2025-05-08
2025-05-07
ORACIÓN FUNEBRE POR MI TÍA PAULINA
“Vita
mutatur non tollitur et dissoluta terrestres hujus incolatus domus aetgrna in
coelis habitatio comparavit… nos contristat moriendi conditio eadem consoletur
inmortalis promissio”
Nos
hemos reunido aquí, buena gente de Fuentesoto, para despedir a Paulina una mujer
rural, una mujer fuerte, la cual, consumados sus días, cargada de méritos y de
años, pasó a mejor vida siendo un ejemplo para todos nosotros por su fortaleza,
por su longanimidad que no doblaron las enfermedades ni las fatigas de los
tiempos convulsos que corren, siempre supo mirar a lo alto.
Fue
una de las primeras masectomizadas, venció al cáncer de pecho, perdió la
movilidad y estuvo algo más de un lustro en silla de ruedas.
Era
mi tía, para mí una verdadera madre, que cuidó con cariño, aquel niño segoviano
que venía a pasar aquellos largos y cálidos verano en ca el abuelo .
Aprendía
a segar, a trillar, a amontonar parvas, a ir por botijos de agua y a llevar la
comida a los segadores que faenaban en las Suertes Viejas. Fuentesoto me marcó.
Como escritor y periodista mis textos
revierten a esta aldea perdida en una cornisa de la provincia Segovia.
El
tío Farruco lo veíamos pasar a la hora de almorzar camino de la bodega donde
llenaba el jarro y a la huerta se encontró con Pedro el Sacristán que era un
vivales. Por simple cumplido le ofreció el jarro en la creencia de que no iba a
consumar la invitación
─¿Quieres
un traguillo, Pedrito?
─Venga
Gluglú
el bueno del sacristán apuró hasta las heces el jarro de aquel mosto divino. Eran
varios litros, casi una cantara. Generosa fue la invitación. Al ver el jarro
vacío dijo
─Ay
qué coño, me has hecho el avío. Vuelvo a por más
Conque
de escarmentado hacen disertos, dice el refrán y así desde entonces Farruco no
ofrecía traguillos al jarro jamás
Se me quedó el habla, los decires, los cantares, la mucha sorna y alguna ternura.
A mi abuelo Benjamín que se sentaba
ahí en ese banco lateral con el alcalde el tío Bernardo, el tío Eulogio que era
muy piadoso y tenía una cabaña en una pobeda construida como una capilla y
cuando pasaba cargado con la hoz y las alforjillas a la espalda oí decir al
abuelo:
─Ya
va Eulogio al Huerto de los Olivos a rezar.
Parece
que estoy viendo ahí cabe la predela o primer escalón a las abuelas todas
vestidas de negro sentadas a la morisca y con el almaizar sobre la cabeza
(Fuentesoto fue tierra de moros, tierra de fronteras, donde arraigó con firmeza
el cristianismo) mientras el señor cura responseaba esperando que cayeran las
perras chica y las perras gordas en su bonete… digan ustedes la confesión general,
decía yo que era monaguillo y ayudé a misa a don Julián, a don Saturnino, a don
Frutos, y a don Priscilo de que era misacantano.
Así
que, vita mutatur non tollitur.
La
vida no desaparece, sólo cambia. Somos transeúntes, ocupas que viven de
prestado en esta casa terrenal y la gran esperanza es que el Señor nos tiene
aparejada una mansión en la eternidad. Este era el mensaje de la misa de
difuntos que yo escuché cantar bajo los arcos de estas bóvedas de luneto muchas
veces.
El Padre Eterno ojo que todo lo ve nos miraba desde lo alto del retablo y ahí estaba san Pedro en su trono.
Fuentesoto es la fuente del soto y el somo en lo alto presidido por esa torre de la iglesia de san Gregorio ¿románica? ¿Gótica? ¿Visigoda?
Una vez que subía por el husillo de aquella escalera de caracol vi
los peldaños gastados `por las pisadas de nuestros antepasados hace más de diez
siglos de subir y bajar.
Donde
una vez me dijo la Tía Polonia hermana del cura don Cirilo que las escuchó
tocar solas:
─¡Qué
cosas tiene usted señora Polonia! Esos sones son producto de su imaginación. Reza
demasiado a los santos
─Sí
hijo, sí. Yo las escuché bolear y a los pocos días estalló la guerra civil
Con
la muerte de mi querida tía Paulina algo de mí fenece. Se va al trasmundo. Viaja
dentro de esas cenizas. Mientras yo canto el prefacio de difuntos: “Vita
mutatur. Non tollitur” (no morimos simplemente cambiamos de morada) Requiem
aeternam.
miércoles,
7 de mayo de 2025
2025-05-06
DOMINGO DE GLORIA LAS CAMPANAS DE SAN GREGORIO TOCANDO SOLAS
Yo conocí a la tía Apolonia ya muy viejecita y encorvada. Al final de la misa se quedaba rezagada haciendo un recorrido por las imágenes de las capillas de la iglesia de san Pedro, gira espiritual que podría alargarse hasta media hora a veces tres cuartos, y a mí me encargó el cura don Frutos cerrar la iglesia.
Al no ser mi intención distraerla de sus piadosas plegarias a todos los santos de la corte celestial que a ella bendecían desde su peana: san Isidro Labrador, la Virgen de Fátima, el Resucitado que donó mi pobre abuelo Benjamín cuando sanó aparentemente del cáncer de próstata, san Gregorio papa, la Virgen de los Dolores y sobre todo san Pedro instalando en un trono del altar mayor debajo de la cara excelsa del padre eterno que se asomaba entre nubes de purpurina ostentando la esfera armilar o hacía sonar el manojo de pesadas llaves… Vamos tía Apolonia, vamos.
Aquella espera me hacía pensar en un cuento que se dejaba caer en labios de los atrevidos y salaces en los filandones del invierno. Se trataba de un cura que tenía un lío con la mujer del herrero.
Estos se comunicaban por medios de toques de campanas. Un repique de siete badajadas significaba que el campo estaba expedito y que el buen párroco podía acercarse a la herrería a cortejar su dama.
Dos toques seguidos
que no. Que había moros en la costa. El romance tuvo prosapia y rigor de modo
que los toques se convertían en una composición musical. Desde la torre el
amante enviaba un mensaje a su adorada en aquellas fechas que no había
internet:
─Mariquita mi señora venga
que ya es hora.
