Lago ilmen
Cuenta la leyenda que a orillas del lago limen se
paseaba sadko tocando el gusli. Tan bien tocaba el joven que las cúpulas de las
iglesias de la hermosa ciudad de Novgorod brillaban más que el sol. Al paso del
joven músico por la ribera las encrespadas olas del famoso lago donde acamparon
nuestros divisionarios de la blau y fue escenario de una de las más gloriosas
gestas revertiría la calma y regresaría la bonanza. Hasta el propio zar de las
aguas saltaba a la superficie desde lo hondo de su reino linfático escoltado
por una turba de ondinas y de nereidas. Cuando Sadko atacaba las cuerdas de su
instrumento el mundo parecía dominado por un poderoso sentimiento de caridad y
reinaba la armonía entre los hombres. Se acaban las guerras y las disputas y
volvía la pureza de las costumbres y el amor a cristo presidía las relaciones.
Nadie robaba ni cometía adulterio. En una ocasión en que el zar de las aguas
reinaba en su palacio de cristal a escuchar la voz de Sadko acercándose
rozagante y magnífico le dijo: bien tocas padrecito y bien mereces una recompensa
y como premio a tu arte te daré la mano de mi hija Volxova- la princesa Volxova
era la más bella y casta entre las mujeres. Sadko sin embargo aunque agradecido
por la deferencia rehusó la mano de la
princesa y se hizo pope. Llegó a archimandrita y cantaba tan bien que cuando entonaba
las letanías. Toda la ciudad acudía embelesada a escuchar los recitales. Al eco
de su voz entre vaharadas de incienso
veía pasear a los ángeles por el sabaoth de las cúpulas. Los enfermos
curaban y aquellos en cuyo corazón anudaran los malos espíritus se veían pronto
libres de las cadenas de los vicios y pecados. El conjuro mágico de la voz del
humilde pope no ya el Sadko mozo sino un eclesiástico de barbas bizantinas que
llevaba aun rosario a la cintura operaba efectos taumatúrgicos. Este bello
cuento es un poco el símbolo de la ortodoxia: que cristo ha resucitado
venciendo a la muerte y a todos los males del mundo. En la ortodoxia se unen el
culto cristológico y la devoción marial. La invocación en la liturgia oriental
a María es continua porque la Teotokops simboliza la victoria sobre el mal
(zlo) con sus poderes angélicos. Ella es el nuevo miguel que aplastará la
cabeza del dragon[1].
Si existe alguna diferencia entre la religiosidad eslava y la latina seria este
matiz que carga más el acento sobre la intuición que el intelecto. La teología
de santo Tomás es maravillosamente discursiva una pirámide perfecta donde cada
sillar apoya al siguiente al de delante y al de detrás. La bizantina se
abstiene del silogismo y la entimema y no intenta revelar el misterio de la
redención a la luz de la razón. Simplemente cree en el misterio. Su única
garantía es la resurrección del cristo total. El conservadurismo, este apego a
las ancestrales tradiciones hace que el cristianismo oriental se parezca al que
hubo en Asia menor. Está prácticamente intacto en sus preces, abluciones,
misales, antifonarios y en sus ancestrales canticos. Desde san Cirilo y san Metodio.
Es precisamente este apego a la tradición lo que llena de encanto su
maravillosa liturgia la cual es grande y a la vez humilde y deprecante. En sus
iglesias no se tolera otro instrumento musical que el de la voz humana. El
canto coral. Los cantos y motetes en fabordón. La polifonía y de esta aura de
musical se desprende como una aura de incienso celestial. La recitación hesicasta
consigue que los creyentes guiados en su ascenso del camino místico por los
staretz alcancen la perfección. Fueron cristiandades que según la leyenda
fueron evangelizadas por san Andrés que predicó en Novogorod a orillas del Dniéper.
