Hexen und Zaubersprüche
2023-05-01
2023-04-27
2023-04-26
MAGIA TOLEDANA SIGUIENDO LOS PASOS DEL GRECO
CATEDRAL DE TOLEDO. LA MÁS RICA:
DIVES TOLETANA
La catedral de Toledo sede
primada es misteriosa y encaramado bosque de piedra en risco, fantasmagórica,
que se alza sobre el cerro, sueño del Greco. Se me apareció sobre el paisaje un
día de mi adolescencia. Luego en los 60 se puso de moda entre los estudiantes
los viajes a Toledo el cigarral donde escribía y trabajaba sin parar Gregorio
Marañón. EL trapero del tiempo.
Es un pecado mortal para un
endocrinólogo la perdida del tiempo. A mí Toledo se me clavó en la mirada.
Canté su garbo en algunos de mis poemas. Posee toda la grandeza y ese furor de
los obispos guerreros que se calaban la celada prevenidos en frontera: Gil de
Albornoz o el arzobispo Gelmirez el de las Navas.
A Gil de Albornoz le echaba en
cara un papa de Aviñón cuando regresaba de Bolonia donde acababa de fundar el
colegio de los españoles sus pasiones bélicas y su vida disoluta. Ni corto ni
perezoso Su Eminencia mandó traer un carro lleno de cadenas y de cerrojos:
—
Mirad, Santidad. Ese carro de guerra cargado de
cadenas y de candados. Son las puertas de las ciudades que gané para vuestra
tiara.
Don Alonso Carrillo cuando recibe
un breve de Alejandro VI amonestándole por su mal comportamiento con Cisneros
rasgó el papel en cien pedazos y metió en la cárcel al que había de ser uno de
sus sucesores en la silla primada. ¿Qué pasaría ahora con el que dicen Papa
Francisco? Lo mandarían al infierno. Roma no era más que el primer episcopado y
el papazgo sólo una referencia para dirimir pleitos. Roma locuta causa finita. A
pesar de todo eso nunca fue más fuerte el cristianismo que en estos siglos
medios.
Vuelvo a visitar la catedral para
abstraerme de este ambiente deprimente que nos invade a los españoles por las
mentiras y desacatos e insultos contra España. La sombra de don Opas vuelve a
pasearse sobre la PIEL de TORO.
Aspirar el perfume de los siglos
viene bien a mis pulmones saturados de humo y de los aires mefíticos de la
actualidad española. Busco el anonadamiento místico. Se columpian en mi mente el tintineo de los
incensarios esparciendo el humo divino que espanta al diablo.
Los boceles del tímpano de la
Puerta del Perdón elevan mi mente a la serenidad del pantocrátor. Busco la
abstracción solemne del airoso botarel, la gárgola de boca monstruosa y los
arbotantes que hacen equilibrismo sobre los muros encaramados.
Quisiera escalar el más alto
pináculo para tocar la trompeta del juicio final como ese ángel estampado en
una de las cresterías.
Voy huyendo de los azotes con que
nos disciplinan las noticias de las emisoras y esta sordidez castrante de los
comentaristas políticos con bocas de sapo y desagradables voces de chicharra.
Mi alma está sedienta de armonía. Es lo que hoy no acontece.
Busco en los diccionarios la
palabra “eutrapelia” que es el
resultado del hablar bien y sentirse bien como resultado del goce
contemplativo. Hasta alcanzar la “sofrosine”, el pasmo místico
Quise reencontrarme con esa historia de cuyas enseñanzas se abstraen la educación
canalla de esas constituciones que negaron a España. Por el Miradero bajaban
los estafermos gigantones y cabezudos y en Zocodover ya instalaron sus reales
las carrozas de la tarasca de Corpus. Toledo tres culturas: cosmopolita, ciudad
cuando las tres religiones de Abrahán se llevaban bien. Hoy si se quiere somos
más laicos con tanto Papa y tanta conferencia episcopal y si se quiere más
paganos. La palabra viene de pagus que quiere decir aldeano de pueblo. La
globalidad nos está convirtiendo en simples catetos adorando a la política y a
la tecnología.
