2023-12-10

ALFONSO EL CERILLAS DEL CAFÉ GIJÓN ME CONTABA LAS ANDANZAS NOCHERIEGAS DEL REY JUAN CARLOS CUANDO SE PRESENTABA DE IMPROVISO E INCOGNITO EN EL CAFÉ GIJÓN. EN RECOLETOS APARCABA LA MOTO Y COMPRABA TABACO REY. Y SE IBA A VISITAR A DOÑA BARBARA REY. BUEN PEJE ESTABA HECHO EL "CAPITAN BORBÓN" COMO ALFONSO PEREZ PINTOR QUE EN PAZ DESCANSE LE LLAMABA

 

ALFONSO EL “CERILLAS”, ALMA DEL CAFÉ GIJÓN

Antonio Parra

En tiempos de tribulación no hacer mudanza. Yo me refugié en el burladero del Café Gijón y Alfonso El Cerillas anduvo al quite, me echó algún que otro capote, salí gracias a él por pies de alguna tángana. Efectivamente, no hacer mudanzas. Es lo que recomendaba el de Loyola a sus novicios; es decir: pasar humo y tragar tabaco. A lo largo de estos cuatro o cinco lustros de vida española, acérrimos tiempos de brega, cambalaches, consensos y zarandeos, desde su taburete del famoso Café, desde su humilde puesto - cabe recordar que los últimos serán los primeros y todo un ejemplo a imitar para la soberbia nacional-, con un gesto y señorío de grandeza que mismamente lo convierten en marqués, este trabajador, toda una institución en el Madrid del finiseculo y en los albores de este siglo nuevo, fue nuestro oráculo, nuestro consuelo. Otro cirineo.

La tajuela donde coloca sus baqueteadas posaderas, según se pasa el umbral a la derecha, levantando el cortinón de cuero, carece de respaldo. A mano tiene el cajón sobre el cual guarda los cartones y las cajas de puros, y, arriba, el tendel donde unas pinzas metálicas prenden décimos de lotería, postales de la Cibeles, souvenirs, alguna que otra futesa. Este banquillo por obra y gracia de su presencia a mí me ha parecido el trono de un rey.

Él es el alma del Café Gijón, rompeolas literario de las Españas y de parte del extranjero. Yo propongo a Alfonso para el premio Cervantes y, sobre todo, para el Premio Nobel de la Paz. Se lo merece de veras. Nadie ha trabajado tanto en pro de la reconciliación de los españoles. Yo no sé si escribe pero desde su banqueta piensa mucho y filosofa que da gusto escucharle. Tiene eso que los españoles llamamos gramática parda, pero teñida de bondad, y los americanos “sabiduría de calle”. Es un sabio en el pleno sentido del vocablo. A él acuden las gentes en busca de un rato de palique y nunca se irán desconsolados. Entre sus clientes hay ministros, condes marqueses, y hasta el propio don Juan Carlos que, cuando fumaba, su marca era el “Rex” canario, y baja a comprarle alguna cajetilla.

Ha sido el asesor, el consiliario de muchos escritores fracasados. Los trata con el mismo respeto que a los que triunfaron: Umbral, Cela, Pérez Reverte. Manolo Vicent, Raúl del Pozo. Conoce bien las miserias humanas. Nunca se asusta de nada y hoy hay tanta gente que escribe.

¿Un santo laico? Sí. Los hay. Alfonso debe de ser uno de ellos aunque no vaya mucho a misa y se confiese anarquista, no de los de la tea incendiaria ni el barril de dinamita. Para cambiar el mundo, nada de bombas. Hay que encauzar a la humanidad a la manera evangélica con una palabra de alivio, un chiste, una sonrisa. Su padre -creo-era dinamitero en Burruelo. Una noche de mucho vino me contó una historia que nos conmovería a todos los tertulianos: cómo se desplazó con su madre en una borrica desde este pueblo de Palencia por los puertos camino del penal de Santoña donde habían metido a su padre preso a llevarle algo de comida y un poco de ropa. En el páramo por poco se arricen. Hicieron noche dentro de un serón ¡Ay Dios! Escenas como aquellas de cuerdas de presos vestidos de marrón en filas de tres en fondo las recuerdo yo también de haberlas presenciado de niño cerca de la cárcel de Segovia. Sus familiares y deudos les seguían de lejos. Las tengo grabadas en la retina de mi memoria. Nunca quisiera que volviera otra vez a estallar una guerra entre españoles.

Tampoco sería para mí un plato de gusto una segunda transición, tan dura como la primera. Yo me la pasé, ya digo, cerca de las tablas y talanqueras del “burladero”(así se llama un lugar en el bar) del Café Gijón. Desde esta valla de protección vi pasar la vida igual que Alfonso encaramado a lo alto de la columna, como el Estilita estoico. Parecía un dios del Olimpo guardando su “sofrosine”, su saber estar. Nunca le he oído hablar mal de nadie. Siempre sabe sacar el detalle amable y divertido, el juego de palabras o la frase redonda que hace memorable un coloquio.

Su mirada es noble y grande como la de un mastín de las montañas que lo vieron nacer. Y al igual que esos cánidos puede ser el hombre más fiel. Las jais que pasan por el establecimiento le largan piropos y le dicen guapo, pero él dice que ya no está para coger pesos. Cuando se pone el foulard al cuello, recuerda aquellos actores americanos de los sesenta. Es la llaneza personificada sin una pizca de vanidad aunque el Rey vaya a verle de vez en cuando en una de esas escapadas de incógnito que hace por la capital:

-Alfonso ¿Cómo estás?

Y él responde siempre:

-Muy bien, mi capitán.

También debe de ser bastante sufrido. A causa de una lesión medular anda algo estevado. Siempre se le ve alegre. Cuando le duele, una aspirina y si el dolor arrecia pues un gintonic, que se le va a hacer. Para él la política es un juego que no hay que tomarse demasiado en serio. Ya se les pasará. Entran los de Arrese y salen los de Solís. Literatura y Política con frecuencia van juntas por lo que siempre tuvieron sus reclamos en los veladores de serpentín, las paredes embonadas de maderas nobles, las cornucopias y espejos y los asientos de velludillo, del famoso Café que tiene una decoración de aire muy camp. Ha sido el cantadero de urogallos de los Servicios de Inteligencia de Alemania, Francia, USA, Israel, Marruecos e Irak. Los espías alauitas sentían predilección por estas bancadas. Una vez a uno - era una chica norteamericana- le conté el romance de Altamara sobre el hijo del rey moro etc., y quedó encantada. Ya por entonces estaban preparando una marcha verde en pateras y los nuestros sin enterarse. También es mala pata.

El Gijón no hace discriminación. Es un puerto franco y por eso muchos lo tenemos por un lugar sagrado que nos reconcilia un poco con la vida. Si a Alfonso habría que proponerle para el Cervantes a todo este recinto había que declararlo “patrimonio de la humanidad” donde se permite la discrepancia, el libre juego de pareceres, y a veces hasta la conspiración. En esta casa de acogida los soñadores, los que vivimos de las ideas hemos pasado momentos alegres pero también pasamos por malos trances. No es bueno ver los dedos largos de una mano negra delante de tus narices atentando y no poder hacer nada. Esos palmas siniestras se ciernen sobre las bombas del 11M. También se dejaron ver algunos osados etarras. Nunca lo hicieran porque esta sala o “stivadium”1 de la intelectualidad complutense es escaparate capitalino y ninguno de los que vienen pasa enteramente desapercibido.

En sus mesas pueden confraternizar codo a codo el espía y el poeta sin suerte, la viuda rica que con un ojo llora y otro repica que quiere echar una cana al aire, el banquero o el hombre de negocios que hace una operación o la chica de Filosofía empeñada a toda costa en que le presenten a Umbral o a cualquier otro escritor. Antiguamente sobre el mármol de sus veladores se declararon muchas proclamas y manifiestos. Fueron firmadas infinitas cartas de amor. Esta cualidad de abigarramiento que se vuelve alternancia, conllevancia y tolerancia es una de las gracias secretas de este establecimiento institución.

Alfonso El “Cerillero” es el alma del Gijón lo mismo que Riudavets lo es de la Cuesta de Moyano. Los dos Alfonsos visten guardapolvos de menestral y pertenecen a la España de los currantes a la izquierda y la derecha del espectro. Uno vende tabaco y chuches y el otro libros. Son dos supervivientes de una mundo gremial. He aquí que este anarquista es amigo del rey al que llama “mi capitán Borbón”, desde que estuvo asistiendo a don Juan Carlos como mozo de espuela en un regimiento de Caballería siendo cadete. Pero también es amigo de los mendigos que bajan por Recoletos. En realidad es amigo de todos. Resulta difícil creer que Fonsito tenga enemigos. A mí me ha fiado alguna vez.

Yo no sé qué cuentas se trae con Raúl del Pozo, tahúr impenitente, cuando lo despluman en Torrelodones. Sin embargo, los sablazos los cobra religiosamente. Nadie se va de rositas. Cada uno tiene que pagarse sus vicios. No se le escapó jamás un moroso. Se da una maña especial para que le devuelvan lo que considera suyo. Alfonso cree en la justicia distributiva. Y en la restitutiva. Villano en su rincón y rodeado de una paz horaciana en medio del tráfago de los Bulevares, ve pasar la vida con gesto augusto y cordial. Parece que nada ni nadie le perturba. A sus espaldas se celebra todas las tardes una de las pocas tertulias que quedan en el Viejo Madrid: la de Manolo Vicent y su tocayo el actor Manolo Aleixandre, Tito, el de “Cuéntame”, el Algarrobo, del Pozo, etc. Se reserva el derecho de admisión y su conductor, el periodista valenciano, dice que a ella hay que acudir bien llorados y bien meados (No se admiten Jeremías ni cuestiones personales), requisito difícil de tramitar cuando muchos de los compadres que pertenecen a este casinillo empieza a adolecer de las dolamas mingitorias de la próstata.

Tres o cuatro mesas más allá de los de está peña es la sede del conclave de poetas que hasta hace unos meses era dirigida por el talaverano Rafael Morales. Incondicional de la misma era Burón el “juez rojo” hasta que se murió. El Gijón ha sido siempre zona franca, emblema de una ciudad abierta como ha sido Madrid hasta la presente. En este bar parece Navidad todos los días y a diario se proclama la tregua de Dios. La presencia del anarquista Alfonso amigo de un rey epitomiza ese espíritu de concordia, al igual que todos los empleados del local, desde el metre, un señor de Guadalajara que me cae muy bien y que tiene mejores pulgas que don Pepito, hasta el último de los camareros.

Comprender es perdonar. Yo pienso que para fortalecer la democracia haría falta convertir a toda esta gran nación en un Café Gijón, pero por favor que no nos hablen de una segunda transición. Ya tuvimos bastante con la primera. Quod scripsi, scripsi. Ya lo dijo don Poncio. Las constituciones no son saldos. No se reforman así como así, mal que les pese a algunos. Si se sentasen con más frecuencia en los butacones de velludillo y se acodasen sobre el mármol ocelado de estos veladores y se emborrachasen de vez en cuando comprenderían lo que estoy diciendo. El Café Gijón es un sagrario de libertades, un habeas corpus donde hasta la policía hace la vista gorda. Dejadla que así es la rosa y no me toquéis los viva las pepas.¿Segunda transición? ¿Un nuevo proceso de desratización con lo que eso conlleva? Vamos, anda. No lo podremos aguantar. Sucumbiremos. De algo hay que morir. Además, me temo que ya no me quedan talanqueras tan resguardadas como ésta del famoso establecimiento de Recoletos. Voy para viejo y ya no tengo humor.