He aquí que el herrero
interceptó la comunicación y descifró el lenguaje críptico de la misma. Así que
una tarde que estaba en la fragua afilando una reja candente le mandó a su
mujer que se sentase en la bigornia. Al sentir el dolor del hierro candente en
sus posaderas pega un brinco que alcanza hasta el techo.
─Ay
─¿Está calentito eh? ─
exclamó el herrero entre carcajadas.
En aquel momento sonó
desde la torre la llamada del amor. El párroco se estaba empezando a
impacientar. Repique que campanas:
─Mariquita
encantadora, ven que ya es hora.
Y desde abajo para que
le escuchara todo el pueblo con su vozarrón:
─Tiene el culo quemado
no puede ahora
Algunos quieren estar
en misa y repicando. No puede ser.
Entonces se me acercó la tía Polonia la hermana del cura don Cirilo.
Sus ojos eran muy azules el pelo blanco no tenía dientes y se parecía por la blancura al hopo de algodón que hilaban las mujeres de Fuentesoto a la puerta.
Dúctil sonrisa y un lobanillo en
la comisura del labio donde le había crecido un matorral de pelos negros.
─Ya es hora de encerrar. Vamos, sí hijo, sí. Tengo tantas obligaciones, tantos difuntos que no doy abasto, tanta gente que me aguarda ahí en eso (miró para el camposanto en el cerro), tanta gente que se me murió que son centenares de padrenuestros de Réquiem.
¿Eres tú el Antonio el nieto del tío Benjamín? ¿El que va para cura?
─Soy
Salimos al cancel y a
la puerta de la iglesia tomándome de la mano me dijo:
─Mira para arriba, Antoñito.
Dirasme lo que ves
─La torre de San Gregorio
el campanario sin campana. Se las llevaron los franceses para fundirlas y
convertirlas en balas de cañón. Ya no la bolean los mozos ni tocan a clamor por
los difuntos o rebato cuando se produce
un fuego.
─Así es pero yo te voy a contar un milagro que ocurrió el día de la Pascua de Resurrección. Habíamos venido mi hermano y yo don Cirilo Sanz de Roma en peregrinación de ver al papa León XIII.
Era domingo de Gloria. Nos levantamos todos sobresaltados porque escuchamos el sonido de la campana gloria que había mandado bendecir un rey muy antiguo el rey Alfonso VII el emperador.
Entonces el pueblo estaba arriba. Era
un ribab
o fortaleza para defendernos los del sarraceno. Ese rey santo había
ordenado construir un cordón de monasterio en número de 24 desde Sacramenia a Osma y Berlanga de Duero.
Los musulmanes atacaron y destruyeron el villar, la iglesia quedó destruida
pero las campanas seguían tocando a misa. Y tocaban solas.
─No me diga, tía Polonia.
─Pues sí, hijo, sí. Es
verdad
Cuando los franceses se las llevaron se dejó de escuchar el clamor en toda la contornada. Mi hermano que era muy devoto de san Gregorio le pidió que antes de morir querría oír aquel sonido.
El Señor nos concedió esa gracia y aquella pascua de resurrección bolearon a gloria como nunca habían sonado. Mi hermano dijo una misa de acción de gracias y predicó un sermón en el que dijo: el diablo nos arrebató las campanas pero no pudo con nuestra fe. Mientras esté ahí el cementerio de san Gregorio seguiremos creyentes.
¿Te ha gustado, Antoñito?
─Como no tía Apolonia
usted lo cuenta que parece que lo ha vivido.
La anciana dibujó una
sonrisa y se alejó a paso corto Había sido muy guapa de moza y tuvo muchos pretendientes
a los que dio calabazas porque creía que sirviendo al cura era como si
profesase de monja y se consagrara a Dios.
Yo tomé el pesado
manojo de llaves y los llevé a la rectoral. Don Frutos el cura en mangas de
camisa cavaba en la cerca al lado del molino. Sudaba como un pavo.
─¿Quieres almorzar?
─No me vaga. Tengo que
hacer un mandado a mi tía Paulina, he de ir a la fuente a llenar la botija.
Le conté la historia
al párroco según la tía Apolonia me había referido y don Frutos muy gnómico sin
dar un cuarto al pregonero pronunció este veredicto cita del padre Astete en su
catecismo:
─Fe es creer lo que no
vimos
Desde aquel día cada
año cuando llega la Pascua Florida dentro de mi alma yo escucho las campanas de
Resurrección que bolearon solas en el campanario de San Gregorio resistente al paso
de los siglos. No he perdido el sentido del humor, tampoco la fe en lo que no
vimos
2025-05-04
CIRUELAS CLAUDIAS
Bebíme un piezgo de sidra anteanoche y hoy me aflige el “clavo” de la resaca. Salí a la huerta, espléndida mañanita de mayo y encontré consuelo mirando para los tres ciruelos damascenos que dan escolta a las hortensias en un ángulo del jardín. Enveraron ya a punto de dar fruto.
Bajé a la bodega y tomé un tarro de mermelada de las ciruelas claudias que ocupan otro lugar árbol salutífero.
Tres cucharadas mojadas en vino y se me pasó como por ensalmo la resaca. Confío en los remedios que al pobre mortal ofrece la naturaleza. Según los naturistas la ciruela endrina en su jugosa drupa en tiras de mucilago y carnosidad vegetal lleva un analgésico que hace el oficio de detente bala a los hervores de la ebriedad del día despues.
Es un analéptico que restablece las fuerzas esquilmadas por los eufóricos vapores del alcohol. Por esto y por otras razones soy un amante de este árbol rosáceo de flores blancas que vino a Europa desde Siria (el ciruelo de Jerusalén da óptimos cascabelillos los mejores en el mercado pues dicen los Apócrifos que aplacaron la sed de Nuestro Señor cuando le dieron ganas de beber).
Existen cerca de un centenar de especies, de muy diverso sabor y consistencia del parénquima o pepita: Ciruela patrón, ciruela roja y gualda (según la cara donde le dé el sol), ciruela claudia, ciruela sin almendra, delfina, temprana que madura en agosto, de pernigón, mirabel, damascena, de flor negra, de flor blanca, ciruela uterina muy pequeña de una pulgada que madura a fines de mayo, ciruela albaricoque. Y otras muchas.
