2024-08-25

FRANCISCO VUELVE GRUPAS CON RESPECTO A LA SITUACION RELIGIOSA EN UCRANIA

 

Zelensky firmó con retraso la ley adoptada por la Rada por sugerencia suya, que de hecho prohíbe la ortodoxia canónica en Ucrania.

El líder del régimen insultó al menos a cinco millones de sus conciudadanos, llamándolos directamente “demonios de Moscú”. El patriarca Kirill llamó a las iglesias cristianas a proteger a los creyentes. El Papa Francisco respondió: “Pensando en las leyes adoptadas recientemente en Ucrania, creo que las personas que rezan por todos no están haciendo nada malo. Creo que ninguna iglesia debería ser tocada. Ninguna iglesia cristiana debería ser destruida."

Y aquí hay tomas de una procesión de miles de personas: Ucrania, Pochaev Lavra, en vísperas de una de las principales fiestas religiosas, la Dormición de la Virgen. Pasar por esto de esta manera requiere valentía personal en las nuevas realidades ucranianas. El actual gobierno de Kiev es tal que no fomenta la fe de sus antepasados, sino la anarquía de los cismáticos que ellos mismos generaron. Siempre, cuando querían poner los asuntos ucranianos en contra de Rusia, presionaban la cuestión de la iglesia, un punto delicado importante y de larga data. Kirill Brainin lo confirmará.

 

SHAKESPEARE MALABARISTA DEL DIÁLOGO III

 

SHAKESPEARE with his art he reaches the Summit, he is part of me, and my English soul reveals. You dont belong to the nation of birth, you are part of the country in which Cupid played his wings and aimed his dart at you but dont swear by the inconstant moon. The Swan of Avon masters dialogue. He is ever so skilfull with words! But also constructs plots.  His plays  good novels cathing the reader, and also marvellous poems. The prose also of Shakespeare contains music within. Then Romeo goes to visit the friar who is picking medicinal herbs. Have you been courting Rosalyn last night, you scoundrel? No more Rosaline, the Young boy says. I am in love, my heart is pierced by somebody else

 

continue




 

 

 


ROMEO & JULIET. ESCENA DEL BALCÓN. EL JARDÍN DE LOS CAPULETOS II

 

Me entretengo en los tiempos de odio y guerras que corren leyendo a Shakespeare. Su mensaje de amor y humanidad es valedero para el hombre y la mujer de todos los tiempos.

 Este inglés acaso sea el mayor escritor que  ha pasado por la tierra.

En Romeo y Julieta su gran himno al amor el segundo acto después del baile de máscaras es la escena del huerto de los Capuletos, Julieta presiente su desventura:

— “Mi lecho de bodas puede ser mi féretro”.

Así y todo se asoma a la ventana y ve a su amante dispuesto a saltar la tapia y escalar su ventana. Es la madrugada.

— “Araise, fair sun and kill the envious moon”.

Realiza un canto a la virginidad “vestal livery”. Quisiera tenerla entre mis brazos, ser el guante de su mano. Pocos episodios de escarceos amorosos pueden compararse poéticamente a esta escena del balcón que sella el climax del drama.

Es un dialogo sin parangón en el cual Julieta se lamenta de que ella sea Capuleto y él Montague.

— “Oh Romeo doff thy name and for thine name which is not part of thee, take all myself[1].

Sublime lenguaje.

Shakespeare utiliza un idioma de alto coturno, el inglés de la época isabelina, tan complicado como elegante y poco asequible a la jerga común de nuestros días. Bien se dice que toda la obra de este supremo escritor posee la elegancia del cisne. Replica Romeo que odia su nombre y su apellido y que desearía ser bañado en las aguas bautismales de su amor para ser un hombre nuevo.

-¿Pero cómo has llegado acá, de qué manera escalaste esta tapia? Si alguno de mis parientes te descubre, serías hombre muerto.

—Hay más peligro en tus ojos que en treinta de sus espadas. No les temo a ellos. Te temo a ti.

—¿Cómo es que llegaste aquí?

—Cupido me trajo volando entre sus alas.

