2021-10-22

 DENTRO DEL CRATER DEL VOLCÁN

 

Viernes de octubre sombra de la llama de los bailes de candil. La memoria exhala bocanadas de fuego fatuo. Argayo de lava que borra los paisajes. Los políticos vienen y van, se hacen fotos publicidad, prometen y prometen, la ayuda no llega, luego se olvidan y los palmeros evacuan despavoridos sus pobres pertenencias y enseres en la telera de camionetas japonesas.

 Mientras escupe fuego el cráter de Cumbre Vieja y enseña músculo y fuerza madre naturaleza, la vida sigue entre nosotros. 

Silba el jilguero su último canto del verano antes de volar a la emigración vísperas de san Frutos Pajarero, patrón de Segovia que también se fue al yermo y vivió emparedado en una cueva como yo en mi soledad. Huir y huir. Pasé la mayor parte de mi vida huyendo. 

Los hombres y las mujeres me dan miedo y pena con su locuacidad ciega. tanta confusión. Tanto embolismo. Quedo sobrancero y excedente de cupo viéndolas venir. Me duelen las traiciones y olvidos de la gente que quise. Me dicen que así es la vida. Recuerdo que entonces me sumergí en mi oratorio a vivir al calor de los libros y escuchando emisoras de onda corta. Mis favoritas eran la Deutsche Welle, Radio Helsinki en la cual los domingos escuchaba misa cantada, y la Voz de Rusia cuyas locutoras hablaban el lenguaje de las hadas with their soothing slavic accent

—¿Algún mensaje para mí? ¿Hay alguien ahí?

Escuchaba la voz del silencio, estampados en la pared estaban los cuadros de mis títulos académicos el camafeo de Cisneros con cerquillo ornando su franciscana cogulla  el certificado de MA master of Arts Filosofía y Letras, el documento enmarcado certificada mi condición de licenciado complutense. 

Estaban también adheridas con cita adhesiva y chinchetas las fotos de mis hijos. Helen siempre en el cuadro de honor. Su bello rostro otorgando preferencia. 

La luz de un icono a san Serafin Taroski el más milagrero del santoral ruso velaba por ella.   Más abajo, también en marco de cristal, el Diploma de Periodista abajo una estampa de san Frutos con un epígrafe así:

“Divino san Frutos

Intercede por nos

Ante el padre bendito

Líbranos del cancer laringeo 1986”

 

La fecha en que dejé de fumar que nunca observé pues siempre vuelvo al vicio. El tabaco es la compañía y el consuelo del escritor en su Tebaida. Aquel chiscón era mi Capadocia particular. Era vivir emboscado. Un cuarto de siglo embutido en mi tronera escuchando el canto de los pájaros y las conversaciones vecinales en el jardín central las trifulcas domesticas, las onomásticas de Feliz en tu día, del cumple de los niños.

Escribiendo siempre escribiendo y para qué. 

No sé pero aquel era mi refugio y mi cárcel el lazareto donde me lamía mis heridas. Pasaban los años. Yo veía nacer y fenecer la luz de auroras y ocasos. El aparato de radio me traía del éter palabras lejanas. La onda corta me libraba de la vulgaridad de las emisiones de las radios locales con su voz impostada largos programas oceánicos de divos de la comunicación verdaderos oráculos (Gabilondo Luis del Olmo que era el colmo, el Carlos Herrera con  sus quiquiriquies de misacantano y aquel Julio Cesar Iglesias el zamorano atronando vulgaridades de lo deja vu.) Propaganda y mensajes comerciales que me causaban fastidio. Vi entonces por un casual las mariposas negras, avispas y moscones aturdiendo mis oídos.

 Entretanto, yo me preguntaba donde estará ella, la diosa de mis sueños, la amada de mis días nunca escribiría. Yo estaba condenado a permanecer en mi destierro vida de topo y no salgas de la madriguera porque a la puerta anda al acecho el raposo. El gran Cofrade permanece siempre a la mira 

EL REY JUAN CARLOS POR LO VISTO EN LA CAMA UN FIERA. EN LA GUERRA NO GANÓ NINGUNA BATALLA LAS PERDIÓ TODAS Y A ESPAÑA- ES UN PICARO DIGNO DE UNA NOVELA DEL SIGLO XVI

 Vaya lo uno por lo otro el Emérito en la cama un fiera declaraciones del comisario Villarejo de la Ronda Secreta ante un juez de paz. España es una caja de sorpresas y yo me despendolo con estas historias. Está claro toda una maniobra de la Bestia había que contraponer la casta austeridad y valentía de Francisco Franco a la lujuria y a la cobardía de su sucesor. El campo de batalla del "Rubio" como le llamaban sus conejas era la cama. El primero un obtuso dictador, el segundo un alegre demócrata vivalavirgen,  truhan y burlón. El contraste es una inteligente maniobra de los Hijos de la Viuda a los que derrotó en el campo del honor y no perdonan y le siguen y persiguen y lo queman en efigie después de muerto con injuria babosa.

Sin embargo el lecho de Procusto del Caudillo eran las trincheras loas frías noches del desierto en campaña los ardores de los soles de Brunete. Franco ganó todas las guerras y el Rubio las pierde todas. Eso sí siempre en desfiles y medallas. Y trincar monedas del erario patrio y gastárselo luego en putas; la Corina esa call girl de alto standing, doña Barbara Rey poniéndole cuernos a su pobre marido Ángel Cristo una bellísima persona y luego la mallorquina esa Marta nosequé.

La biografía del juancarlismo no la tendrían que escribir ni Ansón ni Paul Peston, el inglés ese que no dejó de menear el incensario en torno al monarca lubrico y salaz sino Delicado Baeza el de la Lozana Andaluza que narró el gran putiferio de Roma en el Vaticano.

 Decía mi abuelo que a los hombres no se les mide de cintura para abajo donde está el aparato urinario, el excretorio, los cojones, el balano, la polla, sino de cintura para arriba do es el corazón, la mente inteligente, el valor. 

Es en lo único que nos diferencia de los animales y Franco al que acusan de emasculado por un tiro en el vientre que le impidió ser padre de su hija Carmencita a la cual él cariñosamente llamaba la Morucha (contumelias y maulas de sus enemigos  de la masonería) derrochó valor en las refriegas. Le echó cojones, tuvo lo que tiene que tener un hombre y no un garañón de parada.

Declara Villarejo que había que echarle bromuro al rey para que no se le emporrara por orden del primer ministro Rajoy. ¿Será verdad?

