18 de julio Remember Brunete
He recorrido mil veces estas cárcavas secas de polvo
por verano en sus huras y conejeras, matorrales de monte bajo y encina y en
invierno, un lodazal, un valle que se disloca entre los alcores de Valdemorillo
y los tesos no demasiado pronunciados de Majadahonda sólo tres pueblos
importantes las dos Villanueva, la del Pardillo y la Cañada, detrás Quijorna y
delante un pueblo que ya no existe Villafranca del Castillo, un bello paraje de
dehesas que queda a trasmano según se baja hacia Madrid desde el Escorial y
Segovia con un castillo roquero impresionante que resistió el fuego de la
batalla sus muros sus adarves sus poternas sus almenas resistieron y detrás
sigue el ejido o lo que era un prado boyal donde se trillaba hasta hace poco.
Recorro estos
parajes tan familiares.
En julio de
1937 desde el día 6 hasta el 27 este fue uno de los escenarios más cruentos de la
guerra civil. En dos semanas y pico perecieron casi cuarenta mil hombres de los
dos bandos (los legionarios de Varela, varias centurias sevillanas falangistas,
tres tabores de regulares, la quinta bandera de Navarra, otra agrupación de voluntarios
gallegos, los artilleros burgaleses de Saenz de Buruaga, y, por el bando
opuesto, los cuadros del ejercito de Maniobra, mandados por Lister así como
regimientos de Artillería a las ordenes de Riquelme, las brigadas
internacionales.
El batallón
Lincoln integrado casi en su totalidad por judíos neoyorquinos quedó diezmado a más de la mitad. Hasta hace
unos años había trincheras, casamatas y pozos de tirador. Encontraba balas y
cartucheras, un casco, y tengo mi escritorio lleno de mementos de metrallas y
vainas de balas rusas.
En el Pardillo pereció todo un regimiento de
Caballería el San Quintín de Valladolid. Se han encontraron restos humanos y
huesos equinos, sepultados casi en una fosa común.
Remember Brunete. Escribí un libro novelado sobre los acontecimientos
de aquellos infaustos días. La batalla de Brunete fue la batalla de la sed. Mi
libro contaba la verdad: la impericia del general Miaja que se vio desbordado,
la falta de entendimiento entre las brigadas internacionales integradas por
jóvenes reclutas con ideales pero también aventureros mercenarios y el arrojo
de Varelita aquel general gaditano que hizo la guerra con guantes perfumados.
Blancos porque era monárquico y siempre iba de gala, hasta el combate.
Franco
desaprobó la acción de Varela porque estableció una estrategia que no se le
ocurriría a ningún general de West Point. Varela era un chusquero y
africanista. Ganó, a pesar de la antigüedad y temeridad de su táctica,
aprendida en los manuales de la guerra de Cuba- la infantería española siempre
le echó coraje aun arriesgando la vida de los soldados pero costó demasiada
sangre española derramada en combate- aquella batalla dejándole al general
Franco la entrada en Madrid a huevo pero éste, cauto y desconfiado como
siempre, optó por la dilatoria.
El número de muertos y heridos por los dos bandos fue
elevadísimo. Se combatió cuerpo a cuerpo y a bayoneta calada. Operaron por
primera vez blindados rusos que aplastaron a las columnas de moros y de
falangistas en sus mismas trincheras, cambiando de mano la línea de frente
varias veces en pocos días. Las divisiones motorizadas rojas fueron el
antecedente de los tanques de Guderian y de las batallas relámpago en la
segunda guerra mundial.
Aquello fue un
ensayo general para la gran matanza. Sobre estos campos hoy mudos que guardan
silencio ante el eco de los gritos y los estampidos de la fusilería y la
aviación de hace 73 años se probó material.
La guerra dejaría de ser un concepto romántico para
convertirse en un hecho mecánico y letal. He viajado a sitios como el Somme,
Normandía, las Ardenas o Ypres, llenos de cruces, pero aquí no se ve un cipo ni
un mojón que recordase aquel holocausto. Todos quieren olvidar.
Bien, pero no
conviene olvidar. Esto es pura memoria histórica. Pero los españoles de 2010
ante un hecho tan importante parece que quieren pasar de largo.
