SUMO RECONOCIMIENTO Y GRATITUD AL
CUADRO CLÍNICO DEL DEPARTAMENTO DE CIRUGÍA. RECUPERACIÓN Y
UROLOGÍA DEL HOSPITAL PUERTA DE HIERRO MAJADAHONDA
No tengo palabras y me
falla la voz para expresarles sumo agradecimiento a los doctores,
enfermeras, celadores y cirujanos del Hospital Puerta de Hierro:
cirugía, urgencias, recuperación.
Me asistieron con
profesionalidad, solercia extrema, delicadeza y con un trato
exquisito que no esperaba, porque estos jóvenes nada tienen que ver
con los galenos de los viejos tiempos de mi época.
Puerta de Hierro es un caso
especial y acaso una de las mejores clínicas del mundo.
En lucha contra el dolor,
la enfermedad y la muerte todos parecen llevar grabado a fuego el
Juramento Hipocrático en el corazón.
Su labor es callada, su
entrega, anónima pero estoy por decir que esta nueva generación de
graduados en nuestras facultades de Medicina constituyen lo mejor de la Marca España y es una suerte vivir en un país que cuenta con este sistema
gratuito de salud.
En Norteamérica donde viví
algunos años el tratamiento y la posología con la cual ha sido
combatida mi enfermedad me hubiese costado miles de dólares.
Mientras aquí no pagué un duro. Gracias a ellos curé la anuria
y pude recuperar la potestad mingitoria por recomendación del Doctor
Reina, urólogo eminente.
Después de estar sondado desde el 13 de enero que ingresé en Urgencias.
Recuerdo
solamente algunos nombres; el de la cirujana que me operó el 30 de
mayo; rememoro a la doctora Zapata, a la doctora Prieto, la que me dio de alta, asistida por Nuria, enfermera toledana.
Y
en el departamento de Reanimación a Mylady, a Paloma, auxiliares y a
otra bata blanca (sólo recuerdo su ascendencia jienense) cuyo nombre
no recuerdo que se desvivió por darme ánimo cuando al salir del
quirófano por causa de la anestesia no podía mover las piernas.
“¡Madre mía, me voy a quedar en silla de ruedas”¡ y ella se
reía.
Quiero, asimismo, expresar mi gratitud a la doctora Eugenia Velasco del
Departamento de laringología que me visitaba casi todos los
días aunque no fuese yo paciente de su sección.
Hago
mención de Inma la extremeña que me sondó en urología durante el
ciclo; sólo ella colocaba y sacaba el catéter con suma pericia, sin
mostrar repugnancia a estas miserias humanas.
Pido
perdón si falté a la caridad cuando la practicante no era
Inmaculada y si no pongo en este estadillo los nombres de aquellos y aquellas que me dispensaron tanto amor.
He
comprobado las circunstancias difíciles, la estrechez, la
aglomeración, falta de espacio, y peligro en los departamentos de
Rayos X, TAK, y demás unidades del dolor con que trabajan estas
heroínas y héroes para poner a los pacientes en cura.
Ellas
y ellas son un regalo que ha hecho Dios a los españoles.
Cuanto más,
no me queda otro remedio que decir gracias, muchísimas gracias por
paliar mis miedos y como decía Virgilio; “Labor
omnia vincit et Amori cedamus nos
(el
trabajo y el esfuerzo vencen muchas cosas, entreguémonos en los
brazos del Amor”.
SALUTEM PLURIMAM
Antonio
Parra Galindo
un
paciente de la próstata