2021-10-21

TITO EL EL DE CUENTAME NOVELÓN DEL ABURRIMIENTO 15 AÑOS DE SU MUERTE ERA TERTULIANO DEL GIJÓN GRAN CAFÉ

 TITO EL DE “CUÉNTAME” RIP

 

Antonio Parra

 

Ahora que Gunter Grass hizo su confesión llamándose a andana con propósito de la enmienda haciendo penitencia sobre los capítulos de su último libro (todos en Alemania le llaman ya “wendehaals” esto es chaquetero y todos saben que Grass no se cuida y sigue fumando en pipa y tan pichi) va Tito el de Cuéntame ese sí que se cuidaba y se nos muere. Esa mesa del rinconín en el Café Gijón y tú Raul del Pozo que eres supersticioso mejor que no vayas y por supuesto que Manolo Vicent no portará por allí en medio año parece que tiene la negra. En poco tiempo cuento ya tres que la palman. Tocar madera. El Cerillas fue el primero en emprender la retirada. Pues eso sí coño ¿qué voy a decir? Que os acompaño en el sentimiento y que en el cielo lo vemos aunque no creo que se gaste mucho en tremendas, era ateo. Las Moiras la han emprendido a guadañazos con la bohemia. Tito era un asturiano  inveterado cliente de este cenáculo donde el personal va a ver y dejarse ver que parecía de la cuenca minera pero era de San Esteban de Pravia el pueblo donde tuvo una novia el Presi a la que cortejaba con el mismo tesón con que nosotros cortejábamos a la ginebra en el café de marras. Tito, que escudriñaba más que hablaba y tenía la mirada de fotógrafo, hombre bajito de estatura que solía gastar tacones e iba por la vida como pisando un tablao flamenco, decía que la nebrina o pulpa del enebro con que se fermenta esa bebida era buena para las arterias y se tomaba un sorbete pero si se tomaba uno no se tomaba dos y este servidor se tomaba siete aunque ahora creo que no lo podría hacerlo al precio que se han puesto las consumiciones en ese sitio. El velador de los ventanales del fondo era por las tardes su cuartel general. Veían pasar la vida Manolo Aleixandre el Algarrobo y algún que otro de su cuadrilla. El clasismo es un mandato también en los cafés donde las cuadrillas de tertulianos se organizaban por estamentos: los actores, los cineastas, los poetas, los pintores, los vividores y los sablistas. Cada oveja con su pareja. En España siempre hay castas y todos no podemos vivir en la plaza.  Hablaba él de suyo poco. Con ser asturiano no parecía venir del gran puerto del carboneo que en la era de Franco era el más importante de España y donde se ganaba mucho dinero lo mismo que Tito que lo ganó con el dictador – parece ser que la contracultura de lo camp presente versus Franco no se nos puede dejar solos a que no significa negocio- y luego con la democracia que aquí el que no corre vuela y hay que estar al santo y a la limosna.  Sus obras eran para el gran público y creo que en México hizo las Américas. Yo le había puesto ciertos reparos a su programa y a raíz de un artículo dado a la estampa en estas páginas y que titulaba Cuéntame lo que no pasó se cabreó conmigo y me retiró el saludo. En vida y en muerte sigo en aquellas trece: brillante adaptación de época diálogos con mordiente y pegada pero los actores sobreactúan y ambientan la versión de una época que no se corresponde con la realidad. Lo que ocurre es que a diferencia de Grass aquí hay muchos “Wendehaals” pero que no lo dicen ni hacen su confesión de parte. Allá cada cual con su vida. Por lo que a uno respecta yo voy a mi guisa no me arrepiento de nada. Sólo de aquella chinita que hacía fru fru en Hong Kong cuando estaba en la fragua del amor dandole al fuelle. Aunque la verdad el Tito taciturno de las tardes del Gijón Tito más que asturiano tenía pinta de gallego de las Rías Baixas. De esos que creen en las meigas, que haberlas haylas. Uno de los mayores guionistas de cine junto con Azcona que dio el franquismo acreditaba su fama. Ahora bien, es todo un reto para los historiadores del avenir que expliquen a las generaciones futuras el singular fenómeno que se está viviendo en la actualidad a la hora de afrontar la narración del pasado. La desfachatez con que mienten – y el antifranquismo se ha vuelto casi un negocio- es para abrumar al más templado.  Es como escudriñar el enigma de las estrellas en las noches de este largo y tórrido verano. Cruzan el cielo los fuegos fatuos de estrellas filantes y las liebres no son liberes que se alimentan de buen tomillo y serpol sino ratas de ciudad. Todo ha cambiado. Todo ha cambiado pero los que seguimos holgando la madera ternes en nuestra convicción aunque sin ventaja y hay que tener la inocencia de Santo Tomás cuando el lego vino a su celda a decirle asómese Fray Tomás para ver a un buey volar. Pues eso, Tito. Lo del buey volar se parece un poco al serial de Cuéntame. Es un pepino y hay que decir que es una betarraga. Pase si fuera fe que consiste en creer lo que no vimos pero aquello todos lo vimos  y lo vivimos, a otro perro con ese hueso,y esa zacapela con detrimento de la verdad todos andamos haciéndonos daño, Tito, a nosotros mismos. Que no cunda el pánico pero que corra la sangre del revanchismo. Bien sabe Dios que no tengo nada de energúmeno ni de talibán. Soy un ser libre y creo que un sujeto que raciocinio excepto en aquella tarde del 92 cuando estalló la primera guerra de Irak y yo os advertía lo que iba a suceder o cuando cayó el Muro de Berlín que os conté cé por be lo que iba a suceder y a poco estuviste de echarme de la mesa y se rompió la tertulia. ¿Dónde estabais los rojos de entonces? Desde entonces la actualidad parece una película de terror con no pocos gags de ciencia-ficción. El Gijón ese valle de los caídos o club de los poetas muertos era un excelente lugar para el toreo de salón para pasar el rato o ver pasar la vida con gente no demasiado zafia y de relumbrón. Tito Fernández representaba a una generación. De ahí viene todo ese embolismo que nos embarga, tanta confusión, tanto enredo. Claro que un asturianín como él siempre  me recordaba sentado en las incómodas sillas de pino del establecimiento cerca de los veladores serpentinos las seves y las calellas de su tierra. Un amigo común teníamos: Manolu el Ferreru el del sindicato de San Martín de Luiña que también dobló la cuchara hace poco, también muy de izquierdas. No sé lo que me pasa pero todos mis amigos son rojos de toda la vida y Manolín era uno de ellos. Era el que me arreglaba la bicicleta y siempre que entraba en su chiscón lo encontraba haciendo bricolaje. Se apellidaba Méndez Vigo y tenía algo de almirante. En sus labios eternamente la canción guerrera en plan de plegaria o de amenaza: “Cuando vengan los míos”. Llegó Zp y les ha dado la espalda. Parece ser que ese hombre se ha desentendido de las bases de la misma manera que los de la escuela sevillana le hicieron un corte de mangas al histórico Llopis. Las bases van siempre de culo. Fue Mendez Vigo el que me hizo la confidencia de que Tito quería ser peliculero. Llegaron a san Esteban de Pravia unos cómicos a rodar un largometraje y Tito se subió al carro de Tespis en plan Samuel Bronson y desde entonces no paró de darle a la manivela. Todas sus cintas eran muy taquilleras aptas para los cines de barrio de los sesenta. RIP. Que los dos descansen en paz. Eran amigos a medio gas. De vista o de conocencia. Al menos supimos disimular y conllevar esa malquerencia que parece siempre existir entre españoles. Ahora se han ido los dos. Nunca volverán.

