2017-02-14


VICENTE ALEIXANDRE

 

Nada o muy poco quedó de aquel frenesí. Cerraron el libro, aunque el molino de papel sigue volteando, y pasaron página, no murieron como los buenos soldados se esfumaron aunque su presencia vive.  Una nueva era y parece que fue ayer. Otro mundo.

El poder se nutre de otra savia, quiere otros vates. Nunca arrancarán estos líricos a la moderna la flor de lis del romancero en cuyas fuentes bebieron Lorca y Miguel Hernández, los Machado.

Bajé y subí a bordo de mi guagua atestada de monjas y ex seminaristas, que colgaron la sotana y fueron a estudiar Letras. La cuesta de Belintonia entre conventos de ursulinas y colegios mayores. Fueron los campos elíseos de juventud cuyo recuerdo aflora con las galas de mayo y el poder pujante de abril ahora  que ya soy setentón. Estos pagos tiempo de apuntes preparación de parciales aloran ahora hasta mi perfumados de la tristeza y esperanza de mi adolescencia. La poesía eterna más allá de lo que escriben los poetas. Aleixandre se subió al carro de la Transición. Cuando ganó el premio Nobel octubre de 1977 (estaba yo en Nueva York) nadie había sabía nada de sus libros. Borges con su limitada condescendencia para los españoles todos sabemos que era hispanófobo le llamó autor ripioso. Pero cada vez más la literatura se entrevera con la política y era evidente que en Aleixandre se otorgaba el galardón a un tiempo nuevo de España en democracia aunque a don Vicente no lo conociera ni la madre que lo parió. La deificación del vate fue un hermanamiento de la poesía con la política. En su persona se estaba premiando al cambio. Lorca, Miguel Hernández, Neruda hasta cierto punto y el vasco Cernuda estaban siendo canonizados y de los otros miles de españoles que se amarran al salvavidas de los versos hicieron mutis por el foro. Ello no deja de ser una afrenta a las musas.

Nunca entendí a los modernistas. Sin embargo Vicente Aleixandre habitaba una casa al final del bulevar que define su obra Vicente Belintonia. Sobre las tapias del jardín todo un mirador e Poniente se erguía, llama mística, sobre la cuesta tapia alta con barandilla por donde bajaba yo muchas veces en la guagua del F camino de la Facultad.

Aquel árbol vigiló mis pasos. Muchas vueltas di por el mundo y acabé regresando a él. Quiso el destino que todo ser humano pertenezcan a un territorio y por le Boulevard de Reina Victoria viajó mi alma en transito. El erecto ciprés sutil semblanza del alma extática daba sombra a mis manes. Marcó la ruta de mi destino. Vuelve a casa, pan perdido. Después a lo largo de mis días yo cruzaba la calle paralela a Santiago Ruiseñol centro de mis últimos días laborales, y recibía el saludo de los poetas muertos: Alberti, Rosales, Gerardo Diego, Altolaguirre, Lorca Celaya. Sobre las tapias montaba guardia como un serviola de proa vigilando las trincheras de la gran batalla de Madrid. Fue el cenáculo de los poetas muertos una sucursal de la Residencia de estudiantes.

Belintonia fue el alma Mater de la generación del 27. Una generación literaria que nació del encuentro entre Vicente Aleixandre y Merlo que estudiaba para ingeniero y Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas recién licenciado en Románicas. Ambos nacidos el mismo año de 1898. De este encuentro en el veraniego pueblo abulense en 1917 se acordó preparar el centenario de Góngora. De esta forma nació la generación del 27 vía libre a los modernistas. Las nuevas generaciones pedían paso. La poesía del sevillano Aleixandre poesía pura versos para los entendidos y las elites asume los poderes de un movimiento literario en el cual él figura. Un hombre elegante y afable valetudinario con una tuberculosis de riñón que le obligó a guardar reposo. Escribía en la cama y en el dormitorio recibía a sus amigos. Compré en la Espasa Calpe un ejemplar de “Ámbito” fui incapaz de terminarlo. Yo no entendía pero algo debería de llevar el agua cuando la bendicen. La crítica se hizo lenguas de este texto tan literario como inasequible. Su autor fue deificado por los que aseguran conocer los secretos de la poesía pura y a mí, pecador de mí, nada me decían estas líneas de trazado libre que eran una versión en literatura del arte pictórico de Picasso.

A Dámaso Alonso lo conocí en la Facultad de Filosofía y Letras, un catedrático cansado a punto de de jubilarse una caña de vino perronero en la mano. Un destino misterioso me amarró al duro banco de esa galera turquesa que es la literatura y aquel viejecito de la cara redonda metiéndose  trancazos de tintorro para conjurar su desaliento y su melancolía: carmina aurum non dabunt. Estos lingotazos hacían al catedrático que más sabía sobre literatura española un hombre simpático y locuaz que bajaba a beber con los estudiantes.

El maestro andaba muy preocupado por vender su biblioteca no sabía qué hacer con sus libros de toda la vida en los que había invertido todo su peculio — era un experto en el sublime Góngora—. Comprendí mi entelequia escrita en su pensamiento. Madrid era una ciudad poblada de un millón de cadáveres. Fue el verso del viejo profesor el mejor poema de los modernistas. Hoy sin Aleixandre, sin Lorca, sin Miguel Hernández, sin Pedro Salinas, las  cosas fueron a peor. No hay más que escuchar la verborrea de los políticos.

Ellos nos hablan desde otra galaxia. A mí por lo visto el ciprés de Belintonia sigue siendo un faro que me alumbra. Soy un poeta contra todos. La casa que estaba junto al viejo estadio Metropolitano hoy existe. Lugar afable locus amoenus por el cual seguiré hasta que Dios me llame dando vueltas. Girando y girando como un desterrado en torno a estos enclaves que guardan el secreto de mis dioses familiares. Hay ciertas zonas de Madrid como el Retiro quizás sea porque allí está el monumento al diablo que me atraen pero otras como Moncloa, Cuatro Caminos, Atocha, o la cuesta de Moyano que me atraen y esa casa que hace esquina al borde de las Facultades ejercen un influjo magnético. Quizás sea porque caminé por la existencia mirando para el imán de una estrella polar que no existe sino en mi cerebro.

Lunes, 13 de febrero de 2017

CIEN AÑOS DE POESÍA MODERNISTA


VICENTE ALEIXANDRE

 

Nada o muy poco quedó de aquel frenesí. Cerraron el libro, aunque el molino de papel sigue volteando, y pasaron página, no murieron como los buenos soldados se esfumaron aunque su presencia vive.  Una nueva era y parece que fue ayer. Otro mundo.

El poder se nutre de otra savia, quiere otros vates. Nunca arrancarán estos líricos a la moderna la flor de lis del romancero en cuyas fuentes bebieron Lorca y Miguel Hernández, los Machado.