La escena del balcón se repetirá entre los amantes de todos los tiempos. El amor podrá convertirse en desamor y en muerte pero seguirá venciendo a la guerra. Al odio, a la envidia, a la peste

 

continuará

 

 

 

 

 

 

 



[1] Romeo, borra tu apellido y entonces  yo seré parte de ti. Tómame

 

JOAQUIN DIAZ CANTA A LA VIRGEN. RECOMIENDO ESTE CD LA MISION OS LLAMA. TEXTOS

LA SANTA MISIÓN - CDf060

Joaquín Díaz, Javier Coble y Elena Casuso

Textos de las canciones > > >

Este disco puede comprarse al precio de 12 euros + gastos de envío enviando un correo electrónico a la siguiente dirección:
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MP3: Pulse sobre el título que desee escuchar

A Misión os llama
Tomad Virgen pura
Perdona a tu pueblo, Señor
Amante Jesús mío
¡Sálvame, Virgen María!
Venid y vamos todos
Yo tengo una Madre
¡Oh, Buen Jesús!
Dueño de mi vida
Altísimo Señor
Al cielo quiero ir
Eres más pura
¡Oh María, Madre Mía!
Dios te salve, Virgen pura

Según el sentido etimológico, "misión" significa "envío", y ha sido aplicado a toda la Iglesia, enviada por Jesús a anunciar el evangelio. Pero en años pasados, ya desde el siglo XVIII, se usaba "misión", como una actuación extraordinaria, que duraba varios días seguidos, en orden a conseguir la conversión emotiva y vibrante de los cristianos, especialmente los poco proclives a frecuentar el templo y sus actos religiosos.





Ay aquellos meses de mayo, aquellas sabatinas de mi niñez el corazón puros y las lágrimas de rodillas ante el altar de la Virgen. Fueron los momentos más gratos de mi vida que vuelvo a recuperar merced a ese genio de la musicología y de la recuperación de nuestro folklore. Tomad Virgen pura nuestros corazones, no los abandones jamás, jamás. Virgen pura y bella de tan casto ser quiero estar con ella Virgen llévame contigo en el cielo colmado mi anhelo que feliz seré. Mil querubes bellos ornan tu dosel, quiero estar con ellos, Virgen llévame. En el fondo de mi alma atruenan las notas del órganos y me viene el olor de aquellas rosas de mi infancia de fragancia inextinguible y exquisita olor de la santidad que nos propusimos y nunca alcanzamos. Hay que hacerse como niños para entrar en el reino de los cielos y cantar el
Venid y vamos todos con flores a por fía con flores a María que madre nuestra es. De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella más que la luna bella postrados a tus pies. Venimos a ofrecerte flores del bajo suelo con tanto amor y anhelo etc. La ingenuidad y candor de estas canciones no casan con estos tiempos de paganía y de negación de todo aquello en que creíamos y en ese catecismo de Ripalda y del padre Astete que aprendimos de memoria. Era desde luego la fe del carbonero sin floripondio ni exquisiteces teológicas pero es la que vale. Gracias, Joaquín, el sabio de Urueña, por conservar para la historia estos tesoros del florilegio de buenas vibraciones de la infancia que aun vibra en el recuerdo. La adaptación y la melodía es sensacional. Adquieran este CD es un consejo que agradecerán mis lectores de este mirador de Internet



TEXTO DE LAS CANCIONES DE LA MISIÓN

A Misión os llama

A Misión os llama

A Misión os llama, / errantes ovejas,
vuestra tierna Madre / la Pastora excelsa.

Divina Pastora,
dulce amada prenda,
dirige los pasos
de estas tus ovejas.

No crucen, Señora,
errantes la selva;
del hambriento lobo
no sean la presa.

Oh dulce Pastora,
Madre la más tierna
libra tu rebaño
de enemigas fieras.

A misión os llama...
Oye sus balidos,
alivia sus penas;
ábreles piadosa
del redil las puertas.

Vuelven al aprisco
Tristes, macilentas
Por haber pastado
De las malas hierbas.

