Llego a Mérida, suelto el trapo y me dan ganas de decir madre a la par que escancio los versos del comenzar de la Eneida. Arma virumque cano. Roma es un cantar viril, pecho esforzado, una diosa y un anfiteatro donde retumban los monólogos de Plauto. Reminiscencias sincretistas, un paisano va a rezar al edículo de Santa Olalla y lleva una vela. Es un parado. No se puede entender a Cristo sin Roma. Bebamos buen vino de la comarca de los Barros, ofrendemos a la diosa Eulalia y roguemos protección. Extremadura, España entera, sólo pide pan y trabajo
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