EL BEATO JACOME DI FIORE PROFETIZA EL FIN DEL MUNDO PARA EL 2025
EL TIEMPO DEL ESPÍRITU LAS PROFECIAS DE JOAQUIN DE FIORI
Hoy 23 de noviembre la ortodoxia griega celebra la fiesta de San Jorge el Victorioso. Patrón de Moscú y de Cataluña. Fue el que mató al dragón el diablo protector de la iglesia y de la sinagoga.
Curiosamente estuve estos días escudriñando menologios y martirologios de la mano del gran poeta hispano romano Prudencio de Cesaraugusta (Zaragoza). Parece que el Señor me lleva al abrevadero místico a saciar mi fe, pese a mis pecados pues indigno soy, en las fuentes cristalinas de la verdad, cuando fluyen en torrente las de la mentira y el error y hojeando en mis apuntes acabo de encontrar referencias a la actualidad cotidiana.
A día de hoy todo va muy deprisa. No soy muy partidario de pronósticos, sospecho de los astrólogos, no creo en agüeros, me río de la Judiciaria al estilo de Nostradamus, Torres de Villarroel o las predicciones de san Malaquías obispo de Armagh en Irlanda sobre los papas que determinan que el último sería un alemán Joseph Ratzinger que en gloria esté.
Quien sería destronado por un antipapa (no cito nombres pero tal aserción paréceme una temeridad contumeliosa aunque por sus obras los conoceréis, y no digo más) sin embargo, atisbo que las predicciones de Jacome Di Fiore 1135-1202 son más dignas de consideración.
Joaquín de la Flor monje calabrés primero franciscano y más tarde abad cisterciense viajó a Tierra Santa y en el Monte Tabor tuvo una visión según la cual la historia de la humanidad siempre en perpetuo cambio y renovación, lo mismo que la iglesia, seguirá las pautas del dogma trinitario.
El Antiguo Testamento es la Edad del Padre: Israel se sacude el yugo del faraón y entra en la Tierra Prometida donde las fuentes manan leche y miel. De Adán a Jesús se seguirían 44 generaciones. A partir la crucifixión y resurrección accede la Edad del Hijo.
Los hebreos son expulsados de la Tierra Prometida y condenados a vagar errantes. Jerusalén es arrasada por las legiones de Diocleciano.
Empieza el reinado del Nuevo testamento y la fundación de la iglesia por san Pablo pero los cristianos también prevaricarían al no cumplir el mandato evangélico que es el de la Amor, la iglesia tradicional también sería destruida los templos convertidos en tabernas o salas de baile y esto está ocurriendo no sólo entre los protestantes sino también los católicos.
A mayor abundamiento de tal augurio ahí tenemos los templos vacíos en España. Al cabo de otras tantas generaciones.
Es el periodo de la Edad Media, la Edad Moderna, la Enciclopedia, la Revolución rusa, las dos guerras mundiales. Paritariamente surgiría el Tiempo del Espíritu el del Gran Consolador, los adelantos tecnológicos, los cambios sociales, el feminismo, llegada del hombre a la luna.
Di Fiore, al igual que san Pablo, con todo y eso, comete un error pues se equivoca cuando establece el final de los tiempos.
Y acierta al pronosticar el advenimiento de la cibernética.
El cibernauta es el hombre nuevo precisamente lo que estamos viviendo. Quibernesis en griego significa timón, gobierno de la nave.
Otra observación, capaz de helar la sangre a cualquiera, dice que al llegar el apocalipsis el tiempo se acelera. Profunda Verdad.
El buen abad calabrés se pasaba las noches mirando a las estrellas de suerte que cuando entran en conjunción dos planetas clave en la dinámica solar Saturno y Júpiter ocurrirán traumas en la Tierra.
Dichas conjunciones se producen cada 36 años. El gobierno del timón da vueltas.
Es la fluxión de los espacios infinitos con su determinismo inexorable para el destino de la humanidad: 1789 Napoleón, 1917 Lenin. 1933 Hitler. 1953 muerte de Stalin 1989 cae el muro de Berlín y derrumbe de la URSS.
Según fray Jacome en el 2025 entrarán de nuevo en órbita Saturno y Júpiter. Estamos en vísperas, si hemos de creer al sabio místico en puertas de otra gran hecatombe.
Sin embargo, algunos estudiosos de esta ciencia tan lábil e incierta como la futurología señalan que el Tiempo del Espíritu Santo será de paz y armonía con la vuelta del pueblo de Israel ! Largo nos lo fiais!
Esa paz del Espíritu no se ve por ninguna parte: guerras. Masacres, matanzas, explosiones, edificios arrasados sin ninguna clemencia en Gaza, niños degollados, gente inocente que sufre.
Yo esta noche me encomiendo a San Jorge el que mató al dragón pero escéptico repito con los colosenses aquella respuesta que indignó a san Pablo “neque de Spiritu Sanctu audivimus” (no tenemos ni idea de quien pueda ser el espíritu santo”.
Será seguramente porque el lenguaje de Dios no lo entenderá jamás la humanidad pecador, aunque está ahí gobernando la nave con el timón de la historia.
Para terminar una reflexión del poeta alemán Holderling: “allí donde está el peligro está también la salvación”.
Yo no soy más que un pobre cibernauta. Estamos en manos de Dios y nuestros ojos están puestos en su divina providencia en medio de tantas convulsiones. Tanta confusión que nos aturde y desalienta