martes, 12 de septiembre de 2006  

A GONGORA POETA MAXIMO QUE DOMINÓ VIENTOS Y TEMPESTAD CON ÉL APRENDÍ EL SECRETO DE LOS RUMBOS DEL AIRE

 

A GONGORA

 

Padre de la poesía

cuyo venero más íntimo agotaste

tus versos busco en esta noche

de difíciles soledades

sangra el alma mía

riberas de aguardiente

que de Alcalá vengo

y Alcalá visito

donde fui proclamado

letra herido

honoris causa

nigromante de saberes

de todo un poco

una bosta de vaca pringó el manteo

recorro las aulas tristes

que tu estudiaste

refugiome en tus arduas soledades

aceñas del Guadalquivir

son más azules que las del Henares

vierten agua los azudes

y tú miras ensotanado

ojo avizor

llegan las ninfas

encaramadas vuelan la fachada

torre de la catedral

ibas a coro a echar la siesta

se oye el alboroto

de un bautizo

te miro en el claroscuro

de Velázquez

eras hombres de sombras y claridades

todo contrastes

nadie cantó mejor a la Sultana de las ciudades

Córdoba lejana y sola

tomaste su acento ceceante

al son del agua en las piedras

al son del viento en las ramas

cantaste al toro

soñabas en minotauros

el gerifalte, escándalo bizarro del aire

no son todo ruiseñores

Fuiste señor del aire

en tus versos yo aprendí

cómo es el mundo

LA CONJURA DE LOS IMBECILES Y VENDEPATRIAS

 A FAVOR DEL MANIFIESTO EN PRO DEL CASTELLANO EN ESPAÑA CON ALGUNA RESERVA.

 

Antonio Parra Galindo

El profesor don Fernando Savater es una de las inteligencias vivas con que aún contamos en el país. La sensatez y la congruencia de un vasco universal. Un buen filósofo y un gran novelista. Con la vellera – bueno no es viejo Fernando- se le está `poniendo cara de pera como a Gil Robles pero no pasa nada otros crecemos a lo ancho y no somos el talle de espiga de nuestra mocedad. Desciende el golpe ocular, se desalmenan los dientes, echamos barriga no tenemos el poderío y la verga de cuando la metíamos en cualquier agujero (cosa muy natural y que hay que aceptar sin remedio, que pidan árnica y viagra una de calamares, marchando, todavía con alguna manipulación…) pero se nos ha afilado la imaginación y nuestra percepción posee una mayor acuidad que cuando jóvenes. Por eso el manifiesto a favor del castellano es uno de los acontecimientos más congruentes que hemos presenciado en los últimos meses.

 España es diferente y sucede que en ciertas partes de este maravillosa nación la nación de naciones la más vieja del continente europea a los niños de las escuelas se les nigue la educación en la lengua común que es la nuestra la de Quevedo y Cervantes. Adonde vamos a ir a parar.

La derecha echa culpa de esta desgracia o mejor dicho sinrazón desalmada a ZP pero lo cierto es que esta merma es el resultado de un desfalco a nuestros intereses nacionales un borrón del escriba poco perspicuo de los que escribieron la constitución. Y esa ley ha de ser enmendada velis nolis. Lo de las ikastolas y las señeras coloradas ha empezado a rendir su fruto. Café para todos. El objetivo era desespañolizar España por exigencias del guión que escribía don Enrique Kissinger el del abrazo de la muerte. Bueno nuestro bello idioma parece que ahora se enfrente a otro besos y a otro abrazo de la muerte y suspiros en inglés. Nos vendieron la burra mal capada pero yo bien que lo dije.

 Politizar el asunto no viene al caso. Cela me dijo en una entrevista  una vez que las lenguas no se imponen mediante decreto del Boletín Oficial del Estado. Y aquí se pretende legislar sobre algo tan humano espontáneo y personal como es la jerga que tiene utilizar el personal; eso ocurre sólo entre los totalitarios y fascistas y a juzgar por lo que dicen hay bastantes pedisecuos de don Adolfo Hitler en Cataluña y en Vascongadas. Ya decía yo que el botijero Pujol me recordaba un poco a un Goebbels con tortículis con el cuello de medio lado y el Arzallus esa mala bestia aprendió oratoria y jesuitismo en la Alemania del Reich.

 Si están vivas seguirán vivitas y coleando. El error el craso error de aquellos padres de la patria de cuyo nombre no me acuerdo o no quiero acordarme (Cisneros, Peces Barba y otros ínclitos tribunos de la plebe, impresentables) es considerar que el castellano era una herencia del franquismo. Tiene la cosa tres pares de perendengues. Mira que llamarnos fascistas a los 400 millones que nos expresamos en la maravillosa locución de Lope, de tirso o de Cervantes o estaban bobos aquellos patres consripti o dormidos en la higuera.

 Claro que obedecían ordenes de los desde el principio quisieron balcanizar España y desmontar la unidad nacional obrando al dictado del bueno de Henry Kissinger y de esa furia hispanófoba que nos hemos encontrado vagando por el mundo. A los españoles nos odian y nos persiguen tanto como persiguieron a los judíos y a lo mejor es que muchos de nosotros tenemos algo de judíos. Pero en fin  nos hicieron “malfetría”. Y ahí está.

 Este capitulo de la constitución es una mala pasada una judiada para que nos entendamos. Yo habito esta lengua que forma parte de mi refugio interior. Nos podrá arrebatar todo pero no serán capaces de quitarnos la palabra. Desde luego suscribo el manifiesto pero con algunas chavetas. Hago reserva Vg.:

1.- el inglés compulsivo desde los kindergarten en la Comunidad de Madrid, tal y como pide doña Esperanza Aguirre.

 

2.-Que nos devuelvan las editoriales y los periódicos que nos quitaron.

3.-Que el cine que vemos y que la televisión que masticamos hasta el aburrimiento no sean seriales norteamericanos o malas traducciones de peores novelas de autores ingleses.

4.-Que se devuelva a los jóvenes universitarios la fe y la ilusión con la cultura española. Algunos no saben que nuestra literatura es una de las más antiguas y mejor perfiladas del mundo pero ellos los pobres tienen que comulgar con ruedas de molino.

5.-Que nuestros poetas, novelistas y cineastas puedan publicar y rodar en su propia lengua. Y que se vaya a un convento de cartujos Vargas Llosa. Me jarta ese fulano el perulero del que bueno que viniste ché. Él es juez y parte del enredo y no nos va a enseñar este trasandino a escribir en nuestro idioma. Debe de ser porque don Mario cree en la venganza de los indios y eso que no fuma tabaco.

6.-Que se acabe el papanatismo del guirigay de nuestras malas radios comerciales. Que se descrispe un poco el país.

7.-Y que Casillas don Iker es el mejor portero del mundo y que merece una calle en Mostotes de donde se hizo el bando aquél contra los franceses y viva la madre que le parió a nuestro guardameta de la selección.