Feliz año 2005 a mis lectores, si tengo a alguno.

1Mesa donde se sentaban a comer lo romanos

ya está el gato en la talega y los capones de mondoñedo asándose en la olla de navidad

 

EL BOMBO QUE TOCÓ A POMBO ES TONGO


Antonio Parra

Dijo la pijota al puerco cierrote en mezquita no vayas a las preces. Ahora que es Ramadán y se escuchan las lilailas a todas por las emisoras árabes del satélite vengan acaso bien estas reflexiones. Me da envidia tanto fervor frente a la rutina y disipación y la desgana del cura de mi parroquias pero no se puede esperar otra cosa de esos obispillos por nombre Cañizares y Blaquez y que no se llaman no Gil de Albornoz o don Diego Ximenez de Rada o Francisco de Cisneros que templan gaitas y andan por los cerros de Úbeda muy lejos de su grey tanto como lo están del pueblo los políticos El que no añasca desparrama. Sana envidia y miedo me embargan ante el espectáculo de esas mezquitas abarrotadas. La maldición de don Opas se hace presente y llora la princesa Florinda en su cava y aquí cada mochuelo a su olivo y Chacun a son gîte que traducido del gabacho quiere decir yo voy a lo mío. Tenemos al enemigo en las eras como aquel que dice y bajo los soportales de la plaza el personal se da de puñadas y de navajazos la maldición del último rey godo sobre nosotros. Aquí nadie se cierra en mezquita ni va a las preces ni extiende la alcatifa para prosternarse y poner el bullarengue en pompa mirando para la Meca. Alá es grande. Salam malikum. Será la segunda gran invasión pero el personal yo voy a lo mío sigue discutiendo si serán galgos o serán podencos. La salada sardina hirió muy malamente a la gruesa gallina. A estas horas ya estarán en Mondoñedo con el engorde de capones que se servirán la cena de Nochebuena en la mesa del señor obispo. España es diferente como apunta muy bien mi colega y sin embargo amigo Pepe Meléndez. Sí, sí pero al freír será el reír. Ya sé que Zenones y Zoilos como de costumbre me van a azuzar los mastines y voy a correr el gallo y ya siento el aliento del dogo a las nalgas que sí descalificaciones que si insultos oiga usted no puede empezar un incipit con permítame el sufrido lector que le robe su valioso tiempo etc hombre váyase usted a tomar vientos a la farola así no se escribía ni en el siglo diecinueve que esto no es un chat el que venga atrás que arree se me da un ardite de filemones y filomenos a su pesar, pero conozco el rostro del que se emboza y al que no le guste lo que digo me la trae floja y no estamos en ello para bailar rigodones ni chaconas –esos que se dicen ceremonioso son los peores me lo dice mi experiencia de tabernas y figones del agua mansa libérenos dios- sino para meter el bisturí. Escribir se ha convertido en una necesidad física para mí un paliativo a nuestras soledades pues ya los veníamos advirtiendo desde hace treinta años y los de la derechota nos pusieron la coroza y no nos subieron al asnillo a cabalgar cara atrás para endespués quemarnos y si no lo consiguieron fue porque la Inquisición fue abolida en 1833 oiga. No ESTÁ EL ALCACER PARA ZAMPOÑAS NI EL VERDE para pitos ni el manto de la Magdalena para tafetanes. Si duro es el invierno, ruso más recia es mi raza que diría aquel general carabanchelero en una arenga a los de la Blau. Si hay algo grande en España es su lengua y su literatura que a algunos sufridores nos permite hacer un corte de manga a esos sabuesos de la circunspección y del recato. La cosa comenzó - ¿quieren hacer de nosotros un cabrito a la estaca?-con aquel mártir aragonés que se cachondeaba de sus verdugos pidiendo que le dieran la media vuelta a la parrilla porque ya se le habían quemado las posaderas pero a algunos siguen por lo que veo quemadas las entendederas y siguió con las coplas de Mingo Repulgo:

 Bien folgabas rey entre los setos con tus mancebos – 

Enrique IV otro que tal debió de ser marica- y sigue con las chocarrerías del arcipreste yo vi en Roma do es la santidad que todos al dinero facían humildad y por tal seguidilla de escarnio contra el papa le metieron en chirona cinco años a la sombra pero ni en la mazmorra se calló el bueno de Juan Ruiz que debía de ser fino. Señoría ¿por qué nos quita de las buenas para que nos vayamos con las malas? Le dijo al cardenal Albornoz esto era allá por los tiempos del cisma de Occidente cuando Benedicto XIII también en sus trece moraba en Aviñón a propósito de la problemática sobre el celibato y el de que los párrocos hubiesen moza. Vale, que me den la media vuelta que me torraron ya de un costado y el que los curas hubiesen moza. 

Ahora el otro y al amigo el culo, al enemigo por el culo y al indiferente que se le aplique la legislación vigente.

 En esta profesión a los que llevamos el duende o el maleficio del olor de las imprentas siempre nos darán cuchilladas y uno camina con jabeques y costurones en el alma por ahora sólo intelectuales pero cualquiera sabe si un energúmeno cuando menos te lo espera te pega un tiro o te regala una cuchillada. Pasa nada.

 Hay que andar siempre a la mira y esgrimir la espada. Hecho caso omiso de las grandes trifulcas literarias del XVII Alarcón-Quevedo-Cervantes eráse un hombre a una nariz pegado y arcediano todo esquinas amén de bujarrón (decía de don Luis don Francisco), poeta entre dos platos (piropo quevediano a Alarcón), y eres como un par de huevos fritos, los globos blancos de la mujer del gallo (contestación de Góngora a Quevedo) y pasando por alto las burlas y desplantes de ese maestro del insulto que era Valle Inclán y al que otro colega le rebanó de un tajo la mano siniestra talmente que don Ramón fue de por vida manco, manco y manco de Lepanto.

 Y si nos metemos de hoz y coz en el panorama literario de nuestros días en concreto este verano con las diatribas entre el hijo de Julián Marías y Trapiello que menos bonito se dijeron de todo o la de Umbral y Pérez Reverte aquí van estas flores. Dijo la pijota al puerco mejor dicho dijo El Reverte al Umbral: .. Umbral tiene la bajonería de salpicarcon su hábito de recordar a sus amantes cuyos maridos están muertos o en la cárcel toda su literatura. Su bello estilo. A todo esto añade su proverbial cobardía física lo que le impidió sostener con hechos los que desliza bajo el cobijo de la tecla. Pero al detalle iremos otro día. Cuando nos responda si tiene huevos”. Bueno bonito bueno. 

Aquí tenemos a un alatriste con ínfulas de matasiete. Puso una pica en Flandes refrotando el libro de Quatrefages pero en eso no vamos a entrar ahora. La azacaneada writers community hispana que a mí me parece todo menos científica porque aquí de lo que se trata es de hacer escritores a dedo según la veleidad de los caciques literarios como Lara y su famoso premio Planeta que al bueno de Pombo sacó la polla que dicen los chilenos porque esto siempre fue una lotería lo de los premios literarios le tocó el premio gordo premiado con muchísimos millones de pesetas pero esta ficha que sacó del bombo es un tongo como tantas cosas en la vida española últimamente donde todo está atada y bien atado y convenido y reconvenido con antelación para decepción e ira de los pobres escritores noveles que siguen creyendo en los reyes magos.

 Pese a esas trampas canallas de los concursos, nosotros no nos hemos apartado del oficio qué más quisieran y seguimos escribiendo. A cada uno el tiempo lo pondrá en su sitio. Y el editor Lara creo que no sale muy bien parado de una de las grandes novelas que se escribieron en España en los sesenta – creo que la quiso secuestrar- bajo la firma de un peso pesado de nuestra novelística. Me refiero a Zunzunegui que en el Premio [

EL CONDE DUQUE LLEVABA EL ESTADO EN SU CABEZA ELOGIO PATRIÓTICO DE UN GRAN POLITICO DIFAMADO ERA EL VALIDO DE FELIPE IV

 

EL CHAMBERGO DEL CONDE DUQUE DE OLIVARES

Antonio Parra

Camino de mis pomaradas el día de Santa Ana no paró de llover- Sacramenia honra a la abuela de la Virgen como santa tutelar desde el siglo X- paso por Toral de los Guzmanes pueblo leonés donde los haya, páramos de tierra rodena, verde de las riberas del Esla, tierra de fray Gerundio de Campazas, bodegas de clarete encuevadas en la ladera del pardo mogote León por Castilla fieras torres de los fueros campos góticos. Siempre España. Este pueblo leonés polvoriento todo él de adobe con sus paredes rojizas tiene toda la gracia de las casas deshabitadas. Pasado y presente se dan mano y no puedo menos al pasar de evocar la grandeza del Conde Duque que me mira mefistofélico desde el caballo condescendiente y altanero desde ese caballo que pintó Velázquez y se nos va a la empinada. Y que con su gallarda cabriola y su coqueta mirada cuando le veo en el Prado siempre me dice:

-Arriba España y viva el papel de estado.

Los funcionarios le deben la sinecura a este prócer sevillano nacido en Roma que llevaba al Estado en la cabeza. Mire, las oposiciones. Venga. El conde duque. Danos y danos hasta que no te conozcamos. Ley de las tabernas. Una sinecura. Una cátedra. Un buen y oscuro pasar un puesto inamovible. Ahí está el Conde Duque con su estatua garantizando ese áurea mediocritas al que aspira todo español (el 75 por ciento de nuestros jóvenes quieren ser funcionarios pero España amigos no da para más y los ala tristes no nos la defienden más bien al revés con gran complacencia de nuestros enemigos históricos que pagan estos bestsellers). Y ahí nos las den todas. Et chacun a son gîte que dirán los franceses. Cada gallo en su quintana y cada mochuelo a su olivo. Noches para destetar hijos de puta y días para que las gallinas no pongan huevos sino cabrones. No está el verde para pitos ni el tafetán de Magdalena para primores y zampoñas. Las nuevas generaciones lo van a pagar caro. No saben historia de España o la aprendieron mal en Oxford o en Amsterdam. Gibson es un headmaster inglés, sin cabeza porque lo de head es un suponer porque si se la abriéramos encontraríamos su sesera hecha agua y odio con pinta de rabino que habla muy mal castellano y lo escribe peor a pesar de sus muchos años en Madrid que va a utilizar the birch (el látigo) esto es la disciplina inglesa contra todos vosotros. Nunca aprenderéis. Otra de García Lorca.

Cuando mandaba don Gaspar de Guzmán todavía éramos grandes. Hoy en cualquier momento nos podemos ir a tomar por el culo y algún jefe de negociado de los que ficha y está en nómina se puede quedar con la tarjeta en la mano y la candela al rabo. Pero viva siempre el papel de estado.