Sobre todo es de su fruto benéfico y salutífero su arrope. Recomendable para hacer pis y para hacer pos.
El mejor laxante y un remedio cabal contra la anuria óptimo excipiente
diurético que recomiendan para la imposibilidad de la secreción urinaria. Que
te conozco, ciruelo. Ya lo dice el refrán popular…
CALDERÓN LA CENA DE BALTASAR
El doctor Valbuena era un hombre
cordial, recuerdo haberle visto en una mesa del Bar de Filosofía fumándose un
“celta” largo, charlando con los alumnos, yo mismo le invité a un chato de
tintorro que el maestro jovial y próvido en nuestros desvelos con la literatura,
aceptó. Mostraba ese desaliño del intelectual machadiano los ojos cansados de
tanto leer y de ver pasar la vida. Mariner Bigorra no mostraba esa familiaridad
con el alumnado. Era un tarraconense de derechas. Calvo como Cesar. Le poníamos
por un suponer la toga curial y allí aparecía un senador romano. Se movía por
la tarima de la cátedra con agilidad y siempre aparecía con las manos
empolvadas de tiza. Su pensamiento funcionaba a mayor velocidad que sus
palabras y por eso analizaba cada palabra latina escribiendo el encerado su
raíz evolutiva. Los dos eran hombres de gran bondad. Valbuena como se jubilaba
aquel año otorgó aprobado general. No ansí Mariner que tenía fama de hueso
y a mí lo que son las cosas tan entusiasta con la lengua del Lacio desde mis
años de seminario me dejó para septiembre.
Pero siempre que
paso por Moncloa y alzo los ojos a la cuadriga del Arco de Triunfo me acuerdo
de él. El monumento entrada a Madrid. Está en un estado lamentable, destrozado
y pintarrajeado con ignominiosos graffiti donde escribe el diablo consignas
furibundas con su fatídico dele. Sirve de paraninfo y punto de reunión a los
del botellón. Mane tzel fares y todo
para ultrajar la memoria del anterior régimen.
Están las losas
levantadas y las puertas de bronce maltratadas por la chusma, no pudo menos de
traer a mi memoria el entusiasmo de sus clases: “Armis hic victoribus mens
jugiter victura monumentum hoc… munificentia ab Hispaniorum regis restaurata
aedes sapientiae complutensis florescit in conspectu Dei”. Lo esculpió él
haciendo gala del laconismo ciceroniano.
No se puede
acumular tanta grandeza en epígrafe tan lacónico. Sería una pena que el Arco de
Triunfo abandonado y en deterioro por el odio a los que ganaron la guerra civil
fuese dejada caer. En esas estamos. Valbuena por su parte especialista en
Calderón creía que el mejor drama por él escrito no era la vida es sueño sino
La Cena de Baltasar. Es teatro
profético y poético. Un desafío a Moloch, rey de los Ammonitas, monarca cruel
que sacrificaba niños y jóvenes para aplacar a la divinidad. Guerra de Ucrania.
Zelenski es un baldón para el pueblo de Israel y su mayor profeta. Daniel (Juicio
de Dios) narra la historia de la liberación del pueblo elegido de las
garras de Nimrod, el tirano que construyó la torre de Babel. Los personajes de
la obra son Baltasar el que vio después de una cena opípara escrito su destino
en la pared: “esta noche morirás”. Mane tzel fares. La Idolatría. El pensamiento. La vanidad. Daniel y
la Muerte. AHÍ ESTÁ LA HISTORIA CARGADA DE FILOSOFÍA Y DE RAZÓN
la solución?
-
Fray Jarro
Por Antonio Parra
Ya ha florido mayo, título para una gran novela de un novelista de la escuela andaluza, ahora olvidado siendo valioso, Alfonso Grosso. Unos van con flores a María [es un símil porque los mayos de ahora traen bombas bajo la chilaba, la gente anda aterrada y cuerpo a tierra, y entre flores y rosas Su Majestad es coja, y espían las merdellonas, bajan con los cubos de la calumnia oliendo a sudor y no se cambian la camisa, tusonas y fregatrices, da consignas don Bigbroder el de la voz gorda, corren por la TV gigantes y estafermos que vivir es un sinvivir, una eterna paradoja, el personal se vigila a la rebatiña, dietas para adelgazar, buenas andan las comadres] y otros preferimos entonar el romance del Prisionero. Siempre vivimos emparedados en la cárcel del amor y por un supuesto lean:
“Que por mayo era por mayo/ cuando hace la calor/cuando los enamorados van a servir al amor/ y yo triste y cuitado yago en aquesta prisión...la la la larala/ que no sé cuando es de día/ni cuando las noches son/ sino es por aquella avecilla que me cantaba al albor/ Matómela un ballestero/. Dele Dios mal galardón... La la laralalá”
Oigo el crujir de las cadenas. El estallido de los cerrojos. Los manojos de llaves del Cerbero que vigila. Siempre en capilla. Estamos en capilla. Al nacer se nos condena a todos a muerte y eso muchos no lo saben. Pertenecen al cupo de inmorales ilusos que piensan que se van a quedar aquí para simiente. Los vigilantes de la parva nos escrutan con mil ojos de Argos. El personal no hace nada, está desorientado y tales desasosiegos determinan que ande la red cargada de electricidad. Son duros de oreja y el corazón hanlo de pedernal. Les cantas las cuarenta y se cabrean. Se rasgan la vestimenta y exclaman quien yo. Sí tú mosquita muerta. Hay mal ambiente y no debía de haberlo. Echan las culpas a un zapatero pero este hombre en política hace su trabajo. Obra prima. Buen trabajo mientras los otros andan sumidos en la cultura de la queja, quejicas, ¿qué hay de lo mío?, yo me mato por mis garbanzos ¿No serán ellos los remolones? ¿Los sepulcros blanqueados? ¿Los insolidarios? ¡Oh qué tiempos más interesantes!
- Mientras dure, Ejusmodi....