Bajé y subí a bordo de mi guagua atestada de monjas y ex seminaristas, que colgaron la sotana y fueron a estudiar Letras. La cuesta de Belintonia entre conventos de ursulinas y colegios mayores. Fueron los campos elíseos de juventud cuyo recuerdo aflora con las galas de mayo y el poder pujante de abril ahora  que ya soy setentón. Estos pagos tiempo de apuntes preparación de parciales aloran ahora hasta mi perfumados de la tristeza y esperanza de mi adolescencia. La poesía eterna más allá de lo que escriben los poetas. Aleixandre se subió al carro de la Transición. Cuando ganó el premio Nobel octubre de 1977 (estaba yo en Nueva York) nadie había sabía nada de sus libros. Borges con su limitada condescendencia para los españoles todos sabemos que era hispanófobo le llamó autor ripioso. Pero cada vez más la literatura se entrevera con la política y era evidente que en Aleixandre se otorgaba el galardón a un tiempo nuevo de España en democracia aunque a don Vicente no lo conociera ni la madre que lo parió. La deificación del vate fue un hermanamiento de la poesía con la política. En su persona se estaba premiando al cambio. Lorca, Miguel Hernández, Neruda hasta cierto punto y el vasco Cernuda estaban siendo canonizados y de los otros miles de españoles que se amarran al salvavidas de los versos hicieron mutis por el foro. Ello no deja de ser una afrenta a las musas.

Nunca entendí a los modernistas. Sin embargo Vicente Aleixandre habitaba una casa al final del bulevar que define su obra Vicente Belintonia. Sobre las tapias del jardín todo un mirador e Poniente se erguía, llama mística, sobre la cuesta tapia alta con barandilla por donde bajaba yo muchas veces en la guagua del F camino de la Facultad.

Aquel árbol vigiló mis pasos. Muchas vueltas di por el mundo y acabé regresando a él. Quiso el destino que todo ser humano pertenezcan a un territorio y por le Boulevard de Reina Victoria viajó mi alma en transito. El erecto ciprés sutil semblanza del alma extática daba sombra a mis manes. Marcó la ruta de mi destino. Vuelve a casa, pan perdido. Después a lo largo de mis días yo cruzaba la calle paralela a Santiago Ruiseñol centro de mis últimos días laborales, y recibía el saludo de los poetas muertos: Alberti, Rosales, Gerardo Diego, Altolaguirre, Lorca Celaya. Sobre las tapias montaba guardia como un serviola de proa vigilando las trincheras de la gran batalla de Madrid. Fue el cenáculo de los poetas muertos una sucursal de la Residencia de estudiantes.

Belintonia fue el alma Mater de la generación del 27. Una generación literaria que nació del encuentro entre Vicente Aleixandre y Merlo que estudiaba para ingeniero y Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas recién licenciado en Románicas. Ambos nacidos el mismo año de 1898. De este encuentro en el veraniego pueblo abulense en 1917 se acordó preparar el centenario de Góngora. De esta forma nació la generación del 27 vía libre a los modernistas. Las nuevas generaciones pedían paso. La poesía del sevillano Aleixandre poesía pura versos para los entendidos y las elites asume los poderes de un movimiento literario en el cual él figura. Un hombre elegante y afable valetudinario con una tuberculosis de riñón que le obligó a guardar reposo. Escribía en la cama y en el dormitorio recibía a sus amigos. Compré en la Espasa Calpe un ejemplar de “Ámbito” fui incapaz de terminarlo. Yo no entendía pero algo debería de llevar el agua cuando la bendicen. La crítica se hizo lenguas de este texto tan literario como inasequible. Su autor fue deificado por los que aseguran conocer los secretos de la poesía pura y a mí, pecador de mí, nada me decían estas líneas de trazado libre que eran una versión en literatura del arte pictórico de Picasso.

A Dámaso Alonso lo conocí en la Facultad de Filosofía y Letras, un catedrático cansado a punto de de jubilarse una caña de vino perronero en la mano. Un destino misterioso me amarró al duro banco de esa galera turquesa que es la literatura y aquel viejecito de la cara redonda metiéndose  trancazos de tintorro para conjurar su desaliento y su melancolía: carmina aurum non dabunt. Estos lingotazos hacían al catedrático que más sabía sobre literatura española un hombre simpático y locuaz que bajaba a beber con los estudiantes.

El maestro andaba muy preocupado por vender su biblioteca no sabía qué hacer con sus libros de toda la vida en los que había invertido todo su peculio — era un experto en el sublime Góngora—. Comprendí mi entelequia escrita en su pensamiento. Madrid era una ciudad poblada de un millón de cadáveres. Fue el verso del viejo profesor el mejor poema de los modernistas. Hoy sin Aleixandre, sin Lorca, sin Miguel Hernández, sin Pedro Salinas, las  cosas fueron a peor. No hay más que escuchar la verborrea de los políticos.

Ellos nos hablan desde otra galaxia. A mí por lo visto el ciprés de Belintonia sigue siendo un faro que me alumbra. Soy un poeta contra todos. La casa que estaba junto al viejo estadio Metropolitano hoy existe. Lugar afable locus amoenus por el cual seguiré hasta que Dios me llame dando vueltas. Girando y girando como un desterrado en torno a estos enclaves que guardan el secreto de mis dioses familiares. Hay ciertas zonas de Madrid como el Retiro quizás sea porque allí está el monumento al diablo que me atraen pero otras como Moncloa, Cuatro Caminos, Atocha, o la cuesta de Moyano que me atraen y esa casa que hace esquina al borde de las Facultades ejercen un influjo magnético. Quizás sea porque caminé por la existencia mirando para el imán de una estrella polar que no existe sino en mi cerebro.

Lunes, 13 de febrero de 2017

2017-02-09









JOAN MARAGALL UN CATALÁN UNIVERSAL QUE AMABA A ESPAÑA


 


Si el mon ja és tan formós, Senyor, si es mira


Amb la pau a dintre de lúll nostre


¿qé més nos podeu da en una altra vida? (si el mundo es tan hermoso, Señor, y se refleja con tu paz en nuestros ojos ¿Qué más nos darás en la otra vida?)


Son versos que reflejan el talante místico de uno de los grandes escritores catalanes de la Renaxence, de talante libertario, españolísimo, “terra lliure ( ya aseveraba Gracián de los catalanes que son el alma de Aragón, más tozudos todavía, igual que las barras que exornan su divisa, para libre Aragón). Él  llevaba el dolor de España a cuestas a través de una Cataluña a la que amaba en su idioma, en sus fueros y costumbres y en el seny de su sabiduría popular. En medio de la hispanofobia que nos desborda la catalanofobia es parte del problema.


Joan Maragall (Barcelona 1860-1911) era un españolista que quería una España regenerada en sus costumbres, en su iglesia anquilosada, que aquí los curas siempre miran para otra parte, en su parlamentarismo, huero y corrupto, no mareen sus señorías tanto la perdiz, culpable del matonismo y de la acción directa que desemboca en la Semana Trágica de 1909.


Desde tal planteamiento regeneracionista y tolstoiano que busca la estética y la armonía entre los hombres, choca con los poderes facticos constituidos en la iglesia el sector textil de la alta burguesía y los militares escribe un artículo en el “Diario de Barcelona” pidiendo la amnistía para el anarquista Ferrer. El cabecilla promotor de la Semana Trágica no fue indultado. Su artículo no fue publicado ni en Diario de Barcelona ni en la “Veu”.


Maragall un barcelonés sencillo pero que procedía de una familia poderosa fabricante de paños fue un hombre que decía la verdad, lo que le malquistó con las fuerzas vivas. Su utopía le condujo a un cierto robinsonismo. Es el precio que han de pagar los que, sintiéndose héroes, se arriesgan a pensar por su cuenta en este país.


En Castilla hubiera sido considerado un miembro de la generación del 98 — se carteó con Unamuno, polemizó con Pío Baroja, puso en berlina a Ortega y a Azorín— pero era demasiado avanzado en sus ideas para ellos y además catalán hasta las cachas sentía la terra ferma.