El ejército
republicano, mejor pertrechado con armamento checo, munición norteamericana,
carros de combate y artillería ligera soviética e incluso máscaras de gas, en
contraste con el material en poder de los nacionales que utilizan máuseres de
la batalla de Anual que se encasquillaban, pero indisciplinado y acusando una
falta de coordinación entre los soldados profesionales, las milicias y los
brigadistas, hubiera podido arrasar y determinar que el curso de la guerra se
inclinase del lado de los gubernamentales. Una oportunidad para acortar la
guerra desaprovechada.
En Brunete bien
cierto es que los Internacionales no dieron la talla. Es una píldora difícil de
tragar para los historiadores demasiado sectarios a favor de la República.
En el Vértice
Mocha, por ejemplo, donde estaban los depósitos de agua; allá pereció con tres
compañías de infantería, un tabor de Larache, una centuria de falange y una
bandera de la Legión, el capitán Dema.
En el último
parte al puesto de mando envía el oficial de Franco este lacónico mensaje:
“Situación insostenible.
Martín muerto, Moscoso, muerto. Si esta noche no viene gente, caerá la posición
por muerte de todos. Arriba España. Viva España. Todo por España.
Teniente Dema”.
He pasado muchas mañanas por el lugar donde
cayeron Dema y sus hombres y he sentido un estremecimiento. Mis labios
musitaron una oración. Remember Brunete.
Sin embargo, se ha borrado la memoria. Los
jóvenes del Pardillo, de la Cañada y del propio Brunete no han oído hablar de
lo que pasó, no tienen ni idea. En la carretera del Pardillo había un monolito
a uno de los caídos, el aviador alemán Rudi Eppert. Ha desaparecido al igual
que el trípode a la entrada de Villanueva de la Cañada en el que se aludía a la
gesta de los falangistas sevillanos que resistieron hasta sucumbir las
embestidas de las columnas del general Walter, polaco.
Una reflexión se me brinda
al respecto 73 años después. Aquella guerra la desencadenaron el separatismo,
el parlamentarismo burgués, los señoritos de Azaña en colusión con las fuerzas
de la anti-España.
Parece ser que el panorama se
repite casi cuatro generaciones después. Ahí están los del Tripartito y los del
Estatuto exigiendo la independencia de Cataluña. ¿Tendrá que pasar ZP por las
mismas horcas caudinas que pasó Azaña al que todos traicionaron? Mi aviso a
navegantes no es sólo a las izquierdas tambien a las derechas desmemoriadas y
afanosas del poder. La irresponsabilidad de los políticos a su bola es material
de reflexión. La caspa de Rajoy cuyos empolvados discursos huelen a moho, a
pura retórica decimonónica y a los pibes y pavas de las tertulias de las radios
y emisoras de derechas les ocurre tres cuartos de lo mismo, la temeridad de
nuestro presi y los ejercicios de funambulismo político posibilista en la
cuerda floja de CIU, Duran, Pujol y compañía nos puede llevar otra vez al
desastre. Dios no lo permita.
Somos funámbulos pero tambien vamos como zombis
sonámbulos. Que recuerden Brunete, sean
más responsables. Pero aquí los desmemoriados políticos andan a su bola, sólo
desean el poder y la foto olvidándose de los intereses de la nación a cuyo
servicio debieran de estar.
Uno ama a España y adora la
paz pero ese limbo histórico en el cual se ha mantenido a nuestra juventud
acerca de lo verdaderamente ocurrido es preocupante. Porque la historia tiende
con frecuencia a repetirse. Honro la memoria de los caídos en la batalla de la
sed por los dos bandos: 14.220 por los Nacionales y 12.528 por los Rojos, según
cifras del Archivo Histórico Militar- y grito con el teniente Dema: Arriba
España. Viva España. Todo por España.