Mírala. Es mucho mayor por lo que hizo que la puerta de Alcalá. Lo malo de mucha gente es que desconocen su historia y no sabían quien era don Baltasar de Guzmán. Peor para ellos pero la España a la que él dio fuero y prematica ahí está. Nos miró una mirada de inteligencia desde el caballo y ahí queda eso. Desde entonces los españoles estamos bajo la protección de su chambergo, ese pavero al que Esquilache quiso quitar retal y rebajar centímetros. Al pueblo se le subieron los humos. En España puede estallar una revolución por una cuestión de centímetros. Por el cipo de una finca, por el ceder el paso en una acera, por el quítame allá esas páginas y claro está aquí todos preferimos el embozo y el ala ancha, los alas tristes que se los coman los dragones. Total una revolución contra los masones y la vieja retórica contra iudeos y pueden arder las sinagogas como otrora prendieron fuego a las basílicas, mucho mondongo, por el fuero y el huebo y aquí todos somos algo taurinos con un si es no de católico y de sentimental. Temo que me lo desgobiernen. La frase de Felipe II se cumplió en aquel Valido.

El chambergo del Gran Guzmán, Zp oído al parcha y ojos de Argos, un símbolo pero viene a ser para nosotros aval de libertad. Somos el pueblo más libre de toda la cristiandad. Ah sombrero que significas albedrío pero que no nos hurguen mucho los cojones. El sombrero del Conde Duque luchó contra los nobles y como en su España de entonces nos crecen los enanos. Cada uno quiere ser un cacique y nos quiere gobernar. Olivares desmochó sus torres. No admitía a su vera señores de horca y cuchillo.

-Reverte se ha hecho rico a costa de la derrota pero no da una a derechas. No hay que fiarse nada de los murcianos ni gitanos de mal vivir. Y las alas de nuestro pavero no son tristes y alicaídas sino enhiestas y bramadoras como el báculo de un garañón en celo. Entramos en Breda y conquistamos Mastrique. Rocroi fue una batalla que perdimos pero con un soldado menos también se gana la guerra.

-Furrieles a la mira. Tercios a mí. Ya lo sé. Nos traicionó la sinagoga de Amsterdam. Inglaterra conspiró en Portugal y Francia en Cataluña. No hubo nación más grande que España. Ni con tantos enemigos tampoco y en ese empeño seguimos y no hay tutía.

-El Conde Duque fue un triunfador. A pesar de todo y muchos españoles le deben la sinecura y el papel de estado, las oposiciones con que siempre nos usan la pluma por el pico a los laborales. Nadie mejor para hacer la estatua. Un gigante en medio de enanos según Marañón. Pero le odiaban las monjas y las mujeres y ello fue causa de su desgracia... aquí, como caigas mal a las señoras vas de culo.

Y si los funcionarios le deben el puesto fijo, los taurinos le deben todo. El conde duque era un torero. Gallardo y sublime. Muy español, algo putero, muy trabajador al que nada se le ponía por delante. Muy religioso hasta rozar la misma superstición. ¿Qué más se puede pedir?

-La decadencia

-Hombre, no me fastidie. ¿Se puede llamar decadencia a un tiempo en que Quevedo escribía sus maravillosas prosas, Tirso hacía encajes de bolillos con sus comedias de costumbres y Alarcón con las de enredo y en los corrales estrenaba Lope y en el Alcázar pintaba el aire don Diego y en Flandes aun no se había puesto el sol con nuestros navíos bojando la esfera armilar? ¿Y el pueblo español hizo lo que siempre supo hacer mejor que nadie: vivir de gorra? ¿Un poco exagerado no?

-Cierto.

-Pues sí. Buen canto a España, nuestra natura y a Italia nuestra ventura y a la puta Holanda nuestra sepultura.

Toral de los Guzmanes es el alma máter de la familia goda con más abolengo de las Españas. Junto a los muros del palacio no cabe tanta grandeza deshabitada. Gutte Männer (Guzmán) nos refieren a los hombres buenos, probos, los leales vasallos del Alto Alemán. Honor y honra como norma. Principio vasallático. El caballo de Carlo Magno parece que pasó por aquí camino de Santiago. ¿Peregrino o un soldado disfrazado? No sé. Niego la menor.

Esta familia dio guzmanes para dar y tomar. El primero el Bueno el gobernador de Tarifa. Ahí tenéis mi puñal le dijo a los moros. No cabe más orgullo ni más honra en una frase. Cien obispos y treinta santos, entre ellos el inventor del Rosario y más de treinta reinas y princesas desde doña Urraca a Eugenia de Montijo. Siempre que cruzo Toral en la noche me asaltan fantasmas de grandeza y el Conde Duque con su gran pavero se me viene al encuentro. Arriba brilla una estrella y en lontananza adivino las espiras gélidas de la catedral gótica. Romero soy y peregrino de una España sublime a la que algunos historiadores y novelistas a sueldo extranjero hacen astillas.

-Buenas noches, don Baltasar de Guzmán. Chapó. Usía y yo no somos derrotados. Por haber amado y comprendido a este país que siempre da la espalda a sus hijos mejores.

Y que el chambergo del Conde sea nuestro refugio cuando vengan mal dadas. Bajo el ala de su sombrero y al pairo de su espuela y fusta, caballista consumado, nos colocaremos. En España ya lo sabemos la vida es una perenne lidia, mas, velay un español con las virtudes y defectos de la raza. En esta pintura ecuestre don Diego Velalquez no pinta solamente a un jinete magnífico sino que también traza con su pincel la semblanza psicológica de un país que prefirió los torneos y las monterías, los juicios de Dios y las procesiones a los trabajos del día a día, un país heroico y tendente a lo sublime pero haragán y descuidado con esa haronía que mata. El conde duque representa el ansia de poder. Todo para mí. Es un caudillo de la totalidad que aborrece las medias tintas. Ahí le veis con cara de ordeno y mando, muy taurino él, muy putero y tan religioso como fanático. Muy tío y muy viril y amigo de los jesuitas aunque la espiritualidad de éstos por entonces no había adquirido el nimbo ñoño que tendría tiempo adelante. Díganlo si no los deliquios en aquel convento de San Plácido calle de San Roque muy cerca de donde está hoy la Ballesta en que don Gaspar en un lateral del crucero se ayuntaba carnalmente con doña Inés su legítima, y tenía coito o la cubría como un garañón a su yegua en la parada, mientras las monjas cantaban tercia en el coro, para pedir un milagro al Todopoderoso y que hiciera que su esposa estéril concibiera un heredero. El cielo le negó esa gracia y el valido de Felipe IV tuvo que conformarse con legar a su bastardo toda su fortuna.

Este es el siglo del milagro y a mí no me parece un tiempo de decadencia sino el del triunfo de la fe española pese a nuestros descalabros bélicos en los Países Bajos en pugna con los herejes. Este auriga del cuadro de Velázquez representa para mí la encarnación de ese triunfo. Marañón dijo que se retardó su nacimiento un siglo que hubiera sido un excelente ministro de Carlos V y de Felipe II pero el Conde Duque fue un hombre de su tiempo, un hijo de su época, empeñado en defender los intereses de la corona española. A los ingleses los tuvo en jaque y su obsesión y casi un sosias alternativo era Richelieu. La frialdad del francés contrasta con el apasionamiento de este sevillano.

Y las mujeres de palacio le odiaban por eso. Por ser demasiado tío y hay hembras que se sublevan a presencia del macho dominante. Isabel de Valois, la esposa del monarca, fue su rival durante lustros pero sobre todo su gestión política suscitó la enemiga de una monja milagrera que se carteaba con Felipe IV y tenía fama de milagrera visionaria y hasta gozaba de las gracias de la transverberación y la bilocación según el historiador Seco Serrano. Hablamos de sor María de Ägreda. A mí lo que más bien me parece es que fue una amiga platónica y quien sabe si de a hecho pues fue en una ocasión a visitarla a su convento el rey que tenía reputación de galán de monjas, lo de las rejas y los capisayos en encierro le ponía, y proclaman los psiquiatras que esto era a causa de su sexualidad insaciable y casi femenina.

Que era un patriota nadie se lo podrá negar. Aunque sin demasiado tacto. Gracias a él se consiguió aplastar la sublevación de los catalanes y a Andalucía que también quería ser independiente la metió en vereda. No vivió para contemplar la secesión de Portugal pero en sus últimas horas de agonía gritaba pidiendo no un confesor sino armas y levas para levantar gente para ir contra los lusitanos apoyados por Inglaterra. “Ah cuando yo era rector de Salamanca”, dijo poco antes de expirar desengañado de las cosas del siglo.

Casi cuatrocientos años después la figura de este personaje uno de los más importantes de la historia española se alza egregia y trágica a la vez. Por su catolicismo, lo que no obviaba la crueldad porque ya Quevedo lo expresa muy bien en aquellos versos: “católica y cruel Majestad,…etc” fue puesto en berlina. En ese cuadro ecuestre Velásquez lo retrata de cuerpo entero a lomos de ese caballo de ancas anchas cabeza corta y melena de yegua, ojos de ternerita, estampa casi femenina pero era lo que se dice todo un caballo andaluz para un jinete castellano aunque don Gaspar fuese de Sevilla y entonces había una recia polémica entre andaluces y castellanos y hubo un duque que pidió para aquel reino la independencia y el regreso a los taifas. Olivares que tenía un concepto unitario del Estado abominaba de aquella nobleza altanera y privilegiada. Todo su afán fue preservar la monarquía frente a las acechanzas de la nobleza insolidaria. Ahí está el caballero sujeta bien la rienda la espuela en su sitio y la montura haciendo corbetas. Retrato de cuerpo entero. El pintor vio no solamente una psicología personal sino que plasma a toda una época desde su caballete en uno de los cuartos de Felipe IV. Velay una español con las virtudes y defectos de la raza: el ansia de poder y el afán de mando auriga de los destinos por lo visto de nuestra decadencia. Mandaba y alanceaba toros. La burocracia unida a la tauromaquia. El conde duque sabía halagarle los gustos al pueblo: romerías triduos y fiestas de toros y cañas. En todos los labios del pechero y del pequeño terrateniente a la cuarta pregunta siempre una interrogante ¿Llegó la escuadra? Y el oro de Indias que iba a parar a Flandes. Pero don Gaspar no podía tener una estampa más recia y más viril que la que luce en el cuadro.

