DE
SEGOVIA NI EL POLVO DE LOS ZAPATOS
Duro
es el mundo pero esta mañana de verano misa de san Agustín mis
males lleve después de la avenida que anegó los campos de Valdemoro
me acuerdo de mi amigo Paco fenecido hace doce años como pasa el
tiempo. Umbral era Umbral. Le canto un responso mientras me zampo una
albacora de la primera cosecha de la higuera que planté en el
huerto. Chimenea y huerto soy feliz mientras miro para los muros
derruidos de la patria mía Segovia triunfal el gran cedro del
convento de las jesuitinas los merlones de la muralla por donde se
asoman los fantasmas de mi pasado todo son pesares y
arrepentimientos. La Virgen del Socorro desde su camarín engastado
en la veranda me mira con ojos maternales e indiferentes extendiendo
su manto protector sobre el barrio judío. Un rabino baja por las
escalerillas de san Roque con los doce panes de la preposición. Una
parida lleva las velas de la purificación el cantor ante la
congregación de san Andrés entona la Shema. En el océano de las
borrascas se precipitaron nuestras ansias y desdenes por causa de la
política. Suben y bajan los espectros (Wraith) el caballista Jurry
cabalga sobre su mejor alazán. Una recién casada alza el velo
“huppah”
y el mundo se hace de noche en espera del amanecer de los hijos. La
congregación entona epitalamios… cuando el rey Nimrod al campo
salía… yo contemplo desde mi tabuco toda la estrellería que
ilumina el mundo de la edad media cómo era este barrio antes de
1492. Miriam que acaba de ser desvirgada por Jonás su marido en la
noche de bodas hace un baño ritual (mikveh)
se frota sus partes con agua de lluvia, el sacristán va de acá para
allá picando a las puertas de todos los miembros de la comunidad
clamando a voz en grito:
—Nos ha
nacido un niño que será rey de Israel.
Cunde en
aquel instante la alegría por toda la aljama
Así
fue y así será. Me envuelvo en las filacterias del tefillot bufanda
de oración y lloro mis pecados que perdonará siempre Adonai por Yom
Kippur. Portamos los judíos la llama del fuego sagrado libamos de la
copa del dolor y del vino eucaristía. Señor bendice este zumo de la
vida fruto de la labor y de los trabajos del hombre (kidush)
amen… amen que este pan y este vino sean la garantía de nuestra
salvación (pikuah
nefesh)
pues para salvar vidas y no para destruirla fuimos puestos los
judíos. Somos los elegidos del sufrimiento de la paz y del perdón
nos agrada decir shalom. Que esa palabra esté siempre en nuestros
labios amin… amin. Todo es perecedero y extinguible pero los
hombres van de acá para allá en una Poriomanía incansable buscando
la tierra prometida somos trotamundos viajeros peregrinos en esta
vida devorados por los félidos tigres leones gatos y alimentados por
los solípedos. El mundo se divide en buenos y malos y en animales de
garra y pezuña. Seamos prudentes y diligentes… Cunctanter… oído
al parche y ojo al cristo que es de plata. Tañe el esquilón y se
duermen todos los tordos al sur. S
k l e p o s… dura
y áspera es la vida misma… este adjetivo griego es un monograma
que vale para definir cómo es la vida entre españoles envidiosos
desalmados indiferentes ladrones y escoliastas. I
am a dangling man. Vivo
colgado de una percha subido a lo alto de una columna como Simón
Estilita. Vivo dentro de un arco formero y mi punto de apoyo es un
ladrillo sardinel pero como soy algo escaro y tengo una pierna más
larga que otra y se me hinchan los tobillos piso mal y me fatigo
cuando me atrevo con largas caminata tú me dirás, Rui Blas. Sé
manejar el escardillo y el almocafre.
De
tanto empinar el codo yo padecía prurito vesical y mis canales
urinarios ardían en el escozor de la ascitis. Por tu uromancia y
poliuria yo te conjuro beberás aguardiente de olivo. Triste destino
el del borracho. He sido un patoso en todas partes, perdí las
grandes oportunidades. Nada me salía a derechas. Un día
quise abrir una librería de lance en Canterbury pero el arzobispo me
dijo que no era buena idea. Un pub en Londres sería más rentable,
hijo. Los libros no los quiere nadie. El ángel de la muerte que odia
la verdad y el consuelo derramó su copa de acíbar sobre las páginas
de los grandes textos. Quemaron las novelas de los excelsos autores y
a la hoguera fueron las enciclopedias y los grandes tomos de
psicología pero en la gran almenara sobrevivieron los textos
mediocres de Julia
Navarro esa
que ayer parlaba en la Cope con
el Calvo
de los Halagos un
tal Expósito que no ha soltado aun la chaquetilla de camarero a ver
qué va a ser los señores, pues la Julia hija del Yale pare más que
una coneja, inunda de títulos los booksellers de
los estantes de estaciones y aeropuertos. Es una designada, una
elegida. Ellos los de la mafia político-literaria se hacen la ola
unos a otros y el resultado de la maniobra no puede ser más cretino.
