LEGUARIO
TENGO mi leguario de a bordo, voy quemando etapas y
las peripecias de las hégiras de mi vida quedan consignadas aquí en este mundo
de ensueños y de papel. El destino luego me robaría mi cuaderno de bitácora,
quedé sin nada. Todo viaje es una huida contemplando y contando. Un buen
escritor tiene la obligación de saber mirar pero sobre todo saber escuchar y
narrar lo que ve. Sin embargo, se me hace duro escudriñar el presente con tanta
guerra, tanto insulto. Una verdadera gatomaquia. Los gatos se han vuelto tigres
y se despellejan los hocicos. No entraré a narrar lo que está pasando allende
los pirineos. Ya las plumas no pintan nada. Sólo valen las espadas. Han comenzado
a parpar los ánsares del Capitolio y los patos en fila india hacia el rio
graznan
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