2021-11-15

por san Eugenio las bellotas al barreño

 HOY ES SAN EUGENIO 15 DE NOVIEMBRE




 

Hoy es san Eugenio

Las bellotas en el barreño

Fruto generoso de la encina

Que alfombra las suertes y las obradas bajo las lunas de enero

Encina sola y misteriosa

Sol de España

El grito visigótico

De aquel obispo godo

Amigo de Chisdanbinto

Que canta un evangelio hoy olvidado

Pero que cualquier día volverá

Ando estos campos y dehesas

Quisiera ser como la encina

Desafiado a los aires y los cielos

Fruto callado opimo y frugal

Vacuna contra el hambre

Generoso bellota que alimentaba a nuestros padres

Abundante celemín

Spanish oak trees

Fuertes carvallos

Ser como un roble tieso en el campo

Solemne y misterioso

A cuya sombra me refugio

Para tomar el pan

De mis padres campesinos

El cascabillo es la mitra

De aquel primado de Toledo

España no pasará

Es fuerte como la encina

Que levanta su cabeza en los baldíos

La más dura madera

Resistente al sol y a las ventiscas

Que da el mejor jamón

La mejor carne

Del marrano morato

Hoy sueño en las dehesas

De Extremadura

Tierra dura por fuera

Pero con el corazón dulce y bellotero

Pues manducaron la harina

Próvida del bullarte

Tierra de cristianos moros y judíos

Sangre de España

Mixtificada por ámbitos heterogéneos

Y culturas

San Eugenio las bellotas en el barreño

Cantemos los viejos himnos

Empapados en vino nuevo

Del ritual mozárabe

Mi fe es firme y fiera

Como esta encina de hoja perenne

Brindándome su copa maternal

En la cañada

Quercus magnus

Duro más que el sílice

Madera difícil de trabajar

Como la gente de mi tierra

 

2021-11-14

POPPING EYES OJOS SALTONES... BONO POLITICO TRANSFUGA

 Bono

 

BIG POPPING EYES (OJOS SALTONES) EN EL PACTO DE TOLEDO. Se nos hizo de noche y vimos al Hombre del Saco al cruzar el Tajo  y allá por el puente de Alcántara se nos cruzó el Ojo Saltones un judío que no sabe pronunciar las erres y habla de garganta. Tercera autoridad en estas mansardas. Se me vino a las mentes la mera efigie de don Opas que iba pregonando calles arriba hasta entrar en la misma plaza de Zocodover paso a la Inquisición. Me subieron en un asnillo y cabalgando cara atrás cubierto el rostro con una coroza de reos del Santo Oficio, como los penitentes capuchones que van detrás del paso en Viernes Santo. Dos alguaciles infames y mal encarados cutían mis espaldas con golpes de rebenque. Yo maldecía mi suerte y me acordaba de la madre que me parió. Desdichada hora en la hora que nací... ¿Qué mal fice? Preguntaba yo a mis esbirros y ellos en vez de contestar descargaban más fustazos sobre mi cuerpo dolorido. Callate modorro... Quieto ahí tú, mostagán, que yo te vamos a enseñar a comportarte, tente derecho y no retruques. Pues vaya-dije yo- pero qué mal hice y al fin uno de los corchetes leyó sentencia y dijo que iba al palo por pensar por mi cuenta. ¿Es que escribir es un delito?... Sí lo es.

Un chantre muy alto y con cara de sátiro al que yo había visto merodear por los puticlubs de la región e iba a rumanas los sábados noche farfulló un responso en inglés. Ya no cantaban en latín sino inglés, la nueva lingua franca de los nuevos inquisidores. No se dirigían a la Virgen tiernas plegarias. En lugar de eso invocaban a la Democracia y el nombre de Jesucristo había desaparecido de los anales para dar paso al dios del Consenso.  El Ojos Satones fuera de sí lo alzaba triunfal y gritos talmúdicos. Los obispos y hasta el Papa proclamaron que de allí en adelante sólo había que creer en el Holocausto,  como única verdad, aserto e incontrovertible. Todo lo demás eran leyendas, mitos, consejas evangélicas de las que cuentan las viejas al amor del fuego.

 La cosa me parecía increíble pues se me hacía duro pensar que con tanta fuerza hubiera calado en el corazón de las gentes la más recia y horrible de la apostasía pero reparé en el hecho de que estaba en la provincia del Bolo, la tierra de los grandes tornadizos y conversos. Habían vuelto los rabinos y estos llamaron a los ulemas y en los burdeles los malandrines y los macarras ponían a sus coimas mirando para Toledo, la Jerusalén del Oeste, la nueva Meca de los pactos y los consensos.

 En la resurrección no creía ninguno de aquellos saduceos y, como no había vida eterna, los directores espirituales aconsejaban a sus confesadas y a sus pupilos que lo único que importa es lo de acá abajo. Ríe, canta, fornica, come y bebe, caga, mea, regüelda, tirate un pedo. Que se olvidaran de que eran polvo y de las palabras del cura los MIÉRCOLES de CENIZA. Había que hacer más caso al jueves de Comadres y vivir como si fuese todo el tiempo martes lardero. El lunes Corvillo para después. Toda nuestra vida es carnaval, chaval. Y dános y danos. A ti sí que te voy yo a dar. Lo importante es lo de acá abajo.