Tres misterios trinitarios se esculpen sobre
las piedras de Toledo, tres maneras de adorar a Dios a veces no de manera
constructiva. pienso, Menoráh y la Media Luna siempre habrán de situarse a la
sombra de la cruz en contra de lo que afirman los irenistas.
Las antiguas herejías
(pelagianos, donatistas, maniqueos, materialistas, saduceos que no creen en la
otra vida) forman parte de la mentalidad moderna. Mientras el catolicismo
siempre honró a sus muertos.
La paz nunca será posible sin
admitir que Jesucristo fue el hijo de Dios verdadero.
Sale a pasear por las calles
empinadas mi alma en busca de la melancólica belleza de algo que se fue.
Escucho los acordes de la novena sinfonía conjugados con el rabel y las tiorbas
de los juglares. Toledo es un gran romance arquitectónico. En cualquier esquina
uno puede toparse con los ojos rasgados y misteriosos, ojos de fuego, de las
tapadas.
Por estas cuestas subía la mora
Zaida el amor de uno de los grandes reyes o harapiento de Castilla y se paseó tambien aquel hidalgo del LAZALILLO,espolboreadas sus barbas con migas de pan y una palillo entre los dientes para airear que eraar bien comido y bien bebidoazarillo muy tieso y ufano
Hago mis escorzos novelísticos;
recuerdo mi pasado y el ambiente levítico de mi niñez.
Yo también fui niño de coro en
otra catedral. Me rindo de hinojos ante la Virgen del Sagrario. Junto al
tímpano de la Puerta del Mollete sentados en cuclillas piden limosna tres
mendigos runabas.
Rejas doradas de Villalpando
cierran el paso a las capillas.
La catedral de Toledo atrae como
un imán a los hombres de iglesia, se agita ese morbo o ese duende de la utopía
que llevamos dentro y hay que menear el incensario de los recuerdos pensando en
lo que pudimos ser y no fuimos.
Los canónigos cantan vísperas en
el coro igual que hace diez siglos delante de un facistol enorme donde se
reclinan los becerros forrados de piel de toro con letras capitulares y las
pautas del contrapunto. Nuestra vida debiera de ser un salmo de alabanza al
Criador. Pero últimamente rezamos poco.
Sille et psalle era la norma de aquellos prestes: (guarda silencio
y piensa que la mejor oración es la cantada.)
Cantar y rezar eso es la vida, o debiera ser.
Hoy nos embargan las noticias dirimentes y la angustia de los nuevos tiempos.
Teníamos madera de santos, pero
el mundo nos hipnotizó con su mirada de lobo. Quedó, con eso y todo, como un
estigma indeleble, esa ternura ese amor a la ciencia, esa belicosidad del
guerrero implacable poco sensible ante las miserias humanas. Cuando se busca la
verdad.
En las aulas de los seminarios adquirimos esa dureza eclesiástica que tiene en menoscabo los afectos humanos. Vaya lo uno por lo otro.
Toledo siempre me dio algo de vértigo; el vértigo de
sentirse español. Me hubiera gustado decir misa en la capilla muzárabe que
conserva el rito visigótico bajo la mirada del cardenal Cisneros.
El transparente barroco de santo
Tomé en la girola es una apertura invisible que causa pasmo. Los rizos de la casulla
de san Ildefonso la puerta del Reloj, la de la Feria y la de los Leones alegran
la retina.
Un torrente de armonía sube a la
bóveda desde la panza del gran órgano catedralicio accionado desde la tramoya
por un manchador o palanquero que
carga los fuelles rompiendo la quietud las augustas soledades templo.