8.- Y que nuestros contertulios, nuestros políticos y nuestros periodistas del rollo en la pomada lean un poco más a Quevedo. Ganarán perspectiva, no dirán tantas burradas y se desasnarán un poco.

Me formé cuando estudiaba románicas con catalanes. Don Sebastián Mariné Bigorra un español de la tarraconense me enseñó el latin y a don Martin Riquer le debo ese entusiasmo por el medievalismo que fue la plenitud de mi vida. Conozco la obra de Raimundio Lulio y el Corominas fue mi diccionario herramienta pero el catalán últimamente se me ha atragantado. Me parece una lengua sosa, poco evolucionada y sin un respaldo literario que le haga fuerte para afrontar el futuro. El gallego de los BNG es un chapurreado lleno de mezcolanzas indigestas. Vale para hablar con la burra y ponerse ciego de orujo debajo del cabazo cuando no te ve nadie. Ese vasco aldeano y reivindicativo no me dice nada. Nada tiene que ver con los zortikos que cantaba don Pío por lo bajini Es un fósil. Tampoco se ha resucitado el bable o al menos el bable que yo conocía el que sabía Alarcos y que me sale cuando me he tomado unos cuantos culines en el chigre.

 En fin que esto de las lenguas regionales o los viejos Coros y Danzas  es una receta para el desastre. Parece que la constitución nos la escribieron los enemigos. Habría que reformarla. Ahí tiene razón el profesor Savater. Con su ponderación y congruencia conjura a los imbéciles a los que con ganas siempre de enredar confunden la velocidad con el tocino. Y los culos no son las témporas, señores míos. 

ACUSAN A FRANCO DE IMPOTENTE Y MARICA

 FRANCO ¿IMPOTENTE Y MARICÓN?

 

Vi con horror espeluznado el programa de una de las cadenas en manos de la masonería de cuyo nombre no quiero acordarme dedicado a injuriar la memoria de uno de los más grandes personajes de la historia de España. Un tal Risto Mejide de qué infernal cloaca habrá salido ese tío en comandita con otros socios un urólogo, un rojo perdido que hablaba con acento andaluz y Jimmy el hijo de un escritor falangista que nunca acabó de ponerse de pantalón largo, casado con una nieta del Generalísimo un tipo caustico y matón que se dedicaba a pegar tiros a su doberman y conocido por sus trifulcas y sus pésimos libros pues ha vivido de escarnecer a los Franco afirmando que Franco era un asesino y que lo que le gustaba era matar. 

Dios mío cuanta infamia. El general más joven del Tercio el que reconquistó Melilla, le sacó las castañas del fuego al gobierno de la República sofocando la revolución de Asturias, el político incorrupto, que vivió y murió pobre, como un funcionario de medio pelo, y dio a España medio siglo de bienestar y de tranquilidad era maricón. 

Una bala del Rif interesó parte de sus testículos dejándolo impotente, que su hija no era suya sino de su hermano Ramón y que doña Carmen a la que le llamaban doña Collares era frígida. Hay que joderse las patrañas que cuentan estos judíos por la TV.

Yo tengo otra versión. Cuando la bala le alcanzó en Xauen (tiro en el vientre muerto seguro) sacó la pistola y exigió a su ayudante que lo llevase al botiquín le estaban dando por muerto.

 Y salvó. Corrió la voz en el Tercio y entre los Regulares los moritos de la jarca de que Franco era un predestinado de Alá, poseía el toque de distinción de los ungidos: “baraka”. cundió esta noticia en las filas del Gran Visir que se aprestaron a seguirle hasta la muerte y esa fue una de las razones del triunfo del Alzamiento.

Los moritos de caña fueron los artífices de la victoria en la guerra civil. Asi que estos tíos quieren convertir al Caudillo en un nuevo Enrique IV y a Carmencita en la Beltraneja.

Que resucite el fantasma de don Juan de la Cueva. ¡Infames¡ Practican un periodismo de sentina y de cloaca. Constituyen un sanedrín irreductible porque lo tienen todo el poder, el dinero, los medios de comunicación, menos la razón.

España tendrá que volver a ajustarles las cuentas. 

Colocan a Franco en la escuadra del Marlasca, Ada Colau junto a otras tortilleras insignes, y a su abnegada esposa en una súbdita del tribadismo de las ministras del régimen de Sánchez todas medio bolleras. 

Que la patria se lo demande. De las calumnias de Alcázar de Velasco el falangista de Hedilla al que conocí en Londres y le invité a cenar en un ristorante italiano de South Kensington era un trolero torero el cual, condenado a muerte fue exonerado en el ultimo momento por Francisco Franco, ya hablaremos otro día, lo suyo eran las capeas.

 

Thursday, October 21, 2021 

 

2021-10-20

EL CRISTU DE LES ORFELLES QUE SOSTENTA EL MUNDO EL DIA QUE CAIGA LA BOLA SERÁ SU FINAL. SEÑOR NO NOS DEJES DE TU MANO

 





LA BOLA DEL MUNDO DEL CRISTO DE LA CATEDRAL DE OVIEDO Y EL FIN DEL MUNDO

 

El que va a Santiago y no va a san Salvador por servir al criado OLVIDA a su Señor dice la tradición jacobea de la cual Oviedo es epicentro. Es una tosca talla del medievo en el rincón de la nave del transepto. Una túnica azul por indumento y una majestuosa clámide cruzada de color rojo los ojos grandes mirando al vacío y las orejas exentas. Por su pabellón auricular bastante considerable yo lo llamo el “cristu de les orelles”. en su mano derecha ostenta la bola del globo terráqueo. Según una vieja tradición cuando la esfera armilar que sostiene caiga DE LA MANO DEL REDENTOR será el fin del mundo y seremos todos llamados al juicio universal que tendrá lugar en el Valle Josafat. ¡Ah San Salvador¡ yo me prosterno ante su imagen cada vez que piso esta catedral gótica que llaman “sancta ovetensis”. Cada seis de agosto en la fiesta de la Transfiguración voy a adorar la imagen y coloco a sus pies un ramo de laureles. ¿Cuándo será el fin del mundo? Nadie lo sabe. Existe una leyenda similar en la catedral de Segovia sobre cuya entrada se alza una imagen colosal de san Frutos penitente patrón de la ciudad que porta un libro en la mano con una hoja a medio pasar. Se dice que cuando san Frutos pase la hoja de su libro de piedra este planeta se hará zarzamillo. Todos seremos llamados a capitulo. Rendiremos cuenta. Todo se sabrá. El Día del Juicio.