Vivimos en un mundo endogámico yo me lo guiso y yo me lo como. Son
los hijos espurios del franquismo, trasvertidos de generalísimo al
revés, toreros de salón americano y cócteles en el Palace. Así
que la hija del Yale rotula
una de sus execrables títulos con el predicado "No matarás"
y no se acuerda de que su padre el maldito cojo de las columnas de
"Pueblo" tiró un día en Toledo a su madre por la ventana.
Muerte a los filósofos. Venían con una tea los seguidores de la
diosa del fuego Arson Luminia y la blandían sobre los campos y las
torres de las ciudades que se incendiaban, el fuego arrasaba las
plazas y las campanas de todas las villas tocaban a muerto. Arson
Luminia es
la compañera de viaje de Finsternis la
deidad del amor oscuro manipula tortillas estériles como Safo. La
informática a la cual di muerte era de aquel gremio. Cave
canem.
Cuidado con el perro. Ojo a los mastines. Pululan por doquier. Muchos
se han hecho periodistas y tertulianos o tertulianas melena al viento
bellos palmitos hermosos rostros que esconden el alma negra cuajada
de fealdades de mentiras asesinas. El asno de Balaam rebuzna por las
esquinas. Al gran jefe se le ha puesto cara de trasera del
trolebús... a face like the bus of a bus, decía mi querido suegro
mr. Hugh. Quiero ir a Londres a un cementerio de Dagenham a llevarle
crisantemos. Es el mejor inglés que conocí. Su esposa se llamaba
Grafila y tenía un tío por nombre Harry y por apellido Escolex,
abollonado de cara y corto de vista. Al mirarle yo me daba cuenta de
que soy una escolopendra y que mi mente es un ciempiés. Dares y
tomares. El marqués estaba en la sombra la mirada alzada hacia el
horizonte y la espada en su mano pues la necromancia es un arte del
demonio. Mucho se practica en Valladolid. Allí viven españoles de
poca sustancia huéspedes del Gran tornadizo que los inviernos van a
la iglesia no por devoción sino para calentarse en las estufas
templos mixtilíneos donde la Virgen se confunde con diosas de la
antigüedad.
La
contemplación de Segovia que es la ciudad del mundo que más se
parece a Jerusalén. En ella yo nací por desgracia bebía agua en la
Fuente del Tornadizo. De niño mis padres quisieron llevarme a
Quitapesares un manicomio que estaba en la carretera de la Granja de
San Ildefonso porque observaron rarezas en mi conducta, siempre tenía
ganas de comer, fui un niño gordo maltratado victima del bullying al
que le gustaba la soledad, muy impresionable, que tenía ciertas
manías y una viva imaginación, me sobaba las manos y daba vueltas a
los palos que encontraba en el patio del colegio y jugaba con las
ramas de los tilos que se venían abajo partidas de brisca. Recordaba
aquellos tiempos y mis ojos se extendían hacia la vaguada del
Clamores de donde se podía obtener una buena panorámica de la
muralla, dando gracias al altísimo por estar vivo, porque huí de la
cola del león siendo cabeza de ratón, no me enchironaron aunque los
malditos quisieron darme por culo pero yo no me dejé. Detrás estaba
la catedral. Vi un gato negro acicalándose en uno de los merlones de
la muralla romana. Estaba justo delante del tejado de la casa donde
yo vine al mundo, mala señal, tuve miedo. Me habían pasado muchas
desgracias en la vida y en el fulgor eléctrico de la mirada de aquel
michino me hacía pensar en desdichas. Leí en ellos mi sentencia que
era sufrir y padecer de por vida. Lo tenía bien asumido. Aquel
felino era el símbolo de la indiferencia con que me recibía la casa
donde yo nací y por los ojos del gato se asomaba la ventanera de mi
madre que me parió primero y luego me maldijo... no perteneces, no
estás en el grupo, no eres de los nuestros. El gato negro da mala
suerte pero mi miedo se trocó en espanto a los pocos días cuando
marché a Galicia un balneario para recuperar mi
precaria salud me crucé con una meiga que me escrutaba de
arriba abajo. Bajé corriendo por las escaleras del hotel, salí a la
calle, corrí despavorido por una calle larga jalonada de casas de
piedra. Un coche con matricula francesa se paró a mi vera. Oiga buen
hombre me puede decir donde hay un banco para cambiar moneda... son
las cuatro la tarde de un viernes y las sucursales bancarias han
echado el cierre, mañana es el Día de la Virgen... un extranjero un
hombre muy grande un indio de raza aria asomó su cara espectral por
la ventanilla y en un movimiento rápido me arrebató la billetera
que yo llevaba en el bolso del pecho de la camisa veraniega. Fue un
visto y no visto. Cuando me quise dar cuenta el rumano o lo que fuera
había desaparecido. Corrí despavorido en una búsqueda inútil,
alcé la vista y me topé con la mirada espectral de la meiga que nos
estaba observando desde un balcón. Grité: "señora, al ladrón,
al ladrón que me robó". El espectro cerró la ventana de la
casa de piedra y me lanzó su maldición... ainda
etoufes, neno.