Y ya arrepentidas
y en llanto deshechas,
buscan en tus brazos
su esperanza eterna.

A misión os llama...


La Santa Misión

Tomad Virgen pura

Tomad Virgen pura

Tomad Virgen pura / Tomad Virgen pura
Nuestros corazones, / No nos abandones, jamás, jamás
No nos abandones, jamás, jamás.

Mil querubes bellos / Orlan tu dosel
Quiero estar con ellos / Virgen, llévame;
Contigo en el cielo, / Colmado mi anhelo,
Qué feliz seré.

Tomad...

Como madre tierna / Tennos compasión
Ante ti postrados / Danos protección;
Llévanos al cielo / Colma nuestro anhelo
Salva nuestra fe.

Tomad...

Mil querubes bellos / Orlan tu dosel
Quiero estar con ellos / Virgen, llévame;
Contigo en el cielo, / Colmado mi anhelo,
Qué feliz seré.
 


La Santa Misión

Perdona a tu pueblo, Señor

Perdona a tu pueblo, Señor

Perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo.
¡Perdónale, Señor!

No estés eternamente enojado,
no estés eternamente enojado.
¡Perdónale, Señor!

Por las heridas de pies y manos,
por los azotes tan inhumanos.
¡Perdónale, Señor!

Por tus profundas llagas crueles,
por tus afrentas y por tus hieles.
¡Perdónale, Señor!

Por los tres clavos que te clavaron
y las espinas que te punzaron.
¡Perdónale, Señor!

Por la abertura de tu costado
no estés eternamente enojado.
¡Perdónale, Señor!

No estés eternamente enojado,
no estés eternamente enojado.
¡Perdónale, Señor!
 


La Santa Misión

Amante Jesús mío

Amante Jesús mío

Amante Jesús mío, / ¡oh cuánto te ofendí!
perdona mi extravío, / y ten piedad de mí.

¿Quién al mirarte exánime
pendiente de una Cruz
por nuestras culpas víctima
expirar ¡buen Jesús!
de compasión y lástima
no siente el pecho herido,
habiéndote ofendido
con negra ingratitud?

Una ardorosa lágrima
vierte mi Salvador,
tiene su vista lánguida
buscando al pecador.
¡Ven, ven a Mí, hijo pródigo¡
Jesús llorando exclama:
¡ven, ven, mi amor te llama
dame tu corazón¡.

Llorad, cedros del Líbano;
mares, ríos, llorad;
llorad, rocas del Gólgota,
que va Dios a expirar.
Llora, pecador pérfido,
y llora sin consuelo,
que osaste al Dios del cielo
la mano levantar.
 


La Santa Misión

¡Sálvame, Virgen María!

¡Sálvame, Virgen María!

¡Sálvame, Virgen María!,
¡óyeme, Te imploro con fe!
mi corazón en Ti confía,
Virgen María, sálvame,
¡Virgen María, sálvame!

Un abismo es el pecado
con que a mi Dios ofendí,
y estoy en él derribado
sin Dios ¡Oh Madre! y sin Ti.

Sálvame...

Acuérdate de la hora
en que Te nombró Jesús
nuestra Madre y protectora
desde el árbol de la Cruz.

Sálvame...

Yo pequé, contrito lloro;
mil penas yo merecí;
tu misericordia imploro,
Madre, apiádate de mí.

Sálvame...
 


La Santa Misión

Venid y vamos todos

Venid y vamos todos

Venid y vamos todos / Con flores a porfía
Con flores a María, / Que Madre nuestra es.

De nuevo aquí nos tienes
Purísima Doncella,
Más que la luna bella,
Postrados a tus pies.

Venimos a ofrecerte,
Flores del bajo suelo,
¡Con cuánto amor y anhelo,
Señora, tú lo ves!

Por ellas te rogamos,
Si no lo desmerecen,
Las que en la gloria crecen
En cambio tu nos des.

No nos dejes un punto,
Que el alma, pobrecilla,
Cual fágil navecilla,
Sin ti, dará al través,

Tu poderosa mano
Defiéndanos, Señora,
Y siempre, desde ahora,
A nuestro lado estés.
 