Por demasiado macho las mujeres de palacio le odiaban. Esta razón o sinrazón puede que fuese la causa de su caída. Una monja visionaria amiga del rey que le escribía cartas desde su convento en Ágreda y la malquerencia o la suspicacia de la reina Isabel de Valois que se esforzó en parir y a veces vanamente príncipes herederos y le nacían infantinas que se morían antes del destete y basta para ello recorrer el pudridero y esas cruces tumbales del cementerio de párvulos del pudridero escurialense le declararon la guerra al valido. El rey estaba a la suyo con sus cómicas y sus novicias. “Las monjas a rezar y las mujeres a parir” esta frase del de Guzmán le trajo la ruina. Nada que escandalizarse y el conde duque no hizo más que retomar la vieja enseñanza de las epístolas de san Pablo que la mujer se salve mediante la paciencia y la generación de los hijos pero el feminismo le puso la proa y a la cosa no sirve darle vueltas. Se trata de una de las verdades de la biología pero el Cálido sigue ofreciendo las manzanas de la tentación a Eva y ahí siguen muchos queriendo cambiar la historia y devanándose la sesera para descubrir el andao palante. El conde duque era un populista. Hoy en día a lo mejor le caía el sambenito de fascista. Llevaba al estado en la cabeza y en una España de pícaros y apaniguados todos esperando el maná de las Indias y las pagas de la benéfica, él estaba en su despacho a las seis de la mañana. Hombre al parecer de conducta intachable y de una sola mujer su doña Inés él se empeñó en mantener la unidad del imperio frente a las acechanzas de la sinagoga de Ámsterdam o la rapacidad de Richelieu o la perfidia inglesa que soliviantó as los portugueses contra los españoles. La secesión de Portugal no la vieron sus ojos pero cuando yacía en su lecheo de muerte en Toros quiso levantar gente de armas para ir contra Lisboa alzada en armas. Los piratas asolaban el Levante y Drake azupaba sus bucaneros por la costa andaluza. Quiso ser un atlante pero el peso de la carga era demasiado para un solo hombre enfrentado a su destino. Castilla estaba exhausta derrengada. Era un Titán pero españa ya no estaba en racha.

Demasiado fue el esfuerzo, Castilla desangrada. Marañón con la acuidad y solercia que le caracteriza y su gran ojo clínico (el libro de este autor sobre el gran valido es una de las biografías mejor escritas de la literatura) descubre el anacronismo de su nacimiento. Olivares vino al mundo con un par de siglos de retraso. Hubiese sido un gran ministro de los Reyes Católicos o de Carlos V. Su mundo no pertenecía al de la Reforma y al de “París bien vale una misa” de Enrique IV sino al del medievo. Su nacimiento en Roma puede que determinase huella profunda en su carácter de católico a machamartillo supersticioso y clericaloide pero nadie le podrá negar la ortodoxia de su fe recia aunque, perdida la privanza, lo acusaron sus enemigos de hereje pero es el axioma ineludible de una país que sabe ser católico pero también cruel y donde no se perdona al que triunfa ni al que fracasa. El magnetismo de su personalidad tuvo un gran atractivo para los historiadores ingleses. De hecho sus mejores biógrafos hasta Marañón fueron Hume y Arnold Benett más tarde Elliott. Por ejemplo en Oxford escuché la idea de que omitió craso error al impedir el casorio del príncipe de Gales Carlos I con una hermana de Felipe IV pero lo hizo por convencimientos religiosos. El novio no era católico y así se inclina por un francés. El fantasma de aquel príncipe después desafortunado rey que murió en el cadalso anda vagando por la Casa de las siete Chimeneas en la Plaza el Rey madrileña donde estuvo hospedado mientras cortejaba a una gazmoña infanta. Se le despachó a Inglaterra cargado de un tesoro de regalos. Es posible que aquellas calabazas de no haberse producido hubieran cambiado la historia de España y del mundo. No respondió a la voz del deseo. El alegato para deshacer el noviazgo fue una supuesta razón de estado. El siglo XVII fue un siglo milenarista. La corona de Castilla pelea como un atlante contra las fuerzas oscuras del Averno que quieren echar a pique la Barca del Pescador que por aquellas fechas no era una frágil lancha de cabotaje sino una enorme urca. En su capacidad de valido o de premier o primer piloto quiere conducir la nave a buen puerto sorteando los escollos. Si bien es cierto que con frecuencia las metáforas nos pierden y la razón da de través encallando contra la sinrazón. El duque se obcecó tal vez. Era demasiado temperamental, muy taurino y muy español. Le faltó sangre fría pero no es ilícito hablar de decadencia según insiste la leyenda negra alimentada mayormente por judíos y por los perdedores que según un dicho inglés beggars and losers can´t be choosers (mendigos y perdedores no pueden elegir) pero en este caso sí: España era el país más rico de Europa y donde mejor se vivía. Lo que ocurre es que hay veces en las cuales parece que descarrilla la historia y los comienzos y comedios del seiscientos al menos en lo que a España afecta pudieron ser una de ellas. Había sed de absoluto y de aspiraciones purificadoras pero esta gran utopía luego se transforma en desengaño y consecuentemente en picaresca. Ante los vientos fuertes y portantes y al desarbolarnos el enemigo algún obenque el timonel hubo de navegar en ceñida. Don Gaspar hubo de ahogar en sangre la rebelión de Cataluña. España entonces se ensimisma. Se entrega a sus profundos y vaporosos sueños y se cierra en banda camino de la iglesia. Nace la mística que es un reencuentro con el carácter picaresco castellano. Los días y meses pasan entre triduos y novenas al efecto eran famosas las cuarenta horas que se celebraban en el convento imperial de San Isidro a las cuales asistía el Rey con toda su corte y las fiestas de toros y cañas en el retiro. Majeza y fervor religioso se conjugan. El cesaropapismo está dando las últimas arcadas. Pero la historia de España ronda por entonces su línea asíntota, la tangente de la curva del infinito. No hubo días mayores. ¿Cómo van a ser decadentes los cuatro lustros que marcan la apoteosis del teatro español? El reinado del Cuarto de los Felipes coincide con Lope Calderón Tirso Alarcón Mateo Alemán... él mismo fue gran mecenas de las artes y él mismo escritor de un opúsculo El Lisandro un pliego de descargos en el que plasma don Gaspar desde el destierro de Toro su melancolía y su desencanto ante el desasimiento de la idea imperial o aquel España contra todos a los que se refiere Quevedo. Hombre de gabinete y un tanto papelista, España le debe al conde ese concepto de unidad que, sin llegar a ser centralista, funciona muy bien bajo los austrias pero que llega a ser siniestra con los Borbones. Fueron dos siglos de esplendor desde el día de Santo Matías de 1500 hasta el de Difuntos de 1700 a la muerte de Carlos II el Hechizado. Dos siglos en los cuales España no ve ponerse el sol bajo sus dominios. Nuestro hombre no sólo inventa el papel sellado y el cargo de primer ministro - ordena a Felipe IV a que asista a los consejos a través de un ventanuco- sino al propio Estado. Su gran afán fue precisamente obviar el desmembramiento de dicho estado. En Barcelona sofocó con mano firme el levantamiento de los segadores el día del corpus y se enfrenta en todo momento a los manejes de la sinagoga que es la que patrocina las guerras de religión. Nuestra derrota en Rocroi marca el principio del fin de nuestra derrota en los Low Landers pero nuestros tercios viejos siguieron allá batallando. La toma de Ostende y de Fuenterrabía serían los grandes éxitos militares del conde duque mas ya casi en la agonía y desde su retiro toresano escribe una carta al monarca pidiéndole autorización para levantar gente de leva y ponerse al frente de un ejercito que fuese contra los lusitanos. El motín lo apoyaba─ como no─ la sinagoga de Amsterdam y la corte de San Jaime gran aliada de Portugal contra España. Se exageró la visión derrotista de aquel mundo dada nuestra atávica tendencia al auto flagelo. Cierto que las condiciones de vida en aquella Castilla esquilmada y dominadora eran miserables pero sin duda mucho mejores que las de los habitantes de Paris o Londres. Rusia estaba en aquella época en estado semisalvaje. Cierto que el fanatismo y la superstición la milagrería y la, raíces acaso de muchos vicios nacionales, hacían estragos en los de arriba y en los de abajo pero nunca rayó tan alto la cultura española como en los años del mandato del gran valido de Felipe IV un hombre excesivo dominador visceral y con las virtudes y defectos de la raza por lo que fue tan adulado como odiado. Desconocía los términos medios y su carácter pícnico tendía hacia esa exuberancia del barroco. Por Toral de los Guzmanes y por estos páramos del viejo reino de León cruza su efigie clásica, su silueta tan distinguida enigmática y prócer. Los guzmanes eran la cifra y el compendio del señorío. Paradójicamente y siguiendo la tendencia de los Reyes Católicos también quiere desmochar las torres de los castillos feudales y a los que más ataca es a los de su estirpe y a los hidalgos de nacencia. De un golpe de vista comprendió que los males de España arrancan de ese feudalismo que se transforma en caciquismo y en esa tendencia a las taifas (lo vemos en este momento en que escribo 2006) Él quiso cortarles los vuelos a los privilegios porque tenía una idea unitaria de la centralidad del mando contra el cantonalismo. Hubo un tiempo en el que odiado por los de arriba era venerado por los de abajo a los que con temple de dictador trata de hacer concesiones y granjerías para hacerles más llevadera la existencia. Favorece la tutela de los, fomenta las obras públicas. Quería ser querido pero más que querido fue temido. Era un caudillo, un dictador. Nada se hacía sin consentimiento. Su verdadera pasión era el mando. “Ahora todo mío” fue la frase con la que despidió al anterior valido el Duque de Lerma en el alcázar madrileño. El caciquismo y el separatismo son males heredados de la lucha de reinos de taifas y de la guerra civil que enfrentó a la corona y a la nobleza en los tiempos de los Trastamaras. Lo de las autonomías acaso no sea sino el reverdecimiento de aquellos instintos puesto que la cabra tira siempre al monte a los que don Gaspar de Guzmán trató de meter en vereda gobernando por decreto y en centralista. La alcurnia entonces se le subió a las barbas se le puso de manos con el mismo brío que el corcel al que le sube don Diego Velázquez para retratarlo en los encinares del Pardo al fondo el horizonte de las crestas guadarrameñas. El arte de Apeles alanza altas cotas en este cuadro. Los de su clase no lo podían ver. No hay peor cuña que la de la misma manera. De los influyentes nobles - ya se sabe que este tiempo como todos fue gobernado por las dichosas cien familias- no era bien quisto. Tampoco le amaban las mujeres que fueron las artífices de su caída y eso no deja de ser fatal en un político. A Napoleón le ocurría lo mismo. Cuando cruzo en mi automóvil camino de Asturias por este pueblo terrizo de casas de adobe ródeno [el alma mater de los palacios hispanos está construido con paja y barro] orillas del Esla, en esa gran recta de cerca de cincuenta kilómetros que va de Benavente hasta León, entono una plegaria por su alma. Dios perdone sus pecados que fueron los de ansias de poder y de grandeza. Decía un pasquín de la época: “sisas y alcabalas y papel de estado me tienen desollado”. Pienso que acaso llevara razón Marañón cuando afirma que el favorito de Felipe IV era un gigante entre pigmeos. De Toral de los Guzmanes de ahí venimos. Por ahí empezó la cosa.

 

 

Miércoles, 27 de septiembre de 2006 y escrito el 7 de julio de ese mismo año

 

 

 

EL CHAMBERGO DEL CONDE DUQUE DE OLIVARES

Antonio Parra

Camino de mis pomaradas el día de Santa Ana no paró de llover- Sacramenia honra a la abuela de la Virgen como santa tutelar desde el siglo X- paso por Toral de los Guzmanes pueblo leonés donde los haya, páramos de tierra rodena, verde de las riberas del Esla, tierra de fray Gerundio de Campazas, bodegas de clarete encuevadas en la ladera del pardo mogote León por Castilla fieras torres de los fueros campos góticos. Siempre España. Este pueblo leonés polvoriento todo él de adobe con sus paredes rojizas tiene toda la gracia de las casas deshabitadas. Pasado y presente se dan mano y no puedo menos al pasar de evocar la grandeza del Conde Duque que me mira mefistofélico desde el caballo condescendiente y altanero desde ese caballo que pintó Velázquez y se nos va a la empinada. Y que con su gallarda cabriola y su coqueta mirada cuando le veo en el Prado siempre me dice:

-Arriba España y viva el papel de estado.