- Sé por donde vas, Verumtamen pero qué bonita canción esa del romance del prisionero. Un poco triste la verdad y melancólica aunque de menos nos hizo Dios. Una pena que los jovencitos de hoy ahora desconozcan el romancero.. Andan los tiempos muy alterados con esto de la política. Pero tras de tiempos vienen tiempos y eso es también del romancero
Serán carne de cañón o usuarios del verdugo que anda por ahí en la ronda de las celdas. Centinela alerta. Literatura carcelaria siempre excita mi compasión y existe una gran novela río de Eduardo Zamacois que cuenta las desventuras de los penados en San Miguel de los Reyes. Eso era un convento del cister y la desamortización del 1833 lo convirtió en uno de los penales más temibles en la Península. Se llamaba la obra que me causó impresión cuando la leía hace como diez años Los vivos muertos. Tomás Salvador escribió otra epopeya memorable en Cuerda de presos” y otra Cabo de Vara. Por temática, el Hacho. No llores niña no llores no llores que yo no lloro aunque me lleven a Ceuta a pelear con el moro. El sufrido pueblo es sabio y tuvo que sufrir prisiones, tiranías y arbitrariedades. Aquí por menos de un ardite te meten en cintura y acabas arrastrando cadenas entre bretes y grilletes. Dios no lo permita. Propugnan la caza de brujas, MaCarthy resurrecto. A veces la cárcel ha sido morada pasajera o definitiva de todo gran español. Pero ¿a qué no acaban en la trena los mediocres? Pues no. Más bien no. Y los machacantes del esbirro siempre hicieron carrera. Déme usted un cigarro. Ese pensamiento se me atraganta. Quiero pasar humo. Nos vigilamos unos a otros. Hay por ahí esparcida mucha madera de inquisidor y la red es el tornavoz de mucho escritor diletante y deprimido. Se observa al personal pero con eso no hay cuenta, Verumtamen. El arte de contar es la maula de fingir. Uno parece que está detallando su autobiografía y lo que está haciendo es atisbar la reacción del otro por un ventanuco. Buena orina, buen color y tres higas al doctor. Ponemos en pepitoria un corte de manga y parece que acabamos de dejar nuestra alma descubierta y sangrante entre las zarzas. Qué va. Solo es un truco. Escribir es seducir y hasta cierto punto engañar contando mentiras piadosas, En todo escritor subyace un buen impostor. Bonita forma de hacer tururú. No me vengas con monsergas. No me gusta Voltaire pero tiene algunas máximas aprovechables como cuando espetara que las palabras se esgrimen para ocultar los pensamientos. Sirven para esquivar los golpes y son coselete en la taleguilla para burlar los derrotes de mihuras astifinos que corretean por el albero y andan a cornadas cuando uno menos se lo piensa y ayudadme zancas que en esta vida todas son maulas.
¿Entonces escribes para hacer tururú? A veces. Nada más razonable que un corte de manga a tiempo. Los romanos en estas ocasiones se colocaban un humeral sobre la chepa al que llamaban la indutia. Los padres conscriptos confiaban a esta prenda talar el cuidado de sus personas contra los gargajos que les escupía la plebe disconforme en el foro. Eso, los senadores que los militares portaban el gladium y a ellos no les escupían, por si las moscas, pues menudos eran los decuriones, desenvainaban a la primera de cambio y el paludamentum o capote de guerra para arrebujarse contra el relente de las madrugadas, los juegos duraban dos días y hasta una semana. Y con ellas se presentaban en el circo a ver pelear a los hoplomachi o gladiadores. Roma y la vida política eran un espectáculo y lo que la chusma quiere. Panem et circenses. Y lameculismo. Mucho lameculismo. Halagos. Lisonja y jabón
Así no murmuraban ni entraban en contubernios contra el emperador.. Cuando yo llegué de Nueva York después de haberme partido el pecho por mi país con razón y sin ella fui recibido con un gracias por los servicios prestados y ale usted es uno de tantos, la gente va a su rollo, es insensible para vibrar ante las issues del patriotismo como pasa en Inglaterra, Estados Unidos o Francia y me sentí un poco como aquellos soldaditos de Mola que regresaron a Larache después de resistir diez meses en un blocaos de Dar-Akoba, diezmada la compañía y después de pasar gurruminas, se preparó un desfile militar y no asistió nadie. Los pobres sorches se sintieron desolados ante esta incomprensión de la retaguardia ellos que se estuvieron batiendo el cobre en la vanguardia. Paso y por partes. Escarbe. Haga memoria. Navegamos ya en aguas válidas. El tiempo anda un poco revuelto. Para esta época vienen fenomenales los cocimientos de genciana. Pueden ayudar a algunos a combatir la depresión. Otros pacientes de estreñimiento crónico se hinchan a evacul pero van al baño y se sorprenden de obrar cagalutas de conejo, el vaso de su dentadura postiza montando guardia toda la noche en la taza del retrete esbozando una sonrisa macabra que anticipa la calavera. Cagan poquito o excretan ladrillos. A esos hay que decirles que si quieren pan vayan al batán que allí un perrito que caga poquito le alcen el rabo y le den un besito. La envidia es causa de su estreñimiento mental y a causa de ella les llevan los demonios. Mas no hay que preocuparse: ya se les pasará.
Pues vale pero no cante usted muy alto ese bello romance no vaya a despertar usted a los carceleros que son legión aunque no lo parezca en esta época de derechos humanos hay manga ancha para algunas cosas pero para otras cosas que uno considera leves o un simple ejercicio de la libertad de expresión son implacables y si las dices puedes acabar en la trena. De hecho no somos muy libres. El andamiaje está montado sobre las varas de medir y las vigas del miedo. Llama a seguridad. Que vengan los lictores. Y es con el látigo del terror con el que se tiene dominados a los pueblos. Es por esto por lo que se les ha declarado la guerra a las ideas y pensar por tu cuenta puede ser un delito. No. No quiero cantar las tristes estrofas del romance del prisionero que yo recuerdo haber oído interpretar a algún rabelista que se acercaba al baile en las fiestas de mi pueblo.
- A buen entendedor..
- ¿Cuál es entonces
domingo, 15
DIMICATIO LA VIDA ES UN PUGILATO
Los romanos se divertían en las luchas en el circo y
honraban a los gladiadores incluso los que perecían en la arena con coronas de
laurel. Eran estrellas tan famosos como los futbolistas de hoy. Entre ellos
figuraban los andábatas, los reciarios que peleaban con red y los hoplitas
armados de la cabeza a los pies. El combate se llamaba “munus” y la paga
que recibían auctoramentum. Los dioses cuando nacían los hombres debían
de ser honrados por los sacerdotes de Júpiter con la “dimicatio”. Esto es la
vida es una pelea. Acabo de ver una película de Pedro Carrasco que fue el mejor
boxeador de mi tiempo y me he perdido en la añoranza de aquellos días, español,
la marina te llama, el toque de retreta, la belleza de Sonia Bruno, el humor
avuncular de Antonio Garisa. El buen hacer como guionista de Eduardo García
Serrano.