Colgados de alguna capilla y listados por el
polvo de centurias pingan los petasos
o sombreros de los titulares de la silla toledana. Aquí van algunos nombres:
Wistremiro, Montano, Eulogio, luz de España, Ildefonso que era tan devoto de
María que una mañana la Virgen bajó del cielo a colocarle la casulla con que se
disponía a cantar misa —entrañable cuadro que puede admirarse en la sacristía
del monasterio de Guadalupe—.
Patruno, Pelagio, Melancio se llamaron los
primeros obispos de Toledo.
Después de Roma, Compostela,
Canterbury y Constantinopla la iglesia toledana fue la más importante de la
cristiandad. Pesa la historia.
Actualmente es uno de los
monumentos más visitados por el viajero. La ciudad vive del turismo Ello no es
óbice para que siga celebrando el culto divino con el esplendor de los tiempos
antiguos. Terminado el canto de vísperas, una fila de canónigos marcha detrás
del deán con la cruz procesional.
La luz de la tarde que se cuela
por el ventanal de las vidrieras del transepto trazando encajes multicolores
sobre el ándito de acceso al altar mayor (vía sacra). Se dibujan en el suelo
alfombras de luz celeste. Y cada uno de los clérigos tras la cruz procesional
caminan pisando como una alfombra arborescente; unas son rojas, otras verdes,
otras de azul.
Calma augusta.
El canónigo silenciario a una
indicación del pertiguero da una palmada al concluir el oficio y todos entran
en la sacristía por el portón de Claverías.
Me embarga un aroma de
misticismo. Esta tarde no sé si la he vivido o es el reflejo de una imagen que
tengo en la cabeza porque la catedral de Toledo padece también el síndrome de
“seminario vacío”.
Actualmente, aparece no como un
lugar de devoción sino como un museo. Los turistas, atendiendo a las
explicaciones del cicerone, miran para arriba
2023-04-25
VOY PA ANCHARES Y EN EL CAMINO SE ME APARECEN UN CULEBREE Y UNA XANA
Voy pa Llanes, voy pa Llanes, voy pa la vega rozada. Muchas coplas guarda el roncón de mi gaita. Asturias mágica. Cantiñas de camino, cantos de trilla, martinetes para entretener las penas matar el tiempo o espantar el miedo a los bandoleros. Como le pasó a aquel arriero de Bembibre que al revolver de una esquina cuatro bandidos salieron. Maravillosa interpretación de Joaquín Diaz del romance popular
—¿Adonde camina el mozo, para do va el arriero?
—Camino para Bembibre con un recado que llevo.
—De todos los que aquí van ninguno lleva dinero.
—Por dinero no apurarse que tengo yo más doblones que estrellitas tiene el cielo
Quisieronle matar y robar pero él uno a uno sacando el puñal los fue dejando secos. Del primer golpe que dio dos cayeron al suelo. Ha llegado la justicia le han cogido prisionero… escribe una carta al rey contándole aquellos hechos… a cada renglón que leía Su Majestad iba sonriendo… si mató cinco ladrones como si matase ciento… cien reales tienen el mozo mientras viva en estos reinos. Justicia del pueblo derecho romano algo de lo que ahora carecemos, pero bien clarito y taxativo lo tenemos en el romancero.
Y caminito de Avilés un carretero cantaba al son de los esquilones que su carreta llevaba... marinerito arría la vela que está la mar tranquila y serena… noches de ronda y oscuridades de calella que a carro volcado todos son carriles. Son los cantos de arriero las canciones de mi vida las que me hicieron feliz.
Enfilo pues la carrilada que a través de la vieja calzada romana unía Astorga con Pravia. Un paseo militar, pero a paso de carga. Asturias fue la mejor provincia que tuvo Roma en la Hispania y la capital no estaba en el Ovetum del asturianum conventus sino al otro lado de las montañas: Asturica Augusta; siendo el Bierzo la provincia más romanizada de la citerior. Ni celtas ni moriscos ni vacceos ni judíos ni aljamiados ni fenicios. Celtas asimilados que adoptaron los dioses y las costumbres del Lacio.