 

Wednesday, October 20, 2021  

2021-10-19

QUIEREN TIRAR AL MAR A LAS PUTAS y ABOLIR LA PROSTITUCIÓN QUIEREN PONER PUERTAS AL CAMPO ESTOS ILUSOS

Oh Spain the rain in the plains  España un trabaluengas y una casa de putas vuelve la fashionaria

pero marrais chiquitos con el cuento de que son comunistas

la niña de la nariz roma pico y ojos de aguila

quiere ser presidenta

fashion y modelitos

quieren prohibir la prostitución

y tirar al mar a las pobres putas

estas gomias, reviragos, sufraguistas

las bragas y el sostén al aire

por bandera

el menstruo de cada mes

va a ser suprimido

por decreto ley

y ahora que hacemos sin el triste consuelo 

de las magdalenas

qué será de nos

sálvanos Señor que perecemos

el tribadismo inicuo de estas chavalas

del coño estirado sonrisa vertical

 y epimenorreas

pozo de ambición y de codicia

no podréis cambiar la naturaleza

ni destruir lo que dios creó

o sois machos o sois hembras

una de dos

tribadismo y 666 se dan la mano

para abrazar el nuevo orden

Luzbel alza la espada de la rebelión

y yo grito con Miguel

Quien como Dios

 

2021-10-18

18 ocytubre HOY SAN LUCAS A ALCALÁ PUTAS ESCRIBI ESTE CUENTO MARAVILLOSO SOBRE LA VIDA PICARESCA DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ EL OXFORD HISPANO QUE A MI ME SORPRENDE POR SU HUMOR Y ACUIDAD

 EL ESTUDIANTE DE ALCALÁ QUE SE REENCARNÓ EN ARCHIVERO

 

La impresión que tuve cuando en el año 2009 llegué a Alcalá una madrugada de enero a cumplir  con mi último año de archivero hube la impresión tenaz de que yo había estado allá antes, quizás una vida pretérita, había paseado por aquellas calles, guarecido del sol  y la lluvia bajo los soportales del Calle Real, haber tenido a un físico la bacinilla mientras practicaba una sangría a un paciente de bubas en el hospital de Atarazanas por cuyas crujías iba y venía un postulante cojo que era cojo y calvo y hablaba con ese tonillo de los de Azpeita proflglando su discurso de concordancias vizcaínas, trayendo orinales y pericos, gasas, sanguijuelas y pomadas, con mucha diligencia pero con algún asco pues había tomado el oficio de enfermero como penitencia por los pecados de su vida anterior, que el veterano de las guerras de las comunidades aseguraba haber sido muchos, y por los que lloraba constantemente hasta salirle surcos en las mejillas de los regueros de tanto llanto, inflamado de orgullo humano y  amor divino - yo no lo vi, claro, me lo contaron los que daban ejercicios-, pero cuando lo dicen… Iba el buen donado arrastrando la pata chula que la tenía tiesa  desde que le pegaron un zambombazo en el castillo de Pamplona. Decían que había sido soldado, acérrimo del emperador- y como buen realista nos miraba por encima del hombre a nosotros pobres comuneros- y que estaba allá viviendo de la caridad de unos teatinos aunque se juntaba con alumbrados y gente de dudosa procedencia.

También me había cruzado con otro estudiante  zambo, corto de vista y largo de lengua, el que luego  tendría entre sus dedos la pluma  mejor tajada para contarnos cómo España por de fuera y por de dentro con sus versos castellanos, con sus decires, coplas y donaires, en verso  y en  prosa. Éste andaba con los cuadrilleros dando novatadas y cobrando el portazgo a los novatos del convite al banquete nada más ingresar al pupilaje, La Patente, que se dice, y a unos les arrebataban el sombrero a otros les ponían perdida de gapos la capa nueva, o les traían un jarro para darles a beber cerveza y no era cerveza pues  aquella maldita encella había sido utilizada como sillico donde meara toda la cuadrilla a escote, y de hoy en un año; a otras les mandaban echar calle arriba a la pata coja y les lanzaban piedras mientras el cachicán del rey de gallos prorrumpía en estentóreas risotadas:

-¿Ponen las gallinas?

-Creo que sí. Ya es san Antón. La gallina pon y cacarean las pitas por los corrales, que las estoy oyendo, y se está bien al sol.

-De ¿Dónde es vuesa mercé?

-De Carrión de los Condes, señor.

-No me digas señor. Dime coleguita. Y ahora para ver como andas de recursos te vamos a mantear.

-No. No por vida de mi madre.

Protestas inanes. Entre cuatro o cinco trajeron una cortina de paño morado con las que se atapan los altares en tiempos de Pasión y alzaron por los aires al palentino una y otra vez. Lo subían, lo bajaban y hacían como querer dejarlo caer en el santo suelo hasta descoyuntarse como si fuese una manta palentina a la que la doméstica zurra el polvo en el balcón. Uno de los manteadores dominado por el estro profético había leído el futuro y pronosticó la llegada de guerreros por el aire.

-Así volarán algún día los paracas.

-Bajarme de aquí fementidos, hideputas.

-No. Bartolo, no aguanta, no seas caguita. Los soldados de Cristo han de soportar todas las pruebas con buen talante. Y la flauta de Bartolo toca maravillas con un agujero solo.

-No ésta- exclamó el palentino- que voy a vomitar.

 Implacables no se apiadaron de las voces que daba el neófito que no paraba de gimotear y de proferir ayes y de llamar a su madre.

-Ay madrecita mía que mal día amaneció para mí.

-¿Cómo te llamas?

-Teofilo

-Pues Teofilo te vas a acordar del día de san Antón hasta tu graduación cuando vuelvas a tu obispo con tu bonete y tus cartas dimisorias de misacantano.

Poco después corrieron el gallo y hubo otras bromas, muchas jácaras. Decían que el masto lo había traído de Mastrique un luterano con lo que fue mayor el ahínco con que le sacudían estopa al animalito y el enojo con el que le arrancaron el pescuezo aquellos malos cristianos.

-¿Qué hacéis hijos del gran demonio?

-Pues no lo ves. Cortarle la cresta al gallo.

-Al hereje. Al hereje- gritaron todos a coro.

Los estudiantes estaban ya beodos. Puede decirse que al cuadrillero mayor de estas justas que era un teólogo portugués que de allí a poco iría a parar como capellán santiguador a uno de los tercios viejos creyendo que el ave era el que más zurraba al rey de gallos y cabalgó su jumento a los cuatro pies exhibiendo su trofeo chorreando sangre hasta la plaza.

Tan divertidas escenas no las padecí yo, que siempre me suelo hacer el longuis  y escurrir el bulto en tales situaciones de pintar bastos, por vivencia material, aunque sí espiritual. Creo que las había leído en algún libro picaresco o a lo mejor fueron una nefasta experiencia de los estudiantes de latinidad de los que formé parte en la vida que me precedió.

 Iban avanzando las nubes del entrelubricán y remejaban las sombras los campos yertos con alguna claridad. Amanecía dios igual que entonces sobre las riberas del Henares, y la vida tiritaba bajo la helada, se escuchaba el campanil de las clarisas, y en otras muchas iglesias de la población anunciando que ya habían dado cuenta de maitines y laudes. Sobre la cúpula de la catedral de los Santos Niños las cigüeñas complutenses que son las más elegantes y majestuosas de la península ibérica – se las nota en el volar- descabezaban su último sueño con su singular modo de dormir a la pata coja pues la cigüeña según dice el refrán alta vive, alta vuela y en lo alto toca la castañuela.

-Diga usted que sí. Cigüeñas vigilantes del Henares donde las ninfas moran crotorando silogismos. Son la viva imagen de la castidad, la fidelidad y la paciencia.