El malogrado Carrasco casado luego con la Chipionera
era una bellísima persona. Las peleas no lo dejaron sonado como a Legrá a
Paulino Uzcudún. Su hija la Rociíto se hizo una estrella del mundo del corazón.
Él no debió de ser muy feliz. Esto de la crónica rosa se le atragantaba pero su
personalidad dio pábulo a las revistas del corazón que son actualmente el
nirvana de los españoles pavisosos. El Hola mueve mucho dinero. Yo me
quedo con el honor, la vida sencilla y la dimicatio latina. San Pablo
decía lo mismo:
─Vita militia est.
Un buen consejo para los españolitos
que meten la cabeza en la arena como el avestruz.
Al fin y al cabo Bruselas nos acaba de otorgar una
millonada de euros. I ll buy
you out. Hemos
vendido a nuestro país a nuestra historia Todos a cobrar. La paguita a fin de
mes, momios y subvenciones ¿Luchar? Que luchen ellos. Holgar es lo nuestro,
culto al cuerpo. De la holganza sale la panza. Sexo y sicalipsis,
paralipómenos, lo oculto no interesa. Nadie nos cuenta los baticores de esas pobres gentes que no
llegan a fin de mes. La verdad es que no estamos mal. Se vive bien. Lo malo es
que vamos a dejar a nuestros hijos en precario. El que venga atrás que arree.
2025-05-03
2025-05-01
EL ARTE ROMANICO CONTRA EL GÓTICO. MUNDO GRAMÁTICO VERSUS MUNDO TEOLÓGICO. MESTER DE CLERECÍA Y MESTER DE JUGLARÍA
Son bellos estos días
de finales de abril. San Jorge mata la mosca.
El papa argentino se
ha muerto, vendrá otro y yo contemplo el florecer del roble, del tamarindo, de
los regoldos y del moral del jardín central desde mi chiscón.
Es la energía y la luz
de resurrección, unas ganas de vivir que siento de año en año. El gozo pascual
baña mi piel de aromas olvidados.
Me hundo en la lectura
de un libro de Apolonio. Es una novela bizantina que estampa en sus páginas los
saberes y quereres del mundo románico que es el de la retórica, cuando la mitad
de las cristiandades de Europas no sabía leer.
Y se empapaba de las parábolas del evangelio
en aquellos libros de piedra que eran los atrios románicos con sus canecillos,
sus esfinges, capiteles y cimacios, de reyes coronados y reinas que muestran sus pechos, frailes
fornicarios[i] que dan
caña a un mono por detrás. De ángeles tocando la vihuela, saltimbanquis que soplan
un adufe, y todo esto que es a la vez divino y humano, al pie de la mandorla mística,
una vagina de mujer desde la cual salta un Cristo triunfante y resucitado.
Yo vengo de ese mundo románico. Miremos a los mapas. Es un rincón de Castilla con forma de esconce, escondite geográfico el cual en la era
cuaternaria fue mar y al retirarse las
aguas emergieron arrecifes de roca calcárea con fósiles, prehistóricos, estalactitas
y estalagmitas.
Roma aprovechó estos cantos rodados para construir sus estradas y templos a Júpiter. Llegado el cristianismo, estas rocas sirvieron de sillares para construir los templos románicos como la torre de san Gregorio de mi pueblo en lo alto del somo. El Somo y el Soto esto es Fuentesoto
El acceso a la torre
subía por una escalera de caracol cuyos peldaños aparecían gastados más de
media cuarta. Huellas centenarias.
Para mí esta fue una
escalera sagrada que me parlaba de un trajín milenario de ancestros míos
cristianos viejos que habían subido y bajado desde el año 1000 cuando la
iglesia fue consagrada. Los sones de las campanas se esparcían por el horizonte.
Algunas noches por el
ventanuco de mi habitación oí bolear las campañas. Creí que tocaban solas como en un cuento de Becquer. Escuché el zapateo de
cientos de sacristanes que habían subido y bajado por el angosto husillo (mis ancestros
eran bajos de estatura pero cuadrados de plexo solar, hombres recios, para la
pelea con el agareno, fueron los que llevaron la cruz a América) repiques de
gloria, boleos de misa de boda, alertando de la anúteba o invasión, del fuego y
de la peste.
Unos calzaban abarcas,
otros las cáligas del calzado de los mozárabes
o babuchas moriscas, o bien alpargatas. Pocos iban de polainas aunque la
mayoría subían y bajaban descalzos.
El tantán de difuntos
era el más lúgubre pues lloraba el bronce la partida de alguien a la eternidad.
¿Quién se ha muerto?
Tierra románica, costumbres romanas y campos
góticos. Todo esto sentí después de abrir las páginas del libro de Apolonio
lunes, 28 de abril de
2025
EL SALTO DEL ROMANICO
AL GOTICO EN EL LIBRO DE APOLONIO y (2)
En
el nombre de Dios y Santa María
Si
ellos me guiasen estudiar quierría
Componer
un romance de nueva maestría
Del
buen rey Apolonio y de su cortesía
Este introito nos conduce al pórtico de la gloria santiaguense. Vernos a los ángeles de piedra que ríen mientras tocan diversos instrumentos musicales la zampoña, el adufe, la vihuela, el rabel hoy extinguidos, pero que son un testimonio de las intrínsecas relaciones de la literatura con la música y la liturgia católica. Si entrares en cualquier catedral de Europa y de Rusia escucharás los coros. El Xto resucitado es armonía y la armonía es belleza siguiendo en música las normas del contrapunto y de la escuadra en arquitectura.
En el Libro de Apolonio Rey de Tiro de la mano magistral del académico Manuel Alvar que fue profesor mío me sumo a las aventuras de Apolonio (el Bien) que vence a Antioco (el Mal), es esta narración de estructura similar a la de la Odisea.
El paso del hombre sobre la tierra es un perpetuo caminar. Una peregrinación constante.
Vamos en romería hacia un más allá, empujados por una mano (el Hado) que desconocemos.
