2024-08-25




 

 

 


ROMEO & JULIET. ESCENA DEL BALCÓN. EL JARDÍN DE LOS CAPULETOS II

 

Me entretengo en los tiempos de odio y guerras que corren leyendo a Shakespeare. Su mensaje de amor y humanidad es valedero para el hombre y la mujer de todos los tiempos.

 Este inglés acaso sea el mayor escritor que  ha pasado por la tierra.

En Romeo y Julieta su gran himno al amor el segundo acto después del baile de máscaras es la escena del huerto de los Capuletos, Julieta presiente su desventura:

— “Mi lecho de bodas puede ser mi féretro”.

Así y todo se asoma a la ventana y ve a su amante dispuesto a saltar la tapia y escalar su ventana. Es la madrugada.

— “Araise, fair sun and kill the envious moon”.

Realiza un canto a la virginidad “vestal livery”. Quisiera tenerla entre mis brazos, ser el guante de su mano. Pocos episodios de escarceos amorosos pueden compararse poéticamente a esta escena del balcón que sella el climax del drama.

Es un dialogo sin parangón en el cual Julieta se lamenta de que ella sea Capuleto y él Montague.

— “Oh Romeo doff thy name and for thine name which is not part of thee, take all myself[1].

Sublime lenguaje.

Shakespeare utiliza un idioma de alto coturno, el inglés de la época isabelina, tan complicado como elegante y poco asequible a la jerga común de nuestros días. Bien se dice que toda la obra de este supremo escritor posee la elegancia del cisne. Replica Romeo que odia su nombre y su apellido y que desearía ser bañado en las aguas bautismales de su amor para ser un hombre nuevo.

-¿Pero cómo has llegado acá, de qué manera escalaste esta tapia? Si alguno de mis parientes te descubre, serías hombre muerto.

—Hay más peligro en tus ojos que en treinta de sus espadas. No les temo a ellos. Te temo a ti.

—¿Cómo es que llegaste aquí?

—Cupido me trajo volando entre sus alas.

La escena del balcón se repetirá entre los amantes de todos los tiempos. El amor podrá convertirse en desamor y en muerte pero seguirá venciendo a la guerra. Al odio, a la envidia, a la peste

 

continuará

 

 

 

 

 

 

 



[1] Romeo, borra tu apellido y entonces  yo seré parte de ti. Tómame

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