Aquí Roma dejó su impronta triunfal y este es desde entonces el sello de la raza. Mis ancestros según he logrado saber por una carta puebla fueron traídos casi a la fuerza desde estos nidos de golondrinas encaramados entre peñotes que determinan esta parte de la cornisa cantabra la que va desde las dos cangas la de Onís y Narcea haciendo escala en Tineo hasta la caput de la Legio séptima Gemina acantonada en Asturica Augusta, Astorga, la bien cercada de robles, carbayos, campamentos y altas montañas y a un paso de las medulas o minas de oro.
Nos ufanamos de venir de la pata del Cid pero a lo mejor somos procedentes de las sandalias (caliga) de un centurión y saltamos hasta la tierra rojiza de esta comarca desde la galea de un milites o un equites. Sangre de godos ni moros ni hebreos semos aunque seamos hijos de muchas leches criollas en este tierra de chaparros sardones y carrascas todo el cantar de juglaría los endecasílabos sonantes y tonantes del romancero esparcían su melodía por la campiña las tardes de agosto. Cantos de siega.
—Ya se van a segar para el bierzo los mis amores
—Quiera dios que no caigan muchos calores….
—Suspiros daba la niña, suspiros daba. A cada manadica suspiros daba
Mi memoria se puebla de canciones mientras ando por sendas escondidas de la España heroica y encaramada del el recio bronce de espadas el bálago de mis techumbres de las pallozas circulares y cuadradas, la vaca que muge, la oveja que bala, el potro que relincha en la cuadra; apriscos en el monte y para espantar al Jubero y a otros diantres enredadores canto recio y muy a lo zamarro… dicen que los bueyes de Juan non quieren comer la hierba… llevarlos a beber agua a la fuente de la peña… las brañeras en la braña dan la leche a los galanes… debajo de mi ventana tengo un puñal escondido para matarte mañana, si no te casas conmigo… amor mío vienes tarde has de dormir al sereno que el sereno de la noche para los hombres es bueno… viva Ancares viva An cares y también viva Castilla tengo el amor castellano y yo también quiero que viva.
—Sabes más que Juan de la Encina, Verumtamen.
—Alguna sé pero se lo debo ese genio mayor de la historiografía que es Joaquín Díaz. El odre de mi gaita está lleno de viejas coplas. Nunca me harto de su alegre melancolía. Tengo el amor ausente y estoy llorando la despedida... la despedida es corta la ausencia larga quiero que te diviertas y no me olvides prenda del alma
—Ya veo que no eres un renegado ni un chaquetero ni que tu moral es acomodadiza.
—Ni enaciado, ni elche, ni mudéjar tornadizo.
—Pues lo llevas claro. Hoy todos matan al marrano y cuando les mientas la palabra cristiano, franco o jalufo echan la pota.
—Si serán cabrones estos vasallos del rey felón los lacayotas de don Juan Bebo y todos esos sátrapas.
—Mira: Cela habría escrito la Colmena y tres o cuatro obras importantes pero sólo era conocido por sus habilidades aerofagias coprológicas porque era capaz de absorber un litro de agua por el ano hasta que se circundó aljamióse y luego vino rodado el dinero, la gloria y todo lo demás. E incluso le dieron el Nóbel.
Triste me pusieron las reflexiones de mi camarada; amargas verdades de la vida, pero yo iba escapando de la España adocenada o abroncada y caminaba a la procura de la patria heroica que este agosto no nos da más que izas y rabizas y ahí esta Cayetana con su maromo el funcionario que ficha y está en nómina centro de atenciones diz que gallina vieja sólo pone debajo del pico de un gallito joven que la monte y estos son nuestros quiquiriquíes mediáticos. Eso y las capeas. Aplica tu cogüelmo, Quosquetandem, y no dejes títere con cabeza.