En este ir y venir que llaman acarrear el ser humano se hace muchas preguntas que carecen de respuesta.
Sólo cabe plañir, gruñir, rezar, reír y llorar. El Apolonio es un libro moderno a pesar de haber sido escrito en el siglo V.
Es una obra de arte no por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta en el tránsito de una sociedad feudal a otra gremial.
Son manumitidos los siervos de la gleba. Europa se abre y se pone en marcha con las peregrinaciones a Jerusalén y a Compostela. La Teología reemplaza a la Retórica.
En España el
rito mozárabe es sustituido por el romano. El anacoretismo da paso al monaquismo
de los cistercienses que implantan un arte nuevo y una espiritualidad distinta.
¿Quién vence en esta lucha? ¿El bien o el mal? El autor medieval no da
respuesta pero suponemos que la vencedora es la muerte. Señor, ten piedad de
nosotros.
[i] Este
detalle puede verse en un capitel de la iglesia de San Miguel de la Villa de
Fuentidueña, Segovioa
2025-04-30
THE GREAT NEW YORK BLACKOUT OF '77
It's been 48 years, but I remember it as if it happened now. That hot summer in New York. That day, July 13, was a clear day, and early in the morning I rode the subway.
On a lonely platform I met a Russian monk, dressed in black, with a long Byzantine beard and Merovingian hair falling on his cassock. He looked at me with such intensity that I had to lower my head.
Suddenly he disappeared, and I took the train to one of the stations on First Avenue, to get closer to my office at the UN. I sent my wife to Spain to give birth, because the medical expenses in America would have cost me a pretty penny. I felt a little lonely and depressed.
My son Tonin had been born in Oviedo a month earlier, and I was alone in that Manhattan apartment, a forty-story tower in Waterside Plaza that cost me a fortune because it took up almost half my salary.
For me, a European with medieval roots, New York was a strange city where very strange things could happen.
So the vision of that black monk on the platform of one of the downtown stations could have been a figment of my overactive imagination.
That summer I read Chekhov, who wrote a story by the same name, “The Black Monk,” and Julio Camba, whose “Automatic City” takes us to the edges of chaos and predicts what might happen in the Big Apple if the power went out. Well, on July 13, 1977, the power went out.
In my office at the UN, I was unable to get my report through the cameraman.
Confusion reigned. The elevators and escalators were out of order. One of my colleagues, I think it was Valverde from YA, who had a pocket transistor radio, made us form a group to listen to the news on the local station.
“Leave immediately. This could be a nuclear attack.” I looked confidently at Jose Maria Carrascal, who had rushed in from his home in Queens, suffocating in his Volkswagen, imported from Germany.
“Oh, my God.”
“I don’t think it’s the Russians. Carrascal said it looked like a high-alert exercise.”
We had to take the punishment, but it took us almost a quarter of an hour to leave the blue building (their name for the United Nations headquarters). The officials, the legations, the translators, even the cleaning ladies were crowded around the flower beds by the exit gate, and they had to leave one by one. I must remember that such nuclear alert drills were common in New York at a time when the Cold War intrigues were still in effect.
There were several nuclear shelters in the city, as I reported in my report (see old collections of state newspapers). First Avenue was also in disarray. Hordes had descended from the upper city and were looting stores.
They looted everything they could find. I saw tall, strong black men, like Hottentots, carrying televisions, washing machines, vacuum cleaners and all sorts of household appliances on their backs. This is what happens when the power goes out, as Julio Camba already predicted in The Automatic City. We are very fragile, and if a black hand cuts the string of the grand puppet show, the dance will begin.
But was it an attack by the Russians or not? Almost half a century later, I do not know what to answer or which card to choose.
There was no Internet at the time. America really felt threatened by the Russians, and that phrase wasn’t just a movie title.
Finally, in the middle of fishing, I managed to get to Waterside Plaza. There, the doorman, a very friendly Puerto Rican, to whom you spoke in Spanish and he answered you in English and vice versa, told me that the elevators were out of order.
I had to walk up the 24th floor to my apartment. There I was able to tell my story over the phone, and it worked.
You can read the ARRIBA issue of July 14, 1977, which, as I said, chronicles the circumstances without wasting words. I was depressed. I had just had a son. My family was far away, and I felt alone in the middle of a huge city with a view of the Empire State Building and the Twin Towers. There were no lights in the skyscrapers.
New York was like a ghost town. I was thinking about the horizon. The Big Apple offers stunning sunsets. A sunset that tends to be much faster and more lightning-fast, like in the tropics, than in Madrid or Oviedo, since the New York meridian is marked on maps almost a quarter lower than the Sicilian one.
I went to bed in the dark. At midnight the phone rang; I received a pleasant transoceanic call from Oviedo. My father-in-law Gabriel Tuya was worried about the news of the power outage. I was on the line:
─Antonio, are you okay after the power outage?
─Did the baby survive?
ВЕЛИКИЙ НЬЮ-ЙОРКСКИЙ БЛЭК-АУТ 77 ГОДА
Прошло 48 лет, но я помню это так, как будто это произошло сейчас. То жаркое лето в Нью-Йорке. В тот день 13 июля выдался ясный день, и рано утром я поехал на метро.
На одинокой платформе я встретил русского монаха, одетого в черное, с длинной византийской бородой и меровингскими волосами, ниспадающими на рясу. Он посмотрел на меня с такой силой, что мне пришлось опустить голову.
Внезапно он исчез, а я сел на поезд и доехал до одной из станций на Первой авеню, чтобы добраться поближе к своему офису в ООН. Я отправил жену рожать в Испанию, потому что медицинские расходы в Америке обошлись бы мне в кругленькую сумму. Я чувствовал себя немного одиноким и подавленным.
Мой сын Тонин родился в Овьедо месяцем ранее, и я был один в той квартире на Манхэттене, сорокаэтажной башне в Уотерсайд Плаза, которая стоила мне кучу денег, потому что на нее уходило почти половина моей зарплаты.
Для меня, европейца со средневековыми корнями, Нью-Йорк был странным городом, где могли происходить очень странные вещи.
Так что видение того черного монаха на платформе одной из станций в центре города могло быть плодом моего воспаленного воображения.