A Teofilo por fin lo dejaron en paz los tunos y vino a recogerlo una mujer que, movida a piedad, lo llevó a su aposento donde lo lavó, cepilló su capa llena de salivazos e indignidades.

-Hijo, te han vuelto eccehomo. Dichosos muchachos.

El manteado nada dijo pero las caridades de la dueña le hicieron revivir. Fue al arca y extrajo un bodigo de la última cocedura cortó el corrusco  y se lo entregó junto con un dedal de aguardiente. Su desfallecimiento se debía no al manteamiento sino que no había comido en dos días.

Alcalá lo resucitaba de la misma forma que me reencarnó a mí. Pues yo también  volví en la españolísima ciudad a la vida por un complicado proceso de metempsicosis intelectual. Podía ser uno de aquellos estudiantes  y continos que arrastraban la loba sin mangas y flameaban becas al viento multicolores cada uno con el color y la divisa del colegio del que procedían (granate el de los ildefonsos, amarillos los de Atarazanas y verdes los de san Marcos, blancos los cistercienses y dominicos).

Acabada la cátedra de prima, aquel abigarrado mundo de estudiantes era un espectáculo. Teólogos y minoristas usaban sotanas y los canonistas portaban un bonete de tres puntas en la cabeza que entre los jesuitas era bisunto. Poco después de entrar yo al Estudio General los licenciados en Artes empezaron a gastar balandrán cubridero por cima de los hombres y teja (sombrero sin alas) que llevaron los clérigos españoles toda la vida.

Como venía aterido y en tren de cercanías no había calefacción, para entrar en calor me arrimé a la barra de una taberna e estaba frente por frente de un gran seminario vacío de traza neogótica. El chigrero un rumano por nombre Ventila salió a servirme. Le pedí un aguardiente de los Carpatos llamado  zwuiska de 40 grados.

-Bona zwuiva.

-Buenos días.

Se sorprendió Ventila de mis conocimientos de la lengua románica hablada a orillas del Ponto por los soldados de Trajano que guarda su raíz latina en conjugación con muchos aditamentos eslavos y turcos por lo cual conserva una prosodia endiablada.

-Sé también decir Xristós enviat.

-Ahora no es Pascua.

-Si me das otro chupito de ese coñac hablaré no sólo el rumano sino el griego, el búlgaro y hasta el húngaro que no es idioma indoeuropeo.

-Birak - repuso Ventila que era de una región del Danubio frontera con Hungría, frotándose las manos. A la legua se notaba que aquel fondista extranjero no era tan cruel y áspero como los taberneros nacionales gente odiosa y encanallada y que sabía seguir la corriente a los borrachos y aguantarlos. No echarlos a la calle o pegarles.

Sin embargo aquel aguardiente de los Cárpatos tenía poco que ver con aquel vino chirle que nos servían en el refectorio los días de fiesta de guardar y con el que ayunábamos el viernes Santo para refrescar el gañote de nuestros queridos domines cuando andábamos a pupilaje. De mis labios surgieron  cantos de alabanza al dulce néctar traicionero que pasa bien pero luego habrá que mearlo. Entra acariciando Baco en sus dominios y se apodera. Los que sucumben a los falaces halagos de la bebida saben que no hablo a humo de pajas:

Ave color vini clari

Ave sapor sine pari

Tua nos inebriari

Digneris potantia

Oh felix venter ubi intraris

Et felix guttur

Quam rigabis

Oh felix os

Quod lavabis

Oh beata labia

Y a través de aquellas coplas tabernarias en latín surgió el monje giróvago que llevo dentro de mí. Los parroquianos me admiraban por mi capacidad de ingesta y el don de lenguas aunque estaba inspirado más por Baco que la Blanca Paloma. A sus ojos yo era un resucitado, un español que no se parecía a esos otros españoles taciturnos y reconcentrados en sí mismos del siglo XXI que nada tenían que ver con sus predecesores y me deseaban buena madrugada. Buona diminuta. De todas las horas del día era la amanecida la que más me gustaba. Puerta por puerta de la cantina del dacio estaba la iglesia ortodoxa. Celebraban la navidad. Olía a incienso. Un orfeón esparcía por la nave de la antigua católica preces de un maravilloso  concento retando a las preces que decía deprisa un diacono muy gordo desde el antifonal. Prostérneme en tierra y besé los santos íconos y los ecos de la plegaria diaconal me transportaron miraculosamente al sopista con poca fortuna que había sido hará lo menos quinientos años.

Clareaba el día y Alcalá se había transformado. La vía del tren volvía a ser la estrata romana que había sido durante mil años y los regimientos ilustres como el Villaviciosa XIV volvieron a su antiguo ser de los castra romanos donde practicaban los équites las artes desultorias. Recordando que allí estuvo de asiento la Victrix o la invencible con todos sus escuadrones y acies los cuales dieron el relevo a los tercios viejos los que combatieron en Italia y en Flandes. Por el camino pasaban estudiantes. Me sumergí en aquel bullicio juvenil de mozos camino de la docta casa, la universidad recién fundada por Gonzalo de Cisneros. Y aquel gentío buscando las aulas entremezclado con los escuadrones de soldados que salían al campo a ejercitarse en la instrucción de sus armas me recordó la gran verdad de que la pluma y la espada son hermanas y que la lengua va de cómitre con el imperio. No hay vuelta de hoja. Todos llevaban capa corta, un puñal al cinto, y en la otra cadera colgaban  los cartapacios, las pizarritas los plumieres y los recados de escribir. Confundidos entre la multitud se veía a algún catedrático de mucetas coloradas, amarillas o azules según la disciplina que enseñaran, tocados de la orla con plumas de avestruz. La cátedra de prima comenzaba a las ocho de la mañana. Un bedel somnoliento se acercaba al estrado, precediendo al profesor, batía sus palmas y formulariamente rezaba una oración luego de lo cual abría las puertas del aula y exclamando en voz alta Propinquate, alumni, lectio incipit se dirigía a los estudiantes y luego al facultativo: magíster, aperta est cátedra . Los pupilos llenaban el aula. Por falta de bancos muchos se sentaban en el suelo. Todos portaban recado de escribir y rayajeaban las palabras del catedrático sobre un palimpsesto en forma de pizarra que luego pasaban a limpio los oidores. Sólo se hablaba en latín. Transcurrida hora y media regresaba el ujier galonado luciendo un espadín y un sombrero chambergo y volvía a dar unas palmadas.

-Satis.

A esta señal el catedrático se quedaba con la palabra en la boca y los alumnos salían al patio de estampida en medio de un gran alboroto.