 De lo que haya allí nada sabemos. Ninguna ha bajado del cielo a decírnoslo. Tampoco subieron los que andan en los presidios de Pedro Botero Lo cual que lo mejor cuadra es la regla de los babilonios comamos y bebamos que mañana moriremos. Muy dogmáticamente por supuesto. La muerte es el gran rodillo democrático les recordaba yo a mis verdugos aquel jueves de comadres durante mi pesadilla. La víspera había sido miércoles de ceniza, la antevíspera MARTES LARDERO que sigue al LUNES CORVILLO. Popping Eyes no dejaba de mirarme. Una pena que tuviera las manos atadas y no pudiera agarrar un morrillo y esputárselo en la calva a aquel infame el que consumó la gran felonía el que cerró las puertas de las catedrales y devolvió la llave a los nuevos invasores para que instaurasen allí sus lugares de rezo mayormente mezquitas y sinagogas cuando no logias donde organizar sus tenidas y conventículos. Traté de beberme mis furias mientras cabalgaba en aquel burro prieto que trotaba por la cuesta entre las miradas airadas de la chusma que decían cosas muy feas.

 Acerté a ver entre las turbas a una señora que dicen la presidenta, ella se dice a sí misma Omnipresencia porque está en todos los saraos y conmemoraciones chupando cámara que tú no veas. Muy finolis y repeinada pero con una lengua como un carretero. Muevan ustedes el cul hijos de la gran puta. Tenía mucho cabreo porque quiso ser reina y no lo es hasta la fecha. Era una mujer muy deslenguada pero bien calzada de coturnos y vestida a la última porque encarga sus atuendos a Paris y es toda ella una marca pero Dios mío qué lengua tenía la señora. Ella me puso de bastardo y mother fucker para arriba.

 No salía de mi asombro pero un cirineo que se ofreció para aliviar mis suplicios y me tenía al burro del ramal, un alma de dios, un buen samaritano me dijo no se asuste su señoría ahora todas las hijas de familia hablan así hoy, maxime las que otrora fueron chicas de derecha. Y mira que fueron educadas con monjas y toda la pesca pero sacaron los pies de las alforjas y juran beben y fornican peor que zapateros. Para mi desesperanza la presidenta era la que con más vigor decía crucificadle, crucifícale. Lo que exaltó a la multitud y llovieron sobre mi rostro toda suerte de injurias, un par de cantazos y algún que otro gargajo... Échale pan que mañana pía.

Y no se lo tenga en cuenta vuestra merced... abba pater, perdonalos pues no saben lo que hacen, dijo mi cirineo que también subía el hombre compungido por las pinas y estrechas callejas de la ciudad de Carlos Quinto pero en  la fachada del alcázar ya no había águila bicefala. Se la cortaron los anti sistema al grito de fascista, nazi, comemierda. En san Juan de los Reyes arrancaron las cadenas de las Navas de Tolosa y se las devolvieron al rey de Marruecos echando por tierra el lábaro y enseña de la unidad de los REYES CATÓLICOS, el tanto monta monta tanto Isabel como Fernando, nuestro emblema de la unidad nacional.

 La saña deletérea y la clastomanía irreductible de los tornadizos y pedisécuos de Ojos Saltones encontraron su paroxismo en el furor con que echaron debajo de los frontispicios de tan histórico lugar el yugo y las flechas. Se dijo de ahora en adelante ni yugos ni flechas ni leches porque no sé pa qué queremos los españoles el yugo de la labor si aquí nadie pega golpe ni flechas  del poderío pues andamos nostálgicos e indefensos. Café para todos.

 Se desuncieron las Españas, alguien cortó la correa de los gavilones que la amarraban al yugo de la unidad, en una amalgama de taifas, autonomías golfas y trinconas donde toda corrupción y prevaricación tuvo asiento, y de cantones y la patria es ya indefensa y sin ejército hasta tal punto que ésta se convirtió en una casa del tócame roque con sucesos tan lamentables como el de los paracaidistas ingleses de maniobras que entraban borrachos en una taberna de Cádiz  o en Lanzarote y se liaban a golpes con los pobres españolitos. Los soldados de Su Graciosa Majestad apaleaban a los jueces y sodomizaban impunemente a los números de la Benemerita que iban a deternerlos sin que el gobierno de Madrid osara protestar porque los del FO eran los amos y aquí ya todos hablamos inglés, tomamos el té de las cinco y entonamos el dios salve a la reina, al menos es lo que señalan los poderes fácticos y toda esa tomiza de anglocabrones americanoides desnaturalizados que han renunciado a su historia y a su lengua como el Big Popping Eyes (Ojos Saltones). Átame esa mosca por el rabo. ¿Quien pone el cascabel al gato? Moratinos estaba demasiado ocupado con meter al turco en Europa. Hacía lo que le dijeran siempre los judíos y sus amos de Washington en este país: el contubernio con el sarraceno. Escupían contra la cruz y eso les hacía sentirse fuertes. Ojos Saltones, defensor del aborto, era de comunión diaria pero dicen que se guardaba las hostias en la bocamanga y luego las echaba a un caldero de agua hirviendo y las profanaba. La actualidad se asemejaba a una gran tenida de masones. Cundía la blasfemia y el desencanto. También don Opas era de la raza maldita y tenía el mismo mirar de los ojos salones.

 Sin flechas del poderío nos convertimos en la risa de las naciones, campo de Agramante de la emigración. Llegaban en manada a nuestras costas y los españoles de bien tenían que agachar la cabeza, besar el látigo, adorar al dios del Consenso. Paciencia y resignación. Somos extranjeros en nuestro propio país. Tendremos que emigrar de nuestra patria otra vez los curritos.