 Por ventura los literatos de Madrid le parecieran demasiados decadentes. Al igual que a ellos, a Joan Maragall le dolía la España ensimismada del desastre de Santiago de Cuba y de Cavite. Proponía soluciones. La iglesia le dio la espalda a este gran místico (según Corominas, el “Cant Espiritual” de acendrado espíritu evangélico, es uno de los mejores poemas que hayan sido escritos de la mano de un hombre, codeándose con el mismo Apocalipsis de san Juan). Una iglesia que a través del obispo Morgades acababa de expulsar del sacerdocio, internándole en un psiquiátrico, a Mosén Cinto Verdaguer, el autor de la Atlántida.


Se dijo que el mejor canto a España lo compuso en catalán este humilde sacerdote de Vich que había ejercido sus funciones en la marina de guerra y navegó bajo la protección del marqués de Comillas en el crucero “Furor” como capellán castrense.


El buque comandado por el capitán Villamil fue cañoneado por la escuadra del almirante Dewey a la salida de la bahía de Santiago de Cuba.


Si Verdaguer siente en lo más vivo de su patriotismo nada patriotero la tragedia de Cuba y la de Cavite mientras escribe la “Atlántida” una epopeya del Nuevo Mundo, Maragall en su Oda a España refleja este toque de atención a un gobierno de Madrid obtuso a un periodismo gritón y vociferante.


Exige nacer de nuevo, olvidarse de lo viejo para florecer en una suerte de palingenesia que una a vascos catalanes gallegos asturianos valencianos andaluces leoneses cántabros. castellanos y lusitanos. Desde Barcelona realiza la proclamación de la Gran Iberia como una amalgama de pueblos federados. Es un concepto que tuvo adeptos en eminente políticos catalanes: Cambó, Prat de la Riba, Mañé.


Madrid, siempre a lo suyo, y mirándose el ombligo, pone oídos de mercader a tales sugerencias. Frente a ellos resuena la voz del poeta henchida de cordura: “ Escucha, España, la voz de un hijo/ Que te habla en lengua catalana/ Hablo un idioma que me legó mi tierra áspera/…”


“El alma de Cataluña es adusta y clara, nos dice. En cada uno de nosotros por amor a la libertad y al individualismo reside un anarquista. Solemos reír de lo que no entendemos… el catalán siente su alma pero no siente el peso de su alma y por eso le interesa más su historia que su filosofía y ama a su lengua más que su propia historia.” Leer a este escritor barcelonés tan sencillo y tan sublime porque en toda su obra retumba la voz del pueblo resulta un bálsamo para el espíritu en este febrerillo loco 2017 cuando vuelve a la arena el miura del separatismo: el sacomano de las arcas a cargo de unos políticos desaprensivos, la tozudez de unos, el tancredismo de otros que se inhiben de saltar al ruedo y pasan la patata caliente a los jueces cuando el asunto cobra cada día peor cariz y el problema político podría radicalizarse hasta convertirse en un conflicto militar y estratégico,  parecido al de Ucrania, que podría involucrar a las grandes potencias.


Las primeras palabras que escuchó este cronista fueron en el idioma ampurdanés aquella señora ilerdense que vino refugiada a Segovia después de la batalla del Ebro. Fueron “mame” (madre) y “cadira” (silla).  Me especialicé en latín con el profesor Mariner un tarraconense catedrático de la Central y el diccionario Corominas me enseñó los secretos del castellano. Así que esta noche no puedo menos de tener un recuerdo emocionado para la señora Antonia Sabaté, para Quico, para Ramón, para la Agus y la Juani, que fue mi tata. Cataluña pues en el corazón y Maragall, Prat de la Riba, Pla, el mismo Pi i Margall son autores a los que habría que leer para conjurar el griterío de estas trifulcas que podrían desembocar en un nuevo 98 mucho más trágico que aquel en el que perdimos Cuba y Filipinas  

2017-01-23


CONSULTO LAS CARTAS DEL TAROT Y PRENDO FUEGO A LA BARAJA

 

Nada entendemos la vida pasa mi alma está hecha un armadijo consulto la Guia de Perplejos tiro el libro de ideas tan trilladas consejos para andar por casa y me recluyo en el castillo de la palabra. Una nueva fundación aparece en lontananza. El viejo monasterio se trastorna burdel. Recorro, perdido en el laberinto, el palacio de las dos mil habitaciones subo al desván de la torre cuadrada que llaman de las Lujanas. El alma castellana aspira a convertirse en un Escorial interior pero ahora todo lo español se encuentra patas arriba el alma por los suelos, tiro al cubilete de Trump y me sale la sota de espadas (tierra), mal presagio. Hubiera deseado el tres de copas (agua) o el Orón (fuego) y la piculina, entrometida y hetaira, cada palo aguante su vela que van a pintar bastos (aire) me anuncian tiempos convulsos. Claro que yo no soy la Virgen de Fátima, detesto la guija, aunque en noches de insomnios hago solitarios al cubilete y desparramo las cartas.

 ¡Qué dolor nos acontece pues se nos viene, entre la indiferencia general, la fractura de la patria! peor mucho peor que aquel verano del 98. El tupé de Sagasta equivale, rediviva, a la sonrisa sandia del Rajoy; los labios carnosos de la archivera Rompeolas (debes hacerle, cariño, con esos labios reventones a tu corvo, buenas chupadas) guay de mi España. Todos farfullan y hacen lances, carta en la mesa presa. Me temo que en este revoltijo, ganancia de pescadores, se prepare el guirigay.

El Expedito▬ no era mi amigo: siento haber depositado en su persona toda mi confianza▬ aunque no era más que un personaje de mi novela protagonista u deuteragonista, dos oficios a la vez: el primordial y el secundario.  

Con él que hablo alguna que otra tarde del invierno. Alea jacta est.  Las ratas se han subido a los cajones y circula por los pasillos una de las Furias anunciando desdichas a mansalva.

Y ha venido a visitarme alma en pena de Expedito. Acompañado de Mig-16 al que extirparon un riñón y se murió a los pocos días. La sesquipedal tan atalajada y tan tiesa pasa revista a las tropas de un ejército que no existe. El Sevilla en la Onda capullo de las mañanas y sus jaques parlotean y ríen con estruendo hablando de temas sin sustancia. El hijo del Críspelo Perea, aquel pobrecito al que mataron en un puticlub Dios le haya perdonado templa gaitas en medio de la orquesta de este baile de máscara.

Es lo deja vu en este tiempo de saturnales y conjuros. Pero a mi lo que más me alegra en estos días de dolor y de visitación es que haya caído una nevada de metro y medio en los cerros de Manzaneras suculento aporte edáfico para los chopos corpulentos y antañones más grandes que vi en el mundo sobre la ribera de aquel río que iba a Valencia. Teruel existe. La amada provincia escondida padeció una pavorosa sequía el estío pasado.

Ya está aquí por lo demás el antruejo no para de estar España en fiesta. Los de la banda municipal bajan por la calle Real tocando el requinto. Hacen su estruendo los petardos. Ya se oye el clangor de los cencerros abriendo carrera para que desciendan del olimpo las bacantes. El pobre pueblo aburrido paga su aldehala al vino y se entrega a los excesos de lujurias programadas desde arriba. Venus está lejos y el personal se divierte escuchando las aventuras y saltos de cama de una murciana con un monarca. Putero nos salió el rey; claro que para eso es el rey de copas, bastos, oros y espadas, y aquí los reyes y los obispos siempre gozaron de derecho de pernada.
Me ha salido una carta mala. El caballo de bastos, que corresponde con el arcano XIII del Tarot. Es para echarse a temblar y me rila la mano pero paciencia y barajar. Veo sombras terribles. Dios no lo permita. La carta de la muerte se sube al caballo de un tipo peludo al que sirve un escudero bizco y barrigón. Ambos hablan en lemosín. ¡Qué tendrá que ver la dulce lengua de Ausias March con estos tartufos!

