ANASTASIME
Por antonio parra-galindo
Llega la pascua llega la
flor y la naturaleza se pierde en cantos de dichas y flores, trinan de
madrugada los ruiseñores y han vuelto las golondrinas. Anastasime era la palabra griega con que se
designaba en el viejo cristianismo la resurrección por una mala interpretación
del vocablo que aprendo de mis lecturas teológicas que en realidad en oriente
era “straurosime” que en Rusia da strajom miedo y stradania o
semana de pasión.
La voz de Internet proyecta los cantos del oficio
divino en el que un diacono con voz espesa y como salido de las mismas cajas de
los vientos recita las letanías de la pasión y reza por todos (por los
caminantes, por los que navegan, por los que se esfuerzan ante el arado o ante
el volante, por las mujeres publicas, por las madres, por los santos y por los
pecadores por los gobernantes y gobernados por los que sufran y por los que
gozan para todos ellos la gracia y el don) y el hesicasmos hace que el mantra
repetitivo, auténtica llamada de los siglos, nos haga
olvidarnos de las miserias presentes (el arte y la religión son para
eso)
Pero una religión sin carisma y sin música a
palo seco no es más que un santo triste o un triste santo. Para entrar en el
paraíso uno ha de dejar entre renglones a sí mismo y perderse en los arrabales
de la melodía que es oración.
Luego otro diacono de más delgada voz invoca a
la Virgen María “bogoroditsa Dieva Maria”
la doncella llena de gracia o entona la epístola y al poco el templo con la voz
de los coros en peso irrumpe con la gran plegaria del Otse Nash (padre nuestro
que estás) y el eco es como un cañonazo en las bóvedas del Sabaoth, siento una
calma beatifica dentro de mi corazón, una reconciliación con el mundo y con lo
que ha sido mi vida, me afligen mis pecados y el viejo diacono que aun perdura
en mi prorrumpe en el aleluya magnifico del Akathistos.
Nos prosternamos ante la Madre de los Tristes
la Señora del consuelo. Lloran alegres
los iconos y las lamparillas del altar de la Virgen parecen sometidas a un
huracán de gracia que se mece igual que los trigales en la brisa de la tarde
con la llegada del Espíritu. Spiritus ubi vult spirat. Y esta soplando por los bits y por los bytes
de la Red. Gracias a ese judío profético
las alabanzas a Cristo se esparcen por todos los cuadrantes por el milagro de
la cibernética. Gates lo veo y no hago
sino pensar en José de Arimatea.
Él es el fautor de este Pentecostés que
vivimos más allá de las gordas bibliocastas que nos incriminan e insultan y diciendo
que no sabemos escribir. ¡Ay esos foros de Dios cuanta tristeza!
Enchúfate a la red, muchacha, y verás pasar el
viento que sopla.
No te quedes en tu poltrona
de misa de doce. Y más allá de las
procacidades que han hecho de este soporte un vehículo de contactos. Lo sexual es
parte de nuestro barro.
Anastiseme. Anastasía.
Anastasis.
Resurrección pero todos unos y otros decimos Pascua que es una palabra
judía es la Fase de los escriturita. Phasis.
Tránsito. Está pasando el
Señor. Es lo que significa pascua de las
flores. Y pasa veloz cual la vida misma.
Lo que procurará muy pronto nuestra analepsia
o fortalecimiento de nuestras pobres fuerzas.
Cristo es un reconstituido para los creyentes y para los ateos para los
que analizan y lo interpretan. Dejad que se desahoguen los ateístas. Muchacha enchúfate a la red. Está pasando el Señor. Pass
over. Es si se quiere una anábasis o
movimiento de crecimiento interior. Y
todo esto tiene que ver con un personaje importante en la mitología griega que
acoplan o adaptan a su manera los cristianos más o menos crédulos pero no hemos
surgido por generación espontánea y el movimiento cristiano surgido en Israel
ciertamente pero de un judío helenista
de la tribu de David que se rodeó de griegos y era el griego el idioma
que se habló durante la pasión. Griego y
en arameo.
Porque los soldados romanos no hablaban latín
por mucho que os sorprenda.
Así que venimos todos un
poco de Grecia y de Platón y de Venus Anadiomena que es precisamente la imagen
que proyecto aquí y que es otro sinónimo de resurrección y de vida. La vida saltó a la ribera cuando una hermosa
hembra cruzó la línea que separa el agua y la arena en una playa de Chipre. La mujer que fue un parto de las olas. Anadiomena olímpico. El triunfo de la fuerza y la potencia engendradora.
Claro que a estas alturas muchos los pobres
adolecen de la anafrodisia y tienen que acudir a las famosas pastillas azules
que son del mismo color de Venus y es que los pobres abusaron de su
pertenencia. Baco o Dionisio el dios de
la catarsis la divinidad de la engañifa eufórica les llevó por malos pasos y
ahora no pueden honrar a Venus. Ya
adoraron lo suyo a Dionisio los muy lechuzos y borrachuzos y Anadiomena no
perdona.
Es una divinidad cruel que festejaban los
griegos en aquellas fiestas anakeyas y
luego en las saturnales los romanos, esto es la catarsis, la mudanza interior. Somos una mixtión del ágape o amor griego y
de superstición pagana y de prejuicios a causa de los malos hábitos adquiridos
pero los dioses perdonan, estan lejanos repantigados en sus anacrisias o lechos conyugales del
olimpo tumbados a la bartola en lo alto de la cumbre.
Sale el sol de Cristo Zeus
el verdadero salvador de la humanidad y como dijo San Pablo otro gran
fustigador de mitologías y combate a Platón y los pedisecuos del vicio a veces nefando pues
los atenienses pensaban que las mujeres no tenían alma y de los suyos que no
sabían ni siquiera que hubiera Espíritu Santo. Abandonemos la carcasa del
hombre viejo y ciñámonos de la vestidura blanca del sol de Cristo. Amanezca pues.
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