 La avilantez de los gobernantes como el execrable embono de los Ojos Saltones que por lo visto era un socialista de padre falangista, un cacique para más señas, de apellido infame. San Homobono era el patrón de los sastres y él era un alfayate, un malabarista de la política que no daba puntada sin hilo. Nada por aquí, nada por allá. Su padre fue gobernador civil y juró los Principios del Movimiento, y tuvo un tío alcalde pero donde dije digo, digo Diego, chiquitos, y esa sí que es gorda. ¿Adonde vamos? Al desastre, según parece pero dicen que sarna con gusto no pica.

 En la plaza de Zocodover estaba preparado el tabladillo o picota donde harían con mis pobres huesos lo que corresponde. Había un poste rodeado de retama,  el balago de arder a punto y yo dando voces y llamando a mi pobre madre en aquel trance, estaba la yesca preparada. Trajeron a un cura de los de Bergoglio para que me sacramentaron y yo si no estuviera maneado y las muñecas esposados lo hubiera tirado tal puñada que volaría hasta el río Tajo desde el cadalso... vade retro satanás, no quiero bendiciones de un Judas. Iban a quemar a un cristiano recalcitrante de herejía democrática pero aunque me maten o daré nunca mi brazo a torcer y había que decirle al Ojos Saltones a sus jodíos morros que no era más que un jodío bolo.

 Las gentes que se habían vuelto morbosas e insensibles a los males de su vecino, de tanta tele basura como se había comido sus ojos y roído su alma por culpa de las quintanillas y anarosas quintanas, marilós, las reinas de las mañanas y las princesas del pueblo y de ver a todas las horas al presentador de la cabeza grande y los pies planos en soporíferos programas que duraban doce horas, mientras los torticeros manijeros zurcían mentiras a todas horas y no paraban de hablar de la crisis, predicando al pueblo como si fueran ovejas modorras, metiéndoles el miedo en el cuerpo, contemplaban con deleite el espectáculo y se decían unos a otros éste va a arder bien.

 El rabino de la Sinagoga del Tránsito Un sacristán  del mismo templo trajo eslabón y pedernal e hizo fuego y aplicando tea y prendió la lumbre. A redoble de tambor, un pregonero proclamaba:

-Cristianos a enforzar.

-Hijoputa…Hijoputa. Eres un pregonao

Doña Esperanza para mi desespero se encontraba en el cupo de los que contra mi hicieron causa y allí estaba entre el populacho desgañitándose contra mi persona. Tampoco faltaba la Bibliotecaria de Logroño, una tal doña Planchas Planchitas y con el nombre de Carmina bautizada mas luego hizo renuncio y recobró el de Sara, su primigenio. Ella también se metió con mi alcurnia. Aunque cambió de credo, esa señora como escritora será siempre mala. Entró en contubernios con don Arbolí, otra moneda falsa.

No me quedaba más remedio que admitir la culpa por la que se me condenaba y aceptar mi condición de caganidos. Yo no era más que un “pregonao”.

 En un relámpago ardió todo mi cuerpo. Gracias a Dios pues grande era mi fe no flaquee en el tormento porque siendo de la raza ibérica y mi padre aragonés sentí pena de la multitud dirigida por aquel Anás de los ojos protuberantes sudoroso y vaporoso, tercera autoridad del Estado, que no pronuncia las erres con las sietes señas del hijoputa metido a politiquero siendo su distintivo principal la barba en parroquias y los muy sudorosos sobaquillos que canta todo su cuerpo que no hay quien se le acerque cuando se sienta en su estrado presidencial en el congreso. Arrimaron fuego pero en lugar de llorar me dieron ganas de reír y contumaz igual que don Rodrigo me puse para mi último trance en el pináculo del cachondeo. Pude desligarme de las esposas que me maniataban y, libre de manos, llevándomelas a los genitales exclamé:

Me la chupáis todos vosotros. Vosotros me la chupais en cuadrilla y al de por junto, aunque muera mártir. El que se sienta en el tribunal no es más que un judío bolo y se lo digo a sus jodidos morros

 Y, haciendo las señas del macho cabrío expiré, mártir de la causa y fui al cielo, aqui me tenéis, pronto me hará un carpintero de la parroquia mi hornacina. Estoy seguro de que mi nombre enseguida ingresó en la nómina de los santos y mi alma voló derechita al cielo después de haber dado testimonio de Cristo y amado a mi patria desde aquella hoguera de la plaza de Zocodover gobernada por aquel sanedrín toledano encabezado por un felón de los Ojos Saltones como gran sacerdote. Subí a la gloria chutándomela con todos mis enemigos sobre la planta de mis pies. Había ollado la cabeza del dragón en Zocodover. Fue de esta manera gloriosa y terne en mis convicciones como hice la jera precisamente el día que comenzaba la Cuaresma y las ciudades celebraban el entierro de la sardina

 

 

 

 

centenario de FERNANDO FERNÁN GOMEZ. EN SU VELORIO DOS ARTISTAS SE MARACARON UN TANGO. PERO MURIÓ UN 20N COMO FRANCO. FUE EL ACTOR PRIMA DONNA DEL FRANQUISMO MIRESE POR DONDE SE MIRE

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    EL ROJO Y EL NEGRO DE FERNÁN GOMEZ

 

Antonio Parra    

 

Pasado san Felix, fecha fatídica de veinte/enes, nostalgia en la memoria, magosto de castañas, se vienen abajo las hojas del pejugal, tiempo de silencio. Quietos. Paciencia y barajar. Jugábamos a las prendas, las noches se hacían largas. Había filandón en el pueblo, pasadas las Ánimas. Echábamos comedias. Don Juan Tenorio no podía faltar. ¿No es verdad, ángel de amor? Empezaba a hacer frío y a la amanecida, las primeras escarchas. Habrá que abrigarse, chiquitos. Arriba animas. Misas de difuntos y a la atardecida rezando el rosario por todas nuestras obligaciones. Padre Nuestro que estas en los cielos…. Tati quietu. Venga ya. Éramos felices a nuestra manera aquellos noviembres del ayer, pero hoy todo se vuelve hiel y política.