Pero no hay Novgorod sin lago Ilmen. Aquí precisamente vinieron a luchar los
soldados de la división frente al bolchevismo aquí donde Sadko tocaba su guzla
a la vista de las cúpulas de cebolla de las catedrales e iglesias de esta
ciudad. Fue un puñado de españoles idealistas quijotescos que lo dieron todo a
cambio de nada,. Padecieron las privaciones y fatigas del hielo la nieve y el
hambre y en verano los cancanos y los mosquitos insoportables de la rasputiza o deshielo. Los que pudieron
regresar de Rusia luego serian médicos periodistas filólogos catedráticos o
empresarios. Ninguno fue capaz de olvidar a Rusia para bien o para mal. Lo
dieron todo a cambio de nada. Sui sueño
era Europa pero no la Europa de los mercaderes, era la Europa de las catedrales
de los talleres y de la justicia social presididos por la cruz y la fraternidad
de Xto. No la Europa de las cresas plusvalías y materialista sino aquella Europa
que rinde culto a los valores del espíritu. Se combatía por dos palabras heimat y rodena. Novgorod colonizada por los suecos significa en dialecto varego
la ciudad de la isla. Su catedral esta dedicada a santa Sofía y varios
monasterios. Precisamente durante un corto periodo de tiempo fue liberada y pudo
establecerse el culto divino previamente suprimido el marxismo. Etimológicamente
Ilmen significa mar de barro, pero no fue barro lo que se encontraron los
esquiadores del capitán Ordaz sino hielo a 52 grados bajo cero aquella
sangrienta trágica tercera semana de enero de la que se cumple ahora medio
siglo. Tuvieron 196 bajas solo quedaron siete supervivientes en el batallón.
“las guerras-ya lo decía Tito Livio- son
concertadas por los más viles y abyectos y combatidas por los más valientes y
generosos”[música]. En un tiempo en que son derribados pedestales y caen las
estatuas como en un cuento de Oscar Wilde, tras el derrumbe del Muro de Berlín
en la Europa del Este no sólo cambian los nombres de las calles sino que
también se profanan tumbas de soldados convertidas en blanco del furor
vindicativo de este finisecular sometido a los desmanes de un nuevo Termidor
revanchista totalmente anticristiano. Suprimido el comunismo y derrumbado el
sistema soviético de una forma tan acelerada y sorprendente, por todos los
rincones de Europa se alzan blandiendo las espadas ensangrentadas los nuevos
sacerdotes de Moloq cabalgando sobre alazanes de fuego que rasgan los aires agitando
las crines en las que en lugar de cabellos crecen serpientes. En un periódico alemán
leía yo recientemente un reportaje estremecedor: el cipo o estela funeraria de
un cementerio soviético donde yacían los restos de los caídos en la guerra
patria había sido profanado. La cruz con los nombres de los fallecidos fue
hecha pedazos. ¿Qué culpa tendrán los muertos? Ocurrió en Minsk. La desalmada
acción de estos gamberros sembró la indignación en la población pero nadie se
atrevió a protestar. En la antigua URSS no sólo hay hambre. Hay miedo. Stalin
está muerto y bien muerto. A Lenin se le suprime el culto y los privilegios. Se
quema en efigie a Breznev pero ahora mandan más que nadie los bolcheviques unos
bolcheviques que no hablan sino la lengua de los que antes se consideraban sus
rivales. Ellos sin embargo son los herederos de los que tomaron el palacio de
invierno y los perversos descendientes de Abrahán Litwaski que comandaba el
pelotón de sayones que disparó contra el zar y su familia en los sótanos de la
tahona de Ipatiev el Rico Mercader en Yekateringrad el 17 de julio de 1918. Han
vuelto a rusia la nación amada por cristo la Trstse mira[2] que fue de siempre una nación tiranizada por
las fuerzas del anticristo. Sin embargo este es el tributo de sangre y de odio
que han de pagar los países mesiánicos. Por ese cabo España guarda semejanzas
con Rusia. ¿Tendrá que sufrir España ese mismo trauma? No lo permita Dios, ese
“bog” que Zinoviev trató de hacer descender como de una cruz del diccionario y
que mandó que se escribiese con minúscula.
