la literatura británica siempre llevaría tal estigma. “Yo no, se dijo, yo soy epiléptico. Un buen traguillo es el anestésico mejor contra el dolor” .Tratándose de justificarse. 

Cerca de Moncloa por efectos del sus seis consumiciones de ginebra o a causa de las pastillas le vino una de sus crisis epilépticas, perdió el conocimiento y despertó en la cama de urgencias del Jimenez Diaz. Estaba maneado de pies y manos como las acémilas a los que el amo ata las patas para evitar vayan a comer el trigo de la otra cerca.

Rodeado de unos camilleros con caras de esbirros, le pareció escuchar voces y carcajadas. ¿Eran los diablos?

No se podía mover pero uno de los enfermeros le apretaba el cuello, vio en sus ojos intenciones homicidas pero misteriosamente dejó de apretar aterrorizado por la Cruz de los Ángeles que llevaba al cuello colgada como signo apotropaico. Un minuto más y hubiera muerto ahogado a manos de aquel cabrón. 

Otro dijo:

—Ahora tiene miedo.

Eran cinco o seis personajes en bata blanca. El de su izquierda que debía de ser el médico de guardia ordenó a una enfermera de porte siniestro con una caballera despeluzada, sus cabellos eran las serpientes de la cabeza de Medusa ordenó:

—Pínchele y que venga Franco a rescatarlo con José Antonio y toda la Falange.

Sintió un dolor muy fuerte en la tripa. ¿Le habían puesto una inyección letal, era aquella camilla de urgencias sucursal del corredor de la muerte?

El padre Alejo no podía creer lo que pasaba. ¿Por qué lo torturaban?

A medida que fue recobrando el conocimiento empezó a dar voces:

—Socorro... ayuda. Quítenme estos grilletes.

Una de la pihuela que aprisionaba el tobillo donde estaba su carne atormentaba por varices le dolía muchísimo. Después de muchas voces acudió el enfermero que casi lo ahoga durante su intervención:

—Cállate fascista, nazi.

—¿Yo?

—Si tú

—Yo soy un judío converso que cree en Jesucristo

—Sí, sí. De Guadalajara

—No. De Segovia, señor.

Y desapareció el gañán.

Alejo tenía mucha sed y dijo “sitio” (me muero de sed) como El Señor en la crucifixión. Los dolores eran tan fuertes que pensó que le estaban administrando los rigores del Gólgota. Los peor de todo era el escarnio y la mofa de los esbirros. Sólo encontró cierta humanidad en unos de los guardias de seguridad que vino aflojarle uno de los grilletes que le estaban estrangulando la muñeca.

A medida que avanzaba la noche en medio de los salivazos y carcajadas de aquellos vigoleros con bata de sanitarios empezó a comprender lo que le había pasado. En medio del delirio al perder el conocimiento empezó a gritar vivas a Franco y Arriba España y trató de desasirse de sus verdugos que eran de diferentes ideas políticas. 

Desde el médico de guardia al último camillero todos socialistas, de Podemos o del Partido Comunista.

 A la doña con el pelo alborotado la había llamado puta cuando lo amarraba después de ser descargado inconsciente de la ambulancia del SAMUR y eso infringía todas las normas constitucionales. 

Podía costarle un año de cárcel. eran las nuevas normas.

 Pero si yo no hice nada ,seguía pensando el buen sacerdote, mientras apretaba la cruz que llevaba al cuello con la barbilla. Besarla no podía. Tenía las manos atadas.

—Este hospital es un gulag un campo de exterminio— volvió a clamar.

Regresó el siniestro gañán de la Alcarria y con una fusta le crujió de palos. Cayó en un sopor y rezó de memoria la Recomendación del alma pensando que se aproximaba su fin. 

Avanzada la madrugada, entró la gran jefa de la institución con malas noticias:

Va VD a ser denunciado a la justicia por violencia de género. Agredir a un sanitario es como agredir a un representante de la autoridad.

—Señora yo a esa mujer no la conozco de nada. Sólo traté de evitar que me pusiese esa inyección en la barriga y en en el forcejeo pude soltar alguna inconveniencia aunque no me acuerdo de nada. ¿Son cristianos ustedes?

 —No

El padre Alejo le miró con ojos compasivos casi entre lágrimas. Y esto debió conmoverla porque ordenó a Seguridad que lo desmanearan.

—Denúncienme, llévenme a la cárcel pero no me maltraten, quiero volverme a mi casa,  yo los perdono. Maltratar a un pobre ex cura viejo y franquista que no valen para nada no es una obra de misericordia.

Al punto, la médica le dio a firmar un papel, se vistió pues toda la noche había permanecido desnudo sin siquiera cubiertas sus vergüenzas con el paño de pudores como el de los crucifijos.

 Se había meado en la cama al negarse el esbirro de Guadalajara a servirle el sillico.

Firmada el alta, acompañado por uno de los securatas que a él le recordaba al Cireneo—fue la única persona que mostró hacia su persona cierta compasión humanitaria— abandono aquel lecho de Procusto que había sido su cruz en aquella noche del Black Friday, cuando las gentes acuden a las tiendas a comprar y a tirar la casa por la ventana imbuidos del vendaval del consumismo y la publicidad, le acompañó hasta la puerta del hospital.

Ya había amanecido cuando regresó a su tabuco juntó las manos el ex sacerdote y se puso a rezar. En alguna iglesia del viejo Madrid sonaban campanas de Resurrección.

 

30 de noviembre 2021 Dia de San Andrés

   

 

 

 

EL CONVENTO SE DISGREGÓ


YTESHENIA NO HAY CONSUELO

VAN DERECHAS AL DUERNO COMEN BABAS 

SANGRE MUNICIPAL Y ESPESA

NO HAY CONSUELO

TODOS A LA TARRIZA

LAS CERDAS SE VISTEN DE SEDA

COÑOS GRANDES

NUNCA EN CELO

NOLI ME TANGERE

MIRAME Y NO ME TOQUES

EL ACEMITE AMARGO

SE LES SALE POR LOS MORROS

NO HAY CONSUELO

LA YOLI QUIERE SER PRESIDENTA

Y ES COMUNISTA DE SALÓN

PISAN ALFOMBRA

SOLO QUIEREN ESO