 Pobre Fernando acabas de bajar el telón a toda una época. Mi época. Pero ha tenido un entierro muy original de esos que hacen ciclo. Un tango que bailaron dos actores en El Español, su teatro de toda la vida, ante su caja de madera de pino. Quizás para conjurar el miedo escénico que todos tenemos ante La Que No Perdona A Nadie. Pero ¿será mejor el ritmo de Caminito Que el Tiempo Ha Borrado que la Tremenda Secuencia del Dies Irae? La verdad es que yo preferiría un buen responso a ser posible cantado por tres popes que un tango pero “de gustibus non disputandum est”. Bien por Fernando.

 Y en Inglaterra donde también viví el mes de difuntos se celebraba con paradas, catafalcos, cambios de la guardia, el last call (última llamada) y amapolas en el ojal. Popy day. Lo traemos por nuestros muertos me decían mis amigos y los muertos no tienen bando cayeron en la defensa de la patria; muertos están y muertos son.  No hay distingos. Las amapolas suelen florecer por mayo junio pero es por noviembre cuando se adornan los isleños con la amapola de luto y sangre. También la amapola, pariente de la adormidera, es una flor ácrata. Un himno. Una canción protesta en pleno campo donde hace buenas migas con la cizaña y con el ballico.

 Mes de difuntos y los cielos encapotados se ponen de tristeza recordatoria con nubes panza de burro. Como me marcó esta experiencia inglesa (allí me dieron lecciones de patriotismos) el día de san Feliz acostumbro a lucir en mi solapa las cinco flechas de mi haz. Por los muertos que me mataron y gozan en mi vivencia de buena salud. Están con el Padre como vulgarmente se dice por decir algo y ahí están junto con los que murieron de enfermedad o de puro aburrimiento. Oiga no me los miente por favor. Que un 20N se fueron José Antonio, Francisco Franco y el almirante Carrero. Durruti y Guido Fawkes ese mismo día –oh casualidad- quiso volar el parlamento de Westminster. Y por poco se nos muere ese día Fernán Gómez que entregó su alma a dios el día de Santa Cecilia, un poco más tarde. y tuvo un musical y escénico entierro cubierto su ataúd con el rojo y negro de los anarquistas. A mí Fernando nunca me pareció, puñetas, un tío de la FAI. Mas bien un inconformista pequeño burgués pero respetemos últimas voluntades. De guaje me zampé todas sus películas de blanco y negro y una de las más que más me gustó y fue tronada fue la de Bala Rasa en que el actor hacía de legionario y le quedaba el caqui que ni pintiparado pero !que cosas! Lo mismo que el uniforme de marino en Botón de ancla. Fernando era un actor multifacético. El hombre de las mil caras. Perfeccionista y que no aguantaba a los cretinos. En el Gijón si te descuidabas podía llamarte hijo de puta para luego después convidarte a una caña. Él era ansí de español y de entrañable.

 Respétense la decisión de los muertos. Tras de tiempos llegan tiempos y uno no pierde comba en esto de las sorpresas que nos dan las personas. Pues yo creía… pues yo pensé  que. Pues sí. ¿No fue uno de los hombres más significados del cine franquista? Crecimos prácticamente y viendo sus películas nos pusieron de pantalón largo. Las solían poner en el Montija de Cuatro Caminos. La entrada valía 3.50 Ptas. No llegaba a un céntimo de euro. Era una sala de aquellas en las que entraban dos y salían cinco, según se solía decir.

- ¿Qué echan?

- Una de indios. No una de Fernando Fernán Gómez, mejor dicho

.-Pues vamos pa aya.

 No alcancé la gran época suya del Café Gijón. Fernando se había marchado a vivir a la sierra y no frecuentaba la barra del famoso tupís de Recoletos y se había encerrado a escribir pues Fernando era heterogéneo y variado y debía de ser por lo de las bicicletas son para el verano. Tal vez sí era un polifacético.  Su biografía es el retrato antropológico de un tiempo, el de mi generación, son sus aspiraciones y sus luchas, sus alegrías y sus miedos. Larguirucho, rubicundo, un poco espatarrado de la voz rajada y la dicción perfecta. Lemos y Marín le superaban representando a los clásicos pero Fernando sin duda fue el mejor de todos los de aquella farándula. El teatro nunca lo tuvo más a huevo ni mejor. Balarrasa me impresionó. Y varias veces en el cine se puso la sotana de cura para hacer de coadjutor de una parroquia de Vallecas que también le quedaba a las cien maravillas lo mismo que la de misionero con salajó En la mies es mucha. Después de verla se llenaron los seminarios y queríamos imitar a FFG que hacía de Padre Damián. Por él nos entró la vocación de misacantanos pero una de las cintas suyas que más me hizo reír fue La venganza de don Mendo que acaba con aquellas temibles frases que puso a su protagonista- todo me lo podéis quitar les dijo a sus esbirros menos el miedo en Paracuellos- Muñoz Seca: “aquí muere un león cansado de hacer el oso”. Buen final para una comedia. Que  la vida es una tragedia o una comedia según se mire. O un tango que él lo supo bailar. Los leones mueren cansados de hacer el oso. Acta est fabula. Y el gran actor hace mutis por el foro. Se nos va para siempre envuelto en una bandera de los de la FAI. Sus ideas políticas o su condición de niño abandonado por su padre al que no conoció hasta los treinta años –todos somos un poco hijos del aire, fornecinos e hijos de puta- no me interesa. Tampoco su fama de malas pulgas. Como actor, un genio.