La batalla concluyó al día siguiente del Día de Santiago con el repliegue de la división Lister, la de Duran y la destrucción prácticamente del cuerpo de ejercito a las ordenes del general Modesto. Hubo una tormenta y entre los colores del18 de julio Remember Brunete
He recorrido mil veces estas cárcavas secas de polvo
por verano en sus huras y conejeras, matorrales de monte bajo y encina y en
invierno, un lodazal, un valle que se disloca entre los alcores de Valdemorillo
y los tesos no demasiado pronunciados de Majadahonda sólo tres pueblos
importantes las dos Villanueva, la del Pardillo y la Cañada, detrás Quijorna y
delante un pueblo que ya no existe Villafranca del Castillo, un bello paraje de
dehesas que queda a trasmano según se baja hacia Madrid desde el Escorial y
Segovia con un castillo roquero impresionante que resistió el fuego de la
batalla sus muros sus adarves sus poternas sus almenas resistieron y detrás
sigue el ejido o lo que era un prado boyal donde se trillaba hasta hace poco.
Recorro estos
parajes tan familiares.
En julio de
1937 desde el día 6 hasta el 27 este fue uno de los escenarios más cruentos de la
guerra civil. En dos semanas y pico perecieron casi cuarenta mil hombres de los
dos bandos (los legionarios de Varela, varias centurias sevillanas falangistas,
tres tabores de regulares, la quinta bandera de Navarra, otra agrupación de voluntarios
gallegos, los artilleros burgaleses de Saenz de Buruaga, y, por el bando
opuesto, los cuadros del ejercito de Maniobra, mandados por Lister así como
regimientos de Artillería a las ordenes de Riquelme, las brigadas
internacionales.
El batallón
Lincoln integrado casi en su totalidad por judíos neoyorquinos quedó diezmado a más de la mitad. Hasta hace
unos años había trincheras, casamatas y pozos de tirador. Encontraba balas y
cartucheras, un casco, y tengo mi escritorio lleno de mementos de metrallas y
vainas de balas rusas.
En el Pardillo pereció todo un regimiento de
Caballería el San Quintín de Valladolid. Se han encontraron restos humanos y
huesos equinos, sepultados casi en una fosa común.
Remember Brunete. Escribí un libro novelado sobre los acontecimientos
de aquellos infaustos días. La batalla de Brunete fue la batalla de la sed. Mi
libro contaba la verdad: la impericia del general Miaja que se vio desbordado,
la falta de entendimiento entre las brigadas internacionales integradas por
jóvenes reclutas con ideales pero también aventureros mercenarios y el arrojo
de Varelita aquel general gaditano que hizo la guerra con guantes perfumados.
Blancos porque era monárquico y siempre iba de gala, hasta el combate.
Franco
desaprobó la acción de Varela porque estableció una estrategia que no se le
ocurriría a ningún general de West Point. Varela era un chusquero y
africanista. Ganó, a pesar de la antigüedad y temeridad de su táctica,
aprendida en los manuales de la guerra de Cuba- la infantería española siempre
le echó coraje aun arriesgando la vida de los soldados pero costó demasiada
sangre española derramada en combate- aquella batalla dejándole al general
Franco la entrada en Madrid a huevo pero éste, cauto y desconfiado como
siempre, optó por la dilatoria.
El número de muertos y heridos por los dos bandos fue
elevadísimo. Se combatió cuerpo a cuerpo y a bayoneta calada. Operaron por
primera vez blindados rusos que aplastaron a las columnas de moros y de
falangistas en sus mismas trincheras, cambiando de mano la línea de frente
varias veces en pocos días. Las divisiones motorizadas rojas fueron el
antecedente de los tanques de Guderian y de las batallas relámpago en la
segunda guerra mundial.
Aquello fue un
ensayo general para la gran matanza. Sobre estos campos hoy mudos que guardan
silencio ante el eco de los gritos y los estampidos de la fusilería y la
aviación de hace 73 años se probó material.
La guerra dejaría de ser un concepto romántico para
convertirse en un hecho mecánico y letal. He viajado a sitios como el Somme,
Normandía, las Ardenas o Ypres, llenos de cruces, pero aquí no se ve un cipo ni
un mojón que recordase aquel holocausto. Todos quieren olvidar.
Bien, pero no
conviene olvidar. Esto es pura memoria histórica. Pero los españoles de 2010
ante un hecho tan importante parece que quieren pasar de largo.