—Sea lo como tú digas, Verumtamen.
—Pues digo que ya Jovellanos hablaba de los peligros de los encierros criticando las malas costumbres de sus paisanos. Un día de encierro –escribía- desperdicia los jornales de un pueblo. Las visitas a los colmados y los paseos por la dehesa apartarán a los jóvenes del tajo y del taller desde la víspera. Agrega otra noticia. Para los encierros son necesarios cabestros viejos que sean capaces de conducir a los erales sus hermanos arropándolos por las empalizadas y sendas de recibo… cuando la gente divisa la mangada por el camino ya vienen… ya vienen y empieza a dar voces y a chicolear al ganado. Entonces son necesarias las hondas de los gañanes y la aguijada del mayoral. En el ínterin se prepara un holgorio cuando los bueyes entran en el callejón entonces algún novillo rezagado tira derrotes contra todo lo que se mueve… el toro embiste porque siente miedo. Gran verdad la que expresa en este párrafo el gran polígrafo gijonés.
Y, pensando en todas estas razones y sinrazones, Quosquetandem y yo- mi alter ego que a mi me dicen Verumtamen llegamos a Cangas de Narcea a boca de noche. Allí el nuberu y el culebre y alguna que otra xana levantisca nos aguardaban bajo la capa de la peregrina.
Besuyo quedaba cercas y queríamos rendir viaje en los lares del gran Casona pero como no nos vagaba nos quedamos en Cangas a hacer noche donde nos acontecerían algunos sucesos que se referirán más tarde.
Miércoles, 19 de agosto de 2009
ENTONCES SE LEÍA Y LA LITERATURA ERA DE CALIDAD NO ESTA BAZOFIA QUE NOS PASAN POR LOS MORROS LAS FEMINISTAS PROCACES PUGNACES CON SUS LIBROS EN AGRAZ Y TODAS SE DICEN NOVELISTAS PUAF
LA PENGUIN
Antonio
Parra
En
un reciente viaje a Londres la pascua pasada con vistas a la publicación de mi
“Franco&Sefarad a secret love” con una editorial inglesa cuyo nombre
no viene al caso, me di un paseo por Portobello que es una especie de Cuesta de
Moyano de los libreros de lance, pero a lo bestia. Y en este recreo o paraíso
del bibliópola pude solazarme, entre añoranzas, con títulos olvidados o
perdidos en los diferentes acarreos y mudanzas por los cuales atravesó mi
biblioteca, sobre todo los de la vieja Penguin.
Cuando era mozo los adquirí a centenares. El
lema con que aparecieron estas ediciones en 1935 era “un libro por lo que
cuesta una caña de cerveza”. O (For a pint a Penguin) Y yo los dos chelines de
mi almuerzo los ahorraba muy a gusto para dar satisfacción a uno de mis vicios
y pasiones mayores: la lectura y la literatura. Los años 30 a raíz de la
depresión económica se popularizaron los libros de bolsillo en Europa. Y lo
mismo hice cuando pasé todo el verano en Paris el año 64 trabajando en un
andamio. Llegaba la hora de comer y bajaba a un kiosko.
Compraba un cartón de leche – aquellos
cartones triangulares que parecían trípodes, aun no era invento el tetrabrik- y
por un franco me compraba un Mauriac, un Maurois, un Zola, o La Nausea de
Sartre de la colección j´ai lu, que era homónima de la Penguin en
Francia. La posguerra europea significó en Europa el triunfo de la literatura.