 Era buena gente y los anarquistas son buena gente. Si bien se mira el rojo y el negro son nuestros colores. Eran también los de mi equipo favorito la Gimnástica Segoviana y creo que también los del vermú Cinzano. Color de la amapola color del ajenjo. Popys days. A Mr. White mi profesor de anglosajón que era un inglés grande y buena persona del Yorkshire  y se parecía algo a Fernando Fernán Gómez, la amapola en el ojal no se le caía en todo el mes de noviembre.

¿Por qué se sorprenden algunos que ese día de ánimas nos pongamos algunos la camisa azul la corbata negra y el yugo y las flechas? Por favor amigos, menos cinismo. Muertos están los muertos que vos matáis. Rojo y gualda, rojo y negro, verde gris, verdegay... Todo eso tiene que ver con la luz y la materia. Somos colores y dolores pero aquella época nos gustaba porque no había tantos matices. Y la vida se desarrollaba en blanco y negro. Le rouge et le noir. Madam Bovary. Balzac. Nuestra adolescencia se parecía un poco a la de Fernán Gómez. Sus películas nos pusieron de pantalón largo. Las respuestas al dorso. Pero las claves del enigma se encierran en la corola de la amapola... lindísima amapola. Y esos distintivos tienen que ver con lo que protege a las actividades reproductoras. El rojo y el negro no es color de muerte sino de vida.

El rojo sobre todo es el emblema de la vida y de la resurrección. Será así si así os parece. A Fernando lo vi una vez en carne mortal. Era una tarde de verano en la calle Presidente Carmona. Rodaban una película. La enorme pantalla de los focos y los cuarenta grados que caían a plomo en la tarde de agosto hacía que tanto a los figurantes como al pueblo allí congregado para ver la toma de la escena que dirigía un  hombre subido a una silla elevada como la de los árbitros en el tenis (creo que era Juan de Orduña) y a Fernando gruesos goterones le rodaban por la cara surcando el badurne del maquillaje y le decía no sé qué a una monja muy guapa de ojos ojizarcos cuando el director gritó corten y todos se fueron a una terraza la del Circulo de Bellas Artes a tomar una caña y Fernando con sus arreos monacales encendió un pitillo y se tomó en un decir Jesús tres gin and tonics brindando en la compañía de una rubia que creo que se llamaba Analía Gadé.

 Nunca se vio en Madrid mujer tan guapa. Fernando era alto, pelirrojo con pecas, feo desgarbado el pie valgo, pero varonil y tenía una cabeza enorme cono Búfalo Bill. Yo era entonces muy pobre y me quedé con ganas de entrar en aquel bar a tomarme un piscolabis pero no me llegaba el presupuesto, me quedé con las ganas. No obstante, pensé que algún día vendrá en que yo pueda pasar adentro con los señores. Y ese día llegó como todo en la vida. Fui comensal del Café Gijón adonde no iba Fernando  ya pero una hija suya, Elena, que era son pere cracheé, su vera efigie, no paraba de hablar su gesto como él,  la plena representación de su papa aunque más pelirroja aún y con el gesto dulce y las manos grandes de su madre María Dolores Pradera, se dejaba caer y hablaba con nosotros los de la tertulia del rincón del cerillero.

Fernando le recuerdo con aquel enorme vozarrón tan matizado. Era el actor que mejor vocalizaba de los que se subieron al carro de Tespis. Cuando envejeció y se dejó la barba era una versión  adaptada entre Bernard Shaw y Tolstoi a la española. Así y todo, no te podías mucho fiar. Ya que tenía esa cualidad de los genios de transformarse en su personaje por lo que siempre parecía un ser distinto en cada papel. Un hombre bueno y afable aunque dicen que con malas pulgas. Ahí yo creo que también sobreactuaba. Además Madrid se ha llenado de modorros y de flatosos.

Ya no merece la pena ser bohemio. Hemos entregado la ficha al cerillero que también se ha muerto. Supo vivir la vida. Siempre se le vio con una escolta de las mujeres más hermosas del país. Acompaño en el sentimiento a su viuda Emma Cohen y al decirle adiós hoy en la Almudena pienso que la manida frase de qué solos nos deja ya no es un tópico. Fernan Gómez era un monstruo de la escena  hispánica como sir Lawrence Olivier o Sir John Giegauld lo fueron en su día de la británica.

 Como persona era muy elegante. Luctuosos veinte/enes puñéteros. Le rouge et le noir. La divisa falangista y anarquista cubriendo su cenotafio. Pero que no trivialicen la fecha por favor algunos con sus excrecencias mentales y sus paridas y nos cuenten que la fecha les recuerda cuando llevaban camisa azul – esa hay que ponérsela siempre, cabrones- o a un noviete suyo que lo celebró con champán. ¡Qué frivolidad!