Por lo pronto sobre los cielos cobrizos de la
estepa esos cielos que el gran escritor divisionario Tomas Salvador describió y
vivió ese sol ruso como falto de vitaminas sobrevuelan grandes bandas de
cuervos. Esas siniestras aves han aventado la cadaverina guiados por una rapacidad
que atisba el amplio expolio. Si bien es esto cierto también parece que la
religiosidad del pueblo ruso registra un nuevo florecer. Están llenos los
templos aumentan las vocaciones sacerdotales y aspirantes al sacramento del
bautismo. Y se siente el blesni[3]
de la cristiandad. Xto regresa a sui nación preferida con palabras de perdón y
de reconciliación. El que es fuente de eterna misericordia como entona con
cadencia suplicante el diacono en su canto litúrgico. La riqueza de su
expresión adorante. La magnificencia de sus coros. El subir del incienso y el
refulgir del oro de las casullas y de esos iconostasios que parecen pintados
por fray Angélico. Todo eso debió de impresionar a Tomas Salvador así como
otros muchos de los expedicionarios participantes en la campaña. Habría que
hablar de una expresión que sólo existe en idioma ruso: la “sobornostb”[4].
Cierto que en la gran marcha a pie desde Polonia hasta la Rusia profunda muchos
se sentirían despeados y derrotados por la inmensidad misteriosa de la estepa.
Sin embargo darían por bien empleadas sus fatigas y los sufrimientos que trae
aparejados la vida del soldado al comprobar que las poblaciones les aclamaban
por libertadores. Se abrían las iglesias al culto al paso de los regimientos
blindados de la Wehrmacht. Volvían a brillar las lámparas en las credencias de
los altares de Minsk, Posad, Grigorovo. Se encendían candelas a la Virgen.
Volvieronse a escuchar las estrofas del himno del Akathistos[5].
En diversos narradores de la Blau hemos podido
compulsar este punto de contacto entre la religiosidad y el idealismo: ese
entusiasmo con los valores del espíritu. De ahí que para muchos de los
diccionarios el contacto con la Rusia lejana supusiera una catarsis, un cierto
embeleso al ser deslumbrados por los fulgores viejos del antiguo cristianismo.
Estamos convencidos de que aquellas quintas que van desde el año 32 AL 40 ES
DECIR LOS NACIDOS ENTRE 1912 Y 1920 FUERON un prodigioso apéndice de
penetración histórica. Algún día se les terminará haciendo justicia puesto que
como dijo el romance tras de tiempos vendrán tiempos y máxime ahora cuando las
cosas pasan deprisa y vienen tan aceleradas. Los españoles llevábamos sin salir
a Europa desde los Tercios. El común denominador de aquella generación fue la
espiritualidad y tengo que aludir aquí a Las
cartas del sargento Basilio de José
García Luna. Espiritualidad y sentido del humor todo junto. Otra constante
en todos ellos es la ausencia de odio. En División
250 y en las Cartas del Sargento Basilio se habla del hermano Iván y del
hermano Mischa “que nos incomodan con su música de viento: los temibles
organillos de Stalin”. Muchos se sienten deslumbrados por la literatura rusa. Habían
leído a Chejov en su nostalgia angélica donde la aspiración a los ideales
nobles choca con la rutina de la existencia y el tedio de los hombres vencidos.