Sancte Michael arcangel, defende nos in proelio contra nequitiam et insidias diaboli esto nobis praesidium.

Del mal que viene no tienen la culpa los judíos.
Es que en esta España católica y perversa nos hemos vuelto muy malos. Guardo los naipes. La oración al Jefe de la Milicia celeste me tranquiliza en medio del pavor, acordándome de que todavía viven justos en Israel... el mal triunfa pero sólo momento de. Señor, pase de mi este cáliz. Ne avertas faciem tuam a me.
Echo a la lumbre las sesenta y ocho cartas del maldito juego del Tarot. Brilla la luna en cuarto menguante esta madrugada. Creo que este aviso premonitorio no es más que una pesadilla por los dolores de España. Mis pensamientos en revoltijo, trato de espantarlos, escondido entre las sábanas, mientras despabilo el insomnio de la madrugada.

 

TRUMP ES UNA TRAMPA. VUELA CON LA SONRISA DEL PATO DONALD


TRUMP LA TRAMPA DEL PATO DONALD. VUELA EL PAJARO LOCO

 

Susceptur meus es tu. Ego genui te. Escucho la voz de Israel en libertad y miro entre la hilaridad y la consternación para el carrusel de la política. Esto es un circo cabalgando vamos en los caballitos del tiovivo que suben la cuesta de enero. Ha empezado la poda. Se desvisten de sus ramas los jardines.  Creo que Trump es una trampa una añagaza tendida por los grandes servicios. Mal empezamos. Este multimillonario de Brooklyn con pinta de camionero de la Ruta 66 las corbatas le llegan hasta los mismísimos como a Luis Aguilé que en paz descanse y todas son rojas prioridades: la señora agambada y con sonrisa de garbanzo surgida del Kahal de Golders Green el Brexit  y todo lo demás esa inglesota con aires de headmistress todos ellos odian todo lo hispano y luego está don Benjamín como rey  coronado. Enramarle su gran cabezota repeinada con hojas de laurel. Perfumar su presencia quemando granos de olíbano.  Se alza el telón. Entre las alabanzas el humo de turíbulos e incensarios escucho los denuestos del agua y el vino me causa risa la pajarita de Chencho _Arias los americanos ponen los muertos y eso no es verdad.  Ese tío huele a naftalina, es la cara amarga de una CIA pasada de moda, con carné de socio del Real Madrid. Este individuo que colea desde los tiempos diplomáticos del franquismo no se ha paseado por los camposantos de Europa ni vio las columnas cinerarias en los pueblos de Francia y en Inglaterra mementos de la gran carnicería. Los americanos entraron a viña vendimiada cuando los conflictos estaban acabados. Raúl del Pozo afila sus colmillos que son garras a ver donde pega el bocado. Es un lobo estepario colmillos blancos de la traición pero ya no es más que un carcamal de ochenta años. El gallego Onega haciendo encaje de bolillos como si Rajoy fuese Franco, fue el que daba la mano y los buenos días a Carrillo en Washington delante de mí. Sigue encaramado en el ultimo peldaño de la escalera. ¿Está subiendo o bajando? Gente inmoral sin principios wendehaalsche lo suyo es el chaqueteo. Trump llama a estos corifeos "gente deshonesta" en castellano la honestidad empieza sólo de cintura para abajo. Yo me río de ante los que caen de hinojos ante el nuevo emperador cuellos que miran para todas partes para ventear desde qué parte soplan los aires y cola retráctil para bien agarrarse al poste del poder y caras de culo. Fudincul.  Trump es una trampa y ya se le está empezando a ver el plumero ostentando su sonrisa de pato Donald. No es más que un vasallo de Netanyahu al que proclaman ya las redes Rey de Israel.

2017-01-21

CRISTOBAL DE CASTILLEJO UN FRAILE SOLDADO QUE DEFENDIÓ VIENA CONTRA EL ISLAM. MAGNIFICO POETA ZAMORANO











CRISTOBAL DE CASTILLEJO UN POETA ESPAÑOL QUE DEFENDIÓ VIENA CONTRA EL TURCO.



Los de la generación del 27 magnificaron a algunos grandes poetas del Renacimiento como el barcelonés Juan Boscán y Garcilaso de la Vega pero a mi entender hicieron de menos a un máximo poeta del Renacimiento: Cristóbal de Castillejo. “Si Garcilaso volviera yo sería su escudero ¡qué buen caballero era”, proclama Dámaso Alonso, chorizandole un verso a este gran vate que nos ocupa. Por desgracia el valeroso toledano que perdió la vida escalando el muro de la ciudadela de Frejus defendiendo el estandarte del emperador de romanos hoy no se entiende. Su poesía es demasiado italianizante y sus ninfas y sus valles nemorosos dicen poco al hombre moderno poco paciente para asimilar la acendrada alegoría de este capitán de los Tercios de Flandes. Por el contrario los versos de Cristóbal de Castillejo (1490-1550) conservan una textura informativa que llega a la mentalidad moderna. Nacido en Ciudad Rodrigo y al parecer cisterciense abandonó el monasterio donde profesó sus votos para unirse a la hueste imperial. Participó en la defensa de Viena contra los turcos y fue un enaltecido entusiasta de los metros castellanos contra los petrarquistas. En esta pugna literaria se impusieron los imitadores del Dante en la misma medida en que la agitación religiosa promovida por Lutero iba a llenar de amargura a los leales de Carlos V. El de Ciudad Rodrigo es uno de los primeros en dar la voz de alarma como demuestran estas octavas:

¿Quien te engañó, Castillejo

Estando bien en España

A venirte en Alemaña

Para dejar tu pellejo

En tierra ajena y extraña?



No me engañara esperanza

Del interese traidor

Ni apetito de favor

Ni deseo de privanza

Mas engañome el amor

Y este dio causa al yerro

Porque amó a su rey demasiado

Con lo cual se han engañado

Otros muchos como yo”

Poco antes describe algunos “landmarks” de la ciudad de Viena: Enzefelt, el Rodán “donde cuecen los panaderos rosquillas frescas y artalejos, hojaldres y pastelejos, el Of y el Ochoc Mark que se asoma al Danubio y a la feraz campiña. Hay docta universidad y devota clerecía etc. es un poeta descriptivo que da cuenta de las realidades de aquella Europa del siglo XVI, el siglo del amor. Su condición de fraile no le vedó el conocimiento de las mujeres. Su lira canta a una tal Ana Shaumberg que, ingrata, lo abandonó por un lansquenete y él se volvió al convento a pasar sus últimos días. Alguien podría creerle sospechoso de misógino. ¡Que va! Cristóbal de Castillejo era realista y así declara que la alcahuetería es parte de la vida misma. En la tercera década del siglo XVI aun no había asomado la gaita la prensa del colorín pero en Viena la chismorrería tenía su aquel:

…los cuentos

de las mujeres caseras

son según sus pensamientos

desposorios, casamientos,

vientres, partos y parteras

cuantos hijos tiene María

y cómo empreña Rodrigo

cuando su tiempo se aparta

Del contorno del ombligo.