Тем летом я читал Чехова, который написал рассказ с таким же названием «Черный монах», и Хулио Камбу, чей «Автоматический город» переносит нас на границы хаоса и предсказывает, что может произойти в Большом Яблоке, если отключится электричество. Ну, 13 июля 1977 года отключилось электричество.
Находясь в своем офисе в ООН, я не смог передать свой отчет через телеоператора.
Царила неразбериха. Лифты и эскалаторы не работали. Один из моих коллег, по-моему, это был Вальверде из YA, у которого был карманный транзисторный радиоприемник, заставил нас объединиться в группу, чтобы послушать выпуск новостей по местной станции.
«Уходите немедленно. Это может быть ядерная атака». Я с самоуверенностью посмотрел на Хосе Марию Карраскаля, который спешно прибыл из своего дома в Квинсе, задыхаясь в своем «Фольксвагене», привезенном из Германии.
─Боже мой.
─Я не думаю, что это русские. Карраскаль сказал, что это похоже на учения повышенной готовности.
Нам пришлось понести наказание, но нам потребовалось почти четверть часа, чтобы покинуть синее здание (так они называли штаб-квартиру Организации Объединенных Наций). Чиновники, дипломатические представительства, переводчики и даже уборщицы толпились вокруг клумб у выездных ворот, и им приходилось уходить по одному. Я должен помнить, что подобные учения по ядерной тревоге были обычным явлением в Нью-Йорке в то время, когда еще действовали интриги холодной войны.
В городе было несколько ядерных убежищ, о чем я сообщал в отчете (см. старые подборки государственных газет). На Первой авеню тоже царил беспорядок. Орды спустились из верхнего города и занялись грабежом магазинов.
Они разграбили все, что нашли. Я видел высоких, крепких чернокожих мужчин, похожих на готтентотов, которые несли на спинах телевизоры, стиральные машины, пылесосы и всевозможную бытовую технику. Именно это и происходит, когда отключается электричество, как уже предсказывал Хулио Камба в «Автоматическом городе». Мы очень хрупки, и если черная рука перережет нить грандиозного кукольного спектакля, начнется танец.
Но было ли это нападением со стороны русских или нет? Спустя почти полвека я не знаю, что ответить и какую карту выбрать.
В то время Интернета не существовало. Америка действительно чувствовала угрозу со стороны русских, и эта фраза была не просто названием фильма.
Наконец, в самый разгар рыбалки, мне удалось добраться до Waterside Plaza. Там швейцар, очень дружелюбный пуэрториканец, с которым вы говорили по-испански, а он отвечал вам по-английски и наоборот, сказал мне, что лифты не работают.
Мне пришлось подниматься на 24 этаж до своей квартиры пешком. Там я смог рассказать свою историю по телефону, и это сработало.
Вы можете ознакомиться с выпуском ARRIBA от 14 июля 1977 года, где, как я уже сказал, изложена хроника обстоятельств, причем без лишних слов. Я был в депрессии. У меня только что родился сын. Моя семья была далеко, и я чувствовал себя одиноким посреди огромного города с видом на Эмпайр-стейт-билдинг и башни-близнецы. В окнах небоскребов не было света.
Нью-Йорк был похож на город-призрак. Я размышлял о горизонте. В Большом Яблоке можно полюбоваться потрясающими закатами. На закате, который, как правило, происходит гораздо быстрее и молниеноснее, как в тропиках, чем в Мадриде или Овьедо, поскольку нью-йоркский меридиан на картах обозначен почти на четверть ниже, чем сицилийский.
Я лег спать в темноте. В полночь зазвонил телефон; Я получил приятный трансокеанский звонок из Овьедо. Мой тесть Габриэль Туйя был обеспокоен новостями об отключении электроэнергии. Я был на связи:
─Антонио, ты в порядке после отключения электроэнергии?
─Ребенок выжил?
2025-04-29
EL GRAN APAGÓN NEOYORQUINO DEL 77
Han pasado 48 años
pero lo recuerdo como si fuese ahora. Aquel tórrido verano en Nueva York. Aquel
13 de julio amaneció radiante y de mañanita tomé el subway.
En el andén solitario
me topé con un monje ruso vestido de negro con largas barbas bizantinas y una
cabellera merovingia que se derramaban sobre sus vestimentas talares. Me miraba
intensamente con tal fuerza que hube de agachar la cabeza.
De pronto desapareció
y yo tomé el tren ascendente hasta una de las estaciones de la primera Avenida
para acercarme a mi despacho en la ONU.
Yo había mandado a mi esposa a parir a España porque los gastos clínicos e América
me hubieran salido por un ojo de la cara. Me sentía algo solo y deprimido.
Hacía un mes que había
nacido en Oviedo mi hijo Toñín y yo estaba solo en aquel apartamento Manhattan una torre de cuarenta pisos en
Waterside Plaza, que me salía por un ojo de la cara pues se me llevaba casi la
mitad de mi jornal.
Nueva York era para
mí, un europeo con raíces medievales, una ciudad extraña, donde podían ocurrir
cosas muy raras.
Así que la visión de aquel
monje negro en el andén de una de las estaciones del Downtown podría ser una
lucubración de mi mente calenturienta.
Aquel verano yo leía a Chejov que escribió un
cuento con ese nombre El Monje Negro
y a Julio Camba el cual en la Ciudad Automática
nos acerca hasta las fronteras del caos y vaticina lo que podría ocurrir en la
Gran Manzana si se va la luz. Bueno aquel
13 de julio de 1977 se fue la luz.
Ya en mi despacho de
la ONU no pude transmitir mi crónica por el teleoperador.
Reinaba la confusión. No
funcionaban los ascensores ni las escaleras mecánicas. Uno de mis colegas creo
que era Valverde el del YA que llevaba un transistor de bolsillo nos hizo
formar un corrillo para escuchar las noticias que transmitía una emisora local.
“Salgan
inmediatamente. Esto puede ser un ataque nuclear”. Miré con desparpajo a José María Carrascal que había llegado
presuroso desde su casa de Queens que perdía el bofe a bordo de su wolkswagen
traído de Alemania.
─Caramba.
─No creo que sean los
rusos. Esto parece un simulacro de alerta máxima dijo Carrascal.