O contemplado el alma humana a través de Dostoievski o Tolstoi o admirada las
perfectas descripciones de la naturaleza de Turguenev. La narrativa rusa pàrece
un corollario o sobrehaz a las paginas del Evangelio. Asi que las iglesias que
ellos contemplaron seguían siendo las mismas que las retratadas por los
maestros rusos: edificios sólidos, de traza cuadrada con un atrio o antojana
que lindaba con el camposanto, de muros abocinados de madera o de ladrillo rara
vez de piedra y con cúpulas bulbiformes. Hasta en las aldeas más míseras alza
su cresta por encima de las techumbres de balago de las islas el chapitel del
templo ortodoxo con sus cruces trilobuladas una exegesis trinitaria en medio
del campo y el bosque. Son torres sin campanarios.[6].
en el interior no suele haber bancos o reclinatorios porque a las ceremonias litúrgicas
se suele asistir de pie. Tampoco hay imágenes o estatuas de santo una
reminiscencia del tiempo de los iconoclastas. En las naves laterales suelen
aparecen copiosos iconos y lamparillas de la virgen iluminado el rostro de la
Theotokos (esa Virgen del Perpetuo socorro pintada por san Lucas que trajeron
los españoles de Lepanto) todos ellos oscurecidos por la pátina del tiempo. El
altar donde se consagra y se alza el cuerpo y la sangre del Redentor por una
mediana algo más que la altura de un hombre (iconostasio); la ortodoxia por
herencia de los misterios órficos se guardó de la consagración coram populo a sabiendas
de que en toda religión ha de subyacer una cierta magia. Cuando todo se desvela
no hay misterio. Al iconostasio que solo se abre un par de veces durante la eucaristía
se accede por una cancela o verja que abre y cierra el diacono y que se llama
puerta real o “darov dvor”[7].
Las puertas quedan patentes durante la celebración en las siguientes ocasiones:
durante las suplicaciones o epiclesis equivalente a nuestras letanías mucho más
incesantes en el rito de san Basilio; en el trisagio o invitatorio o Agios como
formula del concilio de Nicea contra los arrianos; en la comunión que imparte
el subdiácono bajo las dos especies y por último en la bendición final que el
celebrante imparte haciendo la señal de la cruz en aspa como san Andrés. La
anáfora es mas larga que el canon latino y el padrenuestro se canta una vez y
se reza tres. El coro canta con frecuencia el Slova Tibie o gloria a Ti. Es un
rito hermoso, cuajada de simbolismo y de reminiscencias ancestrales de gestos mayestáticos
y de una solemnidad suprema. Las capas pluviales y dalmáticas recamadas de oros
y cobaltos llevan en los vuelos grabada la palabra Niké (victoria) y la feligresía
se persigna con frecuencia y realizan las genuflexiones o el plakon. Los ortodoxos rara vez se arrodillan.
Doblan el torso a veces hasta tocar el suelo con los dedos de la mano. Se rigen
por el calendario juliano que marca sus fiestas con respecto al gregoriano con
dos semanas de retraso. Tampoco coinciden en la celebración de la pascua salvo
una vez cada quinientos años. Es la fiesta más importante del año. Después la
de la Trinidad. Radiezstvo o
Natividad. Blagovenia que suele
coincidir con la de San Antón. En las fiestas mariales son importantes de Blagosloveñie el 18 de diciembre y la Ushpenie o Durmición el 15 de agosto. El
santoral deriva de los menologios griegos y en ellos se dan santos que no
figuran en el martirologio romano como san Mistofan, san Spiridon, san Josafat
pero sí san Jorge por ejemplo común a Ambos ritos uy que paradójicamente
orientales y occidentales celebran el 23 de abril. Son importantes las
celebraciones de los profetas mayores: San Daniel, san Ezequiel, San Ezequiel o
san Jeremías. La fiesta de san Andrés el 12 de diciembre es una de las mayores
y con motu propio. La de san Juan Crisóstomo la celebran el 30 de noviembre
cuando nosotros veneramos a san Andrés por este retraso apuntado entre el
calendario juliano y el gregoriano.
A san juan Bocadeoro el patriarca de Constantinopla
expulsado al exilio de los montes de armenia por fustigar en sus sermones las
corruptelas de la corte se le profesa gran devoción. Un pueblo de gran
sensibilidad como el ruso tan inclinado a hablar y habida cuenta de sus grandes
capacitaciones literarias se encuentra en la fuerte tradición oral surgida al
pairo de los rapsodas pues es el país de los cuentacuentos y de los rapsodas
tienen que venerar a la fuerza al Crisóstomo[8].