Yo tengo bien presente aquella madrugada en que sonó el telefono de mi piso de Londres y desde Madrid una voz la de redactor jefe Paco Martos me comunicó la noticia con simplemente un adverbio.

-Ya

En aquel ya había un adelanto de lo mucho que iba a cambiar nuestra vida. Y desde la cruz a la fecha tanta impostura tanto enredo. Los banqueros iban a ponerse las votas. Estaban aguardando a que el viejo doblara para hacerse más ricos. Autonomías. Constituciones. Tarancones y aquí el que se lleva al agua es el señor Botín que dice amarremos las cuentas que lo demás son cuentos. La eta, los pucholes, los tirantines y tirantones, Beti la fea, Pilar la ceñuda, Tere la Perchelera, anacondas y anarosas. Todo eso  se nos robó. La memoria. Un tiempo. Pero nunca el derecho a soñar en un mundo mejor y más justo. Para los que vinieron todo es el blaba del mentidero y de la cárcel de Monipodio, el país entero hecho una corrala y a mí que no me vengan con cuentos. Para ellos lo importante es hacer montón. Ya. Fernando, turiferarios aparte, ha querido morir y ser adornado con el capote de la FAI y de la Falange en su último lance definitivo. Las dos efes enfrentadas pero a lo mejor no tan distantes. Efes. Y efes. Era un hombre de izquierdas que parecía muy de derechas y fue por la vida en plan señor gritando a los gilipollas con la voz cascadas a los impertinentes e intolerantes.. Congruente consigo mismo. Acta est fabula. Abajo el telón. Se acabó el baile.  Ha terminado la función

23/11/2007                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

CATECISMO EN PIEDRA LAS COSAS QUE SE ME OCURREN MIRANDO UN BESTIARIO

 EL AÑO DEL SAPO. (contemplo un capitel románico)

 

Antonio Parra

Letraherido y aterrado por la sonrisa del batracio (un sapo que me persigue que tiene la voz gorda y los pies planos cara de chino y tez de gitano) he acudido a la didascalia del arte románico para ponerme a cobro del enemigo y extasiarme en los pórticos de la gloria y en los capiteles historiados, ménsulas y girolas de las iglesias de mi país, vidas de Cristo, sus milagros, y también gárgolas con las fauces abiertas donde el dragón que acecha estos días está muy significado. Me he sentado sobre el respaldo de las misericordias donde el mundo animal y vegetal está explicitado, para alivio de mis cansadas posaderas, harto estoy de especular. Las virtudes y los vicios, el ángel y la bestia, se dan la mano en esos poderosos frisos estatuarios que son sermones en piedra. Parenética triunfal del arte mudo del siglo XII.

El maestro Mateo era un teólogo itinerante que explicaba con el buril y la gubia los evangeliarios a un pueblo que no sabía leer. Penetremos por ejemplo en el jardín litúrgico de San Vicente el diacono una ermita de mi pueblo solitaria donde le doy al mando del casete y empiezan a sonar la himnodia de una grabación de una misa ortodoxa y es como si las flores de piedra volvieran a echar hojas vegetales. El rito mozárabe se parecía mucho más gracias a su exuberancia y maravillosa himnodia al griego que al romano.

 Pocos templos muzárabes quedan más debajo de la sierra la única rara avis la de Melque en Toledo. Fueron destruidas por la morisma almohade que no se comportó en su afán iconoclasta de una forma tolerante al revés que los cristianos que transformamos en aras católicas y consagramos las viejas mezquitas – ahora quieren recuperar la de Córdoba en gesto aparentemente amistoso pero yo veo en esa reclamación un deseo de revancha poco acorde con el dialogo de civilizaciones y sus predicados- y ésta de Segovia fue erigida por bautizados que vinieron desde Jaén en los términos de una antigua tebaida huyendo de la persecución de los califas. Me esparzo por estas soledades y campos fuentesoteros que pisé de niño.

 Ahí está el Tetramofros por ejemplo efigies de león águila hombre buey los cuatro elementos o los cuatro puntos cardinales o si se quiere las cuatro vías de la ascesis mítica (purificativa, ilativa, amativa, unitiva) y los cuatro brazos de la virtud para la unión con Dios: tribulación, abnegación, humildad y presencia de Xto. en la historia. Me anego en el coloquio fantasmal de estas tallas tan elocuentes dentro de su mutismo. Es año nuevo y habrá que cambiar de vida volver a la virtud ahorcar los vicios. Aquí se encuentran las esencias las presencias y potencias del karma iluminativo. Conviene tener muy presente estas consideraciones porque el mundo anda hoy un poco a la decrépita. Las estatuas del pórtico de la gloria de mi pueblo me hablan en paremias. Todo son símbolos y aforismos bajo el arco abovedado irguiéndose en pico de mitra. Veo los arcángeles turiferarios con las alas papeloneadas. Los escribas redactan sus anales.

 Hay una mártir seguramente Sta. Catalina que aparece con los senos expuestos y otro bienaventurado que camina portando la cabeza en las manos. Estas semblanzas son como analectas o fragmentos literarios que los monjes estudiaron antes de Completas o antes del gran silencio cuando en los monasterios cistercienses –el edificio es lo que queda de un viejo monasterio de bernardos se prohibía articular palabra, quede callado el hombre y hable Dios al alma- para aprender la ciencia de las artes liberales y de la botánica con sus propiedades terapéuticas. Así por ejemplo Atermidoro recomendaba precaverse contra la lenteja granulada y oscura y raíz de todos los males. El serpol o tomillo se utilizaba contra las mordeduras de serpiente y el ajo era escudo contra los maleficios. El hinojo estimula la sangre.