Los funcionarios le deben la sinecura a este prócer sevillano nacido en Roma que llevaba al Estado en la cabeza. Mire, las oposiciones. Venga. El conde duque. Danos y danos hasta que no te conozcamos. Ley de las tabernas. Una sinecura. Una cátedra. Un buen y oscuro pasar un puesto inamovible. Ahí está el Conde Duque con su estatua garantizando ese áurea mediocritas al que aspira todo español (el 75 por ciento de nuestros jóvenes quieren ser funcionarios pero España amigos no da para más y los ala tristes no nos la defienden más bien al revés con gran complacencia de nuestros enemigos históricos que pagan estos bestsellers). Y ahí nos las den todas. Et chacun a son gîte que dirán los franceses. Cada gallo en su quintana y cada mochuelo a su olivo. Noches para destetar hijos de puta y días para que las gallinas no pongan huevos sino cabrones. No está el verde para pitos ni el tafetán de Magdalena para primores y zampoñas. Las nuevas generaciones lo van a pagar caro. No saben historia de España o la aprendieron mal en Oxford o en Amsterdam. Gibson es un headmaster inglés, sin cabeza porque lo de head es un suponer porque si se la abriéramos encontraríamos su sesera hecha agua y odio con pinta de rabino que habla muy mal castellano y lo escribe peor a pesar de sus muchos años en Madrid que va a utilizar the birch (el látigo) esto es la disciplina inglesa contra todos vosotros. Nunca aprenderéis. Otra de García Lorca.

Cuando mandaba don Gaspar de Guzmán todavía éramos grandes. Hoy en cualquier momento nos podemos ir a tomar por el culo y algún jefe de negociado de los que ficha y está en nómina se puede quedar con la tarjeta en la mano y la candela al rabo. Pero viva siempre el papel de estado.

Mírala. Es mucho mayor por lo que hizo que la puerta de Alcalá. Lo malo de mucha gente es que desconocen su historia y no sabían quien era don Baltasar de Guzmán. Peor para ellos pero la España a la que él dio fuero y prematica ahí está. Nos miró una mirada de inteligencia desde el caballo y ahí queda eso. Desde entonces los españoles estamos bajo la protección de su chambergo, ese pavero al que Esquilache quiso quitar retal y rebajar centímetros. Al pueblo se le subieron los humos. En España puede estallar una revolución por una cuestión de centímetros. Por el cipo de una finca, por el ceder el paso en una acera, por el quítame allá esas páginas y claro está aquí todos preferimos el embozo y el ala ancha, los alas tristes que se los coman los dragones. Total una revolución contra los masones y la vieja retórica contra iudeos y pueden arder las sinagogas como otrora prendieron fuego a las basílicas, mucho mondongo, por el fuero y el huebo y aquí todos somos algo taurinos con un si es no de católico y de sentimental. Temo que me lo desgobiernen. La frase de Felipe II se cumplió en aquel Valido.

El chambergo del Gran Guzmán, Zp oído al parcha y ojos de Argos, un símbolo pero viene a ser para nosotros aval de libertad. Somos el pueblo más libre de toda la cristiandad. Ah sombrero que significas albedrío pero que no nos hurguen mucho los cojones. El sombrero del Conde Duque luchó contra los nobles y como en su España de entonces nos crecen los enanos. Cada uno quiere ser un cacique y nos quiere gobernar. Olivares desmochó sus torres. No admitía a su vera señores de horca y cuchillo.

-Reverte se ha hecho rico a costa de la derrota pero no da una a derechas. No hay que fiarse nada de los murcianos ni gitanos de mal vivir. Y las alas de nuestro pavero no son tristes y alicaídas sino enhiestas y bramadoras como el báculo de un garañón en celo. Entramos en Breda y conquistamos Mastrique. Rocroi fue una batalla que perdimos pero con un soldado menos también se gana la guerra.

-Furrieles a la mira. Tercios a mí. Ya lo sé. Nos traicionó la sinagoga de Amsterdam. Inglaterra conspiró en Portugal y Francia en Cataluña. No hubo nación más grande que España. Ni con tantos enemigos tampoco y en ese empeño seguimos y no hay tutía.

-El Conde Duque fue un triunfador. A pesar de todo y muchos españoles le deben la sinecura y el papel de estado, las oposiciones con que siempre nos usan la pluma por el pico a los laborales. Nadie mejor para hacer la estatua. Un gigante en medio de enanos según Marañón. Pero le odiaban las monjas y las mujeres y ello fue causa de su desgracia.. aquí como caigas mal a las señoras vas de culo.

Y si los funcionarios le deben el puesto fijo, los taurinos le deben todo. El conde duque era un torero. Gallardo y sublime. Muy español, algo putero, muy trabajador al que nada se le ponía por delante. Muy religioso hasta rozar la misma superstición. ¿Qué más se puede pedir?

-La decadencia

-Hombre, no me fastidie. ¿Se puede llamar decadencia a un tiempo en que Quevedo escribía sus maravillosas prosas, Tirso hacía encajes de bolillos con sus comedias de costumbres y Alarcón con las de enredo y en los corrales estrenaba Lope y en el Alcázar pintaba el aire don Diego y en Flandes aun no se había puesto el sol con nuestros navíos bojando la esfera armilar? ¿Y el pueblo español hizo lo que siempre supo hacer mejor que nadie: vivir de gorra? ¿Un poco exagerado no?

-Cierto.

-Pues sí. Buen canto a España nuestra natura y a Italia nuestra ventura y a la puta Holanda nuestra sepultura.

Toral de los Guzmanes es el alma mater de la familia goda con más abolengo de las Españas. Junto a los muros del palacio no cabe tanta grandeza deshabitada. Gutte Männer (Guzmán) nos refieren a los hombres buenos, probos, los leales vasallos del Alto Alemán. Honor y honra como norma. Principio vasallático. El caballo de Carlo Magno parece que pasó por aquí camino de Santiago. ¿Peregrino o un soldado disfrazado? No sé. Niego la menor.

Esta familia dio guzmanes para dar y tomar. El primero el Bueno el gobernador de Tarifa. Ahí tenéis mi puñal le dijo a los moros. No cabe más orgullo ni más honra en una frase. Cien obispos y treinta santos, entre ellos el inventor del Rosario y más de treinta reinas y princesas desde doña Urraca a Eugenia de Montijo. Siempre que cruzo Toral en la noche me asaltan fantasmas de grandeza y el Conde Duque con su gran pavero se me viene al encuentro. Arriba brilla una estrella y en lontananza adivino las espiras gélidas de la catedral gótica. Romero soy y peregrino de una España sublime a la que algunos historiadores y novelistas a sueldo extranjero hacen astillas.

-Buenas noches, don Baltasar de Guzmán. Chapó. Usía y yo no somos derrotados. Por haber amado y comprendido a este país que siempre da la espalda a sus hijos mejores.

Y que el chambergo del Conde sea nuestro refugio cuando vengan mal dadas. Bajo el ala de su sombrero y al pairo de su espuela y fusta caballista consumado nos colocaremos. En España ya lo sabemos la vida es una perenne lidia, mas velay un español con las virtudes y defectos de la raza. En esta pintura ecuestre don Diego Velalquez no pinta solamente a un jinete magnífico sino que también traza con su pincel la semblanza psicológica de un país que prefirió los torneos y las monterías, los juicios de Dios y las procesiones a los trabajos del día a día, un país jeroíco y tendente a lo sublime pero haragán y descuidado con esa haronía que mata. El conde duque representa el ansia de poder. Todo para mí. Es un caudillo de la totalidad que aborrece las medias tintas. Ahí le veis con cara de ordeno y mando, muy taurino él, muy putero y tan religioso como fanático. Muy tío y muy viril y amigo de los jesuitas aunque la espiritualidad de éstos por entonces no había adquirido el nimbo ñoño que tendría tiempo adelante. Díganlo si no los deliquios en aquel convento de San Plácido calle de San Roque muy cerca de donde está joy la Ballesta en que don Gaspar en un lateral del crucero se ayuntaba carnalmente con doña Inés su legítima mientras las monjas cantaban tercia en el coro para pedir un milagro al Todopoderoso y que hiciera que su esposa esteril concibiera un heredero. El cielo le negó esa gracia y el valido de Felipe IV tuvo que conformarse con legar a un bastardo toda su fortuna.

Este es el siglo del milagro y a mí no me parece un tiempo de decadencia sino el del triunfo de la fe española pese a nuestros descalabros bélicos en los Países Bajos en pugna con los herejes. Este auriga del cuadro de Velázquez representa para mí la encarnación de ese triunfo. Marañón dijo que se retardó su nacimiento un siglo que hubiera sido un excelente ministro de Carlos V y de Felipe II pero el Conde Duque fue un hombre de su tiempo, un hijo de su época empeñado en defender los intereses de la corona española. A los ingleses los tuvo en jaque y su obsesión y casi un sosias alternativo era Richelieu. La frialdad del francés contrasta con el apasionamiento de este sevillano.

Y las mujeres de palacio le odiaban por eso. Por ser demasiado tío y hay hembras que se sublevan a presencia del macho dominante. Isabel de Valois la esposa del monarca fue su rival durante lustros pero sobre todo su gestión política suscitó la enemiga de una monja milagrera que se carteaba con Felipe IV y tenía fama de milagrera visionaria y hasta gozaba de las gracias de la transverberación y la bilocación según el historiador Seco Serrano. A mí lo que más bien me parece es que fue una amiga platónica y quien sabe si de a hecho pues fue en una opcasión a visitarla a su convento del rey que tenía reputación de galán de monjas, lo de las rejas y los capisayos en encierro le ponía y proclaman los psiquiatras que esto era a causa de su sexualidad insaciable y casi femenina.

Que era un patriota nadie se lo podrá negar. Aunque sin demasiado tacto. Gracias a él se consiguió aplastar la sublevación de los catalanes y a Andalucía que también quería ser independiente la metió en vereda. No vivió para contemplar la secesión de Portugal pero en sus últimas horas de agonía gritaba pidiendo no un confesor sino armas y levas para levantar gente para ir contra los lusitanos apoyados por Inglaterra. “Ah cuando yo era rector de Salamanca”, dijo poco antes de expirar desengañado de las cosas del siglo.