Su mirada era muy poderosa y quemaba casi con más poder y furia que
la del gato negro. Los ojos de la meiga eran los ojos del
basilisco. Conjuré mi inquietud aferrando las cuentas de un rosario
que siempre llevo conmigo... Sálvame Virgen del Carmen. Nunca podré
olvidar aquel atisbo de la saludadora galaica que llenó para siempre
mi vida de inquietud. En mi cartera llevaba unos cien euros. En hora
menguada pasé por el lugar un día de agosto cuando España se
convierte en cueva de ladrones de peristas carteristas, violadores y
expertos en el arte del latrocinio y del tirón. No es fácil vivir
bajo el yugo férreo de los mangantes. Nuestros políticos reenvían
buques de guerra para recoger emigrantes del Aliyah invasora que
cruzan el Mediterráneo con plegarias a Alá. La cimitarra sarracena
se mecerá sobre nuestras cabezas despues de los versículos al
alcorán, tras la alcatifa y el Ramadán, los sermones del papa
Interpuesto ese judío argentino que a España le hizo tanto mal. Es
la hora de los mangantes. Manda en la calle la apisonadora de la
mentira y hay mucha angustia en los corazones. La tele es una maquina
de dar por el culo, cloaca de inmundicias y zafiedades. Machaca
nuestras meninges con consignas, activa el miedo. Después del
incidente de mi encuentro con el rumano que me robó no tuve más
remedio que refugiarme en el ribeiro. Me bebí litro y
medio y me puse coloquial y parleto. En ese estado de euforia yo
perdono a todo el mundo. Cuando subí en el ascensor de mi hotel me
miraba en el espejo para saber si mis ojos estaban brillantes y
echaba el aliento en el espejo del elevador pues todo mi afán era
procurar que mi mujer no advirtiese que había libado de lo mío por
el aliento. Advierte el Talmud que la borrachera es cosa de paganos.
En eso no estoy de acuerdo pienso con muchos judíos que el legado de
Noé es una de las grandes cosas de esta vida porque cuando no hay
remedio litro y medio.
Si
los niños callan hablarán las piedras voz de inocentes que desdicen
las mentiras de los micrófonos las palabras al oído de las planchas
masónicas prometiendo progreso y dejando desolación. Busco en los
recovequeos de mi existencia aquellas corresponsalías en Londres y
en Nueva York fui un elegido de los dioses un angel caido en el barro
democrático. Hube por descontado mis maestros y epigonos que
abrieron senda antes que yo. Uno de ellos fue un manchego Eugenio
Suarez un falangista hijo de un médico de Dailiel al que los rojos
fusilaron en una uneta un dia de niebla de noviembrew a favor de la
oscuridad y de la niebla pudo huir y refugiarse en una alquería
donde le lavaron las heridas y por Somosierra se pasó. Era un hoven
periodistas de flamante pluma al que sus jefes enviaron como
coresponsal a Budapest. Yo fui el ultimo de aqyuella brillante saga
eñ mejor racimo de las parras literarias de España. A Eugenio le
cupo la gloria la gfracia y la desgracia de conar el holocausto o lo
que sdicen holocausto que no fue tal sino el resultado de los dimes y
diretes y crueldades de toda la guerra pero el angle del
mal se surve de aquel incidente hustorico para acabar con el drama de
la pasión del Señor. Llegó a la ciudad más bella de Europa en un
flamante Volkswagen con escolta de soldados alemanes. Y asistió a la
destrucción del bello enclave magiar que había sido sede europera
de toda la judería y donde los judios habían podido convivir con
los cristianos sin fricciones. Las fortalezas volantes
norteamericanos acabaron con aquella buena relación. Lavalia en la
cidad valia muy poco. Por unos pengos podías comprar un
salvoconducto, una mujer por una noche y tres bocadillos de
salchichas. Que no me vengan con historia. Yo cerré la tienda de
aquellos proceres del periodismo en Nueva York. Cuando el gran Filipo
blandía `puños cerrados en Manhattan y amenazaba con emviarmps a
topdos a un campo de concetración o fusularnos. Tenía como adlatere
a Maraña que me insultaba cada vez que podía. El odio rojo les daba
vitaminas, pero no eran moscovitas. Venían criados a los pechos de
las principales universidades californianas
Ahora
contemplo la magnifica visión amurallada de Segovia desde la
Hontanilla. Me deslumbra el brillo de las piedras, me atenazan los
recuerdos, soy presa de mis remordimientos.