 La lechuga es recomendada por los padres de la Iglesia para guardar la castidad. El llantén vale para el dolor de cabeza y el lirio que se mantiene  fresco o se pone mustio en el momento que lo toca una mujer es bueno para conocer si es moza o no una doncella. Los tímpanos de la catedral de Chartres son todo un tratado de botánica. Allí la hiedra, la vid, el rosal, el laurel, el roble o el acanto son utilizados para expresar conceptos de la filosofía hermética. Cada planta tiene un poder curativo o se corresponde con una virtud cristiana. Así el helecho con la humildad. La venenosa mandrágora con el hombre. La calabaza con el orgullo y la fecundidad. El sicómoro se identifica con la incredulidad del pueblo elegido.

 El cardillo y la ortiga con la vanidad y la fuerza respectivamente. El escaramujo o heleboro plasma la envidia. Debe de ser por eso por lo que este seto florece tanto en forma de falsa zarza por tantos rincones de los campos de España.

 El liquen es la soledad y la escarola el ayuno. La reseda o retama la inocencia y la rosa triunfal el martirio. La artemisa era utilizada en toda la edad media contra el baile de San Vito y la pasionaria morada anticipa el dolor y la enfermedad llevados con paciencia. La valeriana llamada hierba de San Jorge se utiliza contra las enfermedades nerviosas y el escaramago planta crucífera y humilde que encontramos por ejemplo al borde de los caminos simboliza en la emblemática litúrgica la mansedumbre del que por amor a Dios se deja pisotear. Las fuerzas de Belial son ingentes y contumaces como demuestra este paseo por cada una de las categorías estancas del bestiario pero el mérito de la Pasión del Redentor las vence al haber pagado por nuestro rescate con su muerte. Tengamos esperanza. E inclinemos la cabeza bajo el yugo. Cúmplase tu voluntad que ducunt volentem fata, nolentem trahunt decía Virgilio de Mantua (al que se resigna los hados lo conducen pero al que se rebela lo arrastran). ¿Adónde? ¿Al cadalso como al pobre Sadam Husein Alá lo haya perdonado?  La Bestia hace fotos por el móvil y nos hace señas para que nos vayamos preparando pues su obsesión es la muerte la venganza y el asesinato, quiere pasarnos la pluma por el pico. Mal comienzo para el año del batracio. Los mártires mueren en el patíbulo y los tiranos en la cama tan ricamente lo acaba de decir un hombre de Dios como es el patriarca Alexei de Moscú al que yo escucho todas las homilías. Pero un día Dios hará justicia y Cristo Salvator dará paso al Christus Iudex que vendrá a juzgar a buenos y malos y los pesará en la stetera (romana) del valiente Miguel. A un capitel románico hay que analizarlo despacio porque en la piedra se hallan escritos el futuro y el pasado.

 Observo sin embargo –y esa es acaso la primordial enseñanza de los frescos que contemplo- dentro del absurdo de la veleidosa fortuna y del dictamen del capricho del azar una cierta congruencia o la ley del encadenamiento universal de la materia. Es la “exporosis” de Heraclio. Ese continuo fluir. Año del sapo. Ya cantan las ranas de enero o las oigo al menos cantar es imaginación mía al borde de las charcas y de los cilancos. Pronto empezarán los sonoros de los gatos.

 Estamos bajo el coturno y las alas del Psicagogo –el arte románico siempre nos revierte al culto miguelino que en Oriente es san Jorge sometiendo a la bestia con su espada- y aunque la lucha será larga no hay que dudar de quien será el trofeo al final. De las fuerzas de la luz que de remate pondrán en fuga con su presencia a las tinieblas de la zozobra que hoy como hace diez siglos se esparcían por el mundo. Aquellos monjes repobladores de la Reconquista tenían muy presente la idea del Hortus conclussus y de los jardines de María. De ahí que gran parte de los monasterios fundados en el medievo se hallen dedicados a la advocación de la Virgen. En ellos se honraba al Cristus musicus y al Cristus structor (albañil) pero hay también un Cristus medicus y otro Cristo que es hortelano.

 Toda nuestra farmacopea arranca de los cilleros monacales. Los frailes del Cister pasaban una parte del día encerrados en oración en la iglesia y la otra en el campo a la recogida de las cosechas y de las plantas oficinales. Por eso sabían tanto. Ora et labora. Seguían la máxima de San Benito pero profesan un amor vaporoso poético a la Madre de Dios que era asimismo Madre de la Sabiduría (Sofía) y que por qué no decirlo guarda reminiscencias ancestrales esta hiperdulía del culto a la vieja Cibeles madre de la tierra y de la fecundidad de los romanos. No quiero adentrarme en el misterioso fenómeno de las Vírgenes negras. Esta madre dulce e intercesora ante el Señor de los desamparados se transforma con concomitancias con el culto miguelino en la Mujer calzada de luna y vestida de sol del Apocalipsis. La que derrotará al mal. Está claro que toda está flora y fauna místicas de los rostros pasmados y algo naif del románico necesita hermeneutas.