El ejército
republicano, mejor pertrechado con armamento checo, munición norteamericana,
carros de combate y artillería ligera soviética e incluso máscaras de gas, en
contraste con el material en poder de los nacionales que utilizan máuseres de
la batalla de Anual que se encasquillaban, pero indisciplinado y acusando una
falta de coordinación entre los soldados profesionales, las milicias y los
brigadistas, hubiera podido arrasar y determinar que el curso de la guerra se
inclinase del lado de los gubernamentales. Una oportunidad para acortar la
guerra desaprovechada.
En Brunete bien
cierto es que los Internacionales no dieron la talla. Es una píldora difícil de
tragar para los historiadores demasiado sectarios a favor de la República.
En el Vértice
Mocha, por ejemplo, donde estaban los depósitos de agua; allá pereció con tres
compañías de infantería, un tabor de Larache, una centuria de falange y una
bandera de la Legión, el capitán Dema.
En el último
parte al puesto de mando envía el oficial de Franco este lacónico mensaje:
“Situación insostenible.
Martín muerto, Moscoso, muerto. Si esta noche no viene gente, caerá la posición
por muerte de todos. Arriba España. Viva España. Todo por España.
Teniente Dema”.
He pasado muchas mañanas por el lugar donde
cayeron Dema y sus hombres y he sentido un estremecimiento. Mis labios
musitaron una oración. Remember Brunete.
Sin embargo, se ha borrado la memoria. Los
jóvenes del Pardillo, de la Cañada y del propio Brunete no han oído hablar de
lo que pasó, no tienen ni idea. En la carretera del Pardillo había un monolito
a uno de los caídos, el aviador alemán Rudi Eppert. Ha desaparecido al igual
que el trípode a la entrada de Villanueva de la Cañada en el que se aludía a la
gesta de los falangistas sevillanos que resistieron hasta sucumbir las
embestidas de las columnas del general Walter, polaco.
Una reflexión se me brinda
al respecto 73 años después. Aquella guerra la desencadenaron el separatismo,
el parlamentarismo burgués, los señoritos de Azaña en colusión con las fuerzas
de la anti-España.
Parece ser que el panorama se
repite casi cuatro generaciones después. Ahí están los del Tripartito y los del
Estatuto exigiendo la independencia de Cataluña. ¿Tendrá que pasar ZP por las
mismas horcas caudinas que pasó Azaña al que todos traicionaron? Mi aviso a
navegantes no es sólo a las izquierdas tambien a las derechas desmemoriadas y
afanosas del poder. La irresponsabilidad de los políticos a su bola es material
de reflexión. La caspa de Rajoy cuyos empolvados discursos huelen a moho, a
pura retórica decimonónica y a los pibes y pavas de las tertulias de las radios
y emisoras de derechas les ocurre tres cuartos de lo mismo, la temeridad de
nuestro presi y los ejercicios de funambulismo político posibilista en la
cuerda floja de CIU, Duran, Pujol y compañía nos puede llevar otra vez al
desastre. Dios no lo permita.
Somos funámbulos pero tambien vamos como zombis
sonámbulos. Que recuerden Brunete, sean
más responsables. Pero aquí los desmemoriados políticos andan a su bola, sólo
desean el poder y la foto olvidándose de los intereses de la nación a cuyo
servicio debieran de estar.
Uno ama a España y adora la
paz pero ese limbo histórico en el cual se ha mantenido a nuestra juventud
acerca de lo verdaderamente ocurrido es preocupante. Porque la historia tiende
con frecuencia a repetirse. Honro la memoria de los caídos en la batalla de la
sed por los dos bandos: 14.220 por los Nacionales y 12.528 por los Rojos, según
cifras del Archivo Histórico Militar- y grito con el teniente Dema: Arriba
España. Viva España. Todo por España.
La batalla concluyó al día
siguiente del Día de Santiago con el repliegue de la división Lister, la de
Duran y la destrucción prácticamente del cuerpo de ejercito a las ordenes del
general Modesto. Hubo una tormenta y entre los colores del arco iris algunos
testigos presenciales creyeron descubrir pintado sobre el firmamento la silueta
del apóstol Bonaerges cabalgando sobre los cielos como en Clavijo. Dice la
leyenda…
05/01/2022 arco iris algunos
testigos presenciales creyeron descubrir pintado sobre el firmamento la silueta
del apóstol Bonaerges cabalgando sobre los cielos como en Clavijo. Dice la
leyenda…
05/01/2022