Pasaba entonces un fraile benito cuya presencia de padre del desierto discordaba con la de la alegre muchachada. El benedictino caminaba con los ojos bajos y el rostro inclinado tapándose con la cogulla. Avanzaban todos atropelladamente. Si veían a alguno de su pueblo iban a darle los días y a recibir nuevas de la aldea. Los más vivaces espantaban el frío y los sabañones arrojándose bolas de nieve. Uno de los proyectiles alcanzó a un catedrático de hebreo en todo el occipucio. Rodó por los suelos el bonete bisunto en medio de los gritos y juramentos del dómine en la lengua que enseñaba y el cual yacía por el suelo cual largo era buscando a tientas las antiparras que también se le habían caído y sin las que no veía dos en un burro. Sonaron a su lado carcajadas, maldiciones y porvidas.

Uno de los tunos dijo:

-Comed nieve de una vez, padre mío, ya que nunca os empacharéis de jalufo.

Montó en cólera el cristiano nuevo y retumbaron excomuniones por la Calle de la Hueva

-Pronto pagareis bien caro vuestras truhanerías. Os vamos a echar del mundo, voto a bríos.

Se encocoró el estudiante el muy cabrito hizo la señal de la cruz, después el buz y acto seguido empezó a gritar al hebraísta:

-Marrano… Marrano. Cómete tus biblias. Eres hereje, luterano encubierto y alumbrado.

Oído esto, el catedrático que debía de ser converso cobró temor y levantándose como pudo y sacudiéndose el barro y la nieve de la loba  tomó el portante  y enfiló por una calle adyacente pues alguien había mentado al Santo Oficio.

 Con la bulla se hicieron presentes los corchetes. Los estudiantes de que los vieron pusieron aina  pies en polvorosa. La concurrencia asistía alborozada a la escena y todos se hacían lenguas de la puntería con que aquel bellaco había descalabrado al converso pero al pasar junto al portal de la iglesia de la Compañía le echaron mano los alguacilillos, lo trabaron, manearon y subiéndolo en un asnillo las manos atadas; él caminaba cara atrás como los condenados a muerte y así lo llevaron preso a la cárcel del arzobispo. Cuatro días a pan y agua y cien azotes.

Lo soltó el alcalde bajo advertencia de que si incurría en otra travesura semejante de descalabrar a un “judío” iría a galeras. Así que por san Antón la gallina pon. Se había acabado Michelmas y empezaba el trimestre de Santomatía, el que iguala las noches con los días. El más frío y desabrido. Estudiantes a estudiar pechando contra los cierzos rigurosos que os arrebatan la capa cuando salís del portal y la nieve y el pedrisco jugaban al chito con nuestros respectivos cogotes cuando no eran gargajos de algún truchimán imbele pero maligno. Había venido yo de sopista con mi amo que era de Soria y que se llamaba don Martín de Agreda y bajo la vigilancia de su ayo Muriel de Torrelaguna el cual por ser paisano del Cardenal tenía fuero. Nuestra lavandera era una tal Doña Guiomar Alpiste que aparte de la colada se encargaba de planchar  el hábito y coser los botones de la sotana, que eran 75 en recuerdo de los 75 azotes que dieron a Cristo. Habíamos venido desde la alta paramera aquellas navidades por muy malos caminos en una recua de jumentos pero con buenas alforjas y provisiones y una no menguada bolsa pues nuestro señor y padrino el Duque de Agreda era hombre rico. Conducía la recua un arriero morisco el cual en cuanto nos descuidábamos nos sisaba hurgando en nuestros bolsillos estando dormidos y el maldito cuando nos topábamos con una cruz de humilladero se reía o le lanzaba gargajos. Iba en su mula cantando lilailas y no faltaban zalemas y abluciones al alba y a la atardecida ante nuestras propias narices. Alá era grande y misericordioso por lo visto.

 Pasado Almazán, nos encontramos con una estantigua que llevaba el cadáver de un fraile que había muerto santo en Andalucía a un pueblo de Castilla.

 Recalamos en Aranda en una posada donde a mi amo le robaron un crucifijo de oro que traía. Fue un asunto de picos pardos. Don Diego se dejó engañar por unas izas que operaban en conchabanza con unos malandrines, el uno era su cohén y el otro su rufián. Era gente muy despiadada como también lo era el arriero morisco aquel Antón Muñoz de las Posadas fanático de Mahoma. Y a la que nosotros bajábamos para Alcalá por el camino real de Francia subían soldados de las últimas levas que iban a combatir por nuestro rey y nuestra santa religión a Flandes. Unos llevaban escapularios que les regalaron sus madres como por ejemplo una imagen de san Vitorino todo llagado después del tormento al que fue sometido en Panonia. Debía de ser bisoño. Un furriel contaba que en la guerra los santos y las reliquias no sirven para nada.

Sólo el valor y la fortuna.  Pasábamos mucho frío porque los días fueron perversos. Hacíamos hogueras y a veces Antón Muñoz perdía su ruta borrada por la nieve y blasfemando contra todo lo divino y humano perdía el tino aunque no se acordaba de Mahoma. Únicamente de Dios y la Virgen. ¿No ahorcarían a aquel malvado? De sus barbas y turbantes Satán se encastilla y andará errante por el mundo hasta los últimos días.

 Dicen sus apologetas ser religión muy humana, tan humana que en las siete plegarias diurnas se arrodillan y alzan el poster en pompa. En aquel tiempo sin embargo les tocaba ir de nones gracias al gran cardenal que a las puertas del Alhambra quemó alcoranes y otros libros que ellos dicen de su revelación no siendo sino supercherías y odios pues siempre tratan de imponer a su dios mediante la espada y donde entra Alá no vuelve a crecer la hierba. El siglo de oro en efervescencia, el muhadín no había llegado todavía pero yo en mis pujos poéticos lo presentí con tristeza y compuse trenos para el pueblo de Dios con Jeremías.

 No nos hicieron caso. Se preparaba la gorda  de la apostasía, la desbandada. Porque de allí a medio milenio de aquel san Antón no quedaría piedra sobre piedra del edificio perfecto que nos cobijaba. Soplarían aires anticatólicos hispanófobos una brisa mefítica a la que tuvieron que acostumbrarse nuestras narices pues las narices no sólo los ojos saben hacer con frecuencia la vista gorda. Cabalgaba el ángel apocalíptico en el caballo cuyo nombre era la Gineocracia. Se sublevaría el gineceo y pasarían cosas muy gordas. La política estaría dominada por intereses creados y por hetairas. Otros la decían Cenizosa al estar regida por Carolabriá el Cenizo. No tenía ni para pagarle el retal de la loba (llamaban loba a esta prenda porque comía mucha tela) y mis padres eran hidalgos pobres de Almazán el pueblo de Laínez, plaza fuerte de conversos.

El primogénito embarcó a las Indias y otro fue condenado a galeras pues se juntó con un alcabalero que lo engañó, el tercero había muerto en Namur defendiendo nuestras banderas y tres de mis hermanas profesaron de monjas. Pero mi ayo me dijo que en Alcalá no faltaría pan; con él me fui. Conforme es la manta se estira la pata y donde comen cuatro comen cinco igual que en mesa de San Francisco. Y verdad es que nunca me faltó aunque algunos días hube de estar a la cola de la sopa boba que daban de caridad a los peregrinos y menesterosos las Bernardas.

Allí aprendí a manducar con los dedos sin necesidad de tenedores ni de hueseros o gañivetes.