Había que tomar el tole
pero tardamos casi un cuarto de hora de salir del edificio azul (así llamaban a
la sede de Naciones Unidas). Los funcionarios, legaciones diplomáticas,
traductores y hasta las señoras de la limpieza se agolpaban frente a los parterres
de la verja de salida y había que salir de uno en uno. He de recordar que tales
simulacros de alerta nuclear eran frecuentes en el Nueva York de aquellos
tiempos cuando estaba aun en en vigor los tejemanejes de la guerra fría.
La ciudad contaba con
varios refugios atómicos, según conté yo en un reportaje (ver las colecciones antiguas
de los periódicos estatales). La First Avenue también era un caos. Habían bajado
las hordas del uppertown y se dedicaban al pillaje de los comercios.
Desvalijaban todo lo
que encontraban. Vi a negros altos y fuertes como hotentotes que cargaban con
televisores, lavadoras, aspiradoras y toda clase de electrodomésticos a la
espalda. Esto es lo que pasa cuando se va la luz, ya lo había profetizado Julio
Camba en la Ciudad Automática. Somos muy frágiles y si una mano negra corta el
hilo conductor del gran guiñol empieza la danza.
¿Perol era o no era un
ataque de los rusos? Transcurrido casi medio siglo no sabría qué responder ni a
qué carta quedarme.
Por lo pronto no
existía entonces el internet. Eso sí América se sentía amenazada por el temor
del que vienen los rusos y esa frase era algo más que el título de una
película.
Por fin en medio de la
gran pecorea pude abrirme paso hasta Waterside Plaza. Allí el portero (doorman)
que era un portorriqueño muy simpático al cual le hablabas en español y te
contestaba en inglés o viceversa me comunicó que los ascensores no funcionaban.
Hube de subir los 24 pisos
hasta mi apartamento a pata. Allí pude largar mi crónica por teléfono que sí
que funcionaba.
Pueden consultar en la
edición de ARRIBA del 14 de julio de 1977, una crónica de circunstancias ya
digo y sin paños al púlpito. Yo estaba deprimido. Un hijo me acababa de nacer. Mi
familia estaba lejos y yo me sentía desolado en medio de la inmensa ciudad con
vistas al Empire State Building y a las Torres Gemelas. No había luz en las ventanas de los rascacielos.
Nueva York parecía una
ciudad fantasma. Contemplé el skyline. La Gran Manzana ofrece unos ocasos
espectaculares. A la hora del atardecer (sunset) que suelen ser mucho más rápidos
y fulminantes, como en el trópico, que en Madrid o en Oviedo puesto que el meridiano
neoyorquino lo muestran los mapas casi una cuarta más abajo que el de Sicilia.
A oscuras me fui a la cama. A media noche soñó
el teléfono; recibí una grata llamada transoceánica desde Oviedo. Mi suegro
Gabriel Tuya, el hombre estaba preocupado por las noticias que llegaban acerca
dfel apagón. Estaba al aparato:
─Antonio ¿estás bien
después del apagón?
─Sobrevivo ¿El niño?
─Una preciosidad. Todo
un carballón
─Vale que esto corre.
Colgué y ya no me
acordaba del monje negro, ni de la gran pecorea, ni del saco de Roma, ni de las
alertas nucleares. La luz vendría al día siguiente
miércoles, 30 de abril
de 2025
2025-04-28
EL ARTE ROMANICO CONTRA EL GÓTICO. MUNDO GRAMÁTICO VERSUS MUNDO TEOLÓGICO. MESTER DE CLERECÍA Y MESTER DE JUGLARÍA (I)
Son bellos estos días
de finales de abril. San Jorge mata la mosca.
El papa argentino se
ha muerto, vendrá otro y yo contemplo el florecer del roble, del tamarindo, de
los regoldos y del moral del jardín central desde mi chiscón.
Es la energía y la luz
de resurrección, unas ganas de vivir que siento de año en año. El gozo pascual
baña mi piel de aromas olvidados.
Me hundo en la lectura
de un libro de Apolonio. Es una novela bizantina que estampa en sus páginas los
saberes y quereres del mundo románico que es el de la retórica, cuando la mitad
de las cristiandades de Europas no sabía leer.
Y se empapaba de las parábolas del evangelio
en aquellos libros de piedra que eran los atrios románicos con sus canecillos,
sus esfinges, reyes coronados y reinas que muestran sus pechos, frailes
fornicarios[i] que dan
caña a un mono por detrás, ángeles tocando la vihuela, saltimbanquis que soplan
un adufe, y todo esto que es a la vez divino y humano, al pie de la mandorla mística,
una vagina desde la cual salta un Cristo triunfante y resucitado.
Yo vengo de ese mundo románico.
Un rincón con forma de esconce, escondite geográfico el cual en la era
cuaternaria fue mar y al retirarse las
aguas emergieron arrecifes de roca calcárea con fósiles, prehistóricos, estalactitas
y estalagmitas.
Roma aprovechó estos
cantos rodados para construir sus estradas y templos a Júpiter. Llegado el
cristianismo estas rocas sirvieron de sillares para construir los templos
románicos como la torre de san Gregorio de mi pueblo en lo alto del somo.
El acceso a la torre
subía por una escalera de caracol cuyos peldaños aparecían gastados más de
media cuarta. Huellas centenarias.
Para mí esta fue una
escalera sagrada que me parlaba de un trajín milenario de ancestros míos
cristianos viejos que habían subido y bajado desde el año 1000 cuando la
iglesia fue consagrada.
Algunas noches por el
ventanuco de mi habitación oí bolear las campañas y escuché el zapateo de
cientos de sacristanes que habían subido y bajado por el angosto husillo (mis ancestros
eran bajos de estatura pero cuadrados de plexo solar, hombres recios, para la
pelea con el agareno, fueron los que llevaron la cruz a América) repiques de
gloria, boleos de misa de boda, alertando de la anúteba o invasión, del fuego y
de la peste.
Unos calzaban abarcas,
otros las cáligas del calzado de los mozárabes
o babuchas moriscas, o bien alpargatas. Pocos iban de polainas aunque la
mayoría subían y bajaban descalzos.
El tantán de difuntos
era el más lúgubre pues lloraba el bronce la partida de alguien a la eternidad.
¿Quién se ha muerto?
Tierra románica, costumbres romanas y campos
góticos. Todo esto sentí después de abrir las páginas del libro de Apolonio
lunes, 28 de abril de
2025
[i] Este
detalle puede verse en un capitel de la iglesia de San Miguel de la Villa de
Fuentidueña, Segovioa
