ARTESEROS
Y LA RECONCILIACIÓN DE AMBAS ESPAÑAS (II)
Intento
de consolarme con la prosa entre divertida y romántica del libro de
Alfonso Arteseros con música religiosa escuchando las letanías
diaconales que capté por internet el otro día en la misa de
Resurrección de la catedral de Moscú en boca del magnífico diácono
Nicolai.
Frente
a las noticias terribles que nos llegan desde Ucrania sobre un
enfrentamiento atómico, los muertos y heridos en la toma de
Mariupol, el bombardeo de un salto de agua que puede anegar todas las
tierras de las riberas del Dnieper.
Sí,
España también está en mi memoria desde la reconciliación y el
abrazo de Vergara que ahora parece imposible.
En
sus programas televisados, sin embargo, Arteseros presenta dialogando
como amigos de toda la vida a guardias civiles y a exguerrilleros
maquis que se enfrentaron a las fuerzas del orden en las montañas
del Bierzo, de Asturias y Santander donde fue copado el célebre
Juanín allá por los años 50, que aún yo me acuerdo pues un
compañero mío de seminario, creo que era Bedoya el que luego sería
el corresponsal religioso del "Pais" (su padre estaba preso
en un campo de concentración) me mostró una foto del cadáver de
Juanín tendido en un talud de la montaña astur de Peña Mea.
El
guerrillero tumbado tenía los ojos abiertos y miraba al horizonte
Fue
una guerra sórdida y sucia, observa el autor, que finalizó cuando
el régimen franquista de germanófilo pasó a ser aliadófilo.
Emilio Romero lo presentó en su novela "La Paz empieza
nunca" de gran resonancia en aquellos tiempos.
Era
una lucha en la cual los militares se negaban a participar porque
hería los sentimientos de los códigos de la ética castrense.
Entonces Franco que quería suprimir al Instituto Armado fundado por
el Duque de Ahumada aceptó el consejo de Camilo Alonso Vega y los
mandó a enfrentarse al maquis. Gran favor hizo a la democracia
porque la Benemérita en estos tiempos que vivimos es la institución
española de más prestigio, que desconoce la corrupción que nos
pervade y sigue siendo la abogada de la ley del orden.
Es
la organización al pie del cañón en luchas contra la delincuencia,
la que se come todos los marrones que caga esta sociedad.
Pues
viva el Rey, el Orden y la ley como cantan los guardias de Valdemoro.
Entrevistó
a lo largo de su carrera a más de siete mil personajes. Sólo le
faltó uno: Marilyn Monroe. Lister aquel acérrimo cantero gallego,
héroe comunista de la batalla de Brunete y líder del ejército rojo,
le cuenta de sus andanzas en el exilio de Moscú, de sus diferencias
con la Pasionaria y con el Campesino y las cabronadas
que le hicieron a Pepe Díaz por culpa de Togliati.
Hay
algo que me llama la atención en la personalidad de Arteseros: la
ternura y la compasión que muestra con sus interlocutores fueran del
bando que fueran por encima de sus adscripciones ideológicas.
A
Lister lo va a ver en su modesto piso de la Plaza de Legazpi (yo
también estuve a entrevistarme con el viejo luchador y general
soviético, pues tuve interés de afiliarme a al Partido Comunista)
cuando estaba a punto de morir y casi ciego.
Hay
un hombre que despierta su admiración: Ramón Serrano Suñer el
cuñadísimo estaba casado con una hermana de Carmen Polo de Franco.
Elegante,
magnífico orador amigo de José Antonio todopoderoso edecán en los
primeros días del Régimen, que luego fue apartado. Que se fugó de
la cárcel modelo disfrazado de mujer, que pronunció aquel gran
discurso de "Rusia es culpable".
Don
Ramón no podía ver a los comunistas. Habían fusilado a sus dos
hermanos y que tuco sus diferencias con Girón el creador de la
Seguridad Social. Alfonso Arteseros hace de mediador entre ellos, se
reconcilian y abrazan olvidando las viejas rencillas tan habituales
entre españoles.
Serrano
Suñer ha entrado en la actualidad en esta hora difícil porque acaba
de ser cerrada por uno de esos ucases de nuestro gobierno, Radio
Intercontinental de Madrid, la emisora por él fundada y que yo
escuché de niño con aquellos programas de Ruede la Bola, de Ángel
de Echenique, Maria Elena Domenech, Rafael Nieto un verdadero crack
de la comunicación por la facilidad de recursos de repentización,
de Eugenio García Serrano el hijo de mi director en Pyresa, Rafael
García Serrano.
Era
la única radio libre y sin filtros, que había en la capital de España y en cuyos
programas abiertos como "usted que opina" podías entrar
libremente. También ha fenecido.
¿Somos
verdaderamente libres en esta democracia? Apunta Arteseros una triste
verdad que muchos periodistas sufrimos en nuestras carnes una
verdadera caza de brujas en el Régimen del 78: "He sido
ninguneado políticamente incorrecto.
Si
el anterior régimen practicaba la censura ideológica, el que vino más
tarde se aferró a la censura económica que es infranqueable".
Pavorosa
y triste verdad porque la censura de Franco era un coladero. Ya lo
dijo Cela, pero la actual implantada por los demócratas de la derecha
culona y poltrona y el rojerío burgués es de una urdimbre más
peligrosa que la estaliniana. Hay cosas de las que no se puede hablar
so pena de que caiga sobre ti el sambenito de políticamente
incorrecto. Yo lo he padecido sobre mis abundantes carnes de
demasiados kilos, pero logré sobrevivir aunque publicas un libro y
llegas a una librería para que te lo ponga en escaparate y el
librero te pregunta:
─¿Tiene
Vd. Distribuidora?
─No
─Pues
no podemos.
- Vaya por Dios.
En
la España de hoy hay que ir con la chapa de la cédula entre los
dientes cuando te presentas ante el fielato de arbitrios de la
cultura.
Creo
que los españoles tenemos almas de inquisidores y eso viene de los
conversos.
La
iglesia de Torquemada estaba regentada por curas y frailes que no
probaban el tocino, aunque colgaran jamones a las puertas del
convento.
Y
a propósito de jamones es cierto lo que dice el autor: el Pata Negra
y el vino de Vega Sicilia abre muchas puertas, dice.
Sus entrevistas con
Rodolfo Witzig renuente a hablar de cómo Hitler preparaba la
invasión de España para conquistar Gibraltar fueron logradas untándolas con magro y tocino, después
de ser agasajado con uno de esos manjares exquisitos de ganado de
cerda que sólo se crían en España a base de bellota, en su casa de
Múnich, y le contó la historia de cómo hombres ranas alemanes e
italianos que vivían ocultos en la Línea de la Concepción de la
Concepción cruzaban la bahía para volar la santabárbara de buques
de la Escuadra inglesa colocando cargas de dinamita.
continuará