La Santa Misión

Yo tengo una Madre

Yo tengo una Madre

Yo tengo una Madre,
Madre querida,
que mis penas calma
cuando me mira.
Se llama mi madre,
Virgen María
Divina Pastora
del alma mía.
Sus plácidos ojos
y su sonrisa
me roban el alma,
me dan la vida.
Su nombre es el bálsamo
de mis heridas,
la estrella radiante
que al cielo guía.
La busco en mis penas
y en mis fatigas,
la llamo de noche
también de día.
Me tiende sus manos
y me acaricia
Alcanzo con Ella
la eterna vida.
 


La Santa Misión

¡Oh, Buen Jesús!

¡Oh, Buen Jesús!

¡Oh buen Jesús!, yo creo firmemente,
que por mi bien estás en el Altar,
que das tu cuerpo y sangre juntamente,
al alma fiel en celestial manjar,
al alma fiel en celestial manjar.

Indigno soy, confieso avergonzado,
de recibir la Santa Comunión,
Jesús, que ves mi nada y mi pecado,
prepara Tú mi pobre corazón.

¡Oh Buen Pastor! amable y fino amante,
mi corazón se abrasa en santo ardor,
si Te olvidé, hoy juro que constante
he de vivir tan sólo de tu amor.
Dulce maná y celestial comida,
gozo y salud de quien Te come bien,
ven sin tardar, mi Dios, mi luz, mi vida;
desciende a mí, hasta mi pecho ven.

Espero en Ti, piadoso Jesús mío;
oigo tu voz que dice ¡ven a Mí¡,
porque eres fiel, por eso en Ti confío,
todo, Señor, espérolo de Ti.

Pequé, Señor, ingrato Te he ofendido:
infiel Te fui, confieso mi maldad;
contrito ya, perdón, Señor, Te pido,
eres mi Dios, apelo a tu bondad,
eres mi Dios, apelo a tu bondad.
 


La Santa Misión

Dueño de mi vida

Dueño de mi vida

Dueño de mi vida, vida de mi amor,
ábreme la herida de tu corazón.

Corazón divino, dulce cual la miel,
Tú eres el camino para el alma fiel.

Tú abrasas el hielo, Tú endulzas la hiel,
Tú eres el consuelo para el alma fiel.

Dueño de mi vida, vida de mi amor,
ábreme la herida de tu corazón.

Corazón divino, ¡qué dulzura dan
de tu sangre el vino, de tu carne el pan!

Tú eres la esperanza del que va a vivir;
Tú eres el remedio del que va a morir.

Dueño de mi vida, vida de mi amor,
ábreme la herida de tu corazón.

Corazón divino, dulce cual la miel,
Tú eres el camino para el alma fiel.

Dueño de mi vida, vida de mi amor,
ábreme la herida de tu corazón.
 


La Santa Misión

Altísimo Señor

Altísimo Señor

Altísimo Señor,
que supisteis juntar
a un tiempo en el altar
ser cordero y Pastor;
quisiera con fervor
amar y recibir
a quien por mí quiso morir.
 


La Santa Misión

Al cielo quiero ir

Al cielo quiero ir

Al cielo, al cielo, al cielo quiero ir / Al cielo, al cielo, al cielo quiero ir.

Si al cielo quieres ir
A recibir tu palma
A Dios en cuerpo y alma
Has de amar y servir.
Si al cielo quieres ir
Jurar en falso evita
Y nunca la maldita
Blasfemia has de decir.
Si al cielo quieres ir
Guardar debes las fiestas
No trabajando en éstas
Y a misa has de asistir.
Si al cielo quieres ir
Respeta a tus mayores
Y a hijos y a inferiores
Les debes instruir.

Al cielo...

Si al cielo quieres ir
No dañes ni aborrezcas
Ni mal ejemplo ofrezcas
Ni debes maldecir.


Si al cielo quieres ir
Detesta la impureza
Y de ella con presteza
Procura siempre huir.
Si al cielo quieres ir
Odia robo y usura
Pues es gran desventura
Como un ladrón morir.
Si al cielo quieres ir
Huye cual del demonio
Del falso testimonio
De hablar mal y mentir.