Casi cuatrocientos años después la figura de este personaje uno de los más importantes de la historia española se alza egregia y trágica a la vez. Por su catolicismo lo que no obviaba la crueldad porque ya Quevedo lo expresa muy bien en aquellos versos: “católica y cruel Majestad,…etc” fue puesto en berlina. En ese cuadro ecuestre Velásquez lo retrata de cuerpo entero a lomos de ese caballo de ancas anchas cabeza corta y melena de yegua ojos de ternerita, estampa casi femenina pero era lo que se dice todo un caballo andaluz para un jinete castellano aunque don Gaspar fuese de Sevilla y entonces había una recia polémica entre andaluces y castellanos y hubo un duque que pidió para aquel reino la independencia y el regreso a los taifas. Olivares que tenía un concepto unitario del Estado abominaba de aquella nobleza altanera y privilegiada. Todo su afán fue preservar la monarquía frente a las acechanzas de la nobleza insolidaria. Ahí está el caballero sujeta bien la rienda la espuela en su sitio y la montura haciendo corbetas. Retrato de cuerpo entero. El pintor vio no solamente una psicología personal sino que plasma a toda una época desde su caballete en uno de los cuartos de Felipe IV. Velay una español con las virtudes y defectos de la raza el ansia de poder y el afán de mando auriga de los destinos por lo visto de nuestra decadencia. Mandaba y alanceaba toros. La burocracia unida a la tauromaquia. El conde diuque sabía halagarle los gustos al pueblo: romerías triduos y fiestas de toros y caña. En todos los labios del pechero y del pequeño terrateniente a la cuarta preguinta siempre una interrogante ¿Llegó la escuadra? Y el oro de Indias que iba a parar a Flandes. Pero don Gaspar no podía tener una estampa más recia y más viril que la que luce en el cuiadro.

Por demasiado macho las mujeres de palacio le odiaban. Esta razón o sinrazón puede que fuese la causa de su caída. Una monja visionaria amiga del rey que le escribía cartas desde su convento en Ágreda y la malquerencia o la suspicacia de la reina Isabel de Valois que se esforzó en parir y a veces vanamente principes herederos y le nacían infantinas que se mor´ñian antes del destete y basta para ello recorrer el pudridero y esas cruces tumables del cementerio de párvulos del pudridero escurialense le declararon la guerra al valido. El rey estaba a la suyo con sus cómicas y sus novicias. “Las monjas a rezar y las mujeres a parir” esta frase del de Guzmán le trajo la ruina. Nada que escandalizarse y el condeduque no hizo más que retomar la vieja enseñanza de las epistolas de san Pablo que la mujer se salve mediante la paciencia y la gfeneración de los hijos pero el feminismo le puso la proa y a la cosa no sirve darle vueltas. Se trata de una de las verdades de la biología pero rel Cálido sigue ofreciendo las manzanas de la tentación a Eva y ahí siguen muchos queriendo cambiar la hiustoria y devanandose la sesera para descubrir el andao palante. El condeduque era un populista. Hoy en día a lo mejor le caía el sambenito de fascista. Llevaba al estado en la cabeza y en una España de pícaros y paniaguados todos esperando el maná de las Indias yh las pagas de la benefica él estba en su despacho a las seis de la mañana. Hombre al parecer de conducta intachable y de una sola mujer su doña Inés él se empeñó en mantener la unidad del imperio frente a las acechanzas de la sinagoga de Ámsterdam o la rapacidad de Richelieu o la perfidia inglesa que solivintió as los portugueses contra los españoles. La secesión de Portugal no la vieron sus ojos pero cuando yacía en su lecheo de muerte en Toros quiso levantar gente de armas para ir contra Lisboa alzada en armas. Los piratas asolaban el Levante y Drake azupaba sus bucaneros por la costa andaluza. Quiso ser un atlante pero el peso de la carga era demasiado para un solo hombre enfrentado a su destino. Castilla estaba exhausta derrengada. Era un Tit´çan pero españa ya no estaba en racha.

Demasiado fue el esfuerzo, Castilla desangrada. Marañón con la acuidad y solercia que le caracteriza y su gran ojo clínico (el libro de estre autor sobre el gran valido es una de las biografías mejor escritas de la literatura) descubre el anacronismo de su nacimiento. Olivares vino al mundo con un par de siglos de retraso. Hubiese sido un gran ministro de los Reyes Católicos o de Carlos V. Su mundo no pertenecía al de la Reforma y al de “París bien vale una misa” de Enrique IV sino al del medievo. Su nacimiento en Roma puede que determinase huella profunda en su carácter de católico a machamartillo supersticioso y clericaloide pero nadie le podrá negar la ortodoxia de su fe recia aunque, perdida la privanza, lo acusaron sus enemigos de hereje pero es el axioma ineludible de una país que sabe ser católico pero también cruel y donde no se perdona al que fracasa. El magnetismo de su personalidad tuvo un gran atractivo para los historiadores ingleses. De hecho sus mejores biógrafos hasta Marañón fueron Hume y Arnold Benett más tarde Elliott. poPorjemplo en Oxford escuché la idea de que omitió craso error al impedir el casorio del príncipe de Gales Carlos I con una hermana de Felipe IV pero lo hizo por convencimientos religiosos. El novio no era católico y así se inclina por un francés. El fantasma de aquel prpríncipe después desafortunado rey que murió en el cadalso anda vagando por la Casa de las siete Chimeneas en la Plaza el Rey madrileña donde estuvo hospedado mientras cortejaba a una gazmoña infanta. Se le despachó a Inglaterra cargado de un tesoro de regalos. Es posible que aquellas calabazas de no haberse producido hubieran cambiado la historia de España y del mundo. No respondió a la voz del deseo. El alegato para deshacer el noviazgo fue una supuesta razón de estado. El siglo XVII fue un siglo milenarista. La corona de Castilla pelea como un atlante contra las fuerzas oscuras del Averno que quieren echar a pique la Barca del Pescador que por aquellas fechas no era una frágil lancha de cabotaje sino una enorme urca. En su capacidad de valido o de premier o primer piloto quiere conducir la nave a buen puerto sorteando los escollos. Si bien es cierto que con frecuencia las metáforas nos pierden y la razón da de través encallando contra la sinrazón. El duque se obcecó tal vez. Era demasiado temperamental muy taurino y muy español. Le faltó sangre fría pero es ilícito hablar de decadencia según insiste la leyenda negra alimentada mayormente por judíos y por los perdedores que según un dicho inglés beggars and losers can´t be choosers (mendigos y perdedores no pueden elegir) pero en este caso sí: España era el país más rico de Europa y donde mejor se vivía. Lo que ocurre es que hay veces en las cuales parece que descarrilla la historia y los comienzos y comedios del seiscientos al menos en lo que a España afecta pudieron ser una de ellas. Había sed de absoluto y de aspiraciones purificadoras pero esta gran utopía luego se transforma en desengaño y consecuentemente en picaresca. Ante los vientos fuertes y portantes y al desarbolarnos el enemigo algún obenque el timonel hubo de navegar en ceñida. Don Gaspar hubo de ahogar en sangre la rebelión de Cataluña. España entonces se ensimisma. Se entrega a sus profundos y vaporosos sueños y se cierra en banda camino de la iglesia. Los días y meses pasan entre triduos y novenas al efecto eran famosas las cuarenta horas que se celebraban en el convento imperial de San Isidro a las cuales asistía el Rey con toda su corte y las fiestas de toros y cañas en el retiro. Majeza y fervor religioso se conjugan. El cesaropapismo está dando las últimas arcadas. Pero la historia de España ronda por entonces su linea asíntota la tangente de la curva del infinito. No hubo días mayores. ¿Cómo van a ser decadentes los cuatro lustros que marcan la apoteosis del teatro español? El reinado del Cuarto de los Felipes coincide con Lope Calderón Tirso Alarcón Mateo Alemán... él mismo fue gran mecenas de las artes y él mismo escritor de un opúsculo El Lisandro un pliego de descargos en el que plasma don Gaspar desde el destierro de Toro su melancolía y su desencanto ante el desasimiento de la idea imperial o aquel España contra todos a los que se refiere Quevedo. Hombre de gabinete y un tanto papelista España le debe al conde ese concepto de unidad que sin llegar a ser centralistas funciona muy bien bajo los austrias pero que llega a ser siniestra con los Borbones. Fueron dos siglos de esplendor desde el día de Santo Matías de 1500 hasta el de Difuntos de 1700 a la muerte de Carlos II el Hechizado. Dos siglos en los cuales España no ve ponerse el sol bajo sus dominios. Nuestro hombre no sólo inventa el papel sellado y el cargo de primer ministro - ordena a Felipe IV a que asista a los consejos a través de un ventanuco- sino al propio Estado. Su gran afán fue precisamente el desmembramiento de dicho estado. En Barcelona sofocó con mano firme el levantamiento de los segadores el día del corpus y se enfrenta en todo momento a los manejes de la sinagoga que es la que patrocina las guerras de religión. Nuestra derrota en Rocroi marca el principio del fin de nuestra derrota en los Low Landers pero nuestros tiempos siguieron allá batallando. La toma de Ostende y de Fuenterrabía serían los grandes éxitos militares del conde duque mas ya casi en la agonía y desde su retiro toresano escribe una carta al monarca pidiendole autorización para levantar gente de leva y ponerse al frente de un ejercito que fuese contra los lusitanos. El motín lo apoyaba como no la sinagoga de Amsterdam y la corte de San Jaime gran aliada de Portugal contra España. Se exageró la visión derrotista de aquel mundo dada nuestra atávica tendencia al auto flagelo. Cierto que las condiciones de vida en aquella Castilla esquilmada y dominadora eran miserables pero sin duda mucho mejores que las de los habitantes de Paris o Londres. Rusia estaba en aquella época en estado semi salvaje. Cierto que el fanatismo y la superstición la milagrería y la credulidad raíces acaso de muchos vicios nacionales cañaban estragos en los de arriba y en los de abajo pero nunca rayó tan alto la cultura española como en los años del mandato del gran valido de Felipe IV un hombre excesivo dominador visceral y con las virtudes y defectos de la raza por lo que fue tan adulado como odiado. Desconocía los términos medios y su carácter pícnico tendía hacia esa exuberancia del barroco. Por Toral de los Guzmanes y por estos páramos del viejo reino de León cruza su efigie clásica su silueta tan distinguida enigmática y prócer. Los guzmanes eran la cifra y el compendio del señorío. Paradójicamente y siguiendo la tendencia de los Reyes Católicos también quiere desmochar las torres de los castillos feudales y a los que más ataca es a los de su estirpe y a los hidalgos de nacencia. De un golpe de vista comprendió que los males de España arrancan de ese feudalismo que se transforma en caciquismo y en esa tendencia a las taifas (lo vemos en este momento en que escribo 2006) Él quiso cortarles los vuelos a los privilegios porque tenía una idea unitaria de la centralidad del mando. Hubo un tiempo en el que odiado por los de arriba era venerado por los de abajo a los que con temple de dictador trata de hacer concesiones y granjerías para hacerles más llevadera la existencia. Favorece la tutela de los desvalidos fomenta las obras públicas. Quería ser querido pero más que querido fue temido. Era un caudillo un dictador. Nada se hacía sin consentimiento. Su verdadera pasión era el mando. “Ahora todo mío” fue la frase con la que despidió al anterior valido el Duque de Lerma en el alcázar madrileño. El caciquismo y el separatismo son males heredados de la lucha de reinos de taifas y de la guerra civil que enfrentó a la corona y a la nobleza en los tiempos de los Trastamaras. Lo de las autonomías acaso no sea sino el reverdecimiento de aquellos instintos puesto que la cabra tira siempre al monte a los que don Gaspar de Guzmán trató de meter en vereda gobernando por decreto y en centralista. La alcurnia entonces se le subió a las barbas se le puso de manos con el mismo brio que el corcel al que le sube don Diego Velázquez para retratarlo en los encinares del Pardo al fondo el horizonte de las crestas guadarrameñas. El arte de Apeles alanza altas cotas en este cuadro. Los de su clase no lo podían ver. No hay peor cuña que la de la misma manera. De los influyentes nobles - ya se sabe que este tiempo como todos fue gobernado por las dichosas cien familias- no era bien quisto. Tampoco le amaban las mujeres que fueron las artífices de su caída y eso no deja de ser fatal en un político. A Napoleón le ocurría lo mismo. Cuando cruzo en mi automóvil camino de Asturias por este pueblo terrizo de casas de adobe ródeno [el alma mater de los palacios hispanos está construido con paja y barro] orillas del Esla en esa gran recta de cerca de cincuenta kilómetros que va de Benavente hasta León entono una plegaria por su alma. Dios perdone sus pecados que fueron los de ansias de poder y de grandeza. Decía un pasquín de la época: “sisas y alcabalas y papel de estado me tienen desollado”. Pienso que acaso llevara razón Marañón cuando afirma que el favorito de Felipe IV era un gigante entre pigmeos. De Toral de los Guzmanes de ahí venimos. Por ahí empezó la cosa.