 Llevo parte de mi vida contemplando estos retablos y puedo decir con orgullo que soy un iniciado mirando a la mandorla o almendra mística del Pantocrátor. Existe una verdadera cohobación de creencias e interpretaciones que nos llevarían a misterios de orden cabalístico. ¿Por qué a san Columbano, por ejemplo, se le representa con un cardo borriquero? Porque es el patrón de los imbeciles comentan algunos exegetas. Era irlandés dicen los ingleses. La paloma representa a la Virgen María y al Paráclito. Los sátiros, las esfinges, las arpías, la hidra, los pigmeos, las sirenas, los onagros y los centauros de los atrios románicos son la personificación del mal y de la duda. Al diablo lo pintan en figura de mono pero cuando es más peligroso y terrible es cuando el artista se refiere a él en la forma de sapo.

 San Melitón en su bestiario utiliza otros motivos aparte del inmundo batracio: lobo, hiena y cerdo. El cuervo es la providencia y la astucia. Es el ave que volaba al desierto para llevar a san Antón dos panecillos. Algunos alcanzan la edad de cien años La perdiz simboliza la generosidad pues muchas veces empolla los huevos que puso su hermana. Trae la suerte lo mismo que la araña que teme tanto al sol como el maligno teme a la iglesia y realiza gran parte de su labor textil por la noche a boca de oscuridad. El águila es garantía del orgullo y del tesón de la ascensión mística. Es el único animal que puede mirar al sol a los ojos sin cegar.

 La tórtola idea al igual que la cigüeña amor conyugal y fidelidad desde que las tórtolas fueron ofrecidas en Jerusalén cuando María se presentó en el templo. San Epifanio considera al buey como emblema del sacerdocio. El ave fénix que vive de las semillas del fresno es el pájaro de la resurrección al igual que el pelícano eucarístico que se hace sangre a sí mismo para dar de beber y alimentar a sus polluelos. Todas estas faunas quiméricas nos dicen que temamos al dragón y nos guardemos del basilisco. Del unicornio también hay que huir pues es animal crudelísimo pero hace referencia por su color blanco a la castidad.

San Isidoro nos habla de un ave fabulosa por nombre portación que tiene las patas de perdiz la cabeza de conejo y el cuerpo de león. Su funcionalidad ayudar a los maridos engañados. Avisa con su propia muerte cuando sabe que su amo ha sido engañado por la esposa. Y por esto mismo y dada la habitualidad de los cuernos nos dice el santo que nada de particular tiene que se haya extinguido. El hipocampo o caballo de mar tiene que ver con las gemonías o cloacas del alma. Su mirada es inteligente y llora con voz humana al igual que el pavo real bello de aspecto pero que emite unos sonidos desagradables.

Al cangrejo lo convierten en símbolo de la herejía pues camina hacia atrás al igual que sus parientes el escorpión y el alacrán. El castor es la vera efigie de la circunspección. El lobo de la avaricia. El zorro de la trapacería. El jabalí del furor y el leopardo de la cólera. La hiena cambia de sexo – esa era la creencia- practica la antropofagia y la bisexualidad el tribadismo, lo suyo es la sodomía y lleva plasmada la lujuria en su inmundo hocico pero puede llegar a hablar como el hombre a decir de santa Hildegarda de Bingen. A ver quien da más.

Y para finalizar un consejo o resolución de cabo de año. Por lo que más quieran huyan del sapo. Es muy dañino y peligroso y nos lo quieren entronizar como señor del mundo poniendo la verdad en cuarentena y los libros y las noticias y los libros quizás haya que leerlas por el exergo quiero decir del revés. La víbora y la sierpe nos miran con sus ojos pasmados. Todos sabemos al pueblo que representa. El adepto ocultista guardase bien de posar el pie en los llamazares y escondrijos donde vive este ofidio con boca de pez y ojos casi de ser humano. Cuando se cruza con la mujer engendra un híbrido terrible: la arpía. Sin embargo hay están los catorce santos auxiliadores para nuestra defensa. San Jorge el primero es el de los de a caballo pisotea al diablo y es abogado contra el herpes.

 San Blas siempre a dos velas nos libra del cáncer laringeo. San Erasmo lleva una cabra con las vísceras enrolladas contra los males de estómago. San Pantaleón con las manos clavadas abogado de tísicos. San Vítores la cruz en la mano nos libra de los tics y espasmos. San Cristóbal gigante del Niño Jesús nos lleva por el buen camino y lo invocan taxistas y camioneros. San Dionisio que porta en sus manos la cabeza nos defiende de la posesión diabólica. San Ciriaco contra el mal de los ojos. San Acacio coronado de espinas contra el dolor de cabeza. La cierva de San Eustaquio nos libra del fuego. San Gil tiene por símbolo a un rebeco que ahuyenta el pánico y las pesadillas nocturnas. Santa Margarita que amarra a un dragón protege a las preñadas y les hace parir en hora corta corta. Santa Bárbara con su torre y su copón rematado en una Hostia es remedio contra la muerte repentina. Santa Catalina con su rueda nos ayuda a salir airosos de los exámenes.

 La Iglesia, sabia y que prevalecerá hasta el fin de los siglos, nos invita a visitar esas maravillas de los viejos templos para cargar la batería,  extasiarse en la contemplación sosegada de sus testeros y tímpanos eclesiales, para reunir energías contra las tribulaciones y persecuciones que se avecinan en este año que acordándome no sé por qué de Álvaro Cunqueiro gran aficionado como yo a estas fábulas y bizarrías del ocultismo he querido bautizar como “el año del sapo”. Feliz 2007 para todos los gnósticos. Y los que no lo son