Hay licencia de mirar

Si hay algo digno de vello

De reír y de burlar

Y a veces de retozar

Quien tenga práctica dello

Mas al fin habéis de ser

Como Tántalo que toca

Las manzanas con la boca

Y no las puede comer

Teniendo hambre no poca…

Porque yo siendo extranjero

Me huelgo tanto en Viena

Y por morada la quiero

La sífilis y las bubas formaban parte del lote de aquellos tercios que, inseguros del tiempo presente, antes de la batalla, se entregaban a los placeres de Venus y Baco. A los enfermos del mal francés les daban una dieta de pan y pasas y les fajaban en una sábana mojada en agua hirviendo… “Mira que estoy encerrado en una estufa metido de amores arrepentido”. También del palo santo o leño de Indias se extraía un ungüento con el que se trataba la carne dañada por el trepanoma sifilítico. Paralelamente canta las excelencias del vino del Rin que no puede compararse al de San Martín de Trebejo cerca de su pueblo. Añora aquellos besos al jarro que iba de mano en mano cuando la soldadesca estaba de guardia para entrar en calor. “Quiero vino de Eljas hasta que me ardan las orejas”. Un vino de dos orejas, en consecuencia, es un calificativo supremo para un buen caldo. Este cisterciense a lo que parece era un “pinta” y no le hacía ascos a tales menudencias pero muchos frailes de aquel entonces eran así. Acérrimos en su fe, leales a su rey, disolutos en sus costumbres. Y a su vez profundamente humanos. Nada de camándulas. Por la poesía del mirobrigense corre un venero de optimismo cristianismo que retoza en sus versos cabales. Sus libros son como un gran reportaje, un cuadro de costumbres de la época. No se le escapa el hermafrodito ni las cantineras de la compañía que se desplazaban con el regimiento formando parte de la impedimenta siendo tan importante del ajuar de combate como los carros, las culebrinas, los arcabuces, la pólvora. Escribe versos a su mulo, a las monjas de un convento que dan recados falsos a un trovador, a cierto escribano converso, baratón y apañador pero buen compañero, a un vizcaíno que pedía aguinaldos, o escribe sobre los razonamientos de un capitán a su gente. A una dama a quien un caballero dejó por heredera de su fe y testamento. Gracias a Castillejo sabemos que el año de 1540 toda Europa fue invadida por un frío polar conjugado con inundaciones y sequías así como cataclismos políticos: el cisma de Enrique VIII, la rebelión del landgrave Felipe de Hesse. Los adivinos decían que empezaba una nueva era entre estertores de cataclismos, hambres, guerras. Los turcos se entienden con los venecianos. Mientras esto escribía Castillejo en el sur de Francia Nostradamus se disponía a redactar sus famosas cuartetas. Tiempos recios a los que refería tambien santa Teresa de Jesús. Pero sobre todo hombre de su tiempo el cálamo del mirobrigense tiembla de sentimiento erótico:

Ribaldo grande eres amor

El turco no se te iguala

… mas justo fuera amargura,

Amor por nombre ponerte.

Mordaza. Morbo. Locura

Furia. Rabia. Mordedura.

Mordaza. Tártago. Muerte.

Porque el Amor verdadero

Sólo a Dios pertenece

El desistimiento de la idea imperial a causa del batallar inútil con anabaptistas, luteranos, petrarquistas y turcos se torna melancólica misoginia. El clérigo despierta en su sinrazón de tanto ir a la caza y procura del amor mundano y es muy severo con las mujeres. Trae a colación unos versos que repetían los estudiantes en las aulas de la edad media glosando tal vez a Ovidio:
Quid levius vento? Fulmen. Quid fulmine? Flamma. Quid flamma? Mulier. Quid muliere? Nihil. Esto es la mujer, el ser y la nada. Tierra y polvo. Del polvo nacemos y a él volvemos. Bebe esta misoginia en fuentes escolásticas llegando Castillejo a decir: “Oh buen Dios cuan gran mal fue poner nuestros placeres en un tan descomunal y peligroso animal como son las mujeres tras las que andamos y así el remedio que buscamos para nuestra enfermedad basado en su liviandad tarde o nunca lo hallamos”. El tema es un eco de Villón, del arcipreste de Hita, de Chaucer, del propio Bocaccio. Francisco de Quevedo lo vuelve a retomar hasta convertirse en el polvo enamorado que finaliza uno de los sonetos máximos de la lengua española. El haber arrumbado en un anaquel cubierto de polvo a estos próceres que conocieron el amor y sus desencantos que lo padecieron y cantado nos ha llevado a estos estragos feministas. A esta revolución de las bragas que nos sobrecoge a los desterrados hijos de Eva. Cabe advertir que Castillejo un paladín del renacimiento; vivió en el siglo del amor, el decimosexto, era de Piscis, de soles radiantes, sol de Cristo y ahora en la centuria vigésimo primera hemos entrado en una conjunción peligrosa bajo el signo de Acuario. Quizás por eso Cristóbal de Castillejo sea un vate olvidado. Interesa poco su sabiduría. El sol de Cristo se oculta vergonzoso tras jirones de nube pero al final resplandecerá triunfal sobre la luna y los lunáticos que la adoran en forma de mujer

 

LA MATANZA DE SAN ANTON


Quizas protesten los animalistas pero a mí me gustaban las matanzas de mi infancia, cuando sacrificabamos el gocho, una efusión de sangre ritual, que nada tiene que ver con las matanzas que hemos visto en Siria en Paris en Turquía y en otras partes otros muchos santos martires confesores y santas virgenes pues cantábamos al pie de la toza:
Oh glorioso
san Antón
danos tu bendición
para que con las tripas del marrano
nos demos un atracón.
Parece que estoy viendo, durante el ágape ritual, sin prmiscuación, llorar a Melares el pastor que cuidaba el rebaño de mi abuelo quien por estas fechas bajaba de la majada a comer en familia.
- ¿Por qué lloras, Melares?
- Porque me atraqué de calducho y ahora no puedo con las morcillas ni las criadillas, señor amo.
El marrano del bendito san Antón nos libraba del hambre entreaño


Donald Trump a time of hope and good expectations. God bless America and peace to the world




en Asturias cayó una buena nevadona pero en Castilla nada de nada

2017-01-20


 
 
 
ANDRÉS LAGUNA Y MOZONCILLO

 

Vuelvo a Mozoncillo al cabo de más de cincuenta años esta vez en coche, no como aquella tarde de verano del año 58 en que mi amigo Teodoro Llorente y yo pedaleamos a ver a su abuela treinta kilómetros. Nos dio la buena señora un tazón de café con leche y soplillos y regresamos a Segovia de oscurecido.

No he vuelto a saber nada de mi amigo Teodoro compañero de seminario un curso superior al mío.

Él me salvó de una buena en la noche más triste de mi vida en Oviedo. Querido Teodoro, do quiera que estés te digo parafraseando al Talmud que el que salva a un judío salva a todo el género humano y tú me sacaste del pozo de los leones atisbé sus poderosas garras como Daniel. Abriéndome la puerta de la comisaría.

Y he regresado a este pueblo del altiplano segoviano 838 m. sobre el nivel del mar al hilo de mi historia sobre el doctor Laguna quien al parecer tenía propiedades en aquel término.