Miércoles, 27 de septiembre de 2006 y escrito el 7 de julio de ese mismo año


 

CUADERNOS DE CAMPO. SANTIAGO. ANOTACIONES VACACIONALES. REPORTERS NOTEBOOK. 26 DE JULIO 1976. ANTONIO PARRA

Día 25 de julio 1976: Santiago apóstol. Pasmáoslo en Fuentesoto María José, la niña, mi madre y yo. Llevamos a Almudena a que la conocieran el tío Dionisio y Paulina. Viaje en el 600D de papá Silvino. El cura don Serafín prenunció un sermón invocando la advocación del patrono de España ante la hora difícil por la que atraviesa nuestro país. ¿Hora difícil? El caso es que, chico, uno sale a la calle y no lo percibe. Tengo una teoría: la España real y la España oficial. No la dicotomía que algunos dicen ver. Yo distinguiría entre la “inteligentilla” preocupada por la democracia y demás y la España de la calle. Esta última me parece más alegre y sugerente que la primera. Más España, diría yo. Acaso me equivoque pero las cosas son asó. Don serafín arremetía contra los corruptores hablando en su sermón de las invasiones operadas en España en los siglos VI y XIII. En la primera nos arrasaron los bárbaros. En la segunda los albigenses, castigos de Dios pero castigo también fue la peste del año 17. Siempre hubo invasiones y herejías. En parte don Serafín, clérigo de los de la vieja guardia, lleno de celo acaso lleve razón aunque sus ideas no vendan, carecen de poder de convocatoria. Sentí una profunda emoción escuchando misa en la iglesia de san Pedro Apóstol que me recordaba el día de fiesta de los veranos de la infancia. Densa era la emoción como denso el recuerdo. Pocas cosas habían cambiado. Las mujeres sentadas adelante, los hombres atrás. El sermón de don Serafín también repleto de su buen porcentaje de agresividades dejados caer al desgaire en su homilía contra todos aquellos hijos del pueblo que regresan después de haber experimentado la metamorfosis de la gran ciudad tenía un aire de recordanza de aquellos otros sermones amenazadores de Julián y Saturnino arciprestes de esta parroquial. El fuego eterno, los novísimos, andaban a la orden del día. Más a lo que iba. La sensación experimentada este día en la iglesia de mi pueblo sería difícil de transcribir. Mi alma se ha renovado de muchos avatares tras largos caminar y fatigas incontables. Y luego resulta que regresa uno al mismo sitio. Volver a empezar. ¿Habrá valido la pena tanto trajín? Perdida pero hallada. El Destino. Hepomene la musa que teje la pleita. Pero más que el azar y la casualidad estoy convencido de que Dios existe, nos protege y nos santifica a lo largo de una peripecia vital, personal e inconfundible. Quizás varée el peral con palos demasiado largos pero es así. En la tarde fuimos a Peñafiel a visitar a Mariano mi ahijado que está en los frailes, en el noviciado y se prepara para ir a misiones a Chile. Hermoso lugar una vega donde confluyen el Duero y el Duratón. Casi nada. A MJ le gustó la tierra. Menos mal.

26 de julio 76. Santana.

Un año hace desde que MJ y yo subimos al monte a aquella romería bailando sobre el prado los aires de agosto. Santa Ana es la patrona de Sacramenia y es aquí fiesta mayor en Cudillero. La iglesia parroquial se parece mucho a la de mi pueblo. El retablo salió de las mismas manos y está dedicado a san Pedro que aquí celebran el 29 de junio con san PABLO Y SAN Pablín. Curiosas casualidades de mi vida. Parece que sigo una ruta marcada. Íbamos a salir por la noche al baile pero no fuimos por fin. Hay sequía por fuentesoto y por aquí. Los viejos del lugar no conocían cosa semejante. El arroyo pasa baldío. Pero el caso es que llueve bastante y son los riegos. Delicioso paseo por el campo de mañanita por fuentesoto. La magnífica torre de la iglesia sentada arriba en lo alto del somo. Sus sillares siempre me impresionaron. Observaba el silencio del paisaje y estaba allí como siempre. Delicioso deambular por estos parajes que recorrí de chico. Me conocía todos los rincones y hasta las mismas piedras. Los ojos de la torre que miden los días, las lunas y los soles, permanecían impávidos mirando para el valle. Detrás, haciendo de pupila el azul nítido del firmamento con alguna que otra nube desmadejada. Arriba la herrumbrosa cruz de hierro carcomida por la herrumbre. Son las ruinas más impresionantemente elocuentes que yo he conocido. Me quedaba horas y horas mirándolas desde abajo desde niño. ¿Estaba en estas piedras sellado mi destino? No estaría mal construirse una casan fuentesoto. De allí vengo con aires nuevos después de tocar un poco mis raíces viejas. Fue emocionante orar en el santuario de la virgen de la Fuencisla. Mi mujer y yo subimos a la camerina a ofrecer a nuestra primogénita a la Virgen pasando su cuerpo por su manto. Hay cosas que no cambian y que nunca cambiarán.

27 de julio

Siempre algo me abstrae lo que no es extrañeza. A Walter Scott - leo en su diario páginas sabrosas-le ocurría otro tanto. Rara tendencia a ocuparse de otro menester cuando está inmerso en un propósito. Es la saga de los ratos perdidos. Cuanto se hubiera podido hacer, si uno no se distrajera tanta. Cuántas empresas fallidas. Viejo éter de un proyecto. Releo mis viejos escritos. La casa de clara del Rey. Los antiguos libros míos esparcidos por los estantes de la librita familiar. Cartas de amor en las arcas olvidadas (Todas las de suzi me las tiró mi madre a la basura). Raudales de papeles volanderos trazados en un tiempo peor. Yo no soy de los que creen que el tiempo pasado fue mejor. No me dan remordimientos. Pero si se me hubiera dado la oportunidad hubiera sido capaz de corregir muchas cosas de mi vida pero ya no las puedo enmendar. La cosa no tiene remedio. Sólo he sido capaz de enderezar algunos entuertos, muy pocos. Da tristeza recordar pero en esos anaqueles están lo que soy yo y lo que he sido. Ilusiones y desdichas en amontonamiento. Por la noche vinieron Ponciano y Marisol. De charla hasta las dos de la madrugada y tuvimos que madrugar a las seis para coger el avión. Almudena mi hija del alma y María José son lo más maravilloso. Leo periódicos españoles. ¿Quienes son los que van a ganar? ¿Carrillo o los otros? Dejanme frío tamañas disquisiciones pero con todo soy optimista acerca del futuro pues al pueblo español le ha salido costra de tanto sufrir. De todas formas nos hemos visto en cosas mucho peores. Me temo que la fortuna no se vaya a poner de parte de los rupturistas1. Cuartelazo y círculo vicioso. España país ronco, entrañable. España, siempre. El estado perfecto el del matrimonio. Mañana marchamos para Oviedo.

28 de julio miércoles

MJ pasó algo de miedo en el vuelo Madrid-Oviedo. Al fin y al cabo no es extrañeza después de lo que nos pasara en Madeira. Al fin llegamos cuando Juanjo estaba esperando en el aeropuerto. Tiempo espléndido. De nuevo la alegría de vivir. En casa de mis suegros todos buenos. Se avecinan unas gratas vacaciones si dios quiere. Mi mujer está contenta y yo soy muy feliz. Gocemos del descanso merecido. Largo paseo por la ciudad. Mucha alegría por las calles. Compré algunos libros gastando unas 400 pesetas. Me tomé un par de cafés y un bollo suizo. Estas fueron mis pequeñas debilidades.

Poema:

MATERNIDAD

En tu maternidad, esposa, treinta de mayo, treinta capullos. Treinta nardos y un amor y esos 27 años redondo fuego de tu sangre recién fecundada por la neta ilusión de unos labios. Almudena tuya y mía. Almudena nuestra. Bendita sea la tierra que huellas alabado sea el claror de tus ojos hondos. Cantad salmos de gracia porque lleguen los buenos hados y por los arquitrabes medulados de nuestras venas. Todo este 30 de mayo tiene registros de besos, un cendal de claridades. Almudena, María José exponente máximo de mi esperanza. Ha reverdecido la savia de la primavera todo mi corazón.

29 de julio jueves

Vimos la Naranja Mecánica. Yo la había visto en Londres en el año 73. A MJ le pareció un peliculón. Desde el cine Fruela hasta Leopoldo Alas subimos andando.

Me seduce, me atrapa el encanto de Oviedo. Es una belleza especial como no vi en ninguna parte de España ni del extranjero. Estoy pasando unos días muy hermosos en ca los padres de Marijose a la que cada día quiero más y a la que me siento más ligado cada vez. No he escrito nada pero continuo con la lectura del diario de Walter scott.

30 de julio viernes

Hemos llegado a la Concha lugar paradisíaco. Tiernos recuerdos de un año anterior. De aquí salí yo para casar y me alojé durante mes y medio pasando las mejores vacaciones de mi vida las del año 75 pues hasta entonces no había veraneado gracias a la hospitalidad de mis suegros. La niña Almá vino perfectamente en el coche. Día gris, algo encapotado. Los cielos panza burro asturianos, las mañanas frescas, hermosamente frescas y ese no sé qué de Oviedo que me ha gustado tanto.

Es una casa de labranza típicamente asturiana donde estamos con dos palmeras en la portada y un balcón con barandilla. Mi suegra cuida un jardín florecido. Elena le ha tomado ley a esto de las flores. Fue una mujer muy guapa, el mejor partido del concejo pero hoy está gruesa y algo de los nervios. Hay que tener más vida interior. La frase lleva bullendo en mi cerebro todo el día. Se respira aquí a la hora del atardecer una paz absoluta. Esto es en el Rellayo. Bueno, ahora mismo acaba de cantar un gallo. Otra idea en la cual no ceso de fijarme de manera insistente: MJ es todo para mí. Dentro de quince días se cumplirá el primer aniversario de nuestra boda y hoy Almá cumple dos mesinos. La idea de llevar un diario es posterior al nacimiento de mi hija. Querría que el torrente de emociones aplacara. Ya todo ahora mismo es mucho mejor. Hoy comenzarán en serio mis vacaciones. Vivo un poco al margen de todo. Lo mejor será vivir sin sobresaltos. Una norma: observar.