Al cielo...

Si al cielo quieres ir
Con alma toda pura
No empañe su hermosura
El torpe consentir.
Si al cielo quieres ir
No codicies lo ajeno
Pues todo lo terreno
Se deja aquí al morir.

Al cielo...
 


La Santa Misión

Eres más pura

Eres más pura

Eres más pura que el sol más hermosa
Que las perlas que ocultan los mares
Sólo tú entre tantos mortales
Fuiste libre del yerro de Adán.

¡Salve, Salve! cantaban, María,
¡Que más pura que tú: sólo Dios!
Y en el cielo una voz repetía:
¡Más que tú... sólo Dios, sólo Dios!

Con torrentes de luz que te inundan,
Los Arcángeles besan tu pie,
Las estrellas tu frente circundan,
Y hasta Dios con orgullo te ve.

¡Salve, Salve! cantaban, María,
¡Que más pura que tú: sólo Dios!
Y en el cielo una voz repetía:
¡Más que tú... sólo Dios, sólo Dios!
Pues llamándote Pura y sin mancha,
De rodillas los mundos están,
Y tu espíritu arroba y ensancha
Tanta fe, tanto amor, tanto afán.

¡Salve, Salve! cantaban, María,
¡Que más pura que tú: sólo Dios!
Y en el cielo una voz repetía:
¡Más que tú... sólo Dios, sólo Dios!

¡Ay! Bendito el Señor, que en la tierra
Pura y limpia te pudo formar,
Como forma el diamante la sierra,
Como cuaja las perlas el mar.
 


La Santa Misión

¡Oh María, Madre Mía!

¡Oh María, Madre Mía!

¡Oh María, Madre mía, / oh consuelo del mortal!
Amparadme y guiadme / a la patria celestial.

Con el ángel de María
las grandezas celebrad;
transportados de alegría
sus finezas publicad.

Salve, júbilo del cielo
del Excelso dulce imán;
salve, hechizo de este suelo,
vencedora de Satán.

Quien a ti ferviente clama
Halla alivio en el pesar
Pues tu nombre luz derrama
Gozo y bálsamo sin par.

Oh María, Madre mía...
De sus gracias tesorera
Te ha nombrado el redentor
Con tal madre y medianera
Nada temas, pecador.

Pues te llamo con fe viva
Muestra, madre, tu bondad;
A mí vuelve compasiva
Esos ojos de piedad.

Hijo fiel, quiera amarte
Y por ti sólo vivir
Y por premio de ensalzarte
Ensalzándote morir.

Oh María...

Del eterno las riquezas
Por ti logre disfrutar
Y contigo sus finezas
Mil y mil siglos cantar.

Oh María...
 


La Santa Misión

Dios te salve, Virgen pura

Dios te salve, Virgen pura

Dios te salve, Virgen pura
Reina del cielo y la tierra

Madre de misericordia
de virtud y gracia llena

Vida y dulzura en quien vive
Toda la esperanza nuestra

Dios te salve, a ti llamamos
Desterrados hijos de Eva

A ti, madre, suspiramos
Gimiendo y llorando penas

En este tan triste valle
De dolores y miserias,

Ea, pues, dulce Señora
Y siempre abogada nuestra

Vuelve a nosotros tus ojos
De piedad y de clemencia

Y después de este destierro
Nuestra alma a Jesús presenta
Ea, pues, dulce Señora
Y siempre abogada nuestra

Vuelve a nosotros tus ojos
De piedad y de clemencia

Y después de este destierro
Nuestra alma a Jesús presenta

Jesús, fruto de tu vientre
Y del cielo nuestra perla.

Oh señora clementísima
Oh piadosísima reina

Oh dulce virgen María
Adorada en mar y tierra

Virgen Santa milagrosa
Por nosotros a Dios ruega

Para que seamos dignos
De alcanzar la gloria eterna.

Para que seamos dignos
De alcanzar la gloria eterna.