Los
mandilones dicen que allí estaba el cementerio hebreo pero no es
así. Hubo un camposanto judío en el Corral de los Huesos en lo que
era hasta hace poco el macelo municipal pero, al dar la vuelta a la
tortilla aquí todo el mundo se declara más papista, que el Papa y
más israelita que san Melqisedec cuando hasta hace poco nos corrían
a gorrazos y ese es un tema en el cual no quiero entrar porque me
exaspera, yo he venido a contar la historia de mi amigo
Manahén Gumersindo Arije que creo que llevaba sangre de
los elegidos por lo menos en un cuarenta por ciento como tantos y
tantos españoles. También nacido por estas veredas en la que
llamaban la Casa de la Troya. Debía de ser algo pariente del gran
Tacaño y se emocionaba cuando leía el Buscón y narraba a sus
amigos las aventuras del Domine Cabra un segoviano típico. Segovia
"peccatrix" pecadora y cicatera. ¡No te jode! Y tan
pecadora que aquí no cabe un tonto más. Le han erigido un monumento
a Satanás. Mis paisanos escupen las arras. Nací en esta ciudad de
acarreo, tierra de perailes, gente del bronce y de la hoja, y de
tusonas, mulas del diablo y barraganas de curas y frailes. La
vida me hizo mostrarme escéptico de ciertas solemnes verdades que se
fueron por la posta, pero no soy mala persona, creo, hasta ahora no
maté a nadie. Sólo soy necio e inconsciente, iluso y algo bocazas.
Por eso, he venido a prosternar mis huesos ante el clemente Zeus
tronitonante, Señor del Olimpo, padre de todas las creencias, de
todas las religiones, cuyo decálogo en piedra bajó desde las
cumbres del Olimpo: que Alcorán, el Candelabro y la Cruz se junten
pero todas ellas a los pies del Gólgota Redentor y a la sombra del
manto de la Virgen María. Lo veo difícil porque la humanidad
acostumbra a matarse en nombre de la divinidad y ahora en el Vaticano
están hechos unos zorros con eso de que obispos y cardenales
sodomicen en sacristías y confesionarios a los niños de coro con
todo y eso el pobre Villeguillo, vagabundo segoviano, no renuncia al
legado cristiano— demasiado
viejo para cambiar de religión—,
sin perder de vista la tradición y el testimonio de los mártires,
que conectaron el Nuevo Testamento con el Antiguo y el fervoroso
politeísmo de los dioses oscuros. De todos ellos venimos, en todos
ellos nos miramos y a través dellos escuchamos la voz del Criador
que es polifónica y habla de mil maneras y en diferentes tonos a los
mortales. Que enmudezcan los púlpitos, bajen su voz los letrados,
tiren al suelo sus mitras y sus báculos episcopales los jerarcas
perversos y alcen la vista a los cielos de donde nos viene el
resplandor de un dios más humanado. Zeus se convirtió en
Cristo. Aunque el Rollo de la Ley de mis mayores nos
avisa:
—No
derramarás sangre ni semen.
—Bah,
eso de la religión es puro convencionalismo — clamaba a voces el
diablo encaramado a lo alto del acueducto, mientras se trataba de
beneficiar a la alcaldesa. A Belcebú le vuelven loco un culo grande
y unas buenas "domingas" por otro nombre tetas.
—Pues
si no hay Dios, tú tampoco— le dije yo a Satanás que se pavoneaba
por aquellas fechas de haber dado al traste con la unidad patria.