Se embarcó en un largo litigio con Antonio de Olmedo cura de almas en aquel lugar en la creencia de que le pertenecía a él el beneficio en propiedad. Ausente de la localidad don Andrés y con vara en la curia de Roma donde residía elevó el pleito al Tribunal de la Rota. Y lo ganó.

El papa Julio III al cual asistía como médico de cabecera falló en su favor. El autor del Lazarillo al punto cedió todos los derechos del beneficio del arciprestazgo de Mozoncillo a su hermano Gaspar el cual luego sería ordenado obispo. No he conseguido consultar los libros de apeos pero la propuesta está ahí y se la brindo a los investigadores segovianos que vengan detrás. A los de Mozoncillo llamamos en Segovia los “piñoneros”. Debió de ser una parroquia importante, por su cercanía de Aguilafuente y Turegano. En Turégano veraneaba el obispo de Segovia y en Aguilafuente tuvo lugar en 1478 el famoso sínodo provincial, la publicación de cuyas actas dieron lugar al primer libro impreso en España “Los sinodales”. Eran sexmos aportillados o prevenidos en frontera, encomenderos, defendidos por los templarios desde el siglo XII con sus usos costumbres y fueros e iglesias que eran verdaderas fortalezas. El cabildo parroquial de Mozoncillo debía de estar constituido por una veintena de individuos entre presbíteros, diáconos y sacristanes. Cosa usual en aquellas décadas.

El siglo XV marca el punto álgido del catolicismo como religión estatal. Otro dato a tener en cuenta es que con toda la seguridad Laguna hubiera

sido ungido con el sacramento del Orden, o fuese, cuando menos, minorista, como Quevedo y Góngora.

El primero rehusó el presbiterado y se quedó con la tonsura y el grado de ostiario; tuvo que pedir licencia para contraer matrimonio con su adorada Lisi. El casamiento saldría mal.

Góngora sin embargo se ganó un buen pasar como beneficiado de la Mezquita de Córdoba. Era lo consuetudinario en las universidades tanto la de Alcalá Salamanca Bolonia o el mismo Oxford. En todas ellas ejerció la docencia teológica Andrés Laguna a quien le prestaba mucho más el ejercicio de la medicina y de la investigación farmacológica que disertar sobre la divinidad a fuerza abstrusos silogismos y de puñetazos.

A Dios que es Amor no se le puede escudriñar con el garrote de los cánones y falsas proposiciones (el ladrillo de Roma).

Quizá fuese un sacerdote tibio pero fue un sublime humanista que honra la estirpe de los segovianos. Las aguas congeladas saben de este enigma y arrastran en su corriente los secretos de la vida y obra de este segoviano judío converso. Saludo a Mozoncillo pueblo recio, cuna del paloteo, con su iglesia de san Juan Bautista y las ermitas de san Roque y del Humilladero.

Suplico a la Virgen de Rodelga la patrona de los piñoneros que proteja al antiguo compañero Teodoro Llorente do quiera que esté. Es mi única fórmula de agradecimiento. No hay un alma. Los cuervos vuelan bajo por estos sexmos. Son los hielos de san Sebastián que decía mi abuelo.

 

Viernes, 20 de enero de 2017

donald trump the good american

Me ha gustado la ceremonia inaugural. Donald Trump is the good American y he revivido esta noche de san Sebastian reminiscencias de aquel frío 20 de enero 1977 cuando yo filé mi primera crónica del relevo en la Casa Blanca. Acababa la era Ford y empezaba la era Carter. Jimmy Who? Decían los entendidos y allí estaba el manisero de Georgia viejecito acompañado de su Rosalyn inseparable. Conté para los lectores españoles aquel mandato. Jimmy Carter quizás no fuera un tipo brillante pero trajo un tiempo de paz y esperanza al mundo. El viejo oficial de marina de los Estados Unidos discipulo de un almirante judío de origen ruso que mandaba los submarinos nucleares y se hizo un enemigo acérimo del arma atómica. Trump is a winner un ganador hombre de negocios que yo creo que hará de America un pais fuerte y atractivo todo lo contrario de Obama. Es muy probable que concierte la paz con los rusos y traiga la paz al mundo. Su elección si es que cabe la posibilidad de manipulación en los comicios de noviembre no fue obra de los hackers rusos sino del mejor servicio secreto que hay en el mundo el Mossad. A muchos en Israel se les helaba la sangre con los descalabros de la política Obama en Siria en Iran en Turquía o en Ucrania. El mossad sabe jugar al ajedrez. Clinton, Bush e incluso se movían en  la política internacional sobre el filo de la navaja. Creo que empieza una nueva era en que habrá muchos cambios en la prensa del oeste y la Merkel, Holland, el papa Francisco, Soros y otros agentes del sistema con Donald tendrán una cura de humildad que puede ser una cura de caballo. I speak my mind. Empieza un tiempo nuevo. america para bien del planeta se ensimisma, quiere dejar de ser el policía global. Este simplismo de Trump no complaece a los entendidos pero el norteamericano es hombre de costumbres sencillas y pragmático. God bless America. Con la llegada de Trump al Despacho Oval a muchos se nos ha poasado el susto. Me parece que cuenta con el respaldo importantisimo del lobby judío. Tenganlo en cuenta.

2017-01-18



EL TIO MONAGO DE FUENTEZOTES DEJÓ DE FUMAR EL AÑO DEL CRACK (cuento antiguo)





 

TÍO MONAGO Y EL TABACO

 

Desde 1929 no he fumado ni un solo pitillo. Había en Fuentezotes un médico al que llamaban don Adolfo no sé si lo recordareis que me dijo a qué no tienes cojones Monago y dejas de fumar y yo le dije ¿no será por una apuesta, doctor? Pues ya lo verá. Y al punto dejó el Tío Monago de fumar execrable vicio al que denominan venganza de los indios. Varón de voluntad recia y enteriza, sería difícil encontrar en los pueblos de la contornada y la anarquía de Villa y Tierra y en toda la cabeza de partida un hombre tan voluntarioso como él y que trazara los surcos tan rectos. El año 29 fue el año del crack se derrumbó la bolsa neoyorquina cayó la dictadura y Monago acababa de venir de la guerra de África. Su decisión le trajo beneficios para la salud del alma y del cuerpo alivió sus pulmones clareó su garganta y hablaba sin tener la voz tomada.

           Ahorré miles de duros. Así que ¿qué te parece, Constantino?

Constantino era el alcalde de Fuentezota y muchas tardes con los de su cuadrilla se reunían para echar un trago en la bodega y charlar a la sombra de un almendro que crecía erecto sobre los declives del somo. Unos parecían Sócrates y otros Descartes. Pocos podrían dar de mano a aquellos buenos españoles a la hora de filosofar. Esplendoroso personajes. Monago de letras sabía poco. No había vuelto a coger un libro desde cumplir con la escuela. Alto cenceño, frugal caballero de la triste figura. Todo lo contrario que Constantino del Val que era amigo del buen yantar, buen compañero del jarro, la colilla del cigarro entre los labios formaba parte de su fisonomía.

Estaba ya próximo a concluir el verano. La luz diamantina de septiembre traía entre sus fulgores el anuncio del invierno. El pueblo olía a uva, el grano metido en la cilla, las trojes aventando grano y las golondrinas que se habían marchado. Los renteros iban a casa del amo a cobrar la soldada. El sol se mostraba benigno pero el cierzo apretaba relentes mañaneros y había que defenderse con el tapabocas. Ya en la lejanía blanqueaban las primeras nevadas sobre los puertos. El otoño es un tiempo de sazón en el cual el hombre ha de meditar en su destino. Todo se acaba.