No se leyó tanto en el mundo como en esta época. Fue la apoteosis de la novela
refrendada por los triunfos literarios. Barcelona otorgaba el Nadal y el
Planeta. Paris el Goncourt y el Interallié. Londres el Book Prize. Nueva
York dominaba los Pulliterzs que consagraban. Y en ese marco de sueños de la
gloria literaria nos movíamos los jóvenes de entonces. Por tanto, nutríamos
nuestra vocación cargada de utopía y de expectativas falsas de escritor a base
de colecciones baratas. Cierto que no sabíamos, incautos de nosotros, que los
premios literarios estaban dados de antemano y que la literatura del bestseller
afila sus armas por lo general en la muela de la propaganda y los intereses
crematísticos. Y no suele poner en altar a la calidad. Éramos teorizantes
románticos o soñadores camino del final de la quimera pero tampoco pasa nada.
Eso hay que tomárselo con deportividad y lo importante de esta partida que se
juega uno en la vida no es ganar sino participar y competir.
Estas
colecciones, recapitulando ahora al cabo de muchos años de hispanofiliación
literaria, introdujeron a las grandes masas en la gran literatura. En España tenemos
el lujo exquisito de la Austral y en Madrid me ocurría lo mismo. La huelga de
los domingos que me daba mi madre para ir al cine o al baile lo invertía en un
“capricornio” que capricornio era el logotipo de la famosa Colección de Espasa
Calpe. El edificio en José Antonio 32 ahora Gran Vía, que tenía esta editorial
era para mí una especie de paraíso. Casona, Valle Inclán, Menéndez y Pidal,
Cela, Santa Teresa de Jesús, Baroja,
Unamuno, Marañón, Zunzunegui, Gógol, Dostoyevski, Chejov empezaron para mí a
ser compañeros de mis viajes al Parnaso pero sobre todo de gira por la arcadia
de un mundo feliz (dicho en frase de título del gran Aldous Huxley) del que
vive hacia adentro, una especie de staretzi místicos o guías por el
camino del Espíritu.
Gracias
a esta inclinación, poseo una bien abastada y completa biblioteca que yo
quisiera legar a mi hija inglesa Helen Parra-Hugh que es la única que ha salido
con una alguna vocación literaria. Pero a lo que voy. La querida Penguin ha
sido para mí una casa nutricia de todos los sueños. Creo que todos los títulos que publicaron en
ésa mis dos autores preferidos, bueno tres: Somerset Maugham, T. S Lawrence y
Aldous Huxley los tengo todos. Y algunos
hasta “repe” como en las colecciones de cromos de nuestra infancia, aunque no
soy fetichista ni acaparador de libros claro. Una vez leídos, los paso, no me
interesan gran cosa. Tratando de imitarles, he de decir que en mi modestia
tengo alguna novelita inglesa ingresada en mi gaveta y ando en tratos para su
publicación; estoy en ello al menos.
Somerset
Maugham es para mí el mayor novelista europeo de posguerra y un autentico tour
de force para todos los que se dedican a la anglística. Posee una facilidad y
un estilo, una carpintería de trama, que son casi inimitables. Cabe recordar “Of
Human bondage” (la condición humana)- un título que ha pasado al habla y a
la retórica de las gentes puesto que se habla de la condición de la misma
manera que se habla de cien años de soledad título de otro gran novelista en
castellano o The Moon and Six Pence.
Tambien
conocí gracias a aquellos títulos de ediciones baratas tan accesibles para un
estudiante pobretón que casi no tenía para la gabardina ni para la abolla
académica ni para pagar la patrona en aquellos infames y lóbregos digs
con derecho a cocina, al impresionante Woodhouse (eso sí que es humorismo) un
autor que era el preferido de mi maestro Rafael García Serrano, maestro de
novelistas y de periodistas. Rafa, yo sigo metido en tu macuto, hoy olvidado
pero aquí al que vale, vale, y al que no le dan un premio.
Pues al igual que él no le hurtaba Woodhouse
el cuerpo a emitir algún que otro taco. Claro está sonaban mucho más rotundos
los del navarrico Rafael que los del londinense G.P. Y en rústica, llegaron las
masas ávidas de leer y de saber al arte de la literatura, y ahora encuentro
aquellos títulos tan queridos para mí otrora esparcidos por los tenderetes y el
rátigo de Portobello. La última Pascua fue para mí, ávido lector, una fiesta.