31 de julio, sábado

Lectura primorosa de Riofrío de Ávila de Azorín. Es la historia de un heterodoxo. Bejarano hombre de la Ilustración que cultiva el saber y la ciencia allá en el apartamiento de la sierra de Gredos nos recomienda amor a los clásicos [creo haber seguido esta norma al releer esto veintinueve años más tarde], amor al campo y a la naturaleza. Bejarano era un buen observador. Escribí bastante. Nueva técnica poner cosas, escribe lo que buenamente se te ocurra. La mente trabaja de una forma misteriosa. No tener miedo a todo aquello que aparentemente carece de ilación. A lo mejor existe una trabazón interna.

Soy muy feliz y ha sido un día fenomenal aunque a la tarde hubiese un pequeño lapsus. Vinieron unos hombres con unas pintas infamas a esta casa y yo llegué a pensar que entraba el diablo. Así que andemos vigilante con cuidado de que la vasija no se rompa. Aquí merece la pena esforzarse un poco. El último día de julio nació brumoso y murió con sol. Esto ocurre con bastante frecuencia. A veces en la vida pasa todo lo contrario. Vamos a ver qué tal día hace mañana.



1 de agosto domingo

Puerto de Cudillero. A mi juicio uno de los parajes más bellos de España y un bello domingo transcurrido dentro de un ambiente gratamente familiar.

3 de agosto

Día baldío y perdido. No escribí tampoco una sola palabra. A ver si ahora que ha caído la noche consigo enmendar la plana. Mañanas frescas tomando el sol en la pomarada o bajando a tomar baños de sol a la playa de artedo en compañía de mi dulce Doque, novia, hada buena y a la vez mujer. A ella dedico mi vida igual que ella la ha dedicado a mí. Es la fe, la esperanza y toda la realidad mía. Mirándolo bien, hoy comí y bebí demasiado. La gula es el enemigo del hombre moderno. Detrás de la casa está la pomarada, una barga con un manto de hierba. Sobre el pasto del sel da gusto tumbarse boca arriba. Yo me siento entonces todo un hombre en su cenit que ha alcanzado la plenitud de la vida. Desde el huerto se divisa acaso el más bello paisaje que hayan visto mis ojos. El valle frondoso y el monte alto cubierto de helechos. El monte es hospedería del pino salvaje y de unos cardos que desconozco como llaman por aquí (toxius). Cuando iba con Juanjo esta tarde paseando por aquí tuve la impresión de que las puertas del cielo deben de andar por estos alrededores. Hicimos una marcha de unos ocho kilómetros o cosa así. Hacía muchos tiempos que yo no andaba tanto.

Ayer día de excitación general. Estaba empinado y animoso. Lógico. En la mañana acusé la resaca. La comida sana y el aire puro, los paseos y los baños, el mejor tónico a mis nervios, la mejor cura de lo mío. También coadyuva el haber dejado de fumar y no probar gota de alcohol (la cosa viene de largo). La voluntad se muestra fortalecida. Cudillero será seguramente uno de los pueblos más bellos de España. Montes besa-olas (original el adjetivo) y casas colgadas en los frentes de la mar. Los pixuetos tienen un acento cantarín y esa alegría de las villas ribereñas como Aranda, rábano, Peñafiel. Joie de vivre. Aires inconfundibles de España. Yo les aconsejaría a los que acusan los embates de la melancolía que vengan a Cudillero si hacen el favor.

A Walter Scott le costaba horrores escribir pero se sobreponía a fuerza de voluntad con lo más bizarro de sus fuerzas. Mi suegro Gabriel tuya es un hombre bueno, una especie de Alonso Quijano. Tiene una mirada de alta bondad y melancolía. Cuando va por la calle saluda a todo el mundo. A ver si con este diario enmendamos bastantes cosas, habrá que tener más aguante. Después de todo acabo de empezar a vivir.

4 de agosto miércoles

Estilista Concha espina no es del todo mala pero como novelista me aburre. Me levanté a las cinco de la madrugada. Casi siempre que ceno demasiado me despierto a media noche con algún sobresalto. El ideal sería conseguir que el alba jamás de los jamases me pillase en la cama.

Hojeando unas postales esta mañana he descubierto que la cruz de los templarios la de la Vera Cruz es la misma que la de la torre del Cementerio de fuentesoto. Todo un descubrimiento arqueológico aunque sea siempre volver sobre lo mismo. El caso es que toda esa zona de Sepúlveda a Peñafiel estuvo en manos del cister que era el Temple en desguisa. Ordenes militares. Nuestro catolicismo tal vez tenga por eso un carácter bizarro y militar. Recio el carácter guerrero del hispano. Me baño en la Concha de artedo con Juanjo. Luego le doy un fuerte empellón al cuento. Por las noches paseamos mi cuñado y yo hasta Cudillero. Pero a mí lo que me gusta es estar sentado al sol en la era sin pegar golpe. Hoy abandonada, cortada las palmeras tutelares la huerta es una selva. Mi cuñado Jorge un desidioso no limpia el bardallo pues dice que tiene sesenta y un año. Elenita y Gabriel murieron. La primera trágicamente y mi suegro de cáncer de pulmón la dulce marijose me riñe a más no poder. Hice los votos de amor pero no sirvieron para nada. En 2005 estuve todo el verano. Lo mejor fue la semana que estuve solo. Adán en el paraíso. Estoy desencantado del iluminismo y me dejo llevar por la fenomenología. Subimos a Santana. El monte estaba triste. Salvador aquel minero que bailaba tan lindamente la danza prima cayó y rompiose la cadera. El tema judío me obsesiona. No se me apareció la Virgen María pero de alguna forma tras el largo campo a través de mi existencia parece que rozo la calma con la punta de los dedos. Ha pasado demasiado tiempo y mucha geografía. Hoy al regresar a Villafranca en el bus de Brunete me sentí aterrorizado. Yo era el único español en un ómnibus atestado de extranjeros. Cuando MJ le hago estos comentarios me contesta ya estamos o dice que soy un racista. San Vicente Ferrer en 1350 anunció que estaba a punto de llegar el anticristo por ahora. Periodificaciones de la historia de la humanidad que coinciden con las grandes secas. Tenemos gran ciencia pero mala conciencia. Manga por hombro. La manga la santidad el hombro la humanidad. El cometa Halley vino y pasó. Tambien hubo algunos eclipses. Yo estaba en Villa Elena. El reloj del destino marca la hora y ahí están arriba huéspedes lejanos las estrellas con sus cabecitas de medusa luminosa. Los hombres pierden vista y cada vez usan más gafas. El metratrilato es el rey del mundo)

1Hay que ver lo optimista que era yo por aquel entonces. Transcribo estos erráticos diarios en 2005

 

13 DE ABRIL. SAN HERMENEGILDO. HAY QUE APRENDERSE LA LISTA DE LOS REYES GODOS


San Hermengildo. Me aprendo la lista de los reyes godos y está vacío el trono de los Reyes Católicos. Vuelvo con añoranza a los pupitres de mi infancia y visualizo aquel cuadro olvidado de mi libro de historia y a san Hermenegildo alargando mansamente su cuello a la toza para ser decapitado por el verdugo Sisberto. Entonces creíamos que fue mandado asesinar por su padre Leovigildo que era un buen rey, que sometió a los vascos y a los godos de Septimania y expulsó a los bizantinos pero tuvo la mancha de la muerte de su hijo fue exclusivamente por motivos religiosos. Hermenegildo gobernador de Sevilla se negó a recibir la comunión arriana la noche de Pascua. Que murió mártir católico. Pero como dicen los ingleses “there is more than meets the eye”. San Isidoro tacha a Hermenegildo de rebelde, Juan Bricelano le llama miserable y Gregorio de Tours “mal hijo”. Sólo el papa le hace una eulogía en la proclamación de las actas de su martirio. Es san Gregorio Magno. Fue canonizado por Sixto IV el de la capilla Sixtina con mil años de retraso y Felipe II le proclama abogado de la monarquía española. Habrá entonces que distinguir el Hermenegildo mito del Hermenegildo de carne y hueso. A los hagiógrafos puede que se les fuera la mano al pintar con tan vivos colores a este santo. Por primera vez se ve la influencia y la injerencia del Vaticano en España. Los hispanorromanos estaban divididos por la religión: arrianos y católicos. ¿Qué diferenciaba al arrianismo una oscura herejía de origen alejandrino y de la que se sabe bastante poco, pero que abrazaron los godos al renunciar al paganismo y a la religión de Wotan y Thor del catolicismo legal? Peregrinas disquisiciones bizantinas. Ambas creencias eran trinitarias y eucarísticas. Los unos prestaban pleitesía espiritual al patriarca de Alejandría y al de Constantinopla los otros al obispo de Roma. Detrás de estas diferencias late una lucha por el poder y la hegemonía. Leovigildo un hombre práctico buscaba la unidad religiosa que encontró en el arrianismo. Sin embargo en ca el herrero cuchillo de palo que dicen por mi lugar. Su corte toledana era una avispero de rencillas por incompatibilidad de caracteres entre su segunda mujer Gosvinda que no podía ver a su nuera Inunda, esposa de Hermenegildo. El rey de los godos que hasta entonces había sido elegido por el pueblo declara la monarquía hereditaria en la persona de su hijo Leovigildo al que envía a Sevilla como “comes”. Las rencillas no existían sólo entre la suegra y la nuera sino que también minaban las relaciones entre Recaredo y su hermano Hermenegildo. Quien en Hispalis proclama la independencia. Su padre Leovigildo acude con un ejército que cerca la ciudad. El sublevado se rinde y es llevado preso mediante halagos a Tarragona. En un capitel historiado de Oseto  (Alcalá de Guadaira) se encuentra una referencia histórica que da noticia de las luchas entre Hermenegildo y su padre. La historia que resta es de todos conocida. A la muerte de san Hermenegildo el 13 de abril de 586 es ungido rey su hermano Recaredo quien abjura públicamente del arrianismo y abraza el catolicismo como la religión oficial del país. A Recaredo nadie le pidió cuentas por la muerte de su hermano. Este rey que luego fue cruel y algo inhumano no tuvo un Cid ni un juramento de Santa Gadea. La adopción del catolicismo no fue una garantía de unidad de los escindidos visigodos. Desde entonces se achaca al morbo visigótico-la envidia- los males de España que son el banderismo y la desunión. A aquella monarquía le quedaba no más de un siglo de vida desde Recaredo hasta don Rodrigo el felón, desde 586 hasta el 711 cuando el moro entra en España. Entre medias, reinaron los siguientes: Liuva II, Viterico, Gundemaro, Siebuto (el que echó a los judíos), Recaredo II, Swintila, sisenando, Chintila, Tulga, Chindasvinto, Recesvinto, Wamba, Ervigio, Egica, Witiza, Don Rodrigo que murió en Viseo devorado por una serpiente por do más pecado había ya le roen, ya le roen, y enterrado vivo. La historia hizo justicia. Aprendan la lección los felones.