—Pues yo fumé desde los trece años y no pienso dejarlo— decía Constantino que aquel año era el alcalde— y a lo mejor cuando me saquen con los pies para adelante en aquel momento abandonaré esta puñetera vacía. También los que no fuman se mueren

           Mira tú, la diferencia está entre vivir enfermo y morir sano. Nunca estuve malo. No cojo en el invierno ni un catarro

           Que cosas dices. Debe de ser que te obsesionas

                       Fumar o no fumar tanto da. Los hay fumadores que mueren de viejos dándole a la cigarra. Recuerda al tío Colodro al que acabamos de dar tierra. Se ha ido con 99 años y no salía al campo sin su petaca y su librillo de papel de fumar mientras al Tío Zoilo mucho más moderado lo subimos al camposanto no hace ni media semana. Creo que no había cumplido ni los 50.

                       Depende de la naturaleza y los excesos. Todo ha de hacerse con moderación.

Virtus in medio est, decía el clásico — agregó el alcalde que sabía latines estuvo tres años en el seminario y ayudaba misa al párroco don Belarmino.

El quid nimis de los clásicos en aquella morigerada tertulia en la bodega volvía por donde solía. De nada demasiado. Hay que ir a todo con tiento y al vino como rey y al agua cual rey. Poca gente sabe vivir. A Constantino el alcalde le llamaban el curilla. Su conversación poblada de adjetivos y sustantivos inusuales y algo rebuscados le incitaba a las citas de los clásicos y a proferir sentencias tomadas de la gramática del Errandonea.

 Era algo epicúreo y no había misa de funeral o banquete patronal donde no estuviera Constantino. Su amistad con los curas no era óbice para profesar un cierto adelante anticlerical. Monago por su parte se mostraba escéptico ante los planteamientos de su amigo. Le gustaba subirse a la escalera del tiempo y observar impávido el discurrir de la existencia desde los bardales. Los dos eran solteros.

Monago porque era algo retraído para las mujeres y le costaba trabajo arrimarse a una y el alcalde porque tuvo una madrina de guerra pero se le murió. A ella guardaba ausencias toda su vida.

El tiempo cubrió sus sienes de ceniza curtió su piel amojamó sus carnes... volaban los dos como dos cuervos ancianos con alas de plomo hacia la muerte el paso renqueante pero que se le va a hacer, esta es la vida. El uno comprobaba las delicias de Baco el dios oscuro y cunado se emborrachaba declamaba versos diyámbicos de Virgilio. Monago por su parte abstemio profería pestes contra el vicio del tabaco. Murió sin conocer la gracia de dios y sin haber prendido una targanina con el chisquero que todavía guardaba como una reliquia del voto que hiciera a los dioses el año del crack. Val vivió algunos años más asistiendo a las cuchipandas de los curas cantando el arrobo en los bautizos y contando historias en las noches de filandón. Ambos personajes han regresado a mi memoria palpitando entre los renglones que yo escribí allá por el año 76 en Londres. Han pasado cuarenta años y recordando a mis dos amigos de Fuentezotes enciendo mi pipa y echo un trago de aquel vino de la ribera que bebíamos en mi pueblo, vino puro sin sulfitos ni polvos de la madre Celestina. Néctar de los viejas deidades mías que atolondra y hace bien al cuerpo y al alma mientras brota en el alma la espuma de una gran cascada de recuerdos. A ver quien es el majo.

 

Jueves, 19 de enero de 2017

 

 

 

 

 

carta abierta a un mal compañero



ORGULLOSO DE SER ESPAÑOL Y A MUCHA HONRA. CARTA ABIERTA A UNO DEL ADELANTADO DE SEGOVIA

 

Oye Vitito te has pasado tres pueblos con esa frase “de soy español porque no puedo ser otra cosa”. Sonó como un latigazo en mis orejas. Tú no debes de haber leído a Joaquín Costa porque también dijo que el problema nuestro es una cuestión de escuelas y despensa” y tú con todo lo que tanto sabes o crees saber y dices atar cabo pues los atas malamente. Fuiste a Salamanca pero Salamanca no entró en ti. Y eso que te la das de oráculo en las paginas de opinión del Adelantado de Segovia Quod natura non dat tú atas cabos y quieres matar moscas con el rabo cuando yo me la cojo con papel de fumar.

Siento tristeza porque fuimos compañeros de curso, te llamé para la reunión que venimos celebrando todos los años por septiembre todo emocionado por recuperar a un viejo amigo pero ¡qué decepción! Se me cayeron los pelos del sombrajo. Estuviste borde y mal educado. Yo no he perdido la fe aunque esta Iglesia de hoy no tenga nada que ver con aquella a la cual amamos y sufrimos. A raíz de la iniciativa escribí una novela reportaje “Seminario Vacío. Los pecados mortales de la Iglesia” con un formulario profético y en plan yo acuso: se despertaron los escándalos de pederastia, se vació la institución de su contenido soteriológico pero eso conservó —eso sí— el poder, la hipocresía, la falta de caridad y esa dureza clerical tan deshumanizada que fue fórmula de compromiso entre los miembros de la clerigalla romana. Algunos fueron victimas de aquella mala educación sentimental de esa soberbia curial de ese menosprecio a todo el género humano y ahora puede que lo estén pagando. Aquí no hay más que envidia, me dijo uno. Otro dijo “cada uno va a lo suyo”. No nos reconocíamos. Se había perdido el alma adolescente y cándida de los niños que fuimos.

Dando de lado a su gran tradición teológica, patrística y liturgia, la Barca de Pedro convertida en una vulgar enejé con un vicario de Cristo que no es otra cosa que un vicario del Poder, el Dinero y la Gloria, —favorece la islamización de la Europa— es un agente de Soros, el Vaticano presenta un rostro irreconocible, acaso el de la Bestia. Este libro lo escribí a partir del desengaño y la esperanza pero está ahí. La curia no quiere saber nada de mi propuesta de ordenar hombres casados y no ha pedido perdón por la crudeza y abusos psicológicos de los que fuimos objeto alguno de aquellos pobres niños que poblaron los seminarios de postguerra.

Pese a todo yo no he perdido la fe, sigo cultivando algunas de las devociones que nos inculcaron, sobre todo el amor a la Virgen (signo de preestimación) y la inclinación a los libros. El seminario estaba vacío y en los nidos de antaño no quedaban ya pájaros hogaño. Mi convocatoria fue acogida con reticencia. Tuve ocasión de comprobar que los que alcanzaron el presbiterado no eran los mejores del dote. Les tocó vivir tiempos difíciles: el concilio, aguantar al obispo, tener que guardar el celibato y arrastrar toda esa serie de traumas y complejos con que la iglesia latina trata de disimular y refrenar el instinto genésico. La procreación es uno de los derechos humanos fundamentales. Y les fue negada. Me parecieron unos tarados. Los rechazados por el contrario fuimos tipos mucho más normales. Cargamos con nuestra cruz. Amar a una mujer, sufrir los latigazos del desamor, fundar una familia siempre me pareció más heroico que la actitud comodona de estos solterones hipócritas. Mi olla mi misa y mi marialuisa…

 La humanidad no cambia. Percibí que muchos arrastraban las envidas las mezquindades y los odios de aquel entonces.

Tendría que decir parodiando a Graham Green, England made me (Inglaterra me hizo) y a nosotros la iglesia nos hizo y nos deshizo.