 Otra vez los que me socorían eran los traperos de vara que venían de Alsacia hasta Alcalá a vender paños y era gente misericordiosa. Nunca me junté con gentes del trueno ni fulleros. Iba a mis clases, rezaba mis oraciones nada más levantarme, bruñía los mocasines de mi amo, era condescendiente y amable con mis semejantes y no armaba broncas. Me gustaban muchos libros y también garabateaba en los papeles que encontraba por la calle ocurrencias mías a ratos perdidos. Hurgaba en los montones de trapero y papel que veía lo desdoblaba para ver qué ponía en pauta. La lectura se convirtió en mi vivir. Leía y leía a todas horas, tan es así que gasté mis ojos Desde que llegue a la villa complutense conocí que mi destino estaría uncido a las artes y las letras. Era diligente en el aseo de la camarilla que estaba en un sobrado del tercer piso de la casa de doña Guiomar, fregaba los platos cuando me lo pedían y los miércoles día de arreo y parada porque había que salir a esperar a algún visitante ilustre que se llegaba a la ciudad pasaba la almohaza por el lomo de la mula torda a la que gustaba montar a don Gaspar cuando salía a vistas y se organizaban paradas y procesiones ecuestres tan vistosas como el día de San Lucas.

 Daba la pez a la cabezada y deshacía los ñudos del pretal o le preparaba la ventrisca y la aljaba cuando iban de caza. Al salir los señores tenía la acémila del ramal y con un golpe en las ancas le arreaba en latín:

-Eamus

 Que en cristiano quiere decir arre

Como las tales mulas yeguatas eran tan doctas como los amos ellas me entendían cuando sobre su lomos híbridos clavaba espuela con la lengua del Lacio. Y si alguien me llamaba capigorrón y se reía de mi triste figura de mantista pobre bajaba la mirada y no contestaba a las injurias de mi agresor verbal. Un viuda rica de Almazán pagaba mi matrícula así como un juego de mudas, la beca estudiantil, el ropón y los jubones que había que tener dos, uno para los días de fiesta y otro para los de diario. Siete maravedíes costaba la matriculación por los cuatro trimestres. Y siempre que mis obligaciones ancilarias me permitían solía asistir a la cátedra de Vísperas de la que estábamos dispensados los bachilleres y que daba un paisano mío el doctor Laínez un jesuita muy adusto y seco que guiñaba un ojo y el otro no lo podía abrir. Tenía cara de liebre pero no había en todo el claustro quien supiera más teología que aquel soriano. No me cabe la menor duda de que el dicho que se nos achaca a los sorianos (que nunca se supo en la historia que hiciera mucho bulto la gente de Socia) la tengo por falsa. Salía poco Lainez del convento todo lo contrario que el maestresala don Miguel de Avendaño amigo de juergas y cuchipandas. Se juntaba con el padre definidor o prior de los dominicos al que también le gustaba comer y beber y como buen dominico les tenía cierta enemiga a los hijos de san Ignacio. Muy tomista y ufano en sus disputationes o torneos teológicos.

 Eran muy sonadas las disputas, justas teológicas y competiciones para saber quien sabía más sobre los ángeles, el Espíritu Santo o el misterio del Génesis tal y conforme se muestra en el Libro de la

Revelación. El definidor dominico era un hombre alto coloradote aire de buen vivant y ese buen pasar y tolerancia o actitud vital de los gordos. Lainez por el contrario austero, magro, enteco, mal encarado y algo bisojo. Discutían sobre los espíritus puros cuya esencia y existencia no está ominada por las leyes de la gravedad. El uno decía una cosa y el otro la contraria. Hasta que hartos de discutinio los dos frailes se enojaron que diríase que iban a llegar a las manos. En último termino y como postrer argumento Lainez en un acceso de cólera termino su disertación aludiendo al rubio Avendaño :

-Rubicundus erat Judas.

Y el otro ágil de reflejos:

-Sed de Societate Jesu

El cura portugués que arrojó la bola de nieve contra la mollera del primer catedrático de hebreo andando los años sería capellán de uno de los tercios el Sancho Dávila comandado por el duque de Alba. Todo el claustro se rasgó las vestiduras pero don Joao se hizo de pencas. Con buenas agarraderas contaba. Lebrija, el doctor Laguna y otros de la cuerda elevaron un escrito al rector pidiendo la destitución del revoltoso teólogo. Fue óbice de que la propuesta no prosperara contra el maestrescuela de nuestro colegio que vetó aquella diligencia.

Es más y para decirlo de otra forma:. Este lio levantó las orejas y el hocico a los sabuesos de la inquisición que empezaron a oler el poste y corrió la voz por la ciudad que el maestro en cuestión por nombre Cepeda había tenido un abuelo penitenciado en Toledo y era primo de una monja inquieta, rebelde y andariega que iba por Castilla abriendo conventos y decía tener consuelos místicos y tratos con el Señor. Se la había aparecido Jesucristo no sé cuantas veces y sobre ella cayeron sospechas y anatemas de alumbrada pero se libró.  Tenía buenas aldabas entre la gente de viso que por aquellos días eran todos conversos. Es ni más ni menos que el brillo del oro que para los de esta raza es su  única deidad.

Jesucristo, la Virgen y los santos son para ellos un pretexto con el que envuelven sus engañifas y hasta se ríen a espaldas de los hombres de buena fe. A mí estos místicos siempre me dieron algo de pavor. Hieden a impostura desde lejos y con sus mentiras engañan a muchos incautos y sus invenciones repetidas se convierten en dogma. Mi fe es de otra manera. Ne quid nimis. En  el amor divino no hay que echar la yesca humana que todo lo corrompe.

En la actualidad cuando veo avanzar por las calles a los graduados con sus capisayos ostentando las galas  y las orlas académicas con mucho orgullo y solemnidad  entonando las notas del gaudeamus igitur no puedo por menos de sonreírme ante las ironías de la vida. El aire en cuestión era una cantiella de monjes borrachos. Monjes alemanes

 

 

Gaudeamus igitur,
iuvenes dum sumus. (bis)
Post iucundam iuventutem,
post molestam senectutem,
nos habebit humus.

Ubi sunt qui ante nos
in mundo fuere?
Vadite ad superos,
transite ad inferos,
ubi iam fuere.

Vivat Academia,
vivant professores.
Vivat membrum quodlibet,
vivant membra quaelibet,
semper sint in flore.

Vita nostra brevis est, breve finietur.
Venit mors velociter,
rapit nos atrociter,
nemini parcetur.

Vivat nostra societas!
Vivant studiosi!
Crescat una veritas,
floreat fraternitas,
patriae prosperitas.

Vivat et Republica,
et qui illam regit.
Vivat nostra civitas,
Maecenatum charitas,
quae nos hic protegit.

Pereat tristitia,
pereant osores.
Pereat diabolus,
quivis antiburschius,
atque irrisores.

Alma Mater floreat
quae nos educavit,
caros et conmilitones
dissitas in regiones
sparsos congregavit.

 

exsequator