Rusia es el cuento de los cuentacuentos y de las “sdachi” y que ha llegado a la
cultura del mundo historias tan hermosas como la de Blancanieves o Zoliuska. Rusia al igual que Irlanda tiene una
fuerte implantación oral por los estratos campesinos de su población. En la
narración breve nadie consiguió ponerle un pie delante a Chejov o Andreiev. En
ambos autores un par de pinceladas sirven para condensar el pálpito de lo
bello, ese fulgor misterioso traspasado de serenidad y de clemente unción la
cual se refleja en los iconos.
Los rusos no tuvieron edad barroca. Se plantaron
directamente en la modernidad desde la edad media. De ahí que la tradición
cristiana sin pasar por la contrarreforma o la ilustración. Para su suerte desconocieron
las luchas y escándalos a los que dio lugar el papado. Fue un verdadero don de
dios tener iglesias autocefalas y con ello se libraron de las guerras de
religión motivadas en parte por el escándalo y las corrupciones de la sede
apostólica durante el siglo XVI. El haber estado en parte bajo la dominación
otomana en parte dio a los patriarcados cierta cohesión y fue un verdadero milagro
que no desaparecerá el cristianismo. Eso se debe en parte a un regalo de los
zares herederos del imperio bizantino. De este hecho arranca su supuesto
mesianismo. Tan hondo caló en el pueblo ruso ese sentido mesiánico que la
palabra para designar a un campesino y a un creyente es la misma: “xristianki”
como hombre o mujer de vida sencilla que guarda los mandamientos. Por fútil que parezca, esta idea sin embargo es muy
importante a la hora de entender tanto el alma como la historia de este pueblo
tan castigado por las desgracias que rara vez cae en la protesta airada o en la
desesperación. En la gran narrativa rusa solo aletea el aliento resignado de la
aceptación de la voluntad de dios. Los soldados españoles se sorprendían de la
mansedumbre, servicialidad y falta de rencor que observaban en los soldados y
oficiales que hacían prisioneros en sus escaramuzas con el ejército rojo. Pese
a su desgracia parecían completamente avenidos a su destino en el acatamiento
de la voluntad de dios. Ese talante melancólico inclinado hacia la belleza sin jamás
una mala queja o un lamento sabiendo percibir la vida desde una óptica triste
pero esperanzada en la resurrección de cristo se muestra en su gran capacidad
espiritual. Pero al propio tiempo esta resignación les vuelve indolentes y
abúlicos a los rusos. Casi resulta inexplicable cómo un imperio ha podido
derrumbarse en estos últimos días sin que haya pasado nada y sin que se haya
disparado un solo tiro. Las babiushcas moscovitas armadas de infinita paciencia
hacen cola a las puertas de los Gastronom con sus mostradores vacíos en espera
de una ración de carne de leche o patatas. Esa actitud resignada, ese fatalismo
anta la volia boshe. Esta actitud
resignada, este talante fatalista, lleno de sumisión, se cruza constantemente como
un espectro por las páginas más brillantes de la literatura rusa aunque
Dostoyevsky hable de una franja de locura pesimista que las llena de nihilismo
en periodos de abatimiento. Es un pais que se extenuó primero en la lucha contra
el tártaro y después contra el turco. Es Europa y Asia a la vez. El ángel de la
melancolía rusa (tascá) se torna en ironía sapiencial en Gogol (ponia) y se
vuelve complicada clarividencia en Dostoyevsky. Es sencillamente ganas de vivir
en Pushkin que se asoma a los rostros de los tahúres que juegan en las noches de
Petersburgo a la caza de la dama de picas. Y en Chejov es esa sonrisa añorante
que se convierte en suspiros y en taedium vitae. La vida no es más que un
triste jardín de los cerezos desde donde se nos expulsa. Suenan los golpes
secos del hacha en el jardín. Nos amenazan los acreedores, la vulgaridad, la
indiferencia, el desamor. Todas las historias de grandeza concluyen en la
crujía de un hospital en la galería o en la cárcel o en el convento para
perderse irremisiblemente en ese pañuelo de tierra que nos aguarda. Solo el
vaskresenia o la esperanza de la resurrección en Xto puede mitigar tanto dolor.
Aquí yace la clave del gran humanismo ruso: en las veras esencias del
cristianismo. De su mano alcanzaría su novelística las más altas cimas de
excelsitud literaria o se hundió en los penetrales de los flujos de conciencia
psicológicos. El alma rusa se ha enfrentado al bien y al mal con una sonrisa
misteriosa “ylibiatsa”. Es la sonrisa de Basilio el patriarca de Constantinopla
que no aceptó las exigencias del emperador Valente. O es la sonrisa que el
viajero encuentra al llegar a Moscú y que puede ocultar siempre cartas bajo la
manga. Es la misma sonrisa con que los mujiks acogían el látigo de los barin.
La troika siempre avanzará por la taiga a golpes knut. Ante la tiranía del amo
sólo cabe el ensimismamiento. El mujik sometido parece decirle a sus propias
barbas:
-Ahora
tú ganas, me maltratas, tu comportamiento es infame, pero poco importa porque
al final resucitará cristo y nos librará a ti y a mi del oprobio de nuestros
pecados. El se apiadará de tus culpas y a mí me librará de la injusticia.
Pero semejante mansedumbre no es sinónimo de
debilidad sino que es capacidad de aguante o “vinolit”. Es la resistencia rusa que plantó cara a Hitler y
a Napoleón. Stalin cuando se vió perdido y con los alemanes a las puertas de Moscú
hubo de acudir al patriarca Sergio y apelar al patriotismo eslavo que es profundamente
religioso. Rusia –la shirokaya natura[9]-
es casi imposible conquerir militarmente. Siempre se guarda una carta en la
manga y exige cuando parece vencida. Es el pais de la resurrección. De la gran
pascua rusa que Rimski Korsakok pasó a los pentagramas. Los que ahora mismo
venden la piel del oso antes de cazarlo debieran ser cautelosos. “Russland is krank-decía el orto dia un
comentarista de la Radio Deutsche Welle- aber
night todkrank”[10]. Creo que muchos
veteranos de la Blau aquí presentes y que sobrevivieron al invierno ruso y a
las pulgas y fiebres de la rasputitsa[11]
aun mucho peor creo que entenderán lo que quiero decir con tal afirmación.
Rusia tiene una cara oculta como la luna.
Entre los escritores unos son pro occidentales
(raspasaniets o zapadniets) y otros eslavófilos. Culpan a la religión los
zapadniets del atraso de la incuria y de la incultura nacional como Turguenev mientras otros los raskolniki
dicen que Rusia ha de centrarse sobre si misma. Tal es el caso de Dostoyevsky. Solzhenitsin
ha venido a determinar que el Oeste está podrido. Se está refiriendo a los
banqueros ingleses a los ambientes cosmopolitas alemanes que generaron la Weltanshaung y los padrinos del warmongering o maestros ajustadores de
los conflictos. La ortodoxia por su parte va en contra de ese latido pesimista
y trae un mensaje de alegría el de la resurrección
[1] Al menos eso esperamos los
creyentes
[2] corazón del mundo
[3] resplandor
[4] catedralidad, adoración en
común.
5 Rito de la virgen en la liturgia de Oriente
[5] himno a la Virgen.
[6] Al igual que en las
iglesias mozarabes el campanario ortodoxo suele ser exento y el campanario en
cuanto tal se encuentra en un cobertizo o galpón
[7] puerta de los dones
[9] Inmensidad natural
[10] Rusia está enferma pero
no herida de muerte.
[11] deshielo