Con respecto a Lawrence diré que su “Lady´s
Chatterley Lover”, firmado en 1928, no fue reeditado hasta el año 62 al cabo de
una gran polémica debido a las escenas fuertes de adulterio y a las palabras de
grueso calibre de esta gran novela, un incipit para la literatura erótica que
pocos han superado. Su autor era un maestro del dialogo.
Pero allí en fila india esparcidos por los
puestos estaban Graham Green y Chaucer y el Beowulf y Prichett y Bernard Shaw
con todos los del grupo Bloomsbury. Entre ellos Virgina Woolf cuyos textos no
me agradaron tanto porque dicen que la autora era un bicho o bitchy (algo
perra) aunque fumase en boquilla y que las feministas me perdonen. Virgina
asumió su desesperación y su fracaso porque su literatura era demasiado
intelectualoide ahogándose en las aguas del río Ouse.
Encuentro,
por mi parte, la literatura de mujeres difícil de entender. Para leer a Jane
Austen o a las Brontë no hay solo que ser mujer. Hay que ser también inglés.
Las tiradas de la Penguin -la más cortita superaba los cincuenta mil ejemplares-
popularizó a las grandes escritoras que siempre dio Inglaterra, no obstante.
Pero el Animal Farm de Eric Blair (George Orwell) o Granja Animal, una
utopía contra el comunismo pero que en realidad refleja una parodia de la
sociedad actual donde todo el mundo es algo masoquista y tiene lavado el
cerebro, pero este masoquismo de lo políticamente correcto les viene bien,
superó todos los registros. Pasó los tres millones de copias. Pese a tal, los
libros millonarios, los más vendidos de la colección Penguin, no son de
literatura, sino manuales de cocina, cómo arreglar un enchufe o cuidar
rododendros en el jardín. Qué hierbas son benéficas a la salud, etc.
Palmaré de los éxitos que puso en circulación
la Penguin que un libro de la actriz americana Jane Fonda sobre cómo adelgazar
haciendo ejercicio y comiendo lo que a uno le pete. Así como, otros libros
“know how” o manuales de instrucciones de cómo se hace algo cómo se baila o se
presenta uno en sociedad, lo que los alemanes conocen bajo el nombre de Sacherbucher.
Omniscientes y sapientes libritos que luego no sirven para nada. Porque ni te
ayudan a dejar de fumar ni a controlar tu mente y luego acabas ganando kilos.
Pero recuerdo que estos famosos ejemplares con franja naranja y blanca
aparecían por todas las partes cuando iba en el tubo – el metro como los llaman
los londinenses- el autobús o en el parque en aquellas doradas e indolentes “lazy
sunny afternoons” de la balada de los Kinks, no hay placer más grande que
baños de sol en Hyde Park con una novela de espionaje entre las manos una tarde
de junio. En las cómodas y en los muebles que nos alquilaban nuestras caseras
con voz carrasposa de tabaco y aguardentosa de gin y que nos aconsejaban tal o
cual titulo:
-Did you read the latest of Ágatha Christie, Mr.
Normand?
-Oh yes, Mrs. Avisson, a very good read, indeed.
Ha corrido desde entonces mucha agua bajo los puentes del
Tamesis y mucha tinta por nuestras venas y más letra pequeña sobre nuestros
ojos lectores implacables, pero seguimos ilusionados con aquel ardor contumaz de
misacantanos. Continuamos en nuestras
trece amando la literatura. Y dándole muchas gracias a Dios por haber podido
leer tanto y tan bueno gracias a Penguin Books pues así conocemos mejor el
mundo. La Casa cumple este otoño el LXXII aniversario de su fundación. Toda una
efeméride. ¡Y que a nosotros que nos quiten lo bailao!