PALACIO VALDÉS CREADOR DE MUNDOS
Y PERSONAJES y (V)
La segunda parte del Idilio de un Enfermo adscribe el nudo
de la trama apasionante con un desenlace decepcionantemente triste para el
lector que ha vivido apasionadamente la
estancia de aquel periodista enfermo en una braña. Le curan los aires, lo cura
el amor de Rosa al pobre Andrés el cortesano, el madrileño, el señorito. Gran psicólogo
Palacio, se adentró en los vericuetos de la tortuosa psicología de aquellos buenos
aldeanos. Los cuales no veían bien los amores del sobrino del cura don Fermín
con la molinera porque la cosa no era de recibo. Aquellos tunantes de la
capital seducían a las mozas del pueblo y después si te he visto no me acuerdo.
La cosa resultaba bastante frecuente por aquellas calendas decimonónicas y
también después. Sin embargo, el amor lo puede todo. La molinera fuerte como
una amazona termina cayendo en los brazos del valetudinario Andrés. La trama
del relato se interna en complicaciones tremendas, puesto que un tío indiano de
Rosa, ya sesentón y tío suyo, Habla con Tomás y conciertan ambos el casamiento. La
interfecta se resiste. Resultado: palizas. Y una frase que dice la muchacha
cuando su padre le pega “tiene todo el derecho, es mi padre”, algo que irritará
al lector de nuestros días, pero en España ha sido durante siglos la violencia
de género un hecho irremediable. Cunden las habladurías y el cura don Fermín
aconseja a su sobrino que deje de cortejar a la molinera. El amor es más
fuerte que la muerte, ya me entiende Vd. Total que se escapa con su amante y una
noche de luna se acercan al pueblo de al
lado. Eran las fiestas de los Dolores a mediados de septiembre. Creyéndose perseguidos
por el padre y al oír las voces y jaranas de unos rondadores se esconden en un
almiar. Pero se trataba del seminarista Celesto que se acercaba con otros
rondadores al baile y pasan de largo. Entre la paja y el heno y al calor de la
mula y el buey de aquel establo, Rosa y Andrés nacen al amor. A la mañana
siguiente (un pasaje maravilloso narrado
con la solercia de un genio de la pluma) desayunan de la ubre de una de las
vacas. Andrés no sabe catar, la moza sí y beben del blanco líquido de la ubre
nutricia manchándose los morros. Pero en la fiesta del pueblo adyacente llegan
los charoles en busca del seductor. Es llevado a Lada (Oviedo) donde pasa la
noche y es rescatado por su tío, el cura que paga la fianza. Andrés marcha a
Madrid y reanuda su vida de periodista moviéndose en los círculos crápula de la
alta sociedad. Este trajín le hace olvidar a la novia de su aldea. Conque vuelve
a caer enfermo a causa de sus excesos y devaneos y muere de tuberculosis. Rosa entró
a servir en la casa de un señor principal. El niño que nació de este albedrío
fue entregado a la inclusa. Decepcionante y triste final, pero una novela digna
de leer. Desde la primera página hasta el último capítulo prende en el lector. Es
eso que ahora llaman empatía
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