La escritura ha sido una válvula de escape pero observo con tristeza cómo aquellos a los que yo tenía en estima y alta consideración me calumnian, me ningunean. Esto es una carrera de ratas quítate tú que me pongo yo. Y ese es lastre de la malquerencia en la que se nos formó. La mala educación sentimental de los que se prepararían para el sacerdocio para ser la sal de la tierra. Sé que intrigas para que no se diga en Segovia ni media palabra de mi último libro en que descubro al autor del lazarillo.

Oye baja un poco el pistón. Aterriza que tú no das la talla de Paco Umbral y eso de que son solo españoles aquellos que no pueden ser otra cosa es una solemne sandez, es fácil tomar el rábano por las hojas. Yo podría haber sido inglés pues viví nueve años en rel Reino Unido nueve años o norteamericano —cuatro años en Nueva York— incluso podía haberme hecho ruso o alemán idiomas que conozco un poco pero ni me da la gana.

Yo soy español y católico y digo con Gracián aquello de español hasta la gola que sólo la libertad fue española” y mira que no soy facha no soy hijo de un comisario de Turegano que perseguía o mandaba para el penal de Cuellar a los rojos. Aquí los caciques quieren mandar siempre AUNQUE TENGAN QUE CAMBIAR DE CHAQUETA, aquí fusilan siempre los mismos. ¿Y el pueblo? Que se jodan. Tenemos delante un pavoroso problema de educación como señalaba Joaquín Costa el León de Grau y quítate tú que me pongo yo. Otra vez que cites a ver si citas bien que no te enteras, contreras, pues ya sabes que el que casa de viejo pronto entrega el pellejo. Lo de borreguero te toca, que siempre fuiste un borrego

PODER TERAPETICO DE LA LITERATURA DICE UNA DE LEÓN

ana gaitero | león
Vicente Morán García estudió medicina por vocación y se hizo librero por convicción, aunque de «manera inconsciente», apostilla. «Tengo una visión muy social de la medicina, pero trabajo en un ámbito especializado y echaba en falta un componente más humano», explica este intensivista del Complejo Asistencial Hospitalario de León (Caule) a la vez que uno de los socios y fundadores de las librerías Artemis de León.
De su pasión por los libros y de cómo han influido, como objeto de escritura y fuente de lectura, en el ser humano a lo largo de la historia hablará hoy (20.00 horas en el Palacio de Gaviria)en la primera conferencia de las terceras tertulias que bajo el epígrafe Actualidad, Pensamiento y Psiocaonálisis organizan la Universidad de León y el Colegio de Psicología de Castilla y León.
Pese al título de la charla, Morán empecerá diciendo que el libro «es un peligro» porque «como dijo S. Roncagliolo, de la literatura nadie sale indemne» y, la escritura puede ser peligrosa: para el lector, si es lo suficientemente poderosa para cambiar su concepción del mundo y, para los escritores, como seres heridos que crean otra realidad», como afirma Paul Auster, uno de sus autores favoritos hasta que descubrió al checo, y no menos pesimista, Bohumil Hrabal.
El riesgo que hay en los libros no impide que sean una buena receta. «La escritura nos permite alcanzar  mayores niveles de profundidad  y nos aporta puntos de vista diferentes», apostilla. Los libros pueden desencadenar la «catarsis aristotélica» cuando se llega a su final y permiten «viajar, vivir aventuras, desconectar, enriquecer las relaciones...».
El médico y librero es poco amigo de los libros de autoayuda, «son los crecepelo de hoy», aunque comprende su función en «una sociedad muy necesitada». «Son un agarradero y que pueden ser la puerta a «iniciar una terapia de verdad».
Vicente Morán también hablará de su relación con el psicoanálisis, que usó para «conocerme, quitarme cosas y ponerme en el lugar que me corresponde, con mis virtudes y mis defectos, pero más satisfecho», confiesa.

2017-01-17


En la corte de enrique cuarto

 

El conde de Haro tenía la cerviz torcida y era un poco bizco se decía que el conde era cristiano pero no se sabe qué religión profesaba, según el historiador Palencia. Señor de Medina de Pomar se retiró a sus propiedades y murió de edad de 70 años.

El marqués de Santillána al que retrató el pintor jorge inglés en un reclinatorio rezando el rosario fue señor de la villa de Buitrago.

Fue templado en el comer y en el beber y hombre continente (¿cómo pudo escribir entonces sus serranillas?) amaba mucho los libros y sentía salir a campaña a pelear contra moros habiendo de dejar su estrado. Murió a los sesenta y cinco años. Juan Pacheco el marqué de Villena era portugués ome ardido y esencial amó muchas mujeres de las que tuvo muchos hijos e hijas "paresció ser vencido de la lujuria".

Hubo su persona gran ascendiente cerca de Su Majestad que le donó tierras en Alicante y Orihuela, alcanzó honra y honores y acrecentó bienes. fue ordenado maestre de Santiago. Está enterrado en el monasterio del Parral junto a su mujer María de Portocarrero. Murió de edad de 55 años. Triunfó en la vida venció derribó trajo pero contaba con muchos enemigos que lo acusaron de haber ganado la voluntad del Rey al que tenía hechizado. "El marqué de Villena ni palabra mala ni obra buena", claro.

PROFESIONES INCOMPATIBLES CON EL SACERDOCIO

 

No podrán ser ordenados in sacris los militares, a excepción de los capellanes del Ejército, los policías, los cantantes, y bailarines, los profesionales de la banca, los camareros en lugares de alterne y restoranes, pero no se cierra la puerta del sacerdocio a los médicos que ejerzan su profesión sin lucro ni a los educadores o los que se dediquen a la enseñanza, dice un breve pontificio publicado por el patriarcado de Moscú esta mañana. Prevalece el celibato únicamente para los monjes a la vez que recomienda a los clérigos seculares que se casen y tengan muchos hijos. Nunca podrán divorciarse. El aborto es tambien una anatema para la iglesia rusa. Bien por este santo patriarca que procede del monacato y fue archimandrita en Balaam el celebre monasterio al que se refiere Dostoyevski en Crimen y Castigo. Suscribo toda su sabiduría y rogaría al Papa de Roma que tome ejemplo. La iglesia ortodoxa rusa está más saneada que la católica y pienso que es más católica por universal y por cristiana.

san ANTON BENDICE A LOS NOBLES BRUTOS





La calle de Hortaleza estaba que no cabía un alfiler. Es que hoy los perros, gatos, jilgueros algún pardillo los asnos (que hoy celebran su onomástica, felicidades amigos míos. Felicidades a los cuadrupedos y a los bípedos) y las jacas de la remonta a mogollón fueron a misa. El padre Ángel repartía bendiciones vestido de capa pluvial hisopo va  hisopo viene un seminarista le sostenía el acetre. Luego ponía el cazo que menudo es este padre para eso de receptar limosnas y sacarles a los famosos los cuartos.
 
 
 
 
 
 Jolgorios y ladridos en el interior de la iglesia de Escolapios que fue cheka durate la guerra civil. Yo eché en falta al protagonista que es el famoso cuervo de san Antón el que le traía volando al glorioso penitente un panecillo en el pico. La banda municipal atacaba los sones de pasodobles y música española. Había bastante jolgorio mucha fiesta y mucha señora mayor, viuda y su  con su caniche, consuelo de la vejez. Que lo veamos a otro año.Es los que siempre se dijo.