2024-01-13

 

Don JULIO CASARES HABLABA JAPONÉS Y 19 LENGUAS MÁS

 

Tenía yo veinte años cuando don Julio Casares el lexicólogo (1877-1964) falleció en Madrid calle Felipe IV. Secretario perpetuo de la RAE. Era un granadino de rostro amable, aspecto humilde, que vivía el edificio de la Real Academia como un recluso.

 Cursaba yo el segundo año de Comunes en la Complutense.

Tuve la suerte de asistir a un acto en el paraninfo

Que fue como su testamento espiritual amonestando a los jóvenes españoles a seguir por el camino lleno de abrojos de las letras pero capaz de deparar al ser humano la felicidad.

La filología no es una ciencia exacta ni tiene una aplicación práctica como la ingeniería, la medicina, la farmacología y todo el cupo de las artes mecánicas.

Los estudiantes de letras se nos menoscaba y las chicas no querían salir con nosotros. “Te morirás de hambre” ese era el axioma, esa era la fija. Sin embargo, mi generación tuvo la suerte de contar con maestros ilustres, sabios referenciales: en historia del arte Azcarate y Angulo.

En crítica literaria Almagro, Narciso Alonso Cortés. En Medicina Marañón, Tamarit, Carballo.

La novelística y la poemática nunca gozó de plumas tan eximias: Cela, Delibes, Umbral, Zunzunegui, Tomás Salvador, etc.

El autor del diccionario ideológico era un verdadero gigante de la paremiología, del buen decir y del bien pensar.

Hablaba veinte idiomas, el inglés sin acento, parecía un “don” o domine de Oxford. En uno de sus artículos de la Tercera de ABC ppor él acerté a saber que existe una gran conexión entre el refranero castellano “Birds of the same feather fly together”, o “Dios los cría y ellos se juntan, y el inglés.

También con el ruso: “Metí un ratón en mi granero hizose dueño del cillero” Había tomado fichas del Webster norteamericano, del Diccionario de Oxford y conocía a la perfección el Dhal ruso que tanto entusiasmaba a Solyenitsin.

 Para tristeza del humanismo español hoy no existe ese prurito por buscar la perfección  locutoria.

Al contrario, se lleva el escribir mal y el hablar mal metiendo de matute solecismos, extranjerismos y gazapos en la conversación.

 Las fuerzas que nos gobiernan se han apoderado de la frase de Nebrija “la lengua es compañera del imperio” y solmenan a la lengua castellana con toda clase de exabruptos.

De lo que se trata es hacerla desaparecer. Hoy la lengua del imperio es un inglés macarrónico que parla o “espiquea” media humanidad.

Los españoles émulos de Mefistófeles han vendido el alma al diablo y su alma era el idioma castellano.

Sin embargo, todavía quedamos algunos que como los últimos de Filipinas no nos rendimos ante los ataques del agresor anglo que asedia la plaza.

Ni nos rendiremos jamás y lanza en ristre con las voces del Casares contraatacamos.

 

sábado, 13 